Citas Eucarísticas Primitivas (1)

12 Mayo 2000
2.050
2
www.maic.net
Estimados coforistas:
Siguiendo una invitación de Juan Manuel, he compilado citas de escritores de los primeros tres siglos del cristianismo sobre la Cena del Señor o Eucaristía.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
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Didajé
La Didajé o “Doctrina de los Doce Apóstoles” es probablemente el documento cristiano más primitivo conocido. Es anónima, y fue compuesta probablemente en Palestina o Siria en la segunda mitad del primer siglo.
Cito según la edición bilingüe de Daniel Ruiz Bueno.


9. (1) Respecto a la acción de gracias [eujaristias], daréis gracias de esta manera:
(2) Primeramente, sobre el cáliz:
Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, la que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos.
(3) Luego, sobre el fragmento:
Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos manifestaste por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
(4) Como este fragmento estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo eternamente.
(5) Que nadie, empero, coma ni beba de vuestra Eucaristía, sino los bautizados en el nombre del Señor, pues acerca de ello dijo el Señor: No deis lo santo a los perros.

10. (1) Después de saciaros, daréis gracias así:
(2) Te damos gracias, Padre santo, por tu santo Nombre, que hiciste morar en nuestros corazones, y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
(3) Tú, Señor omnipotente, creaste todas las cosas por causa de tu Nombre y diste a los hombres comida y bebida para su disfrute. Mas a nosotros nos hiciste gracia de comida y bebida espiritual y de vida eterna por tu siervo.
(4) Ante todo, te damos gracias porque eres poderoso. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
(5) Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu amor, y reúnela de los cuatro vientos, santificada, en el reino tuyo que has preparado. Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos.

14. (1) Reunidos cada día del Señor, romped el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que vuestro sacrificio sea puro.
(2) Todo aquel, empero, que tenga contienda con su compañero, no se junte con vosotros hasta tanto no se haya reconciliado, a fin de que no profane vuestro sacrificio.
(3) Porque éste es el sacrificio del que dijo el Señor: En todo lugar y en todo tiempo se me ofrece un sacrificio puro, porque yo soy rey grande, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre las naciones. [Mal 1:11,14].

Clemente de Roma
Este obispo de Roma escribió hacia fines del primer siglo una carta a la Iglesia de Corinto. En ella no trata de la Eucaristía, pero hace alusión al sacrificio de Cristo como algo singular y ya cumplido.

1 Corintios (ed. Ruiz Bueno)

7. (4) Fijemos nuestra mirada en la sangre de Cristo, y conozcamos cuán preciosa es a los ojos del Dios y Padre suyo, pues, derramada por nuestros pecados, alcanzó gracia de arrepentimiento para todo el mundo.

21. (6) Reverenciemos al Señor , cuya sangre fue derramada por nosotros...

Ignacio de Antioquía
Este obispo, quien falleció antes de 117, escribió siete cartas en camino de su martirio en Roma. Es afecto a un lenguaje ricamente simbólico, por lo cual sus declaraciones concernientes a la Eucaristía deben valorarse cautelosamente. Por ejemplo, dijo a los Romanos: “Permitidme ser pasto de las fieras, por las que me es dado alcanzar a Dios. Trigo soy de Dios, y por los dientes de las fieras he de ser molido, a fin de ser presentado como limpio pan de Cristo” (Romanos 4:1).
También presenta un punto de vista del episcopado que no se halla en el Nuevo Testamento pero que al parecer se desarrolló tempranamente.
En la carta a los tralianos, citada más abajo, llama a la fe, la carne de Cristo, y al amor, su sangre.
Las citas son de la edición de Ruiz Bueno.

Efesios 13:1.
Por lo tanto, poned empeño en reuniros con más frecuencia para celebrar la Eucaristía de Dios y tributarle gloria. Porque, cuando apretadamente os congregáis en uno, se derriban las fortalezas de Satanás y por la concordia de vuestra fe se destruye la ruina que él os procura.

Efesios 20:2.

Si os congregáis, repito, para mostrar vuestra obediencia al obispo y al colegio de ancianos con indivisible pensamiento, rompiendo un solo pan, que es medicina de inmortalidad, antídoto contra la muerte y alimento para vivir por siempre en Jesucristo.

Tralianos 8:1.
... Así, pues, revestidos de mansedumbre, convertíos en nuevas criaturas por la fe, que es la carne del Señor, y por la caridad, que es la sangre de Jesucristo.

Romanos 7:3.
No siento placer por la comida corruptible ni me atraen los deleites de esta vida. El pan de Dios quiero, que es la carne de Jesucristo, del linaje de David; su sangre quiero por bebida, que es amor incorruptible.

Filadelfos 4:1.
Poned, pues, todo ahínco en usar de una sola Eucaristía, pues una sola es la carne de nuestro Señor Jesucristo y un solo cáliz para unirnos con su sangre; un solo altar, así como no hay más que un solo obispo, juntamente con el colegio de ancianos y con los diáconos, consiervos míos. De esta manera, todo cuanto hiciereis, lo haréis según Dios.

Esmirniotas 7.
(1) [los que profesan doctrinas ajenas a la gracia de Jesucristo] Apártanse también de la Eucaristía y de la oración, porque no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro Señor Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados, la misma que, por su bondad, resucitóla el Padre. Así, pues, los que contradicen al don de Dios, mueren y perecen entre sus disquisiciones. ¡Cuánto mejor les fuera celebrar la Eucaristía, a fin de que resucitaran!
(2) Conviene, por tanto, apartarse de tales gentes, y ni privada ni públicamente hablar de ellos, sino prestar toda atención a los profetas, y señaladamente al Evangelio, en el que la pasión se nos hace patente y vemos cumplida la resurrección. Toda escisión, en cambio, huidla, como principio de males.
8. (1)... Sólo aquella Eucaristía ha de tenerse por válida que se celebre por el obispo o por quien de él tenga autorización.
(2) ... Sin contar con el obispo, no es lícito bautizar ni celebrar la Eucaristía ...

