Atar y desatar
“La oración que un creyente dice en la tierra es la proclamación de la voluntad del Señor en el cielo”
Watchman Nee.
Esta cita fue extraída del libro “Oremos” escrito por el reconocido escritor cristiano Watchman Nee.
Es asombrosamente impactante leer la biografía de este líder chino de la Iglesia Cristiana en el siglo XX. Si quieres leer al respecto sigue el siguiente enlace
Escogí esta frase porque se me hace muy interesante estudiar acerca de la oración, principalmente a través de la Palabra de Dios y también a través de libros como este que tratan específicamente con respecto a este tema.
“La oración que un creyente dice en la tierra es la proclamación de la voluntad del Señor en el cielo”
Al principio cuando leemos esto y no lo asimilamos de forma correcta podríamos pensar que lo que W. Nee dice está equivocado, pero cuando leemos la Palabra de Dios podemos entenderlo con más claridad.
Más de uno debe estar pensando:
“¿Acaso nosotros mandamos a Dios?”
“¿Dios va a responder positivamente todas mis oraciones?”
“¿Basta con que yo hable para que Dios haga?”
Para entender todo esto es necesario leer, meditar, reflexionar y pedir la sabiduría divina a Dios para poder comprender ciertos versículos que hablan acerca de la oración.
Jesús nos dice en Juan 14:13 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Parece muy sencillo ¿cierto? Pero sabemos que no es así. El problema es cuando no estudiamos la biblia como deberíamos. En este versículo (como en todos) es muy importante el contexto en el que se presenta la cita. Dice en Juan 14:12-13 “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Ahora podemos comprender CUANDO TODO lo que pidamos Jesús lo hará. ¿Cuándo? Cuando hagamos las obras que Jesús hizo, inclusive MAYORES COSAS. Ahora pregunto yo ¿Has hecho alguna obra que haya hecho Jesús? ¿Repartido pocos panes y peces entre miles de personas, o volver a la vida a un muerto, o sanar a un ciego de nacimiento? Si no hemos podido dejarnos usar por Dios para hacer milagros, ¿por qué Dios tendría que darnos todo lo que pedimos? Por lo general, las personas a las cuales Dios les da el poder para hacer milagros y prodigios son personas que han permanecido fieles a él por bastante tiempo. No digo que Dios no pueda usar a una persona nueva creyente para hacer un milagro, sino que por lo general, son personas con algún tiempo de creyentes y que han batallado lo suficiente para comprender el enorme privilegio, y la gran responsabilidad que significa ser el canal por el cual Dios opera de forma extraordinaria. Esta madurez, por lo general, se adquiere con el tiempo y con la experiencia (algunas de ellas malas) en la Iglesia.
Jesús mismo nos dice en Juan 15:7 “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Aquí se agrega un elemento: Permanecer. No todo el mundo tiene la fuerza para permanecer en el camino de Dios AUNQUE pareciera que no estuviese ocurriendo nada.
Permanecer implica seguir haciendo lo que estás haciendo durante un NO corto período de tiempo.
Permanecer es seguir en el camino de Dios aunque pareciera que todo va de mal en peor.
Permanecer es alcanzar madurez. Cuando permanecemos en Dios y sus palabras permanecen en nosotros, podemos pedir lo que sea porque estaremos pidiendo lo que nos conviene.
El Apóstol Juan después de tanto oír a Jesús, pasar tiempo con él y estar cerca de él, nos enseña en lo que a mi parecer es la clave para orar. 1 Juan 5:14-15 dice: Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
Si pides algo que Dios quiere que pidas entonces Dios te oye y te da eso que pediste. Así de sencillo. La clave en todo esto es orar pidiendo la voluntad de Dios. Orar es unirnos a lo que Dios quiere que hagamos. Dios quiere que tú pidas algo, y es tu trabajo saber qué es eso que Dios quiere que tu pidas para que él pueda dártelo. Anhelar que se cumpla la voluntad de Dios no es de personas nuevas (generalmente) sino de creyentes maduros que han aprendido (muchas veces por las malas) que la voluntad de Dios siempre será lo mejor que pueda ocurrirnos. La voluntad de Dios es pedida por aquellas personas que han permanecido fieles a Dios a pesar de las vicisitudes de la vida.
