Alimento diario y matutino (viernes)

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5 Septiembre 2001
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Alimento diario y matutino (viernes)
El ministerio orgánico de Juan – Las cuatro grandes visiones
Semana 3--- El ministerio del apóstol Pablo
Leer con oración: Hch.21:17, 19-24, 28
EL REGISTRO DE
LA ECONOMÍA NEO TESTAMENTARIA DE DIOS
Al llegar a Jerusalén, Pablo y sus compañeros fueron recibidos con gozo (Hch 21:17). Al día siguiente Pablo les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por medio de su ministerio (v.19). Los hermanos dieron gloria Dios, pero le dijeron: "Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley" (vs.20-24). Pablo fue subyugado por la atmósfera reinante del judaísmo en Jerusalén y aceptó hacer el voto de nazareo.
Sin embargo, el Señor aún quería salvarlo y por eso, en el séptimo día, en el momento de cumplir el voto, vinieron algunos de Asia, y viendo a Pablo en el templo alborotaron al pueblo diciendo: "Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar" (v.28). Con el alboroto que se levantó, Pablo fue preso y no logró cumplir el voto. Si lo hubiese cumplido, su ministerio se acabaría, y a partir de allí, la Biblia ya no registraría nada sobre él en Hechos. Pero ¡Alabado sea el Señor, pues Él levantó circunstancias para rescatado de ese retroceso! .
Cuando se levantó el disturbio entre los judíos contra Pablo, el Señor usó a un oficial romano, tribuno de la compañía, para salvarle la vida. Al percibir que Pablo corría peligro, el tribuno y los soldados lo tomaron y lo libraron de ser golpeado Pablo no fue muerto por causa de él. ¡Esta fue una gran liberación de parte de Dios!
Desde Jerusalén, Pablo fue llevado por el tribuno para Cesárea, donde quedó bajo custodia romana. En ese período, cada vez que presentaba su defensa, Pablo daba testimonio del Señor, como Su testigo fiel. Aunque los judíos hicieron varios planes para quitarle la vida, él fue preservado por la soberanía del Señor. Finalmente, cuando las autoridades romanas quisieron mandarlo de regreso a Jerusalén, Pablo apeló a César. Así que, quedó comprobado que él no tenía ningún delito y podría ser liberado, pero como había apelado a César, la causa sería juzgada en Roma.
El Señor aún quería usarlo, no necesariamente en la predicación del evangelio, o visitando las ciudades a fin de levantar iglesias, sino para registrar por escrito toda la visión que le fue dada. Él se quedó cerca de dos años preso en Cesaréa, y dos años más preso en Roma. Estando ya en la prisión, no se ve que haya predicado mucho el evangelio, a pesar de que sabemos que los soldados fueron salvos. Hasta el mismo Onésimo fue salvo y llegó a ser después su colaborador. Pablo no hizo mucha obra después de esto, pero el Señor lo preservó porque hasta entonces, Pablo había escrito sólo seis epístolas:
Gálatas, 1 Y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios y Romanos. Había aún ocho epístolas por ser escritas. El Señor quería que registrase todo lo relacionado con la economía neotestamentaria de Dios, conforme a la visión que el Señor mismo le diera. ¡Alabado sea el Señor por Su soberanía!
Punto clave: El Señor nos libra de retroceder
Pregunta: ¿Qué sucedería con el ministerio de Pablo si hubiese cumplido el voto?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
SEMANA 10 — DÍA 5
Alimento matutino
1 Co. 12:24-27 …Dios concertó el cuerpo … para que … los miembros tengan la misma solicitud los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Ahora bien, vosotros sois el Cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Debido a que somos miembros del Cuerpo de Cristo, debemos ser sensibles con respecto al Cuerpo. Primero, debemos hacer nuestro el sentir de la Cabeza. En Filipenses 1:8 Pablo dijo: “Os añoro a todos vosotros con el entrañable amor de Cristo Jesús”. Esto significa que Pablo hizo suyo el entrañable amor de Cristo Jesús al cuidar de la iglesia. También significa que él cuidaba del Cuerpo de Cristo al hacer suyo el sentir de Cristo. El sentimiento de Cristo llegó a ser el sentimiento que Pablo tenía con respecto al Cuerpo. Al igual que Pablo, todos debemos hacer nuestro el sentir de la Cabeza. Esto es muy necesario para llevar la vida del Cuerpo…Para llevar tal vida, debemos interesarnos por los demás miembros y ser muy sensibles con respecto al Cuerpo [1 Co. 12:25b-26].
Si nosotros como miembros compartimos el sentir de la Cabeza en todo y mostramos el debido interés por el Cuerpo, tomaremos el Cuerpo como la norma que rige nuestros pensamientos, consideraciones, palabras y acciones. Debemos negarnos a nosotros mismos e identificarnos con el Cuerpo. Si hacemos esto, no estaremos separados ni desconectados del Cuerpo, y la vida que llevemos será completamente la vida del Cuerpo, y el Señor obtendrá la expresión de Su Cuerpo. (La unidad y la unanimidad según la aspiración del
Señor y la vida y el servicio del Cuerpo según Su deleite, págs. 41-42) El sentir del Cuerpo es un sentir muy tierno y delicado. Es un sentir que es producido por la operación del Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo … Cuanto más libertad le demos al Espíritu Santo en nosotros, más sensibles nos volveremos con respecto al Cuerpo. (The Elders’ Management of theChurch,págs.224-225)
Lectura para hoy
La comunión en el Cuerpo no sólo incluye recibir ayuda de los demás miembros, sino también prestar ayuda a otros miembros. El Cuerpo ejerce su función en mutualidad. La mutualidad caracteriza al Cuerpo…Ser un mero espectador o un observador es contrario al vivir que corresponde al Cuerpo. Todos los cristianos deben participar en la reunión y suministrar algo a los demás miembros. Esta clase de suministración es el ministerio y la función de los miembros… Cada miembro debe suministrar algo al Cuerpo, tener comunión y ejercer su función en el Cuerpo. Ésta es una ley que opera en el Cuerpo. En el cuerpo físico ninguno de los miembros puede dejar de ejercer su función sin que cause un gran perjuicio a todo el cuerpo. Esto también se aplica al Cuerpo de Cristo.
En la reunión de la iglesia cada miembro debe funcionar según lo guíe el Espíritu Santo. En 1 Corintios 14:26 dice: “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene enseñanza, tiene revelación…Hágase todo para edificación”. A pesar de esto, muchos vienen a la reunión como espectadores. Ellos son una carga pesada para el Cuerpo … Cada vez que usted venga a una reunión, debe entrar en la comunión. El fluir de vida debe estar presente en cada creyente.
Si un miembro deja de ejercer su función, no sólo los demás miembros sufren pérdida, sino que también él mismo se empobrece. Yo me enriquezco abasteciendo a los demás. Cuando sacio la sed de otros, sacio mi propia sed … Cuando satisfacemos a otros, nosotros mismos somos alimentados. Cuando llevamos las cargas de otros, nuestra propia carga se hace liviana.
Cada vez que dejamos de ejercer nuestra función, impedimos que fluya la vida de Dios. Cuando vengamos a la reunión, tenemos que abrir nuestra boca, liberar la vida divina y participar en el ministerio del Cuerpo… Es crucial que hoy todos recibamos la revelación acerca de la realidad del Cuerpo, y seamos introducidos en la vida del mismo. Entonces veremos que somos miembros del Cuerpo de Cristo, que necesitamos la protección y la limitación del Cuerpo, y que necesitamos ejercer nuestra función en el Cuerpo y abastecer a los demás miembros a fin de que la vida pueda fluir en el Cuerpo sin ningún impedimento. (Watchman Nee, El misterio de Cristo, págs. 28-30)
Lectura adicional: The Elders’ Management of the Church, págs. 223-227; La unidad y la unanimidad según la aspiración del Señor y la vida y el servicio del Cuerpo según Su deleite, cap. 3
Witness Lee
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