ALIMENTO DIARIO Y MATUTINO

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5 Septiembre 2001
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ALIMENTO DIARIO Y MATUTINO
PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 17--- Pablo escribe la Epístola a los Gálatas
Martes --- Leer con oración: Hch. 15:1,5; 1 Co.15:45; 1 Jn.2:20,27
"El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica" (2 Co.3:6)
PRACTICAR LA VERDAD A FIN DE QUE SE VUELVA NUESTRA REALIDAD
En la iglesia en Jerusalén había un problema: los judíos, los fariseos y los sacerdotes que habían creído continuaron guardando la ley de Moisés, la circuncisión y otras prácticas del Antiguo Testamento (Hch 15:1-5), un yugo que ni aun los mismos judíos lograban soportar. Ellos ya deberían estar libres de la ley a fin de no vivir más bajo la esclavitud, deberían estar en Cristo y vivir de acuerdo con la dirección del Espíritu. El Señor ya se hizo el Espíritu que da vida (1 Co.15:45) y hoy, como la consumación del Dios Triuno procesado, habita de manera real y práctica en nuestro espíritu. Este Espíritu actúa en nosotros como la unción en nuestro interior y nos enseña todas las cosas (1 Jn 2:20, 27). .
Nosotros, que somos salvos y fuimos colocados por Dios en la iglesia, seguimos la dirección de la unción en nuestro interior. Así como es necesario lubricar un engranaje para que no haya ruidos o roces entre las piezas, la unción en nosotros es un "lubricante". En una situación normal, nosotros siempre invocamos el nombre del Señor, esto es, disfrutar de la unción, es decir, ser "lubricado" por el Espíritu. Cuando somos sensibles al hablar del Espíritu Santo en nuestro espíritu, no necesitamos que alguien nos enseñe; ya que la unción misma nos enseña. Ya hemos sido rescatados de la maldición de la ley (Gá.3:13) y vivimos hoy en la libertad del Espíritu. Los judíos que se convirtieron trajeron consigo las prácticas del Antiguo Testamento e introdujeron en la iglesia las cosas del judaísmo. El segundo período de 2000 años, desde Moisés hasta Cristo fue la dispensación de la ley, y los que guardaban la ley eran justificados delante de Dios. Pero en los terceros 2000 años, la dispensación cambió: el mismo Dios se encarnó y vino a ser un hombre, murió y resucitó, y se hizo el Espíritu (Jn.1:1,14; 1 Co.15:45). En la tarde del día de la resurrección, el Señor se apareció en medio de los discípulos, sopló en ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo" (Jn. 20:22). El Espíritu entró en ellos, en Su aspecto esencial, regenerándolos y haciéndolos un nuevo hombre.
En la iglesia en Jerusalén había un grupo de personas que aún estaba en la vieja dispensación y buscaba guardar la ley. Esa situación no era normal, pues la nueva dispensación es en el Espíritu; no se puede mezclar el Espíritu con la ley. Tal vez hoy algunos digan que no existe el peligro de que esto suceda con nosotros. Sin embargo, si permitimos que las muchas doctrinas, que sustituyen a Cristo, sustituyan nuestro vivir en el Espíritu, esto es lo mismo que guardar la ley.
En nuestro medio, damos mucho énfasis a las verdades. Si las practicamos, éstas se transformarán en realidad, y eso es muy bueno. Pero, si no las practicamos y simplemente las tomamos como doctrina, eso nada tiene que ver con la vida y el resultado será muerte. El Señor dijo que los fariseos examinaban las escrituras porque ellos creían que en ellas estaba la vida eterna, pero no querían ir a Él para tener vida (Jn.5:39-40). Hay muchas verdades en la Biblia y éstas contienen vida, pero si solamente las estudiamos con la mente y no con el espíritu, sucederá lo que Pablo dijo en 2 Corintios 3:6a: "La letra mata", No nos interesa sólo escudriñar las Escrituras; lo que nos importa en nuestra práctica es ejercitar el espíritu, donde habita el Espíritu, la consumación del Dios Triuno.

