Soy Profesor de Filosofía, tengo 49 años. Durante mi juventud, especialmente cuando estudiaba en la Universidad era ateo, positivista, confiaba en la Ciencia cómo criterio de la verdad y la realidad.
Cuando terminé, el discurso científico empezó a parecerme pobre, limitado y fui abandonando el positivismo en favor de un hedonismo vital. Y lo practicaba: la búsqueda de los placeres profundos y duraderos como el amor, la amistad, las artes etc. se convirtió en mi horizonte.
He buscado mucho, el sentido de la vida, de la existencia, el porqué de la conciencia y el destino del Hombre. Preguntas que nos hacemos muchos. Una búsqueda incesante, muchas lecturas tanto de pensadores como de novelistas. También en el arte hay indagación sobre estos porques.
He viajado mucho, he tenido amores. Una separación sentimental me llevó a una fuerte depresión y estuve ingresado en el psiquiátrico quince días. Una experiencia más en mi vida.,
Tanto buscar y tenía la respuesta tan cerca pero tan tan cerca. Y desde niño: mi madre.
Mi madre es y ha sido siempre una cristiana creyente fervorosa, profunda, practicante, católica, apostólica y romana como dice ella.
Después de aquella depresión, según iba saliendo de nuevo a la luz, mi corazón le dio una oportunidad a Dios.
Fue algo íntimo, impreciso, no verbalizado, yo creo que como en todo amor fue un encuentro por ambas partes: Dios y yo.
Hoy, estoy felizmente casado y tengo dos hijos maravillosos y lo que es más importante todavía: Creo.
Sigo admirando la Filosofía, estudiando, me gustan los existencialistas cristianos.
He fundado una asociación: GandíaProVidad, creo firmemente que la causa a defender es la de los más indefensos e inocentes, que el aborto es el holocausto silencioso moderno. Tengo tres niñas apadrinadas en WorldVision.
Como con mi madre a menudo, ella tiene ya 84 años, me gusta mucho rezar el PadreNuestro con ella al terminar.
Todo esto hace unos años me hubiera parecido absurdo, alienación que decía Marx. De lo que me apeno un poco ahora es de los años perdidos.
Dios me ha dado felicidad y sentido de la existencia, fuerza y perseverancia en el Bien.
Aún sigo sorprendiéndome: LO TENÍA TAN CERCA.
Cuando terminé, el discurso científico empezó a parecerme pobre, limitado y fui abandonando el positivismo en favor de un hedonismo vital. Y lo practicaba: la búsqueda de los placeres profundos y duraderos como el amor, la amistad, las artes etc. se convirtió en mi horizonte.
He buscado mucho, el sentido de la vida, de la existencia, el porqué de la conciencia y el destino del Hombre. Preguntas que nos hacemos muchos. Una búsqueda incesante, muchas lecturas tanto de pensadores como de novelistas. También en el arte hay indagación sobre estos porques.
He viajado mucho, he tenido amores. Una separación sentimental me llevó a una fuerte depresión y estuve ingresado en el psiquiátrico quince días. Una experiencia más en mi vida.,
Tanto buscar y tenía la respuesta tan cerca pero tan tan cerca. Y desde niño: mi madre.
Mi madre es y ha sido siempre una cristiana creyente fervorosa, profunda, practicante, católica, apostólica y romana como dice ella.
Después de aquella depresión, según iba saliendo de nuevo a la luz, mi corazón le dio una oportunidad a Dios.
Fue algo íntimo, impreciso, no verbalizado, yo creo que como en todo amor fue un encuentro por ambas partes: Dios y yo.
Hoy, estoy felizmente casado y tengo dos hijos maravillosos y lo que es más importante todavía: Creo.
Sigo admirando la Filosofía, estudiando, me gustan los existencialistas cristianos.
He fundado una asociación: GandíaProVidad, creo firmemente que la causa a defender es la de los más indefensos e inocentes, que el aborto es el holocausto silencioso moderno. Tengo tres niñas apadrinadas en WorldVision.
Como con mi madre a menudo, ella tiene ya 84 años, me gusta mucho rezar el PadreNuestro con ella al terminar.
Todo esto hace unos años me hubiera parecido absurdo, alienación que decía Marx. De lo que me apeno un poco ahora es de los años perdidos.
Dios me ha dado felicidad y sentido de la existencia, fuerza y perseverancia en el Bien.
Aún sigo sorprendiéndome: LO TENÍA TAN CERCA.