CRISTIANISMO SIN CRISTO

Bart

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24 Enero 2001
41.444
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http://www.icp-e.org/hemeroteca/e2001/e011113.htm

CRISTIANISMO SIN CRISTO


Estoy plenamente de acuerdo con el articulo del Sr. Monroy
("Dictadura del miedo", www.icp-e.org/hemeroteca/e011109.htm)
con respecto al miedo al terrorismo en sociedades llamadas cristianas.

No debe sorprendernos el fenómeno porque el problema de ese temor entra en el mismo cajón que otros aspectos de la vida, como marco ético, entorno moral, consumismo, etc. y tienen su raíz en que ese pretendido cristianismo, llámese protestante, romanista, ortodoxo o evangélico, según las áreas del mundo en que están implantados históricamente, componiendo en un elevado porcentaje el cristianismo sociológico de nuestro tiempo. Cristianismo sin fe ni conversión asociado únicamente a tradiciones social-festivo-folklórico-religiosas.

La famosa periodista italiana, Oriana Fallaci, autora de unos polémicos artículos al hilo de los atentados del 11 de Septiembre -en los que planteaba el conflicto de culturas entre su Italia actual y el Islam- en uno ellos, con gran sinceridad nos da una visión del asunto, y escribe:

Nací en un paisaje de iglesias, conventos, cristos, vírgenes y santos... Con todo mi laicismo, con todo mi ateísmo, estoy tan impregnada de la cultura católica que forma parte incluso de mi forma de expresarme. Adiós, gracias a Dios, por Dios, Jesús, Dios mío, Madonna mía, qué Cristo...

...me gusta tanto la música de las campanas... Me encantan también esos cristos y esas vírgenes y esos santos pintados o esculpidos. Incluso tengo la manía de los iconos. Me gustan también los conventos y los monasterios. Me proporcionan un sentido de paz

...el cementerio de mi familia es un cementerio protestante... Y una bisabuela mía era valdense. Una tía abuela, evangélica. Cuando era niña, me llevaba siempre a las funciones de su iglesia en Vía de Benci en Florencia y, Dios mío, cómo me aburría... sólo cantaban salmos, con aquel cura que no era un cura y que sólo leía la Biblia... Nada de ángeles, ni de vírgenes, ni de incienso... Echaba de menos incluso el olor del incienso y me hubiera gustado estar en la vecina basílica de la Santa Cruz donde había todas estas cosas...

A pesar de mi anticlericalismo, me muevo en la capilla como pez en el agua. Y creo que la mayoría de los italianos te confesaría lo mismo.


El problema está ahí, hay una gran mayoría de personas en el llamado mundo cristiano que se mueven en una capilla como un pez en el agua, pero en el fondo de su corazón no creen en Dios, o no creen a Dios, ni para bien, ni para mal.

Así hay muchos pobladores de iglesias y capillas, de domingos o sábados, de misas o cultos, practicantes de ceremonias, actos y saraos de tradición cristiana que, engañándose a si mismos y a las estadísticas, pretenden ser cristianos, pero a los que ese miedo del que habla Monroy, junto con muchas otras evidencias, le gritan su realidad: ¡¡no son nada!! Se lo grita la prueba del algodón que ya Jesús anticipó: por sus frutos los conoceréis.

La diferencia entre éstos y Oriana Fallaci, es que ella ni se engaña a sí misma, ni pretende hacerlo a nadie. Se sabe y confiesa anticlerical y atea, aunque este ateísmo de fe no le impide ser militante y proselitista del cristianismo social y cultural.

Unos y otra comparten de todas formas un cristianismo sin Cristo, ni fe, ni obras, ni teología, en el que se da culto al arte, los edificios, la música, la liturgia, objetos y símbolos, las ceremonias, tradiciones, incluso a la historia, pero de conversión, de fe, de esperanza, y de Cristo, nada de nada.


