Articulos para edificación espiritual

Juan Ruiz

maestro evangelizador
20 Junio 2020
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Estimados foristas y visitantes, es mi profundo deseo ser medio de bendición para la obra de Dios.
Por eso, postearé varios artículos que pienso pueden servirle a más de alguno, especialmente
a los nuevos. Si alguien quiere comentar alguno, no hay problema.
Si quieren copiarlo y estudiarlo y compartirlo, no hay problema.

Me aburrí de estar "debatiendo" con algún personaje aquí.
que da vueltas en lo mismo. A mi me es más necesario y útil compartir temas prácticos,
que uno sabe que son de necesidad porque los ha vivido en algún momento.

Nota: La mayoría son escritos del año 2017.
 
pueden complementarlos y con gusto aceptaré sus correcciones también.
tengo sin duda algunas falencias en la redacción...
(como el evangelista D L Moody tenía falencias en sus expresiones predicando)
pero el deseo es sincero de colaborar en el evangelio a quien lo necesite...
 
Smith Wigglesworth

smith-wigglesworth.jpg

Smith Wigglesworth (1859-1947) fue un pastor y escritor inglés, un importante predicador de la fe cristiana.

Smith Wigglesworth (1859-1947) nació en Menston, Yorkshire, Inglaterra, el 8 de junio de 1859. Creció en una familia humilde y a la edad de seis años ayudó a su padre en la agricultura. A la edad de siete años, acompañó a su padre a trabajar en una fábrica de tejidos de lana. Aprendió las primeras letras de su madre, estudiando en una vieja Biblia. Su abuela era cristiana y se empeñó en llevarlo a la iglesia. A la edad de ocho años, comenzó a participar en los cantos de alabanza.

A la edad de 13 años, su familia se mudó a la ciudad de Bradford y allí comenzó a participar activamente en la Iglesia Metodista Wesleyana. Siempre estuvo acompañado por el Nuevo Testamento. En ese momento, junto con otros jóvenes, fue invitado por la iglesia a participar en una reunión especial de predicación. Mientras subía al púlpito predicó durante 15 minutos. Al final de la predicación se sorprendió con aplausos y gritos de entusiasmo.

Cuando Smith Wigglesworth tenía 17 años, aprendió la profesión de plomero. En 1882 se casó con Mary Jane Featherstone, conocida como Polly, una joven metodista, nacida en una familia de posesiones, pero que había dejado el lujo de la sociedad para predicar con el Ejército de Salvación. Con su esposa, realmente aprendió a leer y la Biblia fue su único libro de lectura.

Durante sus servicios, Polly invitó a Smith a participar en la predicación, pero declaró que nunca más volvería a hablar en público. En 1907 recibió el bautismo del Espíritu Santo y desde entonces sintió que su vida se transformaba. El domingo siguiente fue a la iglesia y predicó con gran claridad.

Poco a poco fue comprendiendo que las enfermedades eran cosa del diablo y que podían ser sanadas. Alrededor de 1890 viajó a Leeds y visitando una iglesia quedó impresionado con un servicio divino de sanación. En 1900 tuvo lugar su primera experiencia de curación y nunca se detuvo. Su vida fue un ejemplo de fe y voluntad de servir a Dios.

Smith Wigglesworth dejó un extenso trabajo sobre su creencia. En el libro «La Unión del Espíritu» el autor recoge sus mensajes de fe. En «Atrévete a creer», el pastor proporciona extractos de las enseñanzas de la religión que llevan al lector a creer en Dios y que de esta manera la creencia puede transformar a las personas para que se conviertan en ejemplos de fe. Muestra al lector que es necesario leer la Biblia y estar atento a la voz de Dios. El libro contiene meditaciones sobre estos principios que refuerzan lo que el lector debe creer.

Smith Wigglesworth murió en Wakefield, Inglaterra, el 12 de marzo de 1947.


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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Aportaré algo de una predicación de Smith Wigglesworth.


