El papa san Juan XXIII
De acuerdo con un reciente libro, el papa san Juan XXIII (1958-1963) no adoptó la perspectiva de su predecesor, y escribió en 1960 sobre el «engaño enorme» del padre Pío.11
El papa había recibido denuncias de algunos eclesiásticos que acusaban al monje ―que con frecuencia se azotaba con un látigo con puntas de metal― de «bis in hebdómada copulabat cum muliere» (‘dos veces en la semana copula con mujeres’).9 12 El papa Juan XXIII autorizó que controlaran las actividades del sacerdote, incluso que lo espiaran en su confesionario.9
Existieron largas investigaciones para resolver al menos 23 denuncias de seguidores íntimos, que decían que el padre Pío falsificaba los milagros y tenía relaciones sexuales con sus seguidoras más fieles. En la jerarquía de la Iglesia muchos dudaban de que su estigmas fueran reales (sugerían que las provocaba con ácido nítrico) y que utilizaba agua de colonia para crear el «olor de santidad» que lo hacía famoso.13
Se afirma que las supuestas habilidades místicas del padre Pío fueron comprobadas solo con pruebas anecdóticas.14 Algunas de sus supuestas bilocaciones son coherentes con meras alucinaciones.14 Nunca se le pudo controlar continuamente para garantizar que no utilizaba productos químicos (como el ácido carbólico o yodo) para evitar la cicatrización de sus heridas.14 15
El 25 de junio de 1960, el papa san Juan XXIII escribió en su diario íntimo acerca de las actividades del padre Pío:
Esta mañana recibí por Mons. Parente, informaciones gravísimas sobre el P. P. y cuanto se relaciona con San Giovanni Rotondo. El informador tenía la cara y el corazón destruidos. [...] Con la gracia de Dios, me siento tranquilo y casi indiferente como ante una dolorosa y vastísima infatuación religiosa, cuyo fenómeno preocupante comienza con una solución providencial. Lo siento por el P. P., que tiene sin embargo un alma que salvar, y por quien ruego intensamente. Lo acaecido ―esto es, el descubrimiento de estas filmaciones, si vera quae sunt referentur [‘si las verdades a las cuales se refiere’, en latín], sus relaciones íntimas e incorrectas con las mujeres que forman su guardia pretoriana hasta ahora infranqueable en torno a su persona― me hacen pensar en un vastísimo desastre de almas, diabólicamente preparado para desacreditar a la Santa Iglesia en el mundo, y especialmente aquí en Italia. En la calma de mi espíritu, humildemente persisto en creer que el Señor faciat cum tentatione provandum (‘haga de la tentación una prueba’), y de este inmenso engaño vendrá una enseñanza para la claridad y la salud de muchos.
San Juan XXIII, diario del 25 de junio de 1960, en cuatro hojas;
permaneció inédito hasta 2007, en que fue publicado por Sergio Luzzatto
El 29 de julio de 1960 ―apenas un mes después de la anotación del papa―, el monseñor Carlo Maccari (1913-1997), quien más tarde se convertiría en el arzobispo de Ancona, comenzó otra investigación en nombre del papa Juan XXIII y el Santo Oficio. Se dice que el informe de 200 páginas que compiló, aunque nunca se publicó en su totalidad, es devastadoramente crítico. Los rumores en el Vaticano por mucho tiempo sostuvieron que el Expediente Maccari fue un obstáculo insuperable para otorgar la santidad al padre Pío. Los seguidores del padre Pío afirman que el arzobispo Maccari murió en su lecho y que habría orado al padre Pío.9 Sin embargo el arzobispo Maccari falleció el 17 de abril de 1997 en la calle, en un accidente de tránsito.17
En los pasillos del Vaticano el consenso decía que el padre Pío era un ingenuo histérico, o en el peor de los casos, un estafador.[cita requerida] El papa Juan XXIII le prohibió decir la misa en público, publicar sus populares oraciones, recibir visitas, y hablar con mujeres en privado.[cita requerida]
Sin embargo, tras la muerte de Juan XXIII (3 de junio de 1963), el papa Pablo VI rechazó las acusaciones de su antecesor, aunque sin aportar ninguna prueba.9 7
En 2007, el historiador y profesor italiano Sergio Luzzatto (1963-) publicó Padre Pio. Miracoli e politica nell’Italia del Novecento, donde denunció estos hechos. Entrevistó a personas que habían conocido al padre Pío personalmente:
El padre Pío me llamó en absoluto secreto y me pidió que no les dijera a sus hermanos; me dio personalmente una botella vacía, y me pidió si podría llevarlo a él de vuelta desde Foggia a San Giovanni Rotondo con cuatro gramos de ácido carbólico puro. Me explicó que el ácido era para desinfectar jeringas para inyecciones. También pidió otras cosas, como pastillas Valda.
Maria De Vito, prima del farmacéutico de Foggia18
Las denuncias fueron recibidas con una instantánea desmentida de los seguidores del padre Pío.
El señor Luzzatto es un mentiroso [...] y propaga calumnias anticatólicas. [...] Nos gustaría recordarle al Sr. Luzzatto que ―de acuerdo con la doctrina católica―, la canonización lleva consigo la infalibilidad papal. Nos gustaría sugerir al Sr. Luzzatto que dedique sus energías al estudio de la religión de manera apropiada.
Pietro Siffi, presidente de la católica Liga Antidifamación18
En 2011, Stefano Campanella (director de Tele Radio Padre Pio, en San Giovanni Rotondo) publicó el libro Obedientia et pax. La verdadera historia de una persecución falsa, donde afirmó que el papa Juan XXIII no había estado en contra del padre Pío.19
https://es.wikipedia.org/wiki/P%C3%ADo_de_Pietrelcina#El_papa_san_Juan_XXIII
De acuerdo con un reciente libro, el papa san Juan XXIII (1958-1963) no adoptó la perspectiva de su predecesor, y escribió en 1960 sobre el «engaño enorme» del padre Pío.11
El papa había recibido denuncias de algunos eclesiásticos que acusaban al monje ―que con frecuencia se azotaba con un látigo con puntas de metal― de «bis in hebdómada copulabat cum muliere» (‘dos veces en la semana copula con mujeres’).9 12 El papa Juan XXIII autorizó que controlaran las actividades del sacerdote, incluso que lo espiaran en su confesionario.9
Existieron largas investigaciones para resolver al menos 23 denuncias de seguidores íntimos, que decían que el padre Pío falsificaba los milagros y tenía relaciones sexuales con sus seguidoras más fieles. En la jerarquía de la Iglesia muchos dudaban de que su estigmas fueran reales (sugerían que las provocaba con ácido nítrico) y que utilizaba agua de colonia para crear el «olor de santidad» que lo hacía famoso.13
Se afirma que las supuestas habilidades místicas del padre Pío fueron comprobadas solo con pruebas anecdóticas.14 Algunas de sus supuestas bilocaciones son coherentes con meras alucinaciones.14 Nunca se le pudo controlar continuamente para garantizar que no utilizaba productos químicos (como el ácido carbólico o yodo) para evitar la cicatrización de sus heridas.14 15
El 25 de junio de 1960, el papa san Juan XXIII escribió en su diario íntimo acerca de las actividades del padre Pío:
Esta mañana recibí por Mons. Parente, informaciones gravísimas sobre el P. P. y cuanto se relaciona con San Giovanni Rotondo. El informador tenía la cara y el corazón destruidos. [...] Con la gracia de Dios, me siento tranquilo y casi indiferente como ante una dolorosa y vastísima infatuación religiosa, cuyo fenómeno preocupante comienza con una solución providencial. Lo siento por el P. P., que tiene sin embargo un alma que salvar, y por quien ruego intensamente. Lo acaecido ―esto es, el descubrimiento de estas filmaciones, si vera quae sunt referentur [‘si las verdades a las cuales se refiere’, en latín], sus relaciones íntimas e incorrectas con las mujeres que forman su guardia pretoriana hasta ahora infranqueable en torno a su persona― me hacen pensar en un vastísimo desastre de almas, diabólicamente preparado para desacreditar a la Santa Iglesia en el mundo, y especialmente aquí en Italia. En la calma de mi espíritu, humildemente persisto en creer que el Señor faciat cum tentatione provandum (‘haga de la tentación una prueba’), y de este inmenso engaño vendrá una enseñanza para la claridad y la salud de muchos.
San Juan XXIII, diario del 25 de junio de 1960, en cuatro hojas;
permaneció inédito hasta 2007, en que fue publicado por Sergio Luzzatto
El 29 de julio de 1960 ―apenas un mes después de la anotación del papa―, el monseñor Carlo Maccari (1913-1997), quien más tarde se convertiría en el arzobispo de Ancona, comenzó otra investigación en nombre del papa Juan XXIII y el Santo Oficio. Se dice que el informe de 200 páginas que compiló, aunque nunca se publicó en su totalidad, es devastadoramente crítico. Los rumores en el Vaticano por mucho tiempo sostuvieron que el Expediente Maccari fue un obstáculo insuperable para otorgar la santidad al padre Pío. Los seguidores del padre Pío afirman que el arzobispo Maccari murió en su lecho y que habría orado al padre Pío.9 Sin embargo el arzobispo Maccari falleció el 17 de abril de 1997 en la calle, en un accidente de tránsito.17
En los pasillos del Vaticano el consenso decía que el padre Pío era un ingenuo histérico, o en el peor de los casos, un estafador.[cita requerida] El papa Juan XXIII le prohibió decir la misa en público, publicar sus populares oraciones, recibir visitas, y hablar con mujeres en privado.[cita requerida]
Sin embargo, tras la muerte de Juan XXIII (3 de junio de 1963), el papa Pablo VI rechazó las acusaciones de su antecesor, aunque sin aportar ninguna prueba.9 7
En 2007, el historiador y profesor italiano Sergio Luzzatto (1963-) publicó Padre Pio. Miracoli e politica nell’Italia del Novecento, donde denunció estos hechos. Entrevistó a personas que habían conocido al padre Pío personalmente:
El padre Pío me llamó en absoluto secreto y me pidió que no les dijera a sus hermanos; me dio personalmente una botella vacía, y me pidió si podría llevarlo a él de vuelta desde Foggia a San Giovanni Rotondo con cuatro gramos de ácido carbólico puro. Me explicó que el ácido era para desinfectar jeringas para inyecciones. También pidió otras cosas, como pastillas Valda.
Maria De Vito, prima del farmacéutico de Foggia18
Las denuncias fueron recibidas con una instantánea desmentida de los seguidores del padre Pío.
El señor Luzzatto es un mentiroso [...] y propaga calumnias anticatólicas. [...] Nos gustaría recordarle al Sr. Luzzatto que ―de acuerdo con la doctrina católica―, la canonización lleva consigo la infalibilidad papal. Nos gustaría sugerir al Sr. Luzzatto que dedique sus energías al estudio de la religión de manera apropiada.
Pietro Siffi, presidente de la católica Liga Antidifamación18
En 2011, Stefano Campanella (director de Tele Radio Padre Pio, en San Giovanni Rotondo) publicó el libro Obedientia et pax. La verdadera historia de una persecución falsa, donde afirmó que el papa Juan XXIII no había estado en contra del padre Pío.19
https://es.wikipedia.org/wiki/P%C3%ADo_de_Pietrelcina#El_papa_san_Juan_XXIII