Ningún católico está obligado a creer en apariciones. En el catolicismo se venera a la Virgen por haber sido la Madre de Cristo; y no es pecado el sentir o no sentir devoción a la Virgen María, más bien se considera una conveniencia, pues Cristo siente regocijo por quien aprecia especialmente a su Madre, además de ser la mujer más preciada por Dios al haber sido escogida como esposa por medio del Espíritu Santo para dar a luz a su Hijo. El error en el cual quizás han caído algunas personas es en reconocerla a Ella como si fuese el mismo Dios.La Iglesia Católica ha lidiado piadosamente con este problema y responsablemente ha terminado rechazando públicamente las creencias desviadas de un grupo de católicos que han culminado con la formación de una temerosa secta destructiva. Vean el siguiente artículo: Devoción Mariana Desviada