PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 6 --- La elección de los siete diáconos
Jueves --- Leer con oración: Hch 6:3; 20:17, 28; Tit 1:5, 7
"Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en medio del cual el Espíritu Santo os ha puesto como los que vigilan, para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él ganó por Su propia sangre" (Hch 20:28)
ANCIANO: UNO QUE VIGILA QUE ES CRECIDO EN VIDA
Uno que vigila: obispo, mencionado también en Filipenses 1:1, es lo mismo que un anciano. Cuando Pablo, camino a Jerusalén, pasó por Mileto, convocó a los ancianos de Efeso para tener comunión con ellos: “Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia” (Hch 20:17). Pero al conversar con ellos, les dijo que el Espíritu Santo los había constituido como los que vigilan, para pastorear la iglesia de Dios (v. 28).
En Tito 1:5 leemos: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. En cada ciudad, es decir, en cada iglesia, Tito debería constituir ancianos, y Pablo menciona para ello varias condiciones para que alguien sea constituido anciano: ser irreprensible, marido de una sola mujer, tener hijos creyentes, no acusados de disolución ni de rebeldía. En el versículo 7 Pablo dice: “Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios”.
En estos dos pasajes vemos que los ancianos son los obispos, y éstos no constituyen dos grupos distintos. Anciano se refiere a su persona, su crecimiento de vida; mientras que cuando mencionamos la palabra obispo, nos referimos a su función, su trabajo. La palabra anciano en griego es presbýteros, que quiere decir anciano, una persona madura; obispo viene de la palabra epískopon, que quiere decir: uno que vigila, supervisor, aquel que ve por encima, como quien cuida del rebaño. Por tanto, el obispo, o aquel que vigila, es uno que ejerce tal función, y el anciano, o presbítero, es alguien crecido en vida.
En la iglesia, entre los santos surgen los que serán los diáconos y los que serán los ancianos. La iglesia en Jerusalén fue concebida y, de manera muy espontánea, los doce apóstoles llegaron a ser los ancianos, es decir, los hermanos responsables de la iglesia, que suministraban a los demás con la Palabra; y los servicios prácticos, como el distribuir la alimentación para los santos necesitados, estaba a cargo de los diáconos.
De acuerdo con lo que hemos leído en Hechos 6:3, los diáconos no eran cualquier persona; sino más bien, deberían tener buen testimonio, ser llenos del Espíritu y de sabiduría, por tanto, el requisito de un diácono es muy elevado. Tal vez varios hermanos que sirven digan: “¡Ah! Entonces yo voy a tener que salir del servicio porque no puedo alcanzar eso”. No debemos pensar así; sino más bien, necesitamos tener la meta de tener un buen testimonio, y como ya tenemos el Espíritu habitando en nuestro espíritu, necesitamos ejercitarlo para estar llenos del Espíritu en todo nuestro ser y, una vez llenos del Espíritu, tendremos sabiduría. ¡Alabado sea el Señor, pues todos podemos ser diáconos!
La Biblia registra que los ancianos son establecidos por los apóstoles; no son designados por elección de los hermanos, sino que son levantados de entre los hermanos. Un hermano fiel a Dios, que lo sirve con integridad y dedicación, que es lleno de amor para con los hermanos, de manera muy espontánea sobresale de entre los demás. Después de esto, él necesita de la confirmación de los apóstoles para ser un anciano. Por tanto, los ancianos son establecidos por los apóstoles y hacen la obra de supervisión; los diáconos son establecidos por los hermanos y realizan los servicios prácticos.
Punto Clave: Tener la meta de alcanzar el patrón
Pregunta: ¿Existe diferencia entre anciano y obispo? Explique.
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Semana 6 --- La elección de los siete diáconos
Jueves --- Leer con oración: Hch 6:3; 20:17, 28; Tit 1:5, 7
"Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en medio del cual el Espíritu Santo os ha puesto como los que vigilan, para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él ganó por Su propia sangre" (Hch 20:28)
ANCIANO: UNO QUE VIGILA QUE ES CRECIDO EN VIDA
Uno que vigila: obispo, mencionado también en Filipenses 1:1, es lo mismo que un anciano. Cuando Pablo, camino a Jerusalén, pasó por Mileto, convocó a los ancianos de Efeso para tener comunión con ellos: “Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia” (Hch 20:17). Pero al conversar con ellos, les dijo que el Espíritu Santo los había constituido como los que vigilan, para pastorear la iglesia de Dios (v. 28).
En Tito 1:5 leemos: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. En cada ciudad, es decir, en cada iglesia, Tito debería constituir ancianos, y Pablo menciona para ello varias condiciones para que alguien sea constituido anciano: ser irreprensible, marido de una sola mujer, tener hijos creyentes, no acusados de disolución ni de rebeldía. En el versículo 7 Pablo dice: “Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios”.
En estos dos pasajes vemos que los ancianos son los obispos, y éstos no constituyen dos grupos distintos. Anciano se refiere a su persona, su crecimiento de vida; mientras que cuando mencionamos la palabra obispo, nos referimos a su función, su trabajo. La palabra anciano en griego es presbýteros, que quiere decir anciano, una persona madura; obispo viene de la palabra epískopon, que quiere decir: uno que vigila, supervisor, aquel que ve por encima, como quien cuida del rebaño. Por tanto, el obispo, o aquel que vigila, es uno que ejerce tal función, y el anciano, o presbítero, es alguien crecido en vida.
En la iglesia, entre los santos surgen los que serán los diáconos y los que serán los ancianos. La iglesia en Jerusalén fue concebida y, de manera muy espontánea, los doce apóstoles llegaron a ser los ancianos, es decir, los hermanos responsables de la iglesia, que suministraban a los demás con la Palabra; y los servicios prácticos, como el distribuir la alimentación para los santos necesitados, estaba a cargo de los diáconos.
De acuerdo con lo que hemos leído en Hechos 6:3, los diáconos no eran cualquier persona; sino más bien, deberían tener buen testimonio, ser llenos del Espíritu y de sabiduría, por tanto, el requisito de un diácono es muy elevado. Tal vez varios hermanos que sirven digan: “¡Ah! Entonces yo voy a tener que salir del servicio porque no puedo alcanzar eso”. No debemos pensar así; sino más bien, necesitamos tener la meta de tener un buen testimonio, y como ya tenemos el Espíritu habitando en nuestro espíritu, necesitamos ejercitarlo para estar llenos del Espíritu en todo nuestro ser y, una vez llenos del Espíritu, tendremos sabiduría. ¡Alabado sea el Señor, pues todos podemos ser diáconos!
La Biblia registra que los ancianos son establecidos por los apóstoles; no son designados por elección de los hermanos, sino que son levantados de entre los hermanos. Un hermano fiel a Dios, que lo sirve con integridad y dedicación, que es lleno de amor para con los hermanos, de manera muy espontánea sobresale de entre los demás. Después de esto, él necesita de la confirmación de los apóstoles para ser un anciano. Por tanto, los ancianos son establecidos por los apóstoles y hacen la obra de supervisión; los diáconos son establecidos por los hermanos y realizan los servicios prácticos.
Punto Clave: Tener la meta de alcanzar el patrón
Pregunta: ¿Existe diferencia entre anciano y obispo? Explique.
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!