Pablo Blanco es escritor y estudioso de la Biblia,
reside en Galicia (España).
© P. Blanco, 2001, Madrid

 
Recuperemos este escrito de PabloBlanco, que nos trajo Bart


:leyendo:
 
Re: CRISTIANISMO SIN CRISTO

Presento excusas porque no sé quién pueda ser el señor Monroy ni conozco a D. Pablo Blanco, pero conozco el artículo de Oriana Fallaci publicado en el Corriere della Sera en Septiembre de 2001 y reproducido traducido por el diario El Mundo, de España, el 2 de Octubre de 2001.

Y aquí se han traído unos párrafos fuera de su contexto, yo no digo que con mala fe :D , por supuesto que no, pero que claro, al ser leídos así, pues pueden ser interpretados de otra manera.

En fin, que aquí dejo el texto completo que pueden comprobar en el diario El Mundo (que lo publicó en español)


La serie de artículos se titula LA RABIA Y EL ORGULLO, y ese artículo en concreto se titula "MI PATRIA, MI ITALIA" (Nada más que eso) ;)


Aquí la autora solamente habla de SU ITALIA, y alguien ha tomado frases sueltas para aplicarlas a lo que más le interesa. Sin comentarios.




... Dos: Estados Unidos es un país bastante joven. Piense que la Guerra de la Independencia tuvo lugar a finales del 1700, se deduce, pues, que apenas tiene 200 años y se entiende por qué su identidad cultural no está todavía bien definida. Italia, por el contrario, es un país muy viejo. Su historia tiene al menos 3.000 años. Su identidad cultural es, pues, muy precisa y, dejémonos de tonterías, no está dispuesta a prescindir de una religión que se llama la religión católica y de una iglesia que se llama la Iglesia católica. La gente como yo suele decir: «No quiero tener tratos con la Iglesia católica. Pero claro que los tenemos. Y muchos. Me guste o no. Nací en un paisaje de iglesias, conventos, cristos, vírgenes y santos. La primera música que oí al venir al mundo fue la música de las campanas. Las campanas de Santa María del Fiore, cuyos tañidos sofocaba con su cháchara el muecín de la época de la tienda. Y con esa música y en medio de ese paisaje crecí. Y a través de esa música y de ese paisaje aprendí qué es la arquitectura, qué es la escultura, qué es la pintura y qué es el arte. Y a través de esa iglesia (después rechazada) comencé a preguntarme qué es el Bien, qué es el Mal... ¡Por Dios!
¿Lo ves? He escrito «por Dios». Con todo mi laicismo, con todo mi ateísmo, estoy tan impregnada de la cultura católica que forma parte incluso de mi forma de expresarme. Adiós, gracias a Dios, por Dios, Jesús, Dios mío, Madonna mía, qué Cristo... Estas frases me vienen espontáneas. Tan espontáneas que ni siquiera me doy cuenta de que las pronuncio o las escribo. ¿Quieres que te las diga todas? A pesar de que no le haya perdonado jamás al catolicismo las infamias que me impuso durante siglos, comenzando por la Inquisición que quemaba incluso a las abuelas, pobres abuelas, y a pesar de que no esté en absoluto de acuerdo con los curas y no entienda nada de sus plegarias, me gusta tanto la música de las campanas... Una música que me acaricia el corazón. Me encantan también esos cristos y esas vírgenes y esos santos pintados o esculpidos. Incluso tengo la manía de los iconos. Me gustan también los conventos y los monasterios. Me proporcionan un sentido de paz y, a veces, incluso envidio a sus inquilinos. Y, además, admitámoslo: nuestras catedrales son más bellas que las mezquitas y las sinagogas, ¿sí o no? Son más bellas también que las iglesias protestantes.
RELIGIONES
Mira, el cementerio de mi familia es un cementerio protestante. Acoge a los muertos de todas las religiones, pero es protestante. Y una bisabuela mía era valdense. Una tía abuela, evangélica. A la bisabuela valdense no la conocí. Pero sí conocí, en cambio, a la tía abuela evangélica. Cuando era niña, me llevaba siempre a las funciones de su iglesia en Vía de Benci en Florencia y, Dios mío, cómo me aburría... Me sentía totalmente sola en medio de aquellos fieles que sólo cantaban salmos, con aquel cura que no era un cura y que sólo leía la Biblia, en aquella iglesia que no me parecía una iglesia y que, excepto un pequeño púlpito, sólo tenía un gran crucifijo. Nada de ángeles, ni de vírgenes, ni de incienso... Echaba de menos incluso el olor del incienso y me hubiera gustado estar en la vecina basílica de la Santa Cruz donde había todas estas cosas. Las cosas a las que estaba acostumbrada.

