SEMANA 11 — DÍA 3
Alimento matutino
1 Co. 3:16-17 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que sois vosotros.
A medida que nos convertimos en oro, plata y piedras preciosas, somos edificados. La edificación depende del crecimiento y la transformación. Cuanto más crecemos, más somos rescatados de nuestro ser natural. Entonces, donde quiera que estemos, podemos fácilmente ser uno con los santos. En esto consiste la edificación. Si verdaderamente hemos sido edificados, no habrá entre nosotros opiniones, disputas, contiendas, preferencias, gustos personales ni haremos comparaciones. Lo único que nos interesará será el Cuerpo del Señor y desearemos formar parte de él. Seremos uno con todos los santos sin importar adónde vayamos. Esto es lo que significa ser edificado con oro, plata y piedras preciosas.
La mayoría de los cristianos de hoy están divididos. Es difícil encontrar a dos creyentes que hayan sido debidamente edificados. La razón por la que hay división y falta de edificación es que los creyentes permanecen en su vida natural, en su ser natural y en sus aspiraciones mundanas. Son muchos los que todavía tienen sus propias preferencias, deseos y predilecciones, lo cual hace imposible que sean verdaderamente uno. Por lo tanto, entre ellos no se manifiesta la vida que es propia del Cuerpo de una manera práctica. (Estudio-vida de 1 Corintios, págs. 282-283)
Lectura para hoy
En 1 Corintios 3:16-17…Pablo nos advierte que no destruyamos el templo de Dios…El templo mencionado en el versículo 16 se refiere a los creyentes colectivamente en cierta localidad, como por ejemplo Corinto. El único templo de Dios que existe en el universo se expresa en muchas localidades en la tierra. Cada expresión es el templo de Dios en esa localidad… El templo se edifica con los creyentes de manera práctica. En cuanto al edificio, primero se deben reunir los materiales; luego, éstos llegan a formar parte del edificio.
En el capítulo 3 Pablo advierte a los corintios que miren cómo edifican. En un sentido positivo, les dice que sobre el fundamento ellos deben edificar con oro, plata y piedras preciosas. En un sentido negativo, les advierte que no destruyan el templo de Dios. La palabra griega que se traduce destruir significa también arruinar, corromper, profanar, estropear. Edificar con madera, heno y hojarasca equivale a arruinar, estropear, el edificio de Dios. Según el contexto del capítulo 3, se puede destruir el templo al poner un fundamento que no sea Cristo o al edificar sobre el fundamento con madera, heno y hojarasca. El hecho de que los corintios decían que eran de Pablo, Apolos o Cefas equivalía a poner otro fundamento, y por ende, a estropear el templo. Además, edificar con cosas naturales equivalía también a arruinar el templo de Dios. Si examinamos los últimos versículos del capítulo 3 conforme
al contexto de los tres primeros capítulos de esta epístola, descubriremos que el concepto de Pablo era que si decimos que somos de alguien, destruimos la iglesia. Pablo parecía decir: “La iglesia está en el proceso de ser edificada, y algunas partes ya han sido edificadas. Así que, no destruyan la iglesia. No la estropeen, no la arruinen ni la profanen. Si edifican la iglesia con lo que ustedes son por naturaleza, profanarán la iglesia. Además, la arruinarán si dicen ser de Apolos, de Cefas o de Pablo. Si destruyen la iglesia de esta manera, Dios los destruirá a ustedes”. Por una parte, ser destruidos por Dios significa ser privados de la bendición, es decir, carecer de la experiencia de alimentar, beber, comer, plantar, regar y crecer, y también perder la oportunidad de obtener el oro, la plata y las piedras preciosas. Por otra parte, ser destruido significa que seremos juzgados con fuego, y que nuestra obra será quemada. Pero si edificamos con oro, plata y piedras preciosas, nuestra obra permanecerá y recibiremos una recompensa (v. 14). Les aliento a orar-leer estos versículos a la luz de lo que hemos visto en este mensaje. Si lo hacen, serán alimentados y les será infundido el elemento divino. Entonces experimentarán más transformación, y la iglesia será más edificada. (Estudio-vida de 1 Corintios, págs. 284-286)
Lectura adicional: Estudio-vida de 1 Corintios, mensaje 32; Cómo ser un colaborador y un anciano y cómo cumplir con sus deberes, cap. 6
