ALIMENTO MATUTINO
Sábado
Lectura para hoy
Jn. 17:21 Para que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros; para que el mundo crea que Tú me enviaste.
23 Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo conozca que Tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a Mí me has amado.
Todos los creyentes deben ser uno, como el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre, para que ellos también estén en el Padre y en el Hijo. El Hijo está en los creyentes, y el Padre está en el Hijo, para que los creyentes sean perfeccionados en unidad (Jn. 17:21, 23). Nuestra unidad debe ser igual a la que hay entre los tres del Dios Triuno. De hecho, la unidad de los creyentes es la unidad del Dios Triuno. En el Dios Triuno podemos ser perfeccionados en unidad. La verdadera unidad, entonces, está en el Dios Triuno.
En Juan 14 al 16 el Señor Jesús presentó un mensaje a Sus discípulos, y en Juan 17 oró al Padre. En Su oración de conclusión Él dio a entender que nuestra unidad debe estar en el Dios Triuno, con el Cristo pneumático y el Espíritu consumado. Esta unidad, la cual es la unidad auténtica, es la mezcla de los creyentes con el Dios Triuno. Para tener esta unidad los creyentes tienen que estar en el Dios Triuno como esfera divina y mística. Aquí el Padre está en el Hijo, el Hijo está en los creyentes, y los creyentes están en el Hijo, quien está en el Padre. Esto significa que los creyentes son uno con el Dios Triuno en la esfera divina y mística del Cristo pneumático y del Espíritu consumado.
El ministerio celestial de Cristo es llevado a cabo en la esfera mística, y la obra salvadora orgánica de Dios es lograda de modo concreto en esta esfera. Si nosotros no estamos en ella, no podemos participar en el ministerio celestial de Cristo ni disfrutar de la salvación orgánica que Dios efectúa. (La esfera divina y mística, pág. 47)
El Cristo encarnado (Col.1:22) llevó a cabo Su ministerio terrenal efectuando la obra redentora de Dios, la cual es de carácter jurídico. Esta redención dio por resultado objetivo que Dios perdonara los pecados de los creyentes (Ef. 1:7), los purificara de sus pecados (He.1:3), justificara a los creyentes (Ro. 3:24), reconciliara consigo a los creyentes, quienes antes eran Sus enemigos (5:10a), y santificara para Sí a los creyentes en cuanto a su posición haciéndolos Su pueblo santo (He. 13:12; 10:29).Todos estos aspectos son muy buenos, pero son físicos, terrenales, de carácter jurídico y resultan objetivos para nosotros.
Lo que Cristo llevó a cabo en Su ministerio terrenal era un procedimiento… para que los creyentes pudieran participar de la salvación orgánica, la cual es el propósito de la obra salvadora completa que Dios efectúa… El procedimiento es de carácter jurídico, y el propósito es de carácter orgánico… El procedimiento se realiza en la esfera física, y el propósito se realiza en la esfera mística… Se considera que uno que ha experimentado la redención jurídica de Dios es salvo, pero todavía necesita ser más salvo mediante la obra salvadora orgánica que Dios realiza en cumplimiento de la economía de Dios.
Debemos pasar por la esfera física del ministerio terrenal de Cristo y entrar en algo más elevado, que es la esfera mística del ministerio celestial de Cristo.
Como Espíritu vivificante (Ro. 8:9-10; 2 Co. 3:17-18), Cristo lleva a cabo Su ministerio celestial efectuando la obra salvadora orgánica de Dios… Aquí vemos un contraste marcado: entre lo terrenal y lo celestial, entre lo físico y lo místico, entre lo jurídico y lo orgánico, y entre lo objetivo y lo subjetivo. Los ocho aspectos de la obra salvadora orgánica de Dios son subjetivos para nosotros.
Ningún aspecto de la obra salvadora orgánica de Dios se lleva a cabo mediante el ministerio terrenal de Cristo—el cual es de carácter jurídico y objetivo—, sino mediante Su ministerio celestial de manera orgánica y subjetiva. Hay una gran diferencia entre el ministerio terrenal de Cristo y Su ministerio celestial. Hoy no estamos siendo salvos jurídica y objetivamente mediante el ministerio terrenal de Cristo en la carne; más bien, somos salvos orgánica y subjetivamente mediante el ministerio celestial de Cristo, quien es el Espíritu vivificante. Para experimentar esta salvación orgánica, necesitamos entrar en la esfera mística del ministerio celestial de Cristo. (La esfera divina y mística, págs. 26-27, 31-32)
Lectura adicional: La esfera divina y mística, cap. 2
Witness Lee
Derechos reservados a: Living Stream Ministry
¡Jesús es el Señor!
