Ayuda con los problemas de esta vida

JuandelaCruz

Miembro senior
2 Febrero 2024
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Probablemente te hallas en un estado que necesita apoyo. Son los agobios del mundo. Quizá te falta dinero. Quizá son otros problemas, de relaciones conflictivas, de propiedades o de hechos que amenazan tu vivir: este tu vivir aquí. Quizá el escozor de la soledad no deseada, o el dolor de una mala salud, tuya o de un ser querido.

Quiero hablarte de algo que te puede ayudar en tus momentos de angustia.

Todas tus preocupaciones –y con esto me refiero a las fuentes de las que manan– pueden ser eliminadas de tu consciencia y tu ser si tan sólo buscas, pides y obtienes el Amor de Dios, el Amor de Dios el Padre, lo cual siempre te es posible hacer.

Te asombrarás cuando veas lo eficaz que es ese Amor para convertir en nada tus desvelos y preocupaciones. Éstas son en gran medida cosas de la mente, y aunque en cierto modo son cosas muy reales, es la mente la que las produce; la mente es la auténtica fuente de que esas preocupaciones te parezcan tan sumamente reales y apabullantes.

Considera, por lo pronto, el hecho de que entregarte a pensar en esas seis o siete preocupaciones de cada día no erradica ni elimina, y ni tan siquiera hace un rasguño en las causas materiales de esas tus preocupaciones, y de ninguna manera trae ni el más mínimo alivio a tus problemas. Por decirlo castizamente, a base de rebuscar en la basura sólo logras que te apeste aún más.

No puedes por menos que estar de acuerdo en que esto es un hecho, salvo que tu raciocino esté durmiendo. En otras palabras, no importa cuánto permitas que tu mente se regodee en esas cosas, ni cuán intensamente te preocupes, la causa, la causa material, permanece. Y podrás decir –y es natural que lo hagas– que es muy fácil aconsejarte que no debes dejar que esas cosas inconvenientes te causen preocupación, pero que cuando entras en la arena de la experiencia práctica y sufres por esas condiciones no resulta así de fácil deshacerse del efecto de los problemas en la mente. Bueno; hay mucho de verdad en esta objeción, pero así y todo, este Amor del que hablo, cuando palpita en el alma, hará que incluso ese esfuerzo sea fácil de realizar.

La filosofía del fenómeno –si se la puede llamar así– es que este Amor es de una tan real esencia sustancial que toma control de la mente y elimina la consciencia de la realidad de las causas de la preocupación. Ahora bien; no quiero que se entienda que intento transmitir la idea de que estas causas materiales no son reales, porque no soy un “Científico Cristiano” hasta ese punto, pero lo que sí quiero decir es que, a pesar de la existencia real de esas causas, los efectos de este Amor –y la fe que lo acompaña– sobre la mente, que es la verdadera fuente de la preocupación, son tales que el olvido de esas causas de preocupación reemplaza a ese constante entregarse a los pensamientos de su existencia y a las desdichadas consecuencias que de esos a menudo rampantes pensamientos inevitablemente fluyen.

La causa en sí no se elimina, pero por de pronto, la consciencia de su existencia queda disipada, y para la mente así influenciada por el Amor Divino, esas causas llegan a ser como si no existieran. Y será como abrir todas tus ventanas al fresco aire de las montañas. Por descontado que existen y que nos confrontan hasta cierto punto, pero comprobarás que no son tan abrumadoras e insuperables como ahora te lo parecen o te lo parecerían caso de que este Amor estuviera ausente del alma, y su influencia ausente de la mente.

Y además de esto, el Amor y la fe crean una confianza en el poder del Padre y en Su voluntad de ayudar que engendra coraje; un coraje que permite al poseedor de esta confianza sobremontar esas causas de preocupación, cosa que de otro modo no podría hacer. Él te respalda y te ama en verdad, pero quizá eres tú quien no está consciente de que Él vela por ti, como todo buen padre.

Todo esto puede llamarse la filosofía del funcionamiento de este Amor en su efectiva destrucción de la preocupación.
Pero el gran hecho es que el Padre, muy en verdad, sí que ayuda a quien se halla en condiciones de ser poseído por este Amor. Su Amor es real, y Su ayuda es real, y el efecto de Su Amor y ayuda es convertir las aludidas causas en cosas irreales en lo que respecta a la felicidad del objeto de Su ayuda, objeto que eres tú que se la pides. Y como una verdad –tal como lo demuestra la experiencia de los mortales– digo que una muy grande proporción de las preocupaciones y problemas que nos acosan y nos generan tanta infelicidad, son cosas de la imaginación, y nunca llegan a materializarse.

Así pues, tratemos de comprender lo recién escrito y de aplicarlo a nuestro propio estado, y descubriremos que nuestras preocupaciones no son tan grandes como ahora creemos. Pero sobre todo, oremos al Padre en pos del aflujo de este Amor, y tengamos fe para prever que será nuestro, y limitado tan sólo por nuestros anhelos y por la sinceridad de nuestras aspiraciones, pues todo padre está a deseo de ver a sus hijos felices, y el Amor del Padre a deseo de entrar en cada una de las almas que de Su Mano nacieron.

Valor, hermanos y hermanas. Valor y oración.