Lo Que Significa Ser Lleno Del Espíritu Santo
por
Smith Wigglesworth

Lectura de la Biblia: Hechos 6: 1-15
En los días cuando el número de los discípulos comenzó a multiplicarse se dio una situación que provoco que los doce apóstoles tomen la decisión definitiva de no ocuparse en servir mesas, sino en ocuparse continuamente en la oración y el ministerio de la Palabra. Qué importante es para todos los ministros de Dios estar continuamente en oración, y alimentándose de las Escrituras de la Verdad. A menudo ofrezco una recompensa a cualquier persona que me pueda coger en cualquier sitio sin mi Biblia o mi Testamento.
Ninguno de ustedes pueden ser fuertes en Dios a menos que usted sea diligente y constantemente preste atención a lo que Dios tiene que decirle a través de Su Palabra. No se puede conocer el poder y la naturaleza de Dios a menos que usted participe de su Palabra inspirada. Léala en la mañana y por la noche, y en cada oportunidad que aparece. Después de cada comida, en lugar de dedicarse a la conversación sin provecho en la mesa, lea un capítulo de la Palabra y luego tenga una tiempo de oración. Me esfuerzo por hacer un propósito de esto no importa dónde o con quién me vaya quedar.
El salmista dice que guardó la Palabra de Dios en su corazón, para no pecar contra contra él, y usted encontrará que contra más guarde la Palabra de Dios en su corazón, le será más fácil vivir una vida santa. También, declaró que se apresuró en guardar la Palabra de Dios, cuando usted recibe la Palabra de Dios en su ser, todo su ser físico se dinamiza y se fortalece. A medida que usted recibe con mansedumbre la Palabra, se encuentra que la fe brota dentro de usted. Y usted tendrá la vida a través de la Palabra.
Los doce les dijeron al resto que buscaran a siete hombres para atender el asunto de las mesas. Ellos debían de ser hombres honestos y llenos con el Espíritu Santo. Estos que fueron elegidos eran sólo hombres comunes, pero estaban llenos del Espíritu Santo, y esta llenura eleva siempre al hombre a un plano mas alto de lo ordinario. No se requiere un hombre educado o instruido para ocupar una posición en la iglesia de Dios; lo que Dios requiere es una vida doblegada, consagrada, santa, y Él puede hacer de esto una llama de fuego. ¡Bautizado con el Espíritu Santo y fuego!
La multitud eligió a siete hombres para servir mesas. Fueron sin duda fieles en sus tareas designadas, pero vemos que Dios pronto tuvo una mejor alternativa para dos de ellos. Felipe fue tan lleno del Espíritu Santo que podía tener un avivamiento dondequiera que Dios lo pusiera. El hombre lo eligió para servir mesas, pero Dios lo escogió para ganar almas. ¡Oh!, si tan sólo le pudiese estimular para ver que en la medida que usted es fiel en desempeñar el cargo más humilde, Dios le puede llenar de Su Espíritu y le puede hacer una vasija escogida para Sí Mismo, y le puede ascender de puesto hacia un lugar de ministerio poderoso en la salvación de las almas y en la sanación de lo enfermo. No hay nada imposible para un hombre lleno con el Espíritu Santo. Trasciende más allá de toda comprensión humana. Cuando se llenan con el poder del Espíritu Santo, Dios trabajara maravillosamente dondequiera que vayas.
Cuando usted se llena del Espíritu usted conocerá la voz de Dios. Quiero darle un ejemplo de ello. Cuando me iba a Australia recientemente, nuestro barco se detuvo en Adén y en Bombay. En el primer lugar, la gente vino alrededor del buque vendiendo sus mercancías, hermosas alfombras y todo tipo de cosas orientales. Había un hombre vendiendo algunas plumas de avestruz. Como yo estaba mirando por el costado del barco observando la negociación, un caballero me dijo: "¿Iría usted a medias conmigo en la compra de ese manojo de plumas?" ¿Para qué quiero las plumas? Yo no necesitaba ese tipo de cosas y no tenia espacio para ellas en mi camarote. Pero el caballero me pregunto de nuevo, "¿Va a ir a medias conmigo en la compra del manojo?" El Espíritu de Dios me dijo, "Hazlo".
Las plumas nos las vendieron por tres libras, y el señor dijo: "No tengo dinero conmigo, pero si le quiere pagar el hombre por ellas, le enviare el dinero a usted por el sobrecargo." Pagué por las plumas y le di al caballero su parte. Él viajaba en primera, y yo viajaba en segunda clase. Yo le dije: "No, por favor no le dé ese dinero al sobrecargo, quiero que usted me lo traiga personalmente a mi camarote". Yo dije al Señor, "¿Qué pasa con estas plumas?" Él me mostró que había un propósito en mi compra.
Aproximadamente a las 10 en punto el señor vino a mi cabina y dijo: "He traído el dinero". Yo le dije, "No es su dinero lo que quiero, es su alma lo que busco para Dios." Allí mismo él marcó nuevos rumbos en el plan entero de su vida y comenzó a buscar a Dios y esa mañana, llorando hizo su camino directo a la salvación de Dios.
Usted no tiene idea de lo que Dios puede hacer a través de usted cuando esté lleno de Su Espíritu. Cada día y cada hora usted puede tener la dirección divina de Dios. Ser llenado con el Espíritu Santo significa mucho en todos los sentidos. He visto algunos que han venido sufriendo durante años, y cuando se han llenado con el Espíritu Santo todo lo de su enfermedad ha desaparecido. El Espíritu de Dios ha hecho real para ellos la vida de Jesús y han sido completamente liberados de toda enfermedad y dolencia.
Mire a Esteban. Fue simplemente un hombre común escogido para servir mesas. Pero el Espíritu Santo estaba en él y él estaba lleno de fe y de poder, e hizo grandes maravillas y milagros entre el pueblo. No hubo resistencia a la sabiduría y al espíritu con el que hablaba. Cuan importante es que cada hombre se llene con el Espíritu Santo.
(Lenguas e Interpretación:
"La voluntad divina es que usted debe llenarse de Dios, por el poder del Espíritu para llenarse con la fuerza de Dios. No hay nada que pueda retener a un hombre lleno con el Espíritu Santo.")
Quiero grabar la importancia de esto en ustedes. No se trata de la sanidad lo que les estoy presentando - es al Cristo vivo. Es un hecho glorioso que el Hijo de Dios vino a traer la libertad a los cautivos.
¿Cómo es posible que al momento en que están llenos con el Espíritu Santo se inicia la persecución? Así fue con el Señor Jesús mismo. No leemos de cualquier persecucion antes de que el Espíritu Santo descendió como una paloma sobre él. Poco después nos encontramos con que, después de predicar en su ciudad natal, querían tirarle desde lo alto de una monte. Es lo mismo con los doce discípulos. Ellos no tuvieron persecución antes del día de Pentecostés, pero después de que fueron llenos del Espíritu, fueron pronto a la cárcel. El diablo y los sacerdotes de la religión siempre se agitaran cuando un hombre se llena con el Espíritu y hace las cosas en el poder del Espíritu. Y la persecución es la mayor bendición para una iglesia. Cuando tenemos persecución tendremos pureza. Si deseas ser lleno del Espíritu puede contar con una cosa, y esa es la persecución. El Señor vino a traer división, e incluso en su propio hogar usted puede encontrar tres contra dos.
El Señor Jesús vino a traer la paz, y poco después de tener la paz por dentro, se obtiene la persecución por fuera. Si usted permanece inmóvil, el diablo y sus agentes no le incomodaran mucho. Pero cuando usted sigue adelante y se pone en marcha a lo largo de todo el camino con Dios, el enemigo lo tiene a usted como un objetivo. Pero Dios va a defenderte en medio de todo esto.
En una reunión que yo realizaba, el Señor estaba trabajando y muchos se estaban curando. Un hombre vio lo que estaba ocurriendo y comento, "me gustaría probar esta cosa." Él vino para la oración y me dijo que su cuerpo estaba roto en dos lugares. Coloque mis manos sobre él en el nombre del Señor, y le dije: "Ahora, usted crea a Dios". La siguiente noche estaba en la reunión y él se levantó como un león. Él dijo, "Yo quiero decirle a la gente que este hombre aquí les engaña. Él puso sus manos sobre mi la última noche por mi ruptura en dos lugares, pero no estoy ni un poco mejor". Me detuve y le dije: "Usted está curado, su problema es que usted no lo cree."
El estuvo en la próxima reunión por la noche y cuando hubo oportunidad para el testimonio este hombre se levanto. Él dijo, "Soy un albañil de profesión. Hoy estaba trabajando con un obrero y el tuvo que poner una gran piedra en su lugar. Le ayudé y ya no sentí ningún dolor. Me dije, ¿Como lo he hecho? " Me fui lejos a un lugar donde pudiera desnudarme, y descubrí que estaba sanado". Le dije a la gente, "Ayer por la noche este hombre estaba en contra de la Palabra de Dios, pero ahora él la cree. Es cierto que estas señales seguirán a los que creen, que pondrán las manos sobre los enfermos y ellos se repondrán. Y todo a través del poder que hay en el nombre de Cristo." Es el Espíritu que ha venido a revelar la Palabra de Dios, y para hacerla que sea espíritu y vida para nosotros.
Ustedes las personas que están buscando el Bautismo están entrando en un lugar donde usted tendrá persecución. Sus mejores amigos le dejarán - o los que usted estima como sus mejores amigos. Ningún buen amigo jamás te dejará. Pero merece la pena. Usted entra en un reino de iluminación, o revelación por el poder del Espíritu Santo. Él revela la preciosidad y el poder de la sangre de Cristo. Creo, por la revelación del Espíritu, que no hay una cosa en mí que la sangre no pueda limpiar. Me encuentro con que Dios me santifica por la sangre y pone de manifiesto la eficacia del trabajo por el Espíritu.
Esteban era sólo un hombre ordinario vestido con lo divino. Él estaba lleno de fe y poder, y grandes maravillas y milagros fueron obrados por medio de él. ¡Oh, esta vida en el Espíritu Santo! esta vida de profundidad, la revelación interior, de transformación de un estado a otro, de crecer en gracia y en todos los conocimientos y en el poder del Espíritu, la vida y la mente de Cristo se renueva en ti, y de constantes revelaciones de la fuerza de su poder. Es el único tipo de cosas que nos permiten permanecer.
En esta vida, el Señor te pone en todo tipo de lugares y, a continuación, revela su poder. Había estado predicando en Nueva York, y navegando un día para Inglaterra en el Lusitania. Tan pronto como llegué a bordo fui a mi camarote. Dos hombres estaban allí, y uno de ellos dijo: "Bueno, ¿Que puedo hacer por la compañía?" Él sacó una botella y echó un vaso de whisky y lo bebió, y luego el lo llenó, para mí. "Yo nunca toco esas cosas", dije. "¿Cómo puedes vivir sin eso?" preguntó. "¿Cómo podría vivir con ello?" Le pregunté. El admitió, "He estado bajo la influencia de estas cosas durante meses, y dicen que dentro de mi se marchita todo, y sé que me estoy muriendo". Me gustaría poder ser libertado, pero simplemente sigo bebiendo. ¡Oh, si solamente pudiera ser libertado! Mi padre murió en Inglaterra y me ha dado su fortuna, pero ¿Que bien heredo de ello, a no ser que con ello me apresuro a mi tumba? "
Yo le dije a este hombre, "Diga la palabra, y será liberado" Él preguntó, "¿Qué quiere decir?" Le dije: "Diga la palabra, demuestre que está dispuesto a entregarse, y Dios te va a liberar." Pero fue como si hablase con una pared por la comprensión que el mostró. Yo le dije, "Estese quieto" y coloque mis manos en su cabeza en el nombre de Jesús y maldije ese demonio de la bebida que le estaba quitando la vida. Él gritó, "¡Soy libre! ¡Estoy libre! ¡Sé que estoy libre!" Él cogió dos botellas de whisky y les tiró por la borda, y Dios le salvó, le quitó la borrachera y le sanó. Yo estuve predicando durante toda la travesía. Él se sentaba a mi lado en la mesa. Antes de esto, no había podido comer, pero en cada comida le ha ido bien con el menú. Usted sólo tiene que tener un toque de Jesús para pasar un buen rato. El poder de Dios es exactamente el mismo al día de hoy. Para mí, Él es precioso. Para mí, Él me mantiene con salud. Para mí, Él es el lirio de los valles. ¡Oh este bendito Nazareno, este Rey de reyes! ¡Aleluya! ¿Va a dejar que Él haga en usted su voluntad? ¿Va a dejar que Él le tenga a usted? Si usted quiere, todo su poder está a su disposición.
Ellos no fueron capaces de resistir la sabiduría y el espíritu con que Esteban habló, y así, llenos de rabia, le llevaron al consejo. Y Dios llenó su cara con un rayo de luz del cielo. Merece la pena ser llenos del Espíritu, no importa lo que cueste. Lean el séptimo capítulo, las poderosas palabras proféticas de este hombre santo. Sin temor a lo que les dice, "Ustedes obstinados e incircuncisos de corazón, siempre resisten al Espíritu Santo." Y cuando escucharon estas cosas les punzó el corazón. Hay dos maneras de ser afectados en el corazón. Aquí rechinaron sus dientes y le llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Y en el día de Pentecostés, cuando fueron aguijoneados en el corazón que gritaron, "¿Qué haremos?" Ellos tomaron el camino opuesto. El diablo, si puede salirse con la suya, hará que usted cometa el asesinato. Si Jesús se sale con la suya, usted se arrepentirá.
Y Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró firmemente al cielo, y vio la gloria de Dios y el Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios. ¡Oh, estar lleno del Espíritu Santo! ¡Cuánto significa!. Yo iba en coche durante sesenta millas un día de verano y como buscaba en los cielos tuve una visión de Jesús todo el camino. Se necesita el Espíritu Santo para dar esto.
Esteban gritó: «Señor, no tomes en cuenta este pecado." Como él estaba lleno del Espíritu, estaba lleno de amor, y él manifestó la misma compasión por sus enemigos que tuvo Jesús en el Calvario. Este ser lleno con el Espíritu Santo significa mucho en todos los sentidos. Esto significa ser constantemente llenado, dinamizado, y una vida nueva continuamente. ¡Oh, es hermoso! ¡Tenemos un maravilloso evangelio y un gran Salvador! Si se llenara con el Espíritu Santo tendría una constante primavera, sí tu fe se enfoca en el Señor Jesús, desde tu interior fluirán ríos de agua viva.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
Última edición:
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Fe dada por Dios
por
Smith Wigglesworth
Lean Hebreos 11:1-11. Yo creo que hay solo un camino a los tesoros de Dios, y este es el camino de fe. Por fe y solo fe entramos en un conocimiento de los atributos y nos volvemos participantes de las bienaventuranzas, y participantes en las glorias de nuestro Señor ascendido. Todas Sus promesas son Sí y Amén para los que creen.
Dios quiere que vengamos a Él por su propio camino. Eso es por la puerta abierta de la gracia. Un camino ha sido hecho. Es un camino hermoso, y todos Sus santos pueden entrar por este camino y encontrar reposo. Dios ha prescrito que los justo vivirán por fe. Y encuentro que todo es fracaso, lo que no tiene su base en la roca Cristo Jesús. Él es el único camino, la verdad y la vida. El camino de fe es el camino de Cristo, recibiéndole en su plenitud y caminando en Él; recibiendo Su vida vivificante que llena, mueve y nos cambia, trayéndonos a un lugar donde siempre hay un Amen en nuestros corazones a la voluntad de Dios.
Cuando estudio el capítulo 12 de Hechos, encuentro que la gente estaba orando toda la noche por que Pedro saliera de la cárcel. Tenían un celo pero parece que les faltaba fe. Hay que felicitarlos por su celo y porque pasaron su tiempo en oración sin cesar, pero su fe, evidentemente, no medía tanto como para una respuesta tan maravillosa. Rode tenía más fe que los demás. Cuando se escuchó tocar la puerta, ella corrió, y el momento que ella escuchó la voz de Pedro, ella volvió corriendo con gozo diciendo que Pedro estaba en la puerta. Y todos dijeron: “Estás loca. No es cierto”. Pero ella aseguraba que así era.
Zacarías y Elisabet seguramente querían un hijo, pero aun cuando vino el ángel y dijo a Zacarías que tendría un hijo, él estaba lleno de incredulidad. Y el ángel dijo: “Y ahora quedarás mudo, por cuanto no creíste mis palabras”.
Pero miren a María. Cuando el ángel vino a ella, María dijo: “Hágase conmigo conforme a tu palabra.” Esto fue su Amen a la voluntad de Dios. Y Dios quiere que nosotros tengamos un Amen en nuestras vidas, un Amen interior, un poderoso y conmovedor Amen, un Amen inspirado por Dios, el cual dice: “Es porque Dios ha hablado. No puede ser de otra manera. Es imposible ser de otra manera”.
Examinemos el quinto versículo: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”.
Cuando estuve en Suecia, el Señor obró poderosamente. Después de uno o dos mensajes los líderes me llamaron y dijeron: “Hemos escuchado cosas muy raras de ti, y quisiéramos saber si son verdaderas. Podemos ver que Dios está contigo, y que Dios se está moviendo, y sabemos que será una gran bendición para Suecia.”
“Bueno,” dije: “¿qué es?”
“Bueno,” dijeron: “hemos escuchado de autoridades respetables que tú predicas que tienes el cuerpo resucitado”. Cuando estaba en Francia tenía una intérprete que creía esto, y me enteré, después de haber predicado una o dos veces con la intérprete, que ella comunicaba sus propias ideas. Y claro que yo no lo sabía. Yo les dije a estos hermanos: “Les diré cuáles son mis convicciones personales. Yo creo que si yo tuviera el testimonio de Enoc, ya habría partido. Yo creo que el momento que Enoc obtuvo el testimonio que agradó a Dios, se fue.”
Oro que Dios avive nuestra fe, porque trasponer está en la mente de Dios; pero recuerde que trasponer viene con los términos de obediencia santa y un caminar que es agradable para Dios. Esto fue cierto con Enoc. Y creo que debemos tener un mismo caminar con Dios en el Espíritu, teniendo comunión con Él, viviendo bajo su sonrisa divina, y oro que Dios por Su Espíritu pueda movernos de tal forma que estaremos donde Enoc estaba cuando él caminaba con Dios.
Hay dos clases de fe. Hay la fe natural. Pero la fe sobrenatural es el don de Dios. En Hechos 26:19, Pablo contaba a Agripa lo que el Señor le dijo al darle su comisión. “Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”.
¿Es esa la fe de Pablo? No, es la fe que el Espíritu Santo le está dando. Es la fe que Él nos trae mientras nosotros perseveramos en Dios. Quiero poner delante de ustedes esta diferencia entre nuestra fe y la fe de Jesús. Nuestra fe se acaba. La mayoría de las personas en este lugar han llegado a un lugar donde han dicho: “Señor, no puedo continuar. He llegado hasta aquí y no puedo más. He usado toda la fe que tengo, y ahora tengo que parar y esperar”.
Me acuerdo un día estando en Lancaster, y yendo a visitar unos enfermos, fui llevado a una casa donde había una joven acostada en una cama, no tenía salida. Ya no tenía razón y muchas cosas se manifestaban que eran satánicas y yo lo sabía. Era una jovencita, una niña hermosa. El esposo, también muy joven, entró con el bebé y se inclinó para besar a la esposa. El momento que lo hizo, ella se lanzó al otro lado tal como una loca haría. Me rompió el corazón. Entonces él agarró el bebé y apretó sus labios en la madre. Otra vez otra cosa espantosa sucedió. Pregunté a alguien que le atendía: “¿Hay alguien que les ayuda?” “Oh,” me dijeron: “Hemos tenido de todo.” “Pero,” dije: “¿no tienes ayuda espiritual?” Su esposo se marchó furioso diciendo:
“¿Ayuda? Tú crees que nosotros creemos en Dios, después de no haber dormido en siete semanas y con condiciones maníacas.”
Entonces una joven más o menos de la edad de dieciocho solamente me sonrió y salió por la puerta. Eso me llevó a un lugar de compasión por la mujer. Algo tenía que hacer, no importaba lo que era. Entonces con toda mi fe empecé a penetrar los Cielos, y pronto salí de esa casa, les diré, porque nunca he visto un hombre conseguir algo de Dios mientras oraba en la tierra. Si usted consigue algo de Dios, tendrá que orar en el cielo porque todo está ahí. Si usted está viviendo en el ambiente terrenal y espera cosas del Cielo, nunca vendrán. Y mientras yo veía, en la presencia de Dios, las limitaciones de mi fe, entonces venía otra fe, una fe que no se podía negar, una fe que agarraba la promesa, una fe que creía la Palabra de Dios. Y de esa presencia yo volví a la tierra otra vez, pero ya no el mismo hombre. Dios dio una fe que podía sacudir el Infierno y cualquier otra cosa.
Yo dije: “¡Sal de ella en el nombre de Jesús!” Y ella se dio la vuelta y se durmió. Después de catorce horas se despertó completa mente sobria y sana.
Hay un proceso. Enoc caminaba con Dios. Tenía que haber sido todos esos años que él estaba penetrando, entrando, y agarrando, y creyendo y viendo y entrando en tal colaboración y comunión con Dios que las cosas se movieron en la tierra y él empezó a moverse hacia el Cielo. En fin, ya no podía detenerse más. ¡Oh, aleluya!
En el capítulo 15 de 1 Corintios leemos sobre el cuerpo que “se siembra en debilidad,” para ser levantado en poder. Me parece que mientas nosotros estamos esperando ser traspuestos, el Señor quiere que nosotros conozcamos un poco de ese poder ahora, y quiere que permanezcamos en ese poder para que no seamos sembrados en debilidad.
Hay algo que Dios me ha dado desde mi juventud hasta ahora, un gusto y deleite por mi Biblia. Yo puedo decir ante Dios, nunca he leído otro libro sino mi Biblia, entonces yo no sé nada de libros. Me parece mejor tener el Libro de libros como comida para el alma, para fortalecer la fe, y para edificar el carácter de Dios, así para que todo el tiempo me cambie y me prepare para caminar con Dios.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Puedo ver que es imposible agradarle de cualquier otra forma sino con fe, porque todo lo que no es de fe es pecado. Dios quiere que veamos que el plan de fe es el ideal y principio de Dios. En esta conexión me encanta mantener en mis pensamientos las hermosas palabras del segundo verso de Hebreos 12: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Él es el autor de la fe. Dios obró por medio de Él para formar el mundo.
“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Y por causa del gozo sobre abundante de proveer por nosotros tan grande salvación, Él se volvió el autor de la fe viva. Y por medio de su fe viva, mirando a Él quien es el autor y consumador de nuestra fe, somos transformados a la misma imagen de gloria en gloria, aun por el Espíritu del Señor.
Dios tiene algo mejor para usted que nunca ha tenido en el pasado. Entre en la plenitud de fe y poder y vida y victoria del cual Él está dispuesto a proveer, mientras se olvide las cosas del pasado, y prosiga a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.
Fe Igualmente Preciosa
por
Smith Wigglesworth
Lean 2 Pedro 1:1-8.
Nuestra comprensión está nublada porque tan frecuentemente dejamos que las preocupaciones de este mundo nos cieguen los ojos; pero si podemos estar abiertos a Dios, veremos que Él tiene un plan mucho mayor para nosotros en el futuro, que el que nosotros hayamos visto en el pasado. Es el deleite de Dios hacer posible para nosotros lo que parece imposible, y cuando llegamos al lugar donde solo Él tiene derecho de paso, entonces todas las cosas que han sido borrosas y malentendidas se aclaran.
Esta fe igualmente preciosa de la cual Pedro está escribiendo es un don, el cual Dios está dispuesto a darnos a todos nosotros, y yo creo que Dios quiere que lo recibamos para que podamos sojuzgar reinos, obrar justicia y, si ya es tiempo, cerrar las bocas de leones. Deberíamos ser capaces de triunfar bajo cualquier circunstancia, porque no tenemos ninguna confianza en nosotros, sino nuestra confianza está solamente en Dios. Siempre son esas personas que están llenas de fe que tienen un buen reporte, que nunca murmuran, que están en el lugar de victoria, que no están en el lugar del régimen humano sino en el régimen divino, desde el momento que Dios vino a habitar en ellos.
Esta fe igualmente preciosa es para todos; pero tal vez haya algún estorbo en su vida, el cual Dios tendrá que tratar. Me pareció como si mil automóviles hubieran pasado sobre mi vida para hacerme pedazos como una vasija de alfarero. No hay otro camino a las cosas profundas de Dios que un espíritu quebrantado. No hay otro camino para entrar en el poder de Dios. Dios hará que sobreabunde en todo lo que pedimos o pensamos para nosotros cuando Él pueda llevarnos al lugar donde podemos decir con Pablo: “Ya no vivo yo, y Cristo, ha tomado las riendas y autoridad de mi vida”.
Yo entiendo a Dios a través de Su Palabra. No puedo entender a Dios por impresiones ni sentimientos; no puedo conocer a Dios por las emociones.
Si voy a conocer a Dios, lo voy a conocer a través de Su Palabra. Yo sé que estaré en el Cielo, pero no pude construir sobre mis emociones para saber que iré al Cielo. Voy a ir al Cielo porque la Palabra de Dios dice así, y yo creo la Palabra de Dios. Y: “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Romanos 10:17.
En Marcos 11:24 leemos: “os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. El versículo anterior habla de montañas removidas, dificultades despejadas. La apariencia no basta. Tenemos que tener la realidad, la verdadera obra de nuestro Dios. Tenemos que conocer a Dios. Debemos poder entrar y mantener una conversación con Dios. También debemos conocer la mente de Dios hacia nosotros, para que todas nuestras peticiones sean siempre alineadas con Su voluntad.
Mientras esta fe igualmente preciosa se vuelva parte de ti, hará que te atrevas a hacer cualquier cosa. Y recuerda, Dios quiere hombres atrevidos, hombres que se atreven a hacer todo, hombres que serán fuertes en Él y se atreverán a hacer proezas. ¿Cómo alcanzaremos esta sencilla fe?
Despréndase de sus propios pensamientos y reciba los pensamientos de Dios, la Palabra de Dios. Si usted se edifica sobre imaginaciones se equivocará. Usted tiene la Palabra de Dios y es suficiente. Un hombre dio su testimonio extraordinario sobre la Palabra de Dios: “Nunca compare este Libro con otros libros. Las comparaciones son peligrosas. Nunca piense o nunca diga que este Libro contiene la Palabra de Dios. Es la Palabra de Dios. Su origen es sobrenatural, su duración es eterna, inexpresable en valor, su ámbito es infinito, su poder es regenerativo, su autoridad es infalible, su interés es universal, su aplicación es personal, y es totalmente inspirado. Léala completamente. Escríbala. Órela. Practíquela. Y entonces compártala con otros”.
Y realmente la Palabra de Dios transforma al hombre hasta que se convierte en una epístola de Dios. Transforma su mente, cambia su carácter, lo mueve de gracia en gracia, lo hace un heredero de la misma naturaleza de Dios.
Dios entra, habita, camina en él, habla a través de él y cena con el que abre su ser a la Palabra de Dios y recibe el Espíritu que fue quien la inspiró.
Cuando yo me estaba yendo a Nueva Zelanda y Australia, había muchos para despedirme. Había un doctor hindú que estaba yendo en el mismo carro conmigo al puerto. Estaba muy silencioso y escuchaba atentamente todo lo que se decía en el barco. Yo empecé a predicar, por supuesto, y el Señor empezó a obrar en medio de la gente. En la parte del barco que era segunda clase había un joven y su esposa que eran ayudantes de una dama y un caballero en primera clase. Y mientras estos dos jóvenes me escuchaban hablando con ellos en privado y demás, fueron muy impresionados. Entonces la mujer a quien servían se enfermó. En su enfermedad y su soledad ella no pudo encontrar alivio. Llamaron el médico, y el médico no le dio esperanza.
Y entonces, cuando en este extraño dilema –ella era una gran predicadora de la religión de la Ciencia Cristiana, y había ido por todas partes predicando su religión– ellos pensaron en mí. Conociendo las condiciones, y lo que ella representaba, que era ya tarde en el día, y que en la condición de su mente ella sólo podía recibir las palabras más sencillas, le dije: “Ahora usted está muy enferma, y no le hablaré de nada menos de esto; oraré por usted en el nombre de Jesús, y en el momento en que yo ore usted será sanada.”
Y en el momento que oré se sanó. Esa fue la fe preciosa igualmente obrando. Entonces ella se turbó. Ahora yo podía haberla ungido con aceite primero. Pero la quité todas sus amargas drogas posibles, y durante tres días la tenía en ayuno y ceniza. Yo la mostré su estado terrible, y le indiqué a ella toda la necedad y falsedad de su posición. Le mostré que no había nada en la Ciencia Cristiana, que es una mentira desde el principio, uno de los últimos agentes del infierno. A lo mejor una mentira, predicando una mentira, y produciendo una mentira.
Entonces ella se despertó. Ella se volvió muy penitente y quebrantada de corazón. Pero lo que más la conmovía al principio era que tenía que ir a predicar el sencillo evangelio de Cristo donde ella había predicado la Ciencia Cristiana. Me preguntó si tenía que abandonar ciertas cosas. No voy a mencionar las cosas, eran muy viles. Le dije: “Lo que usted tiene que hacer es ver a Jesús y recibir a Jesús”. Cuando ella vio al Señor en Su pureza, todas las otras cosas tenían que irse. En la presencia de Jesús todo lo demás se va.
Esto abrió la puerta. Tenía que predicar a todo el barco. Esto me dio una gran oportunidad. Mientras predicaba, el poder de Dios cayó, la convicción vino, y pecadores se convirtieron. Me siguieron a mi camarote uno tras otro. Dios estaba trabajando allí.
Entonces vino este doctor hindú. Dijo: “¿Qué haré? Ya no puedo usar la medicina”. “¿Por qué?” “Oh, su prédica me ha cambiado. Pero debo tener un fundamento. ¿Usted pasaría un tiempo conmigo?” “Claro que sí”.
Entonces nos fuimos solos y Dios rompió la tierra en barbecho. Este doctor hindú estaba volviendo a sus condiciones hindúes bajo un nuevo orden.
Había dejado una obra allá. Me contó de la gran obra que tenía. Él estaba volviendo a su obra para predicar a Jesús.
Si usted ha perdido su hambre de Dios, si ya no tiene un clamor por más de Dios, usted se está equivocando en el plan. Tiene que salir de nosotros un clamor que no se satisface sino sólo con Dios. Él quiere darnos la visión del premio que tenemos por delante eso es algo más alto de lo que jamás hemos alcanzado. Si en algún punto te has parado, levántate en el lugar donde has caído, y empieza de nuevo bajo la luz refinadora y el poder del Cielo y Dios te encontrará. Y Él te llevará a una conciencia de tu propia fragilidad y a un quebrantamiento de espíritu, tu fe se aferrará de Él y todos los recursos divinos, Su luz y compasión se manifestarán a través de ti, y Él enviará la lluvia.
¿No nos dedicaremos de nuevo a Dios? Algunos dicen: “Anoche me dediqué a Dios”. Cada revelación nueva trae una nueva dedicación. Vamos a buscar a Dios.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Poder Espiritual
Por
Smith Wigglesworth

