Alimento diario y matutino (jueves)
El ministerio orgánico de Juan – Las cuatro grandes visiones
Semana 3--- El ministerio del apóstol Pablo
Leer con oración: Mt.4:18-19; Hch.18:2-4, 21-22; 19:9b-10
PESCAR HOMBRES,
HACER TIENDAS Y REMENDAR REDES
Pablo escribió catorce epístolas en su ministerio, donde expone con claridad la voluntad eterna de Dios para la edificación de las iglesias. Los ministerios de Pedro, Pablo y Juan están relacionados con sus antiguos oficios. Antes que fuera salvo, Pedro era pescador, y el Señor lo llamó para que fuera pescador de hombres. (Mt 4:18-i9). El oficio de Pablo era hacer tiendas, el mismo que tenían Aquila y Priscila (Hch 18:2-4). Así, llegó a ser un edificador de las iglesias. Juan remendaba redes cuando fue llamado por el Señor (Mt 4:21¬-22). Como el ministerio de Pablo tenía algunas aberturas, es decir, las "tiendas" que él edificó comenzaron a rasgarse, por tanto, fue necesario el ministerio de Juan para remendar estas aberturas y agujeros.
Pablo dio mucha atención a la verdad, y sus epístolas contienen prácticamente toda la revelación de la economía neotestamentaria de Dios. Era eso lo que enseñaba en las iglesias por donde pasaba, y fue eso lo que escribió en sus epístolas, que hoy están accesibles a nosotros. En 1 Corintios 1:2 leemos: "A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro". Podemos percibir que todas las iglesias en ese tiempo invocaban el nombre del Señor. Jamás podemos "graduarnos" de invocar de nombre del Señor, jamás podemos dejar de invocarlo. Nosotros lo invocamos para ser salvos (Ro 10:13) y debemos continuar invocándolo mientras vivamos (Sal 116:2), para disfrutar de la fuente de la salvación (Is 12:3-4). No podemos pensar que porque ya fuimos salvos, podemos dejar de invocar d nombre del Señor. Nuestra salvación tiene tres etapas: cuando creímos en el Señor y fuimos regenerados, nuestro espíritu fue salvo. La redención de nuestro cuerpo sucederá en el regreso del Señor, cuando seamos transfigurados. Pero la salvación de nuestra alma se está produciendo en el tiempo presente, y por ello, se requiere que invoquemos el nombre del Señor.
En su tercer viaje, Pablo permaneció tres años en. Éfeso (Hch 20:31), dos de ellos enseñando en la escuela de Tirano, dando la: oportunidad a que todos los habitantes de Asia oyesen la palabra del Señor, tanto judíos como griegos (19:9b-10). Seguidamente, puesto que tenía encargo por los judíos, por causa del hambre que había en Judea, él decidió en su espíritu, ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya (v.21). Esta vez la Biblia no registra que fuera en Espíritu el que iniciara ese recorrido. Tal vez por su amor natural a sus compatriotas israelitas, tuvo un encargo de levantar una ofrenda para suplirles, y a pesar de que no había necesidad de que vaya personalmente a llevarla, aun así, tomó la: decisión de hacerlo.
Mientras Pablo estaba en camino, el Espíritu Santo muchas veces dio testimonio que le esperaban prisiones y tribulaciones (20:23), además de esto, varios hermanos le rogaron que no fuese a Jerusalén, y hasta hubo profecía de parte de Agabo, que tomó el cinto de Pablo, se ató los pies y las manos y le dijo: "Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles" (21:11). Pero Pablo afirmó que estaba listo para ser atado, y también para morir por el nombre del Señor Jesús (v.13).
Lamentablemente, notamos que al final de su tercer viaje, su deseo natural prevaleció. Pablo no dio oídos a lo que la Cabeza le hablaba por medio de los miembros del Cuerpo debido a su iniciativa de levantar ofrendas y llevadas para sus compatriotas en Jerusalén.
Punto clave: Remendar las redes
Pregunta: ¿Cuál es la relación entre los oficios de los apóstoles, con la voluntad eterna de Dios?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
SEMANA 10 — DÍA 4
Alimento matutino
Ef. 6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las estratagemas del diablo.
17-18 Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos.
La iglesia es el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo proporciona suministro … [y] protección a cada miembro. Esto es especialmente importante en lo que se refiere a la guerra espiritual…[En Efesios 6] vemos que la guerra espiritual se relaciona con la iglesia, y no con algunos individuos por separado. En lugar de decir: “vístete”, dice: “vestíos de toda la armadura de Dios”. Satanás no teme a los individuos, pero sí teme a la iglesia. “Sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt.16:18). Debemos hacerle frente a Satanás sobre la base del Cuerpo. Incluso en nuestras oraciones privadas, debemos estar firmes por fe y sobre la base del Cuerpo. Muchos cristianos caen delante del enemigo por estar solos. De hecho, al estar solos invitamos los ataques de Satanás.
La armadura espiritual es dada a la iglesia, no a los individuos. El Cuerpo de Cristo se viste de toda la armadura de Dios. En el Cuerpo cada miembro tiene su especialidad, y todas estas especialidades combinadas conforman la armadura de Dios en su totalidad. Si un hermano tiene fe, tiene el escudo de la fe. Si otro hermano tiene la palabra de Dios, tiene la espada del Espíritu. La armadura de Dios es el conjunto total de cada una de las especialidades de los miembros. Por lo tanto, la armadura, en su totalidad, es dada a la iglesia y no a los individuos. (Watchman Nee, El misterio de Cristo, págs. 25-26)
Lectura para hoy
La batalla espiritual involucra a todos los miembros; no es una batalla de individuos aislados. Un solo árbol puede ser arrasado fácilmente por un huracán, pero no es tan fácil arrasar todo un bosque. A Satanás le gusta escoger como blanco de sus ataques a aquellos que están sin ninguna cobertura o protección. Él busca a las personas que están solas y aisladas de las demás. Pero quienes estén bajo la protección del Cuerpo serán resguardados. Una de las funciones del Cuerpo de Cristo es proteger a todos los miembros. Todos necesitamos la cobertura del Cuerpo; de otra forma estaremos constantemente expuestos a los ataques del enemigo. Un individuo aislado está propenso a ser engañado, así que por esta razón también necesitamos la cobertura del Cuerpo. Debemos consultar constantemente con nuestros hermanos. No sólo debemos reconocer que necesitamos al Cuerpo en un sentido general, sino que también debemos acudir a nuestros hermanos y hermanas de manera específica, y pedirles ayuda … Muchos hacen cosas sin consultar ni orar con los hermanos y hermanas. Desconocen la protección que se tiene en el Cuerpo, y el resultado de esto no es otra cosa que fracaso. Todos necesitamos ver la realidad de la protección del Cuerpo, escondernos bajo dicha protección y aceptar su salvaguardia.
El Cuerpo de Cristo no sólo brinda protección para los miembros, sino también los limita y restringe. Cada cristiano no es más que un miembro del Cuerpo de Cristo y debe aceptar la limitación del Cuerpo. No debemos permitirnos hacer lo que queramos, sino que debemos aprender a compenetrarnos con los demás hermanos y hermanas. Ni la manera de ser del individuo ni sus peculiaridades tienen cabida en la iglesia. Cada miembro debe reconocer los talentos de los demás y ser fiel usando el suyo. Además, cada miembro debe conocer su propia capacidad y no tener un concepto más elevado de sí que el que debe tener. Si todos hacen esto, no habrá envidias ni ambición entre nosotros ni envidiaremos la función de otros. En 2 Corintios 10:14 Pablo dijo: “Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos
hasta vosotros”. Sin embargo, muchos no han visto su propia capacidad y, como resultado, sobrepasan su límite. Aquellos que se extralimitan, pisotean a otros, los patean, los presionan y usurpan la porción de otros miembros. Si los miembros actúan así en la iglesia, algunos comenzarán a monopolizar, mientras que otros comenzarán a retraerse. Esto perjudicará a toda la iglesia. No debemos obrar de esta manera. Debemos volvernos y ocupar nuestro lugar en el Cuerpo, y dejarnos limitar por el Cuerpo. Si hacemos esto, el Cuerpo será resguardado y no sufrirá daño. (Watchman Nee, El misterio de Cristo, págs. 26, 27, 28) Lectura adicional: El misterio de Cristo, cap. 5
Witness Lee
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El ministerio orgánico de Juan – Las cuatro grandes visiones
Semana 3--- El ministerio del apóstol Pablo
Leer con oración: Mt.4:18-19; Hch.18:2-4, 21-22; 19:9b-10
PESCAR HOMBRES,
HACER TIENDAS Y REMENDAR REDES
Pablo escribió catorce epístolas en su ministerio, donde expone con claridad la voluntad eterna de Dios para la edificación de las iglesias. Los ministerios de Pedro, Pablo y Juan están relacionados con sus antiguos oficios. Antes que fuera salvo, Pedro era pescador, y el Señor lo llamó para que fuera pescador de hombres. (Mt 4:18-i9). El oficio de Pablo era hacer tiendas, el mismo que tenían Aquila y Priscila (Hch 18:2-4). Así, llegó a ser un edificador de las iglesias. Juan remendaba redes cuando fue llamado por el Señor (Mt 4:21¬-22). Como el ministerio de Pablo tenía algunas aberturas, es decir, las "tiendas" que él edificó comenzaron a rasgarse, por tanto, fue necesario el ministerio de Juan para remendar estas aberturas y agujeros.
Pablo dio mucha atención a la verdad, y sus epístolas contienen prácticamente toda la revelación de la economía neotestamentaria de Dios. Era eso lo que enseñaba en las iglesias por donde pasaba, y fue eso lo que escribió en sus epístolas, que hoy están accesibles a nosotros. En 1 Corintios 1:2 leemos: "A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro". Podemos percibir que todas las iglesias en ese tiempo invocaban el nombre del Señor. Jamás podemos "graduarnos" de invocar de nombre del Señor, jamás podemos dejar de invocarlo. Nosotros lo invocamos para ser salvos (Ro 10:13) y debemos continuar invocándolo mientras vivamos (Sal 116:2), para disfrutar de la fuente de la salvación (Is 12:3-4). No podemos pensar que porque ya fuimos salvos, podemos dejar de invocar d nombre del Señor. Nuestra salvación tiene tres etapas: cuando creímos en el Señor y fuimos regenerados, nuestro espíritu fue salvo. La redención de nuestro cuerpo sucederá en el regreso del Señor, cuando seamos transfigurados. Pero la salvación de nuestra alma se está produciendo en el tiempo presente, y por ello, se requiere que invoquemos el nombre del Señor.
En su tercer viaje, Pablo permaneció tres años en. Éfeso (Hch 20:31), dos de ellos enseñando en la escuela de Tirano, dando la: oportunidad a que todos los habitantes de Asia oyesen la palabra del Señor, tanto judíos como griegos (19:9b-10). Seguidamente, puesto que tenía encargo por los judíos, por causa del hambre que había en Judea, él decidió en su espíritu, ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya (v.21). Esta vez la Biblia no registra que fuera en Espíritu el que iniciara ese recorrido. Tal vez por su amor natural a sus compatriotas israelitas, tuvo un encargo de levantar una ofrenda para suplirles, y a pesar de que no había necesidad de que vaya personalmente a llevarla, aun así, tomó la: decisión de hacerlo.
Mientras Pablo estaba en camino, el Espíritu Santo muchas veces dio testimonio que le esperaban prisiones y tribulaciones (20:23), además de esto, varios hermanos le rogaron que no fuese a Jerusalén, y hasta hubo profecía de parte de Agabo, que tomó el cinto de Pablo, se ató los pies y las manos y le dijo: "Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles" (21:11). Pero Pablo afirmó que estaba listo para ser atado, y también para morir por el nombre del Señor Jesús (v.13).
Lamentablemente, notamos que al final de su tercer viaje, su deseo natural prevaleció. Pablo no dio oídos a lo que la Cabeza le hablaba por medio de los miembros del Cuerpo debido a su iniciativa de levantar ofrendas y llevadas para sus compatriotas en Jerusalén.
Punto clave: Remendar las redes
Pregunta: ¿Cuál es la relación entre los oficios de los apóstoles, con la voluntad eterna de Dios?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
SEMANA 10 — DÍA 4
Alimento matutino
Ef. 6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las estratagemas del diablo.
17-18 Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos.
La iglesia es el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo proporciona suministro … [y] protección a cada miembro. Esto es especialmente importante en lo que se refiere a la guerra espiritual…[En Efesios 6] vemos que la guerra espiritual se relaciona con la iglesia, y no con algunos individuos por separado. En lugar de decir: “vístete”, dice: “vestíos de toda la armadura de Dios”. Satanás no teme a los individuos, pero sí teme a la iglesia. “Sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt.16:18). Debemos hacerle frente a Satanás sobre la base del Cuerpo. Incluso en nuestras oraciones privadas, debemos estar firmes por fe y sobre la base del Cuerpo. Muchos cristianos caen delante del enemigo por estar solos. De hecho, al estar solos invitamos los ataques de Satanás.
La armadura espiritual es dada a la iglesia, no a los individuos. El Cuerpo de Cristo se viste de toda la armadura de Dios. En el Cuerpo cada miembro tiene su especialidad, y todas estas especialidades combinadas conforman la armadura de Dios en su totalidad. Si un hermano tiene fe, tiene el escudo de la fe. Si otro hermano tiene la palabra de Dios, tiene la espada del Espíritu. La armadura de Dios es el conjunto total de cada una de las especialidades de los miembros. Por lo tanto, la armadura, en su totalidad, es dada a la iglesia y no a los individuos. (Watchman Nee, El misterio de Cristo, págs. 25-26)
Lectura para hoy
La batalla espiritual involucra a todos los miembros; no es una batalla de individuos aislados. Un solo árbol puede ser arrasado fácilmente por un huracán, pero no es tan fácil arrasar todo un bosque. A Satanás le gusta escoger como blanco de sus ataques a aquellos que están sin ninguna cobertura o protección. Él busca a las personas que están solas y aisladas de las demás. Pero quienes estén bajo la protección del Cuerpo serán resguardados. Una de las funciones del Cuerpo de Cristo es proteger a todos los miembros. Todos necesitamos la cobertura del Cuerpo; de otra forma estaremos constantemente expuestos a los ataques del enemigo. Un individuo aislado está propenso a ser engañado, así que por esta razón también necesitamos la cobertura del Cuerpo. Debemos consultar constantemente con nuestros hermanos. No sólo debemos reconocer que necesitamos al Cuerpo en un sentido general, sino que también debemos acudir a nuestros hermanos y hermanas de manera específica, y pedirles ayuda … Muchos hacen cosas sin consultar ni orar con los hermanos y hermanas. Desconocen la protección que se tiene en el Cuerpo, y el resultado de esto no es otra cosa que fracaso. Todos necesitamos ver la realidad de la protección del Cuerpo, escondernos bajo dicha protección y aceptar su salvaguardia.
El Cuerpo de Cristo no sólo brinda protección para los miembros, sino también los limita y restringe. Cada cristiano no es más que un miembro del Cuerpo de Cristo y debe aceptar la limitación del Cuerpo. No debemos permitirnos hacer lo que queramos, sino que debemos aprender a compenetrarnos con los demás hermanos y hermanas. Ni la manera de ser del individuo ni sus peculiaridades tienen cabida en la iglesia. Cada miembro debe reconocer los talentos de los demás y ser fiel usando el suyo. Además, cada miembro debe conocer su propia capacidad y no tener un concepto más elevado de sí que el que debe tener. Si todos hacen esto, no habrá envidias ni ambición entre nosotros ni envidiaremos la función de otros. En 2 Corintios 10:14 Pablo dijo: “Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos
hasta vosotros”. Sin embargo, muchos no han visto su propia capacidad y, como resultado, sobrepasan su límite. Aquellos que se extralimitan, pisotean a otros, los patean, los presionan y usurpan la porción de otros miembros. Si los miembros actúan así en la iglesia, algunos comenzarán a monopolizar, mientras que otros comenzarán a retraerse. Esto perjudicará a toda la iglesia. No debemos obrar de esta manera. Debemos volvernos y ocupar nuestro lugar en el Cuerpo, y dejarnos limitar por el Cuerpo. Si hacemos esto, el Cuerpo será resguardado y no sufrirá daño. (Watchman Nee, El misterio de Cristo, págs. 26, 27, 28) Lectura adicional: El misterio de Cristo, cap. 5
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