Alimento diario y matutino (martes)
El ministerio orgánico de Juan
Semana 1 --- El ministerio de los apóstoles
Martes --- Leer con oración: Ap 11:15; 12:6
“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Gn 1:28)
RESTAURAR LA VOLUNTAD ETERNA DE DIOS EN LA TIERRA
En estos últimos seis meses, tomamos la palabra del libro de los Hechos y practicamos la expansión del evangelio, y en muchas ciudades las personas fueron salvas y las iglesias fueron establecidas. Lo que ahora necesitamos es el ministerio de Juan en su parte final, el ministerio del recobro orgánico. En esta serie del Alimento Diario veremos la etapa final del ministerio de Juan. Desde el comienzo, fue uno de los doce apóstoles y tuvo su ministerio, como los demás, basado en las palabras que el Señor Jesús dijera. Sin embargo, su ministerio no fue llevado a los gentiles de manera plena.
Al estudiar el ministerio de Juan, veremos principalmente su aspecto orgánico, que no es el mismo ministerio que él desarrolló cuando estaba con los doce. Podemos decir que, inicialmente, el ministerio de los doce apóstoles fue perjudicado por la tradición. Pero, para ver el ministerio orgánico de Juan, tenemos que comenzar por el ministerio de los doce apóstoles, que fueron levantados por el Señor primeramente para restaurar Su voluntad eterna en la tierra. La voluntad eterna de Dios, de acuerdo con Génesis 1:28, era que aquel hombre, creado a la imagen de Su Hijo, comiese del árbol de la vida, para que la vida de Dios entrase en él y creciese, a fin de expandirse.
El deseo de Dios es que por medio del hombre, la vida divina sea esparcida por toda la tierra, y el hombre, teniendo Su vida, sea fructífero y se multiplique. Así como la vid no da frutos individuales, el deseo de Dios es que, según Su vida divina, los frutos nazcan en racimos.
En Sudamérica, tenemos el encargo de que todas las ciudades tengan la expresión local de la iglesia en la base correcta de la unidad, de modo que tengan una manifestación concreta del reino de nuestro Señor y de Su Cristo (cfr. Ap 11:15). Hasta ahora sólo el 20% de las ciudades fueron alcanzadas y aun hay un largo camino por recorrer. Queremos avanzar más rápido y para ello necesitamos del Espíritu en su aspecto de poder, a través del cual tendremos condiciones de vencer toda la resistencia de Satanás y así establecer el trono del Señor en toda la tierra. Tenemos la carga de que en Sudamérica haya una iglesia en cada ciudad porque creemos que este es el lugar preparado para la mujer universal. (cfr. Ap 12:6). No solamente anhelamos tener una iglesia en cada ciudad, sino también el trono del Señor, el poder de Dios, para que Él gobierne sobre toda la tierra.
Necesitamos tener una profunda impresión con respecto a esto, y por eso hablamos y repetimos reiteradas veces sobre la voluntad eterna de Dios. La orden de fructificar y multiplicarse le fue dada al hombre hace seis mil años atrás, pero en ese tiempo pocos fueron los que tomaron esto seriamente, como un encargo. Sin embargo, creemos que ahora llegaron los tiempos finales y el Señor nos escogió y nos encargó esto. Él no sólo nos iluminó, también nos dio el poder para llenar la tierra y sojuzgarla. Esta es la voluntad eterna de Dios.
Este encargo fue inicialmente dado a Adán, el hombre creado por Dios. Sin embargo, Adán no lo cumplió, pues Eva, su esposa, fue tentada por la serpiente y comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Por el hecho de haber comido tal fruto, el hombre llegó a ser carne. Ahora Satanás tiene un lugar en el alma humana y en ella procura trabajar haciendo que el hombre trate de agradar a Dios con sus propios métodos. Él no está en contra de que el hombre sirva a Dios, por el contrario, hasta lo incentiva, pero con una condición: que lo haga según su propia manera y no dependa de Dios.
Punto Clave: Dar frutos en racimos
Pregunta: ¿Por qué necesitamos del Espíritu en Su aspecto de poder?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor! SEMANA 8 — DÍA 2
Alimento matutino
Ef. 4:4-6 Un Cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Jn. 17:11 …Padre santo, guárdalos en Tu nombre, el cual me has dado, para que sean uno, así como Nosotros.