Justino Mártir

De origen palestino, hijo de padres paganos, Justino fue uno de los grandes defensores de la fe cristiana del segundo siglo. Fundó una escuela en Roma, donde murió mártir hacia 165.
En sus escritos se hallan varias referencias ala Eucaristía, cómo era practicada y cuál era su significado. El pan y el vino, que son capaces de nutrir el cuerpo, nutren también las almas al ser consagrados por la acción de gracias. Es precisamente esta acción de gracias lo que constituye un sacrificio agradable a Dios (Diálogo con Trifón, 117).
Cito de la edición de Padres Apologetas Griegos de Ruiz Bueno.

Apología I
65. (2) Terminadas las oraciones, nos damos mutuamente el ósculo de paz.
(3) Luego, al que preside a los hermanos, se le ofrece pan y un vaso de agua y vino, y tomándolos él tributa alabanzas y gloria al Padre del universo por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo, y pronuncia una larga acción de gracias, por habernos concedido esos dones que de Él nos vienen. Y cuando el presidente ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: Amén.
(4) “Amén”, en hebreo, quiere decir “así sea.”
(5) Y una vez que el presidente ha dado gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se llaman “ministros” o diáconos, dan a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del agua sobre que se dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes.

66. (1) Y este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que a nadie le es lícito participar, sino al que cree verdaderamente nuestras enseñanzas y se ha lavado en el baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó.
(2) Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que, a la manera que Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que Dios procede, el alimento sobre que fue dicha la acción de gracias –alimento del que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestras carnes- es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado.
(3) Y es así que los Apóstoles en los Recuerdos, por ellos escritos, que se llaman Evangelios, nos transmitieron que así les fue a ellos mandado, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo: Haced esto en memoria mía, éste es mi cuerpo. E igualmente, tomando el cáliz y dando gracias, dijo: Esta es mi sangre, y que sólo a ellos les dio parte.

67. (3) El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los Recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas.
(4) Luego, cuando el lector termina, el presidente, de palabra, hace una exhortación e invitación a que imitemos estos bellos ejemplos.
(5) Seguidamente, nos levantamos todos a una y elevamos nuestras preces, y éstas terminadas, como ya dijimos, se ofrece pan y vino y agua, y el presidente, según sus fuerzas, hace igualmente subir a Dios sus preces y acciones de gracias y todo el pueblo exclama diciendo “amén”. Ahora viene la distribución y participación, que se hace a cada uno, de los alimentos consagrados por la acción de gracias y su envío por medio de los diáconos a los ausentes.

Diálogo con Trifón

41. (1) La ofrenda de la flor de harina, señores –proseguí- que se mandaba a hacer por los que se purificaban de la lepra, era figura del pan de la Eucaristía que nuestro Señor Jesucristo mandó ofrecer en memoria de la pasión que él padeció por todos los hombres que purifican sus almas de toda maldad, a fin de que juntamente demos gracias a Dios por haber creado el mundo y cuanto en él hay por amor del hombre, por habernos a nosotros librado de la maldad en que nacimos y haber destruido con destrucción completa a los principados y potestades de aquel que, según su designio, nació pasible.
(2) De ahí que sobre los sacrificios que vosotros entonces ofrecíais, dice Dios, por boca de Malaquías, uno de los doce profetas: No está mi complacencia en vosotros –dice el Señor- , y vuestros sacrificios no los quiero recibir de vuestras manos. Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, mi nombre es glorificado entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y sacrificio puro. Porque grande es mi nombre en las naciones –dice el Señor-, y vosotros lo profanáis [Malaquías 1:10-12].
(3) Ya entonces, anticipadamente, habla de los sacrificios que nosotros, las naciones, le ofrecemos en todo lugar, es decir, del pan de la Eucaristía y lo mismo del cáliz de la Eucaristía, a par que dice que nosotros glorificamos su nombre y vosotros lo profanáis.

117. (1) Así, pues, Dios atestigua de antemano que le son agradables todos los sacrificios que se le ofrecen por el nombre de Jesucristo, los sacrificios que éste nos mandó ofrecer, es decir, los de la Eucaristía del pan y del vino, que celebran los cristianos en todo lugar de la tierra. En cambio, Dios rechaza los sacrificios que vosotros le ofrecéis por medio de vuestros sacerdotes, cuando dice: Y no recibiré de vuestras manos vuestros sacrificios, porque desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, mi nombre es glorificado –dice- en las naciones y vosotros lo profanáis.
(2) Vosotros seguís aún ahora diciendo porfiadamente que Dios dice no recibir los sacrificios que se le ofrecían en Jerusalén por los israelitas que en aquel tiempo la habitaban; sí, en cambio, las oraciones que le hacían los hombres de aquel pueblo que se hallaban en la dispersión, y estas oraciones son las que llama sacrificios. Ahora bien, que las oraciones y acciones de gracias hechas por hombres dignos son los únicos sacrificios perfectos y agradables a Dios, yo mismo os lo concedo.
(3) Justamente ésos solos son los que los cristianos han aprendido a ofrecer hasta en la consagración del pan y del vino, en que se recuerda la Pasión que por su amor sufrió el Hijo de Dios...
(5) En cambio, no hay raza alguna de hombres, llámense bárbaros o griegos o con otros nombres cualesquiera, ora habiten en casas o se llamen nómadas sin viviendas o moren en tiendas de pastores, entre los que no se ofrezcan por el nombre de Jesús crucificado oraciones y acciones de gracias al Padre y hacedor de todas las cosas.


Ireneo de Lyon

De origen asiático, Ireneo (c. 140- c. 202) llegó a ser obispo de Lyon en las Galias. Escribió una “Refutación de la falsa gnosis” más conocida como “Contra las Herejías.” En los libros 4 y 5, al tratar de los sacrificios y la resurrección corporal , se refiere a la Eucaristía. Emplea el hecho de que la acción del Señor de ofrecer elementos materiales es prueba de que nuestros cuerpos han de ser redimidos, resucitando incorruptibles.

