ALIMENTO DIARIO Y MATUTINO (Miércoles)

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5 Septiembre 2001
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Hechos de los apóstoles
Semana 19 --- El tercer viaje de Pablo
Miércoles --- Leer con oración: Hch 18:23-28; 21:17; 19:1; Ro 16:3-4
“Le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios” (Hch 18:26b)
AYUDAR A OTROS CON LA AYUDA QUE RECIBIMOS
Conforme a lo que vimos ayer, Pablo permaneció por un tiempo en Antioquia y seguidamente inició su tercer viaje ministerial, como podemos leer en Hechos 18:23: “Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos”. En ese tercer viaje ministerial, concluido en 21:17, él también fue a Éfeso (19:1). Podemos afirmar que ese viaje a Éfeso, fue según el Espíritu.
Sin embargo, antes que Pablo, llegó a Éfeso un judío, natural de Alejandría, llamado Apolos, hombre elocuente y poderoso en las Escrituras (18:24). En este pasaje, el término Escrituras está relacionado al Antiguo Testamento. En el versículo 25 leemos que Apolos “había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan”. Además de ser elocuente, es decir, de saber hablar muy bien, también tenía mucho conocimiento del Antiguo Testamento. Hemos repetido varias veces que necesitamos de la enseñanza para obtener conocimiento, pero necesitamos avanzar a la práctica, que solamente es posible cuando recibimos la palabra en el Espíritu. El camino del Señor debe ser el camino de la vida; no sólo un camino doctrinal, sino esencialmente práctico y lleno de vida. El hecho de que Apolos sólo conociera el bautismo de Juan, indica que conocía poco acerca de la economía neotestamentaria de Dios. El bautismo de Juan era practicado antes de la muerte y resurrección del Señor, para preparar la venida de Jesús: las personas deberían arrepentirse de sus pecados, es decir, deberían tener un cambio de parecer, de mentalidad, en relación a su conducta anterior y ser bautizadas. Arrepentirse es no permanecer en la mente vieja, sino a estar abierto a las cosas nuevas. Después de tener la mente cambiada, o convertida, las personas necesitaban sepultar todo lo que estaba relacionado con la mente del viejo hombre. Igualmente hoy, necesitamos tener la mente convertida para recibir las palabras del Señor.
En el versículo 26 leemos: “Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios”. Apolos era un buen predicador y elocuente, pero lo que sabía con respecto a la economía de Dios era insuficiente. Gracias al Señor, él aceptó humildemente la ayuda de Priscila y Aquila, que le presentaron con más exactitud el camino de Dios.
Cuando Apolos quiso pasar para Acaya, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos para que lo recibiesen. Acaya era una provincia cuya principal iglesia estaba en Corinto, donde Apolos ayudó mucho a los hermanos; con gran poder convencía públicamente a los judíos, comprobando, por medio de las escrituras, que Jesús es el Cristo (vs. 27-28).
Priscila y Aquila pudieron presentar con más exactitud el camino de Dios a Apolos, porque habían aprendido con Pablo. Como ya vimos, él tenía la misma profesión, hacer tiendas, y estuvieron juntos un año y medio. Ciertamente, cuando hacían tiendas, Pablo les hablaba la palabra del Señor, de la economía neotestamentaria de Dios. Priscila y Aquila, por estar junto a Pablo recibieron mucha ayuda de él; eran sus colaboradores y hasta arriesgaron sus propias vidas por él (cfr. Ro 16:3-4). ¡Que maravilloso es ver que la ayuda que ellos recibieron de Pablo también se la dieron a Apolos!
Punto Clave: Avanzar hacia la práctica
Pregunta: ¿Por qué Priscila y Aquila fueron capaces de ayudar a Apolos?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Aevore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
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SEMANA 5 — DÍA 3
Alimento matutino
Ro. 14:17 Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Mt. 28:18-19 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El Evangelio de Juan revela que necesitamos la vida divina para poder cuidar de los pequeños corderos y alimentar al rebaño del Señor; pero en Mateo 28 no se nos dice nada sobre alimentar a los corderos. En Mateo, el Señor envía a Sus discípulos a que hagan discípulos a todas las naciones (v. 19) a fin de que todas las naciones participen del reino. Para esto se requiere autoridad. Por lo tanto, en Juan vemos que la resurrección se relaciona
directamente con la vida, el poder, el aliento y el pastoreo; mientras que en Mateo ella se relaciona con la justicia, la autoridad, y la tarea de discipular a las naciones.
Puesto que toda potestad le fue dada [v. 18] al Rey celestial, Él envió a Sus discípulos a hacer discípulos a todas las naciones [v. 19].Ellos van con Su autoridad. Discipular a las naciones consiste en hacer que los paganos lleguen a ser ciudadanos del reino, a fin de establecer hoy en la tierra el reino de Cristo, el cual es la iglesia. (Estudio-vida de Mateo, pág. 833)
Lectura para hoy
Debemos notar que el Señor no exhortó a Sus discípulos a que predicaran el evangelio, sino a que discipularan a las naciones. La diferencia entre predicar el evangelio y discipular a las naciones es la siguiente: predicar el evangelio consiste simplemente en traer pecadores a la salvación, mientras que discipular a las naciones equivale a lograr que los gentiles lleguen a ser el pueblo del reino. Hemos sido enviados por el Señor no sólo a traer pecadores a la salvación, sino también a discipular a las naciones. Éste es un asunto relacionado con el reino.
En Mateo 28:19 el Señor habla de bautizar a todas las naciones en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. El bautismo traslada a las personas arrepentidas de su condición anterior a una condición nueva, poniendo fin a su vieja vida y haciendo germinar en ellos la nueva vida de Cristo a fin de que lleguen a ser el pueblo del reino. (Estudio-vida de Mateo, págs. 833-834)
Cristo entró en Su resurrección mediante Su muerte a fin de llevar a cabo Su ministerio en la etapa de inclusión. Antes de llegar a ser hombre, Cristo era Dios y el Hijo de Dios. En aquel entonces no hubo elemento humano en Él. Sin embargo, cuando fue introducido en resurrección mediante Su muerte, llegó a ser todo-inclusivo. Ahora en Él está no sólo la divinidad sino también la humanidad. En Él también están Su muerte con la eficacia de ella y Su resurrección con el poder de la misma. Ahora Cristo no es tan sencillo; es todo-inclusivo. Entró en resurrección mediante Su muerte a fin de llevar a cabo Su ministerio en otra etapa, la etapa de inclusión. Ésta es la etapa de Cristo como Espíritu vivificante (1 Co. 15:45).
Cristo lleva a cabo Su ministerio en la etapa de inclusión por medio de todos los creyentes, quienes forman parte de Él como miembros de Su Cuerpo, a fin de que se cumpla la economía eterna de Dios. Muchos usan la expresión la gran comisión, pero no ven que la gran comisión de Cristo es llevar a cabo la economía eterna de Dios. La mayoría piensa que la gran comisión consiste sólo en salvar a los pecadores, ganar almas. Ganar almas es el significado de su gran comisión. Pero la gran comisión que es revelada en la Biblia no es la de ganar almas, la de salvar pecadores, sino la de llevar a cabo la economía eterna de Dios. La meta de esta economía eterna es la Nueva Jerusalén, la cual es una entidad tanto divina como humana constituida por el Dios Triuno procesado y consumado, y por aquellos que Él eligió, redimió, regeneró, transformó y glorificó.
Después de que Cristo entró en Su resurrección, pasando así de la etapa de encarnación a la de inclusión, Cristo permaneció entre Sus apóstoles por cuarenta días a fin de prepararlos para que llevasen a cabo Su ministerio celestial en Su resurrección (Hch. 1:2-3)…Al final de los cuarenta días en que preparó a los apóstoles, Él les dio Su gran comisión…Esta comisión fue dada por Cristo, Aquel a quien se le dio toda potestad en el cielo y en la tierra (Mt. 28:18). (Los grupos vitales, págs. 45-46)
Lectura adicional: Estudio-vida de Mateo, mensajes 71-72
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!