La madre de la España pagana
¡Menuda la han liado los obispos españoles con la publicación el pasado día 2 de un documento titulado Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España! El Episcopado pide "que se haga justicia a la familia" y reitera que "el divorcio o el aborto están produciendo mucho dolor, sufrimiento y marginación en la sociedad". Añaden los obispos que la violencia doméstica es "un fruto amargo de la revolución sexual".
A los obispos españoles les han dado palos por todas partes, desde todos los frentes. Algunos palos con dura madera de alcornoque.
El Partido Popular, en el Gobierno, vista a la derecha, está en desacuerdo con el análisis que hacen los obispos. Su portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana, afirma que respeta mucho a los obispos, "pero discrepo de esa valoración".
El Partido Socialista Obrero Español, vista a la izquierda, califica el documento de "reaccionario". La secretaria de Igualdad socialista, Micaela Navarro, dice que "la violencia contra las mujeres se perpetúa por el papel de sumisión femenina que se predica desde la doctrina católica". En parecidos términos se expresa la Red de Mujeres contra la Violencia: "Es precisamente el modelo familiar que propugnan los obispos el que perpetúa la violencia", declara la Red.
Más dura se muestra Ana María Pérez, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas: "La Iglesia tiene mucho que callar y tiene que pedir perdón a la mitad de la población por lo que ha hecho con las mujeres". El portavoz del Partido Nacionalista Vasco en el Congreso, Iñaki Anasagasti, roza el insulto cuando califica a los obispos católicos "como unos carcamales que hablan de una moralidad que desconocen".
Juan G. Bedoya, redactor religioso del diario El País, desentraña la clave del documento episcopal cuando señala las intenciones no declaradas de los obispos: "una evangelización a fondo cuyo objetivo principal son los colegios católicos y las escuelas públicas".
El documento episcopal tilda a la España actual de "poscristiana", "pagana" y "cada vez más farisaica".
Y aquí si que aciertan plenamente los obispos católicos españoles. Antes que ellos lo dijo el jefe máximo, el Papa Juan Pablo II, en un discurso a los obispos de las provincias eclesiásticas de Valladolid y Valencia el 23 de septiembre de 1991. El Papa les sermoneó por el "preocupante fenómeno de descristianización" del pueblo español, que le lleva a "una existencia vivida como si no hubiera Dios". Esta situación de descreimiento fue calificada por Juan Pablo II de "neopaganismo", palabrita que entonces fue muy comentada en medios de comunicación.
Si España es pagana, ¿quién tiene la culpa? Cuarenta años de Gobierno del general Franco los obispos españoles han tenido en sus manos todos los resortes del poder. Luego el fracaso en la educación religiosa del país es de ellos. Todavía anda escrito por ahí el artículo II de la Ley de Principios del Movimiento Nacional, Ley promulgada el 17 de mayo de 1958. Dice: "La nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspirará su legislación".
Hoy, 46 años después, el español no acata la Ley de Dios, ni la doctrina de la Iglesia católica, ni tiene fe, ni le importa la conciencia nacional.
Y no es que España se haya paganizado ahora. Esto viene ocurriendo desde hace siglos. Lo que se vivía durante la época de Franco no era catolicismo, ni mucho menos cristianismo, sino sometimiento forzoso a las exigencias de una dictadura no sólo política, también religiosa.
España es pagana hasta en sus símbolos. En pleno centro de Madrid tenemos un estatua dedicada al Diablo (el ángel caído) y otras dos a dioses paganos: Cibeles y Neptuno.
Decía Benavente que "de un buen hijo nadie puede creer que ha tenido una mala madre" De manera que si el hijo sale torcido, si reniega de las enseñanzas recibidas de la madre, dedúzcanse las causas.
© J. A. Monroy, ProtestanteDigital.com, 2004 (España
¡Menuda la han liado los obispos españoles con la publicación el pasado día 2 de un documento titulado Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España! El Episcopado pide "que se haga justicia a la familia" y reitera que "el divorcio o el aborto están produciendo mucho dolor, sufrimiento y marginación en la sociedad". Añaden los obispos que la violencia doméstica es "un fruto amargo de la revolución sexual".
A los obispos españoles les han dado palos por todas partes, desde todos los frentes. Algunos palos con dura madera de alcornoque.
El Partido Popular, en el Gobierno, vista a la derecha, está en desacuerdo con el análisis que hacen los obispos. Su portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana, afirma que respeta mucho a los obispos, "pero discrepo de esa valoración".
El Partido Socialista Obrero Español, vista a la izquierda, califica el documento de "reaccionario". La secretaria de Igualdad socialista, Micaela Navarro, dice que "la violencia contra las mujeres se perpetúa por el papel de sumisión femenina que se predica desde la doctrina católica". En parecidos términos se expresa la Red de Mujeres contra la Violencia: "Es precisamente el modelo familiar que propugnan los obispos el que perpetúa la violencia", declara la Red.
Más dura se muestra Ana María Pérez, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas: "La Iglesia tiene mucho que callar y tiene que pedir perdón a la mitad de la población por lo que ha hecho con las mujeres". El portavoz del Partido Nacionalista Vasco en el Congreso, Iñaki Anasagasti, roza el insulto cuando califica a los obispos católicos "como unos carcamales que hablan de una moralidad que desconocen".
Juan G. Bedoya, redactor religioso del diario El País, desentraña la clave del documento episcopal cuando señala las intenciones no declaradas de los obispos: "una evangelización a fondo cuyo objetivo principal son los colegios católicos y las escuelas públicas".
El documento episcopal tilda a la España actual de "poscristiana", "pagana" y "cada vez más farisaica".
Y aquí si que aciertan plenamente los obispos católicos españoles. Antes que ellos lo dijo el jefe máximo, el Papa Juan Pablo II, en un discurso a los obispos de las provincias eclesiásticas de Valladolid y Valencia el 23 de septiembre de 1991. El Papa les sermoneó por el "preocupante fenómeno de descristianización" del pueblo español, que le lleva a "una existencia vivida como si no hubiera Dios". Esta situación de descreimiento fue calificada por Juan Pablo II de "neopaganismo", palabrita que entonces fue muy comentada en medios de comunicación.
Si España es pagana, ¿quién tiene la culpa? Cuarenta años de Gobierno del general Franco los obispos españoles han tenido en sus manos todos los resortes del poder. Luego el fracaso en la educación religiosa del país es de ellos. Todavía anda escrito por ahí el artículo II de la Ley de Principios del Movimiento Nacional, Ley promulgada el 17 de mayo de 1958. Dice: "La nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspirará su legislación".
Hoy, 46 años después, el español no acata la Ley de Dios, ni la doctrina de la Iglesia católica, ni tiene fe, ni le importa la conciencia nacional.
Y no es que España se haya paganizado ahora. Esto viene ocurriendo desde hace siglos. Lo que se vivía durante la época de Franco no era catolicismo, ni mucho menos cristianismo, sino sometimiento forzoso a las exigencias de una dictadura no sólo política, también religiosa.
España es pagana hasta en sus símbolos. En pleno centro de Madrid tenemos un estatua dedicada al Diablo (el ángel caído) y otras dos a dioses paganos: Cibeles y Neptuno.
Decía Benavente que "de un buen hijo nadie puede creer que ha tenido una mala madre" De manera que si el hijo sale torcido, si reniega de las enseñanzas recibidas de la madre, dedúzcanse las causas.
© J. A. Monroy, ProtestanteDigital.com, 2004 (España