Adversus Haereses

4.17. (4) De todos estos es evidente que Dios no buscaba sacrificios y holocaustos de ellos [los creyentes del Antiguo Pacto], sino fe, y obediencia, y rectitud, por causa de su salvación. Como Dios, al enseñarles su voluntad en Oseas el profeta, dijo: “Deseo misericordia más que sacrificios, y el conocimiento de Dios más que holocaustos” [Oseas 6:6]. Además, nuestro Señor también les exhortó con el mismo fin cuando dijo: “Si hubiéreis conocido lo que significa Misericordia quiero, y no sacrificios, no hubiéseis condenado al inocente” [Mateo 12:7]. Así El da testimonio a los profetas, que ellos predicaron la verdad; pero acusa a estos hombres (sus oyentes) de ser necios a causa de las faltas de ellos.
(5) De nuevo, dando instrucciones a sus discípulos para ofrecer a Dios las primicias de sus propias cosas creadas –no como si él tuviese necesidad de ellas, sino para que ellos mismos no fuesen ni infructuosos ni ingratos-, él tomó aquella cosa creada, pan, y dio gracias, y dijo: “Este es mi cuerpo.” Y del mismo modo la copa, la cual es parte de la creación a la que pertenecemos, él confesó ser su sangre, y enseñó la nueva oblación del nuevo pacto; la cual la Iglesia, habiéndola recibido de los Apóstoles, ofrece a Dios en todo el mundo, a Aquel que nos da como medios de subsistencia las primicias de sus propios dones en el Nuevo Testamento, concerniente a lo cual Malaquías, entre los doce profetas, así habló de antemano: “No tengo placer en vosotros, dijo el Señor omnipotente, y no aceptaré sacrificio de vuestras manos. Pues desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, mi nombre es glorificado entre los gentiles, y en cada lugar incienso es ofrecido a mi nombre, y un sacrificio puro; pues grande es mi nombre entre los gentiles, dijo el Señor omnipotente”; indicando del modo más claro, por estas palabras, que el pueblo anterior [los judíos] cesarán ciertamente de ofrendar a Dios, pero que en todo lugar se le ofrecerá sacrificio, y uno puro; y que su nombre es glorificado entre los gentiles.
(6) ¿Pero qué otro nombre hay que sea glorificado entre los gentiles que aquel de nuestro Señor, por quien el Padre es glorificado, y el hombre también? Y porque es [el nombre] de su propio Hijo, quien fue hecho hombre por El, el lo llama como suyo propio ... Ya que, por tanto, el nombre del Hijo le pertenece al Padre, y ya que en el Dios omnipotente la Iglesia ofrenda a través de Jesucristo, Él dice bien sobre ambas bases: “Y en cada lugar se ofrece incienso a mi nombre, y un sacrificio puro.” Ahora Juan, en el Apocalipsis, declara que el “incienso” son “las oraciones de los santos.”

4.18. (1) La oblación de la Iglesia, por tanto, la cual el Señor dio instrucciones que fuese ofrecida en todo el mundo, cuenta como un sacrificio puro para Dios, y le es aceptable; no que Él necesite un sacrificio de nosotros, sino que quien lo ofrece es él mismo glorificado en lo que ofrece, si su don es acepto. Pues por el don se demuestra tanto honor como afecto hacia el Rey; y el Señor, deseando que lo ofreciésemos en toda simplicidad e inocencia, se expresó así: “Por tanto, cuando ofrezcas tu don sobre el altar, y recuerdes que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda ante el altar y ve; primero recocíliate con tu hermano, y luego retorna a ofrecer tu don.” [Mateo 5: 23-24]. Estamos obligados, pues, a ofrecerle a Dios las primicias de su creación, como asimismo dice Moisés: “No comparecerás en la presencia del Señor tu Dios con las manos vacías” [Deuteronomio 16:16]; de modo que el hombre, siendo contado como agradecido, pueda recibir el honor que fluye de Él.
(2) Y la clase de las oblaciones en general no ha sido dejada de lado; pues hay oblaciones allí [entre los judios] y aquí [entre los cristianos. Sacrificios hubo entre el pueblo; sacrificios hay, también, en la Iglesia; pero sólo la especie ha sido cambiada, en la medida en que la ofrenda ahora no es hecha por esclavos, sino por hombres libres. Pues el Señor es uno y siempre el mismo; pero el carácter de una oblación servil es peculiar, como lo es también el de la de los hombres libres, para que, por las mismas oblaciones, pueda manifestarse la libertad. Pues con Él no hay nada sin propósito, ni carente de significación, ni sin designio...
(3) ... Los sacrificios, por tanto, no santifican al hombre, porque Dios no necesita sacrificio; sino que es la conciencia del oferente lo que santifica al sacrificio cuando es pura, y así mueve a Dios a aceptarlo como de un amigo. “Pero el pecador” , dice Él, “que mata un becerro para mí, es como si matase un perro.” [Isaías 66:3].
(4) En la medida, entonces, en que la Iglesia ofrece unánimemente, su don es justamente reconocido como un sacrificio puro para con Dios. Como también le dice Pablo a los filipenses: “Estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito las cosas que enviasteis, el olor de una dulce fragancia, un sacrificio aceptable, que complace a Dios.” [Filipenses 4:18]. Pues debemos hacer una oblación a Dios, y en todas las cosas ser hallados agradecidos para con Dios nuestro hacedor, en una mente pura, y en fe sin hipocresía, en esperanza bien fundada, en amor ferviente, ofreciendo las primicias de sus propias cosas creadas. Y la Iglesia sola ofrece esta pura oblación al Creador, ofreciéndole a Él, con acción de gracias, de su creación. Pero los judíos no ofrendan así... Ni tampoco ninguna de las sinagogas de los herejes ... ¿Cómo pueden ser coherentes consigo mismos, [al decir] que el pan sobre el cual se ha dado gracias es el cuerpo del Señor, ómo pueden ser coherentes consigo mismos, [al decir] que el pan sobre el cual se ha dado gracias es el cuerpo del Señor, y la copa su sangre, si no le reconocen a él mismo como el Hijo del Creador del universo, esto es, su Verbo, a través de quien el bosque fructifica, y las fuentes fluyen, y la tierra da “primero el tallo, luego la espiga, y luego el grano lleno en la espiga” [Marcos 4:28]?
(5) De nuevo, ¿cómo pueden decir que la carne, la cual es nutrida con el cuerpo del Señor y con su sangre, va a la corrupción y no participa en la vida? Que, por tanto, modifiquen su opinión o cesen de ofrecer las cosas recién mencionadas. Pero nuestra opinión es concordante con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía establece nuestra opinión. Pues le ofrecemos lo que es de Él, anunciando consistentemente la fraternidad y unión de la carne y el espíritu. Porque como el pan, el cual se produce de la tierra, cuando recibe la invocación de Dios, no es más pan común, sino la Eucaristía, consistente en dos realidades, terrenal y celestial, del mismo modo nuestros cuerpos, cuando reciben la Eucaristía, no son ya corruptibles, teniendo la esperanza de la resurrección para la eternidad.

