Alimento matutino (viernes)

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5 Septiembre 2001
3.029
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SEMANA 4 — DÍA 5
Alimento matutino
Sal. 133:1-3 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es / Habitar los hermanos juntos en unidad! / Es como el buen óleo sobre la cabeza, / El cual descendió sobre la barba, / La barba de Aarón, / Y bajó hasta el borde de sus vestiduras; / Como el rocío de Hermón, / Que descendió sobre los montes de Sion; / Porque allí mandó Jehová bendición: / La vida eterna.
En el salmo 133 la unidad del pueblo de Dios se asemeja al buen óleo y al rocío que riega. El buen óleo derramado sobre la cabeza de Aarón se extendía sobre la barba y finalmente bajaba hasta el borde de sus vestiduras. Este cuadro de la unidad se relaciona con una persona: Aarón…Aarón aquí tipifica al Cristo corporativo, a la Cabeza y el Cuerpo. La iglesia es en un sentido muy real el Cristo corporativo. La iglesia es, por tanto, una magnífica persona universal que incluye numerosos aspectos: el Cuerpo, la novia, el nuevo hombre y el guerrero. Todos estos aspectos de la iglesia aluden a la persona.
En el salmo 133, también se asemeja la unidad del pueblo de Dios al rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion. Estos montes tipifican a las iglesias locales. Cada iglesia local es un monte de Sion. Existe un solo Sion, pero los muchos montes representan a las muchas iglesias locales. Como persona, la iglesia es una sola. Como lugar, la iglesia es, por un lado, el único Sion, pero, por otro, es los muchos montes de Sion. Aunque en este universo hay una sola iglesia, existen muchas iglesias locales. Cada iglesia local es una cumbre de los muchos montes de Sion. Por consiguiente, la persona es universal, mientras que los montes son locales. Nuestra unidad es como el buen óleo derramado sobre Aarón y como el rocío que desciende sobre los montes de Sion. La morada de Dios, el templo, estaba en Sion. Por un lado, la iglesia es una persona; por otro, es un lugar. El óleo era derramado sobre la persona, y el rocío descendía sobre el lugar. (The Genuine Ground of Oneness, págs. 87-88)
DÍA 5 Lectura para hoy
Esta unidad se hace real y práctica por medio de la unción que está sobre Cristo, la Cabeza, y que se extiende sobre el Cuerpo. Entre tanto que permanezcamos en el Cuerpo, participaremos del ungüento. En este ungüento somos uno. Por tanto, la unción del Espíritu vivificante, compuesto y todo-inclusivo es el elemento de nuestra unidad. Esto significa que ser uno como miembros de la iglesia equivale a estar bajo la unción del Espíritu. Si no recibimos continuamente esta unción, no podemos ser uno con nadie, ni siquiera con nosotros mismos.
La unidad no depende de nuestra capacidad natural para llevarnos bien con otros. Incluso algunos creyentes podrían sentirse orgullosos de tener un temperamento con el que les es fácil ser uno con otras personas. Sin embargo, este tipo de unidad no es la unidad preciosa que se revela en la Biblia. De hecho, es una unidad muy desagradable y detestable. Una persona que se jacta de esta clase de unidad, de hecho, no puede ser uno con otros por un largo período de tiempo; al contrario, es posible que finalmente cause muchos problemas. La unidad genuina consiste en la unción del Espíritu compuesto y todo-inclusivo como máxima consumación del Dios Triuno. Únicamente bajo dicha unción tenemos una unidad genuina e inmutable. Entre nosotros, miles podríamos testificar acerca de la unidad que disfrutamos bajo la unción del Espíritu compuesto. La fuente de nuestra unidad es la misteriosa mezcla del Dios Triuno procesado con los creyentes… Cuanto más seamos pintados con el ungüento compuesto, más seremos uno. ¡Alabado sea el Señor porque el Espíritu todo-inclusivo nos “pinta” continuamente!
El hecho de que la iglesia sea una persona es un asunto muy práctico, pero más práctico aún es el hecho de que sea un lugar. Con respecto a que la iglesia es una persona universal, es posible que no tengamos ningún problema; sin embargo, con respecto a que la iglesia sea los montes de Sion, es posible que tengamos problemas, pues quizás no nos sintamos muy contentos con la iglesia en nuestra localidad, y deseemos mudarnos a otro lugar. Pero si nos mudamos a otra ciudad, en poco tiempo nos encontraremos con el mismo tipo de problemas. La razón es que nosotros seguimos siendo los mismos y somos la causa de los problemas.
(The Genuine Ground of Oneness, págs. 89-90)
Lectura adicional: The Genuine Ground of Oneness, cap. 7
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!