He vivido muchas cosas, realmente muchas cosas desde que conocí al Señor, he visto muchas personas con los brazos levantados, he visto a muchos llorar, otros caerse otros reír, pero todo inexorablemente se ha mantenido igual.
Vi como crecía explosivamente una iglesia, admire a sus lideres, después los vi embuidos en el sistema que querían cambiar, los conocí con cierta profundidad, y ya no quise ser como ellos.
También vi como explosivamente decrecía esa iglesia.
Me fui hundiendo en las escrituras, me zambullí en la oración con pasión, al poco tiempo sabia algo, y había experimentado mas que algo, ese hombre llamado Jesucristo se transformo en mi refugio, en mi único amigo.
Para un joven que despotricaba contra Dios, y que vivía según los parámetros de un joven mundano, y todo lo que conlleva aquello es difícil insertarse en un ambiente evangélico que te mira extraño por tu pelo, por tu ropa, que te escucha y te mira con una sonrisa por como hablas.
Nunca me gusto el ambiente evangélico, yo iba por Dios, porque un día mi corazón se encendió y en él florecieron flores, las flores de la luz de Cristo.
Al principio la música del mundo evangélico era extraña, melodías raras, algunas rápidas otras lentas, la gente reaccionaba extrañamente a esos ritmos algunos movían sus manos, o sus cabezas fuera de control, mi forma de hablar era graciosa para algunos hermanos, para mis amigos del mundo era normal, pero mis hermanos hablaban distinto, con una entonación aveces extraña, muchos de los predicadores que escuchaba por la radio hablaban con un raro acento centroamericano, a pesar de ser chilenos.
A cada reunión llegaba con una pregunta nueva, no pasaron muchas reuniones cuando los ancianos ya no me sabían que responder, y no pasaron muchas reuniones mas cuando el pastor ya no tenia tiempo para responder mis consultas.
Un hermano seminarista me respondía con burla, para él era gracioso mi deseo de saber de Dios.
Seguí leyendo, seguí orando, ya había llegado el tiempo en que no preguntaba, había aprendido un poco, leía libros que me habían ayudado a responderme mis muchas dudas.
Predicaba, predicaba con pasión, diferentes tipos de evangelismo, evangelismo personal, en grupo, a viva voz, en las calles, en las plazas, en el metro, en la universidad.
Ya llevaba un par de años en la iglesia de Cristo, encendía la radio y por la mañana escuchaba "avivamiento en chile", y veía marchas con grandes carteles que decían "chile para Cristo".
El estar en la radio, con un programa me permitió conocer a muchos lideres, ver como saludaban, como miraban, saber como pensaban.
Ya han pasado 6 años, y he visto a muchos descarriarse, y creo no haber conocido a ningún pastor, realmente interesado en su iglesia, he visto correr algunos por personas que tienen un buen diezmo, y a otros hacer desprecios al que no ofrenda, he visto como algunos sueñan por tener poder, por ser reconocidos no importando el testimonio, no importando los frutos del espíritu, solo importando los dones.
En ocasiones he escuchado poder aquí, bendición allá, he sabido de algunos que oran horas, pero en segundos insultan a los que no piensan como ellos.
He escuchado tantos énfasis, he visto un evangelio de sanidades, otro de prosperidad, otro de poder, otro de presencia política, y han pasado todos aquellos predicadores por mi país.
Pero mi país sigue igual.
He escuchado millones de veces el llamado a congregarse, cientos de millones de veces predicas sobre el diezmo, millones de veces predicas que hablan de sumisión, de prosperidad, de poder, pero creo muy pocas veces haber escuchado mensajes que hablen de imitar a Jesús, de tratar de andar como el anduvo.
Cuantas veces, he visto hermanos llenos de códigos, estilos de comportamientos, que a la vista de los lideres es tan santo, donde la santidad es solo una experiencia superficial, donde mientras más saltes, o más asistas a la iglesia mas santo eres.
Solo les interesa el poder.
