Biblia, Antiguo Testamento, Evangelio o Nuevo Testameto

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juan30

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28 Junio 2003
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La biblia se compone de Antiguo Testamento, Evangelio y cartas de los Apóstoles. En el Antiguo Testamento se recogen algunos mandamientos de Dios, pero envueltos con muchos preceptos de hombres. Todo eso nos lo aclara Jesucristo en su Evangelio. Por ese motivo Jesucristo abolió el Antiguo Testamento y nos dejó la parábola del trigo y la cizaña, avisándonos que en el Antiguo Testamento había mucha cizaña (preceptos de hombres).

Igualmente, las cartas de Pablo fueron muy discutidas en los primeros siglos, pues en ellas se encuentran varias cosas que contradicen las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo. Muchos eruditos de la biblia, desde los primeros siglos pensaron que estas cartas habían sido manipuladas por los judaizantes, incluso algunos llegaron a pensar que algunas de estas cartas no eran de Pablo.

Estas cartas eran aceptadas por algunas comunidades cristianas con más o menos autoridad. Otras comunidades, al contrario, las rechazaban casi todas, como era el caso de los marcionitas y maniqueos, y algunas otras comunidades afines a ellos.

Estas cartas no tuvieron autoridad como palabra de Dios en todas las comunidades cristianas conocidas entonces hasta el siglo IV. En el siglo IV (Concilio de Hipona, año 393) es cuando se escogió la lista de los libros de iban a ser aceptados para componer la biblia. Desde entonces, las biblias se impusieron por la fuerza de las armas y los ejércitos de los emperadores de Roma, a todas las comunidades cristianas. Desde entonces ya no se vivió el Evangelio ni el cristianismo de los primeros siglos. Lo que hemos vivido desde el siglo IV sólo ha sido una interpretación judaizante de los libros de la biblia.

Los cristianos que no quieran perderse en filosofías, teologías e interpretaciones de hombres, hoy más que nunca, tienen que rescatar el Evangelio de donde lo tienen ahogado muchas religiones, y, después de examinarlo muy profundamente, intentar vivirlo desde los propios consejos de Jesucristo.

Todos los que interpretan el Evangelio desde las cartas de Pablo (paulinistas) al final siguen interpretaciones de hombres que a veces no coinciden con el mensaje perfecto de Jesucristo..., pues en la cartas de Pablo siempre se descubren dos "pablos": el hombre enamorado del Evangelio, y que como Ley sólo tiene las enseñanzas de Jesucristo..., y en contraposición, el otro "pablo", el hombre legalista y judaizante que nos advierte que siempre tengamos como ley y "maestro" todas las leyes del Antiguo Testamento.

Ante estas dos formas paulinas tan dispares para entender el Evangelio de Jesucristo, no es extraño que proliferen cada día las sectas y movimientos cristianos.

Por causa de estas dos corrientes de cristianismo (cristianos y cristianos judaizantes), ha habido muchas controversias a lo largo de la historia, a veces muy enconadas, hasta el punto que muchos cristianos, para reencontrarse de nuevo con Jesucristo, han llegado a la conclusión de que el camino más seguro para encontrar la verdadera enseñanza de Jesucristo, es dejar al margen las leyes judías del Antiguo Testamento y la teología paulina, y aferrarse fuertemente al Evangelio, estudiarlo profundamente fuera de influencias judaizantes e intentar vivirlo como Jesucristo nos enseña.

Un saludo para todos de éste, vuestro hermano y amigo, Juan.
 
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