PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 5--- Nuestra actitud para con las riquezas materiales
Lunes --- Leer con oración: Hch 4:32-35; Gn 3:1; Hch 2:2; Jn 20:22; Hch 2:37-39
“ Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común ” (Hch 4:32)
COLOCAR LA MENTE EN EL ESPÍRITU PARA EVITAR LOS ATAQUES DEL ENEMIGO
El tema de esta semana es “La actitud para con las riquezas materiales ” (Hch 4:32-35). Estamos en la era de los terceros dos mil años y, según el plan y arreglo divinos, esta es la era del Espíritu. La iglesia comenzó por el Espíritu y a pesar de haber tenido ataques del enemigo usando al Imperio Romano, los hermanos permanecieron firmes en el Espíritu. Cuanta más persecución había, más crecía la vida; cuantos más cristianos eran muertos, más cristianos surgían (Hch 2:1-2, 24).
Así también es la situación actual, aunque no haya persecución física y muerte, recibimos persecuciones a través de innumerables difamaciones y calumnias. No debemos permanecer pensando en la mente: “ ¿Será que esa palabra es correcta? ”, pues as í la serpiente engaño a Eva (2 Co 11:3). La serpiente no le dijo: “Lo que Dios hizo está mal ”, sino que fue a la mujer con una interrogación: “ ¿Conque Dios os ha dicho [...]? ” (Gn 3:1). De esa manera una duda fue colocada en la mente de la mujer. Hoy, si nuestra alma estuviere llena del Espíritu, no aceptaremos palabras de difamación y ataques, pues, aceptarlas demostrar á que aún estamos en el alma caída. Debemos declarar: “Satanás, cállate. No importa cuan bonito me hables, fuera. No te acepto ”.
¡Alabado sea el Señor! pues Él, por Su gran misericordia, viene a mostrarnos, otra vez, que nuestra alma necesita estar saturada del Espíritu que habita en nuestro espíritu. La intención de Dios es que Su Espíritu entre en nuestro espíritu humano y se mezcle con él, y a partir de allí se expanda a nuestra alma, saturándola poco a poco. De esa manera, cuando vienen las mentiras de parte de Satanás, nosotros no las recibimos y el enemigo nada puede hacer contra nosotros.
Los doce discípulos, obedeciendo a la palabra del Señor fueron a Jerusalén a fin de esperar el derramamiento del Espíritu. Ellos estaban acompañados de un grupo de discípulos orando en el aposento alto, un lugar donde se comía la cena, y el Espíritu llenó la casa (Hch 1:13; 2:2). Ese fue el cumplimiento de la promesa del Padre (Lc 24:49); ellos fueron llenos del Espíritu exteriormente, pues ya habían recibido el Espíritu interiormente (Jn 20:22).
El Espíritu en Su aspecto exterior de poder tiene como mira la obra. Puesto que estaban revestidos del Espíritu de esa manera, ellos fueron testigos del Señor para los millares de judíos que estaban en Jerusalén para la Fiesta de Pentecostés. Pedro predicó el evangelio con intrepidez y presentó al Señor Jesús a las personas. Éstas fueron iluminadas, se arrepintieron y preguntaron: “¿Qué haremos, hermanos? ” (Hch 2:37). Pedro les respondió: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa” (vs. 38-39a).
Pedro ya les había dicho que todo aquel que invocare el nombre del Señor sería salvo (v. 21). Ahora él les decía que deberían ser bautizados para recibir el Espíritu Santo, no sólo interiormente, en el aspecto de vida, sino también exteriormente, en el aspecto de poder, a fin de cumplir la voluntad de Dios. En aquel momento, cerca de tres mil personas invocaron el nombre del Señor, y fueron salvas y bautizadas (v. 41).
Punto Clave: Ser saturado del Señor
Pregunta: ¿En qué consiste la promesa del Padre?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Semana 5--- Nuestra actitud para con las riquezas materiales
Lunes --- Leer con oración: Hch 4:32-35; Gn 3:1; Hch 2:2; Jn 20:22; Hch 2:37-39
“ Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común ” (Hch 4:32)
COLOCAR LA MENTE EN EL ESPÍRITU PARA EVITAR LOS ATAQUES DEL ENEMIGO
El tema de esta semana es “La actitud para con las riquezas materiales ” (Hch 4:32-35). Estamos en la era de los terceros dos mil años y, según el plan y arreglo divinos, esta es la era del Espíritu. La iglesia comenzó por el Espíritu y a pesar de haber tenido ataques del enemigo usando al Imperio Romano, los hermanos permanecieron firmes en el Espíritu. Cuanta más persecución había, más crecía la vida; cuantos más cristianos eran muertos, más cristianos surgían (Hch 2:1-2, 24).
Así también es la situación actual, aunque no haya persecución física y muerte, recibimos persecuciones a través de innumerables difamaciones y calumnias. No debemos permanecer pensando en la mente: “ ¿Será que esa palabra es correcta? ”, pues as í la serpiente engaño a Eva (2 Co 11:3). La serpiente no le dijo: “Lo que Dios hizo está mal ”, sino que fue a la mujer con una interrogación: “ ¿Conque Dios os ha dicho [...]? ” (Gn 3:1). De esa manera una duda fue colocada en la mente de la mujer. Hoy, si nuestra alma estuviere llena del Espíritu, no aceptaremos palabras de difamación y ataques, pues, aceptarlas demostrar á que aún estamos en el alma caída. Debemos declarar: “Satanás, cállate. No importa cuan bonito me hables, fuera. No te acepto ”.
¡Alabado sea el Señor! pues Él, por Su gran misericordia, viene a mostrarnos, otra vez, que nuestra alma necesita estar saturada del Espíritu que habita en nuestro espíritu. La intención de Dios es que Su Espíritu entre en nuestro espíritu humano y se mezcle con él, y a partir de allí se expanda a nuestra alma, saturándola poco a poco. De esa manera, cuando vienen las mentiras de parte de Satanás, nosotros no las recibimos y el enemigo nada puede hacer contra nosotros.
Los doce discípulos, obedeciendo a la palabra del Señor fueron a Jerusalén a fin de esperar el derramamiento del Espíritu. Ellos estaban acompañados de un grupo de discípulos orando en el aposento alto, un lugar donde se comía la cena, y el Espíritu llenó la casa (Hch 1:13; 2:2). Ese fue el cumplimiento de la promesa del Padre (Lc 24:49); ellos fueron llenos del Espíritu exteriormente, pues ya habían recibido el Espíritu interiormente (Jn 20:22).
El Espíritu en Su aspecto exterior de poder tiene como mira la obra. Puesto que estaban revestidos del Espíritu de esa manera, ellos fueron testigos del Señor para los millares de judíos que estaban en Jerusalén para la Fiesta de Pentecostés. Pedro predicó el evangelio con intrepidez y presentó al Señor Jesús a las personas. Éstas fueron iluminadas, se arrepintieron y preguntaron: “¿Qué haremos, hermanos? ” (Hch 2:37). Pedro les respondió: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa” (vs. 38-39a).
Pedro ya les había dicho que todo aquel que invocare el nombre del Señor sería salvo (v. 21). Ahora él les decía que deberían ser bautizados para recibir el Espíritu Santo, no sólo interiormente, en el aspecto de vida, sino también exteriormente, en el aspecto de poder, a fin de cumplir la voluntad de Dios. En aquel momento, cerca de tres mil personas invocaron el nombre del Señor, y fueron salvas y bautizadas (v. 41).
Punto Clave: Ser saturado del Señor
Pregunta: ¿En qué consiste la promesa del Padre?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!