Alimento matutino (viernes)

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5 Septiembre 2001
3.029
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SEMANA 8 — DÍA 5
Alimento matutino
1 Co. 3:9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
12 Y si sobre este fundamento alguno edifica oro, plata, piedras preciosas…
En 1 Corintios 3 Pablo habla de alimentar, beber, comer, plantar, regar y crecer, los cuales son actividades orgánicas. En 3:9 habla de la iglesia y se refiere a ella como labranza de Dios y edificio de Dios. La labranza es algo orgánico, que corresponde a la vida, y es la vida la que produce el edificio. No existe ningún edificio material que sea orgánico. Pero el edificio espiritual que se menciona en este capítulo tiene mucho que ver con la vida. Pablo habla de este edificio no solamente en 1Corintios, sino también en Efesios, Colosenses y Romanos. No obstante, los puntos fundamentales acerca de la edificación se abarcan en 1 Corintios. El edificio de Dios es un edificio en vida y de vida, pues se trata de la edificación del Cuerpo de Cristo. (Estudio-vida de 1 Corintios, pág. 271)
Lectura para hoy
Aparentemente no existe ninguna relación entre la labranza y el edificio. Según nuestro concepto natural, la labranza es algo orgánico, pero el edificio se compone de materiales inanimados. Así que, no parece haber una continuidad lógica entre las dos expresiones. Pero si comprendemos que el edificio al que nos referimos es orgánico, un edificio que se produce orgánicamente, en virtud de la vida, veremos que existe una clara relación, una excelente secuencia, entre la labranza y el edificio. El fin de todo lo que produce la labranza no es la labranza misma, sino el edificio. Lo que se cultiva en la labranza produce el edificio.
Aunque el producto que se cultiva en la labranza está destinado para el edificio, no se utiliza en el edificio directamente; más bien, por así decirlo, pasa al restaurante, o sea, a la iglesia, para que los santos lo coman, lo digieran y lo asimilen. Por medio de este proceso, lo que se cultiva en la labranza es consumido por los santos y finalmente llega a formar parte de ellos mismos.
El alimento que comemos debe llegar a formar parte de nuestra constitución. Esto requiere de cierto metabolismo. En la Biblia, a este proceso se le llama transformación. La transformación consiste en un cambio metabólico. Por esto, la transformación es del todo un proceso metabólico. Primero, ingerimos el alimento. Después de cierto tiempo, éste es digerido y asimilado. Finalmente, lo que digerimos y asimilamos llega a formar parte de la fibra misma de nuestro ser. En esto consiste el metabolismo, la transformación.
Para que un niño que pesa siete libras crezca y llegue a ser un hombre maduro de ciento setenta libras de peso, se necesita que él coma regularmente y que experimente un proceso metabólico normal. La comida que ingiere el niño lo hará crecer gradualmente. Finalmente, como resultado del proceso metabólico que se habrá producido durante muchos años, él llegará a la estatura de un hombre maduro. Como hombre maduro, él es el producto, la composición, de todos los alimentos que ha ingerido, digerido y asimilado. Esto ejemplifica el proceso del metabolismo espiritual. Nosotros comemos y digerimos el producto que crece en la labranza. Finalmente, el proceso de metabolismo hace que este suministro alimenticio llegue a ser parte constituyente de nuestro ser y, así, nos transforme en material útil para la edificación del Cuerpo de Cristo.
La iglesia es una labranza en la que se cultiva a Cristo. Todos los ingredientes del producto cultivado en la labranza son Cristo. El producto incluye diferentes aspectos de Cristo. Él es la leche, las legumbres y la carne. La iglesia cultiva a Cristo, y todos los santos lo comen. Finalmente, por medio de la digestión, la asimilación y el metabolismo, Cristo se convierte en nosotros, y nosotros en Él. Entonces somos los materiales aptos para el edificio.
Todos los puntos que Pablo menciona en 1 Corintios 3 están relacionados unos con otros. Primero, él nos habla de alimentar, beber y comer; luego, de plantar y de regar. Más adelante nos dice que solamente Dios da el crecimiento. Después, en el versículo 9, afirma que somos la labranza y el edificio. Así que, existe una estrecha relación entre todos estos asuntos. Como hemos visto, la labranza se transforma en el edificio. (Estudio-vida de 1 Corintios, págs. 271-273)
Lectura adicional: Estudio-vida de 1 Corintios, mensaje 31
Witness Lee
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