SEMANA 10 — DÍA 3
Alimento matutino
Ef. 1:17 Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de Él.
22-23 Y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Ro. 12:5 Así nosotros, siendo muchos, somos un solo Cuerpo en Cristo y miembros cada uno en particular, los unos de los otros.
El significado esencial y cristalizado del Cuerpo de Cristo es que el Dios Triuno se mezcla con Su pueblo escogido y redimido hasta formar una sola entidad, una entidad constituida por Dios y el hombre. A menos que comprendamos [esto] … no podremos llevar a cabo lo que procuramos realizar hoy en la iglesia. Si comprendemos dicho significado esencial, no encontraremos ninguna dificultad.
En el Nuevo Testamento no se trata de la unidad de la iglesia; la unidad no es algo que concierne a la iglesia, sino al Cuerpo. La oración que el Señor hizo por los creyentes en Juan 17 era una oración concerniente a todo el Cuerpo. Él oró diciendo: “Padre santo, guárdalos en Tu nombre, el cual me has dado, para que sean uno, así como Nosotros…para que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros” (vs. 11b, 21). Los creyentes pueden experimentar esta unidad únicamente si están en el Padre que es santo, en el Hijo que es santo y en la santa Trinidad.
(The Governing and Controlling Vision in the Bible, págs. 28-29)
Lectura para hoy
La unidad a la cual el Señor aspiraba y por la cual oraba —según Juan 17— es la unidad del Espíritu descrita en Efesios 4:3-6. Es imprescindible que veamos que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, el cual es una entidad constituida por el Dios Triuno y aquellos que Él escogió y redimió. En este Cuerpo se halla la realidad de la unidad. La unidad genuina no corresponde a la iglesia, sino al Cuerpo; la verdadera unidad es la unidad orgánica del Cuerpo. En una localidad, esta unidad es llamada la unanimidad. Sin la unidad del Cuerpo, no sería posible la unanimidad en la iglesia.
El hermano Nee verdaderamente conocía a Cristo y al Cuerpo. Él no realizó la obra para sí mismo en absoluto; él no tenía una obra propia. Él jamás intentó “poner en su bolsillo” ninguna de las iglesias que fueron levantadas por él. El hermano Nee fue el pionero, y yo soy su seguidor…Ni el hermano Nee ni yo llevamos a cabo una obra de índole personal; nuestra obra es la obra de recobro que el Señor realiza. El recobro del Señor tiene como fin la edificación del Cuerpo de Cristo.
A partir de 1984 he convocado una serie de reuniones para ancianos y colaboradores, las mismas que fueron convocadas con carácter de urgencia…debido a que observé que entre nosotros se desarrollaba cierta tendencia hacia la división … Dije entonces que la era del feudalismo había llegado a su fin y que ninguno de nosotros debía realizar la obra de los señores feudales. Los colaboradores deben ir a otros lugares a laborar, pero jamás deben ir a tales lugares para construir “castillos”, a realizar la obra que es propia de los señores feudales; más bien, ellos únicamente deben llevar a cabo la obra del recobro del Señor. Si todos nosotros realizamos la obra del recobro del Señor, sólo habrá un solo Cuerpo. Si unas tres o cinco personas que comparten el mismo parecer comienzan a trabajar en una pequeña región, el resultado de dicha obra no será la unidad ni la unanimidad; más bien, el resultado será que ello causará división. Ésta es precisamente la razón por la que se suscitaron ciertos disturbios en años recientes.
En los primeros días de la iglesia en Taipei, estábamos subdivididos en cuatro o cinco salones de reunión. En cierto salón se congregaban diversas personas que se unieron en unanimidad con el fin de llevar a cabo su propia obra. Así pues, su unanimidad incluía únicamente a quienes estaban unidos a ellos y excluía a todos los demás que se congregaban en los otros salones. Como resultado de ello, aquel salón se convirtió en un pequeño feudo o fortaleza en la que ellos eran los señores feudales. Si a una iglesia local no le importan las otras iglesias locales, tal iglesia se convierte en un feudo o fortaleza que está regido por un señor feudal. Toda persona que realice tal clase de obra —una obra que es propia de una pequeña fortaleza, un feudo, donde rigen señores feudales— no tendrá una vida espiritual prolongada…Todos tenemos que ver el Cuerpo y realizar la obra que es propia del Cuerpo. Todos nuestros problemas … se deben a que nos falta ver el Cuerpo.
Nosotros, pues, tenemos que ver que el Cuerpo de Cristo no es la unidad que se halla en una localidad, sino la unidad del Cuerpo, la unidad del Espíritu. Hay miles de iglesias locales, pero el Espíritu es uno solo. En el Cuerpo es imprescindible que guardemos la unidad del Espíritu; en la iglesia y entre las iglesias locales, es menester que seamos unánimes. En esto consiste la verdadera unidad. (The Governing and Controlling Vision in the Bible, págs. 29-34) Lectura adicional: The Governing and Controlling Vision in the Bible,
cap. 2; The Problems Causing the Turmoilsinthe Church Life ,cap. 2
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!