El terreno de la iglesia en su aspecto local es básicamente la unidad única del Cuerpo de Cristo puesta en práctica en las iglesias locales. Tanto el Cuerpo universal de Cristo como las iglesias locales son una sola entidad. Dado que el Cuerpo de Cristo es universalmente uno solo, debe haber una sola iglesia local en cada ciudad. Esta unidad única es el elemento básico de la vida de iglesia. Puesto que la unidad del Cuerpo de Cristo es la unidad del Espíritu (Ef. 4:3), la unidad que se practica en la iglesia local debe darse en el mover del Espíritu y ser regida por Él. Por lo tanto, el Espíritu también es un elemento básico de la unidad de la iglesia … Además, como la iglesia local está estrechamente vinculada a la localidad, ésta también es un factor crucial del terreno de la iglesia. Así que, el terreno sobre el cual se edifica una iglesia local debe estar constituido de la unidad que produce el Espíritu y ser prevaleciente en dicha unidad, la misma que es resguardada por la localidad. (Los aspectos cruciales de las prioridades en el recobro del Señor hoy, pág. 21)
Lectura para hoy
[Efesios 4:4-6 revela] que hay un solo Dios y Padre, un solo Señor, un solo Espíritu y un solo organismo, que es el Cuerpo de Cristo, la iglesia del Dios Triuno. El Padre, el Hijo y el Espíritu producen el Cuerpo orgánico de Cristo, el cual es la iglesia viviente del Dios viviente. La unidad del Cuerpo de Cristo es de hecho Dios mismo, quien es triuno, orgánico y viviente.
La unidad del Cuerpo de Cristo es única porque es la misma unidad que existe en el Dios Triuno…Hay un solo Dios y Padre, un solo Señor y un solo Espíritu … En naturaleza y en vida, el Padre es la fuente de nuestra unidad. Efesios 1 muestra que Dios el Padre nos escogió para que fuésemos santos, y que nos predestinó para filiación (vs. 4-5). A fin de hacernos santos, Dios debe impartirnos Su naturaleza santa…[y] a fin de ser nosotros los muchos hijos de Dios, debemos poseer la vida divina de Dios. Por tanto, el hecho de que Dios nos escogiera y nos predestinara implica que Él comparte Su naturaleza santa y Su vida divina con nosotros.
Un solo Señor se refiere al elemento de la naturaleza y la vida divinas… [Este] elemento… es Cristo, la corporificación del Dios Triuno. El Hijo es la corporificación del Padre, y esta corporificación es el elemento. Dentro del elemento está la esencia … El Espíritu es la esencia…Dios el Padre, nuestra naturaleza y vida, es la fuente; Dios el Hijo es el elemento de dicha naturaleza y vida; y Dios el Espíritu es la esencia del elemento. Dios el Padre está en nosotros (Ef. 4:6); Jesús el Hijo está en nosotros (2 Co.13:5); y el Espíritu está en nosotros (Ro. 8:9-11).Debemos darnos cuenta de que Dios desea ser el Dios que mora en nosotros.
El Cuerpo de Cristo existe sobre la base de la unidad del Dios Triuno… No somos uno conforme a nuestra raza o cultura, sino que lo somos en la esencia divina del elemento divino de la naturaleza y vida divinas. Debemos comprender que nuestra unidad radica en esta naturaleza, vida, elemento y esencia divinas.
En esta unidad que experimentamos con el Dios Triuno, podemos estar en unidad unos con otros; ésta es la unidad del Cuerpo de Cristo. Esta unidad es… única, es decir, es la misma unidad que existe en el Dios Triuno, y también es única en el organismo del Dios Triuno, el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:22-23). El Cuerpo de Cristo es absolutamente una entidad orgánica; no es una organización.
Los creyentes somos la iglesia y llegamos a ser el Cuerpo orgánico de Cristo, no mediante métodos organizacionales, sino al ser avivados, regenerados y vivificados con el Dios Triuno, quien es la unidad que poseemos. Nada puede destruir esta unidad. Aunque Satanás haya causado mucha división en el cristianismo, nunca podrá dividir al Dios Triuno orgánico, quien es la esencia misma de la unidad que poseemos. (Cinco prioridades en el recobro del Señor, págs. 7-10)
Lectura adicional:Cinco prioridades en el recobro del Señor, cap. 1; The Governing and Controlling Vision in the Bible, cap. 2
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!