EN MI CASA DE CAMPO, EN TOSCANA, HAY UNA PEQUEÑA CAPILLA. ESTÁ SIEMPRE CERRADA. DESDE QUE MURIÓ MI MADRE, NADIE ENTRA EN ELLA. PERO, A VECES, YO VOY A LIMPIARLE EL POLVO, A CONTROLAR QUE LOS RATONES NO HAGAN ALLÍ SUS NIDOS Y, A PESAR DE MI EDUCACIÓN LAICA, ME ENCUENTRO EN ELLA MUY A GUSTO. A PESAR DE MI ANTICLERICALISMO, ME MUEVO EN LA CAPILLA COMO PEZ EN EL AGUA. Y CREO QUE LA MAYORÍA DE LOS ITALIANOS TE CONFESARÍA LO MISMO (A MÍ ME LO CONFESÓ BERLINGUER). .

¡Santo Dios!, (me río), te estoy diciendo que nosotros, los italianos, no estamos en las mismas condiciones que los estadounidenses: mosaico de grupos étnicos y religiosos, mescolanza de 1.000 culturas, abiertos a cualquier invasión y, al mismo tiempo, capaces de rechazarlas todas. Te estoy diciendo que, precisamente porque está definida desde hace muchos siglos y es muy precisa, nuestra identidad cultural no puede soportar una oleada migratoria compuesta por personas que, de una u otra forma, quieren cambiar nuestro sistema de vida. Nuestros valores. Te estoy diciendo que entre nosotros no hay cabida para los muecines, para los minaretes, para los falsos abstemios, para su jodido medievo, para su jodido chador. Y si lo hubiese, no se lo daría. Porque equivaldría a echar fuera a Dante Alighieri, a Leonardo da Vinci, a Miguel Angel, a Rafael, al Renacimiento, al Resurgimiento, a la libertad que hemos conquistado bien o mal, a nuestra patria. Significaría regalarles Italia. Y yo, no les regalo Italia.
Soy italiana. Se equivocan los tontos que me creen ya estadounidense. Nunca he pedido la ciudadanía estadounidense. Hace años, un embajador americano me la ofreció a través del celebrity status y, tras haberle dado las gracias, le respondí: «Sir, estoy bastante vinculada a América. Me peleo siempre con ella, le echo en cara muchas cosas y, sin embargo, estoy profundamente vinculada a ella. América es para mí un amante o, incluso, un marido al que siempre permaneceré fiel. Siempre que no me ponga los cuernos. Me gusta este marido. Y no me olvido jamás de que si no hubiese decidido luchar contra Hitler y contra Mussolini, hoy hablaría alemán. No olvido jamás que si no le hubiese plantado cara a la Unión Soviética, hoy hablaría ruso. Le quiero bien a mi marido y me resulta simpático. Me encanta, por ejemplo, el hecho de que cuando llego a Nueva York y entrego mi pasaporte con el certificado de residencia, el aduanero me diga con una gran sonrisa: «Welcome home». Me parece un gesto tan generoso y tan afectuoso. Además, me recuerda que Estados Unidos siempre ha sido el refugium peccatorum de la gente sin patria. Pero yo, Sir, ya tengo una patria. Mi patria es Italia. Italia es mi madre. Sir, amo a Italia. Y coger la ciudadanía americana me parecería renegar de mi madre».
También le dije que mi lengua es el italiano, que en italiano escribo y que, en inglés, me traduzco y basta. Con el mismo espíritu con el que me traduzco en francés, sintiéndola una lengua extranjera. Y también le conté que, cuando oigo el himno nacional me conmuevo. Que cuando escucho el «Hermanos de Italia, la Italia que está despierta, parapá, parapá, parapá» se me hace un nudo en la garganta. Ni siquiera me doy cuenta de que, como himno, es más bien malucho. Sólo pienso: es el himno de mi patria. Por lo demás, el nudo en la garganta también se me pone cuando contemplo la bandera blanca, roja y verde que ondea al viento. Forofos de los estadios aparte, se entiende. Tengo una bandera blanca, roja y verde del XIX. Toda llena de manchas, de manchas de sangre y toda roída por la polilla. Y si bien en el centro está el escudo saboyano (sin Cavour y sin Victor Emmanuel II y sin Garibaldi que se inclinó ante esa insignia, no habríamos conseguido la Unidad de Italia), la guardo como oro en paño. La conservo como una joya. ¡Hemos muerto por esta tricolor! Ahorcados, decapitados, fusilados. Asesinados por los austriacos, por el Papa, por el duque de Módena, por los Borbones. Con esta tricolor hemos hecho el Resurgimiento. Y la unidad de Italia y la guerra en el Carso y la Resistencia.
