PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 16 --- La iglesia en Corinto
Miércoles --- Leer con oración: Mc 16:17-18; 1 Co 12:11
“Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Ef 4:7)
EL MINISTERIO ES EL RESULTADO DEL DON AÑADIDO DE LA GRACIA
Los dones son dados por el Espíritu, y si el Espíritu no quiere más concederlos, éstos cesarán. Recientemente, en la expansión, hubo una persona ciega que, al oír las palabras de los hermanos que profetizaban, creyó, sus ojos fueron abiertos, y ahora, además de ver, también predica el evangelio. Esto es algo perfectamente normal, pues las señales y prodigios nos siguen cuando estamos en la expansión, predicando el evangelio a las personas (cfr. Mc 16:17-18). Eso no es algo que ocurre constantemente; sino, es el Espíritu el que las concede ocasionalmente.
En Taiwán hubo un hermano que tenía el don de sanidad, relacionado con los milagros. Cuando predicaban el evangelio en Taiwán, había un evangelista bastante elocuente que ministraba la palabra y, después de la predicación del evangelio, el hermano que tenía el don de sanar preguntaba: “¿Quién aquí necesita ser sanado de alguna enfermedad?”. Siempre había una o dos personas, y ellas eran sanadas. Así que, durante la predicación del evangelio, se manifestaban señales y prodigios. A pesar de ya ser salvo, como nunca había tenido esa experiencia, yo no creía mucho en eso. En otra ocasión, cuando fui a Taiwán, conocí a un hermano, con quien serví, que me dijo: “Antes, yo era cojo, pero fui sanado por medio de un hermano que tenía el don de sanidad”. Y este hermano continuó sirviendo en la iglesia después que fue sanado.
Más tarde, cuando ya estaba sirviendo en Brasil, fui a Paraguay y allá se levantó la iglesia en Asunción. En la primera reunión de la mesa del Señor, este mismo hermano que tenía el don de sanidad estaba presente y en aquel día una hermana se resbaló y su pierna quedó inmovilizada. Él me invitó para visitarla y fuimos juntos. Él la quiso sanar y dijo: “siéntese hermana”. Ella se sentó y él comenzó a orar por ella. Después le dijo: “Levántese hermana”, pero ella no podía pararse. Él pidió nuevamente que ella se levantara, ella lo intentó, pero no lo logró. Luego, él la agarró de la mano y la ayudó a levantarse, pero cuando le soltó la mano, ella volvió a sentarse. Su don de sanidad ya no operaba. En la noche, en comunión conmigo me dijo: “¿Existe o no el don de sanidad, pues, si antes sanaba, por qué ahora no pude sanar a esa hermana?”. Entonces, el Señor me dio esta revelación en la Palabra: los dones son dados por el Espíritu (1 Co 12:11) y, si el Espíritu decide no concederlo más, ese don cesa. Todos los dones que son desarrollados por el crecimiento de vida, cuando son usados constantemente, más gracia les son añadidos. Efesios 4:7 dice: “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”. Es decir, si el Espíritu nos da más dones, recibimos más gracia. Entonces, cuanto más usamos el don, más gracia recibimos, hasta que se convierte en un ministerio, pues el ministerio es el resultado del don añadido de la gracia. Primeramente, Pablo les habló a los corintios acerca de los dones, y después sobre los ministerios. Los dones son dados por el Espíritu, y cuando los usamos constantemente, estando en el Espíritu y en la vida, unidos al Señor, recibimos más gracia. Es en ese momento que el don se vuelve en un ministerio. ¡Que el Señor nos conceda la gracia superabundante para que los dones, desarrollados por el crecimiento de vida, se conviertan en ministerios para la edificación de la iglesia, el Cuerpo de Cristo!
Punto Clave: Los dones son dados por el Espíritu
Pregunta: Explique como surgen los ministerios.
Dong Yu Lan
Lc. 9:23 …Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Mt. 19:25-26 Los discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
Tomar medidas con respecto a nuestros pecados, al pecado, al mundo y a nuestra conciencia es, en cierto modo, algo superficial; pero tomar medidas con respecto a nuestra manera de ser es algo mucho más profundo. Tomar medidas con respecto a nuestros pecados y al pecado es un asunto relativamente fácil, pero tomar medidas con respecto a nuestra manera de ser y nuestro carácter es algo muy difícil…Aunque es posible que muchas veces tengamos deficiencias con relación a nuestra manera de ser, no podríamos decir que todas estas cosas son pecaminosas. A veces sencillamente estamos enfrascados en nuestra manera de ser sin hacer nada pecaminoso. No obstante, debiéramos darnos cuenta de que nuestra manera de ser caída está al borde del “pozo” profundo del pecado y de los errores. De esta manera, es muy fácil que caigamos en él.
Tomar medidas con respecto a nuestra manera de ser y nuestro carácter nos guardará de cometer errores y pecados. Nuestros errores y malas acciones están estrechamente relacionados con nuestra manera de ser y nuestro carácter. (La experiencia y el crecimiento en vida, pág. 162)
Lectura para hoy
La transformación principalmente afecta nuestra manera de ser, mientras que la renovación principalmente afecta nuestro carácter. Así que, el significado tanto de la transformación como de la renovación es simplemente el quebrantamiento de nuestra manera de ser y nuestro carácter. Una persona transformada no continuará viviendo conforme a su antigua manera de ser, y una persona renovada no continuará manifestando su antiguo carácter. La impartición divina siempre opera transformación en nosotros, y no simplemente nos corrige o cambia nuestro comportamiento. Un cambio en el comportamiento sencillamente indica que intentamos cambiarnos por esfuerzo propio, pero la transformación implica algo divino, algo que proviene del Señor, y que usted no ha obtenido por nacimiento ni por hábitos que haya desarrollado. Por medio de la impartición divina, un elemento divino es impartido en usted. Este elemento ahora opera en usted para transformarlo. Si usted tiene una tez pálida, todo lo que tiene que hacer es comer; entonces el elemento de lo que ha comido transformará la palidez de su tez y tendrá un color saludable. Este color saludable es producto de la transformación. Si el elemento divino no fuera impartido en usted, sólo podría experimentar un cambio en el comportamiento pero no podría ser transformado.
Si hemos de experimentar la transformación, es preciso que nuestra manera de ser y nuestro carácter sean quebrantados, puesto que … ellos son los mayores obstáculos que impiden que Dios pueda impartirse a nosotros y llevar a cabo Su obra de transformación y renovación.
Según lo que he observado durante muchos años, el verdadero enemigo de nuestro crecimiento en la vida divina es nuestra manera de ser. Nuestra manera de ser también es el factor que nos impide ser útiles en las manos del Señor… Me he dado cuenta de que con el tiempo muchos santos dejan de crecer en la vida divina y no siguen avanzando…debido a un aspecto particular y peculiar de su manera de ser.
Nuestros rasgos particulares pueden compararse con la fibra de un pedazo de madera. Un carpintero prefiere usar madera que tiene una fibra uniforme… Un pedazo de madera puede ser de buena calidad, pero si tiene una formación o masa nudosa, no puede serrarse fácilmente, y por tanto, no es útil. Los cristianos que no tienen ninguna peculiaridad, ningún rasgo peculiar, son los que tienen un crecimiento más significativo y acelerado. De la misma manera, los hermanos y hermanas que son más útiles son los que no tienen rasgos peculiares. En el servicio, los que son más útiles son los que siempre se rechazan y se niegan a sí mismos.
No hay poder humano que sea capaz de deshacerse del factor de la manera de ser, pero la mano del Señor sí puede hacerlo. En Mateo 19:25 los discípulos preguntaron al Señor: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?”. El Señor respondió: “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible” (v. 26).Esta palabra debió de haberse cumplido en Pedro, pues en 2 Pedro 1:5-11 él escribió que lo que el Señor nos ha dado se desarrolla por medio del crecimiento en la vida divina, lo cual nos suministrará amplia y abundante entrada en el reino eterno. Pedro pudo escribir tales palabras porque había aprendido las lecciones espirituales; el Señor logró cumplir Su deseo en él. Para nosotros es imposible vencer el problema de nuestra manera de ser, pero para el Señor sí es posible. (La experiencia y el crecimiento en vida, págs. 164-165, 186, 187, 189-190)
Lectura adicional: La experiencia y el crecimiento en vida, mensaje 24; The Exercise of the Kingdom for the Building of the Church, cap. 3
Witnass Lee
¡Jesús es el Señor!
Semana 16 --- La iglesia en Corinto
Miércoles --- Leer con oración: Mc 16:17-18; 1 Co 12:11
“Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Ef 4:7)
EL MINISTERIO ES EL RESULTADO DEL DON AÑADIDO DE LA GRACIA
Los dones son dados por el Espíritu, y si el Espíritu no quiere más concederlos, éstos cesarán. Recientemente, en la expansión, hubo una persona ciega que, al oír las palabras de los hermanos que profetizaban, creyó, sus ojos fueron abiertos, y ahora, además de ver, también predica el evangelio. Esto es algo perfectamente normal, pues las señales y prodigios nos siguen cuando estamos en la expansión, predicando el evangelio a las personas (cfr. Mc 16:17-18). Eso no es algo que ocurre constantemente; sino, es el Espíritu el que las concede ocasionalmente.
En Taiwán hubo un hermano que tenía el don de sanidad, relacionado con los milagros. Cuando predicaban el evangelio en Taiwán, había un evangelista bastante elocuente que ministraba la palabra y, después de la predicación del evangelio, el hermano que tenía el don de sanar preguntaba: “¿Quién aquí necesita ser sanado de alguna enfermedad?”. Siempre había una o dos personas, y ellas eran sanadas. Así que, durante la predicación del evangelio, se manifestaban señales y prodigios. A pesar de ya ser salvo, como nunca había tenido esa experiencia, yo no creía mucho en eso. En otra ocasión, cuando fui a Taiwán, conocí a un hermano, con quien serví, que me dijo: “Antes, yo era cojo, pero fui sanado por medio de un hermano que tenía el don de sanidad”. Y este hermano continuó sirviendo en la iglesia después que fue sanado.
Más tarde, cuando ya estaba sirviendo en Brasil, fui a Paraguay y allá se levantó la iglesia en Asunción. En la primera reunión de la mesa del Señor, este mismo hermano que tenía el don de sanidad estaba presente y en aquel día una hermana se resbaló y su pierna quedó inmovilizada. Él me invitó para visitarla y fuimos juntos. Él la quiso sanar y dijo: “siéntese hermana”. Ella se sentó y él comenzó a orar por ella. Después le dijo: “Levántese hermana”, pero ella no podía pararse. Él pidió nuevamente que ella se levantara, ella lo intentó, pero no lo logró. Luego, él la agarró de la mano y la ayudó a levantarse, pero cuando le soltó la mano, ella volvió a sentarse. Su don de sanidad ya no operaba. En la noche, en comunión conmigo me dijo: “¿Existe o no el don de sanidad, pues, si antes sanaba, por qué ahora no pude sanar a esa hermana?”. Entonces, el Señor me dio esta revelación en la Palabra: los dones son dados por el Espíritu (1 Co 12:11) y, si el Espíritu decide no concederlo más, ese don cesa. Todos los dones que son desarrollados por el crecimiento de vida, cuando son usados constantemente, más gracia les son añadidos. Efesios 4:7 dice: “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”. Es decir, si el Espíritu nos da más dones, recibimos más gracia. Entonces, cuanto más usamos el don, más gracia recibimos, hasta que se convierte en un ministerio, pues el ministerio es el resultado del don añadido de la gracia. Primeramente, Pablo les habló a los corintios acerca de los dones, y después sobre los ministerios. Los dones son dados por el Espíritu, y cuando los usamos constantemente, estando en el Espíritu y en la vida, unidos al Señor, recibimos más gracia. Es en ese momento que el don se vuelve en un ministerio. ¡Que el Señor nos conceda la gracia superabundante para que los dones, desarrollados por el crecimiento de vida, se conviertan en ministerios para la edificación de la iglesia, el Cuerpo de Cristo!
Punto Clave: Los dones son dados por el Espíritu
Pregunta: Explique como surgen los ministerios.
Dong Yu Lan
Lc. 9:23 …Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Mt. 19:25-26 Los discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
Tomar medidas con respecto a nuestros pecados, al pecado, al mundo y a nuestra conciencia es, en cierto modo, algo superficial; pero tomar medidas con respecto a nuestra manera de ser es algo mucho más profundo. Tomar medidas con respecto a nuestros pecados y al pecado es un asunto relativamente fácil, pero tomar medidas con respecto a nuestra manera de ser y nuestro carácter es algo muy difícil…Aunque es posible que muchas veces tengamos deficiencias con relación a nuestra manera de ser, no podríamos decir que todas estas cosas son pecaminosas. A veces sencillamente estamos enfrascados en nuestra manera de ser sin hacer nada pecaminoso. No obstante, debiéramos darnos cuenta de que nuestra manera de ser caída está al borde del “pozo” profundo del pecado y de los errores. De esta manera, es muy fácil que caigamos en él.
Tomar medidas con respecto a nuestra manera de ser y nuestro carácter nos guardará de cometer errores y pecados. Nuestros errores y malas acciones están estrechamente relacionados con nuestra manera de ser y nuestro carácter. (La experiencia y el crecimiento en vida, pág. 162)
Lectura para hoy
La transformación principalmente afecta nuestra manera de ser, mientras que la renovación principalmente afecta nuestro carácter. Así que, el significado tanto de la transformación como de la renovación es simplemente el quebrantamiento de nuestra manera de ser y nuestro carácter. Una persona transformada no continuará viviendo conforme a su antigua manera de ser, y una persona renovada no continuará manifestando su antiguo carácter. La impartición divina siempre opera transformación en nosotros, y no simplemente nos corrige o cambia nuestro comportamiento. Un cambio en el comportamiento sencillamente indica que intentamos cambiarnos por esfuerzo propio, pero la transformación implica algo divino, algo que proviene del Señor, y que usted no ha obtenido por nacimiento ni por hábitos que haya desarrollado. Por medio de la impartición divina, un elemento divino es impartido en usted. Este elemento ahora opera en usted para transformarlo. Si usted tiene una tez pálida, todo lo que tiene que hacer es comer; entonces el elemento de lo que ha comido transformará la palidez de su tez y tendrá un color saludable. Este color saludable es producto de la transformación. Si el elemento divino no fuera impartido en usted, sólo podría experimentar un cambio en el comportamiento pero no podría ser transformado.
Si hemos de experimentar la transformación, es preciso que nuestra manera de ser y nuestro carácter sean quebrantados, puesto que … ellos son los mayores obstáculos que impiden que Dios pueda impartirse a nosotros y llevar a cabo Su obra de transformación y renovación.
Según lo que he observado durante muchos años, el verdadero enemigo de nuestro crecimiento en la vida divina es nuestra manera de ser. Nuestra manera de ser también es el factor que nos impide ser útiles en las manos del Señor… Me he dado cuenta de que con el tiempo muchos santos dejan de crecer en la vida divina y no siguen avanzando…debido a un aspecto particular y peculiar de su manera de ser.
Nuestros rasgos particulares pueden compararse con la fibra de un pedazo de madera. Un carpintero prefiere usar madera que tiene una fibra uniforme… Un pedazo de madera puede ser de buena calidad, pero si tiene una formación o masa nudosa, no puede serrarse fácilmente, y por tanto, no es útil. Los cristianos que no tienen ninguna peculiaridad, ningún rasgo peculiar, son los que tienen un crecimiento más significativo y acelerado. De la misma manera, los hermanos y hermanas que son más útiles son los que no tienen rasgos peculiares. En el servicio, los que son más útiles son los que siempre se rechazan y se niegan a sí mismos.
No hay poder humano que sea capaz de deshacerse del factor de la manera de ser, pero la mano del Señor sí puede hacerlo. En Mateo 19:25 los discípulos preguntaron al Señor: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?”. El Señor respondió: “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible” (v. 26).Esta palabra debió de haberse cumplido en Pedro, pues en 2 Pedro 1:5-11 él escribió que lo que el Señor nos ha dado se desarrolla por medio del crecimiento en la vida divina, lo cual nos suministrará amplia y abundante entrada en el reino eterno. Pedro pudo escribir tales palabras porque había aprendido las lecciones espirituales; el Señor logró cumplir Su deseo en él. Para nosotros es imposible vencer el problema de nuestra manera de ser, pero para el Señor sí es posible. (La experiencia y el crecimiento en vida, págs. 164-165, 186, 187, 189-190)
Lectura adicional: La experiencia y el crecimiento en vida, mensaje 24; The Exercise of the Kingdom for the Building of the Church, cap. 3
Witnass Lee
¡Jesús es el Señor!