El ministerio orgánico de Juan
Semana 1 --- El ministerio de los apóstoles
Martes --- Leer con oración: Ap 11:15; 12:6
“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Gn 1:28)
RESTAURAR LA VOLUNTAD ETERNA DE DIOS EN LA TIERRA
En estos últimos seis meses, tomamos la palabra del libro de los Hechos y practicamos la expansión del evangelio, y en muchas ciudades las personas fueron salvas y las iglesias fueron establecidas. Lo que ahora necesitamos es el ministerio de Juan en su parte final, el ministerio del recobro orgánico. En esta serie del Alimento Diario veremos la etapa final del ministerio de Juan. Desde el comienzo, fue uno de los doce apóstoles y tuvo su ministerio, como los demás, basado en las palabras que el Señor Jesús dijera. Sin embargo, su ministerio no fue llevado a los gentiles de manera plena.
Al estudiar el ministerio de Juan, veremos principalmente su aspecto orgánico, que no es el mismo ministerio que él desarrolló cuando estaba con los doce. Podemos decir que, inicialmente, el ministerio de los doce apóstoles fue perjudicado por la tradición. Pero, para ver el ministerio orgánico de Juan, tenemos que comenzar por el ministerio de los doce apóstoles, que fueron levantados por el Señor primeramente para restaurar Su voluntad eterna en la tierra. La voluntad eterna de Dios, de acuerdo con Génesis 1:28, era que aquel hombre, creado a la imagen de Su Hijo, comiese del árbol de la vida, para que la vida de Dios entrase en él y creciese, a fin de expandirse.
El deseo de Dios es que por medio del hombre, la vida divina sea esparcida por toda la tierra, y el hombre, teniendo Su vida, sea fructífero y se multiplique. Así como la vid no da frutos individuales, el deseo de Dios es que, según Su vida divina, los frutos nazcan en racimos.
En Sudamérica, tenemos el encargo de que todas las ciudades tengan la expresión local de la iglesia en la base correcta de la unidad, de modo que tengan una manifestación concreta del reino de nuestro Señor y de Su Cristo (cfr. Ap 11:15). Hasta ahora sólo el 20% de las ciudades fueron alcanzadas y aun hay un largo camino por recorrer. Queremos avanzar más rápido y para ello necesitamos del Espíritu en su aspecto de poder, a través del cual tendremos condiciones de vencer toda la resistencia de Satanás y así establecer el trono del Señor en toda la tierra. Tenemos la carga de que en Sudamérica haya una iglesia en cada ciudad porque creemos que este es el lugar preparado para la mujer universal. (cfr. Ap 12:6). No solamente anhelamos tener una iglesia en cada ciudad, sino también el trono del Señor, el poder de Dios, para que Él gobierne sobre toda la tierra.
Necesitamos tener una profunda impresión con respecto a esto, y por eso hablamos y repetimos reiteradas veces sobre la voluntad eterna de Dios. La orden de fructificar y multiplicarse le fue dada al hombre hace seis mil años atrás, pero en ese tiempo pocos fueron los que tomaron esto seriamente, como un encargo. Sin embargo, creemos que ahora llegaron los tiempos finales y el Señor nos escogió y nos encargó esto. Él no sólo nos iluminó, también nos dio el poder para llenar la tierra y sojuzgarla. Esta es la voluntad eterna de Dios.
Este encargo fue inicialmente dado a Adán, el hombre creado por Dios. Sin embargo, Adán no lo cumplió, pues Eva, su esposa, fue tentada por la serpiente y comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Por el hecho de haber comido tal fruto, el hombre llegó a ser carne. Ahora Satanás tiene un lugar en el alma humana y en ella procura trabajar haciendo que el hombre trate de agradar a Dios con sus propios métodos. Él no está en contra de que el hombre sirva a Dios, por el contrario, hasta lo incentiva, pero con una condición: que lo haga según su propia manera y no dependa de Dios.
Punto Clave: Dar frutos en racimos
Pregunta: ¿Por qué necesitamos del Espíritu en Su aspecto de poder?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor! SEMANA 8 — DÍA 2
Alimento matutino
Ef. 4:4-6 Un Cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Jn. 17:11 …Padre santo, guárdalos en Tu nombre, el cual me has dado, para que sean uno, así como Nosotros.