Cuando una persona alcanza la madurez, es capaz de pedir que se haga la voluntad de Dios y ahí es donde los milagros comienzan a ocurrir. Dios es el más interesado en que ocurran milagros. Una persona que ha permanecido no va a pedir algo con un fin egoísta sino que entenderá que toda su vida gira en torno a la voluntad de Dios y para la Gloria de Dios. Es por esto que suceden los milagros, y es por esto que muchos no ven las grandes señales que Jesús dijo que nos seguirían (Marcos 16). Pediremos cualquier cosa y nos será hecha por Jesús porque sencillamente pediremos lo que Dios quiere que pidamos.
“La oración que un creyente dice en la tierra es la proclamación de la voluntad del Señor en el cielo”
Para terminar y entender lo que dijo W. Nee, es necesario comprender también Mateo 18:18 “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.”
Fíjese en esto: Primero se ata en la tierra y después se ata en el cielo. Primero se desata en la tierra y luego se desata en el cielo. ¿Qué quiere decir esto exactamente? Que hay algunas cosas que Dios no va a hacer hasta que tú hagas algo aquí en la tierra. OJO Dios quiere que le pidas esas cosas, pero no las hará hasta que se lo pidas. Podemos concluir que hay enemigos espirituales desatados y bendiciones atadas porque nosotros no hemos sido diligentes en atar y desatar respectivamente. Hay oraciones que tú debes hacer para que pueda hacerse así como quieres. No te equivoques, no quiere decir que nosotros mandamos a Dios, ni que Dios recibe órdenes de nuestra parte. Todo lo contrario, es necesario conocer cuál es la voluntad de Dios, pedirle a Dios que se haga su voluntad y atar o desatar aquello que Dios está esperando que nosotros atemos o desatemos.
Orar es pedirle a Dios que haga su voluntad.
Conocer su voluntad es la clave para pedir bien.
Pedirle a Dios conforme a su voluntad es tener
la seguridad de que eso que pediste será hecho.
Cuando conoces la voluntad de Dios,
entiendes que es lo mejor que te puede ocurrir.
El maduro no pide con fines egoístas,
sino para el bien de los que le rodean.
Hay enemigos desatados
esperando que los ates.
Hay bendiciones atadas
esperando que las desates.
No esperes más.
Pídele a Dios que te revele cual es su voluntad para ti, anhela que se haga su voluntad en tu vida, y comprueba que
su Buena Voluntad es Agradable y Perfecta.
Dios te bendiga.
¡Jesus es el Señor!
“La oración que un creyente dice en la tierra es la proclamación de la voluntad del Señor en el cielo”
Watchman Nee.
Esta cita fue extraída del libro “Oremos” escrito por el reconocido escritor cristiano Watchman Nee.
Es asombrosamente impactante leer la biografía de este líder chino de la Iglesia Cristiana en el siglo XX. Si quieres leer al respecto sigue el siguiente enlace
Escogí esta frase porque se me hace muy interesante estudiar acerca de la oración, principalmente a través de la Palabra de Dios y también a través de libros como este que tratan específicamente con respecto a este tema.
“La oración que un creyente dice en la tierra es la proclamación de la voluntad del Señor en el cielo”
Al principio cuando leemos esto y no lo asimilamos de forma correcta podríamos pensar que lo que W. Nee dice está equivocado, pero cuando leemos la Palabra de Dios podemos entenderlo con más claridad.
Más de uno debe estar pensando:
“¿Acaso nosotros mandamos a Dios?”
“¿Dios va a responder positivamente todas mis oraciones?”
“¿Basta con que yo hable para que Dios haga?”
Para entender todo esto es necesario leer, meditar, reflexionar y pedir la sabiduría divina a Dios para poder comprender ciertos versículos que hablan acerca de la oración.
Jesús nos dice en Juan 14:13 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Parece muy sencillo ¿cierto? Pero sabemos que no es así. El problema es cuando no estudiamos la biblia como deberíamos. En este versículo (como en todos) es muy importante el contexto en el que se presenta la cita. Dice en Juan 14:12-13 “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Ahora podemos comprender CUANDO TODO lo que pidamos Jesús lo hará. ¿Cuándo? Cuando hagamos las obras que Jesús hizo, inclusive MAYORES COSAS. Ahora pregunto yo ¿Has hecho alguna obra que haya hecho Jesús? ¿Repartido pocos panes y peces entre miles de personas, o volver a la vida a un muerto, o sanar a un ciego de nacimiento? Si no hemos podido dejarnos usar por Dios para hacer milagros, ¿por qué Dios tendría que darnos todo lo que pedimos? Por lo general, las personas a las cuales Dios les da el poder para hacer milagros y prodigios son personas que han permanecido fieles a él por bastante tiempo. No digo que Dios no pueda usar a una persona nueva creyente para hacer un milagro, sino que por lo general, son personas con algún tiempo de creyentes y que han batallado lo suficiente para comprender el enorme privilegio, y la gran responsabilidad que significa ser el canal por el cual Dios opera de forma extraordinaria. Esta madurez, por lo general, se adquiere con el tiempo y con la experiencia (algunas de ellas malas) en la Iglesia.