5.1. (3) Vanos son también los ebionitas, quienes no reciben por fe en sus almas la unión de Dios y hombre, sino que permanecen en la vieja levadura del nacimiento [natural], y no quieren entender que el Espíritu Santo vino sobre María, y que el poder del Altísimo la cubrió; de donde lo que fue generado es santo, y el Hijo del Altísimo, Padre de todos, quien efectuó la encarnación de este ser, y mostró una nueva [clase de] generación; que así como por la generación previa recibimos la muerte, así también por esta nueva generación podamos heredar la vida. Por tanto, estos hombres rechazan la mezcla de vino celestial, y desean que sólo sea agua del mundo, no recibiendo a Dios de modo de tener unión con Él, sino que permanecen en aquel Adán que había sido conquistado y fue expulsado del Paraíso. No considerando que, habiendo sido unido a lo que había sido formado, animaba al hombre, y le manifestó como un ser dotado de arzón; de modo que al final, el Verbo del Padre y el Espíritu de Dios, habiéndose tornado unidos con la antigua sustancia de la formación de Adán, tornaron al hombre vivo y perfecto, receptivo al perfecto Padre, para que así como en el natural todos estábamos muertos, en el espiritual todos seamos vivificados [cf. 1 Corintios 15:22]...

5.2. (2) Pero vanos en todo respecto son quienes rechazan la entera economía de Dios, y niegan la salvación de la carne, y tratan con desprecio su regeneración, sosteniendo que no es capaz de incorrupción. Pero si ésta de veras no alcanza la salvación, entonces ni el Señor nos redimió con su sangre, ni es la copa de la Eucaristía la comunión de su sangre, ni el pan que partimos la comunión de su cuerpo. Pues la sangre solamente puede provenir de las venas y la carne, y todo lo demás que constituye la sustancia del hombre, como fue realmente hecho el Verbo de Dios. Por su propia sangre nos redimió, como también su apóstol declara: “En quien tenemos redención por medio de su sangre, la remisión de los pecados.” [Colosenses 1:14]. Y así como somos sus miembros, también somos nutridos por medio de la creación (y Él mismo nos concede la creación, pues causa que el sol salga, y envía la lluvia conforme a su voluntad). Él ha reconocido la copa, la cual es una parte de la creación, como su propia sangre, de la cual Él humedece nuestra sangre: y el pan (también una parte de la creación) Él lo ha establecido como su propio cuerpo, del cual Él da crecimiento a nuestros cuerpos.
(3) Cuando, por tanto, la copa mezclada y el pan manufacturado recibe al Verbo de Dios, y se hace la Eucaristía de la sangre y del cuerpo de Cristo, de las cuales cosas la sustancia de nuestra carne es nutrida y sostenida, ¿cómo pueden afirmar que la carne es incapaz de recibir el don de Dios, que es vida eterna, si es nutrida del cuerpo y sangre del Señor, y es un miembro de Él? –como también lo declara el bendito Pablo en su epístola a los efesios, que “somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” [Efesios 5:30]. Él no habla estas palabras acerca de algún hombre espiritual e invisible, pues un espíritu no tiene huesos ni carne; sino de la economía [por la cual] un hombre real, consistente de carne, y nervios, y huesos – aquella [carne] que es nutrida por la copa que es su sangre, y recibe alimento del pan que es su cuerpo. Y del mismo modo en que lo cortado de la viña plantada en el suelo fructifica en su sazón, o como un grano de trigo que cae en tierra y se descompone sale con un múltiple aumento por el Espíritu de Dios, quien contiene todas las cosas, y entonces, a través de la sabiduría de Dios, sirve para el uso de los hombres, y habiendo recibido al Verbo de Dios, se torna la Eucaristía, la cual es el cuerpo y la sangre de Cristo; de igual modo nuestros cuerpos, siendo nutridos por ella, y depositados en la tierra, y sufriendo allí descomposición, surgirán a su debido tiempo, concediéndoles resurrección el Verbo de Dios para la gloria de Dios Padre, quien libremente da inmortalidad a esto mortal, y a esto corruptible, incorrupción, pues la fuerza de Dios se hace perfecta en la debilidad, para que nunca nos envanezcamos, como si tuviésemos vida por nosotros mismos, y nos exaltemos contra Dios, haciéndose ingratas nuestras mentes; sino que aprendiendo por experiencia que poseemos duración eterna del poder insuperable de este ser, no por nuestra propia naturaleza, ni subestimemos la gloria que rodea a Dios tal como Él es, ni seamos ignorantes de nuestra propia naturaleza, sino que conozcamos lo que Dios puede hacer, y qué beneficios recibe el hombre, y así nunca nos extraviemos de la verdadera comprensión de cómo son las cosas, esto es, tanto con respecto a Dios como con respecto al hombre. ¿Y no pudiera ser, quizá, como ya he observado, que con este propósito Dios permitió nuestra disolución en el polvo común de la mortalidad, para que, siendo nosotros instruidos en todas las maneras, podamos ser precisos en todas las cosas para el futuro, no siendo ignorantes ni de Dios ni de nosotros?
 
Rescato de la segunda página este mensaje de Jetonius.

A ver si hacemos caso al Webmaster y nos dejamos de trifulcas.

¿Y qué mejor modo que esta antología de Jetonius?

wink.gif


USOZ
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por USOZ:
Rescato de la segunda página este mensaje de Jetonius.

A ver si hacemos caso al Webmaster y nos dejamos de trifulcas.

¿Y qué mejor modo que esta antología de Jetonius?

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USOZ
[/quote]

Querido hermano Usoz:
Hasta hace unos minutos tuvimos cortada nuestra conexión a Internet (le mandé más temprano un mail a Maripaz para que avisase la razón de mi ausencia), y veo que en unos pocos días los ánimos se han caldeado de manera intolerable...
Esta clase de trifulcas me exaspera y agota. Como usted sabe, no rehuyo un buen debate teológico o histórico, donde llego a ser tal vez demasiado enfático. Pero cruzar acusaciones e insultos es un deporte que además de no interesarme en lo más mínimo me parece lamentable en todo sentido.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><
 
Te adelantaste Jetonius, iba a dar el aviso y veo que gracias a Dios, ya estás aqui de nuevo.
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Bendiciones.