Alimento matutino
Ef. 1:17 Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de Él.
22-23 Y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Ro. 12:5 Así nosotros, siendo muchos, somos un solo Cuerpo en Cristo y miembros cada uno en particular, los unos de los otros.
El significado esencial y cristalizado del Cuerpo de Cristo es que el Dios Triuno se mezcla con Su pueblo escogido y redimido hasta formar una sola entidad, una entidad constituida por Dios y el hombre. A menos que comprendamos [esto] … no podremos llevar a cabo lo que procuramos realizar hoy en la iglesia. Si comprendemos dicho significado esencial, no encontraremos ninguna dificultad.
En el Nuevo Testamento no se trata de la unidad de la iglesia; la unidad no es algo que concierne a la iglesia, sino al Cuerpo. La oración que el Señor hizo por los creyentes en Juan 17 era una oración concerniente a todo el Cuerpo. Él oró diciendo: “Padre santo, guárdalos en Tu nombre, el cual me has dado, para que sean uno, así como Nosotros…para que todos sean uno; como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros” (vs. 11b, 21). Los creyentes pueden experimentar esta unidad únicamente si están en el Padre que es santo, en el Hijo que es santo y en la santa Trinidad.
(The Governing and Controlling Vision in the Bible, págs. 28-29)
Lectura para hoy
La unidad a la cual el Señor aspiraba y por la cual oraba —según Juan 17— es la unidad del Espíritu descrita en Efesios 4:3-6. Es imprescindible que veamos que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, el cual es una entidad constituida por el Dios Triuno y aquellos que Él escogió y redimió. En este Cuerpo se halla la realidad de la unidad. La unidad genuina no corresponde a la iglesia, sino al Cuerpo; la verdadera unidad es la unidad orgánica del Cuerpo. En una localidad, esta unidad es llamada la unanimidad. Sin la unidad del Cuerpo, no sería posible la unanimidad en la iglesia.
El hermano Nee verdaderamente conocía a Cristo y al Cuerpo. Él no realizó la obra para sí mismo en absoluto; él no tenía una obra propia. Él jamás intentó “poner en su bolsillo” ninguna de las iglesias que fueron levantadas por él. El hermano Nee fue el pionero, y yo soy su seguidor…Ni el hermano Nee ni yo llevamos a cabo una obra de índole personal; nuestra obra es la obra de recobro que el Señor realiza. El recobro del Señor tiene como fin la edificación del Cuerpo de Cristo.
A partir de 1984 he convocado una serie de reuniones para ancianos y colaboradores, las mismas que fueron convocadas con carácter de urgencia…debido a que observé que entre nosotros se desarrollaba cierta tendencia hacia la división … Dije entonces que la era del feudalismo había llegado a su fin y que ninguno de nosotros debía realizar la obra de los señores feudales. Los colaboradores deben ir a otros lugares a laborar, pero jamás deben ir a tales lugares para construir “castillos”, a realizar la obra que es propia de los señores feudales; más bien, ellos únicamente deben llevar a cabo la obra del recobro del Señor. Si todos nosotros realizamos la obra del recobro del Señor, sólo habrá un solo Cuerpo. Si unas tres o cinco personas que comparten el mismo parecer comienzan a trabajar en una pequeña región, el resultado de dicha obra no será la unidad ni la unanimidad; más bien, el resultado será que ello causará división. Ésta es precisamente la razón por la que se suscitaron ciertos disturbios en años recientes.
En los primeros días de la iglesia en Taipei, estábamos subdivididos en cuatro o cinco salones de reunión. En cierto salón se congregaban diversas personas que se unieron en unanimidad con el fin de llevar a cabo su propia obra. Así pues, su unanimidad incluía únicamente a quienes estaban unidos a ellos y excluía a todos los demás que se congregaban en los otros salones. Como resultado de ello, aquel salón se convirtió en un pequeño feudo o fortaleza en la que ellos eran los señores feudales. Si a una iglesia local no le importan las otras iglesias locales, tal iglesia se convierte en un feudo o fortaleza que está regido por un señor feudal. Toda persona que realice tal clase de obra —una obra que es propia de una pequeña fortaleza, un feudo, donde rigen señores feudales— no tendrá una vida espiritual prolongada…Todos tenemos que ver el Cuerpo y realizar la obra que es propia del Cuerpo. Todos nuestros problemas … se deben a que nos falta ver el Cuerpo.
Nosotros, pues, tenemos que ver que el Cuerpo de Cristo no es la unidad que se halla en una localidad, sino la unidad del Cuerpo, la unidad del Espíritu. Hay miles de iglesias locales, pero el Espíritu es uno solo. En el Cuerpo es imprescindible que guardemos la unidad del Espíritu; en la iglesia y entre las iglesias locales, es menester que seamos unánimes. En esto consiste la verdadera unidad. (The Governing and Controlling Vision in the Bible, págs. 29-34) Lectura adicional: The Governing and Controlling Vision in the Bible,
cap. 2; The Problems Causing the Turmoilsinthe Church Life ,cap. 2
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¡Jesús es el Señor!