¿CÓMO Y CUÁNDO ADORAR A DIOS?

Cuando se trata de adorar a Dios en espíritu y verdad (Juan 4:23-24) ¿Estamos pensando exclusivamente en actividades religiosas practicadas en congregación, como, por ejemplo, escuchar un sermón, orar, cantar alabanzas, etc.; o debe abarcar mucho más? ¿Puede que la verdadera adoración a Dios sea un modo de vivir que deba abarcar todas las actividades de la vida?
 
Cuando se trata de adorar a Dios en espíritu y verdad (Juan 4:23-24) ¿Estamos pensando exclusivamente en actividades religiosas practicadas en congregación, como, por ejemplo, escuchar un sermón, orar, cantar alabanzas, etc.; o debe abarcar mucho más? ¿Puede que la verdadera adoración a Dios sea un modo de vivir que deba abarcar todas las actividades de la vida?
Es andar como Él anduvo. Nosotros creemos que es difícil, pero Él mismo dijo 'mi yugo es fácil y ligera mi carga'.
 
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"Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él."(Colosenses 3:17)

"Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor." (Colosenses 3:23-24)

De estas palabras aprendemos que nuestro servicio o adoración a Dios no es algo reservado para momentos especiales en ciertos lugares, sino que es un servicio que afecta a todo en la vida. Quien tiene presente a Dios en todo lo que hace puede decir que vive en Su presencia.
 
Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios” (Hebreos 13:15-16)

A diferencia del sistema de sacrificios materiales ofrecidos bajo la Ley de Moisés, los cristianos ofrecen sacrificios espirituales; es decir, la alabanza a Dios que consiste en confesar su nombre y hacer el bien. Ofrecer el fruto de labios no es tanto el cantar alabanzas en la iglesia, sino comunicar a otros y por propia experiencia Quien es Dios, Su voluntad, Su personalidad y Sus propósitos. Dios se complace en que hablemos sobre él.

Por otra parte, hacer el bien y compartir con otros es la expresión del amor que se debe producir y expresar entre los cristianos verdaderos. Estos son los sacrificios que agradan y son requeridos por Dios, sacrificios que surgen en cualquier lugar y en cualquier momento de la vida cotidiana, y, por tanto, es parte de la adoración a Dios en espíritu y verdad.
 
Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2)

La verdadera adoración espiritual a Dios consiste en ofrecerle nuestro cuerpo; es decir, todo lo que somos y hacemos todos los días. No es tanto ofrecerle ceremonias litúrgicas por muy majestuosas que parezcan. Aunque podemos adorar en compañía de nuestros hermanos, también deberíamos poder decir, por ejemplo, que vamos al trabajo para dar culto a Dios. La verdadera adoración es ofrecerle a Dios nuestra vida cotidiana, algo que ve todo el mundo en cualquier lugar que estemos o en cualquier situación que nos ocupe. Un acto cotidiano lo convertimos en un acto de adoración cuando nuestra intención es hacerlo lo mejor posible para la gloria de Dios.
 
Si alguien se cree religioso, pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada. La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo” (Santiago 1:26-27)

La palabra que se traduce por religión es thréskeía, y significa “religión en su aspecto externo, culto religioso, en especial referente al servicio ceremonial de la religión" (Diccionario Vine)

Lo que nos quiere decir Santiago es que el mejor culto religioso que podemos presentar a Dios es ayudar a los más necesitados y estar limpios de las actitudes y prácticas que son típicas en el mundo alejado de Dios. Por desgracia es muy frecuente que los rituales y la liturgia religiosa hayan sustituido en importancia al servicio de los más necesitados; pero debemos saber que, si realmente queremos agradar a Dios, hemos de amar a nuestro prójimo más necesitado y mantenernos limpios del mundo alejado de Dios.
 
En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31)

Esta es la meta que debemos perseguir: hacer todo para la gloria de Dios. La verdadera adoración está sobre todo en la vida cotidiana.

Como dice un comentarista: El valor de lo que hacemos no está en lo externo, sino en cómo lo hacemos. La vida cotidiana, sencilla y corriente, puede tener un inmenso valor. No esperemos a hacer cosas grandes. Hagamos grande lo pequeño. Todo puede ser orientado a la gloria de Dios. Todo: la comida, la bebida, cualquier cosa que hagamos.