Alimento diario y matutino (jueves)
El ministerio orgánico de Juan
Semana 1 --- El ministerio de los apóstoles
Jueves --- Leer con oración: Gn: 4:7; 9:5-6; 10:8-10a; 12:1-13:1, 3-4; 14
“Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová” (Gn 13:3-4)
LA PRUEBA EN CUANTO AL SUSTENTO
Después del diluvio, Dios estableció el gobierno humano: el hombre sería gobernado por otros hombres (Gn 9:5-6); y no sólo por su propia conciencia (4:7). Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam, y Jafet. A Cam le nació Cus, que tuvo un hijo llamado Nimrod, valiente cazador delante de Jehová (10:8- 9). Nimrod no solamente subyugó a las fieras, sino que también comenzó a subyugar a otros hombres, y empezó a reinar sobre ellos a partir de Babel (v. 10a), donde comenzaron a edificar una torre para exaltar el nombre del hombre (11:4). En otras palabras, con esto demostraban que no necesitaban más de Dios, y lo ofendieron con esto. Por tanto, Dios juzgó a la raza adámica, confundiendo su lengua y dispersando a los hombres por toda la tierra (v. 9). Así que, cada uno estableció su propio reino, con sus propios ídolos.
Pero Dios quiere que Su voluntad sea cumplida. Así que llamó a Abraham, que vivía en Ur de los caldeos, una tierra de ídolos, y le hizo cruzar ríos hasta llegar a Canaán, (Gn 12:1-9). Abraham fue llamado hebreo, que quiere decir: cruzador de ríos (14:13). Primero cruzó el río Éufrates, saliendo así del mundo religioso. Seguidamente fue llevado hasta Harán, en Asiria, cuya capital era Nínive, una ciudad pecaminosa. Dios aún quiso que él cruzara un río más, y entonces cruzó el Tigris, saliendo del pecado y llegando a la tierra prometida, la tierra de Canaán.
Sin embargo, el hombre no logró resistir la tentación en cuanto al sustento. Dios le dio a Abraham una tierra fértil y rica, pero al pasar por una prueba, cuando hubo hambre en la tierra, fue a Egipto (12:10), que prefigura el mundo del sustento, donde la vida era fácil y había abundancia de cosas materiales. No era la voluntad de Dios que Abraham descendiese a Egipto, por eso allí fue muy avergonzado y volvió a Canaán (12:11-13:1). Después de volver al lugar donde edificó un altar para el Señor, Abraham nuevamente invocó Su nombre (vs. 3-4), y así restauró el vivir en la presencia de Dios, teniendo una vida humana normal con Dios.
Isaac, hijo de Abraham, también enfrentó una situación de hambre y pensó ir a Egipto. Pero Dios, por cuanto lo amaba, lo llamó de regreso a la buena tierra de Canaán (26:1-6). Dios le dio mucho más de lo que él obtendría si hubiese descendido a Egipto, y la tierra produjo con abundancia.
Jacob, hijo de Isaac, pasó también por una situación de hambre en la tierra y envió a sus hijos para buscar alimento en Egipto (42:1-3), lugar donde en esa época, por la soberanía de Dios, su hijo José había sido hecho gobernador. Finalmente, Jacob descendió a Egipto con su familia, alrededor de setenta personas, debido a que no pudo vencer el aspecto de la necesidad material. En Egipto había suministro en abundancia y no les faltaba nada (47:27). El hombre se olvida de Dios al encontrar abundancia de suministro en el mundo. Cerca de cuatrocientos años, los hijos de Israel vivieron en Egipto. Ellos podrían haberse olvidado de Dios, pero Dios no se olvidó nunca de ellos, porque ellos eran Su pueblo escogido. El Señor entonces levantó situaciones por las cuales ellos pudieran volverse a Él. Los israelitas fueron esclavizados y obligados a hacer ladrillos para edificar las ciudades de almacenaje (Ex 1:11).
Cuando el hombre está en sufrimientos, se da cuenta que necesita de Dios. Muchos hijos de Dios van para “Egipto”, el mundo del sustento, a fin de ganar dinero. Cuando comienzan a tener una buena vida, y a disfrutar de las cosas materiales, se olvidan de Dios. Para que vuelvan a Su presencia, Él levanta situaciones de fracaso. Cuando fracasamos, nos acordamos de Dios y nos volvemos a Él.
Punto Clave: Restaurar el vivir en la presencia de Dios
Pregunta: ¿Qué pretendía Dios al permitir el hambre en la tierra de Canaán?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús el Señor!