Lectura Bíblica – Mateo 16.
Los fariseos y saduceos habían estado tentando a Jesús diciéndole que les muestre una señal del Cielo. Él les mostró que podían discernir las señales que aparecían en la faz del cielo, pero aun así no podían discernir las señales de los tiempos. Él no les daría una señal para satisfacer su curiosidad incrédula, advirtiendo que una generación mala y adúltera buscaba una señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Una generación mala y adúltera se tropieza en la narración de Jonás, pero la fe puede ver en esa narración un cuadro maravilloso de la muerte, entierro y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Jesús, después de haber dejado a los fariseos, y llegado al otro lado del lago, dijo a sus discípulos: “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos”. Ellos pensaban dentro de sí; y la única conclusión que tuvieron era porque no habían llevado pan. ¿Qué iban a hacer? Entonces Jesús dijo estas palabras: “¡Hombres de poca fe!“ Él había estado con ellos tanto tiempo, y todavía le eran una gran desilusión por causa de su falta de comprensión y fe. Ellos no podían captar la profunda verdad espiritual que Él les estaba trayendo, y sólo podían pensar en que no trajeron pan.
“¡Hombres de poca fe!” ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis?
Una vez Jesús dijo a Pedro: “¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?” Pedro le respondió: “De los extraños”. Jesús le dijo: “Luego los hijos están exentos.
Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti”. Pedro había estado toda su vida en el negocio de pescar, pero nunca había pescado un pez con plata en su boca. Pero el Maestro no quiere que nosotros razonemos las cosas –el razonamiento carnal siempre nos dejará en incredulidad– sino debemos simplemente obedecer. “Este es un trabajo difícil”, tal vez así razonaba Pedro mientras ponía el cebo en el anzuelo: “pero como Tú me dijiste lo voy a intentar”, y lanzó su anzuelo al mar. Había millones de peces en el mar, pero todos los peces tenían que apartarse y dejar en paz ese cebo, y permitir a aquel pez con la moneda en su boca subir y tomarlo.
Una mujer vino a mí en Cardiff Gales, que estaba llena de ulceración. Y por eso se había caído dos veces en las calles. Ella vino a la reunión y parecía como si el poder maligno se propusiera matarla ahí mismo, porque se cayó, y el poder del Diablo estaba desgarrando su llaga. Estaba sin fuerzas y parecía como si hubiera fallecido. Yo clamé: “Oh Dios, ayuda a esta mujer.” Entonces reprendí el poder maligno en el nombre de Jesús, y el Señor la sanó instantáneamente. Se levantó e hizo un escándalo. Ella sintió el poder de Dios en su cuerpo y quería testificar todo el tiempo.
Después de tres días ella fue a otro lugar para testificar del poder del Señor para sanar. Ella vino a mí y dijo: “Yo quiero contar a todos del poder del Señor para sanar. ¿No tiene usted unos panfletos sobre este tema?” Yo le di mi Biblia y dije: “Mateo, Marcos, Lucas, Juan… Son los mejores panfletos sobre sanidad. Están llenos de incidentes del poder de Jesús.
Nunca fallarán en cumplir la obra de Dios si la gente creyera en ellos”.
Hay un tiempo cuando los hombres fallan. Toda falta de fe es por no alimentarse de la Palabra de Dios. La necesitas todos los días. ¿Cómo puedes entrar en una vida de fe? Aliméntate del Cristo vivo de quien esta Palabra está llena. Mientras eres arrebatado por el hecho glorioso y la maravillosa presencia del Cristo vivo, la fe de Dios brotará dentro de ti.
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Romanos 10:17 Jesús preguntó a sus discípulos qué decía la gente de Él. Ellos le dijeron:
“Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas”. Entonces Él propuso una pregunta para ver qué pensaban ellos:
“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Y Jesús le dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Es sencillo. ¿Quién dices que Él es? ¿Quién es? ¿Tú dices con Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”? ¿Cómo puede saber esto? Cristo tiene que ser revelado. Ni carne ni sangre lo revela. Es una revelación interna. Dios quiere revelar a su Hijo dentro de nosotros y hacernos conscientes de una presencia interna. Entonces usted puede clamar: “¡Sé que Él es mío! ¡Es mío!” “Ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. Busca a Dios hasta que consiga de Él una poderosa revelación del Hijo, hasta que esa revelación interna le lleve al lugar donde está firme, inmovible, y siempre abundando en la obra del Señor.
Hay un poder maravilloso en esta revelación. “Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”. ¿Fue Pedro la roca? No. Unos minutos después estaba tan lleno del diablo que Cristo tuvo que decirle: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo”. Esta roca era Cristo. Él es la Roca y hay muchas escrituras para confirmarlo. Y a todos que lo conocen que Él es el Cristo, Él da las llaves de fe, el poder para atar y el poder para desatar.
Establezcan sus corazones en este hecho.
Yo había estado predicando sobre este tema en Toronto, intentando demostrar que el momento en que un hombre cree de todo corazón, Dios coloca en él una realidad, una sustancia, una vida; sí, Dios mora en él, y con el nuevo nacimiento entra a nosotros una fuerza poderosa que es más poderosa que todo el poder del enemigo. Un hombre salió corriendo de la reunión, y cuando llegué a casa esa noche ahí estaba con un buen hombre grande y alto. Este hombre me dijo: “Tres años atrás mis nervios se destrozaron. No puedo dormir. He perdido mi negocio. He perdido todo.
No puedo dormir para nada y mi vida es una miseria”. Yo le dije: “Váyase a casa y duérmase en el nombre de Jesús”. Se dio la vuelta y parecía indeciso si quería irse o no; pero yo le dije: “¡Váyase!” y lo empujé fuera de la puerta.
En la mañana llamó por teléfono. Dijo al que me hospedaba: “Dígale que dormí toda la noche. Quiero verlo inmediatamente”. Él vino y dijo: “Soy un nuevo hombre. Siento que tengo una vida nueva. Y ahora ¿puede usted conseguirme el dinero que perdí?” Yo dije: “¡Todo!” Él dijo: “Dígame cómo”. Dije: “Venga a la reunión esta noche y yo le diré”. El poder de Dios estaba poderosamente presente en esa reunión esa noche, y él estaba bajo una gran convicción. Él corrió hacia el altar, pero se cayó antes de llegar. El Señor lo cambió y todo lo que había en él. Ahora es un hombre de negocios exitoso. Todos sus fracasos del pasado habían venido a través de una falta del conocimiento de Dios. No importa lo que te perturba, Dios puede zarandear al diablo y transformarte completamente. No hay otro como Él.
Un día yo estaba viajando en un tren donde había dos personas enfermas en el vagón, una madre y su hija. Les dije: “Miren, yo tengo en esta bolsa algo que puede curar todos los casos en el mundo. Nunca ha fallado”. Se pusieron muy interesados, y seguí contándoles más sobre este remedio que nunca ha fallado en sanar dolencias y enfermedades. Por fin juntaron la valentía para pedirme una dosis. Entonces abrí mi bolsa, saqué mi Biblia, y les leí este versículo: “Yo soy Jehová tu sanador”. Nunca falla. Él te sanará si te atreves a creerlo. Los hombres hoy en día buscan por todas partes cosas con que se pueden sanar, e ignoran el hecho de que el bálsamo de Galaad es fácil de alcanzar. Mientras hablaba de este maravilloso Médico, la fe de ambas la madre y la hija salió hacia Él, y Él sanó a las dos ahí en el tren.
Dios ha hecho su Palabra tan preciosa que si no pudiera conseguir otra copia, ni por todo el mundo me separaría de mi Biblia. Hay vida en la Palabra. Hay virtud en ella. Yo encuentro a Cristo en ella; y Él es el único que necesito para el espíritu, alma y cuerpo. Me cuenta del poder de Su nombre y del poder de su sangre para limpiar. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien. Salmo 34:10.
Un hombre vino a mí una vez, traído por una mujercita. Yo dije: “¿Qué tiene?” Ella dijo: “Le dan oportunidades pero fracasa cada vez. Es un esclavo al alcohol y el veneno de nicotina. Es un hombre lúcido e inteligente en la mayoría de las cosas, pero se inclina ante esas dos cosas”.
Me acordé de las palabras del Maestro que nos da el poder de atar y desatar, y le dije a él que sacara su lengua. En el nombre de Jesucristo yo eché fuera el poder maligno que le daba el gusto de esas cosas. Yo le dije:
“Hombre, hoy eres libre”. No era creyente, pero cuando se dio cuenta del poder del Señor al ser liberado, vino a la reunión, públicamente reconoció que era pecador, y el Señor lo salvó y lo bautizó. Unos días después le pregunté: “¿Cómo te está yendo?” Él dijo: “Soy libre”. Dios nos ha dado el poder para atar y el poder para desatar.
En otro lugar una mujer vino a mí y dijo: “No he podido oler en veinte años; ¿puedes hacer algo por mí?” Yo dije: “Vas a oler esta noche”.
¿Podría yo dar a alguien lo que se había perdido durante veinte años? De mí mismo no, pero me acordé de la Roca sobe la cual la Iglesia esta edificada, la Roca Cristo Jesús y Sus promesas para dar a Sus propios el poder para atar y desatar. Podemos atrever a hacer cualquier cosa si sabemos que la Palabra de Dios nos está respaldando. En el nombre del Señor Jesús yo desaté a esa mujer. Ella corrió todo el camino hasta su casa. La mesa estaba llena de cosas ricas, pero ella no tocaba nada. Ella dijo: “¡Voy a tener un banquete de fragancias!” Alaben al Señor por el hecho de que Él mismo respalda Su propia Palabra y comprueba la verdad de ella en estos últimos días de incredulidad y apostasía.
Otra persona vino y dijo: “¿Qué puedes hacer por mí? He tenido dieciséis operaciones y me han quitado los tambores de los oídos”. Yo dije: “Dios no ha olvidado como hacer tambores de oídos”. Yo la ungí y oré pidiendo al Señor que los tambores de los oídos sean repuestos. Ella era tan sorda que creo que no habría escuchado nada aun si un cañón hubiera disparado. Después de todo seguía siendo tan sorda como podía ser. Pero vio otros siendo sanados y regocijándose. ¿Dios ha olvidado de ser bondadoso? ¿Su poder seguía igual? Ella vino la noche siguiente y dijo:
“He venido esta noche para creer a Dios”. Tengan cuidado de no venir de cualquier otra forma. Oré por ella otra vez y ordené sus oídos que sean desatados en el nombre de Jesús. Ella creyó, y el momento que creyó, escuchó, corrió y saltó encima de una silla y comenzó a predicar. Luego dejé caer una aguja y lo escuchó. ¿Puede Dios dar tambores a los oídos?
Todo es posible con Dios. Dios puede salvar al peor.
Desanimado, echa sobre Jehová tu carga. Él te sustentará. Mira a Él y sé iluminado. Míralo ahora.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

