Alimento diario y matutino

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5 Septiembre 2001
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PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 13 --- El llamado de Macedonia
Viernes --- Leer con oración: 1 Co 2:14; Hch 16:6-7; Ro 8:14; Gá 5:25
“Y atravesaron la región de Frigia y de Galacia, habiéndoles prohibido el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió” (Hch 16:6-7)
ANDAR POR EL ESPÍRITU, SEGUIR EL ESPÍRITU Y SER GUIADOS POR EL ESPÍRITU
La situación de las iglesias de Galacia en la época de Pablo debe ser un espejo para nosotros hoy. No podemos permitir que nada que no sea Cristo entre en las iglesias. En la época de los apóstoles, las enseñanzas diferentes provenían de la ley. El problema hoy, son las cosas que provienen del alma natural, no transformadas. Quién es atraído por las cosas del alma, es del alma, o sea, es anímico, natural (cfr. 1 Co 2:14). Necesitamos orientar a los hermanos y conducirlos al Espíritu, por medio de las prácticas saludables de invocar el nombre del Señor, leer-orar la Palabra; para que en las reuniones, ellos liberen el espíritu, compartan la palabra del Señor, y permanezcan en la comunión y en la enseñanza de los apóstoles. En nuestro cuidado de unos para con otros, debemos conducir a todos los hermanos al Espíritu.
Cuando alguno está enfermo, es necesario medicarlo para que ssu cuerpo tenga como combatir la enfermedad. Por otro lado, necesita alimentarse adecuadamente y reposar con el fin de que esté saludable e impedir así la actuación de los virus. Debemos ayudar a que todos tengan buena salud espiritual y crecimiento de vida por medio de las prácticas saludables de la vida cristiana, y cuanto más la vida de Dios es agregada, todos tendrán más espíritu de discernimiento y cuando alguien llegue a los oídos de los santos a soplar alguna duda, estarán firmes en la verdad y podrán rechazar cualquier viento de doctrina. Vacunar o medicar a alguien aún no es suficiente, debemos llevar a los hermanos al Espíritu que habita en su espíritu. Además, debemos conducir a los santos a llenarse del Espíritu interiormente y a ser revestidos del Espíritu exteriormente, el Espíritu de poder. De este modo, podrán rechazar las cosas negativas y proseguir positivamente en la vida de la iglesia y con el Señor.
Debemos andar por el Espíritu, seguir al Espíritu y ser guiados por el Espíritu. Cuando alguien nos dice cosas negativas, volvámonos a nuestro espíritu que está mezclado con el Señor y digamos: “¡Oh, Señor Jesús! Algunos quieren traerme palabras negativas, sálvame”. Tenemos que ser guiados por el Espíritu, así como Pablo después de haber trabajado en la región de Galacia en Hechos 16:6-7 dice: “Y atravesaron la región de Frigia y de Galacia, habiéndoles prohibido el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió”. Un sentir interior proveniente del Espíritu no les permitió predicar el evangelio en Asia. Así como el Espíritu que sabe todas las cosas dirigió a los apóstoles en aquella ocasión, seamos también cada uno de nosotros sensibles al guiar del Espíritu hoy (cfr. Ro 8:14; Gá 5:25).
Silas, que fuera recientemente agregado al cuerpo de obreros, era uno de los principales entre los hermanos de la iglesia en Jerusalén y fue uno de los que viniera de allá para leer la carta de la iglesia en Jerusalén a los gentiles, juntamente con un hermano llamado Judas. Judas regresó a Jerusalén, pero Silas no lo hizo, porque sintió que debería permanecer en Antioquía. En Hechos 13 vemos que los cinco hermanos responsables en Antioquía estaban llenos del Espíritu, oraban en el Espíritu, dando oportunidad al Espíritu que les dijera cómo proseguir. Ciertamente ese fue un excelente aprendizaje para Pablo, pues en su segundo viaje> ministerial, el Espíritu habló con él impidiéndole avanzar. Esa también fue una gran experiencia y un gran aprendizaje para Silas.
Punto Clave: Todo por el Espíritu
Pregunta: ¿Cómo podemos conducir saludablemente a los hermanos al Espíritu?
Dong Yu Lan
¡Jesús es el Señor!