Maripaz

------------------
Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.(Isaías 1:18)

La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.(1 Juan 1:7)
 
Jetonius, tu aportación es muy buena, pero claro, más lo sería si yo lo pudiera digerir todo.
Me permito hacerte una pregunta, si acaso no fuese con el tema, sólamente ignórala, y además de que no poseo en este momento una biblia a la mano, trataré de recordar el pasaje lo más posible. La pregunta es la siguiente:

El Apóstol Pablo les recomendaba a los corintios, respecto a sus reuniones a celebrar la eucaristia, a que si "tuviesen hambre comiesen algo en la casa"..esto parece dar una idea de que dicha celebración era más un convivio cristiano que un acto litúrgico....crees tu, que las celebraciones actuales de la eucaristía han cambiado algo con respecto al patrón original?

Quizas sea mi reducida comprensión teológica, pero me inclino a pensar que mucho más efectivo sería si la eucaristía se celebrara en una reunión de mucho respeto y amor entre los cristianos y "cenar" juntos y con mucha alegría. Y recordar en esa cálida reunión la muerte de Jesús y sus hermosas palabras de "ámense unos a otros"

No se...pero la "galletita" protestante y la "ostia" católica ...y en la forma que se hace...

Estoy para aprender..

Te estima Pancholin
 
Querido Pancholín:

¿Que quieres decir con "galletita" protestante?, en mi iglesia celebramos el "partimento del pan" con pan y vino reales; no conozco como se celebra fuera de España; bueno, si, en Paris lo celebraban con pan ázimo y vino.

La verdad es que espero como tu la aportación de Jetonius, pero no hace falta ser muy estudioso para darnos cuenta que los creyentes del siglo XXI nos parecemos bien poco a aquellos del primer siglo, que vendían todo lo que tenían, lo tenían todo en común y se reunían por las casas en lugar de en grandisimos edificios llenos de pompa y riqueza. ¿no te parece?


Un fraternal abrazo en Cristo Jesús.

Maripaz

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Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.(Isaías 1:18)

La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.(1 Juan 1:7)
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por PANCHOLIN:
Jetonius, tu aportación es muy buena, pero claro, más lo sería si yo lo pudiera digerir todo.
Me permito hacerte una pregunta, si acaso no fuese con el tema, sólamente ignórala, y además de que no poseo en este momento una biblia a la mano, trataré de recordar el pasaje lo más posible. La pregunta es la siguiente:

El Apóstol Pablo les recomendaba a los corintios, respecto a sus reuniones a celebrar la eucaristia, a que si "tuviesen hambre comiesen algo en la casa"..esto parece dar una idea de que dicha celebración era más un convivio cristiano que un acto litúrgico....crees tu, que las celebraciones actuales de la eucaristía han cambiado algo con respecto al patrón original?

Quizas sea mi reducida comprensión teológica, pero me inclino a pensar que mucho más efectivo sería si la eucaristía se celebrara en una reunión de mucho respeto y amor entre los cristianos y "cenar" juntos y con mucha alegría. Y recordar en esa cálida reunión la muerte de Jesús y sus hermosas palabras de "ámense unos a otros"

No se...pero la "galletita" protestante y la "ostia" católica ...y en la forma que se hace...

Estoy para aprender..

Te estima Pancholin
[/quote]

Estimado Pancholin:
De 1 Corintios 11 se deduce que los cristianos se reunían precisamente para una comida comunitaria (ágape), de la que hay antecedentes entre judíos y griegos, y celebraban la Eucaristía a continuación.
Precisamente Pablo está enojado por los abusos que se cometían en el ágape. Si bien la comida y bebida que cada uno llevaba se reunían para distribuirse, al parecer la distribución no era equitativa, y algunos hacían despliegue de glotonería.
Con el tiempo, la celebración del ágape se desvinculó de la Eucaristía, probablemente a causa de problemas como estos.
No me parece mal realizar comidas comunitarias, pero teniendo en cuenta que en modo alguno reemplazan el mandamiento del Señor de la celebración eucarística.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><
 
Querido hermano en Cristo Jetonius:


Ésta es mi contestación a la primera parte de su compilación de citas de escritores de los primeros tres siglos del cristianismo sobre la Cena del Señor o Eucaristía.


I.- LA DIDAJÉ


(Que, por cierto, es “el documento cristiano más primitivo conocido”, excepción hecha de, al menos, parte de los escritos neotestamentarios
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).

Considera que el “rompimiento” del pan y la acción de gracias son un “sacrificio”.


II.- CLEMENTE DE ROMA


Como bien dice Vd., “no trata de la Eucaristía”.


III.- IGNACIO DE ANTIOQUÍA


Destaco las citas que siguen:

a) “Apártanse también de la Eucaristía y de la oración, porque no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro Señor Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados, la misma que, por su bondad, resucitóla el Padre. Así, pues, los que contradicen al don de Dios, mueren y perecen entre sus disquisiciones. ¡Cuánto mejor les fuera celebrar la Eucaristía, a fin de que resucitaran!”.

b) “Sólo aquella Eucaristía ha de tenerse por válida que se celebre por el obispo o por quien de él tenga autorización”.


IV.- JUSTINO MÁRTIR


Destaco igualmente las siguientes:

a) “Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que, a la manera que Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que Dios procede, el alimento sobre que fue dicha la acción de gracias –alimento del que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestras carnes- es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado”.

b) “De ahí que sobre los sacrificios que vosotros entonces ofrecíais, dice Dios, por boca de Malaquías, uno de los doce profetas: No está mi complacencia en vosotros –dice el Señor- , y vuestros sacrificios no los quiero recibir de vuestras manos. Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, mi nombre es glorificado entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y sacrificio puro. Porque grande es mi nombre en las naciones –dice el Señor-, y vosotros lo profanáis [Malaquías 1:10-12].
Ya entonces, anticipadamente, habla de los sacrificios que nosotros, las naciones, le ofrecemos en todo lugar, es decir, del pan de la Eucaristía y lo mismo del cáliz de la Eucaristía, a par que dice que nosotros glorificamos su nombre y vosotros lo profanáis”.

c) “Así, pues, Dios atestigua de antemano que le son agradables todos los sacrificios que se le ofrecen por el nombre de Jesucristo, los sacrificios que éste nos mandó ofrecer, es decir, los de la Eucaristía del pan y del vino, que celebran los cristianos en todo lugar de la tierra”.