El Pentecostés de Pablo

Por
Smith Wigglesworth

Lean Hechos 9:1-22.
Saulo probablemente era el perseguidor más grande que tenían los primeros cristianos. Leemos que él hacía estragos en la iglesia, entrando en cada casa, y arrastrando a hombres y a mujeres, metiéndolos en la cárcel. En este momento lo encontramos respirando amenazas y matanza contra los discípulos del Señor. Él estaba en camino a Damasco con el propósito de destruir la iglesia allí. ¿Cómo trató Dios con tal hombre? Nosotros le habríamos tratado con juicio. Dios le trató con misericordia.
¡Oh, el maravilloso amor de Dios! Él amaba a los santos en Damasco y Su manera de preservarlos fue a través de la salvación de un hombre que se había propuesto dispersarlos y destruirlos. Nuestro Dios se complace en ser misericordioso y Su gracia es provista diariamente para ambos, el pecador y el santo. Él muestra misericordia a todos. Si sólo nos diéramos cuenta de la gracia, hoy estamos vivos solamente por la gracia de nuestro Dios.
Más y más veo que es por la gracia de Dios que soy preservado cada día. Es cuando nos damos cuenta de la bondad de Dios que nos arrepentimos de verdad. Aquí estaba Saulo, con cartas del sumo sacerdote, apurándose para llegar a Damasco. Fue derribado al suelo y ahí vino a su vista una luz, una luz que estaba más brillante que el sol. Al caer sin palabras al suelo escuchó una voz diciéndole: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Él respondió: “¿Quién eres Señor?” Y la respuesta volvió: “Yo soy Jesús a quien tú persigues”. Y clamó: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Y los hombres que estaban con él quedaron atónitos (no podían hablar) pero lo guiaron a Damasco.
Hay algunas personas que tienen la idea que solamente los predicadores pueden saber la voluntad de Dios. Pero el Señor tenía un discípulo en Damasco, un hombre escondido, quien vivía en un lugar donde Dios le podía hablar. Sus oídos estaban abiertos. Era alguien que escuchaba las cosas del Cielo. Oh, esto es mucho más maravilloso que lo que se puede escuchar en la tierra. Fue a este hombre a quien el Señor apareció en una visión. Le dijo que bajara por la calle llamada Derecha y buscara a Saulo. Y le dijo que Saulo había visto en una visión a un hombre llamado Ananías entrando y poniendo las manos sobre él para que pueda recibir la vista.
Ananías protestó: “Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre”. Pero el Señor aseguró a Ananías que Saulo era una vasija escogida, y Ananías, sin dudar nada, fue a cumplir su tarea de misericordia.
El Señor había dicho a Ananías sobre Saulo: “He aquí, él ora”. La oración de arrepentimiento siempre es escuchada en el Cielo. El Señor nunca menosprecia un corazón quebrantado y contrito. Y a Saulo le fue dada esta visión que pronto sería hecha realidad, la visión de Ananías viniendo a orar por él para que pueda recobrar la vista.
Estaba hojeando mis cartas un día mientras estaba en la ciudad de Belfast, un hombre vino a mí y dijo: “¿Estás visitando a los enfermos?” Me indicó que fuera a cierta casa y me dijo que fuera allí y vería una mujer muy enferma. Fui a la casa y vi una mujer muy débil sentada en una cama. Yo sabía que humanamente hablando, ya no había ayuda para ella. Estaba respirando con suspiros cortos y agudos como si cada suspiro sería el último. Clamé al Señor y dije: “Señor, dime qué hacer”. El Señor me dijo: “Lee el capítulo cincuenta y tres de Isaías”. Yo abrí mi Biblia y hice como me fue dicho. Leí hasta el quinto versículo de este capítulo, cuando de repente la mujer gritó: “¡Soy sana! ¡Soy sana!” Estaba asombrado por esta exclamación inesperada y le pedí que me contara lo que había sucedido. Ella dijo: “Hace dos semanas estaba ordenando la casa y fatigué mi corazón demasiado. Dos médicos han venido a verme, pero los dos me dijeron que ya no había esperanza. Pero anoche el Señor me dio una visión. Le vi a usted entrar directo a mi cuarto. Le vi orando. Le vi abrir su Biblia en el capítulo cincuenta y tres de Isaías. Cuando usted llegó al quinto versículo y leyó las palabras, ‘por su llaga fuimos nosotros curados’, me vi maravillosamente sanada. Eso fue una visión, ahora es un hecho”.
Yo doy gracias a Dios que las visiones no han cesado. El Espíritu Santo puede dar visiones, y nosotros podemos esperarlos en estos últimos días. Dios no desea la muerte de ningún pecador y usará toda clase de medios para salvarlos. ¡Oh, que evangelio de amor!
Ananías fue a la casa en la calle Derecha y puso sus manos sobre él quien antes había sido un blasfemador y perseguidor, y le dijo: “Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo”. El Señor no había olvidado de su condición física y había sanidad para él. Pero había algo más allá de eso. Era la llenura del Espíritu Santo. ¡Oh, siempre me parece que el evangelio es robado de su gloria divina cuando pasamos por alto esta maravillosa verdad del Bautismo en el Espíritu Santo. Ser salvo es maravilloso, ser una nueva criatura, haber pasado de muerte a vida, tener el testimonio del Espíritu de que has nacido de nuevo de Dios, todo esto es inefablemente precioso. Pero aunque tengamos el pozo de salvación subiendo, necesitamos seguir al lugar en donde desde dentro de nosotros fluyen ríos de agua viva.
Dios escogió a Saulo. ¿Qué era él? Un blasfemador. Un perseguidor. Eso es gracia. Nuestro Dios es bondadoso y le encanta mostrar Su misericordia a los más viles y peores de los hombres.
Había un personaje notable en mi pueblo donde vivía quien fue conocido como el peor hombre en el pueblo. Era tan vil, y su lenguaje era tan horrible que aun hombres malvados no lo podían soportar. En Inglaterra hay una persona conocida como el verdugo público quien tiene que llevar a cabo todas las ejecuciones. Este hombre tuvo ese puesto y luego me dijo que él creía que cuando ejecutaba hombres quienes habían asesinado que el poder demoníaco que estaba dentro de ellos vendría sobre él y por consecuencia él estaba poseído por una legión de demonios. Su vida era tan miserable que se propuso poner un fin a su vida. Fue a cierta estación de tren y compró un pasaje. Los trenes ingleses son muy diferentes a los americanos. En cada vagón hay varios compartimentos y es fácil para cualquiera que quiera suicidarse abrir la puerta de su compartimento y lanzarse del tren. Este hombre se propuso lanzarse del tren dentro de cierto túnel justo cuando el tren que venía de la dirección opuesta iba a pasar volando y él pensó que esto sería un fin rápido para su vida.
Había un joven en la estación de tren esa noche quien había sido salvo la noche antes. Estaba completamente encendido para salvar a otros y se propuso en su corazón que cada día de su vida salvaría a alguien. Él vio este verdugo abatido y comenzó a hablarle sobre su alma. Lo trajo a nuestra misión y ahí una poderosa convicción de pecado se apoderó de él. Durante dos horas y media estaba literalmente traspirando bajo convicción y se veía un vapor subiendo de él. Después de dos horas y media por gracia fue salvo.
Yo dije: “Señor, dime qué hacer”. El Señor dijo: “No lo dejes, ve a su casa con él”. Yo fui a su casa. Cuando vio a su esposa dijo: “Dios me ha salvado”. La esposa se quebrantó y también por gracia fue salva. Les digo que hubo una diferencia en esa casa. Aun el gato reconoció la diferencia.
Había dos hijos en esa casa y uno de ellos dijo a su madre: “Madre, ¿qué sucede en nuestra casa? Nunca fue así antes. Es tan pacífica. ¿Qué es?” Ella le dijo: “Su padre ha sido salvo”. El otro hijo también estuvo asombrado.
Llevé a este hombre a muchos servicios especiales y el poder de Dios estaba sobre él durante muchos días. Él daba su testimonio y mientras crecía en la gracia quería predicar el evangelio. Se volvió evangelista y cientos y cientos fueron traídos a un conocimiento salvador del Señor Jesucristo a través de su ministerio. La gracia de Dios es suficiente para el más vil, y Él puede tomar los hombres más malvados y hacer de ellos monumentos de su gracia. Así hizo con Saulo de Tarso al mismo tiempo que estaba suspirando amenazas y matanza contra los discípulos del Señor. También Él lo hizo con Berry el verdugo. Y Él lo hará con cientos más como respuesta a nuestro clamor.
Notarán que cuando Ananías entró a la casa llamó al enemigo número uno del evangelio “Hermano Saulo”. El Señor Jesús envió a Ananías a esa casa para poner sus manos sobre este hermano recién nacido para que él pudiera recibir la vista y ser lleno del Espíritu Santo. Tú dices: “Pero no dice que habló en lenguas”. Sabemos que Pablo sí hablaba en lenguas; que él hablaba en lenguas más que todos los corintios. En aquellos días como recién habían experimentado ese primer derramamiento pentecostal no habrían estado satisfechos con que alguien recibiera el Bautismo a menos que lo recibiera según el mismo diseño dado el Día de Pentecostés.
Cuando Pedro estaba relatando lo que había sucedido en la casa de Cornelio en Cesarea dijo: “Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio”. Luego, hablando del mismo incidente dijo: “Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones”. Y sabemos por lo que sucedió en el hogar de Cornelio que cuando el Espíritu Santo cayó, “los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”. Muchas personas piensan que Dios sí hace una diferencia entre nosotros y los del principio. Pero no tienen ninguna escritura para respaldar eso. Cuando alguien recibe el don del Espíritu Santo, ciertamente no habrá ninguna diferencia entre su experiencia hoy y aquella que fue dada el Día de Pentecostés. Y yo no puedo creer que cuando Saulo fue lleno del Espíritu Santo que el Señor hizo alguna diferencia entre la experiencia que le dio y la experiencia que había dado a Pedro y los otros un poco antes.
Fue alrededor de treinta y un años atrás que un hombre vino a mí y dijo: “Wigglesworth, ¿sabes lo que está sucediendo en Sunderland? La gente se está bautizando en el Espíritu Santo exactamente como los discípulos en el Día de Pentecostés”. Yo dije: “Yo quisiera ir”. Inmediatamente subí a un tren y fui a Sunderland. Fui a las reuniones diciendo: “Quiero escuchar estas lenguas”. Me contaron: “Cuando recibes el Bautismo en el Espíritu Santo hablarás en lenguas”. Yo dije: “Yo tengo el Bautismo en el Espíritu Santo”. Un hombre dijo: “Hermano, cuando yo recibí el Bautismo hablé en lenguas”. Yo dije: “Escuchémoslas”. Él no podía hablar en lenguas en cualquier momento, sólo podía hablar según el Espíritu le daba para hablar y por eso mi curiosidad no fue saciada.
Yo vi que estas personas eran muy fervientes y a mí me dio mucha hambre. Estaba ansioso de ver esta nueva manifestación del Espíritu y todo el tiempo estaba cuestionando y arruinando muchas de las reuniones. Un hombre me dijo: “Soy misionero y he venido aquí buscando el Bautismo en el Espíritu Santo. Estoy esperando en el Señor, pero tú has entrado y estás arruinando todo con tus preguntas”. Empecé a discutir con él y nos calentamos tanto que al volver a casa él caminó por un lado de la calle y yo por el otro.
Esa noche iba a haber una reunión de espera y me propuse asistir. Me cambié la ropa y dejé la llave en la ropa que me había quitado. Mientras volvíamos de la reunión a media noche encontré que no tenía mi llave conmigo y este hermano misionero dijo: “Tendrás que venir y dormir conmigo”. Pero ¿creen que dormimos esa noche? Ay no, pasamos la noche en oración. Recibimos un derramamiento precioso de arriba. La campana del desayuno sonó, pero eso no fue nada para mí. Durante cuatro días no quería nada más que Dios. Si sólo supieran las inefablemente maravillosas bendiciones de ser lleno de la Tercera Persona de la Trinidad, pondrían todo a un lado para esperar esta llenura.
Yo estaba por irme de Sunderland. Este avivamiento estaba sucediendo en la sacristía de una iglesia episcopal. Fui a la casa del párroco ese día para despedirme y le dije a la Hermana Boddy, la esposa del párroco: “Me estoy yendo, pero no he recibido las lenguas todavía”. Ella dijo: “No necesitas las lenguas sino el Bautismo”. Yo dije: “Tengo el Bautismo, Hermana, pero quisiera que usted ponga sus manos sobre mí antes de irme”. Ella puso sus manos sobre mí y entonces ella tuvo que salir del cuarto. El fuego cayó.
Fue un tiempo maravilloso ahí con Dios a solas. Parecía como si Dios me bañara con poder. Me fue dada una maravillosa visión. Estuve consciente de la preciosa sangre limpiadora y clamé: “¡Limpio! ¡Limpio! ¡Limpio!” Fui lleno del gozo de la conciencia de la limpieza. Yo vi al Señor Jesucristo. Vi la cruz vacía y le vi a Él exaltado a la diestra de Dios el Padre. Mientras yo le exaltaba, magnificaba, y alababa, yo estaba hablando en lenguas según el Espíritu me daba para hablar. Supe entonces que había recibido el verdadero Bautismo en el Espíritu Santo.
Yo había enviado un telegrama a casa y cuando llegué uno de nuestros hijos dijo: “Padre, escucho que has estado hablando en lenguas. Escuchémoslas”. No pude hablar en lenguas. Yo había sido movido a hablar en lenguas según el Espíritu de Dios me daba para hablar el momento que recibí el Bautismo, pero no recibí el don de lenguas y no pude hablar ni una palabra. No hablé más en lenguas hasta nueve meses después cuando estaba orando por alguien, y fue entonces que Dios me dio el don permanente de hablar en lenguas.
Entonces Saulo fue lleno del Espíritu Santo y en los últimos capítulos de los Hechos de los Apóstoles vemos el resultado del Bautismo. Oh, la diferencia que hace. Cuando yo llegué a casa mi esposa me dijo: “Así que crees que has recibido el Bautismo en el Espíritu Santo. ¿Por qué? Yo soy tan bautizada en el Espíritu Santo como tú”. Nos habíamos sentado en la plataforma juntos durante veinte años pero esa noche ella dijo: “Esta noche irás solo”. Yo dije: “Está bien”. Mientras subía a la plataforma esa noche el Señor me dio los primeros versículos del capítulo sesenta y uno de Isaías: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel”. Mi esposa fue atrás, a una de las sillas más lejanas en el pasillo, y se dijo: “Voy a ver”. Yo prediqué esa noche sobre el tema que el Señor me había dado y conté lo que el Señor había hecho por mí. Dije a la gente que yo iba a tener a Dios en mi vida y que felizmente sufriría mil muertes en vez de perder este maravilloso bautismo que había venido a mí. Mi esposa estaba muy inquieta. Fue conmovida de una manera diferente y dijo: “Ese que está predicando no es mi Smith. Señor, has hecho algo con él”. Tan pronto terminé, el secretario de la misión se paró y dijo: “Hermanos, yo quiero lo que el líder de nuestra misión tiene”. Intentó sentarse pero falló en llegar a su asiento y se cayó en el piso. Pronto había catorce de ellos en el piso, mi propia esposa incluida. No sabíamos qué hacer, pero el Espíritu Santo tomó control de la situación y el fuego cayó. Un avivamiento empezó y las multitudes vinieron. Fue sólo el comienzo de la marea alta de bendición. Habíamos tocado la reserva de la vida y poder del Señor. Desde entonces el Señor me ha llevado a muchas tierras diferentes y he visto muchos derramamientos bendecidos del Espíritu Santo de Dios.
La gracia de Dios que fue dada a Saulo el perseguidor esta disponible para ustedes. El mismo derramamiento del Espíritu Santo que recibió él esta igualmente disponible. No descansen satisfechos con cualquier experiencia menor al Bautismo que los discípulos recibieron el Día de Pentecostés, y entonces avancen a una vida donde reciban continuamente más y más del bendito Espíritu de Dios.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Recibirán Poder
Por
Smith Wigglesworth

"Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”.
Los discípulos habían estado preguntando si el Señor en ese tiempo iba a restaurar el reino a Israel. Cristo les dijo que no era cosa de ellos saber los tiempos y las estaciones los cuales el Padre puso en Su sola potestad, pero les prometió que cuando ellos recibieran el Espíritu Santo, ellos recibirían poder para testificar de Él en todo el mundo. Recibir el Espíritu Santo es recibir poder para con Dios y con los hombres.
Hay un poder que es de Dios y hay un poder que es de Satanás. Cuando el Espíritu Santo empezó a caer, varios espiritistas vinieron a nuestras reuniones. Ellos pensaban que nosotros habíamos recibido algo parecido a lo que tenían ellos y vinieron para divertirse. Llenaron las dos primeras filas de nuestra misión. Cuando el poder de Dios cayó, estos imitadores empezaron a temblar y hablar entre dientes bajo el poder del diablo. El Espíritu del Señor vino poderosamente sobre mí y grité: “¡Ahora ustedes, diablos, fuera de aquí!” Y se fueron. Yo les seguí hasta la calle y entonces se dieron la vuelta y me maldijeron. Había poder de abajo, pero no fue ningún estorbo ante el poder del Espíritu Santo, y pronto tuvieron que escaparse.
Dios quiere que los creyentes reciban poder de lo Alto, poder para testificar, poder para actuar, poder para vivir, y poder para mostrar la divina manifestación de Dios en el interior. El poder de Dios te sacará de tus propios planes y te pondrá en el plan de Dios. Serás desenvuelto y despojado de lo que es simplemente tuyo y puesto en un régimen divino.
El Señor te cambiará y pondrá Su mente donde la tuya estaba, y así habilitarte para tener la mente de Cristo. En vez de que tú estés laborando según tu propio plan, será Dios trabajando dentro de ti y a través de ti para hacer Su propio beneplácito por el poder del Espíritu dentro de ti.
Alguien dijo que no sirves para nada hasta que tu “yo” es quebrado. Cristo debe reinar dentro de ti, y la vida en el Espíritu Santo requiere la sujeción de tu propia voluntad en todo tiempo para abrir camino para obrar en ti la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Estaba dirigiendo una reunión una vez en Londres, y a la clausura un hombre vino a mí y dijo: “No permiten tener reuniones aquí en esta sala después de las 11, y nos gustaría que vengas a casa con nosotros. Tengo mucha hambre de Dios”. La esposa también dijo que tenía hambre de Dios, entonces consentí ir con ellos. Más o menos a las 12:30 llegamos a su casa. Él hombre empezó a avivar el fuego y dijo: “Ahora cenaremos algo delicioso”. Yo les dije: “Yo no vine aquí por su chimenea caliente ni por su cena ni por su cama. Yo vine aquí porque pensé que tenían hambre de Dios”. Nos arrodillamos para orar y más o menos a las 3:30 el Señor bautizó a la esposa, y habló en lenguas según el Espíritu le daba para hablar. Más o menos a las 5 yo hablé al esposo y le pregunté ¿cómo le iba? Él respondió: “Dios ha quebrantado mi terca voluntad, dura como el hierro”. No había recibido el Bautismo, pero Dios había hecho una obra poderosa dentro de él.
El día siguiente, en su negocio, todos se dieron cuenta que un gran cambio había sucedido en él. Antes era el mismo terror andando. Los hombres que trabajaban con él lo miraban como un diablo por la manera que se comportaba; pero al entrar en contacto con el poder de Dios esa noche lo cambió completamente. Antes de esto había hecho una profesión religiosa, pero nunca había verdaderamente entrado en la experiencia del nuevo nacimiento hasta aquella noche, cuando el poder de Dios vino tan poderosamente sobre su hogar. Poco tiempo después fui a la casa de este hombre, y sus dos hijos vinieron a mí corriendo y me besaron diciendo: “Tenemos un nuevo padre”. Antes de eso, estos muchachos a menudo habían dicho a su madre: “Mamá, ya no soportamos estar en casa. Tendremos que salir”. Pero el Señor cambió toda la situación esa noche mientras oramos juntos. En la segunda visita el Señor bautizó a este hombre en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo revelará posiciones falsas, sacar la máscara de cualquier refugio de mentiras y limpiar y quitar toda condición falsa. Cuando entró el Espíritu Santo, el hogar y negocio de ese hombre y él mismo fueron cambiados completamente.
Cuando el Espíritu Santo entra, viene a habilitarte para ser un testigo efectivo. Una vez estábamos haciendo unas reuniones especiales y yo estaba afuera repartiendo panfletos. Fui a la tienda de un zapatero y allí había un hombre con un ensombrecido verde sobre sus ojos y un trapo. Mi corazón miró al Señor y sentí en mi interior que Él estaba dispuesto a cambiar cualquier condición. El hombre estaba llorando: “¡Oh! ¡¡Oh!! ¡¡Oh!!” Yo pregunté: “¿Cuál es el problema?” Estaba sufriendo de una inflamación terrible y le ardía. Yo dije: “Yo reprendo esta condición en el nombre de Jesús”. Instantáneamente el Señor lo sanó. Él se quitó el ensombrecido y el trapo y dijo: “Mira, desapareció totalmente”.
Una vez una mujer escribió y pidió si yo pudiera ir y ayudarla. Ella dijo que era ciega, tenía dos coágulos de sangre detrás de sus ojos. Cuando llegué a la casa me trajeron a la mujer ciega. Estuve con ella un buen tiempo y entonces el poder de Dios cayó. Corriendo a la ventana exclamó: “¡Puedo ver! ¡Oh, puedo ver! La sangre desapareció, puedo ver”. Entonces inquirió acerca de recibir al Espíritu Santo y confesó que durante diez años había estado luchando contra nuestra posición. Ella dijo: “No soportaba estas lenguas, pero Dios ha resuelto todo hoy. Ahora quiero el Bautismo en el Espíritu Santo”. El Señor amablemente la bautizó en el Espíritu.
El Espíritu Santo vendrá cuando un hombre es purificado. Tiene que haber una purificación de la vida antigua. Nunca vi a nadie bautizado que no estaba limpio por dentro.
Recuerdo que una vez estaba en una reunión, donde había un hombre buscando el Bautismo, y parecía que estaba en problemas. Estaba muy inquieto y finalmente me dijo: “Tendré que irme”. Yo dije: “¿Qué pasa?” Dijo: “Dios me está revelando cosas y me siento tan indigno”. Dije: “Arrepiéntete de todo lo que está mal”. Siguió demorando y el Señor siguió escudriñando su corazón. Estos tiempos de esperar en Dios por la plenitud del Espíritu son tiempos cuando Él escudriña el corazón y prueba las riendas. Luego el hombre me dijo: “Tengo algo difícil que hacer, lo más difícil que he tenido que hacer”. Yo le dije: “Dile al Señor que lo harás, y no te preocupes de las consecuencias”. Él estuvo de acuerdo, y en la mañana tuvo que hacer un viaje de treinta millas e ir con una bolsa de oro a cierta persona con quien hacía negocios. Este hombre tenía centenas de ganado y traía todo su pienso a un cierto lugar. Él siempre paga sus cuentas ciertos días, pero un día no pudo. Siempre era tan puntual en pagar sus cuentas que cuando las personas de la finca revisaron sus libros, pensaron que ellos se habían equivocado al no acreditar al hombre con el dinero, así que le enviaron un recibo. El hombre nunca tuvo la intención de no pagar la cuenta, pero si tardas en hacer lo recto, el diablo verá que nunca lo hagas. Pero cuando el hombre estaba buscando al Señor esa noche el Señor trató con él sobre ese asunto, y él tuvo que ir y arreglar la cosa en la mañana. Él pagó la cuenta y entonces el Señor lo bautizó en el Espíritu. Los que cargan las vasijas del Señor deben ser limpios, deben ser santos.
Cuando viene el Espíritu Santo, siempre trae una revelación rica de Cristo. Cristo se te vuelve tan real que cuando, bajo el poder del Espíritu, empiezas a expresar tu amor y alabarlo, te encuentras hablando en otra lengua. ¡Oh, es algo maravilloso! Había un tiempo cuando yo era de una clase de gente que creía que habían recibido el Bautismo en el Espíritu sin haber hablado en lenguas. Hay muchas personas así hoy en día, pero si puedes ir con ellos a una reunión de oración, los verás pidiendo al Señor vez tras vez que los bautice en el Espíritu. ¿Por qué tanto pedir si realmente ya han recibido el Bautismo? Nunca he escuchado a nadie que haya recibido el Bautismo en el Espíritu Santo según el plan original pedir al Señor que les dé el Espíritu Santo. Ellos están seguros que Él ya ha venido.
Una vez estaba viajando de Bélgica a Inglaterra. Al llegar recibí una petición de parar en un lugar entre Harwich y Colchester. La gente se alegró que Dios me hubiera enviado, y me contaron de un caso especial por lo cual querían que orase. Dijeron: “Tenemos un hermano aquí que cree en el Señor, y está paralizado de los lomos para abajo. No puede sostenerse sobre su piernas y ha estado en esta condición durante veinte años”. Me llevaron a este hombre y mientras lo veía en su silla le hice la pregunta. “¿Cuál es el mayor deseo en tu corazón?” Él dijo: “¡Oh, si sólo pudiera recibir el Espíritu Santo?” Yo estaba un poco sorprendido de esta respuesta, y puse mis manos en su cabeza y dije: “Recibe el Espíritu Santo”. Instantáneamente el poder de Dios cayó sobre él y comenzó a respirar fuertemente. Se cayó de la silla y ahí se quedó echado como una bolsa de papas, completamente inútil. A mí me gusta todo lo que Dios hace. Me gusta ver a Dios trabajar. Ahí estaba con su cuerpazo gordo, y su cabeza moviendo como si estuviera en una silla giratoria. Entonces para nuestro gozo empezó a hablar en lenguas. Observaba cada parte de él y mientras veía la condición de sus piernas dije: “Esas piernas nunca podrán cargar ese cuerpo”. Entonces miré arriba y dije: “Señor, dime que hacer”.
El Espíritu Santo es el ejecutivo de Jesucristo y del Padre. Si quieres saber la mente de Dios, necesitas que el Espíritu Santo te traiga el último pensamiento de Dios y que te diga que hacer. El Señor me dijo: “Ordena en Mi nombre que camine”. Pero claro, yo me equivoqué. Dije a las personas allí: “Veamos si lo podemos levantar”. Pero no pudimos levantarle, pesaba como una tonelada. Yo clamé: “¡Oh Señor, perdóname!” Me arrepentí de hacer lo incorrecto, y entonces el Señor me dijo otra vez: “Ordena que camine”. Yo le dije: “Levántate en el nombre de Jesús”. Sus piernas fueron inmediatamente fortalecidas. ¿Caminó? Corrió por todas partes. Un mes después caminó 10 millas y volvió. Él tiene una obra Pentecostal ahora. Cuando el poder del Espíritu Santo está presente, las cosas ocurren.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

INTRODUCCIÓN del PREFACIO del LIBRO
"COMO UN VIENTO RECIO"
Cuatro noches antes del golpe comunista en Indonesia, que estuvo a punto de alcanzar el éxito en 1965, Dios en su soberanía comenzó a derramar su Espíritu Santo en un pequeño pueblo en la casi desconocida isla de Timor. Advirtió a los creyentes que oraran, y el país fue extraordinariamente salvado. De inmediato se organizaron equipos de laicos que comenzaron a viajar por Timor y las islas adyacentes proclamando el evangelio, sanando a los enfermos y resucitando a los muertos. Los milagros que ocurrieron después del día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino primero como “un viento recio”, se han repetido en nuestros días.

