-Este asunto de las metas anuales fue una intromisión de los misioneros norteamericanos imbuidos de su propia tradición y cultura. Trazarse metas anuales es atentar contra la guía del Espíritu y los planes de Dios. Podemos proponernos muchas cosas y trabajar tras ellas, sea que los logros vayan más allá de este año, mucho tiempo después o no los veamos nunca cabalmente realizados. Las metas son vanos desafíos. Los propósitos nuestros, esperan en Dios, y su consumación, es todo por Su bondad y gracia.