V.- IRENEO DE LYON


Valga una sola:

“Él ha reconocido la copa, la cual es una parte de la creación, como su propia sangre, de la cual Él humedece nuestra sangre: y el pan (también una parte de la creación) Él lo ha establecido como su propio cuerpo, del cual Él da crecimiento a nuestros cuerpos. Cuando, por tanto, la copa mezclada y el pan manufacturado recibe al Verbo de Dios, y se hace la Eucaristía de la sangre y del cuerpo de Cristo, de las cuales cosas la sustancia de nuestra carne es nutrida y sostenida, ¿cómo pueden afirmar que la carne es incapaz de recibir el don de Dios, que es vida eterna, si es nutrida del cuerpo y sangre del Señor, y es un miembro de Él?”.


Advertirá Vd., querido doctor (título que, por cierto y, al parecer, por sus solas intervenciones, ya se le otorga en el foro), que, ante el desconcertante silencio de los católicos y la no menos incomprensible “indigestión” de Juan Manuel, he asumido el papel de abogado del diablo (entiéndase esta expresión, por favor, en un sentido meramente figurado), destacando lo que más claramente favorece las tesis católicas y confiando en su pronta respuesta evangélica, en parte ya anticipada en sus breves notas.

Suyo,

USOZ

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P.D.

Le agradecería una respuesta a mi sugerencia sobre la “Biblioteca Cristiana Ideal”, que, lógicamente, puede ser sencillamente: “no”
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.


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“Bendice, oh Señor, toda reunión de cristianos, y concede a los que ahora juntos aquí te lo suplicamos, probemos siempre que nos reunimos para pedirte sólo en nombre del verdadero y único Mediador y Salvador, y del grande y único sacrificio, hecho por nosotros, una sola vez, por nuestro único Sacerdote y Pontífice, Jesucristo. Concédenos, oh Dios, más y más el conocimiento posible de tu poder y de tu bondad, y que se aumente diariamente entre nosotros el número de fieles discípulos de Jesucristo, y no sólo entre nosotros sino en todos los pueblos de la tierra; y que por nuestra parte, y en todas ocasiones, seamos con nuestra vida y obras una viva y continua recomendación de tu Evangelio” (De “Dos oraciones que hacen algunos españoles antes y después de leer las Sagradas Escrituras”, 1849).

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Querido Usoz:
He aquí mis observaciones sobre lo que expones.

(Usoz)Querido hermano en Cristo Jetonius:

Ésta es mi contestación a la primera parte de su compilación de citas de escritores de los primeros tres siglos del cristianismo sobre la Cena del Señor o Eucaristía.

I.- LA DIDAJÉ

(Que, por cierto, es “el documento cristiano más primitivo conocido”, excepción hecha de, al menos, parte de los escritos neotestamentarios ).
Considera que el “rompimiento” del pan y la acción de gracias son un “sacrificio”.

(Jetonius) Reitero el texto pertinente:
14. (1) Reunidos cada día del Señor, romped el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que vuestro sacrificio sea puro.
(2) Todo aquel, empero, que tenga contienda con su compañero, no se junte con vosotros hasta tanto no se haya reconciliado, a fin de que no profane vuestro sacrificio.
(3) Porque éste es el sacrificio del que dijo el Señor: En todo lugar y en todo tiempo se me ofrece un sacrificio puro, porque yo soy rey grande, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre las naciones. [Mal 1:11,14].

La palabra que emplea es thysia, que aparece 28 veces en el Nuevo Testamento y en la RV se traduce regularmente como “sacrificio” , excepto en Lucas 2:24 (“ofrenda”).
En Efesios 5:2 y Hebreos 9:26; 10:12 se aplica a la muerte expiatoria de Jesucristo como único sacrificio necesario y suficiente por el pecado.
Sin embargo, el mismo vocablo se aplica a los creyentes en otros textos:

Romanos 12:1 Por lo tanto, hermano, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. (RV 1995). La Versión Popular parafrasea con acierto: “... que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer.”

Filipenses 4:18 Pero todo lo he recibido y tengo abundancia ; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis , olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.

Hebreos 13:15-16 Así que ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él [Jesucristo], sacrificio de alabanza , es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

1 Pedro 2: 4-5 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Por tanto, la noción de presentar sacrificios a Dios en sentido espiritual es plenamente conforme a la enseñanza neotestamentaria. La celebración de la eucaristía, en la cual los elementos son bendecidos y consagrados al Señor, juntamente con la actitud de santidad de los oferentes, es precisamente lo que constituye el sacrificio del que aquí se habla. No hay nada en este documento que sugiera una reiteración del sacrificio de Cristo.

II.- CLEMENTE DE ROMA

Como bien dice Vd., “no trata de la Eucaristía”.

III.- IGNACIO DE ANTIOQUÍA

Destaco las citas que siguen:
a) “Apártanse también de la Eucaristía y de la oración, porque no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro Señor Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados, la misma que, por su bondad, resucitóla el Padre. Así, pues, los que contradicen al don de Dios, mueren y perecen entre sus disquisiciones. ¡Cuánto mejor les fuera celebrar la Eucaristía, a fin de que resucitaran!”.
b) “Sólo aquella Eucaristía ha de tenerse por válida que se celebre por el obispo o por quien de él tenga autorización”.

(Jetonius) Comenzando por el final, como hice antes notar Ignacio adopta un punto de vista acerca del episcopado que carece de base en el NT, pero que sin duda se desarrolló muy rápidamente en la Iglesia primitiva. Para Ignacio, el obispo y los ancianos representan a Jesucristo y los Apóstoles, de modo que donde está el obispo allí está la Iglesia. Esto desde luego es, en la opinión de Ignacio, aplicable a todos los obispos de todas las iglesias cristianas (congregaciones locales).
Ignacio llama al pan eucarístico medicina de inmortalidad, antídoto contra la muerte y alimento para vivir por siempre en Jesucristo. Que con toda probabilidad entiende tanto esto como su afirmación de que la eucaristía es la carne de Cristo en un sentido espiritual lo muestra su afirmación, también citada, según la cual la fe y el amor de los creyentes son respectivamente la carne y la sangre de Jesucristo (Tralianos 8:1).

