ARREGLANDO LAS CUENTAS A DIOS
Hay veces que cuando leo el pasaje de la mujer cogida en adulterio solo me fijo en las piedras que los escribas y fariseos tenían preparadas para lapidarla. Juan 8
Yo también tengo piedras para todo. Se coge a algún hermano en adulterio, piedra a la cabeza. Si es mujer, peor, otra en la cara. Además como la ley lo ordena, otra en el estomago.
Que fácil es tener la bolsa llena de piedras para que a la minina ocasión poder arreglarle las cuentas a Dios.
Soy tan cabezón que hasta insisto en tener razón. Tengo que arreglar el mundo cristiano, la iglesia, la comunidad, el ministerio, porque El que tendría que hacerlo se entretiene escribiendo con el dedo en el suelo. Debe tener tantas cosas en la cabeza que si no fuera por nosotros............
No puedo permitir que haya tanto desorden, tanto pecado (¡uy¡ se me ha escapado, perdón) tanto, tanto, tanto.....
Las intenciones que tengo son de lo mejor......... para los fariseos. La mayoría de las veces, por no decir siempre, la bolsa que tengo llena de piedras no me deja mover, ni levantar la cabeza, ni pensar, ni orar, ni alabar, ni perdonar, ni ver la viga en mi propio ojo. Necesito urgentemente alguien a quien lanzarle algunas piedras. Por favor que alguien peque.¡¡ (Otra vez se me ha escapado, perdón.)
Estoy tan ensimismado con mis piedras que me pasa por alto lo mejor del texto:
Jesús se a enderezado. Puesto en pie, para que lo entendamos. Solo un momento para soltarme una pequeña sentencia:
"El que de vosotros este sin pecado (Oooootra vez.) sea el primero en arrojar la piedra contra ella."
La verdad es que podía haber seguido escribiendo en el suelo y me hubiera evitado algunos problemillas. Aquí he venido ha juzgar a la mujer, o a quien sea, de su pecado (perdón), pero si empezamos a meterse conmigo la cosa cambia.
Vamos a ver, Señor: Si no puedo lanzarle las piedras a nadie porque tengo algún que otro pecadillo (Así nos gusta más?) como podré librarme del peso.
Conozco bien el A.T. y tu ya sabes lo que dice la ley...... El adulterio es de lo peor.
Además estoy ya un poco cansado de tanto peso y necesito sacarme las piedras como sea. Me entiendes, verdad Señor. No voy a ser tan imbécil de lanzarme las piedras sobre mi. Sería lo último.
"El que de vosotros este sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella."
Seguía musitando, escribiendo otra vez en el suelo.
Tengo que aprovechar ahora que el texto dice que se a vuelto ha inclinar y marcharme. Esto no pinta muy bien.
Mientras me alejo me acuerdo de una historia que me contaron un día: era la de un niño que en un ataque de rabia grito a su madre que la odiaba. Después, quizás temiendo un castigo, salió de su casa a un valle que tenia cerca y se desahogo gritando: Te odio, te odio, te odio. Al instante el valle devolvió el eco: Te odio, te odio, te odio. Asustado corrió hacia su casa para decirle a su madre que en el valle había un niño muy malo que le odiaba. Su madre cogió al niño y se lo llevo de vuelta al valle y le dijo que gritara con todas sus fuerzas: Te amo, te amo, te amo. Al momento descubrió que en el valle había un niño bueno que lo amaba.
Nos giramos un instante y oímos que le decía a la pecadora:
¿ donde están los que te acusaban.? ¿ Ninguno te condeno.? Ni yo te condeno., vete y no peques más.
Será que nuestra vida es como un eco.? Será verdad que todo lo que sembramos, cosecharemos.?
Talcual.
Hay veces que cuando leo el pasaje de la mujer cogida en adulterio solo me fijo en las piedras que los escribas y fariseos tenían preparadas para lapidarla. Juan 8
Yo también tengo piedras para todo. Se coge a algún hermano en adulterio, piedra a la cabeza. Si es mujer, peor, otra en la cara. Además como la ley lo ordena, otra en el estomago.
Que fácil es tener la bolsa llena de piedras para que a la minina ocasión poder arreglarle las cuentas a Dios.
Soy tan cabezón que hasta insisto en tener razón. Tengo que arreglar el mundo cristiano, la iglesia, la comunidad, el ministerio, porque El que tendría que hacerlo se entretiene escribiendo con el dedo en el suelo. Debe tener tantas cosas en la cabeza que si no fuera por nosotros............
No puedo permitir que haya tanto desorden, tanto pecado (¡uy¡ se me ha escapado, perdón) tanto, tanto, tanto.....
Las intenciones que tengo son de lo mejor......... para los fariseos. La mayoría de las veces, por no decir siempre, la bolsa que tengo llena de piedras no me deja mover, ni levantar la cabeza, ni pensar, ni orar, ni alabar, ni perdonar, ni ver la viga en mi propio ojo. Necesito urgentemente alguien a quien lanzarle algunas piedras. Por favor que alguien peque.¡¡ (Otra vez se me ha escapado, perdón.)
Estoy tan ensimismado con mis piedras que me pasa por alto lo mejor del texto:
Jesús se a enderezado. Puesto en pie, para que lo entendamos. Solo un momento para soltarme una pequeña sentencia:
"El que de vosotros este sin pecado (Oooootra vez.) sea el primero en arrojar la piedra contra ella."
La verdad es que podía haber seguido escribiendo en el suelo y me hubiera evitado algunos problemillas. Aquí he venido ha juzgar a la mujer, o a quien sea, de su pecado (perdón), pero si empezamos a meterse conmigo la cosa cambia.
Vamos a ver, Señor: Si no puedo lanzarle las piedras a nadie porque tengo algún que otro pecadillo (Así nos gusta más?) como podré librarme del peso.
Conozco bien el A.T. y tu ya sabes lo que dice la ley...... El adulterio es de lo peor.
Además estoy ya un poco cansado de tanto peso y necesito sacarme las piedras como sea. Me entiendes, verdad Señor. No voy a ser tan imbécil de lanzarme las piedras sobre mi. Sería lo último.
"El que de vosotros este sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella."
Seguía musitando, escribiendo otra vez en el suelo.
Tengo que aprovechar ahora que el texto dice que se a vuelto ha inclinar y marcharme. Esto no pinta muy bien.
Mientras me alejo me acuerdo de una historia que me contaron un día: era la de un niño que en un ataque de rabia grito a su madre que la odiaba. Después, quizás temiendo un castigo, salió de su casa a un valle que tenia cerca y se desahogo gritando: Te odio, te odio, te odio. Al instante el valle devolvió el eco: Te odio, te odio, te odio. Asustado corrió hacia su casa para decirle a su madre que en el valle había un niño muy malo que le odiaba. Su madre cogió al niño y se lo llevo de vuelta al valle y le dijo que gritara con todas sus fuerzas: Te amo, te amo, te amo. Al momento descubrió que en el valle había un niño bueno que lo amaba.
Nos giramos un instante y oímos que le decía a la pecadora:
¿ donde están los que te acusaban.? ¿ Ninguno te condeno.? Ni yo te condeno., vete y no peques más.
Será que nuestra vida es como un eco.? Será verdad que todo lo que sembramos, cosecharemos.?
Talcual.