Se que ando aquí en el foro con un letrero que dice IMPURO y debo entrar al pueblo gritando esa palabra para que los demás se aparten y no tengan nada que ver conmigo, ese es mi destino por mis elecciones en la vida. Al final seré expulsado, lo sé y eso me llevará aún más hacia la oscuridad atea, el nihilismo y la vida sarcástica e irónica, hacia todo lo que significa sagrado, y si eso asusta.
Creo que necesitas ayuda psicológica profesional, mi hermano.
Es posible que haya un problema de culpa, o una falsa creencia sobre tu culpa, que necesitas resolver con oración, con mucha paciencia y con la ayuda de un psicólogo.
Esta es la parte seria de mi recomendación. Ahora viene la parte jocosa. ¿Estás listo? Ahí te va. Es con lenguaje muy de barrio mexicano. Si no comprendes algunas palabras pregúntame.
¡No la chingues, Pescador Galileo! ¿Cómo está eso de que te sientes impuro! ¿Impuro? ¡Impuros mis huevos, y funcionan!
¿No será que te sientes impuro porque llevas un buen sin bañarte...? No me lo niegues, no me lo niegues, que hasta por Internet me llega el tufo.
Mira compadre, aunque no me lo hayas pedido, voy a darte un consejo:
La próxima vez que se te aparezca ese destino ojete que crees que te mereces, ¡encáralo!
Sí, encáralo... así, bien machín, sin miedo, y dile: "Me la pelas, pinche destino ojete! ¡Me la pelas, porque no soy ya yo, sino Dios quien me respalda!"
Uy, si haces eso, ya verás cómo luego luego se le frunce "aquellito" y sale echo madre el desgraciado.
Y nada de nihilismo, eh? ¿Sabes qué es el nihilismo? Pues, la nada güey, la nada.
Al chile: no trae nada pa' madrearte. Nomás la pura palabrita mamona: "nihilismo".
Pero la cosa está así, güey: para enfrentar a la nada, tú tienes a tu lado al que lo es el Todo, al Mero Mero Petatero, al Jefe de Jefes, el de los chicharrones que sí truenan.
A mí me pasó también una vez como a ti... ¡uy si te contara, güey! Me topé con un nihilismo así... muy acá, de este pelo... muy mamado el güey, con cara de pocos amigos. Me decía que Dios nunca me perdonaría... que yo la había cagado tanto, que estaba fuera ya de su misericordia. ¿Y sabes que hice?
Bueno, al principio me apendejé... pa qué lo voy a negar. Anduve un tiempo como tú así, viviendo todo meado, todo espantado, sacándole la vuelta cada vez que me lo encontraba... hasta que un día me harté, ya no pude más, le hablé a Dios y le dije: "Jefe, usted sabe que yo ya no doy para más. Usted peléese por mí". ¿Y qué crees? Que se arremanga el Jefe y le da una soberana madriza... pero de aquellas, güey! Hasta por debajo de la lengua...
Desde entonces, cada vez que me topo con él y me mira feo, yo nomás le recuerdo: "¿Vienes por tu siguiente dosis o qué? Ahora sabes que si te metes conmigo, te metes con Aquel que puede partirte toda tu madre" Ya nomás oye eso y se va de largo, bien encabronado, jaja.
Así que aguzado, mi cuate ¿eh? Aguzado.
Bueno, ya se me hizo tarde. Si tienes Internet, a'i nos vidrios, compa!