Re: ¿Cómo combatir los prejuicios anti-cristianos?
Amado hermano Luis Carlos: te saludo con mucho amor.
Al leer este tu epígrafe, me pareció, más que interesante, una buena oportunidad de compartir contigo y quienes lean, algo que veo muy, pero muy perdido en este foro y que es el vivir las enseñanzas de Jesucristo.
Al revisar los diferentes escritos o epígrafes, de tantos temas diversos, veo que mis hermanos, y esto por favor sin ánimo de críticas ni sojuzgamientos, están más empeñados en hacer prevalecer sus conocmientos, que en entregar amor y compartir la Verdad de nuestro Padre.
Es curioso, por decir lo menos, leer las respuestas en las que apoyan críticas tan duras hechas a hermanos que no piensan como uno, o dan consejos de lucha, en vez de ayudar a comprender las enseñanzas de amor de nuestro Señor Jesucristo.
Para que se comprenda mejor lo que expongo, iré pegando párrafos de tu propio escrito y explicaré lo que pienso:
DICES,AMADO HERMANO:
Por favor, muchas veces los protestantes y los catolicos discutimos con mucha energia contra nosotros, pero en otras tenemos que unirnos para hacer frente contra enemigos comunes como la cultura de la muerte que fomenta el pecado y el desprecio a Dios.
MI REFLEXION:
Al leer este primer párrafo, amado Luis, me pregunto lo siguiente: ¿Hasta cuando católicos y protestantes han de seguir discutiendo con mucha energía, si ambos creen en el mismo Dios, en el mismo Hijo de Dios, y en sus enseñanzas?. ¿Hasta cuando católicos y protestantes, han de seguir viéndose como enemigos, que a la vez se enfrentan con enemigos comunes (solo porque piensan diferente) o porque profesan otras religiones?
¿Y qué hay del amor?
¿Y qué hay del amar a Dios, por sobre todas las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo?
¿Y qué hay del que somos hijos de Dios, lo que nos hace a todos hermanos?
¿Por qué siempre tienen que discutir lo indiscutible (la Verdad de Dios)?
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DICES, AMADO LUIS CARLOS:
Estaba discutiendo en un foro, todopolitica.com (no hace falta registrarse para participar), sobre el tema de la religión, (sección temas generales)y son tan puñeteros que cuando les das la buena respuesta sobre un tema te cambian a otro.
MI HUMILDE OPINION:
He comprendido, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, que debo alejarme del mundo. Lo que he llegado a razonar que: alejarme del mundo no significa que me vaya al desierto, ni a la montaña, ni a una caverna a seguir una vida de hermitaño. Alejarme del mundo, según mi comprensión es NO PARTICIPAR DE LAS COSAS DEL MUNDO. Y esto comprende la política y cualsquier tema de discusión en el que me vea tentado a olvidarme de: "Hacer a los demás, lo que no me gustaría que me hiciesen a mi". Solo me interesa el Reino de Dios. Su Verdad, su enseñanza y mi crecimiento espiritual, para que cada día comprenda más a mis hermanos. ASí pueda tolerarlos y amarlos.
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DICES AMADO HERMANO:
Yo creo que tenemos que unir fuerzas porque hay temas que no sólo abarca a la Iglesia Catolica, sino que se están hablando de asuntos como la defensa de la castidad contra la propagación de enfermedades venereas. Esto es algo que debemos hacerlo entre todos. ¿cuáles son los principales argumentos del enemigo y cuáles respuestas para refutar sus absurdas teorias? ¿como contrarestar toda esa campaña mediatica contra los principios morales como la defensa de la familia?[/QUOTE]
RESPONDO CON AMOR, AMADO LUIS CARLOS:
Yo creo que tenemos que crecer más en amor, para amar a nuestros hermanos, sin importar que piensen diferente a nosotros.
Yo creo que tenemos que abrirnos a la camprensión, para poder tolerar a nuestros hermanos que son diferentes, que creen, no lo que nosotros creemos, sino en cosas en que el mundo les atrae y atrapa, pero que se sienten satisfechos.
Yo creo que debemos amar a nuestros enemigos.
Yo creo que tenemos que prepararnos mejor, para asi poder" poner la otra mejilla". "Devolver bien por mal", "no criticar, no juzgar y solo hacer el bien". Solo así seremos" la sal de la tierra", "la luz del mundo". Y el mundo sabrá que somos los discípulos del Maestro.
Un abrazo, amado hermano Luis Carlos.
