Originalmente enviado por: Prisci
Hermano Jetonius de antemano gracias por ser mostrarnos su cortesia
sobre este caso.
¿Algun dia se podra despojarse de esta tradicion?
¿quien o quienes lo haran?
¿que se necesita para quitarlos?
Ante todo, como ya he dicho antes en este mismo foro, la tradición (lo que se trae) es algo propio de todas las comunidades humanas. Es el modo de entender o de hacer las cosas que recibimos de nuestros mayores.
No creo que sea bueno eliminar la tradición, en el caso en que fuera posible. Si se lograse, seguramente nuevas tradiciones reemplazarían a las anteriores, porque como dije, están vinculadas a la sociedad humana, religiosa o no.
Lo que sí es posible y necesario es que cada nueva generación examine seria y profundamente la tradición que ha recibido, para conservar lo bueno y extirpar lo que sea malo, incorrecto o simplemente irrelevante.
Una anécdota puede ilustrar lo que digo.
Una pareja judía nacida y criada en América acababa de casarse y a poco de volver de la luna de miel, la esposa le prepara carne al horno a su marido. Éste nota que el tamaño de la fuente es desproporcionadamente pequeño con respecto al trozo de carne que a duras penas contenía. El marido dice:
- La carne está muy sabrosa, pero dime: ¿por qué has empleado una bandeja tan pequeña?
- Ah, querido, es que mi mamá siempre empleaba una así.
- Pero, ¿por qué?
- No sé, le preguntaré a mamá.
Cuando la hija visita a la madre, quien había sido inmigrado con sus padres desde Europa oriental cuando era muy pequeña, le pregunta:
- Dime, mamá, ¿por que usamos fuentes tan pequeñas para la carne al horno?
- ¿Por qué preguntas eso? Siempre lo hicimos así.
- Bueno, pero, ¿por qué?
-Yo lo aprendí de mi mamá.
-Preguntémosle entonces a la abuela.
Madre e hija van a ver a la abuela y le repiten la pregunta. La anciana responde:
- ¡Es que cuando vivíamos en Europa, la carne era escasa y con una fuente de ese tamaño alcanzaba perfectamente!
Retornando al asunto que nos ocupa, ciertos versículos y variantes textuales, basadas en manuscritos de inferior calidad, se introdujeron en las versiones clásicas de la Biblia en lenguas vernáculas basadas en los textos hebreo y griego, como la de Casiodoro de Reina (1569) y la Versión Autorizada (King James) de 1611. Aunque se realizaron revisiones de estas traducciones para modernizar el idioma, por siglos no se revisó de manera acorde su base textual. Las versiones mismas llegaron a ser parte de la tradición protestante, y cualquier intento de corregirlas sobre la base de mejores manuscritos fue (y es hasta hoy) resistido por los tradicionalistas.
Esta historia no es nueva. En el siglo IV, nada menos que San Agustín intentó disuadir a Jerónimo de realizar una nueva traducción de la Biblia al latín, versión que siglos más tarde llegó a ser conocida como la Vulgata (versión común o normativa). Pero en el siglo cuarto la versión normativa era la Antigua Latina del siglo II.
A mí me parece que no se debe cambiar por cambiar, ni aceptar acríticamente toda novedad. Pero los resultados de la crítica textual han dado como resultado versiones más precisas basadas en mejores textos, como, en español, la Biblia de las Américas y la Reina-Valera Textual entre las evangélicas, y la Biblia de Jerusalén y El Libro del Pueblo de Dios entre las católicas.
Como tributo a la tradición, generalmente estas versiones incluyen los versículos o variantes discutibles entre paréntesis o como nota al pie, práctica que me parece razonable.
Creo que como evangélicos que aceptamos como suprema la autoridad de las Escrituras, debemos tratar de tener un texto lo más preciso posible, aunque ello signifique rechazar tradiciones muy arraigadas en nuestras iglesias. Ello en un espíritu de tolerancia y respeto hacia los hermanos que no piensan igual que nosotros.
Como caso específico, añado un estudio sobre las variantes del final del Evangelio de Marcos.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><
LOS FINALES DEL EVANGELIO DE MARCOS
Los manuscritos griegos y de antiguas versiones (traducciones) del Nuevo Testamento presentan
cinco finales diferentes para el Evangelio de Marcos, a saber:
1. Algunos finalizan en el versículo 16:8 y simplemente omiten los vv. 9-20: “Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque les había entrado temblor y espanto; y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.” Así los códices Sinaítico y Vaticano, L*, el manuscrito k de la Antigua Versión Latina, la Siríaca sinaítica,y diversos manuscritos de las versiones antiguas armenia, georgiana y etíope. Eusebio y Jerónimo notaron que la mayoría de los manuscritos griegos que pudieron examinar carecían del final largo. Al parecer, ni Clemente ni Orígenes conocieron tal final. Finalmente, aún algunos de los manuscritos que lo poseen, presentan observaciones o marcas de los escribas indicando que se trata de una adición.
2. Otros añaden el siguiente texto: “Pero [las mujeres] les informaron brevemente a Pedro y a los que estaban con él todo cuanto se les había dicho. Y después de esto Jesús mismo envió por medio de ellos, del oriente al occidente, la sagrada e imperecedera proclamación de la salvación eterna.” Entre ellos solo este versículo en el códice Bobbiensis (k) del siglo IV o V.
3. Aún otros intercalan el versículo arriba citado antes del final largo (16:9-20) en unciales de los siglos VII al IX (L, Psi, 099, 0112), algunos minúsculos y copias de versiones antiguas.
4. Muchos manuscritos contienen el final largo que incluye los versículos 9-20, algunos con el agregado del texto recién mencionado). Es el que se halla en el llamado
Textus Receptus, y es atestiguado por los unciales A C D L W Delta Sigma Theta 047, la mayoría de los manuscritos minúsculos y de la Antigua Latina, la Vulgata, la siríaca curetoniana y Peshitta (“vulgata” siríaca), y la versión copta. Además de otros testimonios posteriores, Ireneo e Hipólito lo conocían; al parecer es citado por la
Epistula Apostolorum y Taciano la incluyó en su armonía o
Diatessaron de finales del siglo II.
5. Finalmente, existe una versión ampliada del final “largo” que inmediatamente después del versículo 14 (“..porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado”) añade: “Y ellos se excusaron diciendo «Esta edad de iniquidad e incredulidad está bajo Satán, quien no permite que la verdad y el poder de Dios prevalezcan sobre la impureza de los espíritus. Por tanto, revela ahora tu justicia.» Así le hablaron a Cristo. Y Cristo les respondió, «El término de años del poder de Satán se ha cumplido, pero otras terribles cosas se aproximan. Y por aquellos que han pecado yo fui entregado a la muerte, para que puedan volver a la verdad y no pecar más; para que puedan heredar la gloria espiritual e incorruptible de justicia que está en el cielo.»” Esta adición fue notada por Jerónimo, y es atestiguada por el códice W adquirido en 1906 por Charles L. Freer, que data de la última parte del siglo IV o principios del siguiente.
Desde luego, no todos estos finales tienen el mismo peso. Es extremadamente improbable que Marcos, con su estilo sencillo, haya escrito algo tan altisonante como “la sagrada e imperecedera proclamación de la salvación eterna”, o “la gloria espiritual e incorruptible de justicia” , expresiones que delatan influencias helenistas posteriores. Este hecho, sumado al número y edad de los testimonios, prácticamente exime de mayores consideraciones a los finales listados (2) (3) y (4).
Aunque algunos han sostenido –por ejemplo Lohse, p. 144-145- que el Evangelio finalizaba originalmente en el versículo 8, esto también es poco probable, en parte porque aparece como un final anticlimático, muy poco apropiado para concluir “el evangelio de Jesucristo”(1:1).
Más importante es la evidencia provista por la última cláusula del versículo 8, “porque tenían miedo” (griego
efobounto gar). Metzger nota que “desde un punto de vista estilístico, terminar una frase griega con la palabra gar es extremadamente inusual y rarísimo –sólo se han hallado relativamente pocos ejemplos en toda la vasta gama de obras literarias griegas, y no se ha hallado ningún caso en el cual
gar se encuentre al final de un libro. Más aún, es posible que en el versículo 8 Marcos use el verbo
efobounto para significar «estaban asustadas de...» algo (como lo hace en cuatro de las otras apariciones de este verbo en su Evangelio [ver Marcos 9:32, 11:32, 12:12 y especialmente 11:18, “
efobounto gar auton”, le temían a él - Jetonius]). En tal caso, obviamente se requiere algo para concluir la frase.” (p. 228). En definitiva, estos hechos sugieren que falta algo de lo que Marcos originalmente escribió, y que tal ausencia motivó más tarde la aparición de diferentes conclusiones.
La versión que aparece en nuestras Biblias como los versículos 16:9-20 tampoco parece la original, pese a ser atestiguada por muchos manuscritos. Por empezar, hay una transición muy abrupta entre el v. 8 y el 9; el sujeto del primer versículo (8) son las mujeres, mientras que Jesús es obviamente el sujeto en el segundo (9). Sin embargo, en el texto griego el sujeto está tácito: “Y habiendo resucitado temprano el primer [día] de la semana, se apareció primero a María la Magdalena...” Este hecho no resulta evidente en muchas versiones en español porque los traductores incluyen habitualmente el nombre de Jesús en esta frase; así por ejemplo las versiones evangélicas Reina-Valera 1960 y 1995, la Biblia de las Américas (en cursiva) . la Nueva Versión Internacional y la Versión Popular; entre las católicas, la Nácar Colunga, la Biblia de Jerusalén y El Libro del Pueblo de Dios.
En segundo lugar, en el v. 9 se habla de María Magdalena como si no se la hubiese mencionado antes, cuando ya se habló de ella en el relato marcano de la crucifixión, sepultura y resurrección. El resto de las mujeres desaparece de la escena, aún cuando se les había comisionado para relatar la resurrección en el v. 7. En el mismo versículo el ángel anuncia que verán a Jesús en Galilea, pero las manifestaciones del Resucitado dan la impresión de ocurrir en el área de Jerusalén; al menos, no se menciona Galilea.
El estilo de estos versículos difiere también del lenguaje habitual de Marcos. De las 101 palabras griegas de los versículos 9-20, hay 75 significativas (excluidos conjunciones, artículos y nombres propios), de las cuales 15 no aparecen en el resto del Evangelio y 11 que sí aparecen, se emplean con un sentido diferente. Aún considerando la diferencia del tema, el lenguaje se presenta
prima facie como no propio de Marcos.
Tampoco hay en el resto del segundo Evangelio ningún reproche tan severo como el indicado en el versículo 14. Por otro lado, la promesa de inmunidad ante las serpientes y el veneno no sólo es ajena a Marcos, sino a los otros tres evangelios, y al resto del Nuevo Testamento.
Hay quienes piensan que los versículos 9-20 son un intento de armonizar el relato de Marcos con los de los otros Evangelios canónicos; así por ejemplo Bruce y Linnemann (citado por Kümmel). Por otra parte dicha “conclusión ha sido impugnada, con mucho acierto”(Leon-Dufour), por Joseph Hug, en una tesis doctoral publicada en 1978 y que no he podido consultar. Este análisis literario indicaría que los versículos 9-20 serían un añadido original que debe datarse entre fines del siglo primero o en todo caso antes de mediados del segundo (Metzger, p. 297). El agregado habría tenido como prpósito proveer de instrucciones misioneras a la comunidad cristiana de habla griega con tendencias carismáticas. Desde este punto de vista, Marcos 16:9-20 sería un testimonio muy primitivo proveniente de la Iglesia subapostólica.
En definitiva, considerada toda la evidencia, al parecer el texto auténtico y original de Marcos, tal como este Evangelio se ha conservado, concluye en 16:8. Por tanto, no es prudente basar doctrinas en los versículos 9-20.
Bibliografía
Bruce, Frederick Fyvie:
Answers to questions. The Paternoster Press, 1972 (p. 155).
Kümmel, Werner Georg.
Introduction to the New Testament. Rev. English Ed. Trad. Howard Clark Kee. Nashville: Abingdon Press, 1975 (p. 98-101).
Ladd, George Eldon.
Crítica del Nuevo Testamento: Una perspectiva evangélica. Trad. Moisés Chávez. El Paso: Mundo Hispano, 1990 (p. 56-59).
Leon-Dufour, Xavier.
Los evangelios sinópticos. En Augustin George y Pierre Grelot (Dirs.),
Introducción Crítica al Nuevo Testamento. Trad. J. Cabanes y M. Villanueva. Barcelona: Herder, 1982 (pp. 293-295).
Metzger, Bruce M.
The text of the New Testament: Its transmission, corruption and restoration, 3ª Ed. New York: Oxford University Press, 1992 (p. 226-228, 296-297).
Wessel, Walter W..
Mark. En Frank E. Gaebelein (Gen.Ed.),
The Expositor’s Bible Commentary. Grand Rapids: Zondervan, 1984 (8:791-793).