Arbol de la Vida

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5 Septiembre 2001
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Lo que Dios junto…

En el libro de Efesios, despues de hablar de la vida familiar cristiana, incluyendo la relacion entre marido y mujer, hijos y padres, siervos y senores (Efesios 5:22; 6:9), el apostol Pablo dijo que el Diablo asecha y que debemos tomar toda la armadura de Dios para que podamos estar firmes contra sus asechanzas. Pablo tambien nos recuerda que nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad (vs.11,12). De hecho, el enemigo de Dios a tratado de actuar con todas sus fuerzas en los hogares cristianos. Su principal objetivo es el de separar los matrimonios y destruir las familias.
Una de las estrategias es la de llevar maridos y esposas a pensar que sus conyuges son sus opositores o adversarios. En verdad esa es una de las mas antiguas artimanas del Diablo: primero poner en duda el amor de aquellos que realmente nos aman. Sus dardos inflamados alcazar en primer lugar nuestra mente. Son pequenos pensamientos que parecen logicos, tales como: “!El hizo eso solo para provocarme!” o: “!Ella es asi: a los demas los trata como seda, pero a mi, me trata como una lija, y de las mas gruesas!” Hay aun quienes piensan: “El (o ella) actua como si fuese mi enemigo, parece que me odia”. Este tipo de pensamiento es el inicio para que surjan agresiones verbales y malentendidos.
Quien es realmente nuestro opositor y adeversario? Cual es el origen de estos pequenos pensmientos? Quien es el que quiere que peleemos? Si estamos claros de quien es verdaramente nuestro adversario y cual es su objetivo, sabremos contra quien debemos “explotar” y luchar. Con este tipo de discernimiento, en vez de explotar en ira contra nuestro conyuge, oraremos al Senor y le pediremos que aproveche aquella situation y oportunidad para trabajar mas Su vida en nosotros y en nuestro conyuge. Para neutralizar estos dardos inflamados de discordia, contienda y separacion, el major ”antidoto” no es intentar controlarnos, apretar los dientes o “morderse la lengua”. Como cristianos, tenemos una excelente armadura: dar gracias al Senor. “Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesus“. (I Tesalonicenses 5:15-18). Volvamonos al senor y digamosle de Corazon: “!Oh Senor Jesus! !Te doy gracias! Esta es una oportunidad mas para que averguences a Tu enemigo y mi adversario. Senor te agradezco por la persona que Tu me diste. Senor, muestrame tambien que leccion quieres que yo aprenda”

Artículo publicado por:
Periódico “Arbol de la Vida” de la Editora Arvore da Vida.