Por esta tricolor mi tatarabuelo materno, Giobatta, luchó en Curtatone y en Montanara y quedó horrendamente desfigurado por un trabucazo austriaco. Por esta tricolor, mis tíos paternos soportaron todo tipo de penalidades en las trincheras del Carso. Por esta tricolor, mi padre fue arrestado y torturado en Villa Triste por los nazi-fascistas. Por esta tricolor, toda mi familia hizo la Resistencia. Una Resistencia que hice incluso yo. En las filas de Justicia y Libertad, con el nombre de guerra de Emilia. Tenía 14 años. Cuando al año siguiente, me dieron el alta en el Ejército Italiano-Cuerpo de Voluntarios de la Libertad, me sentí tan orgullosa. ¡Jesús y María, había sido un soldado italiano! Y cuando me informaron de que, al darme de alta, me correspondían 14.540 liras, no sabía si aceptarlas o no. Me parecía injusto aceptarlas por haber cumplido mi deber con la patria. Pero las acepté. En casa, nadie tenía zapatillas. Y con ese dinero compramos zapatillas para mí y para mis hermanas.
Naturalmente, mi patria, mi Italia, no es la Italia de hoy. La Italia jaranera, cazurra y vulgar de los italianos que piensan sólo en jubilarse antes de los 50 y que sólo se apasionan por las vacaciones en el extranjero y por los partidos de fútbol. La Italia tonta, estúpida, pusilánime de esas pequeñas hienas que, por estrechar la mano de una estrella de Hollywood, venderían a su propia hija a un burdel de Beirut, pero si los kamikazes de Osama bin Laden reducen miles de neoyorquinos a una montaña de cenizas que parece café machacado, dicen contentos: «Les está bien empleado a los americanos».
La Italia escuálida, cobarde, sin alma, de los partidos presuntuosos e incapaces que no saben ni ganar ni perder, pero saben como pegar los grasientos traseros de sus representantes a las poltronas de diputados, de ministros o de alcaldes. La Italia todavía mussoliniana de los fascistas negros y rojos que te inducen a recordar la terrible profecía de Ennio Flaiano: «En Italia, los fascistas se dividen en dos categorías: los fascistas y los antifascistas». Tampoco es la Italia de los magistrados y de los políticos que, ignorando la consecutio-temporum, pontifican desde las pantallas televisivas con monstruosos errores de sintaxis. Tampoco es la Italia de los jóvenes que, teniendo tales maestros, se ahogan en la ignorancia más escandalosa, en la superficialidad más ingenua y en el vacío más absoluto. De ahí que a los errores de sintaxis ellos añadan los errores de ortografía y si les preguntas quiénes eran los Carbonarios, quiénes eran los liberales, quién era Silvio Pellico, quién era Mazzini, quién era Massimo D'Azeglio, quién era Cavour, quién era Victor Emmanuel II, te miran con la pupila cerrada y la lengua floja. No saben nada. Como máximo, estos pequeños idiotas sólo saben recitar los nombres de los aspirantes a terroristas en tiempos de paz y de democracia, ondear las banderas negras y esconder el rostro detrás de pasamontañas. Ineptos.
Y tampoco me gusta la Italia de las chicharras que, después de leer esto, me odiarán por haber escrito la verdad. Entre un plato de espaguetis y otro, me maldecirán, desearán que sea asesinada por uno de sus protegidos, es decir, por Osama bin Laden. No, no. Mi Italia es una Italia ideal. Es la Italia que soñaba de muchacha, cuando fui dada de alta del Ejército Italiano-Cuerpo de Voluntarios de la Libertad, y estaba llena de ilusiones. Una Italia seria, inteligente, digna y valiente y, por lo tanto, merecedora de respeto. Y cuidado con el que me toque a esa Italia o con el que se ría o se burle de ella. Cuidado con el que me la robe o con el que me la invada. Porque para mí es lo mismo que los que la invaden sean los franceses de Napoleón, los austriacos de Francisco José, los alemanes de Hitler o los comparsas de Osama bin Laden. Y me da lo mismo que, para invadirla, utilicen cañones o pateras.
Te saludo afectuosamente, mi querido Ferrucio, y te advierto: no me pidas nada nunca más. Y mucho menos que participe en polémicas vanas. Lo que tenía que decir lo dije. Me lo han ordenado la rabia y el orgullo. La conciencia limpia y la edad me lo han permitido. Pero ahora tengo que volver al trabajo y no quiero ser molestada. Punto y final.