IV.- JUSTINO MÁRTIR

Destaco igualmente las siguientes:

a) “Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que, a la manera que Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que Dios procede, el alimento sobre que fue dicha la acción de gracias –alimento del que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestras carnes- es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado”.

(Jetonius) La idea aquí es que del mismo modo en que, por el metabolismo (“transformación”), es decir, el proceso fisiológico de digestión, absorción e incorporación de sustancias, el pan y el vino son una fuente de nutrición física, al ser santificados estos elementos por la oración y acción de gracias poseen un efecto análogo en el ámbito espiritual. Justino dice que nutren nuestros cuerpos, y por tanto conservan sus propiedades químicas; pero afirma que en virtud de su consagración, el pan y el vino se tornan en más que pan y vino ordinarios. Este punto de vista de la Eucaristía, llamado metabólico, parece haber sido el más común al principio. El traductor y editor de la Apología en la serie Ante-Nicene Fathers cita al papa Gelasio I, de fines del siglo V: “Por los sacramentos somos hechos participantes de la naturaleza divina, y aún así la sustancia y naturaleza del pan y del vino no cesan de estar en ellos...” No es sorprendente que esta afirmación de Gelasio no halla sido incluida en el Denzinger... Tampoco aparece su decreto (contra los maniqueos) ratificando la recepción de la Eucaristía bajo las dos especies [mencionado en The Catholic Encyclopedia, s.v. Gelasius I, pope]. En cambio sí aparecen otros documentos suyos.


b) “De ahí que sobre los sacrificios que vosotros entonces ofrecíais, dice Dios, por boca de Malaquías, uno de los doce profetas: No está mi complacencia en vosotros –dice el Señor- , y vuestros sacrificios no los quiero recibir de vuestras manos. Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, mi nombre es glorificado entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y sacrificio puro. Porque grande es mi nombre en las naciones –dice el Señor-, y vosotros lo profanáis [Malaquías 1:10-12].
Ya entonces, anticipadamente, habla de los sacrificios que nosotros, las naciones, le ofrecemos en todo lugar, es decir, del pan de la Eucaristía y lo mismo del cáliz de la Eucaristía, a par que dice que nosotros glorificamos su nombre y vosotros lo profanáis”.
c) “Así, pues, Dios atestigua de antemano que le son agradables todos los sacrificios que se le ofrecen por el nombre de Jesucristo, los sacrificios que éste nos mandó ofrecer, es decir, los de la Eucaristía del pan y del vino, que celebran los cristianos en todo lugar de la tierra”.

(Jetonius) Lo que Justino dice aquí es conforme a la interpretación metabólica ya mencionada, ya que en el Diálogo con Trifón (117) dice a propósito de los sacrificios:
Ahora bien, que las oraciones y acciones de gracias hechas por hombres dignos son los únicos sacrificios perfectos y agradables a Dios, yo mismo os lo concedo. Justamente ésos solos son los que los cristianos han aprendido a ofrecer hasta en la consagración del pan y del vino, en que se recuerda la Pasión que por su amor sufrió el Hijo de Dios...

Precisamente las oraciones y las acciones de gracias (lo que significa “eucaristía”) son los sacrificios válidos; la eucaristía es además synaxis (reunión) y anamnesis (memoria) de la pasión de Cristo.


V.- IRENEO DE LYON

Valga una sola:
“Él ha reconocido la copa, la cual es una parte de la creación, como su propia sangre, de la cual Él humedece nuestra sangre: y el pan (también una parte de la creación) Él lo ha establecido como su propio cuerpo, del cual Él da crecimiento a nuestros cuerpos. Cuando, por tanto, la copa mezclada y el pan manufacturado recibe al Verbo de Dios, y se hace la Eucaristía de la sangre y del cuerpo de Cristo, de las cuales cosas la sustancia de nuestra carne es nutrida y sostenida, ¿cómo pueden afirmar que la carne es incapaz de recibir el don de Dios, que es vida eterna, si es nutrida del cuerpo y sangre del Señor, y es un miembro de Él?”.

(Jetonius) Las palabras de Ireneo presuponen el punto de vista metabólico. El argumento de Ireneo se dirige hacia los que niegan la resurrección corporal, y precisamente lo cito in extenso para que pueda entenderse. Yo lo resumiría como sigue: (1) Jesús no rechazó tomar elementos materiales como representando su propio cuerpo y su propia sangre, lo cual muestra que la materia no es algo inferior y descartable; y (2) aún después de consagrados los elementos eucarísticos, ellos siguen siendo nutritivos para nuestros cuerpos; no se transforman en algo exclusivamente espiritual. De igual modo, la materia es pasible de recibir de Dios el don de la incorruptibilidad.

Advertirá Vd., querido doctor (título que, por cierto y, al parecer, por sus solas intervenciones, ya se le otorga en el foro), que, ante el desconcertante silencio de los católicos y la no menos incomprensible “indigestión” de Juan Manuel, he asumido el papel de abogado del diablo (entiéndase esta expresión, por favor, en un sentido meramente figurado), destacando lo que más claramente favorece las tesis católicas y confiando en su pronta respuesta evangélica, en parte ya anticipada en sus breves notas.

(Jetonius) Comprendo perfectamente su propósito. De todas maneras, lo de “doctor” vino en solfa...
Gracias además por su defensa de mi integridad en otro epígrafe.

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Suyo,
USOZ
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P.D.
Le agradecería una respuesta a mi sugerencia sobre la “Biblioteca Cristiana Ideal”, que, lógicamente, puede ser sencillamente: “no” .

(Jetonius) Con respecto a este tema, me parecería demasiado pretencioso de mi parte formular una respuesta en los términos planteados. En todo caso, yo podría decir cuáles son las obras que empleo con mayor asiduidad. Si está de acuerdo, a la brevedad posible compilaré una lista.

Bendiciones en Cristo,
Jetonius
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Aclaración:

Debido a que en el primer mensaje Jetonius me atribuye erróneamente el haberle pedido este material ,
para aclarar este punto transcribo lo que me dijo después el mismo Jetonius:

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
Ahora sí, le debo una disculpa por citar de memoria.

Tenía por cierto que era usted (Juan Manuel)quien había preguntado qué creían los cristianos de los primeros siglos sobre la Eucaristía, pero estaba equivocado.