Punto clave: Invocar el nombre del Señor para ser "lubricado" por el Espíritu
Pregunta: ¿Cuál es la relación de 2 Corintios 3:6 con nuestra práctica en la vida de la iglesia?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
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SEMANA 4 — DÍA 2
Alimento matutino
Ef. 6:10-12 Por lo demás, fortaleceos en el Señor, y en el poder de Su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las estratagemas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores del mundo de estas tinieblas, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Números 21:1-3 y 21-35 revelan que los hijos de Israel derrotaron a los reyes de Arad, de los amorreos y de Basán… Su territorio se encontraba al este del Jordán. Para entrar en la buena tierra, los hijos de Israel tenían que pasar por el territorio controlado por esos reyes, los cuales guardaban la tierra de Canaán para el uso de Satanás. Estos reyes, por tanto, eran los guardias del reino de las tinieblas, y tenían que ser derrotados antes que los hijos de Israel pudieran entrar a la tierra que Satanás había usurpado y ocupado. (Life-study of Numbers, pág. 239)
Lectura para hoy
En tipología, Canaán representa la región de los aires, la parte celestial, del reino tenebroso de Satanás. Mateo 12:26 nos da a entender que Satanás tiene un reino. Como príncipe de este mundo (Jn. 12:31) y como príncipe de la potestad del aire (Ef. 2:2), Satanás tiene su potestad (Hch. 26:18) y sus ángeles (Mt. 25:41), los cuales son sus subordinados en calidad de principados, potestades y gobernadores de las tinieblas de este mundo (Ef. 6:12). Así que, él tiene su reino, la potestad de las tinieblas (Col. 1:13). Satanás y su reino están en guerra, en enemistad, con Dios y con el reino de Dios. Anteriormente, nosotros estábamos en el reino de Satanás, pero la salvación de Dios nos trasladó del reino de las tinieblas al reino del Hijo amado de Dios (v. 13).Ahora ya no estamos en el reino de Satanás, sino en el reino de Dios.
Si estudiamos la tipología con detenimiento, veremos que Canaán poseía dos características. Por una parte, Canaán era una tierra de riquezas, según se revela en Deuteronomio 8… Por otra parte, Canaán era una tierra llena de personas malignas y enemigos, todos los cuales debían ser erradicados por los hijos de Israel. Esta característica, o aspecto, de Canaán representa la parte más maligna del reino tenebroso de Satanás.
Efesios es un libro que trata del Cristo todo-inclusivo. Efesios 3:8 nos dice que las riquezas de Cristo son inescrutables. Para disfrutar a tal Cristo, debemos pelear contra los enemigos espirituales, contra las “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12). Debemos derrotar y aplastar a los enemigos representados por el rey de Arad, por Sehón rey de los amorreos y por Og rey de Basán. Todos debemos tener presente que los cananeos
tipifican a los ángeles caídos, quienes se han convertido en las potestades, gobernadores y principados del reino de Satanás, y que se libra una guerra entre estos espíritus malignos y la iglesia. La tipología de Números 21 nos muestra cómo pelear en esta guerra. La destrucción total de estos guardias mencionados en este capítulo indica que debemos derrotar a los espíritus malignos del reino de Satanás.
Es posible que en nuestra experiencia cristiana no nos percatemos mucho de la batalla espiritual de la cual hemos venido hablando. Cuando pensamos en la guerra espiritual, es posible que nos imaginemos la guerra entre nuestro espíritu y nuestra carne, o la lucha contra el pecado y la mundanalidad. Sin embargo, la guerra contra el pecado, el mundo y la carne es el nivel más bajo de la guerra espiritual. El nivel más elevado de la guerra espiritual es la lucha que se libra en la esfera espiritual contra los espíritus malignos y contra los demonios.
En Números, al sonido de la trompeta se le llamaba alarma porque, de acuerdo con la manera de pensar de Dios, los hijos de Israel estaban continuamente en guerra. En cualquier momento ellos podían oír la alarma que anunciaba el combate. Cuando tenían que emprender el viaje, tenían que hacerlo como si fueran a una batalla. Esto significa que nuestro andar cristiano, nuestro mover como cristianos, se lleva a cabo en una actitud de guerra. Sin embargo, muy a menudo hemos sido negligentes en este asunto y hemos sufrido a causa de ello. En cuanto a ciertos pasos que hemos dado, hemos sufrido mucho por no percatarnos de que estábamos en una batalla. Nosotros siempre estamos en guerra, y por eso debemos estar siempre pendientes del sonido de la alarma. (Life-study of Numbers, págs. 239-241, 243, 120-121)
Lectura adicional: Life-study of Numbers, mensajes 16, 32, 53
Witness Lee
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