Saludos cordiales.
 
tomando frases sueltas...

tomando frases sueltas...

Nuestro coforista Yelo me ha acusado en su respuesta de tomar unas frases sueltas para manipularlas en interés propio... Es cierto que tomé frases separadas porque reproducir el artículo de Fallaci en su integridad es absurdo cuando uno se refiere a una idea claramente contenida en el mismo. Además hice constar esa particularidad utilizando los correspondientes puntos suspensivos que indican que la frase y el texto no están reproducidos en su integridad. Pero su pretensión es que todo el mundo reprodujera Biblia entera cuando quiera referirse a un versículo, ó el Quijote si quiere comentar alguna de las ingeniosidades de Sancho Panza.

Al margen de esto que es obvio para cualquier lector de talento mediano, quiero decir que la frase de Fallaci sobre moverse "como pez en el agua en la capilla" familiar, es extendida por la propia autora a la mayoría de los italianos y supongo que a la "mayoría" de las capillas italianas, porque me resulta dificil de entender que todos quepan en la capilla familiar de la Sra. Fallaci, pues "mayoría" en términos de población son, en términos númericos, una cantidad proxima ó mayor de cuarenta millones de personas, y parece más bien incréible que hayan pasado algún día por aquella, en cuyo caso sería imposible conciliar tal hecho con la afirmación de la escritora de que siempre está cerrada.

Creo que nuestro coforista debiera recibir algún curso elemental de comprensión de textos y de esta forma se comportaría con una mayor prudencia a la hora de hacer imputaciones, que es una virtud que todos debemos cultivar.

