Alimento matutino (sabado)

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5 Septiembre 2001
3.029
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SEMANA 9 — DÍA 6
Alimento matutino
Ef. 3:11Conforme al propósito eterno que hizo en Cristo
Jesús nuestro Señor.
Ro. 11:36 Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén.
La obra con la cual Dios esté dispuesto a comprometerse totalmente posee cuatro características esenciales. La primera necesidad, que es de vital importancia, es la de recibir en nuestro corazón una verdadera revelación del propósito eterno de Dios. Esto es indispensable … Hoy en día, la mayoría de los cristianos suponen que la evangelización es la obra de Dios. Pero la evangelización no puede existir aisladamente como si fuera un fin en sí misma; más bien, ésta debe encontrar su lugar dentro del plan completo de Dios, ya que en realidad es un medio para alcanzar un fin. Dicho fin es la preeminencia del Hijo de Dios, y el propósito de la evangelización es producir los hijos entre los cuales Él tenga la preeminencia. (The Collected Works of Watchman Nee, tomo 39, “Sit, Walk, Stand”, págs. 44-45)
Lectura para hoy
En los días de Pablo cada creyente estaba relacionado de manera específica con el propósito eterno de Dios (véase especialmente Efesios 4:11-16).Esto no deja de ser cierto en nuestros días. Los ojos de Dios están fijos en Su reino venidero…Pero como sucedió con el reinado de Salomón, hoy también es necesario que haya un periodo de guerra espiritual, el cual está representado por el reinado de David. Hoy en día, Dios está buscando aquellos que estén dispuestos a cooperar con Él en esta guerra preliminar.
Toda obra cristiana que no [esté relacionada con el propósito eterno de Dios], es una obra fragmentaria y aislada que no conduce a ningún fin. Debemos pedirle a Dios que por Su Espíritu nos revele en nuestro corazón “el consejo de Su voluntad” (véase 1:9-12), y una vez que nos lo revele debemos preguntarnos: … “¿Está [nuestra obra] directamente relacionado con ello?”. Una vez que tengamos claridad al respecto, hallaremos respuesta a todas las preguntas de menor importancia relacionadas con nuestra búsqueda de la dirección del Señor en nuestra vida cotidiana.
En segundo lugar, si una obra ha de ser eficaz dentro del propósito divino, ésta tiene que ser concebida por Dios. Si somos nosotros quienes realizamos los planes y luego le pedimos a Dios que los bendiga, no debemos esperar que Dios se comprometa con ello. El nombre de Dios jamás puede usarse como “un sello de goma” que refrende la obra que nosotros mismos hemos iniciado.
Por consiguiente, es indispensable que cada uno sepa cuál es la voluntad de Dios en su respectivo campo de la obra. Una vez que sepamos esto, podremos iniciar alguna obra. El principio inmutable que rige toda verdadera obra cristiana es éste:“En el principio…Dios…”. En tercer lugar, para que una obra sea eficaz, ésta debe continuar y avanzar únicamente por el poder de Dios … Quizás refiriéndonos a un hombre digamos: “Ése es un orador poderoso”, pero debemos hacernos esta pregunta: ¿De cuál poder se vale? ¿Es su poder espiritual o natural? Hoy en día se emplea demasiado poder natural en el servicio a Dios … Aun cuando Dios haya iniciado la obra, si nosotros procuramos llevarla a cabo por nuestro propio poder, Dios jamás se comprometerá con ella.
Una vez que cesemos de hacer nuestra propia obra, Su obra podrá empezar. Por tanto, lo que el fuego hará en el futuro cumplirá el mismo propósito que la cruz hoy en día. Lo que no pase la prueba de la cruz hoy, no pasará la prueba del fuego mañana. Si mi propia obra, la cual realizo por mi propio poder es aniquilada, ¿cuánto de ella saldrá de la tumba? ¡Absolutamente nada! Después de pasar por la cruz, nada puede volver a vivir excepto lo que proviene de Dios en Cristo.
Dios jamás nos pide hacer algo que somos capaces de hacer; antes bien, Él nos pide llevar una vida que jamás podríamos llevar y hacer una obra que jamás podríamos hacer. No obstante, por Su gracia, llevamos dicha vida y realizamos dicha obra. La vida que llevamos es la vida de Cristo, la cual experimentamos en virtud del poder de Dios, y la obra que realizamos es la obra de Cristo, la cual llevamos a cabo por Su Espíritu y en obediencia a Él. Lo único que impide que se lleve a cabo esta vida y esta obra es el yo. Espero que cada uno de nosotros ore desde lo profundo de su corazón, diciendo: “¡Oh, Señor, acaba conmigo!”.
Por último, el fin y único objetivo de toda obra con la que Dios esté dispuesto a comprometerse, es Su gloria. Esto quiere decir que no sacamos de ella ningún beneficio propio…Cuanto menos satisfacción obtengamos de dicha obra, mayor valor tendrá para Dios. En la obra de Dios no tiene cabida alguna la gloria del hombre. Es cierto que sentimos un gozo precioso y profundo al rendirle a Dios un servicio que a Él le agrada y que le permite hacer Su obra, pero la base de ese gozo es Su gloria, no la gloria del hombre. Así pues, todo redunda en la “alabanza de la gloria de Su gracia” (1:6, 12, 14). (The Collected Works of Watchman Nee, tomo 39, “Sit, Walk, Stand”, págs. 45-48)
Lectura adicional: The Collected Works ofWatchmanNee,tomo9,págs. 287-304; tomo 39, “Sit,Walk, Stand”, págs. 43-48; tomo 42, cap. 45
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!