ÍSEMANA 5 — DÍA 6
Alimento matutino
Ef. 6:18 …Orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos.
Hch. 6:10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
Ro. 8:4 Para que el justo requisito de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu.
Desde el momento en que nos arrepentimos, nosotros, las personas regeneradas, deberíamos andar, vivir y conducirnos absolutamente según este espíritu. Debemos ejercitar el espíritu que Dios nos ha dado, al orar (Ef. 6:18), al hablar (Hch. 6:10), en nuestro andar diario (Ro. 8:4), y al ejercer nuestra función en las reuniones. Cada vez que oramos, por lo general, empezamos a
ejercitar lamente en vez de ejercitar el espíritu. Sin embargo, después de unas cuantas frases, nuestra oración espontáneamente se torna de la mente a nuestro espíritu. Esto se debe a que nuestro espíritu, no nuestra mente, es el órgano correcto con el cual orar. Un bebé comienza a moverse gateando con las manos y las rodillas, pero, debido a que las piernas y los pies son los miembros correctos para caminar, con el tiempo empieza a pararse y a caminar. Asimismo orar con nuestra mente nos lleva a orar con nuestro espíritu. Además, ahora sabemos el secreto para orar en el espíritu. No es necesario que comencemos orando en nuestra mente, ya que podemos comenzar invocando el nombre del Señor, diciendo: “Oh Señor Jesús; Señor, te adoro”.De esta manera, podemos comenzar inmediatamente nuestra oración ejercitando nuestro espíritu. (La manera bíblica de reunirse y de servir para la
edificación del Cuerpo de Cristo, pág. 182)
Lectura para hoy
La experiencia cristiana apropiada es que todo lo que seamos y hagamos esté ligado al Dios Triuno…El Dios Triuno está constituido de las riquezas de Cristo, y estas riquezas pueden llegar a ser nuestro disfrute. Los elementos principales de este disfrute— la regeneración, el hecho de ser llenos internamente del Espíritu esencial, y el hecho de ser llenos externamente del Espíritu económico— son experiencias normales, que al mismo tiempo son milagrosas. La única manera de tener todas estas experiencias que son tan normales pero al mismo tiempo tan milagrosas, es ejercitar nuestro espíritu. La práctica de ejercitar el espíritu se desarrolla principalmente en la vida de iglesia apropiada, tal y como ésta se revela en la Biblia. En las denominaciones no se ejercita mucho el espíritu. Aunque en cuanto a este asunto algunos pequeños grupos de cristianos han recibido ayuda, es difícil encontrar alguno donde se dé importancia al ejercicio del espíritu humano. Gracias al Señor, esto es algo que se recalca mucho entre nosotros.
Yo mismo, siendo una persona ya de edad, hago ejercicio con mi cuerpo porque todavía lo necesito. Así que continuamente le doy “mantenimiento” a mi cuerpo para que me sirva mejor. Si no camino por lo menos media hora cada día, podría enfermarme. También ejercito mucho mi alma. Con frecuencia uso diccionarios, lexicones y concordancias, a fin de desarrollar mi entendimiento, mi mente. No obstante, sobre todo, ejercito mi espíritu diariamente. A menudo recibo buenas noticias. Las buenas noticias siempre son de mucho aliento para las personas, pues hacen que se sientan orgullosas de sus logros. Pero si queremos evitar este tipo de corrupción, no debemos permanecer en nuestra mente considerando cuánto otros nos aprecian. Cuanto más ejercitemos nuestra mente de esta manera, más nos corromperemos. Por tanto, siempre que recibamos noticias buenas y alentadoras, debemos tornarnos a nuestro espíritu y ejercitarlo. Por otra parte, es posible que recibamos malas noticias, noticias que nos traen perjuicio, desaliento y tristeza. Al oír esta clase de noticias, uno podría sentirse deprimido y desilusionado. La única manera de mantenernos alejados de esta influencia negativa es ejercitar el espíritu. Aun en los días de calma, cuando no recibo ni buenas ni malas noticias, me gusta ejercitar mi espíritu. Me obligo a mí mismo a orar para fortalecer, entrenar y disciplinar mi espíritu. Me obligo a ejercitar mi espíritu en la oración hasta entrar completamente en el espíritu. Si durante el día llevara una vida corriente, y después viniera en la noche a compartir la palabra en la reunión, no tendría la luz celestial ni podría usar términos tales como normalidad milagrosa. Todos los términos nuevos y frescos que he usado en estos mensajes son producto de mi continuo esfuerzo por ejercitar mi espíritu. Esto es algo que ustedes tienen que hacer también. (La manera bíblica de reunirse y de servir para la edificación del Cuerpo de Cristo, págs. 182-184)
Lectura adicional: La manera bíblica de reunirse y de servir para la edificación del Cuerpo de Cristo, cap. 15; Character, cap. 7
Witness Lee
Derechos reservados a: Living Stream Ministry
¡Jesús es el Señor!