SEMANA 8 — DÍA 4
Alimento matutino
1 Jn. 1:3 Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo.
7 Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Co. 1:9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
[La corriente de vida revelada en toda la Biblia] es también una corriente de comunión. Considere… la Nueva Jerusalén. En toda la ciudad sólo existe una calle, y en medio de esa calle está la corriente de agua viva… Esta corriente es la corriente de la comunión. Esta corriente fluye por toda la ciudad, y toda la ciudad puede tener comunión sólo por medio de la corriente de agua viva. Esto revela que la comunión del Cuerpo de Cristo es la corriente de la vida divina. Donde fluye la corriente de la vida divina, allí está la comunión del Cuerpo de Cristo. ¿Qué es la comunión de la iglesia? Es el fluir de la vida divina. Mientras la corriente de la vida divina fluye en nosotros, tenemos la comunión del Cuerpo entre nosotros. Esta comunión empezó el día de Pentecostés, y de Jerusalén fluyó a Antioquía, a Asia, a Europa y luego a América y por todo el globo. La comunión del Cuerpo que disfrutamos es tremenda. Estamos en la corriente de la comunión del Cuerpo, y esta corriente crece cada vez más y es más enriquecida. Cuanto más fluye, más caudalosa y rica llega a ser. (La corriente divina, pág. 5)
Lectura para hoy
Necesitamos ver… la comunión del Cuerpo de Cristo. En nuestro cuerpo físico tenemos… la circulación de la sangre… Esta circulación fluye continuamente en nuestro cuerpo. Si esta…circulación sanguínea se detuviera por sólo unos minutos, moriríamos…La salud de nuestro cuerpo depende de la circulación de la sangre. Podríamos decir que esta circulación es la “comunión” de nuestro cuerpo.
Hemos sido iluminados para ver que Cristo tiene un Cuerpo y que nosotros somos miembros de Su Cuerpo, es decir, miembros de Cristo mismo. Así como nuestro cuerpo tiene muchos miembros, así también el Cuerpo de Cristo tiene muchos miembros. Y así como el hombre tiene un solo cuerpo…Cristo también tiene un solo Cuerpo. Si no entendemos lo que es la iglesia como Cuerpo de Cristo, simplemente debemos fijarnos en nuestro propio cuerpo…Si llegamos a conocer nuestro cuerpo, conoceremos el Cuerpo de Cristo.
La circulación de la sangre es la comunión de nuestro cuerpo. La comunión del Cuerpo de Cristo también es una clase de circulación. En nuestro cuerpo físico tenemos la circulación de la sangre, pero el Cuerpo místico de Cristo no tiene sangre. La comunión del Cuerpo de Cristo es la circulación misma del Espíritu. Hoy, el Espíritu es la “sangre” del Cuerpo de Cristo. Si no hubiera sangre en nuestro cuerpo, éste se secaría y moriría. De igual manera, si el Cuerpo de Cristo no tuviera el Espíritu, sería como un cadáver. Así que, la comunión del Cuerpo de Cristo es simplemente la circulación, la corriente, del Espíritu, no del Espíritu Santo o del Espíritu de Dios, sino del Espíritu. En el Nuevo Testamento la expresión el Espíritu denota el Espíritu consumado, el Espíritu que ha sido consumado, compuesto y mezclado, y que hoy se imparte en nosotros…Cuando este Espíritu circula dentro del Cuerpo de Cristo, circulan la divinidad, la humanidad, la persona de Cristo, la muerte de Cristo y la resurrección de Cristo. (Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor, págs. 38-39)
La comunión divina es la realidad de lo que es vivir en el Cuerpo de Cristo… Lo que debe gobernarnos es la comunión divina. Nosotros somos restringidos en esta comunión, lo cual hace que el Cuerpo de Cristo se mantenga en unidad y la obra del ministerio siga adelante. Cuando estamos fuera de la comunión, todo se acaba. Lo que causa que todo sea viviente es la comunión. Si aprendemos a tener comunión, recibiremos muchos beneficios, especialmente en la obra del Señor. (The Triune God to Be Life to the Tripartite Man, págs. 147-148)
Lectura adicional: Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor, “Una palabra complementaria”; The Triune God to Be Life to the Tripartite Man, mensajes 17, 19
Witness Lee
Derechos reservados a: Living Stream Ministry
¡Jesús es el Señor!
El ministerio orgánico de