Jesús mismo nos dice en Juan 15:7 “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Aquí se agrega un elemento: Permanecer. No todo el mundo tiene la fuerza para permanecer en el camino de Dios AUNQUE pareciera que no estuviese ocurriendo nada.
Permanecer implica seguir haciendo lo que estás haciendo durante un NO corto período de tiempo.
Permanecer es seguir en el camino de Dios aunque pareciera que todo va de mal en peor.
Permanecer es alcanzar madurez. Cuando permanecemos en Dios y sus palabras permanecen en nosotros, podemos pedir lo que sea porque estaremos pidiendo lo que nos conviene.
El Apóstol Juan después de tanto oír a Jesús, pasar tiempo con él y estar cerca de él, nos enseña en lo que a mi parecer es la clave para orar. 1 Juan 5:14-15 dice: Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
Si pides algo que Dios quiere que pidas entonces Dios te oye y te da eso que pediste. Así de sencillo. La clave en todo esto es orar pidiendo la voluntad de Dios. Orar es unirnos a lo que Dios quiere que hagamos. Dios quiere que tú pidas algo, y es tu trabajo saber qué es eso que Dios quiere que tu pidas para que él pueda dártelo. Anhelar que se cumpla la voluntad de Dios no es de personas nuevas (generalmente) sino de creyentes maduros que han aprendido (muchas veces por las malas) que la voluntad de Dios siempre será lo mejor que pueda ocurrirnos. La voluntad de Dios es pedida por aquellas personas que han permanecido fieles a Dios a pesar de las vicisitudes de la vida.
Cuando una persona alcanza la madurez, es capaz de pedir que se haga la voluntad de Dios y ahí es donde los milagros comienzan a ocurrir. Dios es el más interesado en que ocurran milagros. Una persona que ha permanecido no va a pedir algo con un fin egoísta sino que entenderá que toda su vida gira en torno a la voluntad de Dios y para la Gloria de Dios. Es por esto que suceden los milagros, y es por esto que muchos no ven las grandes señales que Jesús dijo que nos seguirían (Marcos 16). Pediremos cualquier cosa y nos será hecha por Jesús porque sencillamente pediremos lo que Dios quiere que pidamos.
“La oración que un creyente dice en la tierra es la proclamación de la voluntad del Señor en el cielo”
Para terminar y entender lo que dijo W. Nee, es necesario comprender también Mateo 18:18 “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.”
Fíjese en esto: Primero se ata en la tierra y después se ata en el cielo. Primero se desata en la tierra y luego se desata en el cielo. ¿Qué quiere decir esto exactamente? Que hay algunas cosas que Dios no va a hacer hasta que tú hagas algo aquí en la tierra. OJO Dios quiere que le pidas esas cosas, pero no las hará hasta que se lo pidas. Podemos concluir que hay enemigos espirituales desatados y bendiciones atadas porque nosotros no hemos sido diligentes en atar y desatar respectivamente. Hay oraciones que tú debes hacer para que pueda hacerse así como quieres. No te equivoques, no quiere decir que nosotros mandamos a Dios, ni que Dios recibe órdenes de nuestra parte. Todo lo contrario, es necesario conocer cuál es la voluntad de Dios, pedirle a Dios que se haga su voluntad y atar o desatar aquello que Dios está esperando que nosotros atemos o desatemos.
Orar es pedirle a Dios que haga su voluntad.
Conocer su voluntad es la clave para pedir bien.
Pedirle a Dios conforme a su voluntad es tener
la seguridad de que eso que pediste será hecho.
Cuando conoces la voluntad de Dios,
entiendes que es lo mejor que te puede ocurrir.
El maduro no pide con fines egoístas,
sino para el bien de los que le rodean.
Hay enemigos desatados
esperando que los ates.
Hay bendiciones atadas
esperando que las desates.
No esperes más.
Pídele a Dios que te revele cual es su voluntad para ti, anhela que se haga su voluntad en tu vida, y comprueba que
su Buena Voluntad es Agradable y Perfecta.
Dios te bendiga.
¡Jesus es el Señor!