Pablo Blanco
 
Pablo


Muy buenos los escritos de Oriana, muchos de ellos han sido publicados en estos foros, en relación al tema de los judíos y palestinos o de la religiosidad católica........la verdad es que esta señora sabe muy bien lo que se trae entre manos. ¡¡ tiene garra !!
 
Pablo, sinceramente tengo que decirte que no comprendes nada de nada. Yo te lo explico, si no te importa, para que no te enfades o te lleves a engaños.

Se trata, nada más y nada menos, de que tal forista mantiene como parte de su credo, un incurable amor por la "objetividad", y un conjunto tripartito de Biblias.

¿Comprendes?

Por ello, espero comprendas, y sepas pasar por alto esa particular objetividad de la que ya has podido comprobar su sabor.

Saludos!!
 
Bueno, se trata de RELIGION o RELACION


La RELIGION es invento humano, y es la forma por la que el hombre intenta llegar a Dios.


El cristianismo es: CRISTO y Sus discípulos EN RELACION


Con las RELIGIONES el hombre ha buscado la forma de acercarse a la deidad, y ha fabricado dioses de todos tamaños, medidas, culturas y adaptables al gusto y necesidad personal.


Sin embargo, DIOS SE HIZO HOMBRE EN CRISTO, y vino a liberarnos de la RELIGION, y a establecer un puente, a indicarnos el CAMINO A DIOS, que no es otro que JESUCRISTO.


Así, nuestros ritos, nuestras procesiones, nuestras buenas obras SIN CRISTO, son FOLKLORE Y RELIGION....


Tan solo nos resta decidir, si deseamos RELIGION (protestante, católica, budista, mahometana...), o buscamos LA VIDA, EL CAMINO, Y LA VERDAD: JESUCRISTO , DIOS CON NOSOTROS.
 

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  • religion o relacion.doc
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Re: Re: CRISTIANISMO SIN CRISTO

El coforista Yelo solamente ha dicho:


Originalmente enviado por: Yelo


Y aquí se han traído unos párrafos fuera de su contexto, yo no digo que con mala fe :D , por supuesto que no, pero que claro, al ser leídos así, pues pueden ser interpretados de otra manera.

En fin, que aquí dejo el texto completo que pueden comprobar en el diario El Mundo (que lo publicó en español)


La serie de artículos se titula LA RABIA Y EL ORGULLO, y ese artículo en concreto se titula "MI PATRIA, MI ITALIA" (Nada más que eso) ;)


Aquí la autora solamente habla de SU ITALIA, y alguien ha tomado frases sueltas para aplicarlas a lo que más le interesa. Sin comentarios.


Saludos cordiales.

Y a continuación ha reproducido el artículo de marras..

Lo que el coforista Yelo ha recalcado es el pasaje de la capilla familiar porque se refiere a la capilla FISICAMENTE CONSIDERADA, es decir, como un espacio, no como lo que interpreta el coforista Pabloblanco.

En cuanto a las "objetividades" que comenta el coforista Son of Epafrodite, tengo el gusto de invitarle el día 26 de Julio a discutirlas mientras tomamos un refrescoo batido de fresa en cualquier bar o cafetería de los alrededores del palacio real de Madrid, y brindar con ella por san Pantaleón.

Saludos cordiales.
 
Yelo:

Me temo que sus objetividades continuarán así perennes hasta el fin de los tiempos si algo no nace dentro de usted.

Por lo demás, los santos siempre me han dado cierta grima.

Jeje.

[email protected]

Salud!!
 
De objetividades, nacimientos interiores y grimas.

De objetividades, nacimientos interiores y grimas.

Sí, lo suponía. De todos modos, yo estaré allí alrededor de las 18 h.

Cada vez que contemplo la diferencia entre el ser y el deber ser me reafirmo más en que la verdad es una cosa y lo que nos gustaría que fuera la verdad es otra. Y eso es, lamentablemente, otra objetividad.

Saludos cordiales.