Alimento matutino
Ef. 6:18 …Orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos.
Hch. 6:10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
Ro. 8:4 Para que el justo requisito de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu.
Desde el momento en que nos arrepentimos, nosotros, las personas regeneradas, deberíamos andar, vivir y conducirnos absolutamente según este espíritu. Debemos ejercitar el espíritu que Dios nos ha dado, al orar (Ef. 6:18), al hablar (Hch. 6:10), en nuestro andar diario (Ro. 8:4), y al ejercer nuestra función en las reuniones. Cada vez que oramos, por lo general, empezamos a
ejercitar lamente en vez de ejercitar el espíritu. Sin embargo, después de unas cuantas frases, nuestra oración espontáneamente se torna de la mente a nuestro espíritu. Esto se debe a que nuestro espíritu, no nuestra mente, es el órgano correcto con el cual orar. Un bebé comienza a moverse gateando con las manos y las rodillas, pero, debido a que las piernas y los pies son los miembros correctos para caminar, con el tiempo empieza a pararse y a caminar. Asimismo orar con nuestra mente nos lleva a orar con nuestro espíritu. Además, ahora sabemos el secreto para orar en el espíritu. No es necesario que comencemos orando en nuestra mente, ya que podemos comenzar invocando el nombre del Señor, diciendo: “Oh Señor Jesús; Señor, te adoro”.De esta manera, podemos comenzar inmediatamente nuestra oración ejercitando nuestro espíritu. (La manera bíblica de reunirse y de servir para la
edificación del Cuerpo de Cristo, pág. 182)
Lectura para hoy
La experiencia cristiana apropiada es que todo lo que seamos y hagamos esté ligado al Dios Triuno…El Dios Triuno está constituido de las riquezas de Cristo, y estas riquezas pueden llegar a ser nuestro disfrute. Los elementos principales de este disfrute— la regeneración, el hecho de ser llenos internamente del Espíritu esencial, y el hecho de ser llenos externamente del Espíritu económico— son experiencias normales, que al mismo tiempo son milagrosas. La única manera de tener todas estas experiencias que son tan normales pero al mismo tiempo tan milagrosas, es ejercitar nuestro espíritu. La práctica de ejercitar el espíritu se desarrolla principalmente en la vida de iglesia apropiada, tal y como ésta se revela en la Biblia. En las denominaciones no se ejercita mucho el espíritu. Aunque en cuanto a este asunto algunos pequeños grupos de cristianos han recibido ayuda, es difícil encontrar alguno donde se dé importancia al ejercicio del espíritu humano. Gracias al Señor, esto es algo que se recalca mucho entre nosotros.
Yo mismo, siendo una persona ya de edad, hago ejercicio con mi cuerpo porque todavía lo necesito. Así que continuamente le doy “mantenimiento” a mi cuerpo para que me sirva mejor. Si no camino por lo menos media hora cada día, podría enfermarme. También ejercito mucho mi alma. Con frecuencia uso diccionarios, lexicones y concordancias, a fin de desarrollar mi entendimiento, mi mente. No obstante, sobre todo, ejercito mi espíritu diariamente. A menudo recibo buenas noticias. Las buenas noticias siempre son de mucho aliento para las personas, pues hacen que se sientan orgullosas de sus logros. Pero si queremos evitar este tipo de corrupción, no debemos permanecer en nuestra mente considerando cuánto otros nos aprecian. Cuanto más ejercitemos nuestra mente de esta manera, más nos corromperemos. Por tanto, siempre que recibamos noticias buenas y alentadoras, debemos tornarnos a nuestro espíritu y ejercitarlo. Por otra parte, es posible que recibamos malas noticias, noticias que nos traen perjuicio, desaliento y tristeza. Al oír esta clase de noticias, uno podría sentirse deprimido y desilusionado. La única manera de mantenernos alejados de esta influencia negativa es ejercitar el espíritu. Aun en los días de calma, cuando no recibo ni buenas ni malas noticias, me gusta ejercitar mi espíritu. Me obligo a mí mismo a orar para fortalecer, entrenar y disciplinar mi espíritu. Me obligo a ejercitar mi espíritu en la oración hasta entrar completamente en el espíritu. Si durante el día llevara una vida corriente, y después viniera en la noche a compartir la palabra en la reunión, no tendría la luz celestial ni podría usar términos tales como normalidad milagrosa. Todos los términos nuevos y frescos que he usado en estos mensajes son producto de mi continuo esfuerzo por ejercitar mi espíritu. Esto es algo que ustedes tienen que hacer también. (La manera bíblica de reunirse y de servir para la edificación del Cuerpo de Cristo, págs. 182-184)
Lectura adicional: La manera bíblica de reunirse y de servir para la edificación del Cuerpo de Cristo, cap. 15; Character, cap. 7
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¡Jesús es el Señor!