SEMANA 7 — DÍA 5
Alimento matutino
Dt.12:5 Sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí Su nombre para Su habitación, ése buscaréis, y allá iréis.
11 Entonces, al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para que habite allí Su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová.
Ef.2:22 En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu.
Deuteronomio 12 concuerda con la revelación del Nuevo Testamento al menos en cuatro asuntos. Primero, tanto en este capítulo como en el Nuevo Testamento vemos que el pueblo de Dios debe ser uno. Con el fin de resguardar la unidad entre los hijos de Israel, Dios no permitió que cada tribu tuviera su propio centro de adoración. Si cada tribu hubiera tenido su propio centro de adoración a Dios, habría habido doce divisiones entre el pueblo de Dios, ya que cada centro habría sido el terreno y la base para una división. Así que, Dios, en Su sabiduría, no permitió que Su pueblo hiciera las cosas según su elección o preferencia, sino que les exigió que aceptaran lo que Él ya había escogido y vinieran tres veces al año a un solo centro de adoración, aun cuando viajar a ese lugar no fuera lo más cómodo para muchos de ellos.
Vemos el mismo principio en el Nuevo Testamento. Independientemente de cuál sea el número de ellos, los hijos de Dios, los creyentes en Cristo, deben ser uno y tener un mismo centro de adoración a Dios. No obstante, lo que actualmente impera entre los cristianos es la división. Existen muchos centros de adoración, y esto ha causado divisiones. (Life-study of Deuteronomy, págs.73-74)
Lectura para hoy
Siempre que los creyentes actúen según sus propios gustos y preferencias, habrá división. Todas las denominaciones concuerdan con las preferencias humanas. La situación en el recobro del Señor es totalmente diferente. El recobro del Señor nos trae de vuelta a lo que Dios dispuso según Su preferencia.
Segundo, tanto en Deuteronomio 12 como en el Nuevo Testamento, la manera en queDios guarda la unidad de Su pueblo consiste en escoger un lugar específico para poner allí Su nombre, el nombre único. El nombre en el cual nos reunimos para adorar a Dios es un asunto de suma importancia; jamás deberíamos pensar que es algo insignificante. Hoy en día, los cristianos deben
congregarse en un solo nombre, el nombre del Señor Jesús (Mt. 18:20). Sin embargo, los cristianos están acostumbrados a congregarse en otros nombres, tales como bautista, presbiteriano, episcopal, luterano y metodista. Congregarse en esos nombres equivale a estar divididos, porque tales nombres son la base de las divisiones.
En nuestra adoración, tener otros nombres aparte del nombre del Señor es una abominación, es cometer fornicación espiritual. Nosotros somos el complemento de Cristo, Su esposa…No debemos tener otro nombre que no sea el de Él. Aceptar otro nombre es aceptar a otra persona. Así como una esposa debe llevar el nombre de su esposo, no el nombre de ningún otro hombre, también nosotros, los creyentes de Cristo, debemos llevar únicamente Su nombre, y no ningún otro…Debemos seguir el ejemplo de la iglesia en Filadelfia, y no negar el nombre del Señor (Ap. 3:8); es decir, debemos renunciar a todo otro nombre que no sea el del Señor Jesucristo … [y] simplemente congregarnos en el nombre del Señor.
Tercero…el lugar que Dios escogió para que lo adoremos es el lugar de Su habitación … Según Efesios 2:22, la habitación de Dios, Su morada, está en nuestro espíritu. Es cierto que como iglesia debemos congregarnos en el nombre de Cristo, pero también es necesario ejercitar nuestro espíritu. Si nos congregamos en el nombre de Cristo, pero, en lugar de ejercitar nuestro espíritu permanecemos en nuestros pensamientos naturales, o peor aun, en nuestra carne, no estaremos en la habitación de Dios. De manera que, al congregarnos para disfrutar a Cristo y adorar a Dios con Él, debemos congregarnos en el nombre de Cristo y estar en el espíritu. De lo contrario, perderemos el terreno apropiado de la iglesia. (Life-study of Deuteronomy, págs. 74-75)
Lectura adicional: Life-study of Deuteronomy, mensaje 10; Young
People’s Training, cap. 13
Witness Lee
Derechos reservados a: Living Stream Ministry
¡Jesús es el Señor!