Si Dios quiere... también compartiré algunos pasajes de este libro.

Que Dios les bendiga a todos
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Como Un Viento Recio - Mel Tari - Audiolibro


Que Dios les bendiga a todos
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Un viento recio
Quiero compartir con ustedes lo que el Señor ha hecho. Quizá contribuya a que comprendan lo que Dios puede hacer en estos últimos días. Les demostrará también que toda la Biblia es verdadera, aún para aquellos de nosotros que vivimos en la actualidad.
Con frecuencia la gente habla de la Biblia diciendo que es “El viejo Libro negro”. Creen que las cosas registradas allí ocurrieron hace varios siglos y que no son de actualidad para nosotros en esta generación. Pero puedo demostrarles que esta Biblia es más de actualidad que el diario de la mañana.
El diario nos habla solamente de crímenes y de guerras, terremotos y rebeliones. Sin embargo la Biblia explica la voluntad de Dios. Nos habla del corazón del Padre, su amor y su poder.
Cuando creemos en la Biblia tal cual es, veremos que el poder de Dios se manifiesta en nuestra vida y en nuestra colectividad, como ocurrió hace siglos en épocas bíblicas.
Antes de contarles del avivamiento en Indonesia y cómo ocurrió, quisiera compartir con ustedes el versículo 16 del capítulo 15 de la epístola a los Romanos: “Para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles les sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.” En este versículo el apóstol Pablo no solamente habla del llamado definido que Dios le había hecho, sino también de su ministerio. Ejerció su ministerio en favor de los gentiles no solamente mediante las palabras, sino a través de poderosas señales y maravillas por el poder del Espíritu Santo. (Romanos 15:18-19).
Creo que ésta es la manera en que el Espíritu Santo desea operar por intermedio de la vida del siervo de Dios en la actualidad.
En nuestra iglesia en Indonesia conocíamos a Dios el Espíritu, a Dios el Padre, y a Dios el Hijo Jesucristo. Sabíamos bien la Biblia. Aprendíamos de memoria versículos bíblicos. Pero nunca experimentamos la manifestación del Espíritu en la forma que Pablo la describe. Pablo explicó con claridad que por la virtud del Espíritu Santo ejerció su ministerio entre los gentiles en palabras y obras y grandes maravillas. El apóstol Pablo viajaba de pueblo en pueblo y de lugar en lugar predicando el evangelio de Jesucristo. No solamente compartía la Palabra viva de Dios con ellos mediante la vida que vivía según el evangelio, sino también por portentosas señales y maravillas.
El Espíritu Santo emplea la Santa Palabra para llegar en la actualidad al corazón de la gente.
Pero también quiere emplearnos a nosotros. Quiere vivir en nosotros, y quiere manifestarse en nuestra vida mediante milagros y señales y maravillas. En 2 Timoteo 1:7 se nos dice que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. En 1 Corintios capítulo 12 se nos habla de la obra del Espíritu Santo en poder. En el capítulo 13 de 1 Corintios, el Espíritu Santo es el Espíritu de amor. Pero eso no es todo. El Espíritu de Dios es también el espíritu de dominio propio. Esto hallamos en 1 Corintios capítulo 14. En el idioma griego, dominio propio significa disciplina u orden. Creo que en las iglesias, según el apóstol Pablo lo dijo en Romanos 15, el Espíritu Santo siempre se manifestó de esta manera con poder.
Pero hay muchas iglesias y personas en el mundo en la actualidad que no creen que los dones espirituales pueden manifestarse ya en nuestro medio.
¡Qué lamentable! Desde que comenzó el avivamiento indonesio en 1965, Dios ha restaurado los dones espirituales en las iglesias, y gracias a Dios por ello.
Muchos dicen que porque la iglesia fue establecida en Pentecostés, no necesitamos los dones espirituales. Pero yo no lo creo así. ¿Por qué? Porque Pablo y Pedro y Juan, hace 2.000 años, necesitaban la manifestación y operación del Espíritu Santo en sus ministerios. ¡Cuánto más lo necesita esta generación! El diablo sabe que no queda mucho tiempo y que Jesús retornará pronto. El diablo libra una lucha tremenda en este siglo, mucho más intensa que en el siglo primero. Estoy convencido de que la única forma en que los creyentes pueden combatir en la actualidad a estos poderes demoníacos es por medio del poder del Espíritu de Dios. La única esperanza de la iglesia consiste en que permitamos que los dones espirituales se manifiesten de nuevo.
El poder en un compartimiento
“Señor”, decimos, “tú afirmas en la Biblia que puedes hacerlo, pero este versículo es para hace 2.000 años. Este versículo no es vigente en la actualidad, porque la iglesia no estaba aún establecida.” Tenemos demasiados compartimientos en nuestras iglesias en los cuales ponemos diversos versículos de las Sagradas Escrituras. Este compartimiento es para un versículo que nos habla de lo que aconteció hace varios siglos. Otro compartimiento es para versículos que nos dicen lo que ocurre hoy, pero solamente bajo ciertas circunstancias. Estos versículos son para los judíos solamente, de manera que los ponemos en otro compartimiento. Hemos puesto a la Biblia en tantos compartimientos que hemos perdido la mayor parte de su mensaje y significado.
La Biblia es sencilla. Es para nosotros en la actualidad. Y es tan cierta para nosotros hoy como lo fue para los pueblos que vivieron hace 2.000 años. Hoy Dios quiere confirmar su Palabra por medio de nuestra vida. Si todo lo que nos dice la Biblia no es cierto, luego nada es cierto. Le doy gracias a Dios que cuando comenzó el avivamiento él nos ayudó a contemplar la Biblia en forma muy sencilla. El problema que aqueja a la mayoría de nosotros consiste en que tenemos que comprobar todas las cosas mediante nuestra mente, nuestra pequeña computadora, en vez de hacerlo con el corazón. Cuando leemos en Marcos 16:9-20 respecto de estas señales y maravillas, muchos dicen: “Oh, pero estos versículos no se encuentran en todos los antiguos manuscritos. Puesto que no se hallan en todos los antiguos manuscritos, es mejor que los pongamos en otro compartimiento y cerremos la tapa.” ¿Y qué diremos de 1 Corintios capítulo 12? “Pablo escribió esto porque la iglesia era muy pequeña y acababa de establecerse”, dicen muchos. “Eran débiles y necesitaban estos dones. Hoy contamos con grandes iglesias y grandes hombres en ellas y todo marcha tan bien, que no necesitamos los dones sobrenaturales.” Y este capítulo se pone en otro compartimiento. Luego leemos en 1 Corintios capítulo 13 y decimos: “Ah, sí, eso es lo que necesitamos —amor. El amor es el mejor don.” Pero luego llegamos a 1 Corintios capítulo 14 y decidimos que estas cosas no son muy importantes. Puesto que tenemos amor, lo tenemos todo y no necesitamos nada más. Así que ponemos a 1 Corintios capítulo 14 en otro compartimiento.
Sin embargo, la Biblia no lo explica de esa manera. La Biblia afirma que el Espíritu de Dios es el Espíritu de poder, de amor y de orden. El Espíritu Santo opera en las tres formas. El Espíritu Santo no se manifiesta solamente en poder, o solamente en amor, o solamente en orden, sino en las tres formas, según lo registra 1 Corintios capítulos 12, 13 y 14. No podemos prescindir de ninguno de los tres capítulos.
Hechos 2, repetido
Pertenezco a la iglesia presbiteriana y allí hacíamos todo con orden. Cuando íbamos a la iglesia, todo estaba anotado en un programa. El pastor leía una parte y nosotros leíamos la otra. Sabíamos cuándo ponernos de pie, cuándo sentarnos, cuándo orar y cuándo cantar. Realmente le agradecía a Dios y apreciaba ese orden en mi iglesia.
También teníamos amor. O mejor dicho, teníamos un poquito de amor. Cuando alguien nos sonreía, le sonreíamos también. Aprendimos a amar a la gente que nos amaba. Y si alguien no nos amaba, nosotros tampoco lo amábamos mucho.
Pero en mi iglesia no teníamos poder alguno. Cuando vino el avivamiento, Dios nos concedió todos los dones del Espíritu Santo, como así también, poder, amor y orden.
Recuerdo muy bien aquella noche del 26 de septiembre de 1965. Unas 200 personas de todas las edades se habían congregado en nuestra iglesia para orar juntas. Y mientras orábamos, de repente nos ocurrió algo extraño. Si lee los Hechos, capítulo 2 en su Biblia, descubrirá que eso fue precisamente lo que ocurrió en mi iglesia. Por muchos años habíamos sabido de esta porción bíblica. En realidad, muchos de nosotros la habíamos aprendido de memoria. Pero nunca la habíamos experimentado en nuestra vida.
Nuestro pastor nos decía con frecuencia: “Puesto que Dios le dio a la iglesia el Espíritu Santo hace 2.000 años, si usted es miembro de la iglesia, automáticamente recibe el bautismo en el Espíritu Santo.” Esa noche Dios comenzó a abrir nuestros ojos en el sentido de que ese bautismo no era algo automático.
Leemos en Juan 3:16 que “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”. Dios dio a su Hijo para todo el mundo. Aun así no significa que todos los que están en el mundo irán al cielo. Aunque le dio a su Hijo al mundo, todos aquellos que quieren ir al cielo deben acudir al Hijo para recibir salvación. Podemos decir lo mismo del bautismo en el Espíritu Santo. Jesús le ha dado el Espíritu Santo a todos los que le aceptan como su Salvador personal, convirtiéndose en miembros del cuerpo de Cristo. Sin embargo, el hombre aún tiene que llegar al extremo de sus recursos y tener una experiencia personal con Jesús para recibir la plenitud del Espíritu Santo. Esto no se produce automáticamente. Cada uno debe responder personalmente.
Alabamos a Dios por aquella noche especial en que el Señor comenzó a abrir nuestros ojos y poner sed en nuestro corazón de recibir la plenitud del Espíritu Santo. Recordamos cuando Juan el Bautista dijo: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Por muchos años habíamos sido engañados por nuestros predicadores.
Nos habían dicho que debíamos de depender de la experiencia de gente que vivió hace 2.000 años. Esa noche Dios nos habló al corazón en el sentido de que el cristianismo no consiste en depender de la experiencia de otros. Es una experiencia personal con un Dios vivo. Le doy gracias a Jesús por eso.
Un viento recio y fuego
Esa noche mientras orábamos juntos, el Espíritu Santo vino de repente como lo hizo el día de Pentecostés. En los Hechos, capítulo 2, leemos que vino del cielo como un viento recio. Y esa noche mientras estaba sentado junto a mi hermana, oí ese viento recio. Se parecía a un pequeño ciclón en la iglesia. Miré a mí alrededor y no vi nada. Me volví a mi hermana. —Querida, ¿no oyes un ruido extraño? —le pregunté.
—Sí —me contestó—. Pero olvídate del ruido y oremos.
Ella comenzó a orar y al mismo tiempo oí a muchos otros que empezaban a orar. Debe saberse que en nuestra iglesia orábamos siempre siguiendo un orden absoluto, uno por uno. Era suficiente que una sola persona orara en nuestra iglesia puesto que todo estaba escrito delante de nosotros. Si muchos fuesen a orar, hubiésemos tenido que escribir muchas oraciones. Pero esa noche, aquellos presbiterianos se olvidaron del orden escrito y de las oraciones que tenían ante sí, y comenzaron a orar en el Espíritu. Al principio lo hicieron uno por uno, pero antes de que me diera cuenta, todos comenzamos a orar al mismo tiempo.
Querido Jesús, ¿qué pasa en mi iglesia? Se han olvidado del orden escrito —exclamé.
Y mientras todos oraban miré a los pastores. ¡Qué ansiedad se reflejaba en sus rostros! Allí estaban sentados en la plataforma, sin saber qué hacer con esas 200 personas. Ellos también oyeron el viento recio que soplaba. Miré de nuevo a mí alrededor y no vi nada que se moviera; era sólo un ruido.
Luego oí la campana de incendios que sonaba fuerte y con rapidez. Frente a la iglesia se hallaba el Departamento de Policía y la campana de incendios. El hombre de guardia en el Departamento de Policía vio que nuestra iglesia estaba envuelta en llamas, de manera que tocó la campana de incendios para informarle a la gente del pueblo que acudiera de inmediato puesto que se había declarado un incendio. En Indonesia, especialmente en Timor, no tenemos bombas de incendio. Simplemente tocamos la campana y la gente se da cuenta de que hay un incendio y acude de todas partes con baldes de agua y otras cosas para apagar el fuego.
Cuando llegaron a la iglesia vieron las llamas, pero la iglesia no se quemaba.
En vez de ser un fuego natural, era el fuego de Dios. En virtud de esto, muchas personas recibieron a Jesús como su Salvador, y también el bautismo en el Espíritu Santo.
Naturalmente, que por ser presbiterianos, no estábamos familiarizados con las palabras “bautismo o plenitud del Espíritu Santo”. Era algo nuevo para nosotros. Pero Dios abrió nuestros ojos y nos dijo que eran cosas que debíamos experimentar en nuestra vida; que no podíamos depender del Pentecostés del pasado.
Quiero darles un ejemplo. Quizá algún día usted se enamore de una joven y el papá le dirá: “Parece que estás enamorado.” Y usted quizá responda: “Sí, papá, estoy enamorado de mi vecina y pienso casarme con ella este verano.” Y su papá le contesta: “No lo hagas. Hace 25 años que tus padres se casaron y pueden depender de nuestra experiencia e imaginarte que estás casado.” ¿Cree que estaría de acuerdo con sus padres si le propusieran una tontería como ésa? Sin duda le contestaría: “Papá, puedes casarte un millón de veces si quieres, pero por mi parte yo también quiero casarme. Cuanto más me dices de tu matrimonio, tanto más quiero casarme yo mismo. Y cuanto más maravilloso sea tu matrimonio, tanto más pronto quiero casarme yo.” Es indudable que no podemos depender de la experiencia de nuestros padres, nosotros debemos tener la propia. Estoy seguro que esto no es solamente cierto respecto de la salvación de Jesucristo, sino también del bautismo del Espíritu Santo. No podemos depender de la experiencia de Juan y Pedro y de otros hombres de la época bíblica. ¡Qué maravillosas eran sus experiencias!
Aún necesitamos la nuestra. Hay muchos que se contentan con la experiencia de Juan y de Pedro. Se parecen al joven que se contentaría con la experiencia de casado de su padre. Muchas personas no se dan cuenta del poder, del amor y del gozo que no disfrutan puesto que no han recibido la plenitud del Espíritu Santo.
Un nuevo estilo de culto
Le agradezco a Dios que esa noche nos perdonó nuestra ignorancia y el Espíritu Santo se manifestó en forma poderosa. Estaba sentado cerca de la parte de atrás de la iglesia de manera que podía ver lo que ocurría. De repente, una hermana, sentada unas filas delante de mí, se puso de pie y comenzó a levantar las manos.
—Señor, esta hermana está violando el orden de nuestra iglesia —dije—. No se nos permite levantar las manos en nuestra iglesia.
Cuando íbamos a la iglesia, orábamos y presentábamos una apariencia de piedad. Esa noche, sin embargo la mujer se puso de pie y levantó sus manos al cielo.
—Señor, ¿qué le pasa a esta mujer? —me dije. Esto no debe seguir en nuestra iglesia. Este no es nuestro estilo de adoración.
Dios me recordó que la Biblia dice: “Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Jehová.” No, esa mujer no seguía el estilo de nuestra iglesia, pero sí el de la Biblia. “Bueno, si ésa es la explicación, dejaré que continúe”, pensé.
Los dos pastores delante de mí estaban tan asustados que no sabían qué hacer. Por toda la iglesia la gente comenzó a levantar las manos y a adorar a Dios. Aún yo me preguntaba qué era lo que ocurría. Me volví para preguntarle a mi hermana, y vi que ella también tenía las manos levantadas y adoraba a Dios.
Luego noté a la señora que estaba enfrente de mí. Era una mujer ignorante que no sabía ni aún nuestro idioma oficial indonesio que se emplea en todo el país.
Solamente conocía el idioma de su tribu, que es el timorense. Naturalmente no sabía nada de inglés. Para aquel entonces, sin embargo, yo sabía algo de inglés porque lo había estudiado en la escuela. Esta señora comenzó a orar en un inglés hermoso y perfecto. “Señor Jesús, te amo”, decía. “Quiero tomar la cruz y seguirte, te amo, Jesús, te amo”, y así repetía adorando a Dios.
Mis dos pastores, que no sabían una sola palabra de inglés pensaron que estaba pronunciando sonidos ininteligibles. Corrieron al púlpito y exclamaron:
—Dios, si esto no es de ti y esto es del diablo, y el diablo pronuncia estos sonidos ininteligibles, hazlo cesar.
Pero cuanto más oraban, tanto más se derramaba el Espíritu Santo con bendiciones.
Luego un hombre de la otra parte de la iglesia comenzó a orar en alemán. De pie allí, sus palabras de adoración y alabanza a Dios eran realmente hermosas.
Después, la gente comenzó a ponerse de pie por toda la iglesia, adorando a Dios en idiomas distintos.
Esa noche, pareció que el cielo descendía hasta la iglesia, y era tan maravilloso. Algunos hablaban en francés, otros alababan a Dios en dialectos de las distintas tribus. Y una señora decía: “Shalom Shalom”, aun cuando no tenía la menor idea de que estaba hablando en el idioma hebreo.
Y cuando aquellos centenares de personas llegaron a la iglesia para apagar el fuego, oyeron la alabanza y dijeron: ¿Qué le pasa a esta gente? Nunca han hecho ruido. Nunca han orado en voz alta.
