CRECIENDO HACIA LA MADUREZ
Palabra ministrada el Domingo 13 de Noviembre del 2005 a los santos en
Mission, Tx
Amados hermanos, Dios nos salvo de acuerdo a su Propósito Eterno, y es que seamos como El es. Dios se expresó en Cristo y pudimos ver su gracia y su caracter, manifestandose en su vivir humano, solo este hombre hizo posible que la vida de Dios fuera vivida en la humanidad, esta misma vida que se expreso en Cristo, sera manifestada en muchos seres humanos que estan siendo conformados a la misma imagen de su Hijo Jesucristo, de tal manera que lo que es Dios llegará a ser expresado por medio de Jesucristo en nosotros, que nos trajo la vida de Dios a morar dentro de nosotros. (Col. 3:4; Ro. 8: 29; 1Co. 15: 49; 2Co. 3:18)
Ser como El, es algo imposible para nosotros los seres humanos, pero Dios nos escogió y nos predestinó, con este propósito por medio de Jesucristo. (Ef. 1: 4 - 5; 1 Jn. 4: 17)
Actualmente y a este tiempo en que vivimos, muchos de nosotros hemos tenido la experiencia espiritual de Nacer de Nuevo, y alcanzar el perdón de nuestros pecados por la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. (Jn. 3: 3 - 6; Ro. 5:8)
Esta experiencia viva de Nacer de Nuevo por el Espíritu de Dios, es solo el comienzo garantizado de una vida nueva que nos llevará a ser como El es, su iglesia, su esposa, su misma morada, su expresión, la Nueva Jerusalen. (Ef. 1 13; Ef. 1:22-23; Ap. 21:2 - 3)
Esta experiencia espiritual de Nacer de Nuevo, es solo el comienzo de una vida que irá experimentando un crecimiento, y un desarrollo hacia la madurez.
Este crecimiento espiritual es Cristo mismo, creciendo en nosotros, desarrollandose y madurando.
Cuando experimentamos esta nueva vida en un principio, nos vamos dando cuenta que terribles somos y cuanto egoismo y maldad hay en nosotros. Entonces pensamos; ¿De que manera podemos llegar a ser como El es ? Nosotros nos esforzamos en no pecar, en ser buenos, amables, cariñosos, sinceros, sin egoismos, buscando el bien de los demas etc. etc. etc. Pero que frustación y desencanto nos llevamos cuando nos damos cuenta de que no somos lo que decimos. Pues aunque hallamos practicado ciertas cosas buenas por el hecho de que soy cristiano y que van a decir los demas, vemos que todavía seguimos conservando nuestro propio caracter: rebelde, pecaminoso y egoista, el cual, quizas, quisimos ponerle un disfraz de cristiano lleno de buenas obras.
Muchos se frustran, otros se apartan del camino, otros buscan lugares donde puedan ser aceptados y reconocidos con su disfraz. Y todo esto sucede por tres causas:
1. Porque no nos volvemos a Dios, en todos los asuntos y cosas de esta vida, y declaramos que en nosotros no hay nada que pueda agradar y satisfacer a Dios. Lo cual debe producir un verdadero pesar y una constricción de corazón para confesar que sin El nada somos y nada podemos hacer.
2. Porque no vemos, que solo Dios es quien todo lo puede y que nada hay imposible para El, en cuanto a su propósito de que seamos como El es.
3. Porque no dejamos, que El actue en nosotros y siempre queremos ayudarle a El con un empujoncito nuestro, es decir no nos rendimos a El, todavía le resistimos pensando que El no puede hacer nada en nosotros y sin fe es imposible agradar a Dios.
¿Cuantos deseos egoistas anidan todavía en nuestro corazón? ¿Cuantas circunstancias y pruebas pasamos y todavía no rendimos nuestro corazón a Dios? ¿Cuanto mundo y pecaminosidad nos impiden que Dios obre en nosotros?
Amados hermanos, volvamonos a Dios, todavía es tiempo y el Señor nos esta dando la oportunidad de crecer y desarrollarnos hacia la madurez en Cristo Jesus.
¿Que es la madurez? Bueno, la madurez es ir reflejando y expresando el caracter de Cristo.
Veamos como dice la Biblia que es el caracter de Cristo:
-- Quien cuando lo maldecían, no respondía con maldición, -- Cuando padecía no amenazaba,
-- Perdonador, bienhechor de los que le aborrecen, ultrajan y persiguen -- Sin egoismo, Justo, -- Servidor de los demas -- Sufrido, Benigno, Sin Envidia -- Sin Jactancia, Sin Envanecerse,
-- Respetuoso, Sin buscar solo lo de El, -- No irritable, No rencoroso -- Sin alegrarse de las injusticias, gozandose en la verdad -- Pasando por alto las ofensas -- Cubriendo a los demas, -- Creyente, Paciente y Soportador.
La expresión y la práctica de estas virtudes cristianas, nos dicen; Que eres una persona, que vuelve su corazón a Dios, que te rindes a El, renunciando a ti mismo, para que El sea la obra en tí. Pues para Dios nada es imposible.
Sabemos que por la fe en Cristo Jesus, Dios nos ha salvado y perdonado de nuestros pecados. Pero a partir de ese momento, comienza una gran lucha entre la nueva vida que es Cristo morando en nosotros y la vieja vida que se resiste a desaparecer. Pero gracias a Dios que nuestra victoria es poder ser derrotados en nosotros mismos cada día, hasta que la vida de Cristo se manifieste en nosotros.
