CONTROL DE NATALIDAD ??
Cuando era pequeñito me enseñaron que en el matrimonio lo más importante era tener hijos. Esta es la voluntad del Señor. Mi abuelo, que engendró veinte hijos, entendía bien el tema. Herencia del Señor son los hijos, sentenciaba. Dicen que mi abuela asentía con la cabeza mientras le daba la teta a uno de sus vástagos. Otros dos estaban en poder de la “dida”. Había leche, pero no para tantos. La mujer se salvará engendrando hijos, musitaba, mientras levantaba la cabeza hacía arriba pensando: me la he ganado pariendo.
Mis padres, que ya fueron unos adelantados a su tiempo, no siguieron el ejemplo fiel de mis antepasados. El hambre pasado en los tres años de guerra incivil y en los quince de posguerra civil fueron suficientemente aleccionadores. Trabajaban los dos fuera de casa y creo, no estoy seguro, que más que pensar en tener hijos mi padre pensaba en hacer coches y me madre llevar la producción de pañuelos al día. No se muy bien lo que entendían con respecto al control de la natalidad pues siempre que alguien sacaba el tema delante de mí, decían: “hay ropa tendida.” Así aprendí.
Cuando fui mas mayorcito y me case con la que es mi esposa teníamos el tema muy claro con respecto a los hijos. Tendremos todos los que el Señor quiera………… mientras los podamos mantener. El control de la natalidad estaba condicionado por la estabilidad económica. Como saetas en mano del valiente son los hijos habidos en la juventud, aprendimos, hasta que tuvimos que pedir el primer anticipo de mi sueldo para poder pagar la letra de los muebles. La cuna entre ellos. Hay que ser valiente pero lo suficientemente miedoso para poder contarlo.
Como soy de la generación del 68, y aunque en mi caso particular dudaba de alguno de sus postulados, tenía que defender, entre otros, la liberación de la mujer. Todos somos iguales. Nosotras parimos, nosotras decidimos. Que sí, que muy bien. El control de los hijos tendrá que estar condicionado a la realización de la mujer. Y la verdad es que, aparte de algún que otro baby boom, la cosa funciono así.
Al tener que hablar con mis hijos del tema, eso quiere decir que ya peino canas, la cosa fue bastante más fácil de lo que pensaba. El paro, el problema económico, la precariedad laboral son los mejores anticonceptivos inventados por nuestra sociedad. “Chicos habréis de tener en cuenta a la hora de engendrar hijos que no se pueden tener hasta que no tengáis un trabajo estable, y contrato indefinido, una cuenta bancaria desahogada, la hipoteca casi pagada, etc. etc.” En fin, que el control de la natalidad tiene que estar condicionada por vuestra realización personal. Creo que nos portamos bien como padres.
Hoy estoy destrozado. Acabo de leer un informe de última hora en la que se descubre él “porque” los jóvenes de ahora no tienen hijos. Estos sociólogos acaban por quitarte la razón de todo y a todo. Ahora ya no es la voluntad del Señor, ni la precariedad económica, no es la realización de la mujer, ni la estabilidad personal, no.
Ahora los jóvenes, y supongo los más mayores también, no tienen hijos porque no están seguros de la duración de su vida de pareja. Apaga y vamonos.
Y pensar que hay quien sigue defendiendo que lo que se termino en las bodas de Canaan fue el agua.
Cuando era pequeñito me enseñaron que en el matrimonio lo más importante era tener hijos. Esta es la voluntad del Señor. Mi abuelo, que engendró veinte hijos, entendía bien el tema. Herencia del Señor son los hijos, sentenciaba. Dicen que mi abuela asentía con la cabeza mientras le daba la teta a uno de sus vástagos. Otros dos estaban en poder de la “dida”. Había leche, pero no para tantos. La mujer se salvará engendrando hijos, musitaba, mientras levantaba la cabeza hacía arriba pensando: me la he ganado pariendo.
Mis padres, que ya fueron unos adelantados a su tiempo, no siguieron el ejemplo fiel de mis antepasados. El hambre pasado en los tres años de guerra incivil y en los quince de posguerra civil fueron suficientemente aleccionadores. Trabajaban los dos fuera de casa y creo, no estoy seguro, que más que pensar en tener hijos mi padre pensaba en hacer coches y me madre llevar la producción de pañuelos al día. No se muy bien lo que entendían con respecto al control de la natalidad pues siempre que alguien sacaba el tema delante de mí, decían: “hay ropa tendida.” Así aprendí.
Cuando fui mas mayorcito y me case con la que es mi esposa teníamos el tema muy claro con respecto a los hijos. Tendremos todos los que el Señor quiera………… mientras los podamos mantener. El control de la natalidad estaba condicionado por la estabilidad económica. Como saetas en mano del valiente son los hijos habidos en la juventud, aprendimos, hasta que tuvimos que pedir el primer anticipo de mi sueldo para poder pagar la letra de los muebles. La cuna entre ellos. Hay que ser valiente pero lo suficientemente miedoso para poder contarlo.
Como soy de la generación del 68, y aunque en mi caso particular dudaba de alguno de sus postulados, tenía que defender, entre otros, la liberación de la mujer. Todos somos iguales. Nosotras parimos, nosotras decidimos. Que sí, que muy bien. El control de los hijos tendrá que estar condicionado a la realización de la mujer. Y la verdad es que, aparte de algún que otro baby boom, la cosa funciono así.
Al tener que hablar con mis hijos del tema, eso quiere decir que ya peino canas, la cosa fue bastante más fácil de lo que pensaba. El paro, el problema económico, la precariedad laboral son los mejores anticonceptivos inventados por nuestra sociedad. “Chicos habréis de tener en cuenta a la hora de engendrar hijos que no se pueden tener hasta que no tengáis un trabajo estable, y contrato indefinido, una cuenta bancaria desahogada, la hipoteca casi pagada, etc. etc.” En fin, que el control de la natalidad tiene que estar condicionada por vuestra realización personal. Creo que nos portamos bien como padres.
Hoy estoy destrozado. Acabo de leer un informe de última hora en la que se descubre él “porque” los jóvenes de ahora no tienen hijos. Estos sociólogos acaban por quitarte la razón de todo y a todo. Ahora ya no es la voluntad del Señor, ni la precariedad económica, no es la realización de la mujer, ni la estabilidad personal, no.
Ahora los jóvenes, y supongo los más mayores también, no tienen hijos porque no están seguros de la duración de su vida de pareja. Apaga y vamonos.
Y pensar que hay quien sigue defendiendo que lo que se termino en las bodas de Canaan fue el agua.