SEMANA 4 — DÍA 5 70
Alimento matutino
Éx. 21:5-6 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.
En Éxodo 21:1-6 el esclavo tipifica a Cristo. El Señor Jesús vivió en la tierra como un esclavo; en el nivel de la vida más humilde, el Señor cumplió el requisito de la primera ordenanza de la ley acerca de nuestra relación con los demás.
Según Éxodo 21, un esclavo que amaba a su amo y deseaba permanecer a su servicio era llevado a un poste, y su oreja era horadada con una lesna (vs. 5-6). Esto indica que el oído de un esclavo debía estar abierto para oír la voz de su amo.
En Juan 14:31 el Señor Jesús dijo: “Mas esto es para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago”. Puesto que el Señor Jesús amó a Dios el Padre, Él guardó la palabra del Padre no solamente como Hijo, sino más aún como esclavo. Él escuchó a Dios y cumplió Su voluntad al guardar Su palabra. Según la voluntad de Dios, el Señor Jesús había de morir en la cruz para redimir a Su pueblo escogido. El Padre dio este mandamiento al Señor, y en Su amor por el Padre, el Señor le obedeció como esclavo y fue a la cruz. Por tanto, Su muerte en la cruz fue un acto de obediencia. Pablo afirma que Cristo llegó a ser “obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:8). Por obediencia a Dios, Cristo murió de una manera vergonzosa. Él murió como un criminal, un malhechor, crucificado según la costumbre romana. Sólo un esclavo estaría dispuesto a morir de esta manera. (Estudio-vida de Éxodo, págs. 790-791)
Lectura para hoy
El Señor Jesús llegó a ser un esclavo y, como tal, enseñó a Sus discípulos, en el momento en que ellos se esforzaban por ser los primeros, que debían tomar la posición de un esclavo. Él les dijo: “El que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro esclavo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos” (Mt.20:27-28).
Según Éxodo 21:2, un esclavo hebreo era liberado después de servir a su amo durante seis años. Si él obtenía una esposa e hijos durante sus años de cautiverio, él debía dejarlos como propiedad de su amo y salir solo (v.4).No obstante, el esclavo podía decir: “Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre” (v. 5). Aquí vemos que el hecho de seguir como esclavo no es un requisito legal, sino un asunto de amor. Por amor a su amo, a su esposa, y a sus hijos, el esclavo no quería salir libre. Por el contrario, él quería servir a su amo para siempre. El amor era la base de su servicio continuo.
Nosotros los que creemos en Cristo debemos ser Sus esclavos. Debemos decir: “Oh Señor, te amo. Tengo la libertad de salir, pero no quiero hacerlo. Te amo, amo la iglesia, y amo a Tus hijos”…El Nuevo y el Antiguo Testamento indican que el pueblo de Dios necesita el espíritu de un esclavo.
Los ancianos en las iglesias deben estar conscientes de que si no están dispuestos a ser esclavos, no pueden ser ancianos apropiados. Cada anciano debe ser un esclavo. Ésta fue la razón por la cual el Señor Jesús enseñó a Sus discípulos a no ser superiores a los demás, sino, más bien, colocarse a sí mismos por debajo de los demás y ser sus esclavos. En la vida de iglesia no existen rangos. Todos somos hermanos, y todos debemos servir como esclavos.
Sólo aquellos que están dispuestos a ser esclavos pueden quedarse permanentemente en la vida de iglesia. No importa cómo me traten los santos, no tengo otra alternativa que quedarme en la vida de iglesia. La iglesia es el hogar de mi Padre y de todos Sus hijos. No soy más que uno de Sus esclavos, que lo ama a Él, que ama a la iglesia, y a todos Sus hijos…Si tenemos el espíritu y el amor de un esclavo, nos resultará fácil obedecer. El amor siempre
precede a la obediencia.
Nosotros los que creemos en Cristo, le pertenecemos, y poseemos Su vida—que es una vida de sacrificio—, también debemos ser esclavos que aman a Dios, a la iglesia y al pueblo de Dios. Con este amor como motivación, debemos ser esclavos que se sacrifican y sirven. (Estudio-vida de Éxodo, págs. 793-795, 796)
Lectura adicional: Estudio-vida de Éxodo ,mensaje 68; Consecration Witness Lee
¡Jesús es el Señor!