En estos años he cometido muchos errores, uno de los que más me duele es haberme involucrado con una niña, cuando no había olvidado a una que me rompió el corazón, sin quererlo la dañe, no era esa mi intención.
Los errores de hecho han sido muchos.
Pero me he mantenido en la fe, no por los hermanos, ni por la música, ni menos por los pastores, sino por Jesús por ese bendito hombre que murió por mi.
Y muchas han sido las pruebas, no recibí muchas ayudas, creo que ninguna, excepto la fortaleza que me daba la palabra, esa que alguna vez engullí con desesperación.
Ya no creo en los super pastores, ni en los teleevangelistas famosos que duermen en mansiones, mientras sus feligreses duermen a saltos pensando en las deudas, no creo en ninguno de ellos, ni en los énfasis extraños que solo buscan poder, y fama pero siempre tratando de ocultarla con un manto de supuesta humildad.
He visto a muchos predicar, gritar a todo pulmón, que ellos tienen la unción, y que ahora la darán a los que pasen a recibirla, y cientos, quizás miles, he visto pasar en estos años a recibirla, pero inexorablemente todo se ha mantenido igual.
Los hermanos me cuentan que en los 80 vino jimmy swaggert, en los 90 fueron cientos los que vinieron, en poco tiempo mas vendrá benny hinn, muchos corrieron, muchos lloraron, muchos correrán, muchos lloraran pero todo inexorablemente se mantendrá igual, excepto por las ambiciones de los pastores que ya no se conformaran con una iglesia con capacidad para 1000 personas cómodamente sentadas, ahora querrán edificios con un auditorio para 1000 personas cómodamente sentadas, con asientos lujos, y aire acondicionado.
Pero todo lo demás lamentablemente estará igual.
Y vendrán modas, y más modas, nuevos estilos de música, quizás nuevas ansias de poder.
Pero yo solamente me limitare a seguir a Cristo, a leer su palabra, a orar, esperando cada día ser mas parecido a el.
No estoy en el sistema.
Y el sistema como va, en grandes rasgos se mantendrá igual.
Salvo que algunos.....
MaRco!
Vi como crecía explosivamente una iglesia, admire a sus lideres, después los vi embuidos en el sistema que querían cambiar, los conocí con cierta profundidad, y ya no quise ser como ellos.
También vi como explosivamente decrecía esa iglesia.
Me fui hundiendo en las escrituras, me zambullí en la oración con pasión, al poco tiempo sabia algo, y había experimentado mas que algo, ese hombre llamado Jesucristo se transformo en mi refugio, en mi único amigo.
Para un joven que despotricaba contra Dios, y que vivía según los parámetros de un joven mundano, y todo lo que conlleva aquello es difícil insertarse en un ambiente evangélico que te mira extraño por tu pelo, por tu ropa, que te escucha y te mira con una sonrisa por como hablas.
Nunca me gusto el ambiente evangélico, yo iba por Dios, porque un día mi corazón se encendió y en él florecieron flores, las flores de la luz de Cristo.
Al principio la música del mundo evangélico era extraña, melodías raras, algunas rápidas otras lentas, la gente reaccionaba extrañamente a esos ritmos algunos movían sus manos, o sus cabezas fuera de control, mi forma de hablar era graciosa para algunos hermanos, para mis amigos del mundo era normal, pero mis hermanos hablaban distinto, con una entonación aveces extraña, muchos de los predicadores que escuchaba por la radio hablaban con un raro acento centroamericano, a pesar de ser chilenos.
A cada reunión llegaba con una pregunta nueva, no pasaron muchas reuniones cuando los ancianos ya no me sabían que responder, y no pasaron muchas reuniones mas cuando el pastor ya no tenia tiempo para responder mis consultas.
Un hermano seminarista me respondía con burla, para él era gracioso mi deseo de saber de Dios.
Seguí leyendo, seguí orando, ya había llegado el tiempo en que no preguntaba, había aprendido un poco, leía libros que me habían ayudado a responderme mis muchas dudas.
