http://www.larazon.es/noticias/noti_rel15.htm
miércoles 22 de octubre de 2003
<CENTER>Callar</CENTER>
José Mª ALIMBAU
Callar las propias excelencias... es parva humildad.
Callar las cualidades y las buenas obras del otro... es envidia.
Callar para no herir la susceptibilidad de nadie... es delicadeza.
Callar en tiempo de infortunio... bondad.
Callar las palabras inútiles, vacías... es sabiduría.
Callar los defectos del prójimo... caridad.
Callar para escuchar... es educación.
Callar a tiempo... es prudencia y discernimiento.
Callar cuando se ha de hablar... es cobardía.
Callar ante el fuerte y el poderoso... es sometimiento.
Callar ante el débil, el pobre y el desvalido... es magnanimidad.
Callar ante una injusticia... es complicidad.
Callar cuando te humillan... es «andar en verdad».
Callar en los momentos difíciles, de tensión... es virtud.
Callar ante la injuria, la maledicencia y la calumnia... es fortaleza.
Callar para mejor amar, a imitación y seguimiento de Jesús... santidad.
En el libro del Eclesiastés (3, 7) se nos advierte de que «hay un tiempo para callar y un tiempo para hablar». Tomás de Kempis afirmaba: «Quien no desea agradar a los hombres ni siente miedo de desagradarles... gozará de gran paz».
miércoles 22 de octubre de 2003
<CENTER>Callar</CENTER>
José Mª ALIMBAU
Callar las propias excelencias... es parva humildad.
Callar las cualidades y las buenas obras del otro... es envidia.
Callar para no herir la susceptibilidad de nadie... es delicadeza.
Callar en tiempo de infortunio... bondad.
Callar las palabras inútiles, vacías... es sabiduría.
Callar los defectos del prójimo... caridad.
Callar para escuchar... es educación.
Callar a tiempo... es prudencia y discernimiento.
Callar cuando se ha de hablar... es cobardía.
Callar ante el fuerte y el poderoso... es sometimiento.
Callar ante el débil, el pobre y el desvalido... es magnanimidad.
Callar ante una injusticia... es complicidad.
Callar cuando te humillan... es «andar en verdad».
Callar en los momentos difíciles, de tensión... es virtud.
Callar ante la injuria, la maledicencia y la calumnia... es fortaleza.
Callar para mejor amar, a imitación y seguimiento de Jesús... santidad.
En el libro del Eclesiastés (3, 7) se nos advierte de que «hay un tiempo para callar y un tiempo para hablar». Tomás de Kempis afirmaba: «Quien no desea agradar a los hombres ni siente miedo de desagradarles... gozará de gran paz».