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Lectura para hoy
Jn. 17:21 Para que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros; para que el mundo crea que Tú me enviaste.
23 Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo conozca que Tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a Mí me has amado.
Todos los creyentes deben ser uno, como el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre, para que ellos también estén en el Padre y en el Hijo. El Hijo está en los creyentes, y el Padre está en el Hijo, para que los creyentes sean perfeccionados en unidad (Jn. 17:21, 23). Nuestra unidad debe ser igual a la que hay entre los tres del Dios Triuno. De hecho, la unidad de los creyentes es la unidad del Dios Triuno. En el Dios Triuno podemos ser perfeccionados en unidad. La verdadera unidad, entonces, está en el Dios Triuno.
En Juan 14 al 16 el Señor Jesús presentó un mensaje a Sus discípulos, y en Juan 17 oró al Padre. En Su oración de conclusión Él dio a entender que nuestra unidad debe estar en el Dios Triuno, con el Cristo pneumático y el Espíritu consumado. Esta unidad, la cual es la unidad auténtica, es la mezcla de los creyentes con el Dios Triuno. Para tener esta unidad los creyentes tienen que estar en el Dios Triuno como esfera divina y mística. Aquí el Padre está en el Hijo, el Hijo está en los creyentes, y los creyentes están en el Hijo, quien está en el Padre. Esto significa que los creyentes son uno con el Dios Triuno en la esfera divina y mística del Cristo pneumático y del Espíritu consumado.
El ministerio celestial de Cristo es llevado a cabo en la esfera mística, y la obra salvadora orgánica de Dios es lograda de modo concreto en esta esfera. Si nosotros no estamos en ella, no podemos participar en el ministerio celestial de Cristo ni disfrutar de la salvación orgánica que Dios efectúa. (La esfera divina y mística, pág. 47)
El Cristo encarnado (Col.1:22) llevó a cabo Su ministerio terrenal efectuando la obra redentora de Dios, la cual es de carácter jurídico. Esta redención dio por resultado objetivo que Dios perdonara los pecados de los creyentes (Ef. 1:7), los purificara de sus pecados (He.1:3), justificara a los creyentes (Ro. 3:24), reconciliara consigo a los creyentes, quienes antes eran Sus enemigos (5:10a), y santificara para Sí a los creyentes en cuanto a su posición haciéndolos Su pueblo santo (He. 13:12; 10:29).Todos estos aspectos son muy buenos, pero son físicos, terrenales, de carácter jurídico y resultan objetivos para nosotros.
Lo que Cristo llevó a cabo en Su ministerio terrenal era un procedimiento… para que los creyentes pudieran participar de la salvación orgánica, la cual es el propósito de la obra salvadora completa que Dios efectúa… El procedimiento es de carácter jurídico, y el propósito es de carácter orgánico… El procedimiento se realiza en la esfera física, y el propósito se realiza en la esfera mística… Se considera que uno que ha experimentado la redención jurídica de Dios es salvo, pero todavía necesita ser más salvo mediante la obra salvadora orgánica que Dios realiza en cumplimiento de la economía de Dios.
Debemos pasar por la esfera física del ministerio terrenal de Cristo y entrar en algo más elevado, que es la esfera mística del ministerio celestial de Cristo.
Como Espíritu vivificante (Ro. 8:9-10; 2 Co. 3:17-18), Cristo lleva a cabo Su ministerio celestial efectuando la obra salvadora orgánica de Dios… Aquí vemos un contraste marcado: entre lo terrenal y lo celestial, entre lo físico y lo místico, entre lo jurídico y lo orgánico, y entre lo objetivo y lo subjetivo. Los ocho aspectos de la obra salvadora orgánica de Dios son subjetivos para nosotros.
Ningún aspecto de la obra salvadora orgánica de Dios se lleva a cabo mediante el ministerio terrenal de Cristo—el cual es de carácter jurídico y objetivo—, sino mediante Su ministerio celestial de manera orgánica y subjetiva. Hay una gran diferencia entre el ministerio terrenal de Cristo y Su ministerio celestial. Hoy no estamos siendo salvos jurídica y objetivamente mediante el ministerio terrenal de Cristo en la carne; más bien, somos salvos orgánica y subjetivamente mediante el ministerio celestial de Cristo, quien es el Espíritu vivificante. Para experimentar esta salvación orgánica, necesitamos entrar en la esfera mística del ministerio celestial de Cristo. (La esfera divina y mística, págs. 26-27, 31-32)
Lectura adicional: La esfera divina y mística, cap. 2
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