Es cierto que la obra es gradual en cada uno de nosotros, pero en la medida que nos volvemos a Dios, nos rendimos ante El y le dejamos obrar, podemos llegar a ser los primeros frutos que maduren , es decir las primicias para Dios (1Co. 15: 22 - 23; Ap. 14:4)
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Palabra ministrada el Domingo 13 de Noviembre del 2005 a los santos en
Mission, Tx
Amados hermanos, Dios nos salvo de acuerdo a su Propósito Eterno, y es que seamos como El es. Dios se expresó en Cristo y pudimos ver su gracia y su caracter, manifestandose en su vivir humano, solo este hombre hizo posible que la vida de Dios fuera vivida en la humanidad, esta misma vida que se expreso en Cristo, sera manifestada en muchos seres humanos que estan siendo conformados a la misma imagen de su Hijo Jesucristo, de tal manera que lo que es Dios llegará a ser expresado por medio de Jesucristo en nosotros, que nos trajo la vida de Dios a morar dentro de nosotros. (Col. 3:4; Ro. 8: 29; 1Co. 15: 49; 2Co. 3:18)
Ser como El, es algo imposible para nosotros los seres humanos, pero Dios nos escogió y nos predestinó, con este propósito por medio de Jesucristo. (Ef. 1: 4 - 5; 1 Jn. 4: 17)
Actualmente y a este tiempo en que vivimos, muchos de nosotros hemos tenido la experiencia espiritual de Nacer de Nuevo, y alcanzar el perdón de nuestros pecados por la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. (Jn. 3: 3 - 6; Ro. 5:8)
Esta experiencia viva de Nacer de Nuevo por el Espíritu de Dios, es solo el comienzo garantizado de una vida nueva que nos llevará a ser como El es, su iglesia, su esposa, su misma morada, su expresión, la Nueva Jerusalen. (Ef. 1 13; Ef. 1:22-23; Ap. 21:2 - 3)
Esta experiencia espiritual de Nacer de Nuevo, es solo el comienzo de una vida que irá experimentando un crecimiento, y un desarrollo hacia la madurez.
Este crecimiento espiritual es Cristo mismo, creciendo en nosotros, desarrollandose y madurando.
Cuando experimentamos esta nueva vida en un principio, nos vamos dando cuenta que terribles somos y cuanto egoismo y maldad hay en nosotros. Entonces pensamos; ¿De que manera podemos llegar a ser como El es ? Nosotros nos esforzamos en no pecar, en ser buenos, amables, cariñosos, sinceros, sin egoismos, buscando el bien de los demas etc. etc. etc. Pero que frustación y desencanto nos llevamos cuando nos damos cuenta de que no somos lo que decimos. Pues aunque hallamos practicado ciertas cosas buenas por el hecho de que soy cristiano y que van a decir los demas, vemos que todavía seguimos conservando nuestro propio caracter: rebelde, pecaminoso y egoista, el cual, quizas, quisimos ponerle un disfraz de cristiano lleno de buenas obras.
Muchos se frustran, otros se apartan del camino, otros buscan lugares donde puedan ser aceptados y reconocidos con su disfraz. Y todo esto sucede por tres causas:
1. Porque no nos volvemos a Dios, en todos los asuntos y cosas de esta vida, y declaramos que en nosotros no hay nada que pueda agradar y satisfacer a Dios. Lo cual debe producir un verdadero pesar y una constricción de corazón para confesar que sin El nada somos y nada podemos hacer.
2. Porque no vemos, que solo Dios es quien todo lo puede y que nada hay imposible para El, en cuanto a su propósito de que seamos como El es.
3. Porque no dejamos, que El actue en nosotros y siempre queremos ayudarle a El con un empujoncito nuestro, es decir no nos rendimos a El, todavía le resistimos pensando que El no puede hacer nada en nosotros y sin fe es imposible agradar a Dios.
¿Cuantos deseos egoistas anidan todavía en nuestro corazón? ¿Cuantas circunstancias y pruebas pasamos y todavía no rendimos nuestro corazón a Dios? ¿Cuanto mundo y pecaminosidad nos impiden que Dios obre en nosotros?
Amados hermanos, volvamonos a Dios, todavía es tiempo y el Señor nos esta dando la oportunidad de crecer y desarrollarnos hacia la madurez en Cristo Jesus.
¿Que es la madurez? Bueno, la madurez es ir reflejando y expresando el caracter de Cristo.
Veamos como dice la Biblia que es el caracter de Cristo:
-- Quien cuando lo maldecían, no respondía con maldición, -- Cuando padecía no amenazaba,
-- Perdonador, bienhechor de los que le aborrecen, ultrajan y persiguen -- Sin egoismo, Justo, -- Servidor de los demas -- Sufrido, Benigno, Sin Envidia -- Sin Jactancia, Sin Envanecerse,
-- Respetuoso, Sin buscar solo lo de El, -- No irritable, No rencoroso -- Sin alegrarse de las injusticias, gozandose en la verdad -- Pasando por alto las ofensas -- Cubriendo a los demas, -- Creyente, Paciente y Soportador.
La expresión y la práctica de estas virtudes cristianas, nos dicen; Que eres una persona, que vuelve su corazón a Dios, que te rindes a El, renunciando a ti mismo, para que El sea la obra en tí. Pues para Dios nada es imposible.
Sabemos que por la fe en Cristo Jesus, Dios nos ha salvado y perdonado de nuestros pecados. Pero a partir de ese momento, comienza una gran lucha entre la nueva vida que es Cristo morando en nosotros y la vieja vida que se resiste a desaparecer. Pero gracias a Dios que nuestra victoria es poder ser derrotados en nosotros mismos cada día, hasta que la vida de Cristo se manifieste en nosotros.
Es cierto que la obra es gradual en cada uno de nosotros, pero en la medida que nos volvemos a Dios, nos rendimos ante El y le dejamos obrar, podemos llegar a ser los primeros frutos que maduren , es decir las primicias para Dios (1Co. 15: 22 - 23; Ap. 14:4)
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