Se apiñaron en la iglesia para ver lo que pasaba y en vez de 200, había esa noche más de 1.000 personas en nuestra iglesia, procedentes de toda la ciudad.
Y mientras se manifestaba el Espíritu Santo, la gente en toda la iglesia se convencía de sus pecados y aceptaba a Jesús como su Salvador personal. Se arrepentían de sus pecados y regresaban corriendo a sus casas y recogían los artículos de brujería y sus fetiches y sus materiales de astrología y sus libros obscenos y sus libros sobre interpretación de sueños y los traían a la iglesia y los quemaban en una pira.
Nadie predicaba esa noche, pero el Espíritu Santo se manifestaba a su manera. El culto continuó hasta la media noche. El Señor comenzó a revelar pecados y faltas a diferentes personas. Y mientras declaraban lo que Dios les mostraba, el Espíritu Santo ejercía su ministerio en favor de los demás que estaban allí. ¡De qué manera gloriosa el Señor rectificaba la confusión de nuestras vidas!
Un sermón extraordinario
De repente, uno de los hombres se puso de pie en el púlpito. Era extraordinario. Los laicos no se ponían de pie en el frente. Era el lugar para los pastores o ancianos. Pero este hermano se puso de pie en el frente y abrió su Biblia. Me reí para mis adentros porque este hombre se había arrepentido hacía solamente unos días.
“Este pobre hermano”, pensé. “Acaba de arrepentirse y ahora quiere predicarnos. Debe estar loco.” Pero nada le importaba lo que nosotros pensábamos; abrió la Biblia y dijo: “Hermanos, y hermanas, Dios me ha dicho que esta es la operación del Espíritu Santo.” Luego comenzó a leer en los Hechos capítulo 2, versículo 17: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños.” Después de leer estos versículos comenzó a predicar. Después de media hora, el Señor le dijo que al otro día, nosotros los laicos debíamos salir a predicar el evangelio. Esta vez no me pude contener.
“Esto es increíble”, dije. “¿Cómo pueden los laicos salir a predicar el evangelio?
Jamás hemos asistido a un Instituto Bíblico o Seminario. Acabamos de arrepentimos. ¿Cómo podemos predicar el evangelio? Esto es imposible”. Hermano Mel —me respondió este hermano—. El Señor me ha dicho que debemos de salir y predicar el evangelio y que éste es el deber de los creyentes. No es solamente el deber de los pastores y ancianos, sino que todo creyente debe predicar a Jesucristo.
Creo ahora que esto es lo que no hemos hecho en nuestras iglesias. Y es aquí en donde nos hemos equivocado. Nos sentamos por años tratando de explicarnos todas las cosas, sin darnos cuenta de la sencillez de la Palabra, y de esta manera no hacemos nada.
Le agradezco a Dios que esa noche comenzó a hablarnos y decirnos: “Mañana deben salir a predicar el evangelio.” En los primeros tres meses, tuvimos unos setenta grupos de laicos que salían y predicaban el evangelio de pueblo en pueblo. Y cuando salían, grandes señales les seguían, y así se inició el avivamiento indonesio.
Capítulo 2 del libro "Como un viento recio" por Mel Tari.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Guardando la Visión
Por
Smith Wigglesworth
Lean el capítulo 20 de Los hechos de los Apóstoles, empiecen con el versículo 7.
La humanidad es un fracaso en todas partes. Pero cuando la humanidad se llena del poder divino, ya no existe el fracaso; y sabemos que el Bautismo en el Espíritu Santo no es un fracaso.
Hay dos lados de este Bautismo: el primero es que tú posees al Espíritu, el segundo es que el Espíritu te posee. Este es mi mensaje para esta hora —ser poseído por el Bautizador, y no sólo poseer el Bautizador. No hay límites a las posibilidades de tal vida, porque en medio, por medio y por detrás está Dios. Veo personas de vez en cuando muy descuidadas, frías, e indiferentes; pero después de ser llenos del Espíritu Santo se encienden para Dios. Yo creo que los ministros de Dios deben ser llamas de fuego; nada menos que llama; nada menos que instrumentos poderosos con mensajes ardientes, con un corazón lleno de amor, con tal profundidad de consagración que Dios ha tomado completo control de sus cuerpos y existen solamente para manifestar la gloria de Dios. Seguro, que esto es lo ideal y el propósito de este gran plan de salvación para el hombre —el poder salvador de la humanidad.
Ahora vamos a esta maravillosa Palabra de Dios. Quiero que vean la demostración de este poder en este hombre Pablo —este hombre quien era “como un abortivo”; este Pablo, sacado como un fugitivo; este Pablo quien Dios escogió para ser un apóstol a los gentiles. Piensen en él primero como un perseguidor, enfurecido para destruir a los que traían buenas nuevas a la gente. Miren como él, furioso, llevó apresuradamente a esas personas a la prisión, esforzándose por obligarles a blasfemar ese nombre santo. Entonces, miren que este mismo hombre fue cambiado por el poder de Dios y el Evangelio de Cristo, Miren como fue lleno del Espíritu Santo, volviéndose un edificador para Dios y un revelador del Hijo de Dios para que pudiera decir: “Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí” Gálatas 2:20.
En el capítulo 9 de Hechos leemos que él fue llamado a un ministerio especial. El Señor dijo a Ananías: “Yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre”. No quiero que piensen que esto significa que sufriría de enfermedades, porque significa sufrir persecución, sufrir calumnia, contención, amargura, ultrajes, y muchas otras cosas malas; pero ninguna de estas cosas te lastimará; más bien avivarán el fuego de la santa ambición, porque las escrituras dicen: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” Mateo 5:10. Ser perseguido por causa de Cristo es juntarse a un pueblo muy bendecido; pero mejor aún, significa unirse a nuestro Señor Jesús en la comunión más cercana, la comunión de su sufrimiento.
Vendrá un día cuando nos regocijaremos grandemente porque hemos tenido el privilegio de sufrir por causa de su nombre.
Vean en el versículo 7, como Pablo estaba perdido en su celo por su ministerio, de tal forma que: "alargó el discurso hasta la medianoche".
Entonces algo sucedió que amenazó deshacer la reunión. Un joven, dormitando, se cayó de la ventana. Eso era suficiente para deshacer cualquier reunión normal. Pero este hombre, lleno del Espíritu de Dios, fue capaz de enfrentar aun tal emergencia en tal momento. Él bajó, alzó el joven, le devolvió la vida por el Espíritu de vida que estaba dentro de él, entonces regresó al aposento alto y continuó con la reunión hasta el amanecer.
Amados, Dios quiere testigos, testigos de la verdad, testigos a la verdad completa, testigos a la plenitud de la redención —liberación de pecado y liberación de enfermedad— por el poder eterno obrando en ellos, mientras se llenan de vida por el Espíritu. Dios quiere que creamos para que podamos ser ministros de esa clase de cosas gloriosas obradas en nosotros por el Espíritu Santo.
En Suecia la gente me dijo: "Cuánto tiempo nos puedes predicar?" Yo les dije: "¡Cuando el Espíritu Santo está sobre nosotros, podemos predicar para siempre!" Cuando yo estaba en San Francisco conduciendo por la calle principal, un día, nos encontramos con una multitud en la calle. El chófer paró y yo salté del auto, y justo al frente del tumulto encontré a un muchacho en el suelo aparentemente en las garras de muerte. Me agaché y pregunté: "¿Cuál es el problema?" Él respondió con un susurro: "vagabundo". Yo coloqué mi mano debajo de su espalda y dije: "En el nombre de Jesús, sal". Y el muchacho saltó a sus pies y se fue corriendo, ni siquiera paró para decir "gracias".
Así que encontrarás que con el Bautismo del Espíritu Santo, estarás en una posición para actuar cuando no tienes tiempo para pensar. El poder y obra del Espíritu Santo es de origen divino. Es lo sobrenatural, emocionante para Dios y conmovedor con la autoridad y poder del Todopoderoso, y hace que cosas sucedan que nunca podrían suceder de cualquier otra manera. Algunas cosas de esta clase me sucedieron en el barco mientras estaba cruzando el océano. Yo quería estar en la posición de Pablo —que en cualquier momento, aun a medianoche, en la cara de cualquier cosa, aun la muerte misma, Dios pueda manifestar Su poder y hacer lo que Él quiera hacer conmigo. Esto es lo que significa ser poseído por el Espíritu de Dios. Mi corazón está entusiasmado con la posibilidad de llegar al lugar donde Pablo estaba. Leamos el versículo 19, para fortalecer perfectamente nuestra mente con la bendita verdad que Dios tiene para nosotros.
"Sirviendo al Señor con toda humildad". Ninguno de nosotros puede ser un ministro de este nuevo pacto de promesa en la unción y poder del Espíritu, sin humildad. Me parece que la manera de subir es bajar. Me es claro que a la misma medida que la muerte del Señor está en mí, la vida del Señor abundará en mí. Y para mí, la verdad es que el Bautismo en el Espíritu Santo no es la meta, sino que es una entrada para alcanzar el nivel más alto, la posición más santa que es posible para la naturaleza humana alcanzar por medio de poder divino. El Bautismo en el Espíritu Santo es dado para revelar y manifestar a Él en quien habita "corporalmente toda la plenitud de la Deidad", Colosenses 2:9. Entonces veo que ser bautizado en el Espíritu Santo significa ser bautizado en muerte, en vida, en poder, en comunión con la Trinidad, donde la vida vieja deja de ser, y la vida de Dios nos posee para siempre.
Ningún hombre puede vivir después de ver a Dios; y Dios quiere que todos nosotros le veamos en toda Su gloriosa, infinita suficiencia, para que nosotros con gozo dejemos de ser y que Él pueda ser nuestra vida. Por eso Pablo pudo decir: "Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí". Creo que Dios quiere que todo este ideal de la humildad se vuelva una realidad para nosotros donde reconozcamos de tal forma la incapacidad humana e insuficiencia humana que ya no confiemos en planes humanos y recursos humanos y energía humana, sino que continuamente esperamos en Dios, en Su pensamiento, por Su voz, por Su poder, por Su total suficiencia en todas las cosas.
Ahora aquí hay otra palabra para nosotros. Leamos esta palabra. Se encuentra en versículo 22. "Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy". ¿Hay la posibilidad de que el humano pueda entrar en unión con la voluntad divina? Permítanme darles dos versículos más de las Escrituras. Jesús era un hombre de carne y sangre como nosotros; aunque Él era la encarnación de la autoridad y poder y majestad del Cielo, sin embargo Él cargó en Su cuerpo nuestra carne, nuestra debilidad humana, siendo tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. ¡Oh, cuan hermoso era! ¡Tan perfecto Salvador! Oh, como quisiera gritar: "¡Jesús!" para que todo el mundo pueda escuchar. Hay salvación, vida, poder, y liberación a través de ese nombre; pero, amados, yo leí en Marcos 1:12, que ese cuerpo fue dirigido por el Espíritu. En el capítulo cuatro de Lucas dice "guiado" por el Espíritu. Y ahora aquí está Pablo "ligado" en el espíritu.
Oh, que condescendencia que Dios agarre la humanidad y la posea de tal forma con Su santidad, con Su justicia, con Su verdad, con Su fe, que uno pueda decir: "Estoy ligado en espíritu; no puedo escoger; mi única opción es Dios; mi único deseo, mi única ambición es la voluntad de Dios; Estoy ligado con Dios". ¿Es esto posible? amados. Si estudian Gálatas, el primer capítulo, verán cuan maravillosamente Pablo subió a este estado de felicidad extrema. Si miran el tercer capítulo de Efesios, verán que él se reconocía como menos que el menor de todos los santos. Entonces si miran el capítulo 26 de Hechos, le encontrarán diciendo: "Nunca ha perdido la visión, Rey Agripa, nunca la he perdido". Entonces si miran otra vez en Gálatas, verán que para mantener la visión, él no consultó a carne y sangre; Dios lo tomó, Dios lo ligó, Dios lo preservó. Yo debo decir, sin embargo, que es maravilloso estar en esta posición —ser preservado por el Todopoderoso— y debemos asegurarnos que no abandonemos a Dios. La consecuencia saldrá bien. "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará".
Ahora, amados, yo voy a los hombres. Es mi negocio ir a los hombres. Es mi negocio hacer que todos estén hambrientos e insatisfechos. Es mi negocio hacer que la gente se alegre o se enoje. Tengo un mensaje del cielo que no dejará a la gente como los encontré. Algo tiene que suceder después de que sean llenos del Espíritu Santo. Un hombre con el Espíritu Santo ya no es un hombre ordinario. Un hombre puede ser arrebatado por el poder de Dios en la primera etapa de la revelación de Cristo para que desde ese momento sea un hombre extraordinario. Pero para ser lleno de Espíritu Santo tiene que volverse un cuerpo libre en que Dios puede habitar, y usar, y por el cual puede manifestarse. Así que yo les ruego, ustedes quienes han recibido el Espíritu Santo, les ruego que dejen a Dios hacer como quiera a cualquier precio; les ruego que sigan avanzando con Dios, entrando en una cada vez mayor conciencia de Su propósito infinito en Cristo Jesús para los redimidos, hasta que sean llenos con toda la plenitud de Dios. Permanecer tres días en el mismo lugar indicaría que has perdido la visión. El hijo de Dios debe recibir la visión fresca cada día.
Cada día el hijo de Dios tiene que ser movido más y más por el Espíritu Santo. El hijo de Dios tiene que alinearse con el poder del Cielo para que sepa que Dios tiene Su mano sobre él.
Es el mismo Jesús, sí, ese mismo Jesús. Él iba por todas partes haciendo el bien. "Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él". Amados, acaso esto no es el ministerio que Dios quiere que veamos como nuestra herencia. La misión del Espíritu Santo es darnos una revelación de Jesús y crear vida de la Palabra de Dios para nosotros como fue cuando fue hablada por el Hijo —tan nueva, tan fresca, tan efectiva como si el mismo Señor la estuviera hablando. ¡A la Esposa le encanta escuchar la voz del Esposo! ¡Aquí está, la bendita Palabra de Dios, la Palabra entera, no sólo parte, no, no, no! Nosotros creemos en lo completo que es. En verdad tenemos tal eficacia formada en nosotros por la Palabra de vida que de día en día encontramos que la misma Palabra da vida; el Espíritu del Señor, respirando y revelando a través de la Palabra, dándonosla nuevamente, vivifica el Mundo entero hoy. Amen. Así que tengo dentro de mis manos, dentro de mi corazón, dentro de mi mente, este bendito depósito de promesas que es capaz de hacer tantas cosas maravillosas. Algunos de ustedes probablemente han estado sufriendo porque tienen una revelación limitada de Jesús, de la plenitud de vida que hay en Él.
En Oakland, California tuvimos una reunión en un teatro grande. Dios llenó el lugar tanto que tuvimos que tener reuniones de rebosamiento. Había un aumento considerable de personas que se salvaban al subir y bajar voluntariamente, siendo salvas. Y entonces tuvimos un aumento considerable de personas que necesitaban ayuda en sus cuerpos quienes subían en fe y se sanaban. Uno de estos fue un anciano de 95 años de edad. Había estado sufriendo durante tres años, hasta que llegó al lugar donde tres semanas sólo tomaba líquidos. Él estaba en un estado terrible.
Conseguí que se pusiera de pie mientras yo oraba por él; y volvió, y con la cara radiante, nos contó que vida nueva había entrado a su cuerpo. Él dijo: "Tengo 95 años. Cuando entré a la reunión, estaba lleno de dolor y de cáncer del estómago. He sido sanado de tal forma que he estado comiendo perfectamente, y no tengo más dolor". Muchos fueron sanados de una manera similar.
(Después de contar el incidente arriba en la reunión en Wellington, Nueva Zelanda, donde este discurso fue dado, una mujer se levantó quien tenía reumatismo en la pierna izquierda. Después de orar por ella, ella corrió la distancia completa del salón varias veces, entonces testificó de una sanidad parcial. Un joven con dolor en la cabeza fue sanado instantáneamente. Otro hombre con dolor en el hombro fue sanado instantáneamente.)
En el segundo capítulo de Hechos, verán que cuando el Espíritu Santo vino, hubo tal manifestación del poder de Dios que trajo convicción mientras la Palabra fue hablada en el Espíritu Santo. En el tercer capítulo leemos sobre el cojo que se sanó en la Puerta Hermosa a través del poder del Espíritu mientras Pedro y Juan entraron al Templo. En el cuarto capítulo, leemos de una manifestación de poder milagroso a través del Espíritu tan maravilloso que cinco mil hombres, sin contar las mujeres y niños, creyeron en el Señor Jesucristo. Dios da manifestaciones de Su poder divino, amados, para comprobar que Él está con nosotros. No abrirás, ahora mismo tu corazón a este maravilloso Dios, y permitir que Él entre a tu vida y haga de ti todo lo que Su amor infinito le ha movido a proveer en Cristo Jesús, y lo que Su poder infinito, por el Espíritu Santo, ha hecho posible de ser hecho en el hombre pecaminoso.
Busca esta visión de Dios, y guárdala siempre delante de ti. Ora la oración que el apóstol Pablo oró por los creyentes de Éfeso, como está escrito en Efesios 1:17, 18 y 19: "Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza".

