Breve historia de la teoría de la evolución

5 Abril 2010
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enhonorasuverdad.com
[h=1][FONT=&quot]BREVE HISTORIA DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN[/FONT][/h]
[FONT=&quot]Como obtuvo este problema la ciencia moderna[/FONT]
[FONT=&quot][/FONT]
[h=2]INTRODUCCIÓN[/h][FONT=&quot]La evolución estelar está basada en el concepto de que la nada puede explotar y producir todas las estrellas y mundos. La evolución de la vida está basada en las teorías gemelas de la generación espontánea y el lamarckismo (la herencia de características adquiridas). Aun cuando ambas teorías continúan siendo la base de la evolución biológica, ambas han sido desacreditadas por los científicos hace una centuria atrás.[/FONT]
[FONT=&quot]La ciencia es el estudio del mundo natural. Nosotros estamos agradecidos por todos los científicos dedicados que están trabajando duro para mejorar nuestra vida, pero aprenderemos que ninguno de sus descubrimientos son evidencia digna como para sostener la teoría evolucionaria.[/FONT]
[FONT=&quot]Las premisas son importantes, son conceptos por medio de los cuales se interpretan los hechos científicos. Por más de un siglo se han hecho esfuerzos para explicar descubrimientos científicos por medio de una teoría de mediados del siglo 19 conocida como “evolución”. Ésta ha sido la base inicial de varias teorías, ¡pero ninguna está basada en hechos científicos![/FONT]
[FONT=&quot]Para resumir, aquí tenemos las dos premisas en que se basan las diversas teorías evolucionarias:[/FONT]
[FONT=&quot]1)[FONT=&quot] [/FONT][/FONT][FONT=&quot]Esta es la fórmula para hacer un universo:[/FONT]
[FONT=&quot]Nada [/FONT][FONT=&quot]+[/FONT][FONT=&quot] nada = dos elementos [/FONT][FONT=&quot]+[/FONT][FONT=&quot] tiempo = 92 elementos naturales [/FONT][FONT=&quot]+[/FONT][FONT=&quot] tiempo = todas las leyes físicas y la completa estructura del universo de galaxias, sistemas, estrellas, planetas y satélites orbitando en perfecto orden y balance.[/FONT]​
[FONT=&quot]2)[FONT=&quot] [/FONT][/FONT][FONT=&quot]Esta es la fórmula evolucionaria para hacer vida:[/FONT]
[FONT=&quot]Barro [/FONT][FONT=&quot]+[/FONT][FONT=&quot] agua [/FONT][FONT=&quot]+[/FONT][FONT=&quot] tiempo = criaturas vivientes.[/FONT]​
[FONT=&quot]Los evolucionistas teorizan que estas dos fórmulas posibilitan que todo lo que hay alrededor nuestro se haya hecho solo, exceptuando aquellas cosas hechas por el hombre, como los automóviles o edificios. Las cosas complicadas, como las cajas de madera unidas con clavos requieren pensamiento, inteligencia y un trabajo cuidadoso; pero se afirma que todo lo que nos rodea en la naturaleza, como un colibrí o el ojo humano, es el resultado de infortunados accidentes, confusión al azar y tiempo. Ni siquiera se requiere de materia prima para comenzar, ¡se hace sola![/FONT]
[FONT=&quot]¿Cómo comenzó todo este disparate? Comenzaremos con un breve repaso de la historia de la moderna teoría evolucionaria.[/FONT]
[FONT=&quot]No nos olvidemos que, aún cuando no tiene sentido, la teoría de la evolución ha afectado enormemente, y dañado, a toda la humanidad en el siglo 20. ¿Dejaremos que esto continúe en el siglo 21?[/FONT]
[FONT=&quot]El impacto social y moral que tienen los conceptos evolucionarios en el mundo moderno son terribles. La moral y los estándares éticos han sido reducidos considerablemente. [/FONT]
[FONT=&quot]Se les enseña a los chicos y a los jóvenes que ellos son un nivel avanzado de animales; no hay principios morales. Como sólo son animales, pueden hacer lo que quieran, y luego la necesidad de supervivencia y el deseo de éxito personal desembocan en rivalidad, lucha y pisoteo de unos a otros.[/FONT]
[h=1][FONT=&quot]CIENTÍFICOS [/FONT][FONT=&quot]DEL SIGLO 18 Y 19[/FONT][/h][FONT=&quot]Antes de mediados del 1800 los científicos eran investigadores que creían firmemente que toda la naturaleza había sido hecha por un Maestro Diseñador. Estos pioneros, que asentaron las bases de la ciencia moderna, eran creacionistas. Fueron hombres de enorme intelecto que lucharon contra gran desigualdad para llevar a cabo su trabajo. Fueron investigadores que trabajaban muy duro.[/FONT]
[FONT=&quot]En contraste, los filósofos se sentaban por allí, difícilmente moviéndose de sus sillones, y teorizaban acerca de todo, mientras que los científicos, ignorándolos, seguían trabajando. Pero luego hubo un cambio en el siglo 19, cuando los filósofos intentaron ganar control por sobre el empeño científico y eliminaron la investigación y los hallazgos que eran desfavorables para sus teorías. Hoy en día los evolucionistas defienden vigorosamente teorías no científicas que se originaron hace más de un siglo.[/FONT]
[FONT=&quot]William Paley (1743-1805):[/FONT][FONT=&quot] en su clásico de 1802: “Natural Theology” (“Teología natural”), resumió el punto de vista de los científicos. Él decía que el tipo de estructuras cuidadosamente diseñadas que vemos en el mundo viviente claramente apunta hacia un Diseñador. Si vemos un reloj, sabemos que tiene que haber tenido un diseñador y un fabricante, sería tonto imaginar que se hizo solo. Éste es el “argumento de un diseñador”. Todo lo que hay a nuestro alrededor es el mundo de la naturaleza, y sobre nuestras cabezas, visto en las noches, el universo de estrellas. Podemos ignorar o ridiculizar lo que hay allí o decir que todo se hizo solo, pero nuestra burla no cambia la realidad. Uno de los principales científicos ateos de nuestro tiempo: *Fred Hoyle, escribió que aún cuando no es difícil desacreditar al darwinismo, lo que ha dicho Paley parecería incontestable(*Fred Hoyle y *Chadra Wickramasingle: “Evolution from space” - “Evolución desde el espacio”, 1981, pág. 96).[/FONT]
[FONT=&quot]Es un hecho notable que la base de la teoría de la evolución haya sido invalidada por los hallazgos de siete científicos investigadores antes de que *Charles Darwin la publicara.[/FONT]
[FONT=&quot]Carl Linn (Carolus Linnaceus (1707-1778):[/FONT][FONT=&quot] fue un científico que clasificó un inmenso número de organismos vivos. Como activo creacionista, claramente observó que no hay especies parciales. Todas las especies de plantas y animales tienen categorías definidas, separadas unas de otras. La variación es posible dentro de las especies y hay muchas subespecies; pero no se producen cruzas de una especie a otra (*R. Milner: “Encyclopedia of evolution” - “Enciclopedia de la evolución”, 1990, pág. 276)[/FONT]
[FONT=&quot]Primera ley de la termodinámica[/FONT][FONT=&quot] (1847): Heinrich von Helmholtz formula la ley de conservación de energía: la suma total de toda materia siempre permanecerá siendo la misma. Esta ley contradice varios aspectos de la teoría de la evolución. *Isaac Asimov la llamó “la más fundamental generalización sobre el universo que los científicos han podido hacer” (“Journal of Smithsonian Institute” - Jornal de Instituto Smithsoniano - 1981, pág. 96).[/FONT]
[FONT=&quot]Segunda ley de la termodinámica (1850):[/FONT][FONT=&quot] R.J.E: Clausius formula la ley de entropía: todos los sistemas tenderán hacia el estado más matemáticamente posible y eventualmente quedarán totalmente desorganizados y distribuidos al azar. En otras palabras: todo se quiebra, se desgasta y se hace pedazos. Esta ley elimina totalmente la base para la teoría de la evolución: que lo simple evoluciona hacia lo complejo. *Einstein decía que éstas dos leyes eran las más permanentes que él conocía (*Jeremy Rifkin: “Entropy: A New World View” - “Entropía: una nueva visión del mundo”, 1980, pág. 6)[/FONT]
[FONT=&quot]El hallazgo de la mujer de Guadalupe (1812):[/FONT][FONT=&quot] Este es un auténtico descubrimiento que ha estado en el Museo Británico por más de un siglo. Un esqueleto humano completo fue hallado en la isla de Guadalupe, en el Caribe francés, dentro de una inmensa plancha de piedra caliza, fechada por los geólogos modernos en 28 millones de años de antigüedad (pueden citarse más ejemplos). Seres humanos iguales a los que viven hoy (a veces más altos) han sido hallados en niveles muy profundos de la capa terrestre.[/FONT]
[FONT=&quot]Gregor Mendel (1822-1884):[/FONT][FONT=&quot] fue un creacionista que vivió y trabajó cerca de Brunn (ahora Brno), en Checoslovaquia. Era profesor de ciencia y matemáticas. Contrariamente a los teoristas, Mendel fue un verdadero científico. Cultivó jardines de legumbres y estudió los resultados obtenidos al cruzar distintas variedades. Comenzó su obra en 1856 y la concluyó luego de ocho años. En 1865 publicó su investigación en el periódico de la Sociedad brunesa para el estudio de la Ciencia Natural. El periódico fue distribuído a 120 librerías en Europa, Inglaterra y Estados Unidos de América. Aun así, su investigación fue totalmente ignorada por los científicos hasta que fue redescubierta en 1900. Sus experimentos muestran claramente que una especie no puede transmutar en otra y que hay una barrera genética que no puede saltarse. El trabajo de Mendel sentó las bases de la genética moderna y sus descubrimientos destruyeron efectivamente la base que sustenta a la evolución de las especies (*Michael Pitman: “Adam and Evolution” - “Adán y la evolución”, 1984, Pág. 63, 64).[/FONT]
[FONT=&quot]Louis Pasteur (1822-1895)[/FONT][FONT=&quot]: fue otro genuino científico. En el proceso del estudio de la fermentación desarrolló su famoso experimento de 1861 en el cual refuta la teoría de la generación espontánea: La vida no puede proceder de materiales sin vida. Este experimento fue muy importante porque, en aquel tiempo, la mayoría de los científicos creían en la generación espontánea. (Ellos creían que si se dejaba un montón de ropa vieja en una esquina ¡ésta engendraría ratones! La prueba era que cuando uno abría el armario después de cierto tiempo, frecuentemente había ratones dentro. Pasteur concluyó, basándose en sus experimentos, que sólo Dios podría crear criaturas vivas.[/FONT]
[FONT=&quot]Pero la teoría evolucionaria moderna continúa basada en la ya caduca teoría que refutó Pasteur: la generación espontánea (la vida surge de lo sin vida). ¿Por qué? Porque es la única base real sobre la cual podría ocurrir la evolución. Como notara *Adams: “con la generación espontánea desvirtuada [por Pasteur] se ha dejado a los biólogos sin ninguna teoría para el origen de la vida”.(*J. Edison Adams: “Plants: an introduction to Modern Biology” - “Plantas: Una introducción a la biología moderna”, 1967, pág. 585).[/FONT]
[FONT=&quot]August Friedrich Leopold Welismann (1834-1914):[/FONT][FONT=&quot] fue un biólogo alemán que desacreditó la noción de *Lamarck de “la herencia de características adquiridas”. Es recordado principalmente por ser el científico que cortó las colas de 901 ratones jóvenes, blancos, en 19 generaciones sucesivas. Aún así, cada generación nueva nació con una cola bien desarrollada. La última generación, según su informe tenía colas tan largas como las que midió en la primera. Sus descubrimientos, junto con el hecho de que la circuncisión de los hombres judíos desde hace más de 4000 años no ha afectado a sus prepucios, desacreditan la teoría lamarckista. Aún así, el lamarckismo sigue siendo, hoy en día, la base para la biología evolucionaria. Por ejemplo, ellos enseñan que las jirafas empujaban sus cuellos para alcanzar las ramas más altas de los árboles y que por eso sus cuellos llegaron a ser largos. En un postrer libro *Darwin abandonó la selección natural considerándola improbable y volvió al lamarckismo como causa del nunca observable cambio de una especie hacia otra.[/FONT]
[FONT=&quot]Daremos un vistazo breve al trabajo de verdaderos científicos que vivieron entre los siglos 18 y 19, todos ellos creacionistas:[/FONT]
[FONT=&quot]Louis Agassiz (1807-1873)[/FONT][FONT=&quot]: geología glaciar - ictiología[/FONT]
[FONT=&quot]Charles Babbage (1792-1871)[/FONT][FONT=&quot]: Tablas de actuario, inventa la calculadora y sienta las bases para la ciencia del cómputo.[/FONT]
[FONT=&quot]Francis Bacon (1561-1626)[/FONT][FONT=&quot]: método de investigación científica.[/FONT]
[FONT=&quot]Robert Boyle (1627-1691)[/FONT][FONT=&quot]: química - dinámica del gas.[/FONT]
[FONT=&quot]Sir David Brewster (1781-1868)[/FONT][FONT=&quot]: mineralogía óptica - calidoscopio.[/FONT]
[FONT=&quot]George Cuvier (1769-1832)[/FONT][FONT=&quot]: anatomía comparativa - paleontología de vertebrados.[/FONT]
[FONT=&quot]Sir Humphry Davy (1778-1829)[/FONT][FONT=&quot]: Termo cinética.[/FONT]
[FONT=&quot]Michel Faraday (1791-1867)[/FONT][FONT=&quot]: inventa el generador eléctrico - estudia el electromagnetismo - formula la teoría de los campos magnéticos.[/FONT]
[FONT=&quot]Sir John A. Fleming (1849-1945)[/FONT][FONT=&quot]: electrónica - inventa la válvula térmica.[/FONT]
[FONT=&quot]Joseph Henry (1797-1878)[/FONT][FONT=&quot]: inventa el motor eléctrico - galvanómetro.[/FONT]
[FONT=&quot]James Joule (1818-1889)[/FONT][FONT=&quot]: termodinámica reversible.[/FONT]
[FONT=&quot]Lord William Kelvin (1824-1907)[/FONT][FONT=&quot]: la escala de temperatura absoluta (ºK) - energéticos - termodinámica - cable trasatlántico.[/FONT]
[FONT=&quot]Johannes Kepler (1571-1630)[/FONT][FONT=&quot]: mecanismos celestiales - tablas astronómicas - astronomía física.[/FONT]
[FONT=&quot]Carlous Linnaeus (1707-1778)[/FONT][FONT=&quot]: sistema de clasificación - biología sistemática.[/FONT]
[FONT=&quot]Joseph Lister (1827-1912)[/FONT][FONT=&quot]: cirugía antiséptica.[/FONT]
[FONT=&quot]James C. Maxwell (1831-1879)[/FONT][FONT=&quot]: dinámica eléctrica - termodinámica estadística.[/FONT]
[FONT=&quot]Gregor Mendel (1822-1884)[/FONT][FONT=&quot]: padre de la genética.[/FONT]
[FONT=&quot]Samuel F. B. Morse (1791-1872)[/FONT][FONT=&quot]: inventor del telégrafo.[/FONT]
[FONT=&quot]Isaac Newton (1624-1727)[/FONT][FONT=&quot]: creó el cálculo, formuló la ley de la gravedad, estudió la dinámica e inventó los telescopios refractarios.[/FONT]
[FONT=&quot]Blaise Pascal (1623-1662)[/FONT][FONT=&quot]: hidrostática - inventó el barómetro.[/FONT]
[FONT=&quot]Louis Pasteur (1822-1895)[/FONT][FONT=&quot]: bacteriología - leyes biogenéticas - inventa la pasteurización, la vacunación y la inmunización.[/FONT]
[FONT=&quot]Sir William Ramsey (1852-1916)[/FONT][FONT=&quot]: gases inertes - química isotópica.[/FONT]
[FONT=&quot]John Ray (1827-1905)[/FONT][FONT=&quot]: historia natural - clasificación de plantas y animales.[/FONT]
[FONT=&quot]Sir James Simpson (1811-1870)[/FONT][FONT=&quot]: inventa el cloroformo y desarrolla la ginecología.[/FONT]
[FONT=&quot]EVOLUCIONISTAS [/FONT][FONT=&quot]DEL SIGLO 18 Y 19:[/FONT]
[FONT=&quot]Ahora veremos a los filósofos de sillón. Difícilmente alguno de ellos haya alguna vez puesto un pie en el terreno de la investigación o haya cruzado la puerta de un laboratorio de ciencias; aún así, son ellos los que fundaron la teoría de la evolución.[/FONT]
[FONT=&quot]*Emmanuel Swedenborg (1688-1772)[/FONT][FONT=&quot]: fue un experto en no hacer nada. En su libro de 1734 “Principia” él teorizó diciendo que una nebulosa que giraba a gran velocidad se convirtió en nuestro sistema solar, tanto el Sol como los planetas. Según dijo él mismo, unos espíritus le dieron esta idea durante una “sesión” espiritista. Es curioso que la hipótesis teórica de esta nebulosa se haya originado en dicha fuente.[/FONT]
[FONT=&quot]*Comte de Buffon (1707-1788)[/FONT][FONT=&quot]: fue un disoluto filósofo que, incapaz de mejorar el trabajo de Linnaeus pasó su tiempo criticándolo. Él teorizó que las especies se originaron de una hacia otra y que éstas se originaron de un trozo que se desprendió del Sol y llegó hasta la Tierra. Tal como los otros científicos evolucionistas, no presentó ninguna evidencia que avalara sus teorías.[/FONT]
[FONT=&quot]*Jean Bautista Lamarck (1744-1829)[/FONT][FONT=&quot]: hizo su fama teorizando; poco hizo de verdadera importancia. Estableció el fundamento para la teoría evolucionaria moderna, con su concepto de la “herencia de características adquiridas” a la cual luego se le dio el nombre de lamarckismo. En 1809 publicó el libro “Philosophie zoologique” en el cual declaraba que la jirafa había obtenido su cuello largo al ir estirándose para alcanzar ramas altas, y que los pájaros originalmente vivían en el agua y les fueron creciendo patas con membranas. Si estiras tus piernas durante mucho tiempo, puedes incrementar tu altura y si te decides en tu mente, puedes hacer que crezca pelo en tu pelada y tu descendencia nunca más será pelada. ¿Es esto ciencia?[/FONT]
[FONT=&quot]Otra de las contribuciones erróneas de Lamarck a la evolución fue la teoría del uniformitarismo que es la conjetura de que todas las edades antiguas de la Tierra fueron exactamente como hoy en día: calmas y pacíficas sin un Diluvio universal ni ninguna otra catástrofe grande.[/FONT]
[FONT=&quot]*Robert Chambert (1802-1883)[/FONT][FONT=&quot]: fue un espiritista que regularmente se comunicaba con espíritus. Como resultado de estos contactos escribió el primer libro popular acerca de la evolución, llamado “Vestiges of Creation” (Vestigios de Creación - 1844). Este fue publicado 15 años antes que el libro “Origin of Species” (Origen de las especies) de *Charles Darwin.[/FONT]
[FONT=&quot]*Charles Lyell (1797-1875)[/FONT][FONT=&quot]: al igual que *Charles Darwin, Lyell heredó gran cantidad de bienes y fue capaz de pasar gran cantidad de tiempo teorizando. Lyell publicó “Principles of Geology” (Principios de la geología) en 1830-1833 que pasó a ser la base para la teoría moderna de la corteza sedimentaria, aun cuando los descubrimientos del siglo 20 en cuanto al radiofechado, fechados de radiocarbono, corteza “perdida” y superposiciones de capas la han anulado.[/FONT]
[FONT=&quot]Para probar su teoría Lyell hizo una falsa declaración de los hechos. Él sabía que las cataratas del Niágara habían erosionado 11km. del canal desde Queenston, Ontario, y que éstas erosionaban 1 metro por año, pero Lyell cambió los datos diciendo que la catarata erosionaba 0,3 metros al año, lo cual significaba que las cataratas estuvieron allí ¡por 35.000 años!, Lyell no dijo la verdad, ya que a razón de 1 metro de erosión por año las cataratas tendrían una edad de entre 7.000 y 9.000 años y sería razonable que luego de un gran Diluvio la erosión hubiese sido mayor, reduciendo así esta edad. Lyell también fue un amigo cercano de *Darwin, y lo impulsó a escribir el libro: “Origin of the Species” (Origen de las especies).[/FONT]
[FONT=&quot]*Alfred Russell Wallace (1823-1913)[/FONT][FONT=&quot]: es considerado como el hombre que escribió la teoría que luego publicó *Darwin. Wallace estaba profundamente involucrado en el espiritismo en el tiempo en que formuló la teoría, la cual Darwin, con la ayuda de dos amigos (*Charles Lyell y *Joseph Hooker), pirateó y publicó con su propio nombre. Es así que Darwin, un hombre acaudalado, recibió las regalías que le correspondían a Wallace, un teorista pobre. En 1980 *Arnold C. Brackman, en su libro “Delicate Arrangement” (Arreglo delicado)explica que Darwin plagió el material de Wallace.[/FONT]
[FONT=&quot]En 1875 *Wallace se manifestó abiertamente a favor del espiritismo y el marxismo (otro hijastro del darwinismo). Esto decía la teoría de Wallace: “las especies han cambiado en el pasado, de modo que una especie desciende de otra especie de un modo en el que hoy en día no podemos probar”. Esto es exactamente lo que enseñan los evolucionistas modernos. Aún así, hoy en día no hay más evidencia que avale la teoría que las que Wallace tenía en 1858 cuando la desarrolló[/FONT]
[FONT=&quot]En febrero de ese año él se encontraba en la isla de Ternate, en las Molaccas, bajo un grave estado de fiebre que le causaba delirios, cuando concibió la idea de “la supervivencia del más apto” como el método por el cual las especies fueron cambiando, sin embargo, el concepto en sí no prueba nada.[/FONT]
[FONT=&quot]“El más apto ¿cuál es? - Es el que sobrevivió por más tiempo. ¿Y cuál es el que sobrevivió por más tiempo? - El más apto“. Es un razonamiento en círculo, la frase no nos dice nada acerca del proceso evolutivo ni mucho menos puede probarlo.[/FONT]
[FONT=&quot]En la primera edición de su libro Darwin se refirió a la “selección natural” y a la “supervivencia del más apto” como conceptos diferentes. En la sexta edición de “origen de las especies” él decía que pensaba que ambas cosas significaban lo mismo pero que “supervivencia del más apto” era el término más adecuado. En un libro posterior: “Descent of Man” (Descendientes del hombre, de 1871), Darwin abandonó el concepto de “selección natural” por ser un mecanismo desesperanzador y volvió al lamarckismo. Hasta Darwin mismo reconoció que la teoría se caía a pedazos ya que la evidencia necesaria para fundamentarla no estaba allí.[/FONT]
[FONT=&quot]*Charles Darwin (1809-1882)[/FONT][FONT=&quot]: Nació en la abundancia y pudo, consecuentemente, llevar una vida fácil. Fue dos años a la escuela de medicina en la Universidad de Edimburgo pero luego la abandonó. A duras penas pasó sus exámenes ya que se la pasaba en los bares con sus amigos. Darwin no tenía un propósito particular para su vida, por lo que su padre planeó darle un agradable trabajo pago como ministro anglicano, a lo cual Darwin no se negó.[/FONT]
[FONT=&quot]Pero un familiar influyente le ofreció ser un “naturalista” sin sueldo y zarpó en un barco que viajaría alrededor del mundo: el “Beagle”. El viaje abarcó desde diciembre de 1831 hasta octubre de 1836.[/FONT]
[FONT=&quot]Es interesante notar que luego de involucrarse con el espiritismo, ciertos hombres en la historia han sido apoderados por un profundo odio por Dios y han sido conducidos a desarrollar enseñanzas malignas, las cuales han derribado a un gran número de personas, mientras que otros han causado guerras que han aniquilado a millones de personas. Entre estos podemos mencionar conocidos espiritistas como *Sigmund Freud y *Adolf Hitler. [/FONT]
[FONT=&quot]No es comúnmente sabido que *Charles Darwin, siendo un naturalista a bordo del Beagle se inició en la hechicería, estando en Sudamérica, participó de las ceremonias nativas y a partir de ahí algo le sucedió.[/FONT][FONT=&quot] Al regresar a Inglaterra, aún cuando su salud había sido extrañamente debilitada, pasó el resto de su vida trabajando en teorías que destruyeran la fe en el Creador.[/FONT]
[FONT=&quot]Darwin nunca fue científico, no conocía nada de genética práctica, se casó con su prima hermana, teniendo como consecuencia siete hijos con desórdenes físicos o mentales (una niña murió luego al nacer, otra murió a los 10 años, su hija mayor tuvo una prolongada postración a los 15, tres de sus seis hijos quedaron semi-inválidos y su último hijo nació con atraso mental y murió a los 19 meses).[/FONT]
[FONT=&quot]Su libro “Origen de las especies” fue publicado por primera vez en noviembre de 1859. El nombre completo del libro era “On the origin of the species by means of natural selection or the preservation of fauvored races in the struggle for life” (Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida). Este revela lo vicioso de un concepto entre líneas, concepto que condujo directamente a dos de las peores guerras de la historia de la humanidad.[/FONT]
[FONT=&quot]En su libro Darwin razona desde la teoría hacia los hechos y provee muy poca evidencia de lo que dice. Los modernos evolucionistas están avergonzados del libro y de sus ridículos argumentos.[/FONT]
[FONT=&quot]Darwin citó autoridades sin dar sus nombres, cuando nombraba a alguien era sólo una opinión de algún artículo y constantemente decía que ésta era una “edición abstracta” y que una más completa vendría luego, pero nunca pudo hallar las pruebas para sus teorías y ninguna prueba se ha hallado hasta ahora.[/FONT]
[FONT=&quot]Él se basaba en historias y no en hechos, daba ejemplos confusos, usó argumentos aparentes y desviados y pasaba mucho tiempo sugiriendo posibles explicaciones de por qué los hechos que él necesitaba no estaban disponibles.[/FONT]
[FONT=&quot]Aquí está la explicación de Darwin de cómo una especie cambia en otra: es una variación de la teoría de la herencia de características adquiridas de *Lamarck. Darwin la llamaba pangénesis y decía que un órgano afectado por su medio ambiente respondería enviando unas partículas a las que él llamó gémulas. Estas partículas supuestamente ayudaban a determinar las características hereditarias. El medio ambiente, afectaba a un órgano, éste órgano entonces soltaba las gémulas y las gémulas pasaban a los órganos reproductores afectando a las células. Como hemos dicho, los científicos de hoy están avergonzados de las ideas de Darwin. (W. Stansfield: “Science of evolution” – Ciencia de evolución – 1977, pág. 38).[/FONT]
[FONT=&quot]En su libro Darwin enseñó que el hombre proviene del mono y que las razas más fuertes habrían destruido, en un siglo o dos, a las más débiles.[/FONT]
[FONT=&quot]Luego de tomar parte en ceremonias de hechicería, no sólo fue afectada su mente sino también su cuerpo. Darwin fue atacado por una enfermedad crónica e incapacitante y murió luego de una depresión de la que no pudo salir. (Enciclopedia “Random House”, 1977, Pág. 768).[/FONT]
[FONT=&quot]Darwin comentaba frecuentemente, en cartas privadas que reconocía que no había evidencia para su teoría y que ésta podría destruir la moral de la raza humana.[/FONT]
[FONT=&quot]“Frecuentemente me recorre un escalofrío y me he preguntado si no me he dedicado a una fantasía” (Charles Darwin: “Life and letters” - “Vida y letras”, 1887, Vol. 2, pág. 229).[/FONT]
[FONT=&quot]*Thomas Huxley (1825-1895)[/FONT][FONT=&quot]: fue el hombre al que *Darwin llamó “mi buldog”. Darwin estaba tan débil físicamente que no hacía apariciones públicas sino que pasaba el tiempo recluido en la mansión que había heredado. Luego de haber sido convencido por el mismo Darwin (en una visita al su hogar), Huxley comenzó a defender la causa evolucionaria con gran ímpetu. A fines del siglo 19, mientras *Haeckel trabajaba arduamente en el continente europeo, *Huxley era el principal defensor de Darwin en Inglaterra.[/FONT]
[FONT=&quot]El club X:[/FONT][FONT=&quot] era una sociedad secreta en Londres que trabajaba para extender el pensamiento evolucionario y suprimir la oposición científica. Fue muy poderoso ya que todos los artículos científicos considerados por la Royal Society eran primero aprobados por este pequeño grupo de nueve miembros. Encabezados por *Huxley sus miembros hicieron contactos y afectaron poderosamente a las asociaciones científicas británicas. (Michael Pitman: “Adam and evolution” - “Adán y la evolución”, 1984, pág. 64).[/FONT]
[FONT=&quot]El meteorito de Orgueil (1861)[/FONT][FONT=&quot]: éste fue uno de los tantos engaños perpetrados para promover la causa de la evolución. Alguien introdujo varios microbios muertos y luego los cubrió con una superficie que simulara ser un meteorito. El objetivo era mostrar que la vida provenía del el espacio exterior. Pero más tarde se descubriría el engaño (*”Scientific American – Enero de 1965, pág. 52). Desde entonces, se han sucedido varios engaños de hombres que trabajan desesperadamente intentando proveer evidencias científicas que no existen. A mediados de 1990 fue anunciado un meteorito “proveniente de Marte” con “organismos muertos”, las conclusiones de los científicos competentes fueron ignoradas, estos decían que ambos “descubrimientos” eran altamente especulativos.[/FONT]
[FONT=&quot]*Sir Francis Galton (1822-1911)[/FONT][FONT=&quot]: Galton era primo de *Darwin. Se dedicó a expandir una de las conclusiones lógicas de la teoría. Él declaraba que la “ciencia” de la “eugenesia” era la clave para resolver los problemas de la humanidad: “pongan al débil, al enfermo y al anciano a dormir”. *Adolf Hitler, un ardiente evolucionista, usó esto exitosamente en la Segunda Guerra Mundial. (*Otto Scott: “Playing God” – “Jugando a ser Dios”, en “Chalcedon Report”N°247, febrero de 1986, pág. 1).[/FONT]
[FONT=&quot]*Wallace se separa de *Darwin[/FONT][FONT=&quot]: el amigo intimo de Darwin, *Rusell Wallace, eventualmente se alejó de la postura de Darwin (postura que él mismo le dio a Darwin) cuando se dio cuenta de que el cerebro humano era demasiado avanzado para haber sido producto de un proceso evolutivo.[/FONT]
[FONT=&quot]*Hebert Spencer (1820-1903)[/FONT][FONT=&quot]: junto con otros hombres (entre ellos *Friedrich Nietzsche, *Karl Marx, *Sigmund Freud, *John Dewey, etc.) introdujo los métodos y la moral de la teoría evolucionista en los campos sociales (sociología, psicología, educación, guerra, economía, etc.) con efectos devastadores en el siglo 20. Spencer también era espiritista y fue el que acuñó el término “evolución” (*R. Milner: “Encyclopedia of Evolution” – “Enciclopedia de la evolución”, 1990, pág. 159). Spencer introdujo la sociología en Europa, revistiéndola con términos evolucionistas. Desde allí viajó hasta América. Solía recomendar que se eliminara a los incapaces para que la sociedad pudiera evolucionar. (*Harry E. Barnes: “Historical sociology” – “Sociología histórica”, 1948, Pág. 13).[/FONT]
[FONT=&quot]Archaeopterix (1861-1877)[/FONT][FONT=&quot]: éste consiste en varios fósiles procedentes de una misma cantera en Alemania. Cada fósil fue vendido a un alto costo por el propietario de la cantera. Uno de ellos parecía el esqueleto de un pequeño dinosaurio completo, con alas y plumas. Los museos europeos pagaron altos precios por él (como veremos más adelante, en 1985 se comprobó que el arqueopterix era una falsificación).[/FONT]
[FONT=&quot]*Ernst Haeckel (1834-1919)[/FONT][FONT=&quot]: un maestro en la Universidad de Jena, en Alemania, fue el más celoso defensor del darwinismo que hubo en el continente en el siglo 19. Dibujó unos cuantos diagramas fraudulentos (publicados por primera vez en 1868) cuyo propósito era mostrar que el embrión humano era casi idéntico al de otros animales. Los científicos de reputación repudiaron estos diagramas en unos pocos años ya que los embriólogos reconocieron el engaño. *Darwin y Haeckel han tenido una fuerte influencia en el desarrollo del comunismo en el mundo (*Daniel Gasman: “Scientific Origins of National Socialism: Social Darwinism in Ernst Haeckel and the German Monist League” – “Orígenes científicos del socialismo nacional: Darwinismo social en Ernest Haeckler y la liga monista alemana”, 1971, pág. 26)[/FONT]
[FONT=&quot]La serie de caballos de *Marsh (1870)[/FONT][FONT=&quot]: *Othniel C. Marsh dijo haber hallado 30 diferentes tipos de fósiles de caballos, en Wyoming y Nebraska. Los reconstruyó y ordenó en una serie “evolucionaria” de menor a mayor, la cual nunca estuvo en línea recta (“*Enciclopedia Británica”, 1976, Vol.7, pág. 13). Aún cuando fue exhibida en los museos por un tiempo, la gran mayoría de los científicos luego repudiaron esta “serie de caballos”.[/FONT]
[FONT=&quot]*Friedrich Nietzsche (1844-1900): [/FONT][FONT=&quot]Nietsche fue un notable ejemplo de un hombre que adoptó plenamente los principios del Darwinismo. Escribió libros que declaraban que para evolucionar debía haber guerras y así matar a las razas débiles para poder producir una “súper raza”. *Darwin en “Origin of the Species” también decía que esto debía suceder. Los escritos de ambos fueron leídos por militares alemanes, lo cual condujo luego a la Primera Guerra Mundial. *Hitler valoró ambos libros: el de Darwin y el de Nietzsche. Cuando Hitler mató a más de 6 millones de judíos sólo estaba haciendo lo que Darwin enseñó.[/FONT]
[FONT=&quot]*Asa Gray[/FONT][FONT=&quot]: fue el primer defensor de la evolución que creía en Dios. Vivió en América, en el tiempo en que *Darwin escribió sus libros. Gray, un presbiteriano, trabajó junto con *Charles W. Eliot, el presidente de Harvard, para promover la evolución como “enseñanza cristiana”, enseñando sobre las “eras antiguas” y tomando al libro de Génesis como fábula.[/FONT]
[FONT=&quot]*Karl Marx (1818-1883)[/FONT][FONT=&quot]: está estrechamente asociado con el darwinismo. Lo que *Darwin le hizo a la biología, Marx, con la ayuda de otros, se lo hizo a la sociedad. Las peores filosofías políticas del siglo 20 emergieron de las oscuras cavernas del darwinismo. Marx se conmocionó cuando leyó “Origen de las especies” e inmediatamente le escribió a Darwin preguntándole si quería que le dedicara su mayor obra: “Das Kapital”. Darwin se lo agradeció pero le dijo que no sería conveniente hacerlo.[/FONT]
[FONT=&quot]En 1866 Marx le escribió a *Frederick Engels diciendo que “Origen de las especies” contenía la base en la historia de la naturaleza para su sistema político y económico para un mundo ateo. Engels, el cofundador del mundo comunista junto con Marx y *Lenin, le escribió a Karl Marx en 1859: “Darwin, a quien estoy ahora leyendo, es espléndido” (*C. Zirkle: “ Evolution, Marxian Biology and the Social Scene” – “Evolución, biología marxista y la escena social”, 1959, pág. 85).[/FONT]
[FONT=&quot]En 1861 Marx le escribió a Engels: “el libro de Darwin es muy importante y me ha servido para fijar la base de la selección natural en la lucha de clases sociales en la historia”. En el funeral de Marx, Engels dijo que así como Darwin había descubierto la ley de la evolución orgánica en la historia natural, Marx había descubierto la ley de la evolución en la historia humana. [/FONT]
[FONT=&quot]*William Grant Sumner (1840-1910):[/FONT][FONT=&quot] aplicó los principios evolucionarios a la economía política, en la Universidad de Yale. Él enseñaba a muchos de los futuros negociantes y líderes negociantes de Norteamérica que los negocios más fuertes debían tener éxito y los débiles perecer y que ayudar a los incapaces era injuriar al apto y no tenía beneficio para la sociedad. Para él los “millonarios” eran los “más aptos”. El resultado fue el moderno capitalismo (*Gilman Ostrander: “The Evolutionary Outlook” – “La perspectiva evolucionaria”, 1971, pág. 5).[/FONT]
[FONT=&quot]1898 [/FONT][FONT=&quot]A[/FONT][FONT=&quot] 1949[/FONT]
[FONT=&quot]El gorrión de Bumpus (1898)[/FONT][FONT=&quot]: Herman Bumpus era zoólogo de la Universidad de Brown. Durante el invierno de 1898, accidentalmente llevó a cabo uno de los únicos experimentos de campo en cuanto a la selección natural. Una fría mañana él halló 136 gorriones domésticos atontados en el suelo. Al verlos trató de cuidarlos hasta que sanaran. De éstos, 72 revivieron y 64 murieron. Él cuidadosamente pesó y midió cada gorrión y halló que aquellos más cercanos al término medio (el más común) fueron los que sobrevivieron mejor. Este estudio frecuentemente citado es otra evidencia de que los animales y plantas más cercanos a la especie original son los más resistentes. Las variaciones en sub-especies no son tan fuertes y las especies cruzadas que propone la evolución (si el código del ADN se lo permitiera) serían por lo tanto muy débiles para sobrevivir (*R. Milner: “Encyclopedia of evolution” – “Enciclopedia de la evolución”, 1990, pág. 61).[/FONT]
[FONT=&quot]*Hugo deVries (1848-1935)[/FONT][FONT=&quot]: fue un botánico holandés, uno de los tres hombres que en 1900 redescubrió el artículo de Mendel acerca de la ley de la herencia. Un día, trabajando con velloritas, deVries creyó haber descubierto una nueva especie. Esto pasó a primera plana. En realidad él había hallado una nueva variedad (o sub-especie) de vellorita, pero deVries conjeturó que quizá su “nueva especie” había llegado a la existencia mediante una “mutación”. Él teorizó que nuevas especies estaban continuamente variando bruscamente (saltando), o sea, que constantemente aparecían en existencia nuevas especies.[/FONT]
[FONT=&quot]Irónicamente la teoría de la variación brusca estaba basada en un error en la observación. En 1914 *Edward Jeffries descubrió que la vellorita de deVries era sólo una nueva variedad, no una nueva especie.[/FONT]
[FONT=&quot]Décadas después se descubrió que la mayoría de las variaciones en las plantas son producidas por variaciones en los genes y raramente por mutación. Aquellas causadas por variaciones genéticas pueden ser fuertes (aunque no tan fuertes como el ejemplar original), pero aquellas variaciones producidas por mutaciones son siempre más débiles y tienen una muy baja tasa de supervivencia.[/FONT]
[FONT=&quot]*Walter S. Sutton y *T. Boveri (1902)[/FONT][FONT=&quot]: independientemente descubrieron los cromosomas y su enlace con los caracteres genéticos. Esto fue sólo dos años después de haber sido redescubierta la investigación de Mendel. Los científicos están continuamente aprendiendo nuevos datos acerca de la fijación de las especies.[/FONT]
[FONT=&quot]*Thomas Hunt Morgan (1886-1945)[/FONT][FONT=&quot]: fue un biólogo americano que desarrolló la teoría del gen. Halló que los determinantes genéticos estaban presentes en un orden lineal definido en los cromosomas y que algunos podrían ser “mapeados”. Fue el primero en trabajar con la mosca frugívora, la drosófila (*Michel Pitman: “Adam and evolution” – “Adán y la evolución”, 1984, pág. 70)[/FONT]
[FONT=&quot]*H. J. Muller (1890-1967)[/FONT][FONT=&quot]: habiendo escuchado acerca del descubrimiento, en 1927, de que los rayos X, los rayos gamma y varios químicos podían inducir un rápido incremento de mutaciones en los cromosomas de animales y plantas a prueba, fue el pionero en usar rayos X para incrementar en gran manera el grado de mutación en las moscas frugívoras. Pero todo lo que él y otros investigadores hallaron es que las mutaciones son siempre dañinas.[/FONT]
[FONT=&quot]*Sigmund Freud (1856-1939)[/FONT][FONT=&quot]: se sentía profundamente endeudado con el entrenamiento evolucionista que recibió en Alemania de joven, el cual aceptó plenamente, así como también aceptó la teoría de la recapitulación de *Haeckel. Freud comenzó sus “Lecturas introductorias al psicoanálisis” (de 1916) con la premisa de Haeckel: “todo individuo de algún modo recapitula en forma abreviada el desarrollo completo de la raza humana” (R. Milner: “Enciclopedia de la evolución“, 1990, pág. 177)[/FONT]
[FONT=&quot]El “complejo de Edipo” de Freud estaba basado en una teoría de “horda primordial” que él desarrolló, que trataba sobre el complejo mental que tenía el hombre de las cavernas tiempo atrás.[/FONT]
[FONT=&quot]Sus teorías acerca de los complejos de ansiedad y los estadios “orales” y “anales” entre otros estaban basado en su creencia de que nuestros ancestros eran salvajes.[/FONT]
[FONT=&quot]El hombre de Piltdown (1912)[/FONT][FONT=&quot]: en 1912 partes de una mandíbula y de un cráneo fueron hallados en Inglaterra. A esto lo llamaron “Hombre de Piltdown”. Las noticias acerca de éste crearon gran sensación. El informe que dio una dentista, en 1916, que decía que alguien había completado la mandíbula con otros dientes, fue ignorado. Luego en 1953 se descubrió que éste era un engaño total. Ésta, así como toda posterior “evidencia” de que nuestros ancestros eran en parte simios, fue cuestionada o repudiada por científicos de reputación.[/FONT]
[FONT=&quot]La Primera Guerra[/FONT][FONT=&quot] Mundial (1917-1918)[/FONT][FONT=&quot]: El darwinismo enseñaba, básicamente, que no hay códigos morales: nuestros ancestros eran salvajes y las civilizaciones sólo progresan por medio de la violencia de unos hacia otros. Esto llevó al nacionalismo extremo, al racismo y a la guerra por medio del nazismo y el fascismo. La evolución requería de una “selección natural” y, en la lucha por sobrevivir, el más apto ganaría a expensas de sus rivales. Frederich von Bernhard, un oficial militar alemán, escribió un libro en 1909 enalteciendo la evolución y apelando a Alemania para comenzar otra guerra. Heinrich von Treitsche, un militar prusiano, abiertamente llamó a una guerra a favor de Alemania par poder concretar su “destino evolucionista”. (*Heinrich G. Von Treitsche: “Politics” – “Políticas”, Volumen 1, pág. 66-67). Sus enseñanzas fueron plenamente adoptadas por el gobierno alemán y sólo esperaron algún pretexto para comenzar la guerra. (*R. Milner: “Encyclopedia of evolution” – “Enciclopedia de la evolución”, 1990, pág. 59).[/FONT]
[FONT=&quot]Darwinismo comunista:[/FONT][FONT=&quot] *Marx y *Engel, aceptando la teoría de la evolución de Darwin, hicieron de ésta la base “científica” para las ideologías comunistas. El comunismo enseña que los cambios evolucionarios (basados en la enseñaza de la lucha de clases) vienen por medio de la revolución y de levantamientos violentos. El dogma comunista declara que el lamarckismo (la herencia de las características adquiridas) es el mecanismo para lograr el cambio. La genética mendeliana fue oficialmente declarada fuera de la ley en Rusia, en 1948, porque se reconoció que desacreditaba a la evolución. Los teoristas comunistas estaban también asentados en la “especiación sintética” y no en la selección natural o en las mutaciones como mecanismos de cambio en las especies. Este concepto es idéntico a la teoría del cambio repentino de *Goldshmidt y *Gould que luego mencionaremos.[/FONT]
[FONT=&quot]*John Dewey (1859-1952)[/FONT][FONT=&quot]: fue otro líder en cuanto a la influencia sobre las corrientes de pensamiento. Siendo un vigoroso darwinista, Dewey fundó y lideró un “movimiento progresivo de educación, que afectó enormemente a la historia educacional de Estados Unidos. Pero era más que un entrenamiento de animales. El propósito era indoctrinar a la juventud con la evolución, el humanismo y el colectivismo. En 1933 *Dewey pasó a ser miembro fundador de la Asociación Americana Humanista y su primer presidente. Su declaración de creencias básicas, publicada ese año como “Humanist Manifesto” pasó a ser el marco de enseñanza no oficial en la mayoría de los textos escolares. [/FONT]
[FONT=&quot]Los evolucionistas reconocieron que habían ganado el control en toda la educación pública. Históricamente la educación norteamericana estuvo basada en normas y en moralidades, pero Dewey declaró que para poder ser “progresivos” la educación debe dejar “el pasado” y ”evolucionar” hacia nuevos conceptos modernos.[/FONT]
[FONT=&quot]El juicio de Scopes (del 10 al 21 de julio de 1925)[/FONT][FONT=&quot]: la ACLU (Unión Americana de Libertadores Civiles) estaba buscando a alguien que pudiera analizar el Acta de Butler, que prohibía la enseñanza de la evolución en las escuelas públicas de Tennessee. *John Scopes (de 24 años en ese entonces) se ofreció como voluntario para el trabajo. Éste luego admitió, privadamente, que nunca antes había dado clases sobre la evolución, de modo que el caso está basado en un fraude. Él en realidad enseñaba sobre maniobras de fútbol americano. Pero sin importar cómo, la ACLU quería humillar al estado de Tennessee al punto de que ningún otro estado se atreviera jamás a enfrentar a los evolucionistas. El juicio completo, ampliamente reportado como “Tennessee Monkey Trial” (juicio al mono de Tennessee) fue presentado al público como si fuera una operación cómica (hasta fue enviado un mono entrenado para que caminara encadenado por las calles de Dayton) Pero el objetivo era muy serio y lo concretaron exitosamente. Aún cuado el veredicto fue contra Scopes, los políticos americanos aprendieron la lección: no se opongan a los evolucionistas.[/FONT]
[FONT=&quot]El juicio de Scopes, el primer evento transmitido por radio en cadena nacional, fue una gran victoria para los evolucionistas en todo el mundo. La ridiculización, ciertos incidentes, mala información y falsas declaraciones fueron usados para ganar la batalla.[/FONT]
[FONT=&quot]Se descubre la realidad sobre el hombre de Nebraska (1928)[/FONT][FONT=&quot]: en 1922 fue hallado un simple diente molar y lo llamaron Hesperopithecus u “Hombre de Nebraska”. Se le pidió a un artista que hiciera un dibujo de un “hombre mono” basado en ese diente. Este dibujo dio la vuelta al mundo. El hombre de Nebraska fue una evidencia clave en el juicio de Scopes en julio de 1925 (¡los evolucionistas no tenían mucho más para presentar!). Cuando los paleontólogos volvieron al sitio donde fue hallado el diente en 1928 hallaron el resto del esqueleto y descubrieron que era el diente ¡de un cerdo extinto! (*R. Milner: “Encyclopedia of Evolution” – “Enciclopedia de la evolución”, 1990, pág. 322). En 1972 fueron hallados especímenes vivos del mismo cerdo en Paraguay.[/FONT]
[FONT=&quot]*Vladimir (Nikolai) Lenin (1870-1924) y *Joseph Stalin (1879-1953)[/FONT][FONT=&quot]: Lenin fue un ardiente evolucionista que, en 1918, violentamente echó abajo el gobierno ruso y fundó la Unión Soviética.[/FONT]
[FONT=&quot]Según *Yaroslavsky, un amigo cercano de Lenin, a corta edad Stalin asistía a una escuela cristiana ortodoxa y, comenzando a leer a [SUP]*[/SUP]Darwin, se hizo ateo. Stalin fue la cabeza de la Unión Soviética desde 1924 hasta 1953. Durante esos años fue responsable por la muerte de millones de rusos que se rehusaron a ceder a sus tácticas esclavizantes. La Unión Soviética bajo el gobierno de Stalin es un extraordinario ejemplo de los principios darwinistas extendidos a una nación entera.[/FONT]
[FONT=&quot]*Austin H. Clark (1880-1954)[/FONT][FONT=&quot]: era un ardiente evolucionista, miembro del Instituto Smithsoniano desde 1908 hasta 1950 y miembro de varias organizaciones científicas importantes. Siendo un prominente científico fue autor de varios libros y de unos 600 artículos científicos, pero luego de años de honestamente intentar hallar una explicación para el hecho de que no hay evidencia de especies cruzadas cambiando de una especie a otra, en 1930 escribió un asombroso libro: “The New Evolution: Zoogenesis” (La Nueva Evolución: zoogénesis). En éste citaba hecho tras hecho que desacreditaban la posibilidad de que la mayoría de las plantas y animales pudiera evolucionar de una especie a otra. El libro era sorprendente y no pudo ser refutado por ningún evolucionista. Ante estos hechos él propuso otra alternativa: zoogénesis, que decía que la mayoría de las especies de plantas y animales evolucionaron no de una hacia otra sino ¡directamente del polvo y el agua! (*A. H. Clark: “The New Evolution: Zoogenesis” – “La nueva evolución: zoogénesis”, 1930, pág. 211, 100, 189, 196, 114). El mundo evolucionista quedó pasmado, en silencio, porque sabían que él era un experto y que conocía las razones por las que la evolución de una especie a otra era imposible.[/FONT]
[FONT=&quot]*Richard Goldschmidt (1878-1958)[/FONT][FONT=&quot]: el mismo año en que *Clark escribió su libro (1930) Goldschmidt también se resignó. Como fervoroso evolucionista, dedicó su vida a obtener pruebas de ésta aplicando rayos X y químicos a las moscas frugívoras, en la Universidad de California, Berkeley, produciendo gran cantidad de mutaciones en ellas. Luego de 25 años extenuantes, en los que trabajó con más generaciones de moscas que la cantidad de humanos y sus ancestros “monos” se supone que han vivido en nuestro planeta, Goldschmidt decidió que era necesario imaginar otro modo por medio del cual pudiera haber sucedido la cruza de especies. Durante los siguientes 10 años, mientras seguía investigando con las moscas frugívoras, reunió más evidencia acerca de lo insensato de la teoría de la evolución y, en 1940, escribió su libro “The Material Basis of Evolution” (La base material para la evolución), en el que hace explotar punto por punto toda la caja de municiones de la teoría. Ningún evolucionista pudo responderle. Al igual que ellos él era un confirmado ateo evolucionista, pero enfrentó los hechos con honestidad. Luego de destruir firmemente la teoría evolucionaria, anunció su nuevo concepto: una MEGA EVOLUCIÓN en la cual una forma de vida emergió directamente de una totalmente diferente. A éstos llamó “monstruos esperanzados”: Un día, un pez dejó un huevo ¡y de éste salió un pájaro! ¡Goldschmidt pedía milagros más grandes que *A. H. Clark! (*Steven H. Stanley: “Macroevolution: Pattern and Process” – “Macroevolución: patrón y proceso”, 1974, pág. 159).[/FONT]
[FONT=&quot]Asociación humanista americana (1933)[/FONT][FONT=&quot]: “Humanismo” es el término moderno para decir “ateísmo”. Tan pronto como fue formada la AHA (American Humanist Association – Asociación Humanista Americana), en 1933, comenzó a trabajar junto con las federaciones científicas para promover la teoría evolucionaria, y junto con la ACLU (American Civil Liberties Union - Unión americana de libertades civiles) para provocar acciones legales en las cortes y forzar a los americanos a aceptar sus creencias evolucionistas.[/FONT]
[FONT=&quot]*Trofin Lysenko (1893-1976)[/FONT][FONT=&quot]: llegó al poder en la década de 1930 en la USSR, convenciendo al gobierno de que podía crear un “Estado de Ciencia” que combinaría la teoría evolucionista darwiniana, en el área de ciencia, y la labranza y agricultura con animales, con la teoría Marxista. Con el apoyo de *Stalin, Lysenko fue responsable por la muerte de miles de personas, incluyendo muchos de los mejores científicos rusos. Lysenko rotuló a la genética mendeliana como “herejía burguesa.” Fue desalojado de su puesto en 1965, cuando sus teorías produjeron desastres agrícolas en toda la nación (Él decía ser capaz de cambiar el trigo de invierno por el trigo de verano por medio de cambios de temperatura y luego trasformar el trigo en centeno en una generación).[/FONT]
[FONT=&quot]*Adolf Hitler (1889-1945)[/FONT][FONT=&quot]: fue canciller en la Alemania Nazi desde 1933 hasta 1945. Estudió cuidadosamente los escritos de *Darwin y *Nietzche. El libro de Hitler: “Mein Kampf” estaba basado en la teoría evolucionaria. El título mismo del libro (“Mi lucha” [por sobrevivir y superar]) es una copia de una expresión darwiniana. Hitler creía que estaba llevando a cabo los objetivos evolucionarios al eliminar “individuos indeseables” y “razas inferiores” para producir la “Raza Maestra” alemana. [/FONT][FONT=&quot](*Larry Azar: “Twentieth Century in Crisis” – “Siglo 20 en crisis”, 1990, pág. 180). [/FONT][FONT=&quot](Noten que las personas que creen en la “raza maestra” siempre eligen la raza a la que pertenecen como la mejor).[/FONT]
[FONT=&quot]*Benito Mussolini (1883-1945)[/FONT][FONT=&quot]: el dictador fascista italiano también fue cautivado por *Darwin y *Nietzsche, a su vez, Nietzsche decía haber obtenido sus ideas de Darwin. Mussolini creía que la violencia era la base social para la transformación(Enciclopedia Británica, 1962, Vol.16, Pág. 27).[/FONT]
[FONT=&quot]Se descubre un Celacanto (1938)[/FONT][FONT=&quot]: era uno de los “fósiles indicadores” usados para fechar una de las capas sedimentarias. Los evolucionistas lo declaraban como extinto hacía unos 70 millones de años. Si la teoría de las capas era correcta, no podrían aparecer especímenes vivos de este animal, ya que ningún fósil de celacanto ha sido encontrado en las capas superiores. Pero, el 25 de diciembre de 1938, un barco rastreador pesquero, de Sudáfrica, atrapó uno de 5 pies de longitud. Más fueron encontrados después. Muchos otros descubrimientos ayudaron a desaprobar las teorías evolucionistas acerca de los fósiles y las capas terrestres. ¡Incluso se han encontrado criaturas vivas similares a los trilobites![/FONT]
[FONT=&quot]Hiroshima (1945)[/FONT][FONT=&quot]: el paraíso evolucionista, ya que se llenó de personas irradiadas seriamente, lo cual, conforme a la teoría evolucionaria de las mutaciones, debiera haber producido descendientes de una nueva, diferente y más excelsa especie, pero esto no sucedió. La explosión nuclear del 6 de agosto de 1945 dio como resultado sólo daños y muerte. Las mutaciones siempre son dañinas y frecuentemente letales en una o dos generaciones. (*”Animal Species and Evolution” – “Especies animales y la evolución”, pág. 170; *H. J. Muller: “Time” – “Tiempo”, Noviembre de 1946, pág. 38).[/FONT]
[FONT=&quot]Primer cambio de mecanismos (1940 y siguientes)[/FONT][FONT=&quot]: *Darwin originalmente escribió que la actividad al alzar naturalmente elige lo que es para mejora (un concepto que cualquier persona racional diría que es totalmente imposible). En un postrer libro (“Descent of Man” Descendencia del hombre”, 1871) Darwin abandonó la “selección natural” viendo que no tenía sustento, y volvió al lamarckismo (la científicamente desacreditada teoría de la herencia de características adquiridas: si logras desarrollar músculos fuertes tus hijos los heredarán). Pero los evolucionistas permanecieron fieles al mecanismo originalmente propuestos por Darwin (la selección natural) por décadas, estos son los denominados “darwinistas”. Sin embargo, para la década del 40 muchos adoptaron el pensamiento de que fueron las mutaciones el mecanismo para el cambio de una especie hacia otra. Sus defensores fueron llamados “neo-darwinistas”. El segundo cambio fue en los 80.[/FONT]
[FONT=&quot]El fechado por Radiocarbono (1946)[/FONT][FONT=&quot]: *Willard Libby y sus socios descubrieron el carbono 14 (C14) como método para fechar materiales orgánicos antiguos. Tiempo después los investigadores revelaron que su inexactitud se incrementa al aumentar la antigüedad del material. (Universidad de California en Los Ángeles: “On the Accuracy of Radiocarbon Dates,” - Sobre la exactitud del fechado de radiocarbono – en “Geochronicle”, 2, 1966 [Es el mismísimo laboratorio de Libby]).[/FONT]
[FONT=&quot]La hipótesis del Big Bang (1948)[/FONT][FONT=&quot]: los astrónomos estaban totalmente confundidos en cuanto a la procedencia de la materia y de las estrellas. En desesperación, *George Gamow y dos socios imaginaron el asombroso concepto de una “explosión de nada” que produjo hidrógeno y helio, y que luego se disparó hacia todos lados para luego retroceder y comenzar a orbitar y a ordenarse en nuestro altamente organizado sistema de estrellas y galaxias. Esta teoría rebuscada ha sido repetidas veces objetada por unos cuantos científicos (*G. Burbidge- “Was There Really a Big Bang?” - ¿Hubo realmente un Big Bang? en “Nature” 233, 1971, pág. 36-39). En la década de los 80 los astrónomos que siguieron oponiéndose a la teoría comenzaron a ser relevados de su búsqueda en los observatorios más importantes. Aún ante las claras evidencias de que la teoría no es científica y es infactible, los evolucionistas se rehúsan a abandonarla.[/FONT]
[FONT=&quot]Teoría del estado estático del Universo (1948)[/FONT][FONT=&quot]: *Fred Hoyle, trabajando junto con *Hermann Bondi y *Thomas Gold propuso esta teoría como una alternativa para el Big Bang. Ésta declaraba que la materia está constantemente “creándose“ en todo el universo. En 1965 esta teoría fue abandonada. *Hoyle mismo dijo que no encajaba con varios hechos científicos.[/FONT]
[FONT=&quot]1949[/FONT][FONT=&quot]-EL PRESENTE[/FONT]
[FONT=&quot]Comunismo chino (1950 en adelante)[/FONT][FONT=&quot]: Cuando el comunismo tomó control de China en 1950, el primer texto introducido en todas las escuelas no fue ni marxista ni leninista sino darwinista. Los líderes comunistas chinos ansiosamente empuñaron la teoría evolucionaria como el fundamento básico para su ideología. El gobierno fundó el instituto de paleontología en Beijing, con un amplio personal de paleontólogos.[/FONT]
[FONT=&quot]*Sir Julian S. Huxley (1887-1975)[/FONT][FONT=&quot]: era nieto del “buldog” de *Darwin(*Thomas Huxley). Julian Huxley fue el principal vocero de la evolución por medio de la selección natural de mediados del siglo 20. Siendo el primer director general de la UNESCO, logró hacer de la evolución la piedra principal de la política científica de las Naciones Unidas. Él vio esto como la oportunidad de extender el pensamiento evolucionario a todas las naciones del mundo e hizo todo lo que pudo al respecto (*Julián Huxley - panfleto de la UNESCO).[/FONT]
[FONT=&quot]Se descubre la verdad sobre el cráneo de Piltdown (1953)[/FONT][FONT=&quot]: las piezas separadas de un cráneo y una mandíbula eran la única “evidencia” clara de que el hombre podría descender de una criatura similar al mono. En 1953, *Kenneth Oakley (geólogo del Museo Británico), *Joseph Weiner (antropólogo de la Universidad de Oxford) y *LeGros Clark (profesor de anatomía de Oxford) procuraron tener en sus manos el cráneo de Piltdown y su mandíbula y probaron que era una total falsificación. Un nuevo examen de flúor demostró que los huesos eran recientes. Una investigación adicional demostró que los huesos habían sido teñidos con bicromato para que parezcan añejos. Las perforaciones hechas al hueso produjeron astillas en vez de polvo (muestra de que no era un hueso antiguo). El diente canino había sido limado y teñido.[/FONT]
[FONT=&quot]Síntesis del aminoácido (1953)[/FONT][FONT=&quot]: cuando *Stanley Miller produjo unos pocos aminoácidos con químicos, expuestos a una pequeña chispa constante generada por un aparato, los encabezados de los diarios proclamaban: “¡Se ha creado vida!” Pero los evolucionistas ocultaron la verdad: el experimento refutaba la posibilidad de que la evolución pudiera ocurrir.[/FONT]
[FONT=&quot]Los aminoácidos estaban totalmente muertos y los experimentos comprobaron que la producción sintética de éstos sólo resulta en una igual cantidad de aminoácidos izquierdos y derechos, mientras que en los animales sólo hay aminoácidos izquierdos, una producción accidental de aminoácidos nunca pudo producir una criatura viva. (*R. Milner: “Encyclopedia of Evolution” - Enciclopedia de la evolución, 1990, pág. 274).[/FONT]
[FONT=&quot]Descubrimiento del ADN (1953)[/FONT][FONT=&quot]: *Rosiland Franklin tomó algunas fotografías especiales que fueron usadas en 1953 por *Francis Crick y *James Watson (sin darle el crédito a ella) para desarrollar el asombroso modelo helicoidal de la molécula del ADN. El ADN ha destruído las esperanzas de los biólogos evolucionistas, porque provee clara evidencia de que toda especie está sellada por su propio patrón de cifrado. Sería imposible para una especie transformarse en otra ya que la red de genes está cerrada. Es una combinación trabada y sellada herméticamente. Sólo puede haber variaciones en subespecies (variedades entre plantas y en las razas de animales), que sucede a causa de una mezcla de genes. (A.I. Oparin: “Life: Its Nature, Origin and Development” – Vida: Su naturaleza, origen y desarrollo, 1961, pág.31). [/FONT]
[FONT=&quot]La investigación de Courville (1956)[/FONT][FONT=&quot]: Después de 15 años de minuciosa investigación Donovan A. Courville, bioquímico de la Universidad de Loma Linda, publicó un libro importante: “Exodus Problem and Its Ramifications” (El problema del Éxodo y sus ramificaciones). Courville correlacionó los eventos y fechas del antiguo Egipto y de la Biblia, proveyéndonos con una de las mejores cronologías de la antigüedad disponibles hoy. Él demostró que la lista de reyes de Maneto estaba solapada, resultando en una reducción considerable en la duración de las dinastías egipcias y situando la primera dinastía de doble gobierno cerca del 2150 A.C. Éste y otros estudios demuestran que las fechas arqueológicas se correlacionan estrechamente con la historia bíblica.[/FONT]
[FONT=&quot]Celebración del centenario darwiniano (1959)[/FONT][FONT=&quot]: Mientras se acercaba el año 1959, los evolucionistas vieron una espléndida oportunidad para hacer alharaca de las glorias de la teoría evolucionaria. Al irse aproximando el centésimo aniversario de la edición de “Origen de las especies” de *Darwin aparecieron montones de libros y artículos. El mayor encuentro fue en la Universidad de Chicago, donde *Julian Huxley dio la declaración inicial, enfocando su atención en un triunfante y total repudio de Dios.[/FONT]
[FONT=&quot]En el mismo año fueron publicados dos grandes libros atacando la teoría de la evolución[/FONT][FONT=&quot]; el primero era de *Gertrudis Himmelfarb: “Darwin and the Darwinian Revolution” (Darwin y la revolución darwiniana). Como ella tenía un doctorado de la Universidad de Chicago su libro fue una poderosa exposición del estrago que hizo la teoría en todo el mundo. El segundo libro fue el de *Jacques Barzun, profesor de historia y decano de las facultades graduadas en la Universidad de Columbia. Su libro: “Darwin, Marx, Wagner” declaraba que la teoría evolucinaria fue directamente responsable por las guerras europeas desde 1870 hasta 1945.[/FONT]
[FONT=&quot] Rebelión en Francia (cerca de 1960): Gran cantidad de biólogos y taxonomistas (expertos en clasificación de especies) franceses se rebelaron contra las cadenas del credo evolucionario y declararon que continuarían sus investigaciones pero ya no tratarían de probar la evolución, ya que la consideraban una teoría imposible. Los taxonomistas que se unieron a la rebelión tomaron el nombre de “cladistas”.[/FONT]
[FONT=&quot]Creation Research Society (1963):[/FONT][FONT=&quot] científicos doctorados fundan esta importante organización de investigación creacionista con el propósito expreso de llevar a cabo investigaciones en los tópicos creación-evolución y publicar los informes con regularidad. Sus informes han sido de gran calibre científico.[/FONT]
[FONT=&quot]Abandonan la teoría del Universo estable (1965)[/FONT][FONT=&quot]: *Fred Hoyle abandonó por completo la teoría del universo estable anunciándolo públicamente, en la reunión de la Asociación Británica para el avance de la Ciencia. Él enumeró cinco razones científicas por las que esta teoría era imposible. (“Nature”, 9 de octubre de 1965, pág.133).[/FONT]
[FONT=&quot]Simposio del Instituto Wistar (1966)[/FONT][FONT=&quot]: Un encuentro fundamental fue el simposio del Instituto Wistar, que duró cuatro días y fue llevado a cabo en Filadelfia, en Abril de 1966. Varios matemáticos, familiarizados con problemas biológicos, hablaron y claramente se opusieron al neo-darwinismo por múltiples razones. Uno de los factores importantes fue el hecho de que grandes computadoras con capacidad de hacer inmensos cálculos ya estaban operando para este tiempo, mostrando que la evolución no podía suceder ni siquiera en un período de miles de millones de años. Esto se debe a la complejidad del ADN, las proteínas, la célula, las enzimas y otros factores.[/FONT]
[FONT=&quot]Huellas en “Antelope Springs” (1968)[/FONT][FONT=&quot]: Los trilobites son pequeñas criaturas marinas ya extintas. Los evolucionistas nos han dicho que los trilobites son las criaturas más antiguas que han vivido sobre la Tierra y dicen que vivieron millones de años antes que los seres humanos. *William J. Meister, un evolucionista no-cristiano, era aficionado a la búsqueda de fósiles trilobites, en las montañas de Utah. El 1 de junio de 1968 halló una huella humana y trilobites en la misma roca, ¡la huella estaba pisando algunos trilobites! El lugar donde los encontró fue Antelope Springs, a unos 69km. al noreste del Delta, en Utah.[/FONT]
[FONT=&quot]Luego, quebrando una gran piedra de unos cinco centímetros de espesor y golpeándola en el filo con un martillo ésta cayó abierta en sus manos. Para su gran asombro halló: de un lado, la huella de un ser humano con trilobites ¡en la huella misma! Y en la otra mitad de la roca, se veía casi perfecta, una huella y fósiles. Asombrosamente el humano ¡llevaba puesta una sandalia! Para hacer corta la historia, el hallazgo fue confirmado cuando los científicos fueron allí y hallaron más huellas de pies con sandalia. Meister estaba tan estupefacto que se hizo cristiano. El hallazgo fue sobre la capa Cambriana, el nivel más bajo de las capas terrestres del mundo, aún así ¡había huellas de un ser humano con sandalias! (“Descubrimiento de fósiles trilobites en huellas calzadas de humanos en ‘lechos trilobites’, una formación Cambriana, en Antelope Springs, Utah” en “Why Not Creation?” – “¿Porqué no Creación?” 1970, pág.190).[/FONT]
[FONT=&quot]Inventario de huesos (1971)[/FONT][FONT=&quot]: A fines de 1971 se publicó en un nuevo libro una lista completa de australopitecinos. Incluía todos los huesos africanos de nuestros “ancestros mitad hombre, mitad simios” (“Time-Life”, El eslabón perdido, volumen 2). Si bien son descriptos más de 1400 especímenes, la mayoría no son más que fragmentos de huesos o dientes aislados. No existe ningún esqueleto completo de ningún individuo. Cuando se hallan partes de huesos, éstos pueden ser colocados en varias posiciones e interpretarse como pertenecientes a distintas criaturas con diferentes formas de cráneo y mandíbula. Hasta el día de hoy no hay evidencia real de algún genuino antepasado nuestro que no sea humano.[/FONT]
[FONT=&quot]El simposio “Nice” (1972)[/FONT][FONT=&quot]: A comienzos de la década del 70 no sólo los biólogos evolucionistas estaban alborotados sino también los cosmólogos (astrónomos evolucionistas). El simposio Nice se hizo en abril de 1972 con el fin de resumir qué se había logrado y hacer una lista de lo que aún se desconocía. Las preguntas sin responder incluían casi todo aspecto de la evolución en el espacio exterior: ¿Cómo hicieron las nubes de hidrógeno para convertirse en estrellas? ¿Cómo se pasó del momento lineal (teorizado según el Big Bang) al momento angular (cómo comenzaron a orbitar las estrellas y planetas)? ¿Cómo se formaron los planetas y satélites? La lista completa es apabullante. Hasta el día de hoy, después de todos estos años, los astrónomos no tienen respuestas para ninguno de los problemas evolucionarios básicos.[/FONT]
[FONT=&quot]Institute of Creation Research (ICR) [/FONT][FONT=&quot](Instituto para la Investigación de la Creación)[/FONT][FONT=&quot]: en 1972 Henry Morris y asociados fundan el Instituto para la Investigación de la Creación (ICR). Desde entonces ha pasado a ser la principal organización anti-evolución en el mundo, situada en “El Cajón,” California.[/FONT]
[FONT=&quot]Retorno al monstruo esperanzado (1972)[/FONT][FONT=&quot]: *Stephen Jay Gould, un muy respetado paleontólogo de Hardvard; *Nieles Eldredge, el principal paleontólogo del Museo Americano de Historia Natural en la ciudad de Nueva York; y *Steven M. Stanley, de la Universidad Johns Hopkins, resucitaron la teoría de *Richard Goldschmidt del “monstruo esperanzado” y demandaban a la comunidad de científicos evolucionistas que la consideraran como el único mecanismo posible para el cambio de una especie a otra.[/FONT]
[FONT=&quot]El creciente desaliento entre los evolucionistas, basado en la inhabilidad para usar la selección natural o las mutaciones para proveer la más mínima evidencia de evolución de una especie hacia otra, llevó a un gran número de científicos, en los 80, a aceptar el increíblemente ridículo concepto de que millones de mutaciones benéficas ocurrieron cada 50.000 años a dos criaturas: un macho y una hembra que vivían cerca uno de otro, ¡produciendo así un nuevo par de una nueva especie![/FONT]
[FONT=&quot]Las huellas de *Leakey (1977)[/FONT][FONT=&quot]: A lo largo del siglo 20 han sido halladas huellas humanas en rocas presuntamente antiguas, a veces junto con huellas de dinosaurios. Aquí mencionaremos sólo algunos. Alrededor de 1977 *Mary Leakey encontró en Laetoli, en África, a unos 48km. al sur de Olduvai Gorge, huellas humanas, en la capa que según los evolucionistas tiene 4 millones de años. Éstas son idénticas a las huellas humanas modernas. Éstas y otras huellas halladas desacreditan varias teorías, especialmente aquellas huellas humanas que fueron halladas junto con marcas de dinosaurios, ya que se dice que los dinosaurios tienen entre 65 y 135 millones de años, y que el hombre apareció mucho después (National Geographic, abril de 1979; Science News, 9 de febrero de 1980).[/FONT]
[FONT=&quot]Se descubre un plesiosauro (1977)[/FONT][FONT=&quot]: En abril de 1977 un barco pesquero japonés atrapó una criatura de unos 1814 Kg y de 10 metros de largo, en la costa este de Nueva Zelanda. Un calificado zoólogo estaba a bordo y lo fotografío y lo examinó cuidadosamente, confirmando que realmente ¡era un plesiosauro; un dinosaurio marino que supuestamente estaba extinto hacía 100 millones de años! Estaban tan asombrados que publicaron artículos científicos y hasta confeccionaron una estampilla postal con él, pero, reconociendo que la criatura echaría abajo las teorías sobre los fósiles y las capas terrestres, los científicos occidentales dijeron que sólo era un león marino. Hubo, en occidente, una censura casi total de esta noticia, exceptuando unas pocas publicaciones (*New York Times, 24 de julio de 1977; Nature, 28 de Julio de 1977).[/FONT]
[FONT=&quot]Sunderland entrevista a los expertos (1980-1981)[/FONT][FONT=&quot]: En el período de un año con los debidos permisos, Luther Sunderland grabó, en cintas de audio, entrevistas con tres de los paleontólogos más importantes del mundo, quienes tienen a cargo al menos el 50 por ciento de la mayor colección de fósiles del mundo, abarcando cada descubrimiento básico de fósiles de los últimos 150 años. Descubrió que ninguno de ellos pudo nombrar ni un simple eslabón perdido (una especie que esté entre medio de dos de las especies regulares). No hay formas transitivas (L. D. Sunderland: “Darwin’s Enigma” – “El enigma de Darwin”, pág. 89).[/FONT]
[FONT=&quot]Conferencia sobre la evolución en Chicago (1980)[/FONT][FONT=&quot]: Mientas que en los diarios, las revistas populares y los libros escolares proclamaban la teoría de la evolución como si ya hubiese sido esencialmente probada científicamente en muchas maneras, los científicos evolucionistas estaban desalentados. Ellos sabían la verdad: los anteriores encuentros habían demostrado que estaban perdiendo el caso. De todos modos, en otro inútil esfuerzo, en octubre de 1980, 160 de los principales científicos evolucionistas del mundo se reencontraron, esta vez en la Universidad de Chicago. En poco tiempo hubo una explosión verbal. Se presentaron hechos en contra de la evolución y como devolución fueron lanzadas furiosas réplicas e insultos. Al mes siguiente anunciaron que la mayoría de los evolucionistas presentes en la conferencia estaban de acuerdo en que el mecanismo neo-darwiniano (mutaciones trabajando en conjunto con la selección natural) no podía ser tomado como válido ni sostenible científicamente, y que: ni el origen ni la diversidad de las criaturas vivas podían ser explicados por la teoría evolucionaria. ¿Por qué aún se le dice al público que la evolución ha sido probada y que todos los científicos creen en ésta, cuando ambas declaraciones están tan lejos de la verdad?. [/FONT]
[FONT=&quot]Answers in Génesis (década de 1980)[/FONT][FONT=&quot]: Ken Ham comienza con Answers in Genesis (Respuestas en Génesis), una organización creacionista localizada ahora en Florence, Kentucky. Rápidamente pasó a ser una potente voz que develaba los errores evolucionistas en reuniones, colegios y universidades y por todos lados.[/FONT]
[FONT=&quot]*Halton C. Arp es neutralizado (1983)[/FONT][FONT=&quot]: Fue uno de los principales astrónomos y el presidente de la Sociedad Astronómica del Pacífico en la década de 1980. Arp llevó a cabo una investigación de unos 30 años en la cual pasó mucho tiempo investigando en los observatorios de Palomar, y del Monte Wilson. Estudió más de 260 galaxias en más de 80 grupos e hizo una tabla de 24 galaxias principales y 38 desvíos al rojo discordantes que las acompañaban, entre otras cosas. Todo su trabajo refuta la teoría de la velocidad de los desvíos al rojo que, junto con la teoría de la radiación de fondo eran las muletas de las cuales se apoyaban los evolucionistas para defender la teoría del Big Bang. Fue amenazado con ser excluído del foro, por los observatorios estadounidenses, si no dejaba de derribar uno de los dos pilares del Big Bang, pero se rehusó a hacerlo. Unos pocos astrónomos eminentes, incluyendo al renombrado astrofísico *Geoffrey Burbidge, pidieron encarecidamente que todos mantuvieran la mente abierta, pero fue en vano. En 1983 el comité de designación del telescopio de Caltech decidió que la línea de investigación de Arp no era digna de ser apoyada y que no iba a recibir más tiempo para trabajar en los telescopios de los observatorios de Mount Wilson y Palomar. Rehusándose a cambiar sus estudios por otros políticamente aceptables, abandonó Caltech cubriendo un puesto en el Instituto Max Planck de Munich, donde continuó su búsqueda. [/FONT]
[FONT=&quot]Se descubre la verdad sobre el hombre de Orce (1984): [/FONT][FONT=&quot]¡Emocionantes novedades! Se ha hallado uno de nuestros ancestros semi-simios en la región andaluza de España. Fue certificado como “el hombre más antiguo de Europa” por un grupo de distinguidos paleontólogos. Fue el encabezado de invitaciones enviadas a científicos de todo el continente, para asistir a un encuentro en donde recibirían informes instructivos del asunto. Pero los científicos de París descubrieron que se trataba de un fragmento del cráneo de un burro de cuatro meses de edad. Los oficiales españoles tuvieron que enviar 500 cartas para cancelar la reunión. (“Asno tomado por hombre”, en *London Daily Telegraph, 14 de mayo de 1984).[/FONT]
[FONT=&quot]Se descubre la verdad sobre el Archaeopterix (1985)[/FONT][FONT=&quot]: Si bien nunca se encontraron especies cruzadas (mitad de una especie y mitad de otra), algo cercano ha sido descubierto. Como se mencionó antes, en 1861 se halló un fósil de un plumaje en los depósitos de piedra caliza de Solnhofen, en Alemania (cerca de Eichstatt). Fue considerado valioso porque se informó que provenía de la capa jurásica, y se suponía que no había pájaros en ese entonces. Poco tiempo después fue puesto en venta (por los dueños de la misma pedrera) otro fósil: el de un pájaro con plumas del que se había perdido la cabeza y el cuello. El museo Británico pagó una gran suma por éste. Más tarde, en 1877, fue puesto a la venta otro pájaro con plumaje que parecía tener la cabeza de un pequeño dinosaurio.[/FONT]
[FONT=&quot]En 1985, seis de los científicos más importantes, incluyendo a *Fred Hoyle, examinaron el fósil y descubrieron que era falso.[/FONT]
[FONT=&quot]Halos radioactivos desaprueban la teoría de la Tierra derretida (1986)[/FONT][FONT=&quot]: Robert V. Gentry llevó a cabo, durante varios años, una investigación acerca de los radiohalos que hay en el granito, pero en 1982 lo despidieron del Oak Ridge Research Laboratory (laboratorio de investigación Oak Ridge) por haber testificado a favor del estado de Arkansas (que fue a juicio por intentar introducir conceptos sobre la creación en los libros escolares). Luego puso por escrito los hallazgos de su investigación, junto con otros artículos profesionales, en un libro: “Creation’s Tiny Mystery” (El pequeño misterio de la creación), de 1986. En resumen, él explicaba que trillones de radiohalos de Polonio 218 se encuentran en el granito, pero cada halo fue formado en menos de tres minutos. No hay forma en que los halos pudieran entrar en el granito después de haber sido formados. Esto quiere decir que el granito fue creado como sólido ¡en menos de tres minutos!. Como el granito es la roca fundamental de todo continente, sería imposible que la Tierra haya sido alguna vez una masa derretida, como conjeturaron los evolucionistas. También es bastante interesante saber que el granito puede derretirse, pero al endurecerse se transforma en riolito y nunca vuelve a ser granito.[/FONT]
[FONT=&quot]Chernobil (1986)[/FONT][FONT=&quot]: Fue otro paraíso evolucionista. Las mutaciones son el método por el que muchos evolucionistas de hoy en día piensan que se produjeron los cambios evolucionarios para mejora de las especies, así que, la intensa radiación que recibió la gente el 26 de abril de 1986, debiera haberles traído grandes beneficios a causa de las mutaciones que se provocaron. Debieran haber desarrollado órganos más fuertes, más sanos y mejorados, o haber procreado chicos con formas de vida superiores, pero no fue lo que sucedió. Los científicos saben que hasta María Curie y su hija murieron como resultado de trabajar con radiación. Las mutaciones siempre resultan en daño y muerte, nunca producen cambios evolucionarios (*Isaac Asimov: “Asimov’s New Guide to Science” - “Nueva guía para la ciencia de Isaac Asimov”, 1984, pág. 691-692).[/FONT]
[h=3]LA EVOLUCIÓN NO PUDO HACER ESTO[/h][FONT=&quot]El pájaro mallee vive en el desierto de Australia. En mayo o junio, el macho hace un pozo en la arena con sus garras, este pozo tiene la medida justa: 90cm. de profundidad y 180cm. de longitud. Luego llena el pozo con vegetación. A medida que ésta se descompone se va calentando. El pájaro espera pacientemente en el fondo de la pila hasta las lluvias, cuando el calor sube hasta los 38º C. Luego espera a que la temperatura baje a 33º C. Al llegar a la temperatura exacta, el pájaro llama a su esposa y se aparean. Ella deja un huevo cada 30 días y luego se va. El macho, luego, cubre los huevos con arena y verifica constantemente la temperatura con su extraordinario pico-termómetro, durante 7 semanas. No puede dejar que la temperatura suba o baje ni un solo grado. Si la noche está fría, apila más arena, si hace mucho calor durante el día, quita arena. Al tiempo de la incubación el polluelo rompe el cascarón y se arrastra, ¡pasando a través de más de 50cm de arena! Al llegar hasta la cima cada polluelo está ya capacitado para volar, y esto es propio de ellos. Ni el padre ni la madre les dan un posterior cuidado o entrenamiento. Cuando crecen hacen exactamente lo mismo que hacían sus padres.

Más artículos en mi blog: www.enhonorasuverdad.blogspot.com

Artículo original en inglés: http://www.evolutionfacts.com/Evolution-handbook/E-H-1.htm

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Re: Breve historia de la teoría de la evolución

Ufff menos mal que era breve
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

[h=1]Creación o Evolución?[/h]
Duane Gish, Doctor en Bioquímica






[h=2]Introducción[/h] Sometemos a crítica la teoría de que todos los seres vivientes han surgido gracias a un proceso evolutivo natural, mecanicista, a partir de una sola forma de vida, que a su vez surgió por un proceso similar a partir del mundo inorgánico, carente de vida.
Esta hipótesis evolutiva general se presenta comúnmente en los libros de texto y de divulgación como un hecho establecido de la ciencia.
En dichos textos se presenta la evidencia existente en apoyo de este concepto del origen y desarrollo de la vida, y con frecuencia se afirma que todos los biólogos competentes aceptan la teoría de la evolución.
Aunque es cierto que la mayor parte de los biólogos aceptan el evolucionismo como un hecho, también es cierto que una gran mayoría de ellos lo ha aceptado sin un verdadero examen de la cuestión, siguiendo acríticamente la filosofía impuesta en la actualidad sobre esta disciplina y sobre todo el contexto cultural y académico.
Por otra parte, existe una significativa minoría de biólogos competentes, y de especialistas en otros campos, que no aceptan esta teoría como la mejor interpretación de los datos conocidos. Uno de los que se puede citar a modo de ejemplo es el doctor W. R. Thompson (ver American Men of Science o Canadian Men of Science), cuyas credenciales como biólogo competente no precisan de defensa alguna. Sus objeciones a la tesis evolucionista se pueden encontrar en su introducción a la edición de 1956 de El Origen de las Especies de Charles Darwin, titulada «Una crítica a la evolución».1
En 1963, un grupo de científicos constituyó la Creation Research Society [Sociedad para la Investigación de la Creación].2 Esta organización, en constante crecimiento, incluye en la actualidad a más de 600 miembros de pleno derecho, todos los cuales deben estar en posesión de una licenciatura o de un doctorado en algún área de la ciencia. Ninguno de ellos acepta la teoría evolucionista.
[h=2]El público no recibe una información veraz[/h] Existe en la actualidad un considerable cuerpo de evidencia rigurosamente científica que contradice la teoría de la evolución, y una parte de ella parece indiscutiblemente incompatible con el evolucionismo. La importancia de la naturaleza de esta evidencia nunca es señalada en los libros de texto de nuestros sistemas de enseñanza pública y superior.
De hecho, raras son las ocasiones en que se presenta esta evidencia, por no decir que nunca. Como resultado, los estudiantes de biología quedan expuestos a toda la evidencia que se puede aducir en favor de esta teoría, pero no se les hace sabedores de lo endebles que son estas evidencias, ni de aquellas otras evidencias que en realidad contradicen la teoría.
Por ello, se debe reconocer que un proceso educativo de este tipo equivale a un adoctrinamiento en una visión particular del mundo, en una filosofía basada en el concepto de que el origen del universo, el origen y la diversidad de la vida, y, de hecho, la totalidad de la realidad, deben recibir su explicación sólo en términos de leyes de física y de química. La sola posibilidad de un Creador o de la existencia de un Ser Sobrenatural trascendente es excluida ya de principio.
En palabras del astrofísico Carl F. von Weizsäcker :
No es por sus conclusiones, sino por su punto de partida metodológico por lo que la ciencia moderna excluye la creación directa. Nuestra metodología no sería honesta si negase este hecho. No poseemos pruebas positivas del origen de la vida ni de la primitiva ascendencia del hombre, tal vez ni siquiera de la evolución misma, si queremos ser pedantes.»3
...
Todavía no entendemos demasiado bien las causas de la evolución, pero tenemos muy pocas dudas en cuanto al hecho de la evolución;... ¿Cuáles son las razones para esta creencia general? En la última lección las formulé negativamente; no sabemos cómo podría la vida, en su forma actual, haber venido a la existencia por otro camino. Esta formulación deja silenciosamente a un lado cualquier posible origen sobrenatural de la vida; así es la fe en la ciencia de nuestro tiempo, que todos compartimos.4
Estamos convencidos de que la razón por la cual se acepta en la actualidad el evolucionismo de una manera tan mayoritaria es que nuestros científicos y profesores de biología son producto de un sistema educativo dominado por esta filosofía naturalista y mecanicista.
[h=2]La flecha del tiempo[/h] El concepto evolucionista viola dos de los principios más fundamentales de la naturaleza: El Primer y el Segundo Principio de la Termodinámica.
El Primer Principio afirma que la suma total de materia y energía permanece constante, sin importar los cambios que se puedan efectuar. Nada en la actualidad se está creando o aniquilando, aunque sí están teniendo lugar transformaciones de muchas clases.
El Segundo Principio afirma que cada cambio que tiene lugar de manera natural y espontánea tiende a pasar de un estado de mayor orden, información o energía a un estado de menor orden, información o energía, de lo organizado a lo desorganizado. La cantidad total de degradación en el universo (que se mide por unidades de entropía) está aumentando constante e inevitablemente.
Cualquier incremento de orden y complejidad sólo puede ser local, temporal y dirigido;5 pero el evolucionismo demanda un incremento general de orden extendiéndose a lo largo del tiempo geológico.
En contra de la tesis evolucionista, los aminoácidos no se combinan espontáneamente para formar proteínas; en cambio, las proteínas se disgregan espontáneamente en sus aminoácidos constituyentes, y éstos se descomponen lentamente en compuestos químicos más simples.
Con un control cuidadoso de los reactivos, del aporte de energía y mediante la oportuna extracción de los productos de reacción de la zona energizada (tal como se hace en los actuales experimentos del «Origen de la Vida»), se pueden sintetizar aminoácidos a partir de gases, y proteínas en base de aminoácidos. Pero los procesos utilizados nunca hubieran podido existir en ninguna condición realista de una tierra primitiva.
Este hecho ha sido demostrado de una manera adecuada por Hull, que llega a la conclusión de que
«El fisicoquímico, guiado por los principios demostrados de la Termodinámica y de la Cinética Química, no puede ofrecer ningún estímulo al bioquímico, el cual necesita un océano lleno de compuestos orgánicos para formar siquiera coacervados carentes de vida.»6
Hull se estaba refiriendo aquí a especulaciones acerca del origen de la vida. Ya que a semejanza de un reloj en marcha, el universo está gastando la cuerda, es evidente que no ha existido eternamente. Pero, en base del Primer Principio, la suma total de materia y energía es siempre constante. Por ello mismo, no podemos explicar, sobre una base meramente material, el origen de la materia y de la energía de que se compone este universo.
El continuo evolutivo, la cadena que se extiende desde el cosmos hasta el hombre, es un concepto creativo y progresivo, mientras que el Primer y Segundo Principio de la Termodinámica declaran que los procesos naturales conocidos son conservadores en lo cuantitativo, y degenerativos en lo cualitativo.
En todo caso, y sin ninguna excepción, cada vez que estos principios han sido sometidos a prueba han sido hallados válidos. Así, los proponentes del evolucionismo rechazan lo observable a fin de poder aceptar lo no observable, el origen evolutivo de la vida y de la diversidad y multiplicidad de los tipos de formas de vida.
[h=2]La imposibilidad matemática[/h] Se pretende que este supuesto proceso evolutivo tuvo lugar mediante cambios mutativos graduales y aleatorios. Este concepto básico de la moderna teoría evolucionista está bajo el ataque de algunos de los mismos evolucionistas.
Salisbury7 ha puesto recientemente este concepto en tela de juicio, y también varios matemáticos lo están atacando.
En un Simposio que tuvo lugar en 1966 en el afamado Instituto Wistar de Philadephia, los matemáticos y los biólogos presentaron perspectivas opuestas.8
Uno de los matemáticos participantes, el doctor Murray Eden, afirmó que
«Nuestra postura es que si a "aleatorio" se le da una interpretación seria y crucial a partir de un punto de vista probabilístico, el postulado del azar es sumamente inadmisible, y que una teoría adecuada de evolución debe esperar al descubrimiento de nuevas leyes naturales —físicas, fisicoquímicas y biológicas.»9
La postura de Salisbury y de esos matemáticos es que el incremento en complejidad, en progreso y en contenido informático, que se supone tuvo lugar por evolución por medio de cambios «al azar», exigiría un lapso de tiempo billones de veces mayor al de solamente tres mil millones de años.
De esta manera, se supone que las mutaciones casuales y la selección natural hubieran sido el mecanismo responsable de la evolución, que se presenta como un proceso creativo y progresivo. Pero la Selección Natural no es creadora, ya que no puede dar origen a nada nuevo. Como máximo, sería una fuerza conservadora que eliminaría a los no aptos.10
En los sistemas ordenados, los cambios mutativos al azar constituyen un proceso de desorden, y por ello mismo se trata de un proceso de degeneración, no progresivo. Lentamente, los evolucionistas se están dando cuenta de ello.
[h=2]El registro fósil[/h] Que la evolución haya tenido realmente lugar o no es algo que sólo puede quedar determinado por un examen del registro histórico, esto es, del registro fósil. ¿Cuál es el tipo de evidencia que daría su respaldo al modelo evolucionista?
El doctor Thompson afirma:
Si encontrásemos en los estratos geológicos una serie de fósiles exhibiendo una transición gradual desde las formas más sencillas hasta las formas más complejas, y si pudiésemos estar seguros de que se corresponden con una verdadera secuencia temporal, entonces nos sentiríamos inclinados a creer que la evolución darwinista tuvo lugar, incluso aunque su mecanismo permaneciese desconocido.»11
Si los invertebrados dieron origen a los vertebrados, los peces a los anfibios, los anfibios a los reptiles, los reptiles a las aves y a los mamíferos —precisando cada una de estas transformaciones de millones de años, e involucrando numerosas formas de transición— entonces el registro fósil debería exhibir una buena cantidad de estos tipos de transición. Thompson prosigue diciendo:
Desde luego, eso es lo que Darwin hubiese querido documentar, pero, naturalmente, le fue imposible. Lo que los datos disponibles indicaban era una notable ausencia de las muchas formas de transición que requiere la teoría, la ausencia de tipos primitivos que hubieran debido existir en los estratos supuestamente más primitivos, y la aparición repentina de los principales grupos de clasificación.
Algo más adelante afirma:
... Y puedo señalar que en la actualidad la situación no es notablemente diferente. Los modernos paleontólogos darwinistas se ven obligados, exactamente lo mismo que sus predecesores y que el mismo Darwin, a diluir los hechos con hipótesis subsidiarias que, por muy plausibles que puedan parecer, entran dentro del terreno de lo inverificable.»11
En los estratos geológicos del Cámbrico tenemos una aparición explosiva de fósiles de animales que presentan un elevado nivel de complejidad. En las rocas cámbricas se hallan miles de fósiles de animales tan complejos que los evolucionistas estiman que se hubiese precisado de mil quinientos millones de años para que evolucionasen. Trilobites, braquiópodos, esponjas, corales, de hecho todas las principales divisiones de vida invertebrada, se hallan en el Cámbrico.
[h=2]Los recientes hallazgos del Precámbrico[/h] Hasta recientemente, se consideraba que el Precámbrico estaba vacío de formas de vida. Pero en la actualidad se conoce, en estratos atribuidos al Precámbrico reciente, un conjunto de formas fósiles conocido como «la Fauna Ediacarana».
Algunas de estas son similares a las del Cámbrico. Otras eran desconocidas. Pero un estudio detenido de las mismas ha llevado a expertos como S. J. Gould a la conclusión de que esas formas no pueden ser en modo alguno ancestrales de los grupos de fauna del Cámbrico. Se puede decir, sin temer a contradicción alguna, que los antepasados evolutivos de la fauna del Cámbrico o del Precámbrico reciente no han sido hallados.
Con anterioridad a este descubrimiento, Axelrod, geólogo evolucionista, señalaba:
Uno de los principales problemas sin resolver en geología y evolución es la presencia de invertebrados multicelulares diversificados en las rocas del Cámbrico inferior y su ausencia en rocas de mayor edad. Estos fósiles del Cámbrico primitivo incluían poríferos, celenterados, braquiópodos, moluscos, equinoides y artrópodos. Su elevado grado de organización indica claramente que un largo período de evolución precedió a su aparición en el registro. No obstante, cuando nos ponemos a examinar las rocas del Precámbrico con el fin de buscar los predecesores de estos fósiles del Cámbrico inferior, no se hallan por ninguna parte. Se sabe en la actualidad que muchas secciones de rocas sedimentarias (de hasta 1.700 metros) yacen en secuencia ininterrumpida por debajo de estratos que contienen los fósiles más tempranos del Cámbrico. Evidentemente, estos sedimentos eran apropiados para la preservación de los fósiles, pues a menudo son idénticos a las rocas fosilíferas que yacen sobre ellos, pero, con todo, en ellas no se encuentran fósiles.12
También George Gaylord Simpson, un paleontólogo muy afamado y líder evolucionista, dijo que la ausencia de fósiles en el Precámbrico constituye
«el mayor misterio de la historia de la vida.»13
Podemos decir ahora que el descubrimiento de las formas de la Fauna Ediacarana en Australia sólo añade a las múltiples formas de vida que sabemos que existieron en el pasado, pero las formas intermedias permanecen tan esquivas como siempre.
Esta gran aparición explosiva de una multitud de variedades de vida sumamente complejas y especializadas, tanto en la formación Ediacarana del Precámbrico superior como en el Cámbrico, es enormemente contradictoria por lo que respecta a la teoría evolucionista, pero es exactamente lo que sería de esperar en base de una creación específica.
El registro fósil debería exhibir miles de formas de transición. En lugar de ello, lo que hallamos es que hay una ausencia regular y sistemática de formas de transición entre las principales categorías de clasificación. Los principales tipos de invertebrados que se hallan en el Precámbrico son tan distintos entre sí como lo son en la actualidad, y el registro fósil no nos da ningún indicio de que ninguno de estos tipos principales haya derivado de ningún antecesor común.
[h=2]El origen de los vertebrados[/h] Se supone que los vertebrados evolucionaron a partir de un invertebrado. Sin embargo, se trata de una suposición que no se puede documentar en base del registro fósil. Existe una inmensa discontinuidad entre los invertebrados y los vertebrados, no cubierta por forma alguna de transición. El primer vertebrado, un pez de la clase Agnatha, es un vertebrado al cien por cien. De su posible origen evolutivo nos dice Ommaney:
Desconocemos cómo evolucionó este primer cordado, cuáles fueron las etapas que recorrió en su desarrollo hasta dar finalmente verdaderos peces tal como ahora los conocemos. Entre el período Cámbrico, en que probablemente apareció, y el Ordovicio, en el que se encuentran los primeros fósiles con características de pez, existe un vacío de unos 100 millones de años que probablemente nunca podremos llenar.»14
[h=2]El origen de los anfibios[/h] Se supone que los peces dieron origen a los anfibios a lo largo de un período de millones de años, durante cuyo tiempo las aletas de los hipotéticos antecesores fueron cambiando gradualmente para dar lugar a los pies y piernas de los anfibios. Pero no se ha descubierto ni un solo fósil que muestre una aleta parcial ni un pie parcial.
Los anfibios vivientes incluyen tres tipos: las salamandras y lagartijas acuáticas, generalmente de patas y cola extendidas; las ranas y los sapos, que figuran entre los más especializados de todos los vertebrados terrestres, carentes de cola y con patas traseras muy largas; y los Apodos, criaturas gusanoides sin rastro de extremidades.
No se hallan formas de transición entre estos distintos seres vivientes, ni entre ellos y los anfibios fósiles.15
[h=2]El origen de las aves[/h] Se afirma que las aves evolucionaron a partir de los reptiles. Pero nadie ha encontrado todavía ni un solo reptil que posea algo como en parte ala y en parte extremidad locomotora, ni nada que sea en parte pluma y en parte escama.
Por lo que se refiere al Archæopteryx, que hasta ahora era considerado como «el ave más antigua» porque tenía dientes y poseía también unos ejes garróideos prensiles en los bordes delanteros de las alas, y vértebras que se extendían formando una cola, entre otras características, lo cierto es que presentaba toda una multitud de incógnitas a los investigadores, lo que la convertía más en un problema que en una prueba de evolución.
En efecto, por una parte se había hecho el descubrimiento de formas fosilizadas de aves de morfología «moderna» en un horizonte estratigráfico evolutivamente datado como más antiguo que la formación en la que se encontró el Archæopteryx.16 Por otra parte, debido a su plumaje, que en un examen detenido del fósil del Archæopteryx presentaba características de ave voladora potente,17 llegó a considerarse, por parte de ciertos paleontólogos evolucionistas, que se trataba de un ser irrelevante. En palabras de los eminentes paleontólogos evolucionistas Stephen J. Gould y Niles Eldredge,
«Mosaicos curiosos como el Archæopteryx no cuentan.»18
[h=2]¿Falsificación de la evidencia?[/h] Pero sus características peculiares pueden ser falsas, pues desde hace ya un cierto tiempo que hay alegaciones de que el Archæopteryx es un fósil falso, manipulado; o sea, un fraude. Esta denuncia surgió ya en 1979, cuando el doctor Spetner, un físico, pudo examinar el fósil de Berlín. Observó que las alas habían sido añadidas. Después se efectuaron pruebas con el fósil de Londres, empleando además técnicas fotográficas, y en 1985 se emitió un informe, a cargo de dos eminentes científicos, los doctores Fred Hoyle y Chandra Wickramasinghe, de Londres, en la revista British Journal of Photography.19
Posteriormente, en 1988, estos científicos publicaron un libro sobre esta misma cuestión,20 en el que muestran, con excelente documentación fotográfica, que las alas fueron pegadas al esqueleto. Aparecen impresiones dobles de la misma pluma sobre la zona de las alas (la cual es distinta de la matriz rocosa donde se encuentran los huesos del fósil). Además, las dos secciones de la losa no concuerdan (el molde y el vaciado). Se documenta, asimismo, que el fósil fue manipulado deliberadamente en el Museo Británico de Historia Natural para que pareciese más genuino. Así, el célebre Archæopteryx resultaría no ser nada más que un Camposagnathus «disfrazado», cuyo lugar se encontraría entre el fraudulento «hombre de Piltdown» de Dawson, la Monera de Hæckel, y el dibujo falseado del desarrollo de los embriones, también de Hæckel.
La realidad es que el Archæopteryx era presentado (¡y hasta ahora sigue siéndolo!) al público como una forma de transición a falta de algo mejor. Marshall había dicho, con anterioridad a este descubrimiento:
El origen de las aves es mayormente asunto de deducción. No hay ningún fósil de las etapas a través de las que se consiguió el notable cambio de reptil a ave.21
[h=2]El origen del vuelo[/h] De hecho, se supone que la capacidad de volar surgió por evolución en cuatro ocasiones de forma independiente: en las aves, en los reptiles voladores (pterosaurios) actualmente extintos, en los insectos y en los mamíferos (los quirópteros). En ninguno de estos casos se encuentran formas fósiles que documenten la transición hacia el vuelo. El doctor E. C. Olson, geólogo evolucionista, ha afirmado que
«por lo que respecta al vuelo, aparecen algunas discontinuidades muy grandes en el registro fósil.»22
En cuanto a los insectos, dice Olson:
«Prácticamente, no hay nada que nos dé ninguna información sobre la historia del origen del vuelo en los insectos.»
Por lo que se refiere a los pterosaurios, Olson afirma:
«... no existe absolutamente ninguna señal de formas intermedias.»
Después de referirse al Archæopteryx como «reptiloide», Olson dice:
«es evidente que es un ave»
(valorando las características totalmente avianas del fósil, desconociendo entonces su falsedad). Finalmente, y refiriéndose a los mamíferos, Olson dice que
«la primera evidencia de vuelo en mamíferos es la de los murciélagos plenamente desarrollados del Eoceno».
Nos encontramos así en una situación de lo más chocante. Cuatro veces ha tenido lugar una transición maravillosa:
Unos animales terrestres han adquirido la capacidad del vuelo. Cada una de estas transformaciones ha precisado de millones de años, y ha involucrado miles de formas de transición. Y eso no obstante, ¡no se halla ninguna de ellas en el registro fósil! ¿Podría ser que estas formas de transición no se hallen simplemente debido a que jamás existieron? Toda esta evidencia se puede correlacionar con mucha mayor facilidad dentro de un marco creacionista que dentro de un marco evolucionista.
[h=2]La norma, no la excepción[/h] Los ejemplos dados hasta ahora no constituyen ninguna excepción, sino que, como se ha afirmado antes, el registro fósil muestra una ausencia sistemática y marcada de tipos de transición entre las categorías taxonómicas más altas. Incluso referente a la famosa «serie del caballo», du Nouy informa:
Pero cada uno de estos intermedios parece haber aparecido "repentinamente", y no ha sido posible, debido a la ausencia de fósiles, reconstruir la transición entre estos intermedios ... la continuidad que nosotros suponemos puede que nunca quede establecida con hechos.23
[h=2]Conclusión[/h] Creemos que la repentina aparición en el registro fósil de formas de vida muy desarrolladas en vastos números y la repentina aparición de cada uno de los grupos principales de clasificación, sin evidencia de formas de transición entre ellos, indica que en realidad no hubo tal transición de formas más rudimentarias a formas más desarrolladas, sino que cada grupo principal de clasificación fue creado de manera específica, correspondiéndose con el min original hebreo (clase o tipo) que se menciona en el libro de Génesis (generalmente, min se traduce «género» o «especie» en las versiones modernas, pero Reina, en 1569, tradujo «según su naturaleza». Se debería entender en un sentido genérico, no en el sentido taxonómico estricto que en la actualidad reciben estos términos).
En su revelador libro Implications of Evolution [Implicaciones de la Evolución], el profesor G. A. Kerkut, evolucionista, ha afirmado que
«... tenemos la teoría de que todas las formas vivientes en el mundo han surgido a partir de un origen único que provino a su vez del mundo inorgánico. Esta teoría se puede llamar "la Teoría General de la Evolución", y la evidencia que la apoya no es lo suficientemente fuerte como para permitirnos considerarla más que como una hipótesis de trabajo.»24
Creemos que en realidad la creación específica ofrece una mejor explicación de la evidencia científica. La actual actitud de presentar sólo un paradigma de los orígenes, el evolucionista, y lo que es peor, presentarlo como un hecho ya establecido, constituye un lavado de cerebro, un adoctrinamiento selectivo en una filosofía secularista y secularizadora particular.



Referencias :

  • W. R. Thompson: Critique of Evolution, introducción a El Origen de las Especies (hay traducción castellana: SEDIN, apartado 2002, Sabadell, España), E. P. Dutton and Co.; New York, 1956.
  • Dirección: 2717 Cranbrook Rd. Ann Arbor, Michigan 48104, EUA.
  • Weizsäcker, Carl F. von: La importancia de la Ciencia, Ed. Labor, Nueva Colección Labor n(o) 27, pág. 125.
  • Referencia n(o) 3, pág. 131.
  • Para una consideración más extensa de este punto, ver Gish, D. T.: Teorías sobre el Origen de la Vida: Crítica; Elmendorf, R. G. y otros: Creación, Evolución y Termodinámica. Las dos obras publicadas por CLIE, Terrassa, España, 1981.
  • Hull, D. E.: Nature, 186, 683 (1960). Ver también la referencia anterior, Teorías sobre el Origen de la Vida, etc.
  • Salisbury, F. B.: The American Biology Teacher, 33, 335 (1971).
  • Moorehead, P. S., y Kaplan, M. M., editores: Mathematical challenges to the Neo-darwinian interpretation of Evolution. Wistar Institute Press, Philadelphia, Pennsylvania 1967. Ver también Georges Salet, Azar y Certeza, Ed. Alhambra, Colección Exedra n(o) 95, Madrid 1976.
  • Eden, M.: Ver referencia 8, pág. 109.
  • Ver la monografía n(o) 1 de la colección Creación y Ciencia, titulada: Creación, Evolución y el registro Fósil (CLIE, Terrassa 1979), apéndice «Sobre Selección Natural».
  • Thompson, W. R.: Ver referencia n(o) 1. Ver también Escuain, S.: «Las discontinuidades del registro fósil», capítulo 4 de Creación, Evolución y el Registro Fósil, ver referencia n(o) 10.
  • Axelrod, D. I.: Science, 128, 7 (1958).
  • Simpson, G. G.: The Meaning of Evolution, Yale University Press, New Haven, 1953, pág. 18.
  • Ommaney, F. D.: Los Peces, Colección Popular Life, pág. 60.
  • Romer, A. S.: Vertebrate Paleontology, 3(a) edición, University of Chicago Press, Chicago 1966; pág. 198).
  • Jensen, J. A.: Science-News (Vol. 112, set. 24, 1977, pág. 198).
  • Feduccia, A., y Harrison B. Torduff, 1979: «Feathers of Archæopteryx: Assymetric vanes indicate aerodynamic function», Science 203:1021.
  • Gould, S. J., y N. Eldredge, 1977, Paleobiology 3:147.
  • Hoyle, F., y C. Wickramasinghe, British Journal of Photography, marzo, 1985. También Trop, M.: «¿Ha habido manipulación en el fósil del Archæopteryx?», en El Archæopteryx: Reconsideración, boletín Creación, No. 3, 1984, Coordinadora Creacionista, Barcelona, pags. 11-13.
  • Hoyle, F., y C. Wickramasinghe, Archæopteryx, The Primordial Bird (A Case of Fossil Forgery), Christopher Davies, Swansea 1988.
  • Marshall, A. J.: ed.: Biology and Comparative Physiology of Birds, Academic Press, New York, 1966, pág. 180.
  • Olson, E. C.: The Evolution of Life, The New American Library; New York, 1966, pág. 180.
  • Du Nouy, L.: Human Destiny, The New American Library of World Literature, Inc.; New York, 1947, pág. 74.
  • Kerkut, G. A.: Implications of Evolution, Pergamon Press, New York, 1960, pág. 157.










Fuente: http://www.creacionismo.net/genesis/node/0103
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

Creación o Evolución?


Duane Gish, Doctor en Bioquímica






Introducción

Sometemos a crítica la teoría de que todos los seres vivientes han surgido gracias a un proceso evolutivo natural, mecanicista, a partir de una sola forma de vida, que a su vez surgió por un proceso similar a partir del mundo inorgánico, carente de vida.
Esta hipótesis evolutiva general se presenta comúnmente en los libros de texto y de divulgación como un hecho establecido de la ciencia.
En dichos textos se presenta la evidencia existente en apoyo de este concepto del origen y desarrollo de la vida, y con frecuencia se afirma que todos los biólogos competentes aceptan la teoría de la evolución.
Aunque es cierto que la mayor parte de los biólogos aceptan el evolucionismo como un hecho, también es cierto que una gran mayoría de ellos lo ha aceptado sin un verdadero examen de la cuestión, siguiendo acríticamente la filosofía impuesta en la actualidad sobre esta disciplina y sobre todo el contexto cultural y académico.
Por otra parte, existe una significativa minoría de biólogos competentes, y de especialistas en otros campos, que no aceptan esta teoría como la mejor interpretación de los datos conocidos. Uno de los que se puede citar a modo de ejemplo es el doctor W. R. Thompson (ver American Men of Science o Canadian Men of Science), cuyas credenciales como biólogo competente no precisan de defensa alguna. Sus objeciones a la tesis evolucionista se pueden encontrar en su introducción a la edición de 1956 de El Origen de las Especies de Charles Darwin, titulada «Una crítica a la evolución».1
En 1963, un grupo de científicos constituyó la Creation Research Society [Sociedad para la Investigación de la Creación].2 Esta organización, en constante crecimiento, incluye en la actualidad a más de 600 miembros de pleno derecho, todos los cuales deben estar en posesión de una licenciatura o de un doctorado en algún área de la ciencia. Ninguno de ellos acepta la teoría evolucionista.
El público no recibe una información veraz

Existe en la actualidad un considerable cuerpo de evidencia rigurosamente científica que contradice la teoría de la evolución, y una parte de ella parece indiscutiblemente incompatible con el evolucionismo. La importancia de la naturaleza de esta evidencia nunca es señalada en los libros de texto de nuestros sistemas de enseñanza pública y superior.
De hecho, raras son las ocasiones en que se presenta esta evidencia, por no decir que nunca. Como resultado, los estudiantes de biología quedan expuestos a toda la evidencia que se puede aducir en favor de esta teoría, pero no se les hace sabedores de lo endebles que son estas evidencias, ni de aquellas otras evidencias que en realidad contradicen la teoría.
Por ello, se debe reconocer que un proceso educativo de este tipo equivale a un adoctrinamiento en una visión particular del mundo, en una filosofía basada en el concepto de que el origen del universo, el origen y la diversidad de la vida, y, de hecho, la totalidad de la realidad, deben recibir su explicación sólo en términos de leyes de física y de química. La sola posibilidad de un Creador o de la existencia de un Ser Sobrenatural trascendente es excluida ya de principio.
En palabras del astrofísico Carl F. von Weizsäcker :
No es por sus conclusiones, sino por su punto de partida metodológico por lo que la ciencia moderna excluye la creación directa. Nuestra metodología no sería honesta si negase este hecho. No poseemos pruebas positivas del origen de la vida ni de la primitiva ascendencia del hombre, tal vez ni siquiera de la evolución misma, si queremos ser pedantes.»3
...
Todavía no entendemos demasiado bien las causas de la evolución, pero tenemos muy pocas dudas en cuanto al hecho de la evolución;... ¿Cuáles son las razones para esta creencia general? En la última lección las formulé negativamente; no sabemos cómo podría la vida, en su forma actual, haber venido a la existencia por otro camino. Esta formulación deja silenciosamente a un lado cualquier posible origen sobrenatural de la vida; así es la fe en la ciencia de nuestro tiempo, que todos compartimos.4
Estamos convencidos de que la razón por la cual se acepta en la actualidad el evolucionismo de una manera tan mayoritaria es que nuestros científicos y profesores de biología son producto de un sistema educativo dominado por esta filosofía naturalista y mecanicista.
La flecha del tiempo

El concepto evolucionista viola dos de los principios más fundamentales de la naturaleza: El Primer y el Segundo Principio de la Termodinámica.
El Primer Principio afirma que la suma total de materia y energía permanece constante, sin importar los cambios que se puedan efectuar. Nada en la actualidad se está creando o aniquilando, aunque sí están teniendo lugar transformaciones de muchas clases.
El Segundo Principio afirma que cada cambio que tiene lugar de manera natural y espontánea tiende a pasar de un estado de mayor orden, información o energía a un estado de menor orden, información o energía, de lo organizado a lo desorganizado. La cantidad total de degradación en el universo (que se mide por unidades de entropía) está aumentando constante e inevitablemente.
Cualquier incremento de orden y complejidad sólo puede ser local, temporal y dirigido;5 pero el evolucionismo demanda un incremento general de orden extendiéndose a lo largo del tiempo geológico.
En contra de la tesis evolucionista, los aminoácidos no se combinan espontáneamente para formar proteínas; en cambio, las proteínas se disgregan espontáneamente en sus aminoácidos constituyentes, y éstos se descomponen lentamente en compuestos químicos más simples.
Con un control cuidadoso de los reactivos, del aporte de energía y mediante la oportuna extracción de los productos de reacción de la zona energizada (tal como se hace en los actuales experimentos del «Origen de la Vida»), se pueden sintetizar aminoácidos a partir de gases, y proteínas en base de aminoácidos. Pero los procesos utilizados nunca hubieran podido existir en ninguna condición realista de una tierra primitiva.
Este hecho ha sido demostrado de una manera adecuada por Hull, que llega a la conclusión de que
«El fisicoquímico, guiado por los principios demostrados de la Termodinámica y de la Cinética Química, no puede ofrecer ningún estímulo al bioquímico, el cual necesita un océano lleno de compuestos orgánicos para formar siquiera coacervados carentes de vida.»6
Hull se estaba refiriendo aquí a especulaciones acerca del origen de la vida. Ya que a semejanza de un reloj en marcha, el universo está gastando la cuerda, es evidente que no ha existido eternamente. Pero, en base del Primer Principio, la suma total de materia y energía es siempre constante. Por ello mismo, no podemos explicar, sobre una base meramente material, el origen de la materia y de la energía de que se compone este universo.
El continuo evolutivo, la cadena que se extiende desde el cosmos hasta el hombre, es un concepto creativo y progresivo, mientras que el Primer y Segundo Principio de la Termodinámica declaran que los procesos naturales conocidos son conservadores en lo cuantitativo, y degenerativos en lo cualitativo.
En todo caso, y sin ninguna excepción, cada vez que estos principios han sido sometidos a prueba han sido hallados válidos. Así, los proponentes del evolucionismo rechazan lo observable a fin de poder aceptar lo no observable, el origen evolutivo de la vida y de la diversidad y multiplicidad de los tipos de formas de vida.
La imposibilidad matemática

Se pretende que este supuesto proceso evolutivo tuvo lugar mediante cambios mutativos graduales y aleatorios. Este concepto básico de la moderna teoría evolucionista está bajo el ataque de algunos de los mismos evolucionistas.
Salisbury7 ha puesto recientemente este concepto en tela de juicio, y también varios matemáticos lo están atacando.
En un Simposio que tuvo lugar en 1966 en el afamado Instituto Wistar de Philadephia, los matemáticos y los biólogos presentaron perspectivas opuestas.8
Uno de los matemáticos participantes, el doctor Murray Eden, afirmó que
«Nuestra postura es que si a "aleatorio" se le da una interpretación seria y crucial a partir de un punto de vista probabilístico, el postulado del azar es sumamente inadmisible, y que una teoría adecuada de evolución debe esperar al descubrimiento de nuevas leyes naturales —físicas, fisicoquímicas y biológicas.»9
La postura de Salisbury y de esos matemáticos es que el incremento en complejidad, en progreso y en contenido informático, que se supone tuvo lugar por evolución por medio de cambios «al azar», exigiría un lapso de tiempo billones de veces mayor al de solamente tres mil millones de años.
De esta manera, se supone que las mutaciones casuales y la selección natural hubieran sido el mecanismo responsable de la evolución, que se presenta como un proceso creativo y progresivo. Pero la Selección Natural no es creadora, ya que no puede dar origen a nada nuevo. Como máximo, sería una fuerza conservadora que eliminaría a los no aptos.10
En los sistemas ordenados, los cambios mutativos al azar constituyen un proceso de desorden, y por ello mismo se trata de un proceso de degeneración, no progresivo. Lentamente, los evolucionistas se están dando cuenta de ello.
El registro fósil

Que la evolución haya tenido realmente lugar o no es algo que sólo puede quedar determinado por un examen del registro histórico, esto es, del registro fósil. ¿Cuál es el tipo de evidencia que daría su respaldo al modelo evolucionista?
El doctor Thompson afirma:
Si encontrásemos en los estratos geológicos una serie de fósiles exhibiendo una transición gradual desde las formas más sencillas hasta las formas más complejas, y si pudiésemos estar seguros de que se corresponden con una verdadera secuencia temporal, entonces nos sentiríamos inclinados a creer que la evolución darwinista tuvo lugar, incluso aunque su mecanismo permaneciese desconocido.»11
Si los invertebrados dieron origen a los vertebrados, los peces a los anfibios, los anfibios a los reptiles, los reptiles a las aves y a los mamíferos —precisando cada una de estas transformaciones de millones de años, e involucrando numerosas formas de transición— entonces el registro fósil debería exhibir una buena cantidad de estos tipos de transición. Thompson prosigue diciendo:
Desde luego, eso es lo que Darwin hubiese querido documentar, pero, naturalmente, le fue imposible. Lo que los datos disponibles indicaban era una notable ausencia de las muchas formas de transición que requiere la teoría, la ausencia de tipos primitivos que hubieran debido existir en los estratos supuestamente más primitivos, y la aparición repentina de los principales grupos de clasificación.
Algo más adelante afirma:
... Y puedo señalar que en la actualidad la situación no es notablemente diferente. Los modernos paleontólogos darwinistas se ven obligados, exactamente lo mismo que sus predecesores y que el mismo Darwin, a diluir los hechos con hipótesis subsidiarias que, por muy plausibles que puedan parecer, entran dentro del terreno de lo inverificable.»11
En los estratos geológicos del Cámbrico tenemos una aparición explosiva de fósiles de animales que presentan un elevado nivel de complejidad. En las rocas cámbricas se hallan miles de fósiles de animales tan complejos que los evolucionistas estiman que se hubiese precisado de mil quinientos millones de años para que evolucionasen. Trilobites, braquiópodos, esponjas, corales, de hecho todas las principales divisiones de vida invertebrada, se hallan en el Cámbrico.
Los recientes hallazgos del Precámbrico

Hasta recientemente, se consideraba que el Precámbrico estaba vacío de formas de vida. Pero en la actualidad se conoce, en estratos atribuidos al Precámbrico reciente, un conjunto de formas fósiles conocido como «la Fauna Ediacarana».
Algunas de estas son similares a las del Cámbrico. Otras eran desconocidas. Pero un estudio detenido de las mismas ha llevado a expertos como S. J. Gould a la conclusión de que esas formas no pueden ser en modo alguno ancestrales de los grupos de fauna del Cámbrico. Se puede decir, sin temer a contradicción alguna, que los antepasados evolutivos de la fauna del Cámbrico o del Precámbrico reciente no han sido hallados.
Con anterioridad a este descubrimiento, Axelrod, geólogo evolucionista, señalaba:
Uno de los principales problemas sin resolver en geología y evolución es la presencia de invertebrados multicelulares diversificados en las rocas del Cámbrico inferior y su ausencia en rocas de mayor edad. Estos fósiles del Cámbrico primitivo incluían poríferos, celenterados, braquiópodos, moluscos, equinoides y artrópodos. Su elevado grado de organización indica claramente que un largo período de evolución precedió a su aparición en el registro. No obstante, cuando nos ponemos a examinar las rocas del Precámbrico con el fin de buscar los predecesores de estos fósiles del Cámbrico inferior, no se hallan por ninguna parte. Se sabe en la actualidad que muchas secciones de rocas sedimentarias (de hasta 1.700 metros) yacen en secuencia ininterrumpida por debajo de estratos que contienen los fósiles más tempranos del Cámbrico. Evidentemente, estos sedimentos eran apropiados para la preservación de los fósiles, pues a menudo son idénticos a las rocas fosilíferas que yacen sobre ellos, pero, con todo, en ellas no se encuentran fósiles.12
También George Gaylord Simpson, un paleontólogo muy afamado y líder evolucionista, dijo que la ausencia de fósiles en el Precámbrico constituye
«el mayor misterio de la historia de la vida.»13
Podemos decir ahora que el descubrimiento de las formas de la Fauna Ediacarana en Australia sólo añade a las múltiples formas de vida que sabemos que existieron en el pasado, pero las formas intermedias permanecen tan esquivas como siempre.
Esta gran aparición explosiva de una multitud de variedades de vida sumamente complejas y especializadas, tanto en la formación Ediacarana del Precámbrico superior como en el Cámbrico, es enormemente contradictoria por lo que respecta a la teoría evolucionista, pero es exactamente lo que sería de esperar en base de una creación específica.
El registro fósil debería exhibir miles de formas de transición. En lugar de ello, lo que hallamos es que hay una ausencia regular y sistemática de formas de transición entre las principales categorías de clasificación. Los principales tipos de invertebrados que se hallan en el Precámbrico son tan distintos entre sí como lo son en la actualidad, y el registro fósil no nos da ningún indicio de que ninguno de estos tipos principales haya derivado de ningún antecesor común.
El origen de los vertebrados

Se supone que los vertebrados evolucionaron a partir de un invertebrado. Sin embargo, se trata de una suposición que no se puede documentar en base del registro fósil. Existe una inmensa discontinuidad entre los invertebrados y los vertebrados, no cubierta por forma alguna de transición. El primer vertebrado, un pez de la clase Agnatha, es un vertebrado al cien por cien. De su posible origen evolutivo nos dice Ommaney:
Desconocemos cómo evolucionó este primer cordado, cuáles fueron las etapas que recorrió en su desarrollo hasta dar finalmente verdaderos peces tal como ahora los conocemos. Entre el período Cámbrico, en que probablemente apareció, y el Ordovicio, en el que se encuentran los primeros fósiles con características de pez, existe un vacío de unos 100 millones de años que probablemente nunca podremos llenar.»14
El origen de los anfibios

Se supone que los peces dieron origen a los anfibios a lo largo de un período de millones de años, durante cuyo tiempo las aletas de los hipotéticos antecesores fueron cambiando gradualmente para dar lugar a los pies y piernas de los anfibios. Pero no se ha descubierto ni un solo fósil que muestre una aleta parcial ni un pie parcial.
Los anfibios vivientes incluyen tres tipos: las salamandras y lagartijas acuáticas, generalmente de patas y cola extendidas; las ranas y los sapos, que figuran entre los más especializados de todos los vertebrados terrestres, carentes de cola y con patas traseras muy largas; y los Apodos, criaturas gusanoides sin rastro de extremidades.
No se hallan formas de transición entre estos distintos seres vivientes, ni entre ellos y los anfibios fósiles.15
El origen de las aves

Se afirma que las aves evolucionaron a partir de los reptiles. Pero nadie ha encontrado todavía ni un solo reptil que posea algo como en parte ala y en parte extremidad locomotora, ni nada que sea en parte pluma y en parte escama.
Por lo que se refiere al Archæopteryx, que hasta ahora era considerado como «el ave más antigua» porque tenía dientes y poseía también unos ejes garróideos prensiles en los bordes delanteros de las alas, y vértebras que se extendían formando una cola, entre otras características, lo cierto es que presentaba toda una multitud de incógnitas a los investigadores, lo que la convertía más en un problema que en una prueba de evolución.
En efecto, por una parte se había hecho el descubrimiento de formas fosilizadas de aves de morfología «moderna» en un horizonte estratigráfico evolutivamente datado como más antiguo que la formación en la que se encontró el Archæopteryx.16 Por otra parte, debido a su plumaje, que en un examen detenido del fósil del Archæopteryx presentaba características de ave voladora potente,17 llegó a considerarse, por parte de ciertos paleontólogos evolucionistas, que se trataba de un ser irrelevante. En palabras de los eminentes paleontólogos evolucionistas Stephen J. Gould y Niles Eldredge,
«Mosaicos curiosos como el Archæopteryx no cuentan.»18
¿Falsificación de la evidencia?

Pero sus características peculiares pueden ser falsas, pues desde hace ya un cierto tiempo que hay alegaciones de que el Archæopteryx es un fósil falso, manipulado; o sea, un fraude. Esta denuncia surgió ya en 1979, cuando el doctor Spetner, un físico, pudo examinar el fósil de Berlín. Observó que las alas habían sido añadidas. Después se efectuaron pruebas con el fósil de Londres, empleando además técnicas fotográficas, y en 1985 se emitió un informe, a cargo de dos eminentes científicos, los doctores Fred Hoyle y Chandra Wickramasinghe, de Londres, en la revista British Journal of Photography.19
Posteriormente, en 1988, estos científicos publicaron un libro sobre esta misma cuestión,20 en el que muestran, con excelente documentación fotográfica, que las alas fueron pegadas al esqueleto. Aparecen impresiones dobles de la misma pluma sobre la zona de las alas (la cual es distinta de la matriz rocosa donde se encuentran los huesos del fósil). Además, las dos secciones de la losa no concuerdan (el molde y el vaciado). Se documenta, asimismo, que el fósil fue manipulado deliberadamente en el Museo Británico de Historia Natural para que pareciese más genuino. Así, el célebre Archæopteryx resultaría no ser nada más que un Camposagnathus «disfrazado», cuyo lugar se encontraría entre el fraudulento «hombre de Piltdown» de Dawson, la Monera de Hæckel, y el dibujo falseado del desarrollo de los embriones, también de Hæckel.
La realidad es que el Archæopteryx era presentado (¡y hasta ahora sigue siéndolo!) al público como una forma de transición a falta de algo mejor. Marshall había dicho, con anterioridad a este descubrimiento:
El origen de las aves es mayormente asunto de deducción. No hay ningún fósil de las etapas a través de las que se consiguió el notable cambio de reptil a ave.21
El origen del vuelo

De hecho, se supone que la capacidad de volar surgió por evolución en cuatro ocasiones de forma independiente: en las aves, en los reptiles voladores (pterosaurios) actualmente extintos, en los insectos y en los mamíferos (los quirópteros). En ninguno de estos casos se encuentran formas fósiles que documenten la transición hacia el vuelo. El doctor E. C. Olson, geólogo evolucionista, ha afirmado que
«por lo que respecta al vuelo, aparecen algunas discontinuidades muy grandes en el registro fósil.»22
En cuanto a los insectos, dice Olson:
«Prácticamente, no hay nada que nos dé ninguna información sobre la historia del origen del vuelo en los insectos.»
Por lo que se refiere a los pterosaurios, Olson afirma:
«... no existe absolutamente ninguna señal de formas intermedias.»
Después de referirse al Archæopteryx como «reptiloide», Olson dice:
«es evidente que es un ave»
(valorando las características totalmente avianas del fósil, desconociendo entonces su falsedad). Finalmente, y refiriéndose a los mamíferos, Olson dice que
«la primera evidencia de vuelo en mamíferos es la de los murciélagos plenamente desarrollados del Eoceno».
Nos encontramos así en una situación de lo más chocante. Cuatro veces ha tenido lugar una transición maravillosa:
Unos animales terrestres han adquirido la capacidad del vuelo. Cada una de estas transformaciones ha precisado de millones de años, y ha involucrado miles de formas de transición. Y eso no obstante, ¡no se halla ninguna de ellas en el registro fósil! ¿Podría ser que estas formas de transición no se hallen simplemente debido a que jamás existieron? Toda esta evidencia se puede correlacionar con mucha mayor facilidad dentro de un marco creacionista que dentro de un marco evolucionista.
La norma, no la excepción

Los ejemplos dados hasta ahora no constituyen ninguna excepción, sino que, como se ha afirmado antes, el registro fósil muestra una ausencia sistemática y marcada de tipos de transición entre las categorías taxonómicas más altas. Incluso referente a la famosa «serie del caballo», du Nouy informa:
Pero cada uno de estos intermedios parece haber aparecido "repentinamente", y no ha sido posible, debido a la ausencia de fósiles, reconstruir la transición entre estos intermedios ... la continuidad que nosotros suponemos puede que nunca quede establecida con hechos.23
Conclusión

Creemos que la repentina aparición en el registro fósil de formas de vida muy desarrolladas en vastos números y la repentina aparición de cada uno de los grupos principales de clasificación, sin evidencia de formas de transición entre ellos, indica que en realidad no hubo tal transición de formas más rudimentarias a formas más desarrolladas, sino que cada grupo principal de clasificación fue creado de manera específica, correspondiéndose con el min original hebreo (clase o tipo) que se menciona en el libro de Génesis (generalmente, min se traduce «género» o «especie» en las versiones modernas, pero Reina, en 1569, tradujo «según su naturaleza». Se debería entender en un sentido genérico, no en el sentido taxonómico estricto que en la actualidad reciben estos términos).
En su revelador libro Implications of Evolution [Implicaciones de la Evolución], el profesor G. A. Kerkut, evolucionista, ha afirmado que
«... tenemos la teoría de que todas las formas vivientes en el mundo han surgido a partir de un origen único que provino a su vez del mundo inorgánico. Esta teoría se puede llamar "la Teoría General de la Evolución", y la evidencia que la apoya no es lo suficientemente fuerte como para permitirnos considerarla más que como una hipótesis de trabajo.»24
Creemos que en realidad la creación específica ofrece una mejor explicación de la evidencia científica. La actual actitud de presentar sólo un paradigma de los orígenes, el evolucionista, y lo que es peor, presentarlo como un hecho ya establecido, constituye un lavado de cerebro, un adoctrinamiento selectivo en una filosofía secularista y secularizadora particular.



Referencias :

  • W. R. Thompson: Critique of Evolution, introducción a El Origen de las Especies (hay traducción castellana: SEDIN, apartado 2002, Sabadell, España), E. P. Dutton and Co.; New York, 1956.
  • Dirección: 2717 Cranbrook Rd. Ann Arbor, Michigan 48104, EUA.
  • Weizsäcker, Carl F. von: La importancia de la Ciencia, Ed. Labor, Nueva Colección Labor n(o) 27, pág. 125.
  • Referencia n(o) 3, pág. 131.
  • Para una consideración más extensa de este punto, ver Gish, D. T.: Teorías sobre el Origen de la Vida: Crítica; Elmendorf, R. G. y otros: Creación, Evolución y Termodinámica. Las dos obras publicadas por CLIE, Terrassa, España, 1981.
  • Hull, D. E.: Nature, 186, 683 (1960). Ver también la referencia anterior, Teorías sobre el Origen de la Vida, etc.
  • Salisbury, F. B.: The American Biology Teacher, 33, 335 (1971).
  • Moorehead, P. S., y Kaplan, M. M., editores: Mathematical challenges to the Neo-darwinian interpretation of Evolution. Wistar Institute Press, Philadelphia, Pennsylvania 1967. Ver también Georges Salet, Azar y Certeza, Ed. Alhambra, Colección Exedra n(o) 95, Madrid 1976.
  • Eden, M.: Ver referencia 8, pág. 109.
  • Ver la monografía n(o) 1 de la colección Creación y Ciencia, titulada: Creación, Evolución y el registro Fósil (CLIE, Terrassa 1979), apéndice «Sobre Selección Natural».
  • Thompson, W. R.: Ver referencia n(o) 1. Ver también Escuain, S.: «Las discontinuidades del registro fósil», capítulo 4 de Creación, Evolución y el Registro Fósil, ver referencia n(o) 10.
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  • Ommaney, F. D.: Los Peces, Colección Popular Life, pág. 60.
  • Romer, A. S.: Vertebrate Paleontology, 3(a) edición, University of Chicago Press, Chicago 1966; pág. 198).
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  • Gould, S. J., y N. Eldredge, 1977, Paleobiology 3:147.
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  • Marshall, A. J.: ed.: Biology and Comparative Physiology of Birds, Academic Press, New York, 1966, pág. 180.
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  • Kerkut, G. A.: Implications of Evolution, Pergamon Press, New York, 1960, pág. 157.










Fuente: http://www.creacionismo.net/genesis/node/0103
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

La Supervivencia de los más falsos

La ciencia sabe ahora que muchos de los pilares de la teoría darwinista son o bien falsos o engañosos. Sin embargo, hay textos de biología que siguen presentándolos como una evidencia tangible de la evolución. ¿Qué implica esto acerca de su criterio científico?
— Jonathan Wells
Si durante mis años de estudio de ciencia en Berkeley alguien me hubiera preguntado si creía lo que leía en mis libros de texto científicos, hubiera respondido de una forma muy similar a cualquiera de mis compañeros de estudios; me hubiera sentido perplejo de que siquiera se me hiciese una pregunta así. Naturalmente, uno podría encontrar pequeños errores, erratas y cosas así. Y la ciencia está siempre descubriendo cosas nuevas. Pero yo creía —lo tenía como un supuesto— que mis libros de texto científicos contenían el mejor conocimiento científico disponible en aquel tiempo.

Solo fue cuando acababa mi doctorado en biología celular y del desarrollo que me di cuenta de lo que al principio consideré como una extraña anomalía. El libro de texto que yo usaba presentaba de forma destacada unos dibujos de embriones de vertebrados —peces, gallinas, seres humanos, etc.— cuyas semejanzas se presentaban como evidencia de descendencia desde un antecesor común. Desde luego, los dibujos parecían muy semejantes. Pero yo había estado estudiando embriones durante algún tiempo, examinándolos al microscopio. Y me di cuenta de que los dibujos estaban sencillamente equivocados.

Volví a comprobar todos mis otros libros de texto. Todos ellos presentaban dibujos similares, y todos ellos estaban evidentemente equivocados. No solo distorsionaban los embriones que representaban, sino que omitían etapas tempranas en las que los embriones aparecen muy diferentes entre sí.

Lo mismo que en el caso de la mayoría de los demás estudiantes de ciencia, y como la mayoría de los científicos mismos, lo dejé pasar. No afectaba a mi trabajo de manera directa, y di por supuesto que aunque los textos estaban equivocados en esta cuestión por la razón que fuese, se trataba de una excepción a la regla. Pero en 1997 mi interés en los dibujos de los embriones se reavivó cuando el embriólogo británico Michael Richardson y sus colegas publicaron el resultado de su estudio en el que comparaban los dibujos de los libros de texto con embriones reales. Tal como se citó al mismo Richardson en la prestigiosa revista Science: «parece que está resultando ser uno de los más famosos fraudes de la biología».

Peor todavía, no se trataba de un fraude reciente. Ni tampoco era un descubrimiento reciente. Los dibujos de embriones que aparecen en casi cada libro de texto de bachillerato y de universidad son o bien reproducciones, o se basan en una famosa serie de dibujos realizados por el biólogo alemán del siglo 19 y ferviente darwinista, Ernst Haeckel, y los eruditos acerca de Darwin y de la teoría evolucionista han sabido que se trataba de falsificaciones durante más de cien años. Pero por lo que parece, ninguno de ellos consideró oportuno corregir esta falsa información presente en casi todas partes.

Todavía creyendo que se trataba de una circunstancia excepcional, sentí curiosidad por ver si podía encontrar otros errores en los textos normativos de biología que trataban de la evolución. Pero mi investigación reveló algo sorprendente: Bien lejos de ser excepciones, estas descaradas tergiversaciones son más frecuentemente la regla. En mi reciente libro las designo como «Iconos de la Evolución», porque muchas de ellas están representadas por las clásicas y constantemente repetidas ilustraciones que, como los dibujos de Haeckel, han servido demasiado bien para su propósito pedagógico, el de fijar una falsa información fundamental acerca de la teoría evolucionista en la mente del público.

Todos los recordamos de la clase de biología: el experimento que creó «los ladrillos de la vida» en un tubo; el «árbol» de la evolución, arraigado en el lodo primordial y ramificándose a una vida animal y vegetal. Luego había las estructuras óseas semejantes de, digamos, el ala de un ave y la mano de un hombre, las polillas del abedul y los pinzones de Darwin. Y, naturalmente, los embriones de Haeckel.

Lo que sucede es que todos estos ejemplos, así como muchos otros que se presentan como evidencia de evolución, resultan incorrectos. No solo ligeramente desviados. No solo ligeramente erróneos. Por lo que respecta a la cuestión de la evolución darwinista, los textos contenían distorsiones desmesuradas e incluso alguna evidencia inventada. Y no estamos hablando solo de textos de bachillerato que algunos pudieran excusar (aunque no se debiera) por adherirse a un estándar más bajo. También resultan culpables algunos de los libros de texto universitarios más prestigiosos y de más circulación, como Evolutionary Biology de Douglas Futuyma, y la última edición del libro de texto a nivel graduado Molecular Biology of the Cell, que tiene como coautor al presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Bruce Alberts. De hecho, cuando se eliminan las falsas «evidencias», el alegato en favor de la evolución darwinista, al menos en los libros de texto, queda tan debilitado que se hace casi invisible.

La vida en una botella

Cualquiera que en 1953 fuese lo suficientemente mayor para comprender la relevancia de la noticia recuerda lo impresionante, y, para muchos, lo inspiradora que fue. Los científicos Stanley Miller y Harold Urey habían tenido éxito en la creación de «los ladrillos» de la vida en una redoma. Imitando lo que creían que habían sido las condiciones naturales de la atmósfera de la tierra primitiva, y entonces haciendo pasar una chispa eléctrica por ella, Miller y Urey habían conseguido unos aminoácidos simples. Como los aminoácidos son los «ladrillos» de la vida, se creía que era solo cuestión de tiempo hasta que los mismos científicos pudieran crear organismos vivos. En aquel tiempo pareció ser una espectacular confirmación de la teoría evolucionista. La vida no era un «milagro». No había necesidad de ninguna actividad exterior o de inteligencia divina. Sólo era necesario juntar los gases necesarios, añadir electricidad, y la vida tenía que aparecer. Es un acontecimiento común. De esta manera, Carl Sagan podía así predecir confiadamente en la radio nacional que los planetas en órbita alrededor de aquellos «milesssss y milesssss de millonessss» de estrellas en el espacio tenían que estar abarrotados de vida.

Pero aparecieron problemas. Los científicos nunca pudieron ir más allá de los más simples aminoácidos en su simulado ambiente primordial, y la creación de las proteínas comenzó a resultar no un pequeño paso, ni un par de pasos, sino una gran sima, quizá imposible de salvar.

Pero el golpe de gracia al experimento de Miller-Urey llegó en la década de 1970, cuando los científicos comenzaron a llegar a la conclusión de que la atmósfera primitiva de la tierra no se parecía en nada a la mezcla de gases empleada por Miller y Urey. En lugar de ser lo que los científicos designan como «reductora», un medio rico en hidrógeno, la atmósfera primitiva de la tierra estaba probablemente compuesta por gases liberados por volcanes. Acerca de esta cuestión hay un consenso casi general entre los geoquímicos. Pero pongamos estos gases volcánicos en el aparato de Miller y Urey, y el experimento no funciona —en otras palabras, no aparecen «ladrillos» de la vida.


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¿Qué dicen los libros de texto acerca de este hecho tan incómodo? De modo general, lo silencian y siguen usando el experimento de Miller y Urey para convencer a los estudiantes de que los científicos han demostrado un importante primer paso en el origen de la vida. Entre estos libros de texto se encuentran el ya mencionado Molecular Biology of the Cell, del que uno de los coautores es el presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Bruce Alberts. La mayoría de los libros de texto dicen además a los estudiantes que los investigadores acerca del origen de la vida han hallado abundantes evidencias adicionales para explicar cómo la vida se originó espontáneamente —en lugar de decir a los estudiantes que los investigadores mismos reconocen en la actualidad que la explicación les sigue escapando.

Embriones falseados

Darwin pensaba que «de lejos la clase singular de pruebas más enérgicas en favor de» su teoría procedían de la embriología. Pero Darwin no era embriólogo, de modo que se apoyó en el trabajo del biólogo alemán Ernest Haeckel, que realizó unos dibujos de embriones de diversas clases de vertebrados para exponer que son virtualmente idénticos en sus etapas más tempranas, y que se diferencian de forma ostensible solo al desarrollarse. Fue este patrón el que Darwin encontró tan convincente.

Esta puede que sea la más insigne de las distorsiones, porque los biólogos han sabido durante más de un siglo que los embriones vertebrados nunca se parecen tanto como Haeckel los dibujó. En algunos casos, Haeckel usó el mismo grabado de madera para imprimir embriones que se suponía que pertenecían a clases diferentes. En otros, retocó sus dibujos para hacer que los embriones se pareciesen más que en la realidad. Los coetáneos de Haeckel lo criticaron en repetidas ocasiones por estas tergiversaciones, y fue objeto de numerosas acusaciones de fraude a lo largo de su vida. En 1997, el embriólogo británico Michael Richardson y un equipo internacional de expertos compararon los dibujos de Haeckel con fotografías de embriones reales de vertebrados, y demostraron de manera concluyente que los dibujos tergiversan la realidad.

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Los dibujos son engañosos de otra manera. Darwin fundamentó sus inferencias de descendencia común sobre la creencia de que las etapas más tempranas en el desarrollo de los embriones son las más similares. Pero los dibujos de Haeckel omiten por entero las etapas más tempranas, que son muy diferentes, y arrancan a partir de un punto medio de mayor semejanza. El embriólogo William Ballard escribió en 1976 que es «solo mediante trucos semánticos y selección subjetiva de la evidencia», y «torciendo los hechos de la naturaleza» que alguien puede argumentar que las etapas tempranas de los vertebrados «son más semejantes que sus formas adultas». Pero se puede encontrar alguna versión de los dibujos de Haeckel en la mayor parte de los libros de texto de biología. Stephen Jay Gould, uno de los proponentes más visibles de la teoría evolucionista, escribió recientemente que deberíamos estar «asombrados y avergonzados por todo el siglo de reciclado irreflexivo que ha llevado a la persistencia de estos dibujos en una gran cantidad, por no decir que en una mayoría, de los libros de texto modernos». (Más adelante volveré a la cuestión de por qué es solo ahora que el Sr. Gould, que ha conocido estas falsedades durante décadas, ha decidido desenmascararlas ante el gran público.)

El árbol de la vida según Darwin

Darwin escribió en El Origen de las Especies: «Considero a todos los seres no como creaciones especiales, sino como los descendientes lineales de algunos pocos seres» que vivieron en el distante pasado. Él creía que las diferencias entre las especies modernas surgieron primariamente por selección natural, o por supervivencia de los más aptos, y describió todo el proceso como «descendencia con modificación».

Naturalmente, nadie pone en duda que tiene lugar una cierta cantidad de descendencia con modificación dentro de las especies. Pero la teoría de Darwin pretende explicar el origen de nuevas especies —de hecho, de todas las especies, por cuanto las primeras células emergieron del légamo primordial.

Esta teoría tiene la virtud de hacer una predicción: Si todos los seres vivos son descendientes por modificación gradual procedentes de una o de unas pocas formas originales, entonces la historia de la vida tendría que asemejarse a un árbol que se va ramificando. Desafortunadamente, y a pesar de declaraciones oficiales, esta predicción ha resultado ser falsa en algunos aspectos importantes.

El registro fósil muestra la aparición de los grupos más generales de animales plenamente formados alrededor del mismo tiempo en una «explosión del Cámbrico», en lugar de una divergencia a partir de un antecesor común. Esto Darwin lo sabía, y lo consideraba como una grave objeción a su teoría. Pero él lo atribuía a la imperfección del registro fósil, y creía que una investigación futura proporcionaría los antecesores que faltaban.

Pero el transcurso de un siglo y medio de una recolección continuada de fósiles solo ha servido para agravar el problema. En lugar de la aparición de ligeras diferencias al principio y luego el posterior surgimiento de diferencias mayores, las mayores diferencias surgen ya al mismo principio. Algunos expertos en fósiles describen esto como «evolución cabeza abajo», y observan que contradice el patrón de «cabeza arriba» predicho por la teoría de Darwin. Sin embargo, la mayoría de los libros de texto de biología actuales ni siquiera hacen mención de la explosión del Cámbrico, y mucho menos señalan al reto que significa para el evolucionismo darwinista.

Luego vino la evidencia procedente de la biología molecular. En la década de 1970 los biólogos comenzaron a contrastar el patrón del árbol ramificado de Darwin comparando moléculas en diversas especies. Cuanto más semejantes sean las moléculas en dos especies diferentes, tanto más estrechamente relacionadas se las supone. Al principio este método parecía confirmar el árbol de la vida de Darwin. Pero al realizar los científicos más y más moléculas, descubrieron que diferentes moléculas daban resultados en conflicto. El patrón de ramificación del árbol que se infiere mediante una molécula contradice con frecuencia el patrón que se obtiene con otra.

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<big style="font-style: italic;">La estructura ramificada del «árbol de la vida» de Darwin ha quedado seriamente cuestionada por los datos del registro fósil y de la moderna biología molecular. (Ilustración de </big><big>Biology,</big><big style="font-style: italic;"> de Miller y Levine, publicado por Prentice-Hall)</big>

El biólogo molecular canadiense W. Ford Doolittle no cree que el problema vaya a desaparecer. Quizá los científicos «no han alcanzado a encontrar el “verdadero árbol”», escribió en 1999, «no debido a que sus métodos sean inadecuados o porque hayan escogido los genes incorrectos, sino porque la historia de la vida no se pueda representar de forma adecuada como un árbol». Sin embargo, los libros de texto de biología siguen asegurando a los estudiantes que el Árbol de la Vida de Darwin es un hecho científico abrumadoramente confirmado por la evidencia. Pero a juzgar por la verdadera evidencia fósil y molecular, es una hipótesis no acreditada disfrazada de hecho.

Todos se parecen:
La homología en los miembros de los vertebrados

La mayoría de los libros de texto de biología muestran dibujos de extremidades de vertebrados que exhiben semejanzas en sus estructuras óseas. Los biólogos anteriores a Darwin habían observado este tipo de semejanza y la habían llamado «homología», y la atribuían a una construcción sobre un arquetipo o diseño común. Pero en El Origen de las Especies Darwin argumentó que la mejor explicación para la homología es la descendencia con modificación, y la consideró como evidencia en favor de su teoría.

Los seguidores de Darwin se apoyan en las homologías para ordenar a los fósiles en árboles ramificados que supuestamente exhiben relaciones de antecesores y descendientes. En su libro de 1990, Evolution and the Myth of Creationism [La evolución y el mito del creacionismo], el biólogo Tim Berra comparó el registro fósil con una serie de modelos de automóvil Corvette: «Si uno compara un Corvette modelo 1953 y un Corvette modelo 1954, poniéndolos juntos, y luego un modelo 1954 y un modelo 1955, y se sigue así, la evidencia de la descendencia con modificación resulta abrumadora»

Pero Berra se olvidó de un punto crucial, y evidente: Los Corvettes, que se sepa, no dan a luz a pequeños Corvettes. Lo mismo que todos los demás automóviles, están diseñados por personas que trabajan para las compañías automovilísticas. En otras palabras, hay una inteligencia exterior. Así, aunque Berra creía que estaba prestando apoyo a la evolución darwinista en lugar de a la explicación predarwinista, puso en evidencia, involuntariamente, que la evidencia de los fósiles es compatible con ambas cosas. El catedrático de derecho (y crítico del darwinismo) Phillip E. Johnson lo designó como «La Bobada de Berra».

La lección que debemos aprender de la Bobada de Berra es que es preciso especificar un mecanismo natural antes de poder excluir científicamente la construcción por designio como la causa de la homología. Los biólogos darwinistas han propuesto dos mecanismos: vías de desarrollo y programas genéticos. Según el primero, las características homólogas surgen de células y procesos semejantes en el embrión; según el segundo, las características homólogas están programadas por genes semejantes.

Pero los biólogos han sabido durante cien años que las estructuras homólogas no las producen vías semejantes de desarrollo. Y han sabido desde hace treinta años que a menudo tampoco las producen genes semejantes. De modo que no hay ningún mecanismo demostrado empíricamente para establecer que las homologías se deban a una descendencia común en lugar de a un designio común.

En ausencia de mecanismo, los darwinistas modernos han pasado a definir la homología simplemente como semejanza debido a una descendencia común. Según Ernst Mayr, uno de los principales arquitectos del moderno neodarwinismo: «A partir de 1859 solo ha habido una definición de homólogo que tiene sentido en biología: Los atributos de dos organismos son homólogos cuando derivan de una característica equivalente del antecesor común».

En esto tenemos un caso clásico de razonamiento en círculos. Darwin consideraba la evolución como una teoría, y la homología como evidencia en favor de la misma. Los seguidores de Darwin dan por supuesta la evolución como si estuviese establecida de forma independiente, y consideran la homología como su resultado. Pero entonces uno no puede usar la homología como prueba en favor de la evolución excepto razonando en círculos: La semejanza debida a la descendencia común demuestra la descendencia común.

Los filósofos de la biología han estado criticando este modo de hacer durante décadas. Como escribió Ronald Brady en 1985: «Al introducir nuestra explicación en la definición de la condición a explicar, no expresamos una hipótesis científica sino una creencia. Estamos tan convencidos de que nuestra explicación es verdadera que ya no vemos ninguna necesidad de distinguirla de la situación que estábamos intentando explicar. Las empresas dogmáticas de esta clase han de dejar finalmente el ámbito de la ciencia».

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De nuevo, ¿cómo afrontan los libros de texto esta controversia? Una vez más, la pasan por alto. De hecho, dan a los estudiantes la impresión de que tiene sentido definir la homología en términos de descendencia común y luego darle la vuelta y usarla como evidencia en favor de la descendencia común. Y a esto le llaman «ciencia».

No hay nada que no se pueda pegar con un poco de cola:
Las polillas moteadas del abedul

Darwin estaba convencido de que en el curso de la evolución, «la Selección Natural ha sido el medio más importante, pero no exclusivo, de modificación», pero no tenía evidencia directa de esto. Lo mejor que pudo hacer en El Origen de las Especies fue dar «una o dos ilustraciones imaginarias».

Pero en la década de 1950, el médico británico Bernard Kettlewell proporcionó lo que parecía constituir una prueba concluyente de la selección natural. Durante el siglo precedente, las polillas moteadas del abedul habían cambiado de ser de un color predominante claro a ser de color oscuro de manera predominante. Se pensó que el cambio había tenido lugar debido a que las polillas oscuras se camuflan mejor sobre troncos de árbol oscurecidos por la contaminación, y que son por ello menos susceptibles a ser devoradas por las aves predadoras.

Para poner a prueba esta hipótesis de forma experimental, Kettlewell liberó polillas claras y oscuras en troncos de árboles cercanos en bosques contaminados y no contaminados, y luego observó mientras los pájaros devoraban las polillas más visibles. Como era de esperar, los pájaros comieron más polillas claras en el bosque contaminado, y más polillas oscuras en el bosque incontaminado. En un artículo escrito para Scientific American, Kettlewell designó esto como «la evidencia que le faltaba a Darwin». Las polillas moteadas pronto se convirtieron en el clásico ejemplo de la selección natural en acción, y la historia sigue apareciendo en la mayor parte de los libros de introducción a la biología, acompañada de fotografías de las polillas sobre los troncos de los árboles.

Pero en la década de 1980 unos investigadores encontraron evidencia de que la historia oficial era defectuosa —incluyendo el hecho significativo de que las polillas moteadas no se posan normalmente sobre los troncos de los árboles. Más bien, vuelan de noche y aparentemente se ocultan bajo las ramas superiores durante el día. Al liberar polillas sobre troncos de árboles cercanos a la luz del día, Kettlewell creó una situación artificial que no existe en la naturaleza. En la actualidad, muchos biólogos consideran nulos sus resultados, e incluso algunos incluso ponen en duda si la selección natural fue la responsable de los cambios observados.

Así, ¿de dónde salieron todas aquellas fotografías que aparecen en los libros de texto de polillas moteadas sobre troncos? Se trata de un montaje. Para facilitar las cosas, algunos fotógrafos incluso pegaron polillas muertas a los árboles. Naturalmente, aquellos que realizaron este montaje antes de la década de 1980 creían que estaban representando la verdadera situación de forma precisa, pero ahora sabemos que estaban en un error. Sin embargo, una examen de pasada a casi cualquier libro de texto de biología actual revela que se siguen empleando todavía como evidencia de selección natural.

En 1999, un escritor canadiense de libros de texto justificaba esta práctica: «Es preciso considerar la audiencia. ¿Cuán complicado lo quieres hacer para el principiante?», en palabras de Bob Ritter, citado en la publicación Alberta Report Newsmagazine de abril de 1999. Los estudiantes de instituto «tienen todavía una mentalidad muy concreta en la forma que aprenden», proseguía Ritter. «Queremos comunicar la idea de la adaptación selectiva. Más tarde pueden considerar el trabajo de forma crítica.»

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Por lo que parece, esto de «más tarde» puede llegar a ser mucho más tarde. Cuando el Profesor Jerry Coyne de la Universidad de Chicago se enteró de la verdad en 1998, estaba bien adentrado en su carrera como biólogo evolucionista. Su experiencia ilustra cuán insidiosos son realmente los iconos de la evolución, por cuanto extravían tanto a los expertos como a los principiantes.

Picos y pájaros:
Los pinzones de Darwin

Un cuarto de siglo antes que Darwin publicase El Origen de las Especies, estaba formulando sus ideas como naturalista a bordo del barco británico de exploración H.M.S. Beagle. Cuando el Beagle visitó las Islas Galápagos en 1835, Darwin recogió especímenes de la fauna y flora autóctona, incluyendo algunos pinzones.

Aunque los pinzones tuvieron en realidad poco que ver con el desarrollo de la teoría evolucionista de Darwin, han atraído una considerable atención de parte de los modernos biólogos evolucionistas como evidencia adicional de la selección natural. En la década de 1970, Peter y Rosemary Grant y sus colegas observaron un aumento de un 5 por ciento en el tamaño de los picos después de una intensa sequía, debido a que los pinzones se quedaron solo con semillas difíciles de partir. El cambio, aunque significativo, era pequeño; sin embargo, algunos darwinistas pretenden que explica incluso el origen primero de la especie de los pinzones.

Un opúsculo publicado en 1999 por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos describe los pinzones de Darwin como «un ejemplo particularmente convincente» del origen de las especies. El opúsculo cita el trabajo de Gran y explica cómo «un solo año de sequía en las islas puede llevar a cambios evolutivos en los pinzones». Dicho opúsculo calcula también que «si se dan sequías alrededor de cada 10 años en las islas, podría surgir una nueva especie de pinzón en unos meros 200 años».

Pero este opúsculo silencia que los picos de los pinzones revirtieron a la normalidad después que volvieron las lluvias. No hubo una evolución neta. De hecho, hay diversas especies de pinzones que actualmente parecen estar mezclándose mediante hibridación, en lugar de divergiendo por selección natural tal como lo demanda la teoría de Darwin.

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La supresión de la evidencia para dar la impresión de que los pinzones de Darwin confirman la teoría evolucionista bordea la mala práctica científica. Según el biólogo de Harvard Louis Guenin (escribiendo en Nature en 1999), las leyes sobre títulos garantizados de los Estados Unidos nos proporcionan «nuestra fuente más rica de directrices experimentales» para definir qué constituye mala práctica científica. Pero un corredor de bolsa que diga a sus clientes que se puede esperar de unas acciones determinadas que doblen de valor en veinte años porque subieron un 5 por ciento en 1998, a la vez que oculta el hecho de que las mismas acciones descendieron en un 5 por ciento en 1999, podría ser acusado de fraude con toda razón. Como escribió el catedrático de derecho de Berkeley Phillip E. Johnson en The Wall Street Journal en 1999: «Cuando nuestros científicos líderes tienen que recurrir a la especie de distorsión que llevaría a un corredor de bolsa a la cárcel, es que están en un verdadero aprieto.»

De los simios a los humanos

La teoría darwinista se manifiesta realmente de forma abierta cuando se aplica a los orígenes de la humanidad. Aunque apenas si mencionó este tema en El Origen de las Especies, posteriormente Darwin escribió con profusión acerca de esto en El Linaje del Hombre. «Mi propósito», explicaba él, «es demostrar que no existe ninguna diferencia fundamental entre el hombre y los animales superiores respecto a sus facultades mentales» — incluso en lo tocante a la moralidad y a la religión. Según Darwin, la tendencia de un perro a imaginar una agencia oculta en cosas movidas por el viento «se transmitiría fácilmente a la creencia en la existencia de uno o más dioses».

Naturalmente, ya mucho antes de Darwin existía el conocimiento de que el cuerpo humano forma parte de la naturaleza. Pero Darwin iba mucho más lejos. Lo mismo que los filósofos materialistas desde la antigua Grecia, Darwin creía que los seres humanos no son nada más que animales.

Pero Darwin necesitaba evidencia para confirmar su conjetura. Aunque los Neanderthales ya habían sido descubiertos, no se consideraban entonces como ancestros humanos, de modo que Darwin no tenía evidencia fósil a favor de su punto de vista. No fue sino hasta 1912 que el paleontólogo amateur Charles Dawson anunció que había hallado aquello que los darwinistas estaban buscando, en una cantera de grava en Piltdown, Inglaterra.

Dawson había encontrado parte de un cráneo humano y parte de un maxilar inferior de forma simiesca con dos dientes. No fue sino hasta cuarenta años más tarde que un equipo de científicos demostró que el cráneo de Piltdown, aunque quizá de miles de años de antigüedad, pertenecía a un ser humano moderno, mientras que el fragmento de la mandíbula era más reciente y pertenecía a un orangután moderno. La mandíbula había sufrido un tratamiento químico para hacerla parecer fósil, y sus dientes habían sido limados de forma deliberada para hacerlos parecer humanos. El hombre de Piltdown era un fraude.

La mayoría de los textos modernos de biología ni tan siquiera mencionan Piltdown. Cuando los críticos del darwinismo suscitan el tema, se les dice generalmente que este incidente sencillamente demuestra la capacidad de autocorrección de la ciencia. Y así lo fue en este caso —aunque la corrección se tomó más de cuarenta años. Pero la lección más interesante que se puede aprender de Piltdown es que los científicos, lo mismo que cualquier otra persona, pueden ser engañados a ver lo que quieren ver.

La misma subjetividad que preparó el camino para Piltdown sigue infestando las investigaciones acerca de los orígenes humanos. Según la paleoantropóloga Misia Landau, las teorías de los orígenes humanos «exceden con mucho a lo que se puede inferir del estudio de los fósiles solos y de hecho imponen una pesada carga de interpretación sobre el registro fósil —carga que queda aliviada al colocar los fósiles en estructuras narrativas preexistentes». En 1996, el conservador del Museo Americano de Historia Natural, Ian Tattersall, reconoció que «en paleoantropología, las pautas que percibimos son probablemente tanto el resultado de nuestras actitudes inconscientes como de la evidencia misma». El antropólogo Geoffrey Clark, de la Universidad Estatal de Arizona, se hizo eco de esta postura cuando escribió: «Seleccionamos entre conjuntos alternativos de conclusiones de las investigaciones siguiendo nuestros prejuicios y conceptos previamente asumidos». Clark sugería que «la paleoantropología tiene la forma pero no el fondo de la ciencia».

Los estudiantes de biología y el público en general son raras veces informados de la profunda incertidumbre acerca de los orígenes humanos que aparece reflejada en estas declaraciones de expertos científicos. En lugar de esto, se les alimenta con las últimas especulaciones como si fuesen realidades. Y la especulación va generalmente ilustrada con fantasiosos dibujos de hombres de las cavernas, o con fotografías de actores humanos muy maquillados.

¿Qué está pasando aquí?

La mayoría de nosotros supone que lo que oímos de parte de científicos es relativamente digno de confianza. Los políticos podrían distorsionar o empujar la verdad para respaldar un plan preconcebido, pero los científicos, se nos dice, tratan acerca de hechos. Sí, pueden equivocarse en ocasiones, pero la belleza de la ciencia es que se puede someter a prueba empírica. Si una teoría está equivocada, esto lo descubrirán otros científicos que realicen experimentos independientes bien para reproducir o para refutar sus resultados. De esta manera se examinan constantemente los datos y las hipótesis se transforman en teorías ampliamente aceptadas. De modo que, ¿cómo explicamos una distorsión tan extendida y duradera de los datos específicos que se emplean para respaldar la teoría evolucionista?

Quizá el evolucionismo darwinista ha adoptado una significación en nuestra cultura que tiene poco que ver con su mérito científico, sea éste cual sea. Una indicación de ello se observó en la reacción casi universal y hostil contra la resolución de la Junta Escolar de Kansas de dar lugar a la disidencia en la enseñanza estándar de la evolución (mucha de la cual, como acabamos de ver, es sencillamente errónea).

Según los medios de comunicación, solo los fundamentalistas religiosos ponen en duda el evolucionismo darwinista. Los que critican a Darwin, según se nos dice, quieren retrotraer a bombazos la ciencia hasta la Edad de Piedra y sustituirla con la Biblia. El creciente cuerpo de evidencia que contradice a las pretensiones darwinistas es ignorado olímpicamente. Cuando el bioquímico Michael Behe observó en el diario The New York Times el año pasado que la «evidencia» embriológica en favor de la evolución era un fraude, el darwinista de Harvard Stephen Jay Gould admitió que había conocido esto durante décadas (como se ha observado con anterioridad en el presente artículo), pero acusó a Behe de ser un «creacionista» por manifestarlo públicamente.

Ahora bien, aunque Behe respalda la idea de que algunas características de los seres vivos se explican mejor mediante un diseño inteligente, no es un «creacionista» en el sentido en que se emplea normalmente este término. Behe es un biólogo molecular cuyo trabajo científico le ha convencido de que la teoría darwinista no se ajusta a la evidencia observacional y experimental. ¿Por qué Gould, que sabe que los dibujos de Haeckel son una falsificación, descarta a Behe como creacionista por criticar dichos dibujos?

Sospecho que existe un interés activo aquí aparte del de la ciencia pura. Mi evidencia es el mensaje materialista más o menos explícito entretejido en muchos de los libros de texto. El libro de Futuyma Evolutionary Biology es típico de esto mismo, al informar a los estudiantes que «fue la teoría de la evolución de Darwin», junto con la teoría de Marx acerca de la historia y la teoría de Freud acerca de la naturaleza humana «lo que proporcionó un trampolín crucial para la plataforma del mecanismo y del materialismo» que ha sido desde entonces «el escenario de la mayor parte del pensamiento occidental». Un libro de texto cita a Gould, que declara abiertamente que los seres humanos no han sido creados, sino que son meramente las ramitas fortuitas en un árbol de la vida «contingente» (esto es, accidental). El darwinista Richard Dawkins, de Oxford, aunque no en libro de texto, lo escribió de forma más contundente: «Darwin hizo posible el ser un ateo intelectualmente satisfecho».

Estos son puntos de vista evidentemente filosóficos más que científicos. Futuyma, Gould y Dawkins tienen derecho a expresar su filosofía. Pero no tienen derecho a enseñarla como si fuese ciencia. En ciencia todas las teorías —incluyendo el evolucionismo darwinista— han de contrastarse mediante la evidencia. Por cuanto Gould sabe que la verdadera evidencia embriológica contradice los dibujos falseados en los libros de texto de biología, ¿por qué no adopta un papel más activo en limpiar la educación científica? Las tergiversaciones y omisiones que he reseñado aquí son solo una pequeña muestra. Hay muchas más. Durante demasiado tiempo el debate acerca de la evolución ha dado como supuestos unos «hechos» que no son ciertos. Es hora de eliminar las mentiras que obstruyen la discusión de la evolución a nivel popular, y de insistir en que las teorías se ajusten a la evidencia. En otras palabras, es hora de hacer ciencia de la forma en que se supone que se debe hacer.
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

La Supervivencia de los más falsos

La ciencia sabe ahora que muchos de los pilares de la teoría darwinista son o bien falsos o engañosos. Sin embargo, hay textos de biología que siguen presentándolos como una evidencia tangible de la evolución. ¿Qué implica esto acerca de su criterio científico?
— Jonathan Wells
Si durante mis años de estudio de ciencia en Berkeley alguien me hubiera preguntado si creía lo que leía en mis libros de texto científicos, hubiera respondido de una forma muy similar a cualquiera de mis compañeros de estudios; me hubiera sentido perplejo de que siquiera se me hiciese una pregunta así. Naturalmente, uno podría encontrar pequeños errores, erratas y cosas así. Y la ciencia está siempre descubriendo cosas nuevas. Pero yo creía —lo tenía como un supuesto— que mis libros de texto científicos contenían el mejor conocimiento científico disponible en aquel tiempo.

Solo fue cuando acababa mi doctorado en biología celular y del desarrollo que me di cuenta de lo que al principio consideré como una extraña anomalía. El libro de texto que yo usaba presentaba de forma destacada unos dibujos de embriones de vertebrados —peces, gallinas, seres humanos, etc.— cuyas semejanzas se presentaban como evidencia de descendencia desde un antecesor común. Desde luego, los dibujos parecían muy semejantes. Pero yo había estado estudiando embriones durante algún tiempo, examinándolos al microscopio. Y me di cuenta de que los dibujos estaban sencillamente equivocados.

Volví a comprobar todos mis otros libros de texto. Todos ellos presentaban dibujos similares, y todos ellos estaban evidentemente equivocados. No solo distorsionaban los embriones que representaban, sino que omitían etapas tempranas en las que los embriones aparecen muy diferentes entre sí.

Lo mismo que en el caso de la mayoría de los demás estudiantes de ciencia, y como la mayoría de los científicos mismos, lo dejé pasar. No afectaba a mi trabajo de manera directa, y di por supuesto que aunque los textos estaban equivocados en esta cuestión por la razón que fuese, se trataba de una excepción a la regla. Pero en 1997 mi interés en los dibujos de los embriones se reavivó cuando el embriólogo británico Michael Richardson y sus colegas publicaron el resultado de su estudio en el que comparaban los dibujos de los libros de texto con embriones reales. Tal como se citó al mismo Richardson en la prestigiosa revista Science: «parece que está resultando ser uno de los más famosos fraudes de la biología».

Peor todavía, no se trataba de un fraude reciente. Ni tampoco era un descubrimiento reciente. Los dibujos de embriones que aparecen en casi cada libro de texto de bachillerato y de universidad son o bien reproducciones, o se basan en una famosa serie de dibujos realizados por el biólogo alemán del siglo 19 y ferviente darwinista, Ernst Haeckel, y los eruditos acerca de Darwin y de la teoría evolucionista han sabido que se trataba de falsificaciones durante más de cien años. Pero por lo que parece, ninguno de ellos consideró oportuno corregir esta falsa información presente en casi todas partes.

Todavía creyendo que se trataba de una circunstancia excepcional, sentí curiosidad por ver si podía encontrar otros errores en los textos normativos de biología que trataban de la evolución. Pero mi investigación reveló algo sorprendente: Bien lejos de ser excepciones, estas descaradas tergiversaciones son más frecuentemente la regla. En mi reciente libro las designo como «Iconos de la Evolución», porque muchas de ellas están representadas por las clásicas y constantemente repetidas ilustraciones que, como los dibujos de Haeckel, han servido demasiado bien para su propósito pedagógico, el de fijar una falsa información fundamental acerca de la teoría evolucionista en la mente del público.

Todos los recordamos de la clase de biología: el experimento que creó «los ladrillos de la vida» en un tubo; el «árbol» de la evolución, arraigado en el lodo primordial y ramificándose a una vida animal y vegetal. Luego había las estructuras óseas semejantes de, digamos, el ala de un ave y la mano de un hombre, las polillas del abedul y los pinzones de Darwin. Y, naturalmente, los embriones de Haeckel.

Lo que sucede es que todos estos ejemplos, así como muchos otros que se presentan como evidencia de evolución, resultan incorrectos. No solo ligeramente desviados. No solo ligeramente erróneos. Por lo que respecta a la cuestión de la evolución darwinista, los textos contenían distorsiones desmesuradas e incluso alguna evidencia inventada. Y no estamos hablando solo de textos de bachillerato que algunos pudieran excusar (aunque no se debiera) por adherirse a un estándar más bajo. También resultan culpables algunos de los libros de texto universitarios más prestigiosos y de más circulación, como Evolutionary Biology de Douglas Futuyma, y la última edición del libro de texto a nivel graduado Molecular Biology of the Cell, que tiene como coautor al presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Bruce Alberts. De hecho, cuando se eliminan las falsas «evidencias», el alegato en favor de la evolución darwinista, al menos en los libros de texto, queda tan debilitado que se hace casi invisible.

La vida en una botella

Cualquiera que en 1953 fuese lo suficientemente mayor para comprender la relevancia de la noticia recuerda lo impresionante, y, para muchos, lo inspiradora que fue. Los científicos Stanley Miller y Harold Urey habían tenido éxito en la creación de «los ladrillos» de la vida en una redoma. Imitando lo que creían que habían sido las condiciones naturales de la atmósfera de la tierra primitiva, y entonces haciendo pasar una chispa eléctrica por ella, Miller y Urey habían conseguido unos aminoácidos simples. Como los aminoácidos son los «ladrillos» de la vida, se creía que era solo cuestión de tiempo hasta que los mismos científicos pudieran crear organismos vivos. En aquel tiempo pareció ser una espectacular confirmación de la teoría evolucionista. La vida no era un «milagro». No había necesidad de ninguna actividad exterior o de inteligencia divina. Sólo era necesario juntar los gases necesarios, añadir electricidad, y la vida tenía que aparecer. Es un acontecimiento común. De esta manera, Carl Sagan podía así predecir confiadamente en la radio nacional que los planetas en órbita alrededor de aquellos «milesssss y milesssss de millonessss» de estrellas en el espacio tenían que estar abarrotados de vida.

Pero aparecieron problemas. Los científicos nunca pudieron ir más allá de los más simples aminoácidos en su simulado ambiente primordial, y la creación de las proteínas comenzó a resultar no un pequeño paso, ni un par de pasos, sino una gran sima, quizá imposible de salvar.

Pero el golpe de gracia al experimento de Miller-Urey llegó en la década de 1970, cuando los científicos comenzaron a llegar a la conclusión de que la atmósfera primitiva de la tierra no se parecía en nada a la mezcla de gases empleada por Miller y Urey. En lugar de ser lo que los científicos designan como «reductora», un medio rico en hidrógeno, la atmósfera primitiva de la tierra estaba probablemente compuesta por gases liberados por volcanes. Acerca de esta cuestión hay un consenso casi general entre los geoquímicos. Pero pongamos estos gases volcánicos en el aparato de Miller y Urey, y el experimento no funciona —en otras palabras, no aparecen «ladrillos» de la vida.


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¿Qué dicen los libros de texto acerca de este hecho tan incómodo? De modo general, lo silencian y siguen usando el experimento de Miller y Urey para convencer a los estudiantes de que los científicos han demostrado un importante primer paso en el origen de la vida. Entre estos libros de texto se encuentran el ya mencionado Molecular Biology of the Cell, del que uno de los coautores es el presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Bruce Alberts. La mayoría de los libros de texto dicen además a los estudiantes que los investigadores acerca del origen de la vida han hallado abundantes evidencias adicionales para explicar cómo la vida se originó espontáneamente —en lugar de decir a los estudiantes que los investigadores mismos reconocen en la actualidad que la explicación les sigue escapando.

Embriones falseados

Darwin pensaba que «de lejos la clase singular de pruebas más enérgicas en favor de» su teoría procedían de la embriología. Pero Darwin no era embriólogo, de modo que se apoyó en el trabajo del biólogo alemán Ernest Haeckel, que realizó unos dibujos de embriones de diversas clases de vertebrados para exponer que son virtualmente idénticos en sus etapas más tempranas, y que se diferencian de forma ostensible solo al desarrollarse. Fue este patrón el que Darwin encontró tan convincente.

Esta puede que sea la más insigne de las distorsiones, porque los biólogos han sabido durante más de un siglo que los embriones vertebrados nunca se parecen tanto como Haeckel los dibujó. En algunos casos, Haeckel usó el mismo grabado de madera para imprimir embriones que se suponía que pertenecían a clases diferentes. En otros, retocó sus dibujos para hacer que los embriones se pareciesen más que en la realidad. Los coetáneos de Haeckel lo criticaron en repetidas ocasiones por estas tergiversaciones, y fue objeto de numerosas acusaciones de fraude a lo largo de su vida. En 1997, el embriólogo británico Michael Richardson y un equipo internacional de expertos compararon los dibujos de Haeckel con fotografías de embriones reales de vertebrados, y demostraron de manera concluyente que los dibujos tergiversan la realidad.

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Los dibujos son engañosos de otra manera. Darwin fundamentó sus inferencias de descendencia común sobre la creencia de que las etapas más tempranas en el desarrollo de los embriones son las más similares. Pero los dibujos de Haeckel omiten por entero las etapas más tempranas, que son muy diferentes, y arrancan a partir de un punto medio de mayor semejanza. El embriólogo William Ballard escribió en 1976 que es «solo mediante trucos semánticos y selección subjetiva de la evidencia», y «torciendo los hechos de la naturaleza» que alguien puede argumentar que las etapas tempranas de los vertebrados «son más semejantes que sus formas adultas». Pero se puede encontrar alguna versión de los dibujos de Haeckel en la mayor parte de los libros de texto de biología. Stephen Jay Gould, uno de los proponentes más visibles de la teoría evolucionista, escribió recientemente que deberíamos estar «asombrados y avergonzados por todo el siglo de reciclado irreflexivo que ha llevado a la persistencia de estos dibujos en una gran cantidad, por no decir que en una mayoría, de los libros de texto modernos». (Más adelante volveré a la cuestión de por qué es solo ahora que el Sr. Gould, que ha conocido estas falsedades durante décadas, ha decidido desenmascararlas ante el gran público.)

El árbol de la vida según Darwin

Darwin escribió en El Origen de las Especies: «Considero a todos los seres no como creaciones especiales, sino como los descendientes lineales de algunos pocos seres» que vivieron en el distante pasado. Él creía que las diferencias entre las especies modernas surgieron primariamente por selección natural, o por supervivencia de los más aptos, y describió todo el proceso como «descendencia con modificación».

Naturalmente, nadie pone en duda que tiene lugar una cierta cantidad de descendencia con modificación dentro de las especies. Pero la teoría de Darwin pretende explicar el origen de nuevas especies —de hecho, de todas las especies, por cuanto las primeras células emergieron del légamo primordial.

Esta teoría tiene la virtud de hacer una predicción: Si todos los seres vivos son descendientes por modificación gradual procedentes de una o de unas pocas formas originales, entonces la historia de la vida tendría que asemejarse a un árbol que se va ramificando. Desafortunadamente, y a pesar de declaraciones oficiales, esta predicción ha resultado ser falsa en algunos aspectos importantes.

El registro fósil muestra la aparición de los grupos más generales de animales plenamente formados alrededor del mismo tiempo en una «explosión del Cámbrico», en lugar de una divergencia a partir de un antecesor común. Esto Darwin lo sabía, y lo consideraba como una grave objeción a su teoría. Pero él lo atribuía a la imperfección del registro fósil, y creía que una investigación futura proporcionaría los antecesores que faltaban.

Pero el transcurso de un siglo y medio de una recolección continuada de fósiles solo ha servido para agravar el problema. En lugar de la aparición de ligeras diferencias al principio y luego el posterior surgimiento de diferencias mayores, las mayores diferencias surgen ya al mismo principio. Algunos expertos en fósiles describen esto como «evolución cabeza abajo», y observan que contradice el patrón de «cabeza arriba» predicho por la teoría de Darwin. Sin embargo, la mayoría de los libros de texto de biología actuales ni siquiera hacen mención de la explosión del Cámbrico, y mucho menos señalan al reto que significa para el evolucionismo darwinista.

Luego vino la evidencia procedente de la biología molecular. En la década de 1970 los biólogos comenzaron a contrastar el patrón del árbol ramificado de Darwin comparando moléculas en diversas especies. Cuanto más semejantes sean las moléculas en dos especies diferentes, tanto más estrechamente relacionadas se las supone. Al principio este método parecía confirmar el árbol de la vida de Darwin. Pero al realizar los científicos más y más moléculas, descubrieron que diferentes moléculas daban resultados en conflicto. El patrón de ramificación del árbol que se infiere mediante una molécula contradice con frecuencia el patrón que se obtiene con otra.

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<big style="font-style: italic;">La estructura ramificada del «árbol de la vida» de Darwin ha quedado seriamente cuestionada por los datos del registro fósil y de la moderna biología molecular. (Ilustración de </big><big>Biology,</big><big style="font-style: italic;"> de Miller y Levine, publicado por Prentice-Hall)</big>

El biólogo molecular canadiense W. Ford Doolittle no cree que el problema vaya a desaparecer. Quizá los científicos «no han alcanzado a encontrar el “verdadero árbol”», escribió en 1999, «no debido a que sus métodos sean inadecuados o porque hayan escogido los genes incorrectos, sino porque la historia de la vida no se pueda representar de forma adecuada como un árbol». Sin embargo, los libros de texto de biología siguen asegurando a los estudiantes que el Árbol de la Vida de Darwin es un hecho científico abrumadoramente confirmado por la evidencia. Pero a juzgar por la verdadera evidencia fósil y molecular, es una hipótesis no acreditada disfrazada de hecho.

Todos se parecen:
La homología en los miembros de los vertebrados

La mayoría de los libros de texto de biología muestran dibujos de extremidades de vertebrados que exhiben semejanzas en sus estructuras óseas. Los biólogos anteriores a Darwin habían observado este tipo de semejanza y la habían llamado «homología», y la atribuían a una construcción sobre un arquetipo o diseño común. Pero en El Origen de las Especies Darwin argumentó que la mejor explicación para la homología es la descendencia con modificación, y la consideró como evidencia en favor de su teoría.

Los seguidores de Darwin se apoyan en las homologías para ordenar a los fósiles en árboles ramificados que supuestamente exhiben relaciones de antecesores y descendientes. En su libro de 1990, Evolution and the Myth of Creationism [La evolución y el mito del creacionismo], el biólogo Tim Berra comparó el registro fósil con una serie de modelos de automóvil Corvette: «Si uno compara un Corvette modelo 1953 y un Corvette modelo 1954, poniéndolos juntos, y luego un modelo 1954 y un modelo 1955, y se sigue así, la evidencia de la descendencia con modificación resulta abrumadora»

Pero Berra se olvidó de un punto crucial, y evidente: Los Corvettes, que se sepa, no dan a luz a pequeños Corvettes. Lo mismo que todos los demás automóviles, están diseñados por personas que trabajan para las compañías automovilísticas. En otras palabras, hay una inteligencia exterior. Así, aunque Berra creía que estaba prestando apoyo a la evolución darwinista en lugar de a la explicación predarwinista, puso en evidencia, involuntariamente, que la evidencia de los fósiles es compatible con ambas cosas. El catedrático de derecho (y crítico del darwinismo) Phillip E. Johnson lo designó como «La Bobada de Berra».

La lección que debemos aprender de la Bobada de Berra es que es preciso especificar un mecanismo natural antes de poder excluir científicamente la construcción por designio como la causa de la homología. Los biólogos darwinistas han propuesto dos mecanismos: vías de desarrollo y programas genéticos. Según el primero, las características homólogas surgen de células y procesos semejantes en el embrión; según el segundo, las características homólogas están programadas por genes semejantes.

Pero los biólogos han sabido durante cien años que las estructuras homólogas no las producen vías semejantes de desarrollo. Y han sabido desde hace treinta años que a menudo tampoco las producen genes semejantes. De modo que no hay ningún mecanismo demostrado empíricamente para establecer que las homologías se deban a una descendencia común en lugar de a un designio común.

En ausencia de mecanismo, los darwinistas modernos han pasado a definir la homología simplemente como semejanza debido a una descendencia común. Según Ernst Mayr, uno de los principales arquitectos del moderno neodarwinismo: «A partir de 1859 solo ha habido una definición de homólogo que tiene sentido en biología: Los atributos de dos organismos son homólogos cuando derivan de una característica equivalente del antecesor común».

En esto tenemos un caso clásico de razonamiento en círculos. Darwin consideraba la evolución como una teoría, y la homología como evidencia en favor de la misma. Los seguidores de Darwin dan por supuesta la evolución como si estuviese establecida de forma independiente, y consideran la homología como su resultado. Pero entonces uno no puede usar la homología como prueba en favor de la evolución excepto razonando en círculos: La semejanza debida a la descendencia común demuestra la descendencia común.

Los filósofos de la biología han estado criticando este modo de hacer durante décadas. Como escribió Ronald Brady en 1985: «Al introducir nuestra explicación en la definición de la condición a explicar, no expresamos una hipótesis científica sino una creencia. Estamos tan convencidos de que nuestra explicación es verdadera que ya no vemos ninguna necesidad de distinguirla de la situación que estábamos intentando explicar. Las empresas dogmáticas de esta clase han de dejar finalmente el ámbito de la ciencia».

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De nuevo, ¿cómo afrontan los libros de texto esta controversia? Una vez más, la pasan por alto. De hecho, dan a los estudiantes la impresión de que tiene sentido definir la homología en términos de descendencia común y luego darle la vuelta y usarla como evidencia en favor de la descendencia común. Y a esto le llaman «ciencia».

No hay nada que no se pueda pegar con un poco de cola:
Las polillas moteadas del abedul

Darwin estaba convencido de que en el curso de la evolución, «la Selección Natural ha sido el medio más importante, pero no exclusivo, de modificación», pero no tenía evidencia directa de esto. Lo mejor que pudo hacer en El Origen de las Especies fue dar «una o dos ilustraciones imaginarias».

Pero en la década de 1950, el médico británico Bernard Kettlewell proporcionó lo que parecía constituir una prueba concluyente de la selección natural. Durante el siglo precedente, las polillas moteadas del abedul habían cambiado de ser de un color predominante claro a ser de color oscuro de manera predominante. Se pensó que el cambio había tenido lugar debido a que las polillas oscuras se camuflan mejor sobre troncos de árbol oscurecidos por la contaminación, y que son por ello menos susceptibles a ser devoradas por las aves predadoras.

Para poner a prueba esta hipótesis de forma experimental, Kettlewell liberó polillas claras y oscuras en troncos de árboles cercanos en bosques contaminados y no contaminados, y luego observó mientras los pájaros devoraban las polillas más visibles. Como era de esperar, los pájaros comieron más polillas claras en el bosque contaminado, y más polillas oscuras en el bosque incontaminado. En un artículo escrito para Scientific American, Kettlewell designó esto como «la evidencia que le faltaba a Darwin». Las polillas moteadas pronto se convirtieron en el clásico ejemplo de la selección natural en acción, y la historia sigue apareciendo en la mayor parte de los libros de introducción a la biología, acompañada de fotografías de las polillas sobre los troncos de los árboles.

Pero en la década de 1980 unos investigadores encontraron evidencia de que la historia oficial era defectuosa —incluyendo el hecho significativo de que las polillas moteadas no se posan normalmente sobre los troncos de los árboles. Más bien, vuelan de noche y aparentemente se ocultan bajo las ramas superiores durante el día. Al liberar polillas sobre troncos de árboles cercanos a la luz del día, Kettlewell creó una situación artificial que no existe en la naturaleza. En la actualidad, muchos biólogos consideran nulos sus resultados, e incluso algunos incluso ponen en duda si la selección natural fue la responsable de los cambios observados.

Así, ¿de dónde salieron todas aquellas fotografías que aparecen en los libros de texto de polillas moteadas sobre troncos? Se trata de un montaje. Para facilitar las cosas, algunos fotógrafos incluso pegaron polillas muertas a los árboles. Naturalmente, aquellos que realizaron este montaje antes de la década de 1980 creían que estaban representando la verdadera situación de forma precisa, pero ahora sabemos que estaban en un error. Sin embargo, una examen de pasada a casi cualquier libro de texto de biología actual revela que se siguen empleando todavía como evidencia de selección natural.

En 1999, un escritor canadiense de libros de texto justificaba esta práctica: «Es preciso considerar la audiencia. ¿Cuán complicado lo quieres hacer para el principiante?», en palabras de Bob Ritter, citado en la publicación Alberta Report Newsmagazine de abril de 1999. Los estudiantes de instituto «tienen todavía una mentalidad muy concreta en la forma que aprenden», proseguía Ritter. «Queremos comunicar la idea de la adaptación selectiva. Más tarde pueden considerar el trabajo de forma crítica.»

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Por lo que parece, esto de «más tarde» puede llegar a ser mucho más tarde. Cuando el Profesor Jerry Coyne de la Universidad de Chicago se enteró de la verdad en 1998, estaba bien adentrado en su carrera como biólogo evolucionista. Su experiencia ilustra cuán insidiosos son realmente los iconos de la evolución, por cuanto extravían tanto a los expertos como a los principiantes.

Picos y pájaros:
Los pinzones de Darwin

Un cuarto de siglo antes que Darwin publicase El Origen de las Especies, estaba formulando sus ideas como naturalista a bordo del barco británico de exploración H.M.S. Beagle. Cuando el Beagle visitó las Islas Galápagos en 1835, Darwin recogió especímenes de la fauna y flora autóctona, incluyendo algunos pinzones.

Aunque los pinzones tuvieron en realidad poco que ver con el desarrollo de la teoría evolucionista de Darwin, han atraído una considerable atención de parte de los modernos biólogos evolucionistas como evidencia adicional de la selección natural. En la década de 1970, Peter y Rosemary Grant y sus colegas observaron un aumento de un 5 por ciento en el tamaño de los picos después de una intensa sequía, debido a que los pinzones se quedaron solo con semillas difíciles de partir. El cambio, aunque significativo, era pequeño; sin embargo, algunos darwinistas pretenden que explica incluso el origen primero de la especie de los pinzones.

Un opúsculo publicado en 1999 por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos describe los pinzones de Darwin como «un ejemplo particularmente convincente» del origen de las especies. El opúsculo cita el trabajo de Gran y explica cómo «un solo año de sequía en las islas puede llevar a cambios evolutivos en los pinzones». Dicho opúsculo calcula también que «si se dan sequías alrededor de cada 10 años en las islas, podría surgir una nueva especie de pinzón en unos meros 200 años».

Pero este opúsculo silencia que los picos de los pinzones revirtieron a la normalidad después que volvieron las lluvias. No hubo una evolución neta. De hecho, hay diversas especies de pinzones que actualmente parecen estar mezclándose mediante hibridación, en lugar de divergiendo por selección natural tal como lo demanda la teoría de Darwin.

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La supresión de la evidencia para dar la impresión de que los pinzones de Darwin confirman la teoría evolucionista bordea la mala práctica científica. Según el biólogo de Harvard Louis Guenin (escribiendo en Nature en 1999), las leyes sobre títulos garantizados de los Estados Unidos nos proporcionan «nuestra fuente más rica de directrices experimentales» para definir qué constituye mala práctica científica. Pero un corredor de bolsa que diga a sus clientes que se puede esperar de unas acciones determinadas que doblen de valor en veinte años porque subieron un 5 por ciento en 1998, a la vez que oculta el hecho de que las mismas acciones descendieron en un 5 por ciento en 1999, podría ser acusado de fraude con toda razón. Como escribió el catedrático de derecho de Berkeley Phillip E. Johnson en The Wall Street Journal en 1999: «Cuando nuestros científicos líderes tienen que recurrir a la especie de distorsión que llevaría a un corredor de bolsa a la cárcel, es que están en un verdadero aprieto.»

De los simios a los humanos

La teoría darwinista se manifiesta realmente de forma abierta cuando se aplica a los orígenes de la humanidad. Aunque apenas si mencionó este tema en El Origen de las Especies, posteriormente Darwin escribió con profusión acerca de esto en El Linaje del Hombre. «Mi propósito», explicaba él, «es demostrar que no existe ninguna diferencia fundamental entre el hombre y los animales superiores respecto a sus facultades mentales» — incluso en lo tocante a la moralidad y a la religión. Según Darwin, la tendencia de un perro a imaginar una agencia oculta en cosas movidas por el viento «se transmitiría fácilmente a la creencia en la existencia de uno o más dioses».

Naturalmente, ya mucho antes de Darwin existía el conocimiento de que el cuerpo humano forma parte de la naturaleza. Pero Darwin iba mucho más lejos. Lo mismo que los filósofos materialistas desde la antigua Grecia, Darwin creía que los seres humanos no son nada más que animales.

Pero Darwin necesitaba evidencia para confirmar su conjetura. Aunque los Neanderthales ya habían sido descubiertos, no se consideraban entonces como ancestros humanos, de modo que Darwin no tenía evidencia fósil a favor de su punto de vista. No fue sino hasta 1912 que el paleontólogo amateur Charles Dawson anunció que había hallado aquello que los darwinistas estaban buscando, en una cantera de grava en Piltdown, Inglaterra.

Dawson había encontrado parte de un cráneo humano y parte de un maxilar inferior de forma simiesca con dos dientes. No fue sino hasta cuarenta años más tarde que un equipo de científicos demostró que el cráneo de Piltdown, aunque quizá de miles de años de antigüedad, pertenecía a un ser humano moderno, mientras que el fragmento de la mandíbula era más reciente y pertenecía a un orangután moderno. La mandíbula había sufrido un tratamiento químico para hacerla parecer fósil, y sus dientes habían sido limados de forma deliberada para hacerlos parecer humanos. El hombre de Piltdown era un fraude.

La mayoría de los textos modernos de biología ni tan siquiera mencionan Piltdown. Cuando los críticos del darwinismo suscitan el tema, se les dice generalmente que este incidente sencillamente demuestra la capacidad de autocorrección de la ciencia. Y así lo fue en este caso —aunque la corrección se tomó más de cuarenta años. Pero la lección más interesante que se puede aprender de Piltdown es que los científicos, lo mismo que cualquier otra persona, pueden ser engañados a ver lo que quieren ver.

La misma subjetividad que preparó el camino para Piltdown sigue infestando las investigaciones acerca de los orígenes humanos. Según la paleoantropóloga Misia Landau, las teorías de los orígenes humanos «exceden con mucho a lo que se puede inferir del estudio de los fósiles solos y de hecho imponen una pesada carga de interpretación sobre el registro fósil —carga que queda aliviada al colocar los fósiles en estructuras narrativas preexistentes». En 1996, el conservador del Museo Americano de Historia Natural, Ian Tattersall, reconoció que «en paleoantropología, las pautas que percibimos son probablemente tanto el resultado de nuestras actitudes inconscientes como de la evidencia misma». El antropólogo Geoffrey Clark, de la Universidad Estatal de Arizona, se hizo eco de esta postura cuando escribió: «Seleccionamos entre conjuntos alternativos de conclusiones de las investigaciones siguiendo nuestros prejuicios y conceptos previamente asumidos». Clark sugería que «la paleoantropología tiene la forma pero no el fondo de la ciencia».

Los estudiantes de biología y el público en general son raras veces informados de la profunda incertidumbre acerca de los orígenes humanos que aparece reflejada en estas declaraciones de expertos científicos. En lugar de esto, se les alimenta con las últimas especulaciones como si fuesen realidades. Y la especulación va generalmente ilustrada con fantasiosos dibujos de hombres de las cavernas, o con fotografías de actores humanos muy maquillados.

¿Qué está pasando aquí?

La mayoría de nosotros supone que lo que oímos de parte de científicos es relativamente digno de confianza. Los políticos podrían distorsionar o empujar la verdad para respaldar un plan preconcebido, pero los científicos, se nos dice, tratan acerca de hechos. Sí, pueden equivocarse en ocasiones, pero la belleza de la ciencia es que se puede someter a prueba empírica. Si una teoría está equivocada, esto lo descubrirán otros científicos que realicen experimentos independientes bien para reproducir o para refutar sus resultados. De esta manera se examinan constantemente los datos y las hipótesis se transforman en teorías ampliamente aceptadas. De modo que, ¿cómo explicamos una distorsión tan extendida y duradera de los datos específicos que se emplean para respaldar la teoría evolucionista?

Quizá el evolucionismo darwinista ha adoptado una significación en nuestra cultura que tiene poco que ver con su mérito científico, sea éste cual sea. Una indicación de ello se observó en la reacción casi universal y hostil contra la resolución de la Junta Escolar de Kansas de dar lugar a la disidencia en la enseñanza estándar de la evolución (mucha de la cual, como acabamos de ver, es sencillamente errónea).

Según los medios de comunicación, solo los fundamentalistas religiosos ponen en duda el evolucionismo darwinista. Los que critican a Darwin, según se nos dice, quieren retrotraer a bombazos la ciencia hasta la Edad de Piedra y sustituirla con la Biblia. El creciente cuerpo de evidencia que contradice a las pretensiones darwinistas es ignorado olímpicamente. Cuando el bioquímico Michael Behe observó en el diario The New York Times el año pasado que la «evidencia» embriológica en favor de la evolución era un fraude, el darwinista de Harvard Stephen Jay Gould admitió que había conocido esto durante décadas (como se ha observado con anterioridad en el presente artículo), pero acusó a Behe de ser un «creacionista» por manifestarlo públicamente.

Ahora bien, aunque Behe respalda la idea de que algunas características de los seres vivos se explican mejor mediante un diseño inteligente, no es un «creacionista» en el sentido en que se emplea normalmente este término. Behe es un biólogo molecular cuyo trabajo científico le ha convencido de que la teoría darwinista no se ajusta a la evidencia observacional y experimental. ¿Por qué Gould, que sabe que los dibujos de Haeckel son una falsificación, descarta a Behe como creacionista por criticar dichos dibujos?

Sospecho que existe un interés activo aquí aparte del de la ciencia pura. Mi evidencia es el mensaje materialista más o menos explícito entretejido en muchos de los libros de texto. El libro de Futuyma Evolutionary Biology es típico de esto mismo, al informar a los estudiantes que «fue la teoría de la evolución de Darwin», junto con la teoría de Marx acerca de la historia y la teoría de Freud acerca de la naturaleza humana «lo que proporcionó un trampolín crucial para la plataforma del mecanismo y del materialismo» que ha sido desde entonces «el escenario de la mayor parte del pensamiento occidental». Un libro de texto cita a Gould, que declara abiertamente que los seres humanos no han sido creados, sino que son meramente las ramitas fortuitas en un árbol de la vida «contingente» (esto es, accidental). El darwinista Richard Dawkins, de Oxford, aunque no en libro de texto, lo escribió de forma más contundente: «Darwin hizo posible el ser un ateo intelectualmente satisfecho».

Estos son puntos de vista evidentemente filosóficos más que científicos. Futuyma, Gould y Dawkins tienen derecho a expresar su filosofía. Pero no tienen derecho a enseñarla como si fuese ciencia. En ciencia todas las teorías —incluyendo el evolucionismo darwinista— han de contrastarse mediante la evidencia. Por cuanto Gould sabe que la verdadera evidencia embriológica contradice los dibujos falseados en los libros de texto de biología, ¿por qué no adopta un papel más activo en limpiar la educación científica? Las tergiversaciones y omisiones que he reseñado aquí son solo una pequeña muestra. Hay muchas más. Durante demasiado tiempo el debate acerca de la evolución ha dado como supuestos unos «hechos» que no son ciertos. Es hora de eliminar las mentiras que obstruyen la discusión de la evolución a nivel popular, y de insistir en que las teorías se ajusten a la evidencia. En otras palabras, es hora de hacer ciencia de la forma en que se supone que se debe hacer.
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

[h=2]Algunos científicos modernos que han aceptado el relato bíblico de la creación[/h]
[h=2]¿Hay evidencia de la discriminación contra los científicos creacionistas?[/h]
[h=2]Que los científicos del pasado creyeron en un Creador?[/h] Por lo que sabemos, los científicos del pasado que figuran aquí creían en un Génesis literal a menos que se indique con un asterisco. Los que no lo hicieron, sin embargo se incluyen en la lista debido a su creencia general en el Dios creador de la Biblia y de la oposición a la evolución. Pero debido a la idea de que la tierra es "millones de años de edad ha sido desastrosas en el largo plazo, se incluyen sin presente del día 'de largo los gerentes" intencionalmente, porque sostenemos que deberían saber mejor.
Nota: Estos científicos están ordenados por año de nacimiento.
[h=3]Temprano[/h]
[h=3]La edad de Newton[/h]
  • Isaac Newton (1642-1727) (WOH) Dinámica, Cálculo, la ley Gravitación; telescopio reflector; espectro de la luz (escribió más sobre la Biblia que la ciencia, y enfáticamente afirmado un Creador Algunos lo han acusado de arrianismo, pero es probable que sostenía. a una forma heterodoxa de la Trinidad-See Pfizenmaier, TC, fue Isaac Newton arriano? Revista de Historia de las Ideas 68 (1) :57-80, 1997)
  • Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) Matemático
  • John Flamsteed (1646-1719) Fundador Observatorio de Greenwich; Astronomía
  • William Derham (1657-1735) Ecología
  • Cotton Mather (1662-1727) Médico
  • John Harris (1666-1719) Matemático
  • John Woodward (1665-1728) Paleontología
  • William Whiston (1667-1752) Física, Geología
  • John Hutchinson (1674-1737) Paleontología
  • Johathan Edwards (1703-1758) Física, Meteorología
  • Carolus Linnaeus (1707-1778) sobre Taxonomía; sistema de clasificación biológica
  • Jean Deluc (1727-1817) Geología
  • Richard Kirwan (1733-1812) Mineralogía
  • William Herschel (1738-1822) astronomía galáctica, Urano (probablemente creía en una tierra antigua)
  • James Parkinson (1755-1824) Médico (tierra antigua compromiser *)
  • John Dalton (1766-1844) La teoría atómica, la ley de Gas
  • John Kidd, MD (1775-1851) sintéticos químicos (tierra antigua compromiser *)
[h=3]Momentos antes de Darwin[/h]
  • Los 19 [SUP]th[/SUP] Century geólogos bíblicos, por el Dr. Terry Mortenson
  • Timothy Dwight (1752-1817) Educador
  • William Kirby (1759-1850) Entomólogo
  • Jedidiah Morse (1761-1826) Geógrafo
  • Barton (1766-1815) Botánico Benjamin; zoólogo
  • John Dalton (1766-1844) padre de la teoría atómica moderna; Química
  • Georges Cuvier (1769-1832) Anatomía comparada, paleontología (tierra antigua compromiser *)
  • Samuel Miller (1770-1840) Clero
  • Charles Bell (1774-1842) Anatomista
  • John Kidd (1775-1851) Química
  • Humphrey Davy (1778-1829) Termocinética; Lámpara de seguridad
  • Benjamin Silliman (1779-1864) mineralogista (tierra antigua compromiser *)
  • Peter Mark Roget (1779-1869) médico, fisiólogo
  • Thomas Chalmers (1780-1847) profesor (tierra antigua compromiser *)
  • David Brewster (1781-1868) mineralogía óptica, Kaleidoscope (probablemente creía en una tierra antigua)
  • William Buckland (1784-1856) Geólogo (tierra antigua compromiser *)
  • William Prout (1785-1850) Química de los alimentos (probablemente creía en una tierra antigua)
  • Adam Sedgwick (1785-1873) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • Michael Faraday (1791-1867) (WOH) Electro magnetismo, la teoría de campo, Generador
  • Samuel FB Morse (1791-1872) Telegraph
  • John Herschel (1792-1871) Astronomía (tierra antigua compromiser *)
  • Edward Hitchcock (1793-1864) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • William Whewell (1794-1866) Anemómetro (tierra antigua compromiser *)
  • Joseph Henry (1797-1878) Motor eléctrico; Galvanómetro
[h=3]Justo después de Darwin[/h]
  • Owen (1804-1892) Zoología Richard; Paleontología (tierra antigua compromiser *)
  • Mateo Maury (1806-1873) Oceanografía, Hidrografía (probablemente creía en una tierra antigua *)
  • Louis Agassiz (1807-1873) Glaciología, Ictiología (tierra antigua compromiser, poligenista *)
  • Henry Rogers (1808-1866) Geología
  • Glaisher James (1809-1903) Meteorología
  • Philip H. Gosse (1810-1888) ornitólogo; Zoología
  • Sir Henry Rawlinson (1810-1895) Arqueólogo
  • James Simpson (1811-1870) Ginecología, Anestesiología
  • James Dana (1813-1895) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • Sir Joseph Henry Gilbert (1817-1901) Químico Agrícola
  • James Joule (1818-1889) Termodinámica
  • Thomas Anderson (1819-1874) Químico
  • Charles Piazzi Smyth (1819-1900) Astronomía
  • George Stokes (1819-1903) Mecánica de Fluidos
  • John William Dawson (1820-1899) Geología (probablemente creía en una tierra antigua *)
  • Rudolph Virchow (1821-1902) Patología
  • Gregor Mendel (1822-1884) (WOH) Genética
  • Louis Pasteur (1822-1895) (WOH) Bacteriología, Bioquímica, esterilización, vacunación
  • Henri Fabre (1823-1915) Entomología de insectos que viven
  • William Thompson, Lord Kelvin (1824-1907) Energética, las temperaturas absolutas, cable Atlántico (que se cree en un mundo más antiguo que la Biblia indica, pero mucho más joven que los evolucionistas quisieran *)
  • William Huggins (1824-1910) Espectrometría Astral
  • Bernhard Riemann (1826-1866) geometrías no euclidianas
  • Joseph Lister (1827-1912) la cirugía antiséptica
  • Balfour Stewart (1828-1887) electricidad ionosférica
  • James Clerk Maxwell (1831-1879) (WOH) electrodinámica, termodinámica estadística
  • PG Tait (1831-1901) el análisis vectorial
  • John Bell Pettigrew (1834-1908) anatomista, fisiólogo
  • John Strutt, Lord Rayleigh (1842-1919) Similitud; análisis del modelo; Gases Inertes
  • Sir William Abney (1843-1920) Astronomía
  • Alexander MacAlister (1844-1919) Anatomía
  • AH Sayce (1845-1933) Arqueólogo
  • John Ambrose Fleming (1849-1945) Electrónica; Tubo de electrones, válvula termoiónica
[h=3]Edad Moderna[/h]
  • Dr. Clifford Burdick, geólogo
  • George Washington Carver (1864-1943) Inventor
  • L. Merson Davies (1890-1960) Geología, Paleontología
  • Douglas Dewar (1875-1957) ornitólogo
  • Howard A. Kelly (1858-1943) Ginecología
  • Paul Lemoine (1878-1940) Geología
  • Dr. Frank Marsh, Biología
  • Dr. John Mann , Agrónomo, pionero de control biológico
  • Edward H. Maunder (1851-1928) Astronomía
  • William Mitchell Ramsay (1851-1939) Arqueólogo
  • William Ramsay (1852-1916) química isotópica, la transmutación de elementos
  • Charles Stine (1882-1954) químico orgánico
  • Dr. Arthur Rendle-Short (1885-1955) Cirujano
  • Dr. Larry Butler, bioquímico
[h=2]¿Hay una lista de los que están en contra de la visión bíblica de la creación?[/h]

[h=2]Otras biografías y entrevistas de interés[/h]

Fuente: http://www.answersingenesis.org/home/area/bios/
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

[h=2]Algunos científicos modernos que han aceptado el relato bíblico de la creación[/h]
[h=2]¿Hay evidencia de la discriminación contra los científicos creacionistas?[/h]
[h=2]Que los científicos del pasado creyeron en un Creador?[/h] Por lo que sabemos, los científicos del pasado que figuran aquí creían en un Génesis literal a menos que se indique con un asterisco. Los que no lo hicieron, sin embargo se incluyen en la lista debido a su creencia general en el Dios creador de la Biblia y de la oposición a la evolución. Pero debido a la idea de que la tierra es "millones de años de edad ha sido desastrosas en el largo plazo, se incluyen sin presente del día 'de largo los gerentes" intencionalmente, porque sostenemos que deberían saber mejor.
Nota: Estos científicos están ordenados por año de nacimiento.
[h=3]Temprano[/h]
[h=3]La edad de Newton[/h]
  • Isaac Newton (1642-1727) (WOH) Dinámica, Cálculo, la ley Gravitación; telescopio reflector; espectro de la luz (escribió más sobre la Biblia que la ciencia, y enfáticamente afirmado un Creador Algunos lo han acusado de arrianismo, pero es probable que sostenía. a una forma heterodoxa de la Trinidad-See Pfizenmaier, TC, fue Isaac Newton arriano? Revista de Historia de las Ideas 68 (1) :57-80, 1997)
  • Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) Matemático
  • John Flamsteed (1646-1719) Fundador Observatorio de Greenwich; Astronomía
  • William Derham (1657-1735) Ecología
  • Cotton Mather (1662-1727) Médico
  • John Harris (1666-1719) Matemático
  • John Woodward (1665-1728) Paleontología
  • William Whiston (1667-1752) Física, Geología
  • John Hutchinson (1674-1737) Paleontología
  • Johathan Edwards (1703-1758) Física, Meteorología
  • Carolus Linnaeus (1707-1778) sobre Taxonomía; sistema de clasificación biológica
  • Jean Deluc (1727-1817) Geología
  • Richard Kirwan (1733-1812) Mineralogía
  • William Herschel (1738-1822) astronomía galáctica, Urano (probablemente creía en una tierra antigua)
  • James Parkinson (1755-1824) Médico (tierra antigua compromiser *)
  • John Dalton (1766-1844) La teoría atómica, la ley de Gas
  • John Kidd, MD (1775-1851) sintéticos químicos (tierra antigua compromiser *)
[h=3]Momentos antes de Darwin[/h]
  • Los 19 [SUP]th[/SUP] Century geólogos bíblicos, por el Dr. Terry Mortenson
  • Timothy Dwight (1752-1817) Educador
  • William Kirby (1759-1850) Entomólogo
  • Jedidiah Morse (1761-1826) Geógrafo
  • Barton (1766-1815) Botánico Benjamin; zoólogo
  • John Dalton (1766-1844) padre de la teoría atómica moderna; Química
  • Georges Cuvier (1769-1832) Anatomía comparada, paleontología (tierra antigua compromiser *)
  • Samuel Miller (1770-1840) Clero
  • Charles Bell (1774-1842) Anatomista
  • John Kidd (1775-1851) Química
  • Humphrey Davy (1778-1829) Termocinética; Lámpara de seguridad
  • Benjamin Silliman (1779-1864) mineralogista (tierra antigua compromiser *)
  • Peter Mark Roget (1779-1869) médico, fisiólogo
  • Thomas Chalmers (1780-1847) profesor (tierra antigua compromiser *)
  • David Brewster (1781-1868) mineralogía óptica, Kaleidoscope (probablemente creía en una tierra antigua)
  • William Buckland (1784-1856) Geólogo (tierra antigua compromiser *)
  • William Prout (1785-1850) Química de los alimentos (probablemente creía en una tierra antigua)
  • Adam Sedgwick (1785-1873) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • Michael Faraday (1791-1867) (WOH) Electro magnetismo, la teoría de campo, Generador
  • Samuel FB Morse (1791-1872) Telegraph
  • John Herschel (1792-1871) Astronomía (tierra antigua compromiser *)
  • Edward Hitchcock (1793-1864) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • William Whewell (1794-1866) Anemómetro (tierra antigua compromiser *)
  • Joseph Henry (1797-1878) Motor eléctrico; Galvanómetro
[h=3]Justo después de Darwin[/h]
  • Owen (1804-1892) Zoología Richard; Paleontología (tierra antigua compromiser *)
  • Mateo Maury (1806-1873) Oceanografía, Hidrografía (probablemente creía en una tierra antigua *)
  • Louis Agassiz (1807-1873) Glaciología, Ictiología (tierra antigua compromiser, poligenista *)
  • Henry Rogers (1808-1866) Geología
  • Glaisher James (1809-1903) Meteorología
  • Philip H. Gosse (1810-1888) ornitólogo; Zoología
  • Sir Henry Rawlinson (1810-1895) Arqueólogo
  • James Simpson (1811-1870) Ginecología, Anestesiología
  • James Dana (1813-1895) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • Sir Joseph Henry Gilbert (1817-1901) Químico Agrícola
  • James Joule (1818-1889) Termodinámica
  • Thomas Anderson (1819-1874) Químico
  • Charles Piazzi Smyth (1819-1900) Astronomía
  • George Stokes (1819-1903) Mecánica de Fluidos
  • John William Dawson (1820-1899) Geología (probablemente creía en una tierra antigua *)
  • Rudolph Virchow (1821-1902) Patología
  • Gregor Mendel (1822-1884) (WOH) Genética
  • Louis Pasteur (1822-1895) (WOH) Bacteriología, Bioquímica, esterilización, vacunación
  • Henri Fabre (1823-1915) Entomología de insectos que viven
  • William Thompson, Lord Kelvin (1824-1907) Energética, las temperaturas absolutas, cable Atlántico (que se cree en un mundo más antiguo que la Biblia indica, pero mucho más joven que los evolucionistas quisieran *)
  • William Huggins (1824-1910) Espectrometría Astral
  • Bernhard Riemann (1826-1866) geometrías no euclidianas
  • Joseph Lister (1827-1912) la cirugía antiséptica
  • Balfour Stewart (1828-1887) electricidad ionosférica
  • James Clerk Maxwell (1831-1879) (WOH) electrodinámica, termodinámica estadística
  • PG Tait (1831-1901) el análisis vectorial
  • John Bell Pettigrew (1834-1908) anatomista, fisiólogo
  • John Strutt, Lord Rayleigh (1842-1919) Similitud; análisis del modelo; Gases Inertes
  • Sir William Abney (1843-1920) Astronomía
  • Alexander MacAlister (1844-1919) Anatomía
  • AH Sayce (1845-1933) Arqueólogo
  • John Ambrose Fleming (1849-1945) Electrónica; Tubo de electrones, válvula termoiónica
[h=3]Edad Moderna[/h]
  • Dr. Clifford Burdick, geólogo
  • George Washington Carver (1864-1943) Inventor
  • L. Merson Davies (1890-1960) Geología, Paleontología
  • Douglas Dewar (1875-1957) ornitólogo
  • Howard A. Kelly (1858-1943) Ginecología
  • Paul Lemoine (1878-1940) Geología
  • Dr. Frank Marsh, Biología
  • Dr. John Mann , Agrónomo, pionero de control biológico
  • Edward H. Maunder (1851-1928) Astronomía
  • William Mitchell Ramsay (1851-1939) Arqueólogo
  • William Ramsay (1852-1916) química isotópica, la transmutación de elementos
  • Charles Stine (1882-1954) químico orgánico
  • Dr. Arthur Rendle-Short (1885-1955) Cirujano
  • Dr. Larry Butler, bioquímico
[h=2]¿Hay una lista de los que están en contra de la visión bíblica de la creación?[/h]

[h=2]Otras biografías y entrevistas de interés[/h]

Fuente: http://www.answersingenesis.org/home/area/bios/

Eso no prueba ni que Dios existe ni que inspiró la biblia, solo que ellos lo creía como lo crees tú.
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

[h=2]Algunos científicos modernos que han aceptado el relato bíblico de la creación[/h]
[h=2]¿Hay evidencia de la discriminación contra los científicos creacionistas?[/h]
[h=2]Que los científicos del pasado creyeron en un Creador?[/h] Por lo que sabemos, los científicos del pasado que figuran aquí creían en un Génesis literal a menos que se indique con un asterisco. Los que no lo hicieron, sin embargo se incluyen en la lista debido a su creencia general en el Dios creador de la Biblia y de la oposición a la evolución. Pero debido a la idea de que la tierra es "millones de años de edad ha sido desastrosas en el largo plazo, se incluyen sin presente del día 'de largo los gerentes" intencionalmente, porque sostenemos que deberían saber mejor.
Nota: Estos científicos están ordenados por año de nacimiento.
[h=3]Temprano[/h]
[h=3]La edad de Newton[/h]
  • Isaac Newton (1642-1727) (WOH) Dinámica, Cálculo, la ley Gravitación; telescopio reflector; espectro de la luz (escribió más sobre la Biblia que la ciencia, y enfáticamente afirmado un Creador Algunos lo han acusado de arrianismo, pero es probable que sostenía. a una forma heterodoxa de la Trinidad-See Pfizenmaier, TC, fue Isaac Newton arriano? Revista de Historia de las Ideas 68 (1) :57-80, 1997)
  • Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) Matemático
  • John Flamsteed (1646-1719) Fundador Observatorio de Greenwich; Astronomía
  • William Derham (1657-1735) Ecología
  • Cotton Mather (1662-1727) Médico
  • John Harris (1666-1719) Matemático
  • John Woodward (1665-1728) Paleontología
  • William Whiston (1667-1752) Física, Geología
  • John Hutchinson (1674-1737) Paleontología
  • Johathan Edwards (1703-1758) Física, Meteorología
  • Carolus Linnaeus (1707-1778) sobre Taxonomía; sistema de clasificación biológica
  • Jean Deluc (1727-1817) Geología
  • Richard Kirwan (1733-1812) Mineralogía
  • William Herschel (1738-1822) astronomía galáctica, Urano (probablemente creía en una tierra antigua)
  • James Parkinson (1755-1824) Médico (tierra antigua compromiser *)
  • John Dalton (1766-1844) La teoría atómica, la ley de Gas
  • John Kidd, MD (1775-1851) sintéticos químicos (tierra antigua compromiser *)
[h=3]Momentos antes de Darwin[/h]
  • Los 19 [SUP]th[/SUP] Century geólogos bíblicos, por el Dr. Terry Mortenson
  • Timothy Dwight (1752-1817) Educador
  • William Kirby (1759-1850) Entomólogo
  • Jedidiah Morse (1761-1826) Geógrafo
  • Barton (1766-1815) Botánico Benjamin; zoólogo
  • John Dalton (1766-1844) padre de la teoría atómica moderna; Química
  • Georges Cuvier (1769-1832) Anatomía comparada, paleontología (tierra antigua compromiser *)
  • Samuel Miller (1770-1840) Clero
  • Charles Bell (1774-1842) Anatomista
  • John Kidd (1775-1851) Química
  • Humphrey Davy (1778-1829) Termocinética; Lámpara de seguridad
  • Benjamin Silliman (1779-1864) mineralogista (tierra antigua compromiser *)
  • Peter Mark Roget (1779-1869) médico, fisiólogo
  • Thomas Chalmers (1780-1847) profesor (tierra antigua compromiser *)
  • David Brewster (1781-1868) mineralogía óptica, Kaleidoscope (probablemente creía en una tierra antigua)
  • William Buckland (1784-1856) Geólogo (tierra antigua compromiser *)
  • William Prout (1785-1850) Química de los alimentos (probablemente creía en una tierra antigua)
  • Adam Sedgwick (1785-1873) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • Michael Faraday (1791-1867) (WOH) Electro magnetismo, la teoría de campo, Generador
  • Samuel FB Morse (1791-1872) Telegraph
  • John Herschel (1792-1871) Astronomía (tierra antigua compromiser *)
  • Edward Hitchcock (1793-1864) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • William Whewell (1794-1866) Anemómetro (tierra antigua compromiser *)
  • Joseph Henry (1797-1878) Motor eléctrico; Galvanómetro
[h=3]Justo después de Darwin[/h]
  • Owen (1804-1892) Zoología Richard; Paleontología (tierra antigua compromiser *)
  • Mateo Maury (1806-1873) Oceanografía, Hidrografía (probablemente creía en una tierra antigua *)
  • Louis Agassiz (1807-1873) Glaciología, Ictiología (tierra antigua compromiser, poligenista *)
  • Henry Rogers (1808-1866) Geología
  • Glaisher James (1809-1903) Meteorología
  • Philip H. Gosse (1810-1888) ornitólogo; Zoología
  • Sir Henry Rawlinson (1810-1895) Arqueólogo
  • James Simpson (1811-1870) Ginecología, Anestesiología
  • James Dana (1813-1895) Geología (tierra antigua compromiser *)
  • Sir Joseph Henry Gilbert (1817-1901) Químico Agrícola
  • James Joule (1818-1889) Termodinámica
  • Thomas Anderson (1819-1874) Químico
  • Charles Piazzi Smyth (1819-1900) Astronomía
  • George Stokes (1819-1903) Mecánica de Fluidos
  • John William Dawson (1820-1899) Geología (probablemente creía en una tierra antigua *)
  • Rudolph Virchow (1821-1902) Patología
  • Gregor Mendel (1822-1884) (WOH) Genética
  • Louis Pasteur (1822-1895) (WOH) Bacteriología, Bioquímica, esterilización, vacunación
  • Henri Fabre (1823-1915) Entomología de insectos que viven
  • William Thompson, Lord Kelvin (1824-1907) Energética, las temperaturas absolutas, cable Atlántico (que se cree en un mundo más antiguo que la Biblia indica, pero mucho más joven que los evolucionistas quisieran *)
  • William Huggins (1824-1910) Espectrometría Astral
  • Bernhard Riemann (1826-1866) geometrías no euclidianas
  • Joseph Lister (1827-1912) la cirugía antiséptica
  • Balfour Stewart (1828-1887) electricidad ionosférica
  • James Clerk Maxwell (1831-1879) (WOH) electrodinámica, termodinámica estadística
  • PG Tait (1831-1901) el análisis vectorial
  • John Bell Pettigrew (1834-1908) anatomista, fisiólogo
  • John Strutt, Lord Rayleigh (1842-1919) Similitud; análisis del modelo; Gases Inertes
  • Sir William Abney (1843-1920) Astronomía
  • Alexander MacAlister (1844-1919) Anatomía
  • AH Sayce (1845-1933) Arqueólogo
  • John Ambrose Fleming (1849-1945) Electrónica; Tubo de electrones, válvula termoiónica
[h=3]Edad Moderna[/h]
  • Dr. Clifford Burdick, geólogo
  • George Washington Carver (1864-1943) Inventor
  • L. Merson Davies (1890-1960) Geología, Paleontología
  • Douglas Dewar (1875-1957) ornitólogo
  • Howard A. Kelly (1858-1943) Ginecología
  • Paul Lemoine (1878-1940) Geología
  • Dr. Frank Marsh, Biología
  • Dr. John Mann , Agrónomo, pionero de control biológico
  • Edward H. Maunder (1851-1928) Astronomía
  • William Mitchell Ramsay (1851-1939) Arqueólogo
  • William Ramsay (1852-1916) química isotópica, la transmutación de elementos
  • Charles Stine (1882-1954) químico orgánico
  • Dr. Arthur Rendle-Short (1885-1955) Cirujano
  • Dr. Larry Butler, bioquímico
[h=2]¿Hay una lista de los que están en contra de la visión bíblica de la creación?[/h]

[h=2]Otras biografías y entrevistas de interés[/h]

Fuente: http://www.answersingenesis.org/home/area/bios/

Eso es lo que ellos creían, pero creerlo no es probarlo.
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

[h=1]El Hecho de la Evolución[/h]
Phillip Johnson, Doctor en Jurisprudencia






Los darwinistas consideran la evolución como un hecho, no como una mera teoría, porque les da una explicación satisfactoria del patrón de relación que vincula a todos los seres vivos —un patrón tan identificado en sus mentes con lo que ellos consideran la causa necesaria del patrón —la descendencia con modificación— que, para ellos, la relación biológica significa relación evolutiva.
La clasificación biológica es una cuestión tan polémica como la religión o la política, pero se aceptan algunos principios básicos. Los biólogos clasifican animales (y otros organismos) por medio de categorías taxonómicas como familias, órdenes, clases y fílums o tipos. Una clasificación superficial podría agrupar a la ballena, el pingüino y el tiburón en un mismo grupo como criaturas acuáticas, y a las aves, murciélagos y abejas en otro como criaturas voladoras. Pero el diseño corporal básico de las aves, murciélagos y abejas es fundamentalmente diferente, sus sistemas reproductivos son diferentes, e incluso sus alas son similares sólo en el sentido de que son adecuadas para volar. Por tanto, todos los taxónomos están de acuerdo en que el murciélago y la ballena deberían ser agrupados con el caballo y el mono como mamíferos, a pesar de las enormes diferencias en conducta y mecanismos de adaptación. Las abejas están construidas en base de un plan corporal fundamentalmente diferente del de los vertebrados de todo tipo, y pasan a una serie de clasificación totalmente diferente.
Los biólogos, antes y después de Darwin, han tenido en general la sensación de que al clasificar no estaban simplemente forzando a unos seres a unas categorías arbitrarias, sino descubriendo unas relaciones que en cierto sentido son reales. Algunos taxónomos predarwinianos expresaron esta impresión al decir que las ballenas y los murciélagos son superficialmente como los peces y las aves, pero son esencialmente mamíferos —es decir, en su esencia se conforman al «tipo» mamífero. De forma similar, todas las aves son esencialmente aves, tanto si vuelan, nadan o corren. Este principio puede ser extendido hacia arriba o abajo de la escala de clasificación. Los San Bernardos y los dachsunds son esencialmente perros, a pesar de la visible disparidad, y los gorriones y los elefantes son esencialmente vertebrados.
El esencialismo no intentó explicar la causa de las relaciones naturales, sino que meramente describió el patrón en el lenguaje de la filosofía platónica. Los esencialistas sabían acerca de los fósiles, y por ello eran conscientes de que diferentes clases de seres habían vivido en diferentes tiempos. Sin embargo, el concepto de evolución no tenía sentido para ellos, porque demandaba la presencia de numerosas formas intermedias —criaturas imposibles que estarían en algún punto de transición de un estado esencial a otro. Por eso, los esencialistas atribuyeron los rasgos comunes que vinculaban a cada clase no a una herencia de antecesores comunes, sino a una especie de modelo llamado el «Arquetipo», que existía sólo en algún reino metafísico, como la mente de Dios.
Darwin propuso una explicación naturalista para los rasgos esencialistas del mundo viviente, y que era tan chocante en su atractivo lógico que conquistó el mundo científico aunque quedaban dudas acerca de algunas partes importantes de su teoría. Teorizó que los grupos discontinuos del mundo viviente eran los descendientes de antecesores extinguidos durante mucho tiempo. Grupos relacionados de una forma relativamente estrecha (como los reptiles, las aves y los mamíferos) compartían un antepasado común relativamente reciente; y todos los animales compartían un antepasado común más antiguo. Luego propuso que estos antepasados habían de estar unidos con sus descendientes mediante largas cadenas de intermedios de transición, también extintas. Según Darwin:
De este modo [por la extinción] podemos dar cuenta incluso de la disparidad de clases enteras entre sí —por ejemplo, de las aves de todos los otros animales vertebrados— mediante la creencia de que muchas formas de vida se han perdido totalmente, y por medio de las cuales los más tempranos progenitores de las aves estuvieron antiguamente relacionadas con los antiguos progenitores de las otras clases vertebradas.
Esta teoría de la descendencia con modificación daba sentido al patrón de relaciones naturales de una manera aceptable para los materialistas filosóficos. Explicaba por qué los grupos parecían formar parte de un marco natural y no de una mera invención humana. Para la imaginación darwinista se trata de familias literales. Cuando se combina con la teoría de la selección natural, explicaba la diferencia entre los rasgos comunes que son relevantes para la clasificación (homologías) y los que no lo son (analogías). Los primeros eran reliquias de un antepasado común; lo segundo evolucionó de manera independiente para proveer criaturas muy diferentes con unos miembros del cuerpo superficialmente similares y útiles para estrategias adaptativas como el vuelo y la natación. Expresándolo con las históricas palabras de Darwin:
Todas las … dificultades en la clasificación quedan explicadas … en base de la postura de que el sistema natural está basado en la descendencia con modificaciones; que los caracteres que los naturalistas consideran como exteriorizando una verdadera afinidad entre cualesquiera dos o más especies son las que han sido heredadas de un progenitor común, y hasta ahí toda verdadera clasificación es genealógica; que el vínculo oculto que los naturalistas han estado inconscientemente buscando es la comunidad de linaje, y no algún desconocido plan de creación, ni la enunciación de proposiciones generales y la mera colección y separación de objetos más o menos parecidos.
Darwin terminaba su capítulo diciendo que el argumento de la clasificación era tan decisivo que sólo en base del mismo él adoptaría su teoría incluso si no estuviese apoyada por otros argumentos. Esta confianza explica por qué Darwin no se sentía desalentado por las evidentes dificultades del registro fósil: su lógica le decía que la explicación de la descendencia con modificaciones había de ser la explicación para las «dificultades en la clasificación», con independencia de toda discontinuidad en la evidencia. La misma lógica inspira a los actuales darwinistas, cuando se encogen de hombros ante los críticos que afirman que uno u otro elemento de la teoría es dudoso. «Di lo que quieras contra cada detalle», responden ellos: «sin embargo, en biología nada tiene sentido excepto bajo la luz de la evolución.»
Es indudable que la teoría de Darwin tiene un impresionante poder de explicación, pero, ¿cómo podemos saber si es verdad? Si definimos «evolución» sencillamente como «todo lo que produzca clasificación», entonces la evolución es un hecho en el mismo sentido que la clasificación es un hecho. Pero aquí tenemos otra tautología, y como tal no tiene un valor explicativo genuino. En esta forma, la teoría está apoyada principalmente por las implicaciones semánticas de la palabra «relación». Los darwinistas dan por supuesto que la relación entre, digamos, murciélagos y ballenas es similar a la existente entre hermanos y primos en las familias humanas. Quizá, pero la proposición no es evidente por sí misma.
La descendencia con modificación podría ser algo mucho más sólido que una tautología o un truco semántico. Podría ser una hipótesis científica susceptible de ensayo. Si existieron en el pasado antepasados comunes y cadenas de formas de eslabones intermedios, los estudios sobre los fósiles deberían poder identificarlos, al menos en algunos casos. Si es posible que una sola especie ancestral cambie mediante procesos naturales para transformarse en formas tan diferentes como un tiburón, una rana, una serpiente, un pingüino y un mono, entonces la ciencia debería poder descubrir en el laboratorio los mecanismos del cambio.
Si no se puede establecer un mecanismo en un laboratorio científico, y si los estudios sobre los fósiles no pueden encontrar los antecesores comunes ni los eslabones de transición, entonces el darwinismo falla como teoría empírica. Pero los darwinistas suprimen la consideración de esta posibilidad invocando una distinción entre el «hecho» de la evolución y la teoría particular de Darwin. Las objeciones basadas en el registro fósil y en la impotencia del mecanismo darwinista sólo inciden sobre la teoría, argumentan ellos. La evolución misma (la explicación lógica para las relaciones) sigue siendo un hecho, por lo cual se refieren a una deducción irrefutable procedente del hecho de la relación. El influyente artículo de Stephen Jay Gould, «Evolution as Fact and Theory», explica esta distinción citando el hecho y la teoría de la gravedad:
Los hechos son los datos del mundo. Las teorías son estructuras de ideas que explican e interpretan los hechos. Los hechos no se desvanecen mientras los científicos debaten teorías rivales para explicarlos. La teoría de la gravitación de Einstein sustituyó a la de Newton, pero las manzanas no se detuvieron en medio del aire esperando el resultado. Y los seres humanos evolucionaron de antepasados simios, tanto si lo hicieron mediante el mecanismo propuesto por Darwin, o mediante algún otro mecanismo aún no identificado.
Esta analogía es falsa. Es cosa de observación directa que las manzanas caen cuando se sueltan, pero no observamos un antepasado común de los simios modernos y de los hombres. Lo que sí observamos es que los simios y los humanos son física y bioquímicamente más parecidos entre sí que a los conejos, serpientes o árboles. EL antepasado común simiesco es una hipótesis en una teoría, que intenta explicar cómo llegaron a existir estas mayores y menores semejanzas. Se trata de una teoría plausible, especialmente para un materialista, pero puede sin embargo ser falsa. La verdadera explicación de las relaciones naturales podría ser algo mucho más misterioso.
Debido a que Gould establece la frontera entre hecho y teoría en un lugar erróneo, la distinción carece prácticamente de significado. Para él, la teoría es sencillamente la teoría de selección natural, y el «hecho» es el hecho de que la evolución puede ocurrir por mecanismos aleatorios sin influencia de la selección. Gould explica esta distinción observando que
en tanto que ningún biólogo pone en duda la importancia de la selección natural, muchos dudan ahora de su omnipresencia. De forma particular, muchos evolucionistas argumentan que puede que grandes cantidades de cambio genético puedan no estar sujetos a la selección natural y que puede que se extiendan al azar a través de las poblaciones.
Sin embargo, y como lo reconoce Gould, Darwin siempre insistió en que la selección natural era sólo uno de los mecanismos de la evolución, y se quejaba acerbamente cuando se le acusaba de escribir que la selección sea omnipresente. Por tanto, el «hecho» que describe Gould no es nada más que la teoría bien entendida de Darwin: que la evolución es descendencia con modificación impulsada por cambios genéticos al azar, con la selección natural para dar la conducción que se precise para producir estructuras adaptativas complejas como alas y ojos.1 Así queda asegurado el poder creativo de la selección natural, porque es una implicación necesaria del «hecho» de que la evolución ha producido todas las maravillas del mundo de lo viviente. La reformulación de la teoría como hecho no sirve para otro propósito que para protegerla de la falsación.
[h=2]¿Es la microevolución una prueba del Darwinismo?[/h] Nadie necesita demostrar que las manzanas caen y no suben, pero Gould da tres pruebas para el «hecho de la evolución». La primera prueba es la microevolución:
Primero, tenemos abundante evidencia directa, observada, de la evolución en acción, tanto de campo como de laboratorio. Esta evidencia va desde incontables experimentos sobre cambios en prácticamente todos los aspectos de las moscas de la fruta sujetas a selección artificial en laboratorio hasta las famosas poblaciones de polillas británicas que se ennegrecieron cuando el hollín industrial oscureció los árboles sobre los que se posan las polillas. (Las polillas consiguen protección de las aves predadoras, de gran agudeza visual, confundiéndose con el medio.) Los creacionistas no niegan estas observaciones: ¿cómo podrían hacerlo? Los creacionistas se han aplicado. Ahora argumentan que Dios sólo creó «tipos básicos», dejando lugar para oscilación evolutiva en su seno. Así, los caniches domésticos y los grandes daneses provienen del tipo canino, y las polillas pueden cambiar de color, pero la naturaleza no puede convertir un perro en un gato, ni un mono en un hombre.
Gould tiene razón: todo el mundo está de acuerdo en que hay microevolución, incluso los creacionistas. Hasta los científicos creacionistas están de acuerdo con ello, no porque «se hayan aplicado», sino porque su doctrina siempre ha sido que Dios creó tipos básicos, o naturalezas, que posteriormente se diversificaron. El ejemplo más famoso de microevolución creacionista involucra a los descendientes de Adán y Eva, que se han diversificado de una pareja ancestral común para originar todas las diversas razas de la especie humana.
El tema a debate no es si hay microevolución, sino si este fenómeno nos dice algo relevante acerca de los procesos responsables del primer origen de las aves, insectos y árboles. Gould mismo ha escrito que incluso el primer paso hacia la macroevolución (especiación) demanda más que la acumulación de micromutaciones. En lugar de explicar cómo se relacionan las variaciones de la polilla del abedul con la clase de evolución que realmente importa, lo que hace es cambiar de tema y atacar a los creacionistas.2
Otros darwinistas que no ignoran tranquilamente el problema recurren a la mala filosofía para esquivarlo. Por ejemplo, Mark Ridley dice que
«Todo lo que se necesita para demostrar la evolución es la microevolución observada añadida a la doctrina filosófica del uniformismo que (en la forma que se necesita aquí) subyace a toda la ciencia».
¿Pero qué tipo de prueba es ésa? Si nuestra filosofía exige que los cambios pequeños se acumulen a grandes, entonces la evidencia científica es irrelevante. A los científicos les encanta suponer que las leyes de la naturaleza fueron uniformes siempre y en todas partes, porque en caso contrario no podrían hacer inferencias acerca de lo que sucedió en el remoto pasado o en el otro extremo del universo. No suponen que las normas que rigen la actividad a un nivel de magnitud se aplican necesariamente a todos los otros niveles. Las diferencias entre la física newtoniana, la relatividad y la mecánica cuántica muestra cuán injustificada sería tal suposición. Lo que los darwinistas tienen que presentar es no un principio filosófico arbitrario, sino una teoría científica de cómo puede tener lugar la evolución.
Se deriva mucha confusión del hecho de que se emplea un sólo vocablo —evolución— para designar procesos que pueden tener poco o nada en común. Se le da el nombre de evolución a una oscilación en la cantidad relativa de polillas oscuras y claras en una población, y también al proceso creativo que produjo a la célula, al organismo multicelular, al ojo y a la mente humana. La implicación semántica es que la evolución es fundamentalmente un proceso simple, y los darwinistas explotan con entusiasmo esta implicación como sucedáneo de la evidencia científica. Incluso la separación de la evolución en sus variedades «micro» y «macro» —a la que generalmente se resisten los darwinistas— implica que todos los procesos creativos involucrados en la vida comprenden un fenómeno simple en dos partes que se entenderá de manera adecuada cuando descubramos un proceso que haga nuevas especies a partir de las existentes. Quizá sea así, pero más probablemente no. El vocabulario del darwinismo limita de manera inherente nuestra comprensión de las dificultades al recubrirlas engañosamente con el término inclusivo de «evolución».
[h=2]¿Es la imperfección una prueba del Darwinismo?[/h] El segundo argumento de Gould, y la pieza central de su argumento en favor del «hecho» de la evolución, es el argumento de la imperfección:
El segundo argumento —el de que la imperfección de la naturaleza revela una evolución— les suena a muchos como irónico, porque creen que la evolución tendría que exhibirse de la forma más elegante en la adaptación prácticamente perfecta expresada por algunos organismos: la cámara del ala de una gaviota, o mariposas que no se pueden ver en la hojarasca del suelo porque imitan de manera tan precisa a las hojas. Pero la perfección podría ser impuesta por un creador sabio o evolucionar por selección natural. La perfección recubre las huellas de la historia del pasado. Y la historia del pasado —la evidencia de la descendencia— es la marca de la evolución.
La evolución queda expuesta en las imperfecciones que registran una historia de descendencia. ¿Por qué habría de correr la rata, volar el murciélago, nadar la marsopa y yo estar mecanografiando este ensayo con estructuras construidas con los mismos huesos, a no ser que todos las heredásemos de un antepasado común? Un ingeniero que comenzase de cero podría en cada caso diseñar mejores miembros. ¿Por qué han de ser marsupiales todos los grandes mamíferos nativos de Australia, a no ser que desciendan de un antecesor común en este continente-isla? Los masupiales no son «mejores» ni son especialmente idóneos para Australia; muchos de ellos han sido borrados por animales placentarios importados por el hombre desde otros continentes.…
Lo que hace aquí Gould es simplemente repetir la explicación de Darwin para la existencia de grupos naturales —la teoría para la que estamos buscando confirmación— y le da un giro teológico. Un Creador apropiado tendría que haber diseñado cada clase de organismo de nuevo para conseguir una máxima eficacia. Esta especulación no puede sustituir a la evidencia científica que establezca la realidad de los antecesores comunes. Tampoco hace nada por confirmar el proceso natural mediante el que se supone que tuvo lugar la transformación de ancestro a descendiente. A fin de cuentas, fue Darwin quien desterró de la ciencia la especulación acerca del «desconocido plan de la creación».
Douglas Futuyma también se apoya de lleno en el tema de «Dios no lo habría hecho», citando ejemplos de embriología vertebrada:
¿Por qué especies que al final desarrollan adaptaciones para formas tan absolutamente diferentes de vida han de ser casi indistinguibles en sus etapas tempranas? ¿Por qué el plan de Dios para los humanos y los tiburones demanda que tengan embriones casi idénticos? ¿Por qué las salamandras terrestres, si no descendieron de ancestros acuáticos, pasan por una etapa larval totalmente dentro del huevo, con branquias y aletas que nunca se emplean, y luego pierden estos rasgos antes de romper el cascarón?
Éstas son preguntas retóricas, pero señalan a puntos legítimos de inicio de investigación. Los rasgos que Futuyma menciona puede que existan porque un Creador los empleó para algún propósito inescrutable; puede que reflejen la herencia de antecesores comunes específicos; puede que se deban a algún proceso aún no imaginado que la ciencia pueda descubrir en el futuro. La tarea de la ciencia no es especular acerca de por qué Dios podría haber hecho las cosas de esta manera, sino ver si mediante investigación empírica se puede establecer una causa material. Si la biología evolutiva ha de ser una ciencia y no una rama de la filosofía, sus teorizadores han de estar dispuestos a hacer la pregunta científica: ¿Cómo se puede confirmar o falsar la hipótesis de Darwin de descendencia con modificaciones?
Gould y Futuyma nos señalan hacia una forma de responder a esta pregunta. Desde la época de Darwin hasta el presente, los biólogos evolutivos han creído que la descendencia común implica algunas proposiciones muy importantes acerca de la homología y del desarrollo embrionario. Si los rasgos homólogos son reliquias de descendencia común, tendrían que poderse seguir a partes embrionarias comunes. A la inversa, si hubiera evidencia de que partes que parecen homólogas en organismos adultos se han desarrollado por vías muy diferentes en el embrión, esto sería evidencia de que habían evolucionado por separado y que por tanto no se han heredado de un antepasado común. Esta correspondencia entre homología en el adulto y en las formas embrionarias le parecía tan lógicamente ineludible a Darwin que en la sexta edición de El Origen de las Especies definió la «homología» como «aquella relación entre partes que resulta de su desarrollo de partes embrionarias correspondientes». Los genes eran desconocidos en tiempos de Darwin, pero por extensión de la misma lógica, los modernos biólogos han supuesto que las partes correspondientes del embrión están también controladas por genes homólogos.
La definición de homología dada por Darwin reflejaba una creencia ampliamente extendida entre los evolucionistas de que hay una profunda relación entre la ontogenia y la filogenia —es decir, entre el desarrollo embrionario y la historia evolutiva. En los primeros años, este concepto fue expresado en la llamada Ley Biogenética de Ernst Haeckel: «La ontogenia recapitula la filogenia.» Que los embriones realmente recapitulen las formas adultas ancestrales —que los humanos pasen, por ejemplo, a través de etapas de pez y reptil— nunca que sustentado por la evidencia, y los embriólogos la descartaron discretamente. Sin embargo, el concepto era teóricamente tan grato que generaciones de estudiantes de biología la aprendieron como un hecho. Gould recuerda que le enseñaron esta fórmula en la escuela, cincuenta años después de haber sido descartada por la ciencia.
Aunque la ley de Haeckel ha sido desacreditada, hay otra interpretación de la relación entre ontogenia y filogenia que sobrevive bajo el nombre de Ley de Von Baer. Esta hipótesis propone que las semejanzas entre los embriones reflejan niveles de clasificación biológica, de modo que, por ejemplo, todos los vertebrados se parecen mucho en las primeras etapas de desarrollo, pero van haciéndose más y más distintos al irse aproximando a su etapa adulta. La anterior declaración que hemos citado de Futuyma incorpora la Ley de Von Baer (aunque con sobretonos de Haeckel). El mismo Darwin expresó este mismo extremo con su acostumbrada elocuencia. Describiendo los hechos de la embriología como «no a la zaga de ningún otro» en cuanto a su importancia para su teoría, observó que el embrión en sus etapas tempranas es «una imagen más o menos oscurecida del progenitor, bien en su estado adulto o larval, de todos los miembros de la misma gran clase». Toda excepción a esta regla de semejanza embrionaria temprana, creía Darwin, se podían explicar como adaptaciones de las etapas larvales a diferentes medios. Por cuanto una larva ha de competir por los alimentos y ha de sobrevivir a los predadores, podría ser modificada por la selección natural, aunque etapas posteriores quedasen sin afectar.
Esta formulación está ligada a la lógica básica de la comprensión darwiniana de la homología. Si las similitudes heredadas de una forma ancestral se pueden asignar a un proceso de desarrollo común y a genes comunes, es lógico esperar que estos rasgos ancestrales sean generados en etapa temprana del proceso del desarrollo embrionario. Los organismos diferentes en un mismo grupo (como los vertebrados) deberían comenzar en la vida como organismos relativamente similares y luego ir conformando más adelante sus rasgos distintivos. Lo mismo que con la ley de Haeckel, esta imagen es tan grata que ha sido enseñada como un hecho a generaciones de estudiantes de biología.
Desafortunadamente para la teoría, sin embargo, los hechos no se ajustan tan limpiamente a la preconcepción teórica. Bien lejos de proveer la sencilla confirmación que sugiere Futuyma, los patrones embrionarios generan un monumental rompecabezas para la teoría. Aunque es verdad que todos los vertebrados pasan por una etapa embrionaria en la que se parecen entre sí, de hecho llegan por vías muy diferentes a esta etapa. Después de su fertilización, un huevo de vertebrado pasa por unas divisiones y movimientos celulares característicos de su clase: los peces siguen un patrón, los anfibios otro, las aves otro distinto, y los mamíferos otro también distinto de las demás. Estas diferencias no se pueden explicar como adaptaciones larvales, porque estas etapas tempranas tienen lugar antes de la forma larval, y por ello no parece que queden expuestas a la selección natural. Sólo se puede ajustar la teoría de Darwin con los hechos de la embriología si se desechan las etapas tempranas de desarrollo, ¡pero son precisamente las etapas tempranas de desarrollo las que Darwin declaró que eran las más significativas!
Las etapas posteriores del desarrollo no muestran mayor tendencia a cooperar con las expectativas darwinistas que las más tempranas. Las semejanzas entre las estructuras óseas en los miembros de los vertebrados parecen sugerir un origen común. Tal como pregunta Gould retóricamente, ¿por qué habrían de ser similares, si no han sido heredadas de un antepasado común? Pero desde una perspectiva darwinista, la continuidad genealógica debería quedar reflejada en la continuidad del desarrollo. En otras palabras, la similitud de patrón en el miembro maduro debería reflejar una repetición de patrones ancestrales en el miembro en desarrollo en el embrión. Desafortunadamente, una comparación detallada del desarrollo de los miembros en peces, aves y anfibios demuestra que eso no es así. Al contrario, las células embrionarias que dan origen a los huesos de los miembros exhiben patrones de división, ramificación y producción de cartílago que difieren entre cada especie, sin amoldarse a las predicciones basadas en la teoría de la descendencia común. Bajo criterios embriológicos, las similitudes en los miembros vertebrados se asemejan más a analogías que a homologías, y como tales no dan apoyo alguno a la pretensión de Gould de que son imperfecciones heredadas de un antecesor común.
Los embriólogos saben muy bien que los embriones de los vertebrados se desarrollan siguiendo diferentes caminos, sólo para converger en apariencia a mitad del proceso, y luego volver a diverger hasta que por fin generan (de diversas maneras) estructuras óseas similares en sus miembros. Se puede concebir que haya alguna manera en que los darwinistas ajusten su teoría a estos desconcertantes hechos —si suponemos a priori que la teoría es cierta. Pero no es esto lo que estamos tratando ahora. Los hechos de la homología y de la embriología han sido presentados como una confirmación directa del «hecho de la evolución», y no lo son en absoluto. Si la embriología es nuestra mejor guía a la genealogía, como pensaba Darwin, nuestro guía parece estarnos diciendo que los vertebrados tienen múltiples orígenes y que no heredaron sus similitudes de un antecesor común.
[h=2]¿Es el registro fósil una prueba del Darwinismo?[/h] Eso nos lleva a la tercera prueba de Gould, que nos retrotrae al registro fósil. Gould concede que raras veces se ha encontrado evidencia fósil de macroevolución, pero insiste en que hay al menos dos casos en la secuencia vertebrada en los que se pueden confirmar estas transformaciones. Un ejemplo es el de los «reptiles mamiferoides», que, como su nombre implica, parecen ser intermedios en la transformación de reptil a mamífero. El otro es el de los homínidos, u «hombres-simios», que están aceptados por la ciencia oficial como predecesores genuinos de los humanos modernos. Esta evidencia fósil constituye el tema del siguiente capítulo.



Referencias :

  • Los lectores no deberían ser extraviados por las osadas especulaciones de unos pocos paleontólogos como Gould y Steven Stanley, que coquetean con alternativas macromutativas al gradualismo darwinista. No hay en el horizonte ninguna alternativa genuina al darwinismo. Desde el tiempo de T. H. Huxley hasta el presente, ha habido paleontólogos que han reconocido que el registro fósil no concuerda con el darwinismo estricto. Para mitigar esta dificultad, han tratado de describir una alternativa saltacionista en un lenguaje que pudiese ser tolerado con los puristas.
  • Son comunes en la polémica darwinista los ataques a los creacionistas en lugar de la presentación de evidencias. Por ejemplo, la Nueva Guía a la Ciencia de Isaac Asimov, de 884 páginas en su edición en inglés, tiene una sección de media página sobre la evidencia a favor del darwinismo, donde se cita el ejemplo de la polilla del abedul como suficiente para demostrar toda la teoría. Y esto va precedido de casi tres páginas de invectivas contra los creacionistas. El apartamiento del profesionalismo es tanto más destacable cuanto que en otros temas el libro es admirablemente científico. Sin embargo, el problema de los fósiles no es el tema principal. Un hecho o teoría de la evolución no valdría mucho si no pudiese explicar el origen de estructuras biológicas complejas, y nadie ha descubierto una alternativa naturalista, para este propósito, a las micromutaciones y a la selección natural. Hasta Gould tiene que recurrir al darwinismo ortodoxo cuando se aparta del problema de los fósiles y pasa a justificar la «evolución» como explicación general del origen de estructuras biológicas complejas como las alas y los ojos.


Fuente: http://www.creacionismo.net/genesis/node/241
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

La Supervivencia de los más falsos

La ciencia sabe ahora que muchos de los pilares de la teoría darwinista son o bien falsos o engañosos. Sin embargo, hay textos de biología que siguen presentándolos como una evidencia tangible de la evolución. ¿Qué implica esto acerca de su criterio científico?
— Jonathan Wells
Si durante mis años de estudio de ciencia en Berkeley alguien me hubiera preguntado si creía lo que leía en mis libros de texto científicos, hubiera respondido de una forma muy similar a cualquiera de mis compañeros de estudios; me hubiera sentido perplejo de que siquiera se me hiciese una pregunta así. Naturalmente, uno podría encontrar pequeños errores, erratas y cosas así. Y la ciencia está siempre descubriendo cosas nuevas. Pero yo creía —lo tenía como un supuesto— que mis libros de texto científicos contenían el mejor conocimiento científico disponible en aquel tiempo.

Solo fue cuando acababa mi doctorado en biología celular y del desarrollo que me di cuenta de lo que al principio consideré como una extraña anomalía. El libro de texto que yo usaba presentaba de forma destacada unos dibujos de embriones de vertebrados —peces, gallinas, seres humanos, etc.— cuyas semejanzas se presentaban como evidencia de descendencia desde un antecesor común. Desde luego, los dibujos parecían muy semejantes. Pero yo había estado estudiando embriones durante algún tiempo, examinándolos al microscopio. Y me di cuenta de que los dibujos estaban sencillamente equivocados.

Volví a comprobar todos mis otros libros de texto. Todos ellos presentaban dibujos similares, y todos ellos estaban evidentemente equivocados. No solo distorsionaban los embriones que representaban, sino que omitían etapas tempranas en las que los embriones aparecen muy diferentes entre sí.

Lo mismo que en el caso de la mayoría de los demás estudiantes de ciencia, y como la mayoría de los científicos mismos, lo dejé pasar. No afectaba a mi trabajo de manera directa, y di por supuesto que aunque los textos estaban equivocados en esta cuestión por la razón que fuese, se trataba de una excepción a la regla. Pero en 1997 mi interés en los dibujos de los embriones se reavivó cuando el embriólogo británico Michael Richardson y sus colegas publicaron el resultado de su estudio en el que comparaban los dibujos de los libros de texto con embriones reales. Tal como se citó al mismo Richardson en la prestigiosa revista Science: «parece que está resultando ser uno de los más famosos fraudes de la biología».

Peor todavía, no se trataba de un fraude reciente. Ni tampoco era un descubrimiento reciente. Los dibujos de embriones que aparecen en casi cada libro de texto de bachillerato y de universidad son o bien reproducciones, o se basan en una famosa serie de dibujos realizados por el biólogo alemán del siglo 19 y ferviente darwinista, Ernst Haeckel, y los eruditos acerca de Darwin y de la teoría evolucionista han sabido que se trataba de falsificaciones durante más de cien años. Pero por lo que parece, ninguno de ellos consideró oportuno corregir esta falsa información presente en casi todas partes.

Todavía creyendo que se trataba de una circunstancia excepcional, sentí curiosidad por ver si podía encontrar otros errores en los textos normativos de biología que trataban de la evolución. Pero mi investigación reveló algo sorprendente: Bien lejos de ser excepciones, estas descaradas tergiversaciones son más frecuentemente la regla. En mi reciente libro las designo como «Iconos de la Evolución», porque muchas de ellas están representadas por las clásicas y constantemente repetidas ilustraciones que, como los dibujos de Haeckel, han servido demasiado bien para su propósito pedagógico, el de fijar una falsa información fundamental acerca de la teoría evolucionista en la mente del público.

Todos los recordamos de la clase de biología: el experimento que creó «los ladrillos de la vida» en un tubo; el «árbol» de la evolución, arraigado en el lodo primordial y ramificándose a una vida animal y vegetal. Luego había las estructuras óseas semejantes de, digamos, el ala de un ave y la mano de un hombre, las polillas del abedul y los pinzones de Darwin. Y, naturalmente, los embriones de Haeckel.

Lo que sucede es que todos estos ejemplos, así como muchos otros que se presentan como evidencia de evolución, resultan incorrectos. No solo ligeramente desviados. No solo ligeramente erróneos. Por lo que respecta a la cuestión de la evolución darwinista, los textos contenían distorsiones desmesuradas e incluso alguna evidencia inventada. Y no estamos hablando solo de textos de bachillerato que algunos pudieran excusar (aunque no se debiera) por adherirse a un estándar más bajo. También resultan culpables algunos de los libros de texto universitarios más prestigiosos y de más circulación, como Evolutionary Biology de Douglas Futuyma, y la última edición del libro de texto a nivel graduado Molecular Biology of the Cell, que tiene como coautor al presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Bruce Alberts. De hecho, cuando se eliminan las falsas «evidencias», el alegato en favor de la evolución darwinista, al menos en los libros de texto, queda tan debilitado que se hace casi invisible.

La vida en una botella

Cualquiera que en 1953 fuese lo suficientemente mayor para comprender la relevancia de la noticia recuerda lo impresionante, y, para muchos, lo inspiradora que fue. Los científicos Stanley Miller y Harold Urey habían tenido éxito en la creación de «los ladrillos» de la vida en una redoma. Imitando lo que creían que habían sido las condiciones naturales de la atmósfera de la tierra primitiva, y entonces haciendo pasar una chispa eléctrica por ella, Miller y Urey habían conseguido unos aminoácidos simples. Como los aminoácidos son los «ladrillos» de la vida, se creía que era solo cuestión de tiempo hasta que los mismos científicos pudieran crear organismos vivos. En aquel tiempo pareció ser una espectacular confirmación de la teoría evolucionista. La vida no era un «milagro». No había necesidad de ninguna actividad exterior o de inteligencia divina. Sólo era necesario juntar los gases necesarios, añadir electricidad, y la vida tenía que aparecer. Es un acontecimiento común. De esta manera, Carl Sagan podía así predecir confiadamente en la radio nacional que los planetas en órbita alrededor de aquellos «milesssss y milesssss de millonessss» de estrellas en el espacio tenían que estar abarrotados de vida.

Pero aparecieron problemas. Los científicos nunca pudieron ir más allá de los más simples aminoácidos en su simulado ambiente primordial, y la creación de las proteínas comenzó a resultar no un pequeño paso, ni un par de pasos, sino una gran sima, quizá imposible de salvar.

Pero el golpe de gracia al experimento de Miller-Urey llegó en la década de 1970, cuando los científicos comenzaron a llegar a la conclusión de que la atmósfera primitiva de la tierra no se parecía en nada a la mezcla de gases empleada por Miller y Urey. En lugar de ser lo que los científicos designan como «reductora», un medio rico en hidrógeno, la atmósfera primitiva de la tierra estaba probablemente compuesta por gases liberados por volcanes. Acerca de esta cuestión hay un consenso casi general entre los geoquímicos. Pero pongamos estos gases volcánicos en el aparato de Miller y Urey, y el experimento no funciona —en otras palabras, no aparecen «ladrillos» de la vida.


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¿Qué dicen los libros de texto acerca de este hecho tan incómodo? De modo general, lo silencian y siguen usando el experimento de Miller y Urey para convencer a los estudiantes de que los científicos han demostrado un importante primer paso en el origen de la vida. Entre estos libros de texto se encuentran el ya mencionado Molecular Biology of the Cell, del que uno de los coautores es el presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Bruce Alberts. La mayoría de los libros de texto dicen además a los estudiantes que los investigadores acerca del origen de la vida han hallado abundantes evidencias adicionales para explicar cómo la vida se originó espontáneamente —en lugar de decir a los estudiantes que los investigadores mismos reconocen en la actualidad que la explicación les sigue escapando.

Embriones falseados

Darwin pensaba que «de lejos la clase singular de pruebas más enérgicas en favor de» su teoría procedían de la embriología. Pero Darwin no era embriólogo, de modo que se apoyó en el trabajo del biólogo alemán Ernest Haeckel, que realizó unos dibujos de embriones de diversas clases de vertebrados para exponer que son virtualmente idénticos en sus etapas más tempranas, y que se diferencian de forma ostensible solo al desarrollarse. Fue este patrón el que Darwin encontró tan convincente.

Esta puede que sea la más insigne de las distorsiones, porque los biólogos han sabido durante más de un siglo que los embriones vertebrados nunca se parecen tanto como Haeckel los dibujó. En algunos casos, Haeckel usó el mismo grabado de madera para imprimir embriones que se suponía que pertenecían a clases diferentes. En otros, retocó sus dibujos para hacer que los embriones se pareciesen más que en la realidad. Los coetáneos de Haeckel lo criticaron en repetidas ocasiones por estas tergiversaciones, y fue objeto de numerosas acusaciones de fraude a lo largo de su vida. En 1997, el embriólogo británico Michael Richardson y un equipo internacional de expertos compararon los dibujos de Haeckel con fotografías de embriones reales de vertebrados, y demostraron de manera concluyente que los dibujos tergiversan la realidad.

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Los dibujos son engañosos de otra manera. Darwin fundamentó sus inferencias de descendencia común sobre la creencia de que las etapas más tempranas en el desarrollo de los embriones son las más similares. Pero los dibujos de Haeckel omiten por entero las etapas más tempranas, que son muy diferentes, y arrancan a partir de un punto medio de mayor semejanza. El embriólogo William Ballard escribió en 1976 que es «solo mediante trucos semánticos y selección subjetiva de la evidencia», y «torciendo los hechos de la naturaleza» que alguien puede argumentar que las etapas tempranas de los vertebrados «son más semejantes que sus formas adultas». Pero se puede encontrar alguna versión de los dibujos de Haeckel en la mayor parte de los libros de texto de biología. Stephen Jay Gould, uno de los proponentes más visibles de la teoría evolucionista, escribió recientemente que deberíamos estar «asombrados y avergonzados por todo el siglo de reciclado irreflexivo que ha llevado a la persistencia de estos dibujos en una gran cantidad, por no decir que en una mayoría, de los libros de texto modernos». (Más adelante volveré a la cuestión de por qué es solo ahora que el Sr. Gould, que ha conocido estas falsedades durante décadas, ha decidido desenmascararlas ante el gran público.)

El árbol de la vida según Darwin

Darwin escribió en El Origen de las Especies: «Considero a todos los seres no como creaciones especiales, sino como los descendientes lineales de algunos pocos seres» que vivieron en el distante pasado. Él creía que las diferencias entre las especies modernas surgieron primariamente por selección natural, o por supervivencia de los más aptos, y describió todo el proceso como «descendencia con modificación».

Naturalmente, nadie pone en duda que tiene lugar una cierta cantidad de descendencia con modificación dentro de las especies. Pero la teoría de Darwin pretende explicar el origen de nuevas especies —de hecho, de todas las especies, por cuanto las primeras células emergieron del légamo primordial.

Esta teoría tiene la virtud de hacer una predicción: Si todos los seres vivos son descendientes por modificación gradual procedentes de una o de unas pocas formas originales, entonces la historia de la vida tendría que asemejarse a un árbol que se va ramificando. Desafortunadamente, y a pesar de declaraciones oficiales, esta predicción ha resultado ser falsa en algunos aspectos importantes.

El registro fósil muestra la aparición de los grupos más generales de animales plenamente formados alrededor del mismo tiempo en una «explosión del Cámbrico», en lugar de una divergencia a partir de un antecesor común. Esto Darwin lo sabía, y lo consideraba como una grave objeción a su teoría. Pero él lo atribuía a la imperfección del registro fósil, y creía que una investigación futura proporcionaría los antecesores que faltaban.

Pero el transcurso de un siglo y medio de una recolección continuada de fósiles solo ha servido para agravar el problema. En lugar de la aparición de ligeras diferencias al principio y luego el posterior surgimiento de diferencias mayores, las mayores diferencias surgen ya al mismo principio. Algunos expertos en fósiles describen esto como «evolución cabeza abajo», y observan que contradice el patrón de «cabeza arriba» predicho por la teoría de Darwin. Sin embargo, la mayoría de los libros de texto de biología actuales ni siquiera hacen mención de la explosión del Cámbrico, y mucho menos señalan al reto que significa para el evolucionismo darwinista.

Luego vino la evidencia procedente de la biología molecular. En la década de 1970 los biólogos comenzaron a contrastar el patrón del árbol ramificado de Darwin comparando moléculas en diversas especies. Cuanto más semejantes sean las moléculas en dos especies diferentes, tanto más estrechamente relacionadas se las supone. Al principio este método parecía confirmar el árbol de la vida de Darwin. Pero al realizar los científicos más y más moléculas, descubrieron que diferentes moléculas daban resultados en conflicto. El patrón de ramificación del árbol que se infiere mediante una molécula contradice con frecuencia el patrón que se obtiene con otra.

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<big style="font-style: italic;">La estructura ramificada del «árbol de la vida» de Darwin ha quedado seriamente cuestionada por los datos del registro fósil y de la moderna biología molecular. (Ilustración de </big><big>Biology,</big><big style="font-style: italic;"> de Miller y Levine, publicado por Prentice-Hall)</big>

El biólogo molecular canadiense W. Ford Doolittle no cree que el problema vaya a desaparecer. Quizá los científicos «no han alcanzado a encontrar el “verdadero árbol”», escribió en 1999, «no debido a que sus métodos sean inadecuados o porque hayan escogido los genes incorrectos, sino porque la historia de la vida no se pueda representar de forma adecuada como un árbol». Sin embargo, los libros de texto de biología siguen asegurando a los estudiantes que el Árbol de la Vida de Darwin es un hecho científico abrumadoramente confirmado por la evidencia. Pero a juzgar por la verdadera evidencia fósil y molecular, es una hipótesis no acreditada disfrazada de hecho.

Todos se parecen:
La homología en los miembros de los vertebrados

La mayoría de los libros de texto de biología muestran dibujos de extremidades de vertebrados que exhiben semejanzas en sus estructuras óseas. Los biólogos anteriores a Darwin habían observado este tipo de semejanza y la habían llamado «homología», y la atribuían a una construcción sobre un arquetipo o diseño común. Pero en El Origen de las Especies Darwin argumentó que la mejor explicación para la homología es la descendencia con modificación, y la consideró como evidencia en favor de su teoría.

Los seguidores de Darwin se apoyan en las homologías para ordenar a los fósiles en árboles ramificados que supuestamente exhiben relaciones de antecesores y descendientes. En su libro de 1990, Evolution and the Myth of Creationism [La evolución y el mito del creacionismo], el biólogo Tim Berra comparó el registro fósil con una serie de modelos de automóvil Corvette: «Si uno compara un Corvette modelo 1953 y un Corvette modelo 1954, poniéndolos juntos, y luego un modelo 1954 y un modelo 1955, y se sigue así, la evidencia de la descendencia con modificación resulta abrumadora»

Pero Berra se olvidó de un punto crucial, y evidente: Los Corvettes, que se sepa, no dan a luz a pequeños Corvettes. Lo mismo que todos los demás automóviles, están diseñados por personas que trabajan para las compañías automovilísticas. En otras palabras, hay una inteligencia exterior. Así, aunque Berra creía que estaba prestando apoyo a la evolución darwinista en lugar de a la explicación predarwinista, puso en evidencia, involuntariamente, que la evidencia de los fósiles es compatible con ambas cosas. El catedrático de derecho (y crítico del darwinismo) Phillip E. Johnson lo designó como «La Bobada de Berra».

La lección que debemos aprender de la Bobada de Berra es que es preciso especificar un mecanismo natural antes de poder excluir científicamente la construcción por designio como la causa de la homología. Los biólogos darwinistas han propuesto dos mecanismos: vías de desarrollo y programas genéticos. Según el primero, las características homólogas surgen de células y procesos semejantes en el embrión; según el segundo, las características homólogas están programadas por genes semejantes.

Pero los biólogos han sabido durante cien años que las estructuras homólogas no las producen vías semejantes de desarrollo. Y han sabido desde hace treinta años que a menudo tampoco las producen genes semejantes. De modo que no hay ningún mecanismo demostrado empíricamente para establecer que las homologías se deban a una descendencia común en lugar de a un designio común.

En ausencia de mecanismo, los darwinistas modernos han pasado a definir la homología simplemente como semejanza debido a una descendencia común. Según Ernst Mayr, uno de los principales arquitectos del moderno neodarwinismo: «A partir de 1859 solo ha habido una definición de homólogo que tiene sentido en biología: Los atributos de dos organismos son homólogos cuando derivan de una característica equivalente del antecesor común».

En esto tenemos un caso clásico de razonamiento en círculos. Darwin consideraba la evolución como una teoría, y la homología como evidencia en favor de la misma. Los seguidores de Darwin dan por supuesta la evolución como si estuviese establecida de forma independiente, y consideran la homología como su resultado. Pero entonces uno no puede usar la homología como prueba en favor de la evolución excepto razonando en círculos: La semejanza debida a la descendencia común demuestra la descendencia común.

Los filósofos de la biología han estado criticando este modo de hacer durante décadas. Como escribió Ronald Brady en 1985: «Al introducir nuestra explicación en la definición de la condición a explicar, no expresamos una hipótesis científica sino una creencia. Estamos tan convencidos de que nuestra explicación es verdadera que ya no vemos ninguna necesidad de distinguirla de la situación que estábamos intentando explicar. Las empresas dogmáticas de esta clase han de dejar finalmente el ámbito de la ciencia».

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De nuevo, ¿cómo afrontan los libros de texto esta controversia? Una vez más, la pasan por alto. De hecho, dan a los estudiantes la impresión de que tiene sentido definir la homología en términos de descendencia común y luego darle la vuelta y usarla como evidencia en favor de la descendencia común. Y a esto le llaman «ciencia».

No hay nada que no se pueda pegar con un poco de cola:
Las polillas moteadas del abedul

Darwin estaba convencido de que en el curso de la evolución, «la Selección Natural ha sido el medio más importante, pero no exclusivo, de modificación», pero no tenía evidencia directa de esto. Lo mejor que pudo hacer en El Origen de las Especies fue dar «una o dos ilustraciones imaginarias».

Pero en la década de 1950, el médico británico Bernard Kettlewell proporcionó lo que parecía constituir una prueba concluyente de la selección natural. Durante el siglo precedente, las polillas moteadas del abedul habían cambiado de ser de un color predominante claro a ser de color oscuro de manera predominante. Se pensó que el cambio había tenido lugar debido a que las polillas oscuras se camuflan mejor sobre troncos de árbol oscurecidos por la contaminación, y que son por ello menos susceptibles a ser devoradas por las aves predadoras.

Para poner a prueba esta hipótesis de forma experimental, Kettlewell liberó polillas claras y oscuras en troncos de árboles cercanos en bosques contaminados y no contaminados, y luego observó mientras los pájaros devoraban las polillas más visibles. Como era de esperar, los pájaros comieron más polillas claras en el bosque contaminado, y más polillas oscuras en el bosque incontaminado. En un artículo escrito para Scientific American, Kettlewell designó esto como «la evidencia que le faltaba a Darwin». Las polillas moteadas pronto se convirtieron en el clásico ejemplo de la selección natural en acción, y la historia sigue apareciendo en la mayor parte de los libros de introducción a la biología, acompañada de fotografías de las polillas sobre los troncos de los árboles.

Pero en la década de 1980 unos investigadores encontraron evidencia de que la historia oficial era defectuosa —incluyendo el hecho significativo de que las polillas moteadas no se posan normalmente sobre los troncos de los árboles. Más bien, vuelan de noche y aparentemente se ocultan bajo las ramas superiores durante el día. Al liberar polillas sobre troncos de árboles cercanos a la luz del día, Kettlewell creó una situación artificial que no existe en la naturaleza. En la actualidad, muchos biólogos consideran nulos sus resultados, e incluso algunos incluso ponen en duda si la selección natural fue la responsable de los cambios observados.

Así, ¿de dónde salieron todas aquellas fotografías que aparecen en los libros de texto de polillas moteadas sobre troncos? Se trata de un montaje. Para facilitar las cosas, algunos fotógrafos incluso pegaron polillas muertas a los árboles. Naturalmente, aquellos que realizaron este montaje antes de la década de 1980 creían que estaban representando la verdadera situación de forma precisa, pero ahora sabemos que estaban en un error. Sin embargo, una examen de pasada a casi cualquier libro de texto de biología actual revela que se siguen empleando todavía como evidencia de selección natural.

En 1999, un escritor canadiense de libros de texto justificaba esta práctica: «Es preciso considerar la audiencia. ¿Cuán complicado lo quieres hacer para el principiante?», en palabras de Bob Ritter, citado en la publicación Alberta Report Newsmagazine de abril de 1999. Los estudiantes de instituto «tienen todavía una mentalidad muy concreta en la forma que aprenden», proseguía Ritter. «Queremos comunicar la idea de la adaptación selectiva. Más tarde pueden considerar el trabajo de forma crítica.»

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Por lo que parece, esto de «más tarde» puede llegar a ser mucho más tarde. Cuando el Profesor Jerry Coyne de la Universidad de Chicago se enteró de la verdad en 1998, estaba bien adentrado en su carrera como biólogo evolucionista. Su experiencia ilustra cuán insidiosos son realmente los iconos de la evolución, por cuanto extravían tanto a los expertos como a los principiantes.

Picos y pájaros:
Los pinzones de Darwin

Un cuarto de siglo antes que Darwin publicase El Origen de las Especies, estaba formulando sus ideas como naturalista a bordo del barco británico de exploración H.M.S. Beagle. Cuando el Beagle visitó las Islas Galápagos en 1835, Darwin recogió especímenes de la fauna y flora autóctona, incluyendo algunos pinzones.

Aunque los pinzones tuvieron en realidad poco que ver con el desarrollo de la teoría evolucionista de Darwin, han atraído una considerable atención de parte de los modernos biólogos evolucionistas como evidencia adicional de la selección natural. En la década de 1970, Peter y Rosemary Grant y sus colegas observaron un aumento de un 5 por ciento en el tamaño de los picos después de una intensa sequía, debido a que los pinzones se quedaron solo con semillas difíciles de partir. El cambio, aunque significativo, era pequeño; sin embargo, algunos darwinistas pretenden que explica incluso el origen primero de la especie de los pinzones.

Un opúsculo publicado en 1999 por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos describe los pinzones de Darwin como «un ejemplo particularmente convincente» del origen de las especies. El opúsculo cita el trabajo de Gran y explica cómo «un solo año de sequía en las islas puede llevar a cambios evolutivos en los pinzones». Dicho opúsculo calcula también que «si se dan sequías alrededor de cada 10 años en las islas, podría surgir una nueva especie de pinzón en unos meros 200 años».

Pero este opúsculo silencia que los picos de los pinzones revirtieron a la normalidad después que volvieron las lluvias. No hubo una evolución neta. De hecho, hay diversas especies de pinzones que actualmente parecen estar mezclándose mediante hibridación, en lugar de divergiendo por selección natural tal como lo demanda la teoría de Darwin.

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La supresión de la evidencia para dar la impresión de que los pinzones de Darwin confirman la teoría evolucionista bordea la mala práctica científica. Según el biólogo de Harvard Louis Guenin (escribiendo en Nature en 1999), las leyes sobre títulos garantizados de los Estados Unidos nos proporcionan «nuestra fuente más rica de directrices experimentales» para definir qué constituye mala práctica científica. Pero un corredor de bolsa que diga a sus clientes que se puede esperar de unas acciones determinadas que doblen de valor en veinte años porque subieron un 5 por ciento en 1998, a la vez que oculta el hecho de que las mismas acciones descendieron en un 5 por ciento en 1999, podría ser acusado de fraude con toda razón. Como escribió el catedrático de derecho de Berkeley Phillip E. Johnson en The Wall Street Journal en 1999: «Cuando nuestros científicos líderes tienen que recurrir a la especie de distorsión que llevaría a un corredor de bolsa a la cárcel, es que están en un verdadero aprieto.»

De los simios a los humanos

La teoría darwinista se manifiesta realmente de forma abierta cuando se aplica a los orígenes de la humanidad. Aunque apenas si mencionó este tema en El Origen de las Especies, posteriormente Darwin escribió con profusión acerca de esto en El Linaje del Hombre. «Mi propósito», explicaba él, «es demostrar que no existe ninguna diferencia fundamental entre el hombre y los animales superiores respecto a sus facultades mentales» — incluso en lo tocante a la moralidad y a la religión. Según Darwin, la tendencia de un perro a imaginar una agencia oculta en cosas movidas por el viento «se transmitiría fácilmente a la creencia en la existencia de uno o más dioses».

Naturalmente, ya mucho antes de Darwin existía el conocimiento de que el cuerpo humano forma parte de la naturaleza. Pero Darwin iba mucho más lejos. Lo mismo que los filósofos materialistas desde la antigua Grecia, Darwin creía que los seres humanos no son nada más que animales.

Pero Darwin necesitaba evidencia para confirmar su conjetura. Aunque los Neanderthales ya habían sido descubiertos, no se consideraban entonces como ancestros humanos, de modo que Darwin no tenía evidencia fósil a favor de su punto de vista. No fue sino hasta 1912 que el paleontólogo amateur Charles Dawson anunció que había hallado aquello que los darwinistas estaban buscando, en una cantera de grava en Piltdown, Inglaterra.

Dawson había encontrado parte de un cráneo humano y parte de un maxilar inferior de forma simiesca con dos dientes. No fue sino hasta cuarenta años más tarde que un equipo de científicos demostró que el cráneo de Piltdown, aunque quizá de miles de años de antigüedad, pertenecía a un ser humano moderno, mientras que el fragmento de la mandíbula era más reciente y pertenecía a un orangután moderno. La mandíbula había sufrido un tratamiento químico para hacerla parecer fósil, y sus dientes habían sido limados de forma deliberada para hacerlos parecer humanos. El hombre de Piltdown era un fraude.

La mayoría de los textos modernos de biología ni tan siquiera mencionan Piltdown. Cuando los críticos del darwinismo suscitan el tema, se les dice generalmente que este incidente sencillamente demuestra la capacidad de autocorrección de la ciencia. Y así lo fue en este caso —aunque la corrección se tomó más de cuarenta años. Pero la lección más interesante que se puede aprender de Piltdown es que los científicos, lo mismo que cualquier otra persona, pueden ser engañados a ver lo que quieren ver.

La misma subjetividad que preparó el camino para Piltdown sigue infestando las investigaciones acerca de los orígenes humanos. Según la paleoantropóloga Misia Landau, las teorías de los orígenes humanos «exceden con mucho a lo que se puede inferir del estudio de los fósiles solos y de hecho imponen una pesada carga de interpretación sobre el registro fósil —carga que queda aliviada al colocar los fósiles en estructuras narrativas preexistentes». En 1996, el conservador del Museo Americano de Historia Natural, Ian Tattersall, reconoció que «en paleoantropología, las pautas que percibimos son probablemente tanto el resultado de nuestras actitudes inconscientes como de la evidencia misma». El antropólogo Geoffrey Clark, de la Universidad Estatal de Arizona, se hizo eco de esta postura cuando escribió: «Seleccionamos entre conjuntos alternativos de conclusiones de las investigaciones siguiendo nuestros prejuicios y conceptos previamente asumidos». Clark sugería que «la paleoantropología tiene la forma pero no el fondo de la ciencia».

Los estudiantes de biología y el público en general son raras veces informados de la profunda incertidumbre acerca de los orígenes humanos que aparece reflejada en estas declaraciones de expertos científicos. En lugar de esto, se les alimenta con las últimas especulaciones como si fuesen realidades. Y la especulación va generalmente ilustrada con fantasiosos dibujos de hombres de las cavernas, o con fotografías de actores humanos muy maquillados.

¿Qué está pasando aquí?

La mayoría de nosotros supone que lo que oímos de parte de científicos es relativamente digno de confianza. Los políticos podrían distorsionar o empujar la verdad para respaldar un plan preconcebido, pero los científicos, se nos dice, tratan acerca de hechos. Sí, pueden equivocarse en ocasiones, pero la belleza de la ciencia es que se puede someter a prueba empírica. Si una teoría está equivocada, esto lo descubrirán otros científicos que realicen experimentos independientes bien para reproducir o para refutar sus resultados. De esta manera se examinan constantemente los datos y las hipótesis se transforman en teorías ampliamente aceptadas. De modo que, ¿cómo explicamos una distorsión tan extendida y duradera de los datos específicos que se emplean para respaldar la teoría evolucionista?

Quizá el evolucionismo darwinista ha adoptado una significación en nuestra cultura que tiene poco que ver con su mérito científico, sea éste cual sea. Una indicación de ello se observó en la reacción casi universal y hostil contra la resolución de la Junta Escolar de Kansas de dar lugar a la disidencia en la enseñanza estándar de la evolución (mucha de la cual, como acabamos de ver, es sencillamente errónea).

Según los medios de comunicación, solo los fundamentalistas religiosos ponen en duda el evolucionismo darwinista. Los que critican a Darwin, según se nos dice, quieren retrotraer a bombazos la ciencia hasta la Edad de Piedra y sustituirla con la Biblia. El creciente cuerpo de evidencia que contradice a las pretensiones darwinistas es ignorado olímpicamente. Cuando el bioquímico Michael Behe observó en el diario The New York Times el año pasado que la «evidencia» embriológica en favor de la evolución era un fraude, el darwinista de Harvard Stephen Jay Gould admitió que había conocido esto durante décadas (como se ha observado con anterioridad en el presente artículo), pero acusó a Behe de ser un «creacionista» por manifestarlo públicamente.

Ahora bien, aunque Behe respalda la idea de que algunas características de los seres vivos se explican mejor mediante un diseño inteligente, no es un «creacionista» en el sentido en que se emplea normalmente este término. Behe es un biólogo molecular cuyo trabajo científico le ha convencido de que la teoría darwinista no se ajusta a la evidencia observacional y experimental. ¿Por qué Gould, que sabe que los dibujos de Haeckel son una falsificación, descarta a Behe como creacionista por criticar dichos dibujos?

Sospecho que existe un interés activo aquí aparte del de la ciencia pura. Mi evidencia es el mensaje materialista más o menos explícito entretejido en muchos de los libros de texto. El libro de Futuyma Evolutionary Biology es típico de esto mismo, al informar a los estudiantes que «fue la teoría de la evolución de Darwin», junto con la teoría de Marx acerca de la historia y la teoría de Freud acerca de la naturaleza humana «lo que proporcionó un trampolín crucial para la plataforma del mecanismo y del materialismo» que ha sido desde entonces «el escenario de la mayor parte del pensamiento occidental». Un libro de texto cita a Gould, que declara abiertamente que los seres humanos no han sido creados, sino que son meramente las ramitas fortuitas en un árbol de la vida «contingente» (esto es, accidental). El darwinista Richard Dawkins, de Oxford, aunque no en libro de texto, lo escribió de forma más contundente: «Darwin hizo posible el ser un ateo intelectualmente satisfecho».

Estos son puntos de vista evidentemente filosóficos más que científicos. Futuyma, Gould y Dawkins tienen derecho a expresar su filosofía. Pero no tienen derecho a enseñarla como si fuese ciencia. En ciencia todas las teorías —incluyendo el evolucionismo darwinista— han de contrastarse mediante la evidencia. Por cuanto Gould sabe que la verdadera evidencia embriológica contradice los dibujos falseados en los libros de texto de biología, ¿por qué no adopta un papel más activo en limpiar la educación científica? Las tergiversaciones y omisiones que he reseñado aquí son solo una pequeña muestra. Hay muchas más. Durante demasiado tiempo el debate acerca de la evolución ha dado como supuestos unos «hechos» que no son ciertos. Es hora de eliminar las mentiras que obstruyen la discusión de la evolución a nivel popular, y de insistir en que las teorías se ajusten a la evidencia. En otras palabras, es hora de hacer ciencia de la forma en que se supone que se debe hacer.

Muy bien, eliminémoslas. ¿Y con qué nos quedamos? ¿Con un Dios que crea al hombre por medio de un muñequito de barro? ¡Eso sí que es increíble! Y sin embargo se lo creen millones de hombres "inteligentes".
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

Que propaganda anticientífica mas espantosa.

Tan fácil como esto.

*Adolf Hitler (1889-1945): fue canciller en la Alemania Nazi desde 1933 hasta 1945. Estudió cuidadosamente los escritos de *Darwin y *Nietzche. El libro de Hitler: “Mein Kampf” estaba basado en la teoría evolucionaria. El título mismo del libro (“Mi lucha” [por sobrevivir y superar]) es una copia de una expresión darwiniana. Hitler creía que estaba llevando a cabo los objetivos evolucionarios al eliminar “individuos indeseables” y “razas inferiores” para producir la “Raza Maestra” alemana. (*Larry Azar: “Twentieth Century in Crisis” – “Siglo 20 en crisis”, 1990, pág. 180). (Noten que las personas que creen en la “raza maestra” siempre eligen la raza a la que pertenecen como la mejor).

Adolf Hitler utilizó las ideas de Darwin para justificar el genocidio

Fuente: Weston-Broome, Sharon. 2001. Louisiana House Concurrent Resolution no. 74: CIVIL RIGHTS: Provides relative to racism and education about racism. HLS 01-2652 ORIGINAL.
Respuesta: Hitler no basó sus ideales en el Darwinismo sino en una filosofía de "derecho fdivino".
La filosofía popular de ninguna manera cree en la igualdad de razas, pero junto con las diferencias, reconoce el valor mayor o menor y se siente obligado, a través de este conocimiento, para promover la victoria de la mejor y más fuerte, y exigir la subordinación de lo inferior y más débil, de acuerdo con la voluntad eterna que domina el universo. (Hitler 1943, 383)

La primera edición de Mein Kampf sugiere que Hitler pudo haber creído en una tierra joven: "este planeta, como lo hizo hace miles de años, se mueve a través del éter exento de los hombres" (p. 65, la segunda edición sustituye millones por "miles "de", "y en el capítulo 11 se refiere a" cientos de miles de años). Otros pasajes apoyan aún más sus inclinaciones creacionistas.:

El debilitamiento de la existencia de la cultura humana por la destrucción de su portador parece a los ojos de una filosofía popular, el crimen más atroz. Cualquiera que se atreva a poner las manos en la imagen más alta del Señor comete sacrilegio contra el Creador benevolente de este milagro y contribuye a la expulsión del paraíso. (Hitler 1943, 383)

Por loo que tenemos que luchar, es por es salvaguardar la existencia y reproducción de nuestra raza y nuestro pueblo. . . para que nuestra gente pueda madurar para el cumplimiento de la misión asignada por el creador del universo. (Hitler 1943, 214)

Citas de Hitler invoca el cristianismo como base para sus acciones podrían multiplicarse ad nauseam. Por ejemplo:

Por lo tanto, hoy creo que estoy actuando de acuerdo con la voluntad del Creador Todopoderoso, al defenderme contra el Judio, estoy luchando por la obra del Señor (Hitler 1943, 65).
La tarea de preservar y promover la mayor humanidad, dada al mundo por la benevolencia del Altísimo, parece una misión verdaderamente elevada (Hitler 1943, 398).
Una campaña contra el "movimiento ateo" y un recurso de apoyo católico se lanzaron este miércoles por las fuerzas de la canciller Adolf Hitler (Associated Press 1933).

Por supuesto, esto no quiere decir que las ideas de Hitler se basaron en el creacionismo más de lo que se basaban en la evolución. Las ideas de Hitler eran una perversión de la religión y la biología.

Genocidio y racismo existían mucho antes de Darwin. Obviamente, no necesitan ninguna contribución del darwinismo. En muchos casos, como en las Cruzadas y la conquista española de América Central, la religión se invocó expresamente para justificarlos.

Referencias:

"Blacklist for Public Libraries and Commercial Lending Libraries." Quoted from University of Arizona Library, "Lists of Banned Books, 1932-1939", transl. Roland Richter, /documents.htm
Die Bücherei 2:6 (1935). Quoted from University of Arizona Library, "Lists of Banned Books, 1932-1939", transl. Roland Richter,
Hitler, A. 1943. Mein Kampf. Transl. R. Manheim. Boston: Houghton Mifflin. http://www.stormfront.org/books/mein_kampf/
Associated Press. 1933. Hitler aims blow at 'Godless' move, Lansing State Journal (Michigan), Feb. 23, 1933.
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

El Hecho de la Evolución


Phillip Johnson, Doctor en Jurisprudencia






Los darwinistas consideran la evolución como un hecho, no como una mera teoría, porque les da una explicación satisfactoria del patrón de relación que vincula a todos los seres vivos —un patrón tan identificado en sus mentes con lo que ellos consideran la causa necesaria del patrón —la descendencia con modificación— que, para ellos, la relación biológica significa relación evolutiva.
La clasificación biológica es una cuestión tan polémica como la religión o la política, pero se aceptan algunos principios básicos. Los biólogos clasifican animales (y otros organismos) por medio de categorías taxonómicas como familias, órdenes, clases y fílums o tipos. Una clasificación superficial podría agrupar a la ballena, el pingüino y el tiburón en un mismo grupo como criaturas acuáticas, y a las aves, murciélagos y abejas en otro como criaturas voladoras. Pero el diseño corporal básico de las aves, murciélagos y abejas es fundamentalmente diferente, sus sistemas reproductivos son diferentes, e incluso sus alas son similares sólo en el sentido de que son adecuadas para volar. Por tanto, todos los taxónomos están de acuerdo en que el murciélago y la ballena deberían ser agrupados con el caballo y el mono como mamíferos, a pesar de las enormes diferencias en conducta y mecanismos de adaptación. Las abejas están construidas en base de un plan corporal fundamentalmente diferente del de los vertebrados de todo tipo, y pasan a una serie de clasificación totalmente diferente.
Los biólogos, antes y después de Darwin, han tenido en general la sensación de que al clasificar no estaban simplemente forzando a unos seres a unas categorías arbitrarias, sino descubriendo unas relaciones que en cierto sentido son reales. Algunos taxónomos predarwinianos expresaron esta impresión al decir que las ballenas y los murciélagos son superficialmente como los peces y las aves, pero son esencialmente mamíferos —es decir, en su esencia se conforman al «tipo» mamífero. De forma similar, todas las aves son esencialmente aves, tanto si vuelan, nadan o corren. Este principio puede ser extendido hacia arriba o abajo de la escala de clasificación. Los San Bernardos y los dachsunds son esencialmente perros, a pesar de la visible disparidad, y los gorriones y los elefantes son esencialmente vertebrados.
El esencialismo no intentó explicar la causa de las relaciones naturales, sino que meramente describió el patrón en el lenguaje de la filosofía platónica. Los esencialistas sabían acerca de los fósiles, y por ello eran conscientes de que diferentes clases de seres habían vivido en diferentes tiempos. Sin embargo, el concepto de evolución no tenía sentido para ellos, porque demandaba la presencia de numerosas formas intermedias —criaturas imposibles que estarían en algún punto de transición de un estado esencial a otro. Por eso, los esencialistas atribuyeron los rasgos comunes que vinculaban a cada clase no a una herencia de antecesores comunes, sino a una especie de modelo llamado el «Arquetipo», que existía sólo en algún reino metafísico, como la mente de Dios.
Darwin propuso una explicación naturalista para los rasgos esencialistas del mundo viviente, y que era tan chocante en su atractivo lógico que conquistó el mundo científico aunque quedaban dudas acerca de algunas partes importantes de su teoría. Teorizó que los grupos discontinuos del mundo viviente eran los descendientes de antecesores extinguidos durante mucho tiempo. Grupos relacionados de una forma relativamente estrecha (como los reptiles, las aves y los mamíferos) compartían un antepasado común relativamente reciente; y todos los animales compartían un antepasado común más antiguo. Luego propuso que estos antepasados habían de estar unidos con sus descendientes mediante largas cadenas de intermedios de transición, también extintas. Según Darwin:
De este modo [por la extinción] podemos dar cuenta incluso de la disparidad de clases enteras entre sí —por ejemplo, de las aves de todos los otros animales vertebrados— mediante la creencia de que muchas formas de vida se han perdido totalmente, y por medio de las cuales los más tempranos progenitores de las aves estuvieron antiguamente relacionadas con los antiguos progenitores de las otras clases vertebradas.
Esta teoría de la descendencia con modificación daba sentido al patrón de relaciones naturales de una manera aceptable para los materialistas filosóficos. Explicaba por qué los grupos parecían formar parte de un marco natural y no de una mera invención humana. Para la imaginación darwinista se trata de familias literales. Cuando se combina con la teoría de la selección natural, explicaba la diferencia entre los rasgos comunes que son relevantes para la clasificación (homologías) y los que no lo son (analogías). Los primeros eran reliquias de un antepasado común; lo segundo evolucionó de manera independiente para proveer criaturas muy diferentes con unos miembros del cuerpo superficialmente similares y útiles para estrategias adaptativas como el vuelo y la natación. Expresándolo con las históricas palabras de Darwin:
Todas las … dificultades en la clasificación quedan explicadas … en base de la postura de que el sistema natural está basado en la descendencia con modificaciones; que los caracteres que los naturalistas consideran como exteriorizando una verdadera afinidad entre cualesquiera dos o más especies son las que han sido heredadas de un progenitor común, y hasta ahí toda verdadera clasificación es genealógica; que el vínculo oculto que los naturalistas han estado inconscientemente buscando es la comunidad de linaje, y no algún desconocido plan de creación, ni la enunciación de proposiciones generales y la mera colección y separación de objetos más o menos parecidos.
Darwin terminaba su capítulo diciendo que el argumento de la clasificación era tan decisivo que sólo en base del mismo él adoptaría su teoría incluso si no estuviese apoyada por otros argumentos. Esta confianza explica por qué Darwin no se sentía desalentado por las evidentes dificultades del registro fósil: su lógica le decía que la explicación de la descendencia con modificaciones había de ser la explicación para las «dificultades en la clasificación», con independencia de toda discontinuidad en la evidencia. La misma lógica inspira a los actuales darwinistas, cuando se encogen de hombros ante los críticos que afirman que uno u otro elemento de la teoría es dudoso. «Di lo que quieras contra cada detalle», responden ellos: «sin embargo, en biología nada tiene sentido excepto bajo la luz de la evolución.»
Es indudable que la teoría de Darwin tiene un impresionante poder de explicación, pero, ¿cómo podemos saber si es verdad? Si definimos «evolución» sencillamente como «todo lo que produzca clasificación», entonces la evolución es un hecho en el mismo sentido que la clasificación es un hecho. Pero aquí tenemos otra tautología, y como tal no tiene un valor explicativo genuino. En esta forma, la teoría está apoyada principalmente por las implicaciones semánticas de la palabra «relación». Los darwinistas dan por supuesto que la relación entre, digamos, murciélagos y ballenas es similar a la existente entre hermanos y primos en las familias humanas. Quizá, pero la proposición no es evidente por sí misma.
La descendencia con modificación podría ser algo mucho más sólido que una tautología o un truco semántico. Podría ser una hipótesis científica susceptible de ensayo. Si existieron en el pasado antepasados comunes y cadenas de formas de eslabones intermedios, los estudios sobre los fósiles deberían poder identificarlos, al menos en algunos casos. Si es posible que una sola especie ancestral cambie mediante procesos naturales para transformarse en formas tan diferentes como un tiburón, una rana, una serpiente, un pingüino y un mono, entonces la ciencia debería poder descubrir en el laboratorio los mecanismos del cambio.
Si no se puede establecer un mecanismo en un laboratorio científico, y si los estudios sobre los fósiles no pueden encontrar los antecesores comunes ni los eslabones de transición, entonces el darwinismo falla como teoría empírica. Pero los darwinistas suprimen la consideración de esta posibilidad invocando una distinción entre el «hecho» de la evolución y la teoría particular de Darwin. Las objeciones basadas en el registro fósil y en la impotencia del mecanismo darwinista sólo inciden sobre la teoría, argumentan ellos. La evolución misma (la explicación lógica para las relaciones) sigue siendo un hecho, por lo cual se refieren a una deducción irrefutable procedente del hecho de la relación. El influyente artículo de Stephen Jay Gould, «Evolution as Fact and Theory», explica esta distinción citando el hecho y la teoría de la gravedad:
Los hechos son los datos del mundo. Las teorías son estructuras de ideas que explican e interpretan los hechos. Los hechos no se desvanecen mientras los científicos debaten teorías rivales para explicarlos. La teoría de la gravitación de Einstein sustituyó a la de Newton, pero las manzanas no se detuvieron en medio del aire esperando el resultado. Y los seres humanos evolucionaron de antepasados simios, tanto si lo hicieron mediante el mecanismo propuesto por Darwin, o mediante algún otro mecanismo aún no identificado.
Esta analogía es falsa. Es cosa de observación directa que las manzanas caen cuando se sueltan, pero no observamos un antepasado común de los simios modernos y de los hombres. Lo que sí observamos es que los simios y los humanos son física y bioquímicamente más parecidos entre sí que a los conejos, serpientes o árboles. EL antepasado común simiesco es una hipótesis en una teoría, que intenta explicar cómo llegaron a existir estas mayores y menores semejanzas. Se trata de una teoría plausible, especialmente para un materialista, pero puede sin embargo ser falsa. La verdadera explicación de las relaciones naturales podría ser algo mucho más misterioso.
Debido a que Gould establece la frontera entre hecho y teoría en un lugar erróneo, la distinción carece prácticamente de significado. Para él, la teoría es sencillamente la teoría de selección natural, y el «hecho» es el hecho de que la evolución puede ocurrir por mecanismos aleatorios sin influencia de la selección. Gould explica esta distinción observando que
en tanto que ningún biólogo pone en duda la importancia de la selección natural, muchos dudan ahora de su omnipresencia. De forma particular, muchos evolucionistas argumentan que puede que grandes cantidades de cambio genético puedan no estar sujetos a la selección natural y que puede que se extiendan al azar a través de las poblaciones.
Sin embargo, y como lo reconoce Gould, Darwin siempre insistió en que la selección natural era sólo uno de los mecanismos de la evolución, y se quejaba acerbamente cuando se le acusaba de escribir que la selección sea omnipresente. Por tanto, el «hecho» que describe Gould no es nada más que la teoría bien entendida de Darwin: que la evolución es descendencia con modificación impulsada por cambios genéticos al azar, con la selección natural para dar la conducción que se precise para producir estructuras adaptativas complejas como alas y ojos.1 Así queda asegurado el poder creativo de la selección natural, porque es una implicación necesaria del «hecho» de que la evolución ha producido todas las maravillas del mundo de lo viviente. La reformulación de la teoría como hecho no sirve para otro propósito que para protegerla de la falsación.
¿Es la microevolución una prueba del Darwinismo?

Nadie necesita demostrar que las manzanas caen y no suben, pero Gould da tres pruebas para el «hecho de la evolución». La primera prueba es la microevolución:
Primero, tenemos abundante evidencia directa, observada, de la evolución en acción, tanto de campo como de laboratorio. Esta evidencia va desde incontables experimentos sobre cambios en prácticamente todos los aspectos de las moscas de la fruta sujetas a selección artificial en laboratorio hasta las famosas poblaciones de polillas británicas que se ennegrecieron cuando el hollín industrial oscureció los árboles sobre los que se posan las polillas. (Las polillas consiguen protección de las aves predadoras, de gran agudeza visual, confundiéndose con el medio.) Los creacionistas no niegan estas observaciones: ¿cómo podrían hacerlo? Los creacionistas se han aplicado. Ahora argumentan que Dios sólo creó «tipos básicos», dejando lugar para oscilación evolutiva en su seno. Así, los caniches domésticos y los grandes daneses provienen del tipo canino, y las polillas pueden cambiar de color, pero la naturaleza no puede convertir un perro en un gato, ni un mono en un hombre.
Gould tiene razón: todo el mundo está de acuerdo en que hay microevolución, incluso los creacionistas. Hasta los científicos creacionistas están de acuerdo con ello, no porque «se hayan aplicado», sino porque su doctrina siempre ha sido que Dios creó tipos básicos, o naturalezas, que posteriormente se diversificaron. El ejemplo más famoso de microevolución creacionista involucra a los descendientes de Adán y Eva, que se han diversificado de una pareja ancestral común para originar todas las diversas razas de la especie humana.
El tema a debate no es si hay microevolución, sino si este fenómeno nos dice algo relevante acerca de los procesos responsables del primer origen de las aves, insectos y árboles. Gould mismo ha escrito que incluso el primer paso hacia la macroevolución (especiación) demanda más que la acumulación de micromutaciones. En lugar de explicar cómo se relacionan las variaciones de la polilla del abedul con la clase de evolución que realmente importa, lo que hace es cambiar de tema y atacar a los creacionistas.2
Otros darwinistas que no ignoran tranquilamente el problema recurren a la mala filosofía para esquivarlo. Por ejemplo, Mark Ridley dice que
«Todo lo que se necesita para demostrar la evolución es la microevolución observada añadida a la doctrina filosófica del uniformismo que (en la forma que se necesita aquí) subyace a toda la ciencia».
¿Pero qué tipo de prueba es ésa? Si nuestra filosofía exige que los cambios pequeños se acumulen a grandes, entonces la evidencia científica es irrelevante. A los científicos les encanta suponer que las leyes de la naturaleza fueron uniformes siempre y en todas partes, porque en caso contrario no podrían hacer inferencias acerca de lo que sucedió en el remoto pasado o en el otro extremo del universo. No suponen que las normas que rigen la actividad a un nivel de magnitud se aplican necesariamente a todos los otros niveles. Las diferencias entre la física newtoniana, la relatividad y la mecánica cuántica muestra cuán injustificada sería tal suposición. Lo que los darwinistas tienen que presentar es no un principio filosófico arbitrario, sino una teoría científica de cómo puede tener lugar la evolución.
Se deriva mucha confusión del hecho de que se emplea un sólo vocablo —evolución— para designar procesos que pueden tener poco o nada en común. Se le da el nombre de evolución a una oscilación en la cantidad relativa de polillas oscuras y claras en una población, y también al proceso creativo que produjo a la célula, al organismo multicelular, al ojo y a la mente humana. La implicación semántica es que la evolución es fundamentalmente un proceso simple, y los darwinistas explotan con entusiasmo esta implicación como sucedáneo de la evidencia científica. Incluso la separación de la evolución en sus variedades «micro» y «macro» —a la que generalmente se resisten los darwinistas— implica que todos los procesos creativos involucrados en la vida comprenden un fenómeno simple en dos partes que se entenderá de manera adecuada cuando descubramos un proceso que haga nuevas especies a partir de las existentes. Quizá sea así, pero más probablemente no. El vocabulario del darwinismo limita de manera inherente nuestra comprensión de las dificultades al recubrirlas engañosamente con el término inclusivo de «evolución».
¿Es la imperfección una prueba del Darwinismo?

El segundo argumento de Gould, y la pieza central de su argumento en favor del «hecho» de la evolución, es el argumento de la imperfección:
El segundo argumento —el de que la imperfección de la naturaleza revela una evolución— les suena a muchos como irónico, porque creen que la evolución tendría que exhibirse de la forma más elegante en la adaptación prácticamente perfecta expresada por algunos organismos: la cámara del ala de una gaviota, o mariposas que no se pueden ver en la hojarasca del suelo porque imitan de manera tan precisa a las hojas. Pero la perfección podría ser impuesta por un creador sabio o evolucionar por selección natural. La perfección recubre las huellas de la historia del pasado. Y la historia del pasado —la evidencia de la descendencia— es la marca de la evolución.
La evolución queda expuesta en las imperfecciones que registran una historia de descendencia. ¿Por qué habría de correr la rata, volar el murciélago, nadar la marsopa y yo estar mecanografiando este ensayo con estructuras construidas con los mismos huesos, a no ser que todos las heredásemos de un antepasado común? Un ingeniero que comenzase de cero podría en cada caso diseñar mejores miembros. ¿Por qué han de ser marsupiales todos los grandes mamíferos nativos de Australia, a no ser que desciendan de un antecesor común en este continente-isla? Los masupiales no son «mejores» ni son especialmente idóneos para Australia; muchos de ellos han sido borrados por animales placentarios importados por el hombre desde otros continentes.…
Lo que hace aquí Gould es simplemente repetir la explicación de Darwin para la existencia de grupos naturales —la teoría para la que estamos buscando confirmación— y le da un giro teológico. Un Creador apropiado tendría que haber diseñado cada clase de organismo de nuevo para conseguir una máxima eficacia. Esta especulación no puede sustituir a la evidencia científica que establezca la realidad de los antecesores comunes. Tampoco hace nada por confirmar el proceso natural mediante el que se supone que tuvo lugar la transformación de ancestro a descendiente. A fin de cuentas, fue Darwin quien desterró de la ciencia la especulación acerca del «desconocido plan de la creación».
Douglas Futuyma también se apoya de lleno en el tema de «Dios no lo habría hecho», citando ejemplos de embriología vertebrada:
¿Por qué especies que al final desarrollan adaptaciones para formas tan absolutamente diferentes de vida han de ser casi indistinguibles en sus etapas tempranas? ¿Por qué el plan de Dios para los humanos y los tiburones demanda que tengan embriones casi idénticos? ¿Por qué las salamandras terrestres, si no descendieron de ancestros acuáticos, pasan por una etapa larval totalmente dentro del huevo, con branquias y aletas que nunca se emplean, y luego pierden estos rasgos antes de romper el cascarón?
Éstas son preguntas retóricas, pero señalan a puntos legítimos de inicio de investigación. Los rasgos que Futuyma menciona puede que existan porque un Creador los empleó para algún propósito inescrutable; puede que reflejen la herencia de antecesores comunes específicos; puede que se deban a algún proceso aún no imaginado que la ciencia pueda descubrir en el futuro. La tarea de la ciencia no es especular acerca de por qué Dios podría haber hecho las cosas de esta manera, sino ver si mediante investigación empírica se puede establecer una causa material. Si la biología evolutiva ha de ser una ciencia y no una rama de la filosofía, sus teorizadores han de estar dispuestos a hacer la pregunta científica: ¿Cómo se puede confirmar o falsar la hipótesis de Darwin de descendencia con modificaciones?
Gould y Futuyma nos señalan hacia una forma de responder a esta pregunta. Desde la época de Darwin hasta el presente, los biólogos evolutivos han creído que la descendencia común implica algunas proposiciones muy importantes acerca de la homología y del desarrollo embrionario. Si los rasgos homólogos son reliquias de descendencia común, tendrían que poderse seguir a partes embrionarias comunes. A la inversa, si hubiera evidencia de que partes que parecen homólogas en organismos adultos se han desarrollado por vías muy diferentes en el embrión, esto sería evidencia de que habían evolucionado por separado y que por tanto no se han heredado de un antepasado común. Esta correspondencia entre homología en el adulto y en las formas embrionarias le parecía tan lógicamente ineludible a Darwin que en la sexta edición de El Origen de las Especies definió la «homología» como «aquella relación entre partes que resulta de su desarrollo de partes embrionarias correspondientes». Los genes eran desconocidos en tiempos de Darwin, pero por extensión de la misma lógica, los modernos biólogos han supuesto que las partes correspondientes del embrión están también controladas por genes homólogos.
La definición de homología dada por Darwin reflejaba una creencia ampliamente extendida entre los evolucionistas de que hay una profunda relación entre la ontogenia y la filogenia —es decir, entre el desarrollo embrionario y la historia evolutiva. En los primeros años, este concepto fue expresado en la llamada Ley Biogenética de Ernst Haeckel: «La ontogenia recapitula la filogenia.» Que los embriones realmente recapitulen las formas adultas ancestrales —que los humanos pasen, por ejemplo, a través de etapas de pez y reptil— nunca que sustentado por la evidencia, y los embriólogos la descartaron discretamente. Sin embargo, el concepto era teóricamente tan grato que generaciones de estudiantes de biología la aprendieron como un hecho. Gould recuerda que le enseñaron esta fórmula en la escuela, cincuenta años después de haber sido descartada por la ciencia.
Aunque la ley de Haeckel ha sido desacreditada, hay otra interpretación de la relación entre ontogenia y filogenia que sobrevive bajo el nombre de Ley de Von Baer. Esta hipótesis propone que las semejanzas entre los embriones reflejan niveles de clasificación biológica, de modo que, por ejemplo, todos los vertebrados se parecen mucho en las primeras etapas de desarrollo, pero van haciéndose más y más distintos al irse aproximando a su etapa adulta. La anterior declaración que hemos citado de Futuyma incorpora la Ley de Von Baer (aunque con sobretonos de Haeckel). El mismo Darwin expresó este mismo extremo con su acostumbrada elocuencia. Describiendo los hechos de la embriología como «no a la zaga de ningún otro» en cuanto a su importancia para su teoría, observó que el embrión en sus etapas tempranas es «una imagen más o menos oscurecida del progenitor, bien en su estado adulto o larval, de todos los miembros de la misma gran clase». Toda excepción a esta regla de semejanza embrionaria temprana, creía Darwin, se podían explicar como adaptaciones de las etapas larvales a diferentes medios. Por cuanto una larva ha de competir por los alimentos y ha de sobrevivir a los predadores, podría ser modificada por la selección natural, aunque etapas posteriores quedasen sin afectar.
Esta formulación está ligada a la lógica básica de la comprensión darwiniana de la homología. Si las similitudes heredadas de una forma ancestral se pueden asignar a un proceso de desarrollo común y a genes comunes, es lógico esperar que estos rasgos ancestrales sean generados en etapa temprana del proceso del desarrollo embrionario. Los organismos diferentes en un mismo grupo (como los vertebrados) deberían comenzar en la vida como organismos relativamente similares y luego ir conformando más adelante sus rasgos distintivos. Lo mismo que con la ley de Haeckel, esta imagen es tan grata que ha sido enseñada como un hecho a generaciones de estudiantes de biología.
Desafortunadamente para la teoría, sin embargo, los hechos no se ajustan tan limpiamente a la preconcepción teórica. Bien lejos de proveer la sencilla confirmación que sugiere Futuyma, los patrones embrionarios generan un monumental rompecabezas para la teoría. Aunque es verdad que todos los vertebrados pasan por una etapa embrionaria en la que se parecen entre sí, de hecho llegan por vías muy diferentes a esta etapa. Después de su fertilización, un huevo de vertebrado pasa por unas divisiones y movimientos celulares característicos de su clase: los peces siguen un patrón, los anfibios otro, las aves otro distinto, y los mamíferos otro también distinto de las demás. Estas diferencias no se pueden explicar como adaptaciones larvales, porque estas etapas tempranas tienen lugar antes de la forma larval, y por ello no parece que queden expuestas a la selección natural. Sólo se puede ajustar la teoría de Darwin con los hechos de la embriología si se desechan las etapas tempranas de desarrollo, ¡pero son precisamente las etapas tempranas de desarrollo las que Darwin declaró que eran las más significativas!
Las etapas posteriores del desarrollo no muestran mayor tendencia a cooperar con las expectativas darwinistas que las más tempranas. Las semejanzas entre las estructuras óseas en los miembros de los vertebrados parecen sugerir un origen común. Tal como pregunta Gould retóricamente, ¿por qué habrían de ser similares, si no han sido heredadas de un antepasado común? Pero desde una perspectiva darwinista, la continuidad genealógica debería quedar reflejada en la continuidad del desarrollo. En otras palabras, la similitud de patrón en el miembro maduro debería reflejar una repetición de patrones ancestrales en el miembro en desarrollo en el embrión. Desafortunadamente, una comparación detallada del desarrollo de los miembros en peces, aves y anfibios demuestra que eso no es así. Al contrario, las células embrionarias que dan origen a los huesos de los miembros exhiben patrones de división, ramificación y producción de cartílago que difieren entre cada especie, sin amoldarse a las predicciones basadas en la teoría de la descendencia común. Bajo criterios embriológicos, las similitudes en los miembros vertebrados se asemejan más a analogías que a homologías, y como tales no dan apoyo alguno a la pretensión de Gould de que son imperfecciones heredadas de un antecesor común.
Los embriólogos saben muy bien que los embriones de los vertebrados se desarrollan siguiendo diferentes caminos, sólo para converger en apariencia a mitad del proceso, y luego volver a diverger hasta que por fin generan (de diversas maneras) estructuras óseas similares en sus miembros. Se puede concebir que haya alguna manera en que los darwinistas ajusten su teoría a estos desconcertantes hechos —si suponemos a priori que la teoría es cierta. Pero no es esto lo que estamos tratando ahora. Los hechos de la homología y de la embriología han sido presentados como una confirmación directa del «hecho de la evolución», y no lo son en absoluto. Si la embriología es nuestra mejor guía a la genealogía, como pensaba Darwin, nuestro guía parece estarnos diciendo que los vertebrados tienen múltiples orígenes y que no heredaron sus similitudes de un antecesor común.
¿Es el registro fósil una prueba del Darwinismo?

Eso nos lleva a la tercera prueba de Gould, que nos retrotrae al registro fósil. Gould concede que raras veces se ha encontrado evidencia fósil de macroevolución, pero insiste en que hay al menos dos casos en la secuencia vertebrada en los que se pueden confirmar estas transformaciones. Un ejemplo es el de los «reptiles mamiferoides», que, como su nombre implica, parecen ser intermedios en la transformación de reptil a mamífero. El otro es el de los homínidos, u «hombres-simios», que están aceptados por la ciencia oficial como predecesores genuinos de los humanos modernos. Esta evidencia fósil constituye el tema del siguiente capítulo.



Referencias :

  • Los lectores no deberían ser extraviados por las osadas especulaciones de unos pocos paleontólogos como Gould y Steven Stanley, que coquetean con alternativas macromutativas al gradualismo darwinista. No hay en el horizonte ninguna alternativa genuina al darwinismo. Desde el tiempo de T. H. Huxley hasta el presente, ha habido paleontólogos que han reconocido que el registro fósil no concuerda con el darwinismo estricto. Para mitigar esta dificultad, han tratado de describir una alternativa saltacionista en un lenguaje que pudiese ser tolerado con los puristas.
  • Son comunes en la polémica darwinista los ataques a los creacionistas en lugar de la presentación de evidencias. Por ejemplo, la Nueva Guía a la Ciencia de Isaac Asimov, de 884 páginas en su edición en inglés, tiene una sección de media página sobre la evidencia a favor del darwinismo, donde se cita el ejemplo de la polilla del abedul como suficiente para demostrar toda la teoría. Y esto va precedido de casi tres páginas de invectivas contra los creacionistas. El apartamiento del profesionalismo es tanto más destacable cuanto que en otros temas el libro es admirablemente científico. Sin embargo, el problema de los fósiles no es el tema principal. Un hecho o teoría de la evolución no valdría mucho si no pudiese explicar el origen de estructuras biológicas complejas, y nadie ha descubierto una alternativa naturalista, para este propósito, a las micromutaciones y a la selección natural. Hasta Gould tiene que recurrir al darwinismo ortodoxo cuando se aparta del problema de los fósiles y pasa a justificar la «evolución» como explicación general del origen de estructuras biológicas complejas como las alas y los ojos.


Fuente: http://www.creacionismo.net/genesis/node/241
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución


Muy bien, eliminémoslas. ¿Y con qué nos quedamos? ¿Con un Dios que crea al hombre por medio de un muñequito de barro? ¡Eso sí que es increíble! Y sin embargo se lo creen millones de hombres "inteligentes".
Exacto!!
¿ que queiren llegar?
Que quieran llegar al Diseño inteligente, está bien..yo me inclino por eso, de entrada nomas.
Pero del diseñador inteligente a la Biblia hay una distancia ENORME.
tIENEN que probar que La Escritura es Revelacion de esse diseñador..
No veo como..
La biblia no es tomada en serio por ningun hombre educado del siglo XXi..
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

Exacto!!
¿ que queiren llegar?
Que quieran llegar al Diseño inteligente, está bien..yo me inclino por eso, de entrada nomas.
Pero del diseñador inteligente a la Biblia hay una distancia ENORME.
tIENEN que probar que La Escritura es Revelacion de esse diseñador..
No veo como..
La biblia no es tomada en serio por ningun hombre educado del siglo XXi..

Que poco serio el Francis Collins o sera solo que le falta educacion
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

Que poco serio el Francis Collins o sera solo que le falta educacion
Una cosa es que la Evolcuion esté equivocada.
supongamos que si..
¿Y eso da validez a la Biblia?
Eso hace que las garrafales contradicicones e inconsistencias desaaparezcan.
El tema es la biblia que ya nadie la cree..
La Evolucion es para especialsitas..A la gente no le importa.
A lo que la gente le importa son los crimenes e injusticias que todos los días ve por TV ..
...y un Dios
que no hace absolutamente nada.
Y como no hace nada, Dios no DEBE EXISTIR..
NO JODAS MAS
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

Una cosa es que la Evolcuion esté equivocada.
supongamos que si..
¿Y eso da validez a la Biblia?
Eso hace que las garrafales contradicicones e inconsistencias desaaparezcan.
El tema es la biblia que ya nadie la cree..
La Evolucion es para especialsitas..A la gente no le importa.
A lo que la gente le importa son los crimenes e injusticias que todos los días ve por TV ..
...y un Dios
que no hace absolutamente nada.
Y como no hace nada, Dios no DEBE EXISTIR..
NO JODAS MAS

tu seguir una CONVERSACIÓN LINEAL .......NAAAAAAAHHHHH!

absurda esperanza la mía....

Pero para que no se diga, aquí hago un intentito más.....

DIJISTE:

Exacto!!
¿ que queiren llegar?
Que quieran llegar al Diseño inteligente, está bien..yo me inclino por eso, de entrada nomas.
Pero del diseñador inteligente a la Biblia hay una distancia ENORME.
tIENEN que probar que La Escritura es Revelacion de esse diseñador..
No veo como..
La biblia no es tomada en serio por ningun hombre educado del siglo XXi..

A lo que yo te respondo irònicamente:



Que poco serio el Francis Collins o sera solo que le falta educacion

con manzanitas ahora:
Francis Collins es nada menos que el DIRECTOR DEL PROYECTO DEL GENOMA HUMANO.

ESE SEÑOR , entrarìa en tu definicion de un sujeto de "ningún hombre educado", pues TOMA TAN EN SERIO LA BIBLIA que ES CRISTIANO... que confiesa SU CONVERSIÓN A POSTERIORI DE SUS PROYECTOS DE GENETICA.

entiendes ahora lo que se te está argumentando???

SEgun TU Francis Collins DEBERÍA no tomar EN SERIO LA BIBLIA a menos que fuera UN HOMBRE SIN EDUCACION ..... pero resulta que el tipo TIENE MÁS CREDENCIALES QUE LA INMENSA MAYORIA DE LOS BIOLOGOS QUE PULULAN por estos lares
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

tu seguir una CONVERSACIÓN LINEAL .......NAAAAAAAHHHHH!

absurda esperanza la mía....
u
Pero para que no se diga, aquí hago un intentito más.....

DIJISTE:



A lo que yo te respondo irònicamente:





con manzanitas ahora:
Francis Collins es nada menos que el DIRECTOR DEL PROYECTO DEL GENOMA HUMANO.

ESE SEÑOR , entrarìa en tu definicion de un sujeto de "ningún hombre educado", pues TOMA TAN EN SERIO LA BIBLIA que ES CRISTIANO... que confiesa SU CONVERSIÓN A POSTERIORI DE SUS PROYECTOS DE GENETICA.

entiendes ahora lo que se te está argumentando???

SEgun TU Francis Collins DEBERÍA no tomar EN SERIO LA BIBLIA a menos que fuera UN HOMBRE SIN EDUCACION ..... pero resulta que el tipo TIENE MÁS CREDENCIALES QUE LA INMENSA MAYORIA DE LOS BIOLOGOS QUE PULULAN por estos lares

Ya te he dicho .Esos asuntos teóricos no m interesan.
Mi interesa lo que a todo el mundo..
Que es la relación de Dios con el mundo.
Vos queres que sea lineal ,que te siga el tema, que no me interesa ,mil veces te lo diré.
Que este Collins crea en algún Dios,no significa que crea que el origen de los lenguajes es la confusión de la Toore de Babel o que crea que Noé hizo un arca de 6000 toneladas con serrucho,hacha y clavos.
Te apuesto a que collins no lo cree,
Y repito..Dedica te a la filosofía que es ru vocación.
la religión,Dios,el drama humano,te importan muy poco.
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

Una cosa es que la Evolcuion esté equivocada.
supongamos que si..
¿Y eso da validez a la Biblia?
Eso hace que las garrafales contradicicones e inconsistencias desaaparezcan.
El tema es la biblia que ya nadie la cree..
La Evolucion es para especialsitas..A la gente no le importa.
A lo que la gente le importa son los crimenes e injusticias que todos los días ve por TV ..
...y un Dios
que no hace absolutamente nada.
Y como no hace nada, Dios no DEBE EXISTIR..
NO JODAS MAS

¡Bien! Reconocer que la evolución está errada sólo deja una opción: un diseño inteligente. Un diseño inteligente requiere de un propósito para ese diseño, y si hay un propósito, lo más sabio sería hallarlo. Por lo tanto, es una actitud necia seguir buscando excusas para no creer en Dios cuando todo señala que existe. La maldad que hay está claramente explicada en la Biblia, de hecho, la doctrina bíblica, cuando es separada de todos los agregados de las tradiciones religiosas, es la única con la capacidad de dar respuesta coherente al problema de la maldad en el mundo.

Dios, en la Biblia, da a entender que Él creó todo perfecto, pero dio libre albedrío a sus seres creados, aún para hacer aquello que es contrario a Su voluntad. Para que el libre albedrío sea real, Dios tiene que permitir que los seres creados sufran las consecuencias de sus decisiones. Si yo quisiera dispararle a una persona y Dios siempre me detiene, entonces yo no sería libre de dispararle y dañarla. Si cada vez que quiero decidir por lo malo Dios me detuviera, entonces, en realidad, no tengo capacidad para decidir. Por lo tanto, para que el ser humano y otros seres creados conozcan el bien y el mal, Dios debía dejar que el mal, producto de las decisiones erróneas, se desarrollara en el mundo. Sin embargo, Él promete que juzgará cada uno de los actos de los seres creados y destruirá a todo aquel que se haya ocupado de hacer maldad.

Dios no sólo creó al ser humano con la capacidad de decidir, sino también a seres espirituales, muchos de los cuales también decidieron desobedecer a Dios y actúan en oposición a Dios, trayendo muerte y enfermedad al mundo. En el mundo conviven seres espirituales buenos y malos y seres humanos buenos y malos. Dios aún deja que las desiciones humanas erróneas tengan sus consecuencias, para que dejemos de confiar en nuestra propia justicia (la cual está por demás demostrado que no conduce al bien) y confiemos en Su futura justicia, porque Él promete hacer habitar perpetuamente sobre la Tierra a los que le aman y obedecen y promete destruir a todo ser maligno.

No es fácil explicar brevemente estos temas y no sé si realmente te interesen o todo te da igual. Si en verdad quieres saber cómo explica la Biblia el problema de la maldad en el mundo, te recomiendo leas estos dos artículos que escribí:

www.enhonorasuverdad.blogspot.com.ar/search/label/¿Son las catástrofes generadas por Dios?

http://www.enhonorasuverdad.blogspot.com.ar/search/label/Dios no inflige el mal
 
Re: Breve historia de la teoría de la evolución

¡Bien! Reconocer que la evolución está errada sólo deja una opción: un diseño inteligente. Un diseño inteligente requiere de un propósito para ese diseño, y si hay un propósito, lo más sabio sería hallarlo. Por lo tanto, es una actitud necia seguir buscando excusas para no creer en Dios cuando todo señala que existe. La maldad que hay está claramente explicada en la Biblia, de hecho, la doctrina bíblica, cuando es separada de todos los agregados de las tradiciones religiosas, es la única con la capacidad de dar respuesta coherente al problema de la maldad en el mundo.

Dios, en la Biblia, da a entender que Él creó todo perfecto, pero dio libre albedrío a sus seres creados, aún para hacer aquello que es contrario a Su voluntad. Para que el libre albedrío sea real, Dios tiene que permitir que los seres creados sufran las consecuencias de sus decisiones. Si yo quisiera dispararle a una persona y Dios siempre me detiene, entonces yo no sería libre de dispararle y dañarla. Si cada vez que quiero decidir por lo malo Dios me detuviera, entonces, en realidad, no tengo capacidad para decidir. Por lo tanto, para que el ser humano y otros seres creados conozcan el bien y el mal, Dios debía dejar que el mal, producto de las decisiones erróneas, se desarrollara en el mundo. Sin embargo, Él promete que juzgará cada uno de los actos de los seres creados y destruirá a todo aquel que se haya ocupado de hacer maldad.

Dios no sólo creó al ser humano con la capacidad de decidir, sino también a seres espirituales, muchos de los cuales también decidieron desobedecer a Dios y actúan en oposición a Dios, trayendo muerte y enfermedad al mundo. En el mundo conviven seres espirituales buenos y malos y seres humanos buenos y malos. Dios aún deja que las desiciones humanas erróneas tengan sus consecuencias, para que dejemos de confiar en nuestra propia justicia (la cual está por demás demostrado que no conduce al bien) y confiemos en Su futura justicia, porque Él promete hacer habitar perpetuamente sobre la Tierra a los que le aman y obedecen y promete destruir a todo ser maligno.

No es fácil explicar brevemente estos temas y no sé si realmente te interesen o todo te da igual. Si en verdad quieres saber cómo explica la Biblia el problema de la maldad en el mundo, te recomiendo leas estos dos artículos que escribí:

www.enhonorasuverdad.blogspot.com.ar/search/label/%C2%BFSon%20las%20cat%C3%A1strofes%20generadas%20por%20Dios%3F

http://www.enhonorasuverdad.blogspot.com.ar/search/label/Dios no inflige el mal

La historia bíblica es falsa. Nunca existo un Edén,el mal,la violencia siempre existieron
La humanidad tiene decenas de miles de años sobre la Tierra.
Aunque hubiera habido creación del Hombre por parte de Dios, de entrada ya estaba sujeto a la vejez y la muerte.
Poco ganas con que no sea cierta la Evolución..
¿ves la cantidad de problemas que tienes que arreglar..
¿ves que pierdes el tiempo..