Alimento matutino
Dt.12:5 Sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí Su nombre para Su habitación, ése buscaréis, y allá iréis.
11 Entonces, al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para que habite allí Su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová.
Ef.2:22 En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu.
Deuteronomio 12 concuerda con la revelación del Nuevo Testamento al menos en cuatro asuntos. Primero, tanto en este capítulo como en el Nuevo Testamento vemos que el pueblo de Dios debe ser uno. Con el fin de resguardar la unidad entre los hijos de Israel, Dios no permitió que cada tribu tuviera su propio centro de adoración. Si cada tribu hubiera tenido su propio centro de adoración a Dios, habría habido doce divisiones entre el pueblo de Dios, ya que cada centro habría sido el terreno y la base para una división. Así que, Dios, en Su sabiduría, no permitió que Su pueblo hiciera las cosas según su elección o preferencia, sino que les exigió que aceptaran lo que Él ya había escogido y vinieran tres veces al año a un solo centro de adoración, aun cuando viajar a ese lugar no fuera lo más cómodo para muchos de ellos.
Vemos el mismo principio en el Nuevo Testamento. Independientemente de cuál sea el número de ellos, los hijos de Dios, los creyentes en Cristo, deben ser uno y tener un mismo centro de adoración a Dios. No obstante, lo que actualmente impera entre los cristianos es la división. Existen muchos centros de adoración, y esto ha causado divisiones. (Life-study of Deuteronomy, págs.73-74)
Lectura para hoy
Siempre que los creyentes actúen según sus propios gustos y preferencias, habrá división. Todas las denominaciones concuerdan con las preferencias humanas. La situación en el recobro del Señor es totalmente diferente. El recobro del Señor nos trae de vuelta a lo que Dios dispuso según Su preferencia.
Segundo, tanto en Deuteronomio 12 como en el Nuevo Testamento, la manera en queDios guarda la unidad de Su pueblo consiste en escoger un lugar específico para poner allí Su nombre, el nombre único. El nombre en el cual nos reunimos para adorar a Dios es un asunto de suma importancia; jamás deberíamos pensar que es algo insignificante. Hoy en día, los cristianos deben
congregarse en un solo nombre, el nombre del Señor Jesús (Mt. 18:20). Sin embargo, los cristianos están acostumbrados a congregarse en otros nombres, tales como bautista, presbiteriano, episcopal, luterano y metodista. Congregarse en esos nombres equivale a estar divididos, porque tales nombres son la base de las divisiones.
En nuestra adoración, tener otros nombres aparte del nombre del Señor es una abominación, es cometer fornicación espiritual. Nosotros somos el complemento de Cristo, Su esposa…No debemos tener otro nombre que no sea el de Él. Aceptar otro nombre es aceptar a otra persona. Así como una esposa debe llevar el nombre de su esposo, no el nombre de ningún otro hombre, también nosotros, los creyentes de Cristo, debemos llevar únicamente Su nombre, y no ningún otro…Debemos seguir el ejemplo de la iglesia en Filadelfia, y no negar el nombre del Señor (Ap. 3:8); es decir, debemos renunciar a todo otro nombre que no sea el del Señor Jesucristo … [y] simplemente congregarnos en el nombre del Señor.
Tercero…el lugar que Dios escogió para que lo adoremos es el lugar de Su habitación … Según Efesios 2:22, la habitación de Dios, Su morada, está en nuestro espíritu. Es cierto que como iglesia debemos congregarnos en el nombre de Cristo, pero también es necesario ejercitar nuestro espíritu. Si nos congregamos en el nombre de Cristo, pero, en lugar de ejercitar nuestro espíritu permanecemos en nuestros pensamientos naturales, o peor aun, en nuestra carne, no estaremos en la habitación de Dios. De manera que, al congregarnos para disfrutar a Cristo y adorar a Dios con Él, debemos congregarnos en el nombre de Cristo y estar en el espíritu. De lo contrario, perderemos el terreno apropiado de la iglesia. (Life-study of Deuteronomy, págs. 74-75)
Lectura adicional: Life-study of Deuteronomy, mensaje 10; Young
People’s Training, cap. 13
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!