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
:rolleyes:
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.


Bendiciones del Tiempo Presente
por
Smith Wigglesworth

Lean conmigo los primeros cinco versículos de Mateo 5, estos versículos que generalmente llamamos "Las Bienaventuranzas". Algunos nos dicen que Mateo 5 es un capítulo milenario y que no podemos llegar a estas bendiciones en el tiempo presente. Yo creo que todos los que han recibido el Bautismo en el Espíritu tienen un anticipo verdadero y las arras de las bendiciones del milenio, pero aquí el Señor Jesús está estableciendo bendiciones para hoy en día de los cuales podemos disfrutar aquí y ahora.
"Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos". Esto es uno de los lugares más ricos al cual Jesús nos lleva. Los pobres tienen el derecho a todo en el Cielo. "De ellos". ¿Te atreves a creerlo? Sí, yo me atrevo. Yo creo, yo sé que yo era muy pobre. Cuando el Espíritu de Dios entra como el poder de vida que gobierna y controla, Él nos da la revelación de Dios de nuestra pobreza interior y, nos muestra que Dios ha venido con un solo propósito, traer lo mejor del Cielo a la Tierra, y con Jesús Él ciertamente "nos dará también con él todas las cosas".
Un viejito y una viejita habían vivido juntos durante setenta años. Alguien les dijo: "Ustedes deben haber visto muchas nubes durante aquellos días".
Ellos respondieron: "¿De dónde viene la lluvia? Nunca viene la lluvia sin nubes". Es solamente el Espíritu Santo quien puede llevarnos al lugar donde vemos nuestra pobreza; pero cada vez que lo hace, abre las ventanas del Cielo y la lluvia de la bendición cae.
Sin embargo debo reconocer la diferencia entre mi propio espíritu y el Espíritu Santo. Mi propio espíritu puede hacer ciertas cosas en el ámbito natural; puede hasta llorar y orar y adorar, pero todo en un nivel humano, y nosotros no debemos depender de nuestros propios pensamientos humanos y actividades o de nuestra propia personalidad. Si el Bautismo significa algo para ti, debería moverte a la muerte de lo ordinario, donde ya no pones fe en tu propio entendimiento; sino, consciente de tu propia pobreza, estás siempre rendido al Espíritu. Es entonces que tu cuerpo se llena del "Cielo en la Tierra".
"Bienaventurados los que lloran: porque ellos recibirán consolación". La gente tiene una idea equivocada de llorar. En Suiza hay un día separado para llevar coronas funerarias a las tumbas. Me reí de la ignorancia de la gente y dije: "¿Porqué pasan tiempo por las tumbas? Las personas que aman no están ahí. Todo eso de llevar flores al cementerio no es fe para nada". Los que han muerto en Cristo han ido a estar con Él, "lo cual", dijo Pablo "es mucho mejor".
Mi esposa me dijo una vez: "Obsérvame mientras predico. Yo llego tan cerca al Cielo cuando predico que un día me iré". Una noche ella estaba predicando y cuando había terminado, se fue. Yo estaba yendo a Glasgow y me había despedido de ella antes que ella fuera a la reunión. Cuando yo estaba por salir de la casa, el doctor y policía me encontraron en la puerta y me dijeron que ella se había caído muerta en la puerta de la Misión. Yo supe que ella había recibido lo que quería. No pude llorar, pero estaba en lenguas, alabando al Señor. En lo natural ella era todo para mí; pero yo no podía llorar en lo natural, sólo reírme en el Espíritu. Pronto la casa se llenó de gente. El doctor dijo: "Ella está muerta y, no podemos hacer más por ella". Me acerqué a su cuerpo sin vida y mandé a la muerte que la devolviese, y ella volvió a mí por un momento. Entonces Dios me dijo: "Ella es Mía; terminó su trabajo". Supe lo que quería decir.
La acostaron en el ataúd, y traje a mis hijos y mi hija al cuarto y les pregunté: "¿Está ahí?" Respondieron: "No, Padre". Dije: "La cubriremos".
Si van lamentando la muerte de seres queridos que se fueron a estar con Cristo, les digo en amor, nunca tuvieron la revelación de lo que Pablo habló cuando él nos mostró que es mejor irse que quedarse. Esto lo leímos en las Escrituras, pero el problema es que la gente no lo cree.
Cuando crees a Dios, dirás: "Sea lo que sea, está bien. Si Tú quieres llevarte mi ser querido, está bien, Señor". La fe remueve toda lágrima de auto-lástima.
Pero hay un lamento en el Espíritu. Dios te llevará al lugar donde las cosas deben cambiar, y hay lamento, un gemir indecible hasta que venga Dios. Y el fin de toda fe verdadera siempre es regocijo. Jesús lamentó por Jerusalén. Él vio las condiciones, Él vio la incredulidad, Él vio el fin de aquellos que cerraron sus oídos al Evangelio. Pero Dios dio una promesa que Él debía ver el dolor de Su alma y ser satisfecho, y que Él debía ver Su simiente. Lo que pasó el día de Pentecostés en Jerusalén fueron las arras de lo que serán los resultados de Sus dolores, para ser multiplicado billones de veces por todos los siglos en toda la tierra. Y cuando nosotros entramos en el Espíritu en sufrimiento sobre las condiciones corruptas, tal lamento siempre traerá resultados para Dios, y nuestro gozo será completo en la satisfacción de Cristo.
"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad". Moisés era terco en su celo por su propio pueblo, y por resultado mató a un hombre. Su corazón fue recto en su deseo de corregir las cosas, pero estaba trabajando con medios naturales, cuando trabajamos con medio naturales siempre fallamos. Moisés tenía una pasión poderosa, y eso es una de las cosas más maravillosas cuando Dios tiene control y eso se vuelve una pasión por que almas nazcan de nuevo; pero separado de Dios es una de las peores cosas. Pablo lo tenía de una manera tremenda, y respirando amenazas, arrastraba hombres y mujeres a la cárcel. Pero Dios lo cambió, luego encontramos a Pablo deseando ser él mismo anatema, separado de Cristo por amor a sus hermanos, sus parientes según la carne. Dios llevó a Moisés el terco, lo moldeó e hizo de él el hombre más manso de los hombres. Llevó al fervoroso Saulo de Tarso e hizo de él el principal ejemplo de la gracia. Oh hermanos, Dios puede transformarles de esta manera, y plantar en ustedes una mansedumbre divina y cualquier otra cosa que falte.
En nuestra escuela dominical teníamos un muchacho pelirrojo. Su cabeza era roja como el fuego y su temperamento también. Realmente era un trasto. Él pateaba a los maestros y al portero también. Estaba simplemente fuera de control. Los maestros tuvieron una reunión donde discutieron la posibilidad de expulsarlo. Pensaron que tal vez Dios se encargaría de ese muchacho y entonces decidieron darle otra oportunidad. Un día no le dejamos entrar, y él quebró todas las ventanas de la misión. Él era peor afuera que adentro. Algún tiempo después tuvimos una reunión de avivamiento por 10 días. No sucedía mucho en esa reunión y la gente pensaba que era una perdida de tiempo, pero hubo un resultado —el muchacho pelirrojo se convirtió. Después que se convirtió, el problema era deshacernos de él en nuestra casa. Él estaría ahí hasta media noche clamando a Dios que le hiciere flexible y que lo use para Su gloria. Dios liberó al muchacho de su temperamento e hizo de él uno de los muchachos más mansos, más hermosos que he visto. Ha sido un poderoso misionero en la China durante veinte años. Dios nos toma tal como somos y nos transforma por Su poder.
Yo puedo acordarme de un tiempo cuando yo me volvía blanco de rabia, y temblaba de enojo. Apenas podía controlarme. Esperé en Dios durante diez días. En esos diez días yo estaba siendo vaciado y la vida del Señor Jesús me estaba llenando. Mi esposa testificaba de la transformación que hubo en mi vida: "Nunca vi tal cambio. Nunca he podido cocinar algo desde esa vez que no le gustara. Nada esta muy caliente ni muy frío, todo está perfecto". Dios debe venir y reinar soberanamente en tu vida. ¿Dejarás que lo haga? Él lo puede hacer, y lo hará si tú le dejas. No sirve de nada educar el "hombre viejo". Pero Dios puede tratar con él. La mente carnal nunca estará sujeta a Dios, pero Dios lo llevará a la cruz donde debe estar, y lo remplazará con la mente pura, santa y mansa del Maestro.
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados". Observen las palabras: "serán saciados". Si alguna vez ves el tiempo futuro en la Biblia aprópiate de esa promesa. Cumple los requisitos y Dios cumplirá su palabra para ti. El Espíritu de Dios está clamando: "A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche". El Espíritu de Dios tomará de las cosas de Cristo y te las mostrará para que puedas tener un anhelo por Cristo en Su plenitud, y cuando hay ese anhelo Dios no fallará en llenarte.
Mira esa multitud de adoradores que ha venido a la fiesta. Se van completamente insatisfechos, pero en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús se para y clama. "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva". Jesús sabía que se iban sin el agua viva, y así los dirigió a la verdadera fuente. ¿Hoy tienes sed? El Cristo viviente aún te invita a si mismo, y quiero testificar que Él todavía sacia al alma sedienta y todavía llena al hambriento con buenas cosas.
En Suiza escuché de un hombre que se reunía con la asamblea de los Hermanos Plymouth. Él asistía a las diversas reuniones, y una mañana en el culto de la Santa Cena, él se levantó y dijo: "Hermanos, tenemos la Palabra y siento que estamos viviendo apenas en la letra, pero hay un hambre y sed en mi alma por algo más profundo, algo más real que lo que tenemos, y no puedo descansar hasta entrar en ello". El siguiente domingo este hermano se levantó otra vez y dijo: "Aquí somos tan pobres, no hay vida en esta asamblea, y mi corazón tiene hambre de realidad". Él hizo eso durante varias semanas hasta que molestó a esa gente y protestaron. "Sands, nos estás fastidiando. Estás arruinando nuestras reuniones y sólo hay una cosa que tú deberías hacer, y eso es marcharte".
Ese hombre salió de la reunión en una condición muy triste. Parado afuera, uno de sus hijos le preguntó qué pasó y le dijo: "¡Pensar que ellos me expulsaron de entre ellos por estar hambriento y sediento de más de Dios!" Yo no sabía nada de esto hasta después.
Unos días después alguien corrió hasta Sands y dijo: "Hay un hombre aquí de Inglaterra y está predicando sobre lenguas y sanidad". Sands dijo: "Yo le voy corregir. Iré a la reunión y me sentaré adelante y le retaré con las Escrituras. Le desafiaré que predique estas cosas en Suiza. Públicamente le denunciaré". Así que vino a las reuniones. Ahí se sentó. Él estaba tan hambriento y sediento que bebió cada palabra que fue dicha. Pronto su oposición murió. La primera mañana dijo a un amigo: "Esto es lo que quiero". Él tomó y tomó del Espíritu. Después de tres semanas dijo: "Dios tendrá que hacer algo ahora o explotaré". Inhaló a Dios y el Señor lo llenó de tal manera que habló en otras lenguas, según el Espíritu le daba que hablase. Sands ahora está predicando y está a cargo de una nueva asamblea pentecostal.
Dios está provocando en la gente hambre y sed de lo mejor de Él. Y en todas partes Él está llenando a los hambrientos y dándoles aquello que los discípulos recibieron al principio. ¿Tienes hambre? Si la respuesta es que sí, Dios promete llenarte.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

The GOSPEL TRUTH

PODER DESDE LO ALTO


por

CHARLES G. FINNEY

Capítulo 1
Poder Desde Lo Alto
Por favor permítanme a través de sus columnas corregir un malentendido con respecto a la última reunión de la junta de Oberlin y unos breves comentarios que hice el sábado en la mañana y luego en el Día del Señor. En mis primeros comentarios hablé acerca de la misión de la Iglesia de discipular todas las naciones, tal como lo registra Mateo y Lucas, y declaré que este mandato fue dado a toda la Iglesia y que todo miembro de la iglesia está bajo la obligación de que la obra de su vida sea convertir al mundo. Luego hice dos preguntas:
1. ¿Qué tenemos que hacer para asegurar el éxito en esta gran tarea?
2. ¿Cómo lo podemos lograr?
Contestación
1. Necesitamos recibir poder desde lo alto. Cristo previamente les dijo a sus discípulos que sin él nada podían hacer. Cuando les dio la comisión de convertir al mundo, añadió, "He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto". Este bautismo del Espíritu Santo, esta promesa del padre, este poder de lo alto, ha sido exactamente lo que Cristo estableció como la condición indispensable para llevar a cabo la obra que está delante de nosotros.
2. ¿Cómo lo obtenemos? Cristo claramente lo prometió a toda la iglesia y a todo individuo que tiene como tarea laborar para la conversión del mundo. Advirtió a los discípulos que no comenzaran la obra sin antes haber recibido el poder desde lo alto. Tanto la promesa como la admonición son para todos los cristianos de todas las edades y naciones. En ningún momento nadie tiene el derecho de esperar tener éxito a menos que haya sido dotado con poder desde lo alto. El ejemplo de los primeros discípulos nos enseña cómo asegurar este poder. Primero, ellos se consagraron para la tarea y siguieron orando y suplicando hasta que el Espíritu Santo vino sobre ellos el día del Pentecostés y recibieron la promesa del derramamiento de este poder desde lo alto. Ésta es la manera de obtenerlo.
La Junta deseaba que yo abundara más sobre el tema; consecuentemente, en el día del Señor, tomé la declaración de Cristo de que el padre está más dispuesto a dar su Santo Espíritu a los que se lo pidan que nuestra disposición a darle buenas dádivas a nuestros hijos.
1. Yo dije, éste texto nos muestra que es infinitamente fácil obtener del Padre el Espíritu Santo o el derramamiento de su poder.
2. Ésta es una petición de oración constante. Todo el mundo ora por esto todo el tiempo y aún así, comparativamente, son pocos los que reciben este espíritu de poder desde lo alto. Esta carencia no es suplida. Esta carencia de poder es un asunto del cual hay mucha queja. Cristo dijo, "Todo aquel que pide, recibe", pero ciertamente existe una gran brecha entre pedir y recibir, lo cual es una gran piedra de tropiezo para muchos. ¿Cómo debe ser explicada entonces esta discrepancia? Entonces procedí a mostrar por qué este poder no es recibido. Y dije:
1. No estamos dispuestos, tomando en cuenta todo lo que esto implica, para tener lo que deseamos y lo que pedimos.
2. Dios específicamente nos ha dicho que si tenemos iniquidad en nuestro corazón él no nos escucha. Pero el que pide, muchas veces es inmoderado consigo mismo. Esto es iniquidad y Dios no nos puede escuchar.
3. No es generoso.
4. Censura y critica a otros.
5. Dependiente de sí mismo.
6. Resiste la convicción de pecado.
7. Se niega a confesar a todas las partes correspondientes.
8. Se niega a hacer restitución a las personas heridas.
9. Está prejuiciado y no es sincero.
10. Es rencoroso.
11. Tiene un espíritu vengativo.
12. Tiene ambición mundana.
13. En algún punto se ha comprometido y está siendo deshonesto y ha sido negligente y ha rechazado luz adicional.
14. Es de modo sectario egoísta.
15. Egoísta por su propia congregación.
16. Resiste las enseñanzas del Espíritu Santo.
17. Contrista al Espíritu Santo.
18. Apaga al Espíritu por su persistencia en justificar lo equivocado.
19. Lo entristece por no querer estar vigilante.
20. Lo resiste al gratificar su mal temperamento.
21. También al hacer negocios deshonestos.
22. Al ser indolente e impaciente en el Señor.
23. Por muchas formas de egoísmo.
24. Por negligencia en los negocios, el estudio y la oración.
25. Estar demasiado ocupado en negocios, estudio y muy poca oración.
26. Por no consagrarse completamente.
27. La última y la más grande de todas, por incredulidad. Ora por este poder sin esperar recibirlo. "El que no cree a Dios le ha hecho mentiroso." Éste es entonces el mayor pecado. ¡Qué insulto!, ¡Qué blasfemia acusar a Dios de mentiroso!
Me vi obligado a concluir que estas y otras formas de pecado explican por qué se recibe tan poco, mientras se pide mucho. Yo dije que no tenía el tiempo para presentar el otro lado. Después algunos hermanos preguntaron "¿Cuál es el otro lado?" El otro lado presenta la certeza que recibiremos la promesa de la llenura de este poder desde lo alto, y si lo pedimos tendremos éxito en ganar almas y cumplir las condiciones de la oración persistente, claramente reveladas. Observen que lo que dije el Día del Señor fue concerniente al mismo tema y en añadidura a lo que yo había dicho previamente. El malentendido que se expresó fue el siguiente: si nosotros nos deshacemos de todas estas formas de pecado, que no nos permiten recibir este poder desde lo alto, ¿no significa esto que ya lo tenemos?, ¿qué más necesitamos?
Contestación. Hay una gran diferencia entre la paz y el poder del Espíritu Santo en el alma. Los discípulos eran cristianos antes del día del Pentecostés, y por lo tanto tenían una medida del Espíritu Santo. Tenían que poseer la paz del perdón de sus pecados y un estado de justificación, pero aun así no tenían el poder derramado necesario para llevar a cabo y cumplir con la tarea asignada. Tenían la paz que Cristo les había dado, pero no el poder que les había prometido. Esto quizás sea cierto en cuanto a todos los cristianos, y en mi opinión éste ha sido el gran error de la Iglesia y del ministerio. La Iglesia descansa en la conversión, y no busca hasta obtener este poder desde lo alto. Por esta razón, vemos que muchos de los que esto profesan no tienen poder ni con Dios ni con el hombre. No prevalecen con ninguno.
Descansan en una esperanza en Cristo, e inclusive, entran al ministerio pasándose por encima la advertencia de esperar hasta que hayan recibido poder desde lo alto. Pero que todos traigan sus diezmos y ofrendas al alfolí, pongan todo en el altar, y prueben a Dios, y verán que ahora Dios abrirá las ventanas de los cielos, y derramará sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

The GOSPEL TRUTH

PODER DESDE LO ALTO


por
CHARLES G. FINNEY
Capítulo 2
¿Qué es?