El terreno de la iglesia en su aspecto local es básicamente la unidad única del Cuerpo de Cristo puesta en práctica en las iglesias locales. Tanto el Cuerpo universal de Cristo como las iglesias locales son una sola entidad. Dado que el Cuerpo de Cristo es universalmente uno solo, debe haber una sola iglesia local en cada ciudad. Esta unidad única es el elemento básico de la vida de iglesia. Puesto que la unidad del Cuerpo de Cristo es la unidad del Espíritu (Ef. 4:3), la unidad que se practica en la iglesia local debe darse en el mover del Espíritu y ser regida por Él. Por lo tanto, el Espíritu también es un elemento básico de la unidad de la iglesia … Además, como la iglesia local está estrechamente vinculada a la localidad, ésta también es un factor crucial del terreno de la iglesia. Así que, el terreno sobre el cual se edifica una iglesia local debe estar constituido de la unidad que produce el Espíritu y ser prevaleciente en dicha unidad, la misma que es resguardada por la localidad. (Los aspectos cruciales de las prioridades en el recobro del Señor hoy, pág. 21)
Lectura para hoy
[Efesios 4:4-6 revela] que hay un solo Dios y Padre, un solo Señor, un solo Espíritu y un solo organismo, que es el Cuerpo de Cristo, la iglesia del Dios Triuno. El Padre, el Hijo y el Espíritu producen el Cuerpo orgánico de Cristo, el cual es la iglesia viviente del Dios viviente. La unidad del Cuerpo de Cristo es de hecho Dios mismo, quien es triuno, orgánico y viviente.
La unidad del Cuerpo de Cristo es única porque es la misma unidad que existe en el Dios Triuno…Hay un solo Dios y Padre, un solo Señor y un solo Espíritu … En naturaleza y en vida, el Padre es la fuente de nuestra unidad. Efesios 1 muestra que Dios el Padre nos escogió para que fuésemos santos, y que nos predestinó para filiación (vs. 4-5). A fin de hacernos santos, Dios debe impartirnos Su naturaleza santa…[y] a fin de ser nosotros los muchos hijos de Dios, debemos poseer la vida divina de Dios. Por tanto, el hecho de que Dios nos escogiera y nos predestinara implica que Él comparte Su naturaleza santa y Su vida divina con nosotros.
Un solo Señor se refiere al elemento de la naturaleza y la vida divinas… [Este] elemento… es Cristo, la corporificación del Dios Triuno. El Hijo es la corporificación del Padre, y esta corporificación es el elemento. Dentro del elemento está la esencia … El Espíritu es la esencia…Dios el Padre, nuestra naturaleza y vida, es la fuente; Dios el Hijo es el elemento de dicha naturaleza y vida; y Dios el Espíritu es la esencia del elemento. Dios el Padre está en nosotros (Ef. 4:6); Jesús el Hijo está en nosotros (2 Co.13:5); y el Espíritu está en nosotros (Ro. 8:9-11).Debemos darnos cuenta de que Dios desea ser el Dios que mora en nosotros.
El Cuerpo de Cristo existe sobre la base de la unidad del Dios Triuno… No somos uno conforme a nuestra raza o cultura, sino que lo somos en la esencia divina del elemento divino de la naturaleza y vida divinas. Debemos comprender que nuestra unidad radica en esta naturaleza, vida, elemento y esencia divinas.
En esta unidad que experimentamos con el Dios Triuno, podemos estar en unidad unos con otros; ésta es la unidad del Cuerpo de Cristo. Esta unidad es… única, es decir, es la misma unidad que existe en el Dios Triuno, y también es única en el organismo del Dios Triuno, el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:22-23). El Cuerpo de Cristo es absolutamente una entidad orgánica; no es una organización.
Los creyentes somos la iglesia y llegamos a ser el Cuerpo orgánico de Cristo, no mediante métodos organizacionales, sino al ser avivados, regenerados y vivificados con el Dios Triuno, quien es la unidad que poseemos. Nada puede destruir esta unidad. Aunque Satanás haya causado mucha división en el cristianismo, nunca podrá dividir al Dios Triuno orgánico, quien es la esencia misma de la unidad que poseemos. (Cinco prioridades en el recobro del Señor, págs. 7-10)
Lectura adicional:Cinco prioridades en el recobro del Señor, cap. 1; The Governing and Controlling Vision in the Bible, cap. 2
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