Predicaba, predicaba con pasión, diferentes tipos de evangelismo, evangelismo personal, en grupo, a viva voz, en las calles, en las plazas, en el metro, en la universidad.
Ya llevaba un par de años en la iglesia de Cristo, encendía la radio y por la mañana escuchaba "avivamiento en chile", y veía marchas con grandes carteles que decían "chile para Cristo".
El estar en la radio, con un programa me permitió conocer a muchos lideres, ver como saludaban, como miraban, saber como pensaban.
Ya han pasado 6 años, y he visto a muchos descarriarse, y creo no haber conocido a ningún pastor, realmente interesado en su iglesia, he visto correr algunos por personas que tienen un buen diezmo, y a otros hacer desprecios al que no ofrenda, he visto como algunos sueñan por tener poder, por ser reconocidos no importando el testimonio, no importando los frutos del espíritu, solo importando los dones.
En ocasiones he escuchado poder aquí, bendición allá, he sabido de algunos que oran horas, pero en segundos insultan a los que no piensan como ellos.
He escuchado tantos énfasis, he visto un evangelio de sanidades, otro de prosperidad, otro de poder, otro de presencia política, y han pasado todos aquellos predicadores por mi país.
Pero mi país sigue igual.
He escuchado millones de veces el llamado a congregarse, cientos de millones de veces predicas sobre el diezmo, millones de veces predicas que hablan de sumisión, de prosperidad, de poder, pero creo muy pocas veces haber escuchado mensajes que hablen de imitar a Jesús, de tratar de andar como el anduvo.
Cuantas veces, he visto hermanos llenos de códigos, estilos de comportamientos, que a la vista de los lideres es tan santo, donde la santidad es solo una experiencia superficial, donde mientras más saltes, o más asistas a la iglesia mas santo eres.
Solo les interesa el poder.
En estos años he cometido muchos errores, uno de los que más me duele es haberme involucrado con una niña, cuando no había olvidado a una que me rompió el corazón, sin quererlo la dañe, no era esa mi intención.
Los errores de hecho han sido muchos.
Pero me he mantenido en la fe, no por los hermanos, ni por la música, ni menos por los pastores, sino por Jesús por ese bendito hombre que murió por mi.
Y muchas han sido las pruebas, no recibí muchas ayudas, creo que ninguna, excepto la fortaleza que me daba la palabra, esa que alguna vez engullí con desesperación.
Ya no creo en los super pastores, ni en los teleevangelistas famosos que duermen en mansiones, mientras sus feligreses duermen a saltos pensando en las deudas, no creo en ninguno de ellos, ni en los énfasis extraños que solo buscan poder, y fama pero siempre tratando de ocultarla con un manto de supuesta humildad.
He visto a muchos predicar, gritar a todo pulmón, que ellos tienen la unción, y que ahora la darán a los que pasen a recibirla, y cientos, quizás miles, he visto pasar en estos años a recibirla, pero inexorablemente todo se ha mantenido igual.
Los hermanos me cuentan que en los 80 vino jimmy swaggert, en los 90 fueron cientos los que vinieron, en poco tiempo mas vendrá benny hinn, muchos corrieron, muchos lloraron, muchos correrán, muchos lloraran pero todo inexorablemente se mantendrá igual, excepto por las ambiciones de los pastores que ya no se conformaran con una iglesia con capacidad para 1000 personas cómodamente sentadas, ahora querrán edificios con un auditorio para 1000 personas cómodamente sentadas, con asientos lujos, y aire acondicionado.
Pero todo lo demás lamentablemente estará igual.
Y vendrán modas, y más modas, nuevos estilos de música, quizás nuevas ansias de poder.
Pero yo solamente me limitare a seguir a Cristo, a leer su palabra, a orar, esperando cada día ser mas parecido a el.
No estoy en el sistema.
Y el sistema como va, en grandes rasgos se mantendrá igual.
Salvo que algunos.....
MaRco!