Fue Francisco Javier en un mensaje fechado el 1 de junio de 2000 a las 15.39.

Jetonius
[/quote]

Juan Manuel
 
Querido Jetonius:

1. Ante todo, y como “de bien nacidos es ser agradecidos”, gracias, una vez más, por su aportación.

2. Me dispongo ahora a estudiar la segunda parte de su compilación.

3. Pero, previamente, permítame destacar el siguiente pasaje de su contestación, que me ha llamado especialmente la atención:

“Este punto de vista de la Eucaristía, llamado metabólico, parece haber sido el más común al principio. El traductor y editor de la Apología en la serie Ante-Nicene Fathers cita al papa Gelasio I, de fines del siglo V: “Por los sacramentos somos hechos participantes de la naturaleza divina, y aún así la sustancia y naturaleza del pan y del vino no cesan de estar en ellos...” No es sorprendente que esta afirmación de Gelasio no halla sido incluida en el Denzinger... Tampoco aparece su decreto (contra los maniqueos) ratificando la recepción de la Eucaristía bajo las dos especies [mencionado en The Catholic Encyclopedia, s.v. Gelasius I, pope]. En cambio sí aparecen otros documentos suyos”.

4. Me ha parecido de sumo interés recoger el texto íntegro de la nota:

“This passage is claimed alike by Calvinists, Lutherans, and Romanists; and, indeed, the language is so inexact, that each party may plausibly maintain that their own opinion is advocated by it.[But the same might be said of the words of our Lord himself; and, if such widely separated Christians can all adopt this passage, who can be sorry?] The expression, "the prayer of His word," or of the word we have from Him, seems to signify the prayer pronounced over the elements, in imitation of our Lord's thanksgiving before breaking the bread. [I must dissent from the opinion that the language is "inexact:" he expresses himself naturally as one who believes it is bread, but yet not "common bread." So Gelasius, Bishop of Rome (A.D. 490), "By the sacraments we are made partakers of the divine nature, and yet the substance and nature of bread and wine do not cease to be in them," etc. [See original in Bingham's Antiquities, book xv. cap. 5. See Chryost., Epist. ad. Caesrium, tom. iii. p. 753. Ed. Migne.) Those desirous to pursue this inquiry will find the Patristic authorities in Historia Transubstantionis Papalis, etc., Edidit F. Meyrick, Oxford, 1858.The famous tractate of Ratranin (A. D. 840) was published at Oxford, 1838, with the homily of Aelfric (A. D. 960) in a cheap edition.]”.

5. Si alguien tiene alguna duda acerca de la transcripción, puede despejarla por sí mismo en:
http://www.ccel.org/fathers2/ANF-1/footnote/fn39.htm#P3937_744733

6. La afirmación del papa Gelasio I no aparece tampoco, dicho sea de paso, en “La fe de la Iglesia Católica” de Justo Collantes, S.I., que lleva el ambicioso subtítulo de “Las ideas y los hombres en los documentos doctrinales del Magisterio”.

7. Se me plantea, sin embargo, una duda: ¿no se tratará de un pasaje del conocido como “Sacramental Gelasiano”, del que se discute que esté relacionado con Gelasio I? ¿Lo sabe Vd., querido Jetonius, o algún otro miembro del foro?

8. Por último, créame, a mí no me parecería en absoluto “demasiado pretencioso de su parte formular una respuesta en los términos planteados”, pero, como es lógico, me someto a su humildad, y le ruego encarecidamente que nos diga “cuáles son las obras que emplea con mayor asiduidad”.

Suyo, y nuevamente expectante
smile.gif
,

USOZ

><>
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por USOZ:
Querido Jetonius:


4. Me ha parecido de sumo interés recoger el texto íntegro de la nota:

“This passage is claimed alike by Calvinists, Lutherans, and Romanists; and, indeed, the language is so inexact, that each party may plausibly maintain that their own opinion is advocated by it.[But the same might be said of the words of our Lord himself; and, if such widely separated Christians can all adopt this passage, who can be sorry?] The expression, "the prayer of His word," or of the word we have from Him, seems to signify the prayer pronounced over the elements, in imitation of our Lord's thanksgiving before breaking the bread. [I must dissent from the opinion that the language is "inexact:" he expresses himself naturally as one who believes it is bread, but yet not "common bread." So Gelasius, Bishop of Rome (A.D. 490), "By the sacraments we are made partakers of the divine nature, and yet the substance and nature of bread and wine do not cease to be in them," etc. [See original in Bingham's Antiquities, book xv. cap. 5. See Chryost., Epist. ad. Caesrium, tom. iii. p. 753. Ed. Migne.) Those desirous to pursue this inquiry will find the Patristic authorities in Historia Transubstantionis Papalis, etc., Edidit F. Meyrick, Oxford, 1858.The famous tractate of Ratranin (A. D. 840) was published at Oxford, 1838, with the homily of Aelfric (A. D. 960) in a cheap edition.]”.

6. La afirmación del papa Gelasio I no aparece tampoco, dicho sea de paso, en “La fe de la Iglesia Católica” de Justo Collantes, S.I., que lleva el ambicioso subtítulo de “Las ideas y los hombres en los documentos doctrinales del Magisterio”.

7. Se me plantea, sin embargo, una duda: ¿no se tratará de un pasaje del conocido como “Sacramental Gelasiano”, del que se discute que esté relacionado con Gelasio I? ¿Lo sabe Vd., querido Jetonius, o algún otro miembro del foro?

8. Por último, créame, a mí no me parecería en absoluto “demasiado pretencioso de su parte formular una respuesta en los términos planteados”, pero, como es lógico, me someto a su humildad, y le ruego encarecidamente que nos diga “cuáles son las obras que emplea con mayor asiduidad”.

Suyo, y nuevamente expectante
smile.gif
,

USOZ

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[/quote]

Querido hermano:
Como usted se podrá imaginar, traté de hallar el pasaje gelasiano en cuestión, pero hasta ahora la búsqueda en mi biblioteca y en la Internet ha sido infructuosa.
Si alquien lo encuentra, le estaré muy agradecido si me avisa, pues quisiera examinar el contexto y conocer la cita precisa.
Con respecto a la famosa lista, la enviaré apenas pueda compilarla.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><