Los apóstoles y hermanos en el Día de Pentecostés lo recibieron. ¿Qué recibieron? ¿Qué poder ejercieron después de ese evento?
Recibieron un bautismo poderoso del Espíritu Santo, un incremento vasto de iluminación divina. Este bautismo repartió una gran diversidad de dones que utilizamos para el cumplimiento de la obra.
Claramente incluyó lo siguiente: El poder de una vida santa. El poder de una vida de renunciamiento de uno mismo. (La manifestación de éstos debió tener una gran influencia en aquellos a quienes se les proclama el evangelio). El poder tener una vida de llevar una cruz. El poder de gran mansedumbre, que el bautismo les permitiría exhibir en todos lados. El poder de un entusiasmo amoroso para proclamar el evangelio. El poder de enseñar. El poder de una fe amorosa y viva. El don de lenguas. Un aumento de poder para obrar milagros. El don de la inspiración, o la revelación de muchas verdades no reconocidas por ellos antes. El poder de valor moral para proclamar el evangelio y realizar el llamado de Cristo a cualquier costo.
En sus circunstancias todas estas dotaciones fueron esenciales para su éxito, pero ni por separado ni tampoco todas juntas constituyeron ese poder desde lo alto que Cristo prometió, y que claramente recibieron.
Aquello que ellos claramente recibieron como el medio supremo, culminante e importante de éxito fue el poder para prevalecer con Dios y el hombre, el poder para dejar impresiones salvadoras en las mentes de los hombres. Esto último fue sin duda aquello que entendieron y que Cristo prometió.
Había comisionado a la Iglesia para convertir al mundo para él. Todo lo que he nombrado arriba fueron sólo medios que nunca podían asegurar el fin a menos que fueran vitalizados y hechos efectivos por el poder de Dios. Los apóstoles, sin duda, entendieron eso, impusieron las manos sobre ellos mismos y el altar, sitiaron un Trono de Gracia en el espíritu de consagración entera para la obra de ellos.
Recibieron, de hecho, los dones antes mencionados, pero suprema y principalmente este poder para impresionar a los hombres para salvación. Se manifestó de inmediato. Empezaron a dirigirse a la multitud y contar maravillas. Tres mil se convirtieron a la misma hora. Mas obsérvese, aquí no hubo ningún poder nuevo manifestado por ellos por la ocasión, excepto el don de lenguas.
No operaron milagros en ese entonces, y usaron estas lenguas simplemente como el medio para darse a entender. Nótese que no tuvieron tiempo de exhibir otros dones del Espíritu que he acabado de nombrar. En ese entonces no tenían la ventaja de exhibir una vida santa, o cualesquiera dones y gracias poderosos del Espíritu. Lo que se dijo en esa ocasión, como se registra en el evangelio, no pudo haber hecho la impresión que se hizo, si ellos no hubiesen hablado con un poder nuevo para hacer una impresión para salvación en la gente. Este poder no fue el poder de la inspiración, pues sólo declararon ciertos hechos de su propio conocimiento. No fue el poder de aprendizaje y culturas humanos, pues tenían poco. No fue el poder de la elocuencia humana, pues parece haber habido poca. Fue Dios hablando en y a través de ellos. Fue poder desde lo alto —Dios en ellos haciendo una impresión de salvación en aquellos a quienes hablaban. Ese poder para impresionar para salvación permaneció sobre y con ellos. Fue, sin duda, la gran y promesa principal hecha por Cristo y recibida por los apóstoles y los primeros cristianos. Ha existido en mayor o menor medida en la Iglesia desde entonces. Es un hecho misterioso con frecuencia manifestado de manera muy sorprendente. A veces una sola oración, una palabra, o incluso una mirada llevará este poder de una manera victoriosa.
Para honrar a Dios solo hablaré un poco de mi propia experiencia en este asunto. Fui convertido poderosamente en la mañana del 10 de octubre. En la tarde de ese día, y en la mañana del día siguiente, recibí bautismos sobrecogedores del Espíritu Santo que me atravesaron, como lo veo, en cuerpo y alma. Inmediatamente me encontré a mí mismo investido con tal poder desde lo alto que unas solas palabras dichas ahí y allá a los individuos fueron los medios de su conversión inmediata. Mis palabras parecían como flechas penetrantes clavadas en las almas de los hombres. Cortaban como una espada. Rompían el corazón como un martillo.
Muchos pueden constatarlo. Con frecuencia salía una palabra, sin recordarla, y traía convicción y resultaba en una conversión casi inmediata. A veces me encontraba, en gran medida, vacío de este poder. Salía a hacer visitación y encontraba que no hacía ninguna impresión de salvación. Exhortaba y oraba con el mismo resultado. Entonces apartaba un día para oración y ayuno en privado, temiendo que este poder se hubiera alejado de mí, inquiría ansiosamente ver por qué este vacío aparente. Luego de humillarme y clamar por ayuda, el poder regresaba sobre mí, con toda su frescura. Esto ha sido la experiencia de mi vida.
Podría llenar un volumen con la historia de mi propia experiencia y observación al respecto de este poder desde lo alto. Es un hecho de conciencia y observación, pero un gran misterio. He dicho que a veces una mirada tiene en sí el poder de Dios. Con frecuencia he sido testigo de esto.
Permítanme ilustrar el hecho. Una vez prediqué, por primera vez, en un pueblo de fabricantes. La mañana siguiente fui a la fábrica para ver sus operaciones. Mientras pasaba al departamento de tejido, vi una gran compañía de mujeres jóvenes, algunas de las cuales, observé, me estaban viendo, y en una manera que indicaba un espíritu trivial y que me conocían. Sin embargo, no las conocía. Mientras me acercaba más a aquellas jóvenes que me habían reconocido parecían aumentar sus manifestaciones de ligereza de mente. Su ligereza hizo una impresión especial en mí. Lo sentí en mi corazón. Me detuve y las miré.
No sé cómo, mientras toda mi mente estaba absorta con el sentido de culpa y peligro. Mientras veía su aspecto, observé que una de ellas se puso muy agitada. Un hilo se rompió. Trató de arreglarlo, pero sus manos temblaban de una manera tal que no podía hacerlo. Inmediatamente observé que la sensación se estaba propagando, y se había vuelto universal entre esa clase de personas que toman las cosas a la ligera. Las miré fijamente hasta que una tras otra cedió y no pusieron más atención a sus tejedoras. Se pusieron de rodillas, y la influencia se propagó por toda la sala. No había dicho ni una palabra, y el ruido de las tejedoras hubiera prevenido que me oyeran. En unos minutos todo el trabajo fue abandonado y la sala se llenó de lágrimas y lamentaciones. En ese momento el dueño de la fábrica, quien él mismo era inconverso, entró, y acompañado, creo yo, del superintendente, quien era cristiano. Cuando el dueño vio la situación dijo al superintendente: "Detengan el trabajo". Lo que vio parece que le llegó al corazón. "Es más importante", recalcó apresuradamente, "que estas almas sean salvas que esta fábrica trabaje."
Tan pronto las máquinas dejaron de hacer ruido, el dueño preguntó: "¿Qué hacemos? Debemos tener un lugar para reunirnos donde se nos instruya". El superintendente contestó: "Donde están las mulas". Se sacaron las mulas y a todos se les notificó y arreglaron el lugar. Tuvimos una reunión maravillosa.
Oré con ellos, les di las instrucciones que en ese momento podían entender. La palabra fue con poder.
Muchos expresaron esperanza ese día; y en unos días, como se me informó, casi todos en ese lugar, junto con el dueño, tenían la esperanza en Cristo.
Este poder es una gran maravilla. Muchas veces he visto a gente incapaz de soportar la palabra. Las declaraciones más simples y ordinarias cortan como una espada a las personas desde donde se sientan, les quita su fuerza corporal y los deja tan incapacitados como un muerto. A veces en mi experiencia es cierto que no pude elevar mi voz, o decir algo en oración o exhortación excepto de la manera más suave, sin totalmente vencer a los presentes. Esto no fue porque estuviera predicando terror a la gente, sino los dulces sonidos del evangelio los vencía. Este poder a veces parece ocupar la atmósfera de alguien sumamente cargado del poder. Muchas veces grandes cantidades de personas en una comunidad se revisten de este poder cuando la misma atmósfera de todo el lugar parece cargada con la vida de Dios. Los forasteros que llegan y pasan por el lugar inmediatamente son golpeados con convicción de pecado y en muchas ocasiones se convierten a Cristo. Cuando los cristianos se humillan, y se consagran de nuevo a Cristo, y piden por este poder, con frecuencia recibirán tal bautismo que serán instrumento para convertir más almas en un día que en toda su vida anterior. Mientras los cristianos permanezcan lo bastante humildes para retener este poder la obra de la conversión seguirá hasta que comunidades enteras y regiones del país sean convertidas a Cristo. Lo mismo es cierto de los ministros, pero este artículo es ya muy largo. Si se me permite, tengo más que decir sobre este asunto.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

The GOSPEL TRUTH

PODER DESDE LO ALTO


por
CHARLES G. FINNEY
Capítulo 3
La Investidura Del Espíritu
Desde la publicación de mi artículo "Poder desde lo alto" en el Independent he sido confinado por una enfermedad prolongada. Mientras tanto, he recibido numerosas cartas preguntando sobre ese tema. Se relacionan en su mayoría con puntos en particular:
1. Piden más ejemplos de la exhibición de ese poder.
2. Preguntan: "¿Quiénes tienen derecho a esperar esa investidura?"
3. ¿Cómo o bajo qué condiciones se puede obtener?
No puedo contestar estas preguntas por correspondencia a la gente. Con su anuencia propongo, si mi salud sigue mejorando, contestarles en varios artículos breves a través de sus columnas. En el presente número relataré otra exhibición de este poder desde lo alto, como lo presencié. Poco después que obtuve la licencia para predicar fui a una región del país de donde era totalmente ajeno. Fui a solicitud de la Female Missionary Society en el condado de Oneida, Nueva York. A principios de mayo, creo yo, visité el pueblo de Antwerp, en la parte norte del condado de Jefferson. Me detuve en el hotel del pueblo, y ahí supe que no había reuniones religiosas en ese entonces.
Tenían una casa de ladrillo para reuniones, pero estaba cerrada. Mediante esfuerzos personales conseguí que varias personas se instalaran en el recibidor de una señora cristiana, y les prediqué en la tarde luego de mi llegada. Pasé por el pueblo y quedé estupefacto por la horrible profanidad entre los hombres adonde fuera que iba. Obtuve permiso de predicar en la escuela el domingo siguiente, pero antes de ese día estaba muy desanimado, y casi escandalizado por el estado de la sociedad que presenciaba.
El sábado el Señor puso con poder en mi corazón las siguientes palabras, dirigidas por el Señor Jesús a Pablo (Hechos 18:9-10): "No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad". Esto sometió mis temores completamente, pero mi corazón estaba cargado con agonía por la gente. El domingo en la mañana me levanté temprano, y me retiré a una arboleda no muy lejos del pueblo para derramar mi corazón ante Dios por una bendición para la obra del día. No pude expresar la agonía de mi alma en palabras, pero luché con mucho gemir, y creo con muchas lágrimas, por una o dos horas, sin obtener alivio. Regresé a mi cuarto en el hotel, pero casi inmediatamente volví a la arboleda. Hice esto tres veces. La última vez obtuve alivio completo, justo a tiempo para ir a la reunión.
Fui a la escuela, y la encontré completamente llena. Saqué mi pequeña Biblia de bolsillo y leí: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Mostré el amor de Dios como se contrasta con la manera en la que fue tratado por aquellos a quienes dio su hijo. Les hice ver su profanidad y mientras reconocía a mis oyentes cuya profanidad había observado en especial, en la plenitud de mi corazón y con muchas lágrimas les indiqué: "he oído a estos hombres que han nombrado a Dios para maldecir a sus semejantes". La Palabra hizo un poderoso efecto. Nadie parecía ofendido, pero casi todos desfallecían grandemente. Al término del servicio el dueño tan amable, el señor Copeland, se levantó y dijo que abriría la casa de reunión en la tarde.
La casa de reunión estaba llena como en la mañana, la Palabra hizo un poderoso efecto. Así el avivamiento poderoso comenzó en el pueblo, y luego a propagarse por todos lados. Creo que fue en el segundo domingo después de esto cuando me quité del púlpito, un anciano se me acercó y me dijo: "¿No podrá venir a predicar en donde vivo? Nunca hemos tenido reuniones religiosas ahí". Pregunté por la dirección y la distancia, y quedé de predicar ahí la siguiente tarde del lunes a las cinco en su escuela. Había predicado tres veces en el pueblo, y había asistido a dos reuniones de oración en el Día del Señor, y el lunes fui a pie para cumplir con la cita.
Hacía calor ese día y antes de llegar sentí que casi me desmayaba al caminar, y grandemente desanimado en mi mente. Me senté en la sombra al borde del camino, y me sentí como si me fuera a desmayar al llegar ahí; si eso pasara, estaba muy desanimado como para hablar a la gente. Cuando llegué encontré el lugar lleno, e inmediatamente empecé el servicio al leer un himno. Intentaron cantar, pero la horrible disonancia me hacía sentir que agonizaba más allá de lo que pudiera expresar. Me agaché, puse mis codos sobre mis rodillas y mis manos sobre mis oídos, y sacudí mi cabeza para callar la disonancia, la cual incluso apenas podía soportar. Tan pronto dejaron de cantar me puse de rodillas, casi en un estado de desesperación. El Señor me abrió las ventanas de los cielos, y me dio gran ensanchamiento y poder en oración. Hasta ese momento no tenía ni idea de qué texto iba a usar para la ocasión. Me levanté de mis rodillas y el Señor me dio esto: "Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad". Le dije a la gente según recuerdo, dónde encontrarían el texto, y seguí diciéndoles sobre la destrucción de Sodoma. Les di un bosquejo de la historia de Abraham y Lot, y sus relaciones entre ellos; de la oración de Abraham por Sodoma, y de Lot, como el único justo en la ciudad. Mientras lo hacía, noté que la gente se veía muy enojada en extremo conmigo. Muchos semblantes parecían muy amenazadores y algunos hombres cerca de mí se veían como si fueran a golpearme. Esto no pude entender, pues sólo les estaba dando, con gran libertad de espíritu, un esbozo de la historia de la Biblia. Tan pronto terminé mi esbozo histórico, me volví a ellos, y les dije que había entendido que nunca ellos habían tenido ninguna reunión religiosa en ese lugar, y viendo ese hecho, los embestí con la espada del Espíritu con toda mi fuerza.
A partir de ese momento la solemnidad aumentó con mucha rapidez. En unos momentos parecía que caía sobre la congregación un impacto instantáneo. No puedo describir la sensación que sentí, ni aquello que era patente en la congregación, pero la palabra parecía literalmente que cortaba como una espada. El poder desde lo alto caía sobre ellos en un torrente tal que se cayeron de sus lugares por todos lados. En menos de un minuto casi toda la congregación estaba de rodillas o agachada, o en alguna posición postrada ante Dios. Todo el mundo lloraba o gemía por misericordia a sus almas. No pusieron más atención a mí o a mi predicación. Traté de que me pusieran atención, pero no pude. Observé que el anciano que me había invitado seguía en su asiento cerca del centro del lugar. Estaba viendo por todos lados con gran asombro. Le hice señas y le grité: "¿No puede orar?" Se arrodilló y con estruendo hizo una breve oración, tan fuerte como pudo gritar, pero no le pusieron atención. Después de ver por todos lados por unos momentos, me arrodillé y me agaché hacia un joven que estaba arrodillado a mis pies, y orando por la misericordia de su alma. Obtuve su atención y le prediqué a Jesús en su oído. En unos momentos se rindió a Jesús por fe, e irrumpió en oración por aquellos alrededor de él. Entonces me volví a otro y a otro. Luego de seguir en esta forma hasta casi el atardecer, agradecí por la reunión al anciano que me había invitado para irme a cumplir con otra cita en otro lugar esa tarde.
En la tarde del siguiente día se me pidió volver a ese lugar, pues no se había podido terminar la reunión. Habían tenido que salir de la escuela para dar lugar a las clases, pero se habían ido a una casa cerca, donde encontré una cantidad de personas aún muy ansiosas y cargadas con la convicción de volver a sus hogares. Pronto ahí fueron sometidos a la Palabra de Dios, y creo que todos obtuvieron una esperanza antes de irse a sus casas.
Obsérvese, que era totalmente ajeno al lugar, el cual nunca había visto ni oído, hasta que me contaron. Pero ahí, en una segunda visita, supe que el lugar se llamaba Sodoma, por su iniquidad, y el anciano que me había invitado se llamaba Lot, porque era el único profesante de religión. Luego de esta forma, el avivamiento brotó donde él vivía. No he estado ahí en muchos años, pero en 1856, creo, mientras estaba en la obra en Syracuse, Nueva York, se me presentó a un ministro de Cristo del condado de St. Lawrence con el nombre de Cross. Me dijo: "Señor Finney, no me conoce pero ¿se acordará de haber predicado en un lugar llamado Sodoma? Le dije: "Nunca lo olvidaré". Me contestó: "En ese entonces era joven; me convertí en esa reunión". Todavía vive, es pastor de una de las iglesias de ese condado, y es el padre del director de nuestro departamento de preparatoria. Quienes han vivido en esa región pueden testificar de los resultados permanentes de ese bendito avivamiento. Sólo puedo dar en palabras una descripción leve de esa manifestación maravillosa desde lo alto al asistir a la predicación de la Palabra.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad