Informacion del concepto catolico de lo que sucede en el Purgatorio o Infierno
Roma y el Purgatorio
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El catecismo católico
(Belga): pregunta 144 ¿Cuáles son las almas que van al purgatorio? Al purgatorio van las almas de aquellos que han muerto en estado de gracia, pero que aún deben sufrir castigos temporales por sus pecados.
Declaración del catecismo
El purgatorio es un lugar determinado; posiblemente se halla, como el infierno, en el interior de la tierra. El purgatorio no durará eternamente, pero será eliminado en el día del juicio, pues en ese día todos los hombres serán benditos o malditos. Los justos que en ese último día de juicio aún vivirán, pagarán sus males con las penas de esta vida y el fuego, que cubrirá toda la tierra.
El catecismo enseña que las almas pagan sus pecados en el purgatorio. Pero, ¿cómo se purifican esas almas del pecado diario con el cual aún estaban manchados al abandonar el cuerpo? Santo Tomás enseña que el alma al abandonar el cuerpo es purificada de todo pecado diario por medio de un acto de amor ferviente. Aunque luego de esta vida la situación de poder merecer ha pasado, ese acto de amor sí quita el impedimento de la culpa de pecado, pero no gana perdón de "castigo" como en esta vida. (De Malo, q 7 a. 11). Los castigos del purgatorio se reducen, al igual que los dolores del infierno, a dos clases: el castigo de "carencia" y el castigo del "sentir" (dolor real). El castigo más grande de las almas sufrientes es el de "carencia" que significa ser impedido temporalmente de la bendita contemplación de Dios. Cual la paloma, que al ser llevada a lugares extraños, desea volar velozmente hacia el hogar, también el alma quiere escaparse de su cárcel, para volar al Hogar paternal, pero ella es detenida por la mano invisible del Juez implacable, y además siente que su vuelo es detenido por la carga de culpabilidad (...) Y cuánta pena y vergüenza debe sentir el alma ante el reproche constante de su conciencia, que su propia culpa la hace indigna de recibir ya ahora la herencia de los hijos de Dios, y que aún no puede acercarse al Padre siempre amante, porque ha sido pecadora.
Al castigo de carencia se suma es del sentir y que consiste de dolor de fuego y otros dolores. El sentir común de la iglesia Romana es que las almas en el purgatorio (aunque separadas de sus cuerpos) sufren dolores de fuego real.
San Agustín dice de este fuego que es más doloroso que todo lo que el hombre puede sufrir en esta vida. Y San Tomás aún cree, que en cuanto a ambos dolores (de carencia y de sentir) el dolor más pequeño del purgatorio sobrepasa el dolor más fuerte de esta vida.
Pero esto último es negado por otros enseñadores, como por ejemplo H. Bonaventura. Pero, si bien las almas en el purgatorio sufren dolores tremendos, son limpias de todos pecados, conformadas en la gracia salvadora, y así libres de pecar, y además aseguradas de su salvación. Las almas santas son pacientes en su sufrir y totalmente sometidas a la voluntad santa de Dios, que es considerado por ellas como un Padre que castiga y purifica y las prepara para la gloria eterna. Y a pesar de su dolor indecible no quisieran aparecer cargadas de culpas ante el Dios sagrado e infinitamente justo; es por ello que gimen por la ayuda de sus amigos en la tierra.
¿Cuánto tiempo quedan las almas en el purgatorio?
Las almas quedan en el purgatorio hasta que por medio de su sufrimiento hayan pasado totalmente sus pecados, o hasta que por ayuda de otros sean libradas. Los castigos del purgatorio son, pues, temporales; son de acuerdo a la culpa del alma.
Así es que algunas almas han de sufrir con menor intensidad y por menor tiempo, mientras otras sufrirán más intensamente y con mayor duración, quizá por siglos (Bellarminus, De Purgatorio Lib. II, cap. 9).
En cuanto a las almas que en el tiempo final han de ser mandadas al purgatorio, Dios puede suplir la menor duración de los dolores mediante pena más grande en el dolor de carencia y sufrimiento más intenso en el castigo de sentir.
¿Qué comunión tenemos con las almas que están en el purgatorio?
"Con las almas en el purgatorio tenemos una comunión que consiste en ayudar a esas almas por medio de nuestros rezos, buenas obras e indulgencias, pero especialmente mediante el sacrificio de la santa misa."
Las distintas obras que los vivos hacen por las almas en el purgatorio son para el bien de estas últimas: como "pago", como "súplica".
Como pago para pagar las culpa. Por medio de los sacrificios de la santa misa y las indulgencias se aplican las satisfacciones de Cristo y de los santos a las almas sufrientes. También las buenas obras de los fieles son de provecho para las almas, puesto que casi todas las buenas obras requieren esfuerzo, lo cual tiene poder para satisfacer castigos temporales ante Dios. Así es que mediante rezos, ayunos, el dar limosnas, etc., podemos ir pagando la culpa de nuestros hermanos que sufren.
Como súplica, pues estos sirven para mover a Dios según la promesa de Cristo: "Pedid y recibiréis", y así se aplican las satisfacciones de Cristo y los santos a las lamas en pena.
El día de todos los santos y el mes de noviembre
La iglesia siempre ha demostrado su preocupación maternal por las almas en el purgatorio. Sin embargo, no había en los primeros siglos un día especial para conmemorar los muertos. Recién en 998 Odilo, el superior de la famosa abadía de Benedictinos en Cluny (Francia), decreta que en el 2do. Día de noviembre se debe festejar el día de todos lo santos en todos los monasterios de su congregación. Esa costumbre muy pronto se hizo general.
El Papa Benedicto XV, el diez de agosto de 1915 otorgó a todos los sacerdotes de todo el mundo el privilegio de celebrar tres misas en el día de Todos los santos.
Además, en ese día todos los creyentes que se han confesado y han comulgado, pueden ganar una indulgencia plena cada vez que entran en una iglesia o una capilla para rezar, y así aliviar el dolor de las almas en el purgatorio, según la opinión del papa.
También el mes de noviembre es dedicado a la memoria de las almas creyentes.
El Papa león XIII otorgó indulgencias para las almas que sufren por medio de todos los creyentes que en cada día de ese mes ayudan con ejercicios espirituales a las almas en pena.
La confesión de fe de la iglesia (El Catecismo Católico Romano para mayores)
"La enseñanza sobre el purgatorio ya fue preparada en Judaísmo. Pero en el Nuevo Testamento solo se hallan pocas indicaciones. La tradición eclesial se basa especialmente en una expresión de Jesús en la cual se habla de un perdón posible en le mundo venidero (comp. Mt. 12:32; 5:26), y en un dicho del Apóstol Pablo, quien habla de la posibilidad de ser salvo "como por fuego" (1 Cor. 3:15).
"Pero el fundamento real de esta enseñanza es la practica de rezos y penitencias de la Iglesia". Ya al final del Antiguo Testamento se ha a la plegaria de los muertos el título de "pensamiento santo y piadoso" (comp. 2 Mac. 12:45). Ya desde el comienzo de la iglesia hallamos esta práctica, como también demuestran muchas inscripciones en las catacumbas.
Esta práctica de rezos no solo supone una vida luego de la muerte, sino también la posibilidad de una purificación luego de la muerte del hombre. Si bien el hombre luego de terminar su carrera de peregrino terrenal ya no puede participar activamente en su santificación, sí puede ser purificado y limpiado mediante el sufrimiento. Toda la comunidad de los santos sustituyéndolos le puede asistir por medio de rezos, limosnas, buenas obras, penitencia propia y la participación en la eucaristía. Esta convicción tuvo su expresión primera en la práctica de los rezos y las ofrendas por los difuntos; luego de a poco se declaró en la doctrina sobre el "estado intermedio", expresado en el término "purgatorio" que significa lugar o estado de significación.
El purgatorio es Dios mismo en Su poder santificador y purificador para el hombre. Todo lo que con la muerte aún era imperfecto es juzgado, limpiado sanado y completado. Con todo esto en mente podremos comprender las declaraciones doctrinales de la iglesia Católica sobre el purgatorio. Sintetizando dicen:
"Hay un lugar de purificación y las lamas que son detenidas allá, son asistidas por las plegarias de los creyentes, pero especialmente por el sacrificio del altar que es agradable a Dios".
Las iglesias orientales tienen la práctica del rezo y el sacrificio por los difuntos en común con la Iglesia Católica Romana. Entre ellos no tuvo lugar la iluminación doctrinal. Los reformadores han desechado por completo la enseñanza sobre el purgatorio, porque veían que la práctica de rezos y sacrificios por los difuntos contradice y menoscaba el poder salvador del sacrificio universal y exclusivo del sacrificio obrado por Cristo en la cruz.
El concilio de Florencia del 1439
Bajo la guía del papa Eugenio IV este concilio declaró su fe en el purgatorio en el "decreto para los griegos" con las siguientes palabras: "Si creyentes verdaderamente penitentes mueren en el amor de Dios luego de haber hecho penitencia suficiente para sus pecados u homicidios, luego de la muerte serán purificadas sus almas mediante castigos purificadores (poenis purgatoriis).
Y para evitar estos castigos pueden colaborar los rezos y sacrificios de los creyentes vivos, a saber: sacrificio de misas, rezos, limosnas y otras formas de buenas obras que los creyentes acostumbran a llevar a cabo a favor de los otros creyentes, según las prescripciones de la iglesia."
El concilio de Treto
En la 25ª. Y últimas sesión de este concilio en diciembre del 1563 se describió como dogma la enseñanza del purgatorio: Existe un purgatorio: "Existe un purgatorio, y las almas que se encuentran allá son aliviadas por los rezos de los fieles y especialmente mediante un sacrificio en el altar... Quien rechaza esta doctrina sea maldito.
Según Trento se trata claramente de una penitencia y paga de castigos temporales ("reatus poenae temporalis"),Se trata pues de castigos purificadores por los castigos temporales de pecado que aún restan.
Luego de la antigua teoría del fuego el dogma presenta al proceso purificador en el purgatorio más bien de forma espiritual en el sentido de una penitencia espiritual mediante la cual las almas son preparadas para la gloriosa contemplación de Dios (Comp. Diccionario Católico de teología, de Brink).
El Vaticano II
Bajo la dirección del Papa Pablo VI el Vaticano II se expresa sobriamente sobre el purgatorio, que es nombrado en la Constitución sobre la Iglesia (Lumen Gentiun 50). Aquí se enseña que: la iglesia peregrina desde la época primitiva des cristianismo celebró con profunda devoción la memoria de los difuntos, y como es una idea sana y santa rezar por los muertos, para que éstos sean librados de sus pecados (2 Mac. 12:46) también ofreció por ellos sacrificios de redención.
Extraido de: http://www.iglesiabautista.org/articulos/view/?id=14
Roma y el Purgatorio
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El catecismo católico
(Belga): pregunta 144 ¿Cuáles son las almas que van al purgatorio? Al purgatorio van las almas de aquellos que han muerto en estado de gracia, pero que aún deben sufrir castigos temporales por sus pecados.
Declaración del catecismo
El purgatorio es un lugar determinado; posiblemente se halla, como el infierno, en el interior de la tierra. El purgatorio no durará eternamente, pero será eliminado en el día del juicio, pues en ese día todos los hombres serán benditos o malditos. Los justos que en ese último día de juicio aún vivirán, pagarán sus males con las penas de esta vida y el fuego, que cubrirá toda la tierra.
El catecismo enseña que las almas pagan sus pecados en el purgatorio. Pero, ¿cómo se purifican esas almas del pecado diario con el cual aún estaban manchados al abandonar el cuerpo? Santo Tomás enseña que el alma al abandonar el cuerpo es purificada de todo pecado diario por medio de un acto de amor ferviente. Aunque luego de esta vida la situación de poder merecer ha pasado, ese acto de amor sí quita el impedimento de la culpa de pecado, pero no gana perdón de "castigo" como en esta vida. (De Malo, q 7 a. 11). Los castigos del purgatorio se reducen, al igual que los dolores del infierno, a dos clases: el castigo de "carencia" y el castigo del "sentir" (dolor real). El castigo más grande de las almas sufrientes es el de "carencia" que significa ser impedido temporalmente de la bendita contemplación de Dios. Cual la paloma, que al ser llevada a lugares extraños, desea volar velozmente hacia el hogar, también el alma quiere escaparse de su cárcel, para volar al Hogar paternal, pero ella es detenida por la mano invisible del Juez implacable, y además siente que su vuelo es detenido por la carga de culpabilidad (...) Y cuánta pena y vergüenza debe sentir el alma ante el reproche constante de su conciencia, que su propia culpa la hace indigna de recibir ya ahora la herencia de los hijos de Dios, y que aún no puede acercarse al Padre siempre amante, porque ha sido pecadora.
Al castigo de carencia se suma es del sentir y que consiste de dolor de fuego y otros dolores. El sentir común de la iglesia Romana es que las almas en el purgatorio (aunque separadas de sus cuerpos) sufren dolores de fuego real.
San Agustín dice de este fuego que es más doloroso que todo lo que el hombre puede sufrir en esta vida. Y San Tomás aún cree, que en cuanto a ambos dolores (de carencia y de sentir) el dolor más pequeño del purgatorio sobrepasa el dolor más fuerte de esta vida.
Pero esto último es negado por otros enseñadores, como por ejemplo H. Bonaventura. Pero, si bien las almas en el purgatorio sufren dolores tremendos, son limpias de todos pecados, conformadas en la gracia salvadora, y así libres de pecar, y además aseguradas de su salvación. Las almas santas son pacientes en su sufrir y totalmente sometidas a la voluntad santa de Dios, que es considerado por ellas como un Padre que castiga y purifica y las prepara para la gloria eterna. Y a pesar de su dolor indecible no quisieran aparecer cargadas de culpas ante el Dios sagrado e infinitamente justo; es por ello que gimen por la ayuda de sus amigos en la tierra.
¿Cuánto tiempo quedan las almas en el purgatorio?
Las almas quedan en el purgatorio hasta que por medio de su sufrimiento hayan pasado totalmente sus pecados, o hasta que por ayuda de otros sean libradas. Los castigos del purgatorio son, pues, temporales; son de acuerdo a la culpa del alma.
Así es que algunas almas han de sufrir con menor intensidad y por menor tiempo, mientras otras sufrirán más intensamente y con mayor duración, quizá por siglos (Bellarminus, De Purgatorio Lib. II, cap. 9).
En cuanto a las almas que en el tiempo final han de ser mandadas al purgatorio, Dios puede suplir la menor duración de los dolores mediante pena más grande en el dolor de carencia y sufrimiento más intenso en el castigo de sentir.
¿Qué comunión tenemos con las almas que están en el purgatorio?
"Con las almas en el purgatorio tenemos una comunión que consiste en ayudar a esas almas por medio de nuestros rezos, buenas obras e indulgencias, pero especialmente mediante el sacrificio de la santa misa."
Las distintas obras que los vivos hacen por las almas en el purgatorio son para el bien de estas últimas: como "pago", como "súplica".
Como pago para pagar las culpa. Por medio de los sacrificios de la santa misa y las indulgencias se aplican las satisfacciones de Cristo y de los santos a las almas sufrientes. También las buenas obras de los fieles son de provecho para las almas, puesto que casi todas las buenas obras requieren esfuerzo, lo cual tiene poder para satisfacer castigos temporales ante Dios. Así es que mediante rezos, ayunos, el dar limosnas, etc., podemos ir pagando la culpa de nuestros hermanos que sufren.
Como súplica, pues estos sirven para mover a Dios según la promesa de Cristo: "Pedid y recibiréis", y así se aplican las satisfacciones de Cristo y los santos a las lamas en pena.
El día de todos los santos y el mes de noviembre
La iglesia siempre ha demostrado su preocupación maternal por las almas en el purgatorio. Sin embargo, no había en los primeros siglos un día especial para conmemorar los muertos. Recién en 998 Odilo, el superior de la famosa abadía de Benedictinos en Cluny (Francia), decreta que en el 2do. Día de noviembre se debe festejar el día de todos lo santos en todos los monasterios de su congregación. Esa costumbre muy pronto se hizo general.
El Papa Benedicto XV, el diez de agosto de 1915 otorgó a todos los sacerdotes de todo el mundo el privilegio de celebrar tres misas en el día de Todos los santos.
Además, en ese día todos los creyentes que se han confesado y han comulgado, pueden ganar una indulgencia plena cada vez que entran en una iglesia o una capilla para rezar, y así aliviar el dolor de las almas en el purgatorio, según la opinión del papa.
También el mes de noviembre es dedicado a la memoria de las almas creyentes.
El Papa león XIII otorgó indulgencias para las almas que sufren por medio de todos los creyentes que en cada día de ese mes ayudan con ejercicios espirituales a las almas en pena.
La confesión de fe de la iglesia (El Catecismo Católico Romano para mayores)
"La enseñanza sobre el purgatorio ya fue preparada en Judaísmo. Pero en el Nuevo Testamento solo se hallan pocas indicaciones. La tradición eclesial se basa especialmente en una expresión de Jesús en la cual se habla de un perdón posible en le mundo venidero (comp. Mt. 12:32; 5:26), y en un dicho del Apóstol Pablo, quien habla de la posibilidad de ser salvo "como por fuego" (1 Cor. 3:15).
"Pero el fundamento real de esta enseñanza es la practica de rezos y penitencias de la Iglesia". Ya al final del Antiguo Testamento se ha a la plegaria de los muertos el título de "pensamiento santo y piadoso" (comp. 2 Mac. 12:45). Ya desde el comienzo de la iglesia hallamos esta práctica, como también demuestran muchas inscripciones en las catacumbas.
Esta práctica de rezos no solo supone una vida luego de la muerte, sino también la posibilidad de una purificación luego de la muerte del hombre. Si bien el hombre luego de terminar su carrera de peregrino terrenal ya no puede participar activamente en su santificación, sí puede ser purificado y limpiado mediante el sufrimiento. Toda la comunidad de los santos sustituyéndolos le puede asistir por medio de rezos, limosnas, buenas obras, penitencia propia y la participación en la eucaristía. Esta convicción tuvo su expresión primera en la práctica de los rezos y las ofrendas por los difuntos; luego de a poco se declaró en la doctrina sobre el "estado intermedio", expresado en el término "purgatorio" que significa lugar o estado de significación.
El purgatorio es Dios mismo en Su poder santificador y purificador para el hombre. Todo lo que con la muerte aún era imperfecto es juzgado, limpiado sanado y completado. Con todo esto en mente podremos comprender las declaraciones doctrinales de la iglesia Católica sobre el purgatorio. Sintetizando dicen:
"Hay un lugar de purificación y las lamas que son detenidas allá, son asistidas por las plegarias de los creyentes, pero especialmente por el sacrificio del altar que es agradable a Dios".
Las iglesias orientales tienen la práctica del rezo y el sacrificio por los difuntos en común con la Iglesia Católica Romana. Entre ellos no tuvo lugar la iluminación doctrinal. Los reformadores han desechado por completo la enseñanza sobre el purgatorio, porque veían que la práctica de rezos y sacrificios por los difuntos contradice y menoscaba el poder salvador del sacrificio universal y exclusivo del sacrificio obrado por Cristo en la cruz.
El concilio de Florencia del 1439
Bajo la guía del papa Eugenio IV este concilio declaró su fe en el purgatorio en el "decreto para los griegos" con las siguientes palabras: "Si creyentes verdaderamente penitentes mueren en el amor de Dios luego de haber hecho penitencia suficiente para sus pecados u homicidios, luego de la muerte serán purificadas sus almas mediante castigos purificadores (poenis purgatoriis).
Y para evitar estos castigos pueden colaborar los rezos y sacrificios de los creyentes vivos, a saber: sacrificio de misas, rezos, limosnas y otras formas de buenas obras que los creyentes acostumbran a llevar a cabo a favor de los otros creyentes, según las prescripciones de la iglesia."
El concilio de Treto
En la 25ª. Y últimas sesión de este concilio en diciembre del 1563 se describió como dogma la enseñanza del purgatorio: Existe un purgatorio: "Existe un purgatorio, y las almas que se encuentran allá son aliviadas por los rezos de los fieles y especialmente mediante un sacrificio en el altar... Quien rechaza esta doctrina sea maldito.
Según Trento se trata claramente de una penitencia y paga de castigos temporales ("reatus poenae temporalis"),Se trata pues de castigos purificadores por los castigos temporales de pecado que aún restan.
Luego de la antigua teoría del fuego el dogma presenta al proceso purificador en el purgatorio más bien de forma espiritual en el sentido de una penitencia espiritual mediante la cual las almas son preparadas para la gloriosa contemplación de Dios (Comp. Diccionario Católico de teología, de Brink).
El Vaticano II
Bajo la dirección del Papa Pablo VI el Vaticano II se expresa sobriamente sobre el purgatorio, que es nombrado en la Constitución sobre la Iglesia (Lumen Gentiun 50). Aquí se enseña que: la iglesia peregrina desde la época primitiva des cristianismo celebró con profunda devoción la memoria de los difuntos, y como es una idea sana y santa rezar por los muertos, para que éstos sean librados de sus pecados (2 Mac. 12:46) también ofreció por ellos sacrificios de redención.
Extraido de: http://www.iglesiabautista.org/articulos/view/?id=14