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¡Jesús es el Señor
Alimento matutino
1 Co. 3:16-17 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que sois vosotros.
A medida que nos convertimos en oro, plata y piedras preciosas, somos edificados. La edificación depende del crecimiento y la transformación. Cuanto más crecemos, más somos rescatados de nuestro ser natural. Entonces, donde quiera que estemos, podemos fácilmente ser uno con los santos. En esto consiste la edificación. Si verdaderamente hemos sido edificados, no habrá entre nosotros opiniones, disputas, contiendas, preferencias, gustos personales ni haremos comparaciones. Lo único que nos interesará será el Cuerpo del Señor y desearemos formar parte de él. Seremos uno con todos los santos sin importar adónde vayamos. Esto es lo que significa ser edificado con oro, plata y piedras preciosas.
La mayoría de los cristianos de hoy están divididos. Es difícil encontrar a dos creyentes que hayan sido debidamente edificados. La razón por la que hay división y falta de edificación es que los creyentes permanecen en su vida natural, en su ser natural y en sus aspiraciones mundanas. Son muchos los que todavía tienen sus propias preferencias, deseos y predilecciones, lo cual hace imposible que sean verdaderamente uno. Por lo tanto, entre ellos no se manifiesta la vida que es propia del Cuerpo de una manera práctica. (Estudio-vida de 1 Corintios, págs. 282-283)
Lectura para hoy
En 1 Corintios 3:16-17…Pablo nos advierte que no destruyamos el templo de Dios…El templo mencionado en el versículo 16 se refiere a los creyentes colectivamente en cierta localidad, como por ejemplo Corinto. El único templo de Dios que existe en el universo se expresa en muchas localidades en la tierra. Cada expresión es el templo de Dios en esa localidad… El templo se edifica con los creyentes de manera práctica. En cuanto al edificio, primero se deben reunir los materiales; luego, éstos llegan a formar parte del edificio.
En el capítulo 3 Pablo advierte a los corintios que miren cómo edifican. En un sentido positivo, les dice que sobre el fundamento ellos deben edificar con oro, plata y piedras preciosas. En un sentido negativo, les advierte que no destruyan el templo de Dios. La palabra griega que se traduce destruir significa también arruinar, corromper, profanar, estropear. Edificar con madera, heno y hojarasca equivale a arruinar, estropear, el edificio de Dios. Según el contexto del capítulo 3, se puede destruir el templo al poner un fundamento que no sea Cristo o al edificar sobre el fundamento con madera, heno y hojarasca. El hecho de que los corintios decían que eran de Pablo, Apolos o Cefas equivalía a poner otro fundamento, y por ende, a estropear el templo. Además, edificar con cosas naturales equivalía también a arruinar el templo de Dios. Si examinamos los últimos versículos del capítulo 3 conforme
al contexto de los tres primeros capítulos de esta epístola, descubriremos que el concepto de Pablo era que si decimos que somos de alguien, destruimos la iglesia. Pablo parecía decir: “La iglesia está en el proceso de ser edificada, y algunas partes ya han sido edificadas. Así que, no destruyan la iglesia. No la estropeen, no la arruinen ni la profanen. Si edifican la iglesia con lo que ustedes son por naturaleza, profanarán la iglesia. Además, la arruinarán si dicen ser de Apolos, de Cefas o de Pablo. Si destruyen la iglesia de esta manera, Dios los destruirá a ustedes”. Por una parte, ser destruidos por Dios significa ser privados de la bendición, es decir, carecer de la experiencia de alimentar, beber, comer, plantar, regar y crecer, y también perder la oportunidad de obtener el oro, la plata y las piedras preciosas. Por otra parte, ser destruido significa que seremos juzgados con fuego, y que nuestra obra será quemada. Pero si edificamos con oro, plata y piedras preciosas, nuestra obra permanecerá y recibiremos una recompensa (v. 14). Les aliento a orar-leer estos versículos a la luz de lo que hemos visto en este mensaje. Si lo hacen, serán alimentados y les será infundido el elemento divino. Entonces experimentarán más transformación, y la iglesia será más edificada. (Estudio-vida de 1 Corintios, págs. 284-286)
Lectura adicional: Estudio-vida de 1 Corintios, mensaje 32; Cómo ser un colaborador y un anciano y cómo cumplir con sus deberes, cap. 6
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