¡Cristianos sin mezcla!
por Rubén o. Flores
Texto base: Mateo 5:8
INTRODUCCION:
Hace muchos años, cuando se fabricaban utensilios de cerámica y alguno quedaba con defectos, acostumbraban arreglarlos con un poco de cera. Los que estaban sin defectos, los que quedaban perfectos, se los marcaba en el fondo con una inscripción que decía: “SIN CERA”. Hoy acostumbramos llamar “SINCERA” a una persona limpia y sin mezcla. ¿Has visto que la sinceridad es una cualidad que no se está viendo muy a menudo en estos últimos tiempos?.
1) LA BIENAVENTURANZA DEL AUTOEXÁMEN.
( 1 Samuel 16:1-7)
Cuando el profeta Samuel es dirigido por Dios a la casa de Isaí, mira a Eliab, uno de los hijos de Isaí, y dice: “De cierto, delante de Jehová está su ungido.” (v-7) Pero Dios le hace ver al profeta que está equivocado , que él no mira nuestra apariencia sino nuestro corazón.
¿Quién puede decir que su corazón es puro? ¿O quién que está sin pecado? Aún el sacerdote o el ministro más sincero no está exento de sentirse satisfecho porque cree que predicó un buen sermón.
El pastor Juan Bunyan cuenta que cuando alguien se le acercó un día para decirle que había predicado un buen sermón él le contestó: “El diablo ya me lo dijo mientras bajaba del púlpito”.
Esta bienaventuranza nos exige un autoexámen. Quizás sería bueno hacerlo en este momento.
¿Qué actitud guía mis acciones, la voluntad de servir a los demás o el deseo de recibir una retribución?, (sin que sea necesariamente monetaria)
¿Trabajo en la iglesia por amor a Cristo o para mantener mi prestigio delante de los demás?
¿Mi asistencia al culto es por fidelidad a la iglesia, al pastor o al Señor de la iglesia?
¿Mi asistencia es por el deseo de encontrarme con Dios, o simplemente el cumplimiento de una costumbre?
¿Puede el Señor considerarme un cristiano sin mezcla?
La realidad de cada ser humano es que hay muy pocas cosas que aún los mejores de nosotros hacemos por motivaciones completamente puras
2) LA BIENAVENTURANZA DE VER A DIOS.
( Isaías 6:1-13)
Dios se reveló a Isaías, sin embargo, en ese momento Isaías no se sintió bienaventurado. Al tener una visión de la magnificencia, la perfección y la santidad de Dios, se vio a sí mismo tal cual era, con sus errores, pecados, bajezas y debilidades de todo ser humano.
Pero acto seguido Dios quita su culpa y limpia su pecado y permite a este hombre la posibilidad no sólo de volver a empezar una vida nueva sino de ser llamado por Dios para el ministerio de la Palabra. ¡¡¡Así ha hecho Cristo con nosotros, ha quitado nuestra culpa y limpiado nuestro pecado!!!
Uno de los hechos más simples de la vida es que vemos solamente aquello que somos capaces de ver. En una noche clara vemos una cantidad de estrellas en el firmamento porque estamos capacitados para ver sólo eso, pero cuando un astrónomo ve lo mismo está capacitado para decirnos el nombre de cada una de esas estrellas. La persona común puede pasear por el campo y lo único que será capaz de ver será una maraña de hierbas y flores silvestres, pero el botánico sabrá el nombre de cada planta porque sus ojos están capacitados para ver lo que el otro no ve.
Así es el ser humano del cual habla Jesús, una persona capaz de ver lo que otros no ven. Una persona con ojos espirituales capaz de ver lo que el ser humano carnal no alcanza a ver.
Hay personas de mentes sucias que sólo ven la oportunidad para aprovecharse de los demás, pero las hay que en todo ven la oportunidad de servir y aún de sacrificarse por el prójimo. Es de estas personas de las que Jesús habla y afirma que solamente los de limpio corazón verán a Dios.
¿Qué soy capaz de ver en las cosas que me rodean, sólo lo superficial o lo más profundo y espiritual tal como me indica Jesús?
¿Qué soy capaz de ver en los demás, sólo la superficie o la necesidad de su corazón?
¿Qué soy capaz de ver en mí, sólo el pecado que consume mi vida o la gracia de Dios que a través de la sangre de Cristo me limpia y me llama a servirle?
Esta es la posibilidad de todo ser humano que acepta a Cristo, la de empezar de nuevo, la de tener una nueva oportunidad, la de poder ser un cristiano sin mezcla, la de no tener la obligación de "conformarse a este mundo sino transformarse por medio de la renovación de su entendimiento".
¡Atrévete a ser un cristiano sin mezcla, con Jesús puedes hacerlo!
“BIENAVENTURADO EL SER HUMANO CUYAS MOTIVACIONES SON PURAS, PORQUE ALGUN DÍA SERÁ CAPAZ DE VER A DIOS.”
http://www.encuentroconcristo.com.ar/devocionales/cristianos_sin_mezcla.htm
por Rubén o. Flores
Texto base: Mateo 5:8
INTRODUCCION:
Hace muchos años, cuando se fabricaban utensilios de cerámica y alguno quedaba con defectos, acostumbraban arreglarlos con un poco de cera. Los que estaban sin defectos, los que quedaban perfectos, se los marcaba en el fondo con una inscripción que decía: “SIN CERA”. Hoy acostumbramos llamar “SINCERA” a una persona limpia y sin mezcla. ¿Has visto que la sinceridad es una cualidad que no se está viendo muy a menudo en estos últimos tiempos?.
1) LA BIENAVENTURANZA DEL AUTOEXÁMEN.
( 1 Samuel 16:1-7)
Cuando el profeta Samuel es dirigido por Dios a la casa de Isaí, mira a Eliab, uno de los hijos de Isaí, y dice: “De cierto, delante de Jehová está su ungido.” (v-7) Pero Dios le hace ver al profeta que está equivocado , que él no mira nuestra apariencia sino nuestro corazón.
¿Quién puede decir que su corazón es puro? ¿O quién que está sin pecado? Aún el sacerdote o el ministro más sincero no está exento de sentirse satisfecho porque cree que predicó un buen sermón.
El pastor Juan Bunyan cuenta que cuando alguien se le acercó un día para decirle que había predicado un buen sermón él le contestó: “El diablo ya me lo dijo mientras bajaba del púlpito”.
Esta bienaventuranza nos exige un autoexámen. Quizás sería bueno hacerlo en este momento.
¿Qué actitud guía mis acciones, la voluntad de servir a los demás o el deseo de recibir una retribución?, (sin que sea necesariamente monetaria)
¿Trabajo en la iglesia por amor a Cristo o para mantener mi prestigio delante de los demás?
¿Mi asistencia al culto es por fidelidad a la iglesia, al pastor o al Señor de la iglesia?
¿Mi asistencia es por el deseo de encontrarme con Dios, o simplemente el cumplimiento de una costumbre?
¿Puede el Señor considerarme un cristiano sin mezcla?
La realidad de cada ser humano es que hay muy pocas cosas que aún los mejores de nosotros hacemos por motivaciones completamente puras
2) LA BIENAVENTURANZA DE VER A DIOS.
( Isaías 6:1-13)
Dios se reveló a Isaías, sin embargo, en ese momento Isaías no se sintió bienaventurado. Al tener una visión de la magnificencia, la perfección y la santidad de Dios, se vio a sí mismo tal cual era, con sus errores, pecados, bajezas y debilidades de todo ser humano.
Pero acto seguido Dios quita su culpa y limpia su pecado y permite a este hombre la posibilidad no sólo de volver a empezar una vida nueva sino de ser llamado por Dios para el ministerio de la Palabra. ¡¡¡Así ha hecho Cristo con nosotros, ha quitado nuestra culpa y limpiado nuestro pecado!!!
Uno de los hechos más simples de la vida es que vemos solamente aquello que somos capaces de ver. En una noche clara vemos una cantidad de estrellas en el firmamento porque estamos capacitados para ver sólo eso, pero cuando un astrónomo ve lo mismo está capacitado para decirnos el nombre de cada una de esas estrellas. La persona común puede pasear por el campo y lo único que será capaz de ver será una maraña de hierbas y flores silvestres, pero el botánico sabrá el nombre de cada planta porque sus ojos están capacitados para ver lo que el otro no ve.
Así es el ser humano del cual habla Jesús, una persona capaz de ver lo que otros no ven. Una persona con ojos espirituales capaz de ver lo que el ser humano carnal no alcanza a ver.
Hay personas de mentes sucias que sólo ven la oportunidad para aprovecharse de los demás, pero las hay que en todo ven la oportunidad de servir y aún de sacrificarse por el prójimo. Es de estas personas de las que Jesús habla y afirma que solamente los de limpio corazón verán a Dios.
¿Qué soy capaz de ver en las cosas que me rodean, sólo lo superficial o lo más profundo y espiritual tal como me indica Jesús?
¿Qué soy capaz de ver en los demás, sólo la superficie o la necesidad de su corazón?
¿Qué soy capaz de ver en mí, sólo el pecado que consume mi vida o la gracia de Dios que a través de la sangre de Cristo me limpia y me llama a servirle?
Esta es la posibilidad de todo ser humano que acepta a Cristo, la de empezar de nuevo, la de tener una nueva oportunidad, la de poder ser un cristiano sin mezcla, la de no tener la obligación de "conformarse a este mundo sino transformarse por medio de la renovación de su entendimiento".
¡Atrévete a ser un cristiano sin mezcla, con Jesús puedes hacerlo!
“BIENAVENTURADO EL SER HUMANO CUYAS MOTIVACIONES SON PURAS, PORQUE ALGUN DÍA SERÁ CAPAZ DE VER A DIOS.”
http://www.encuentroconcristo.com.ar/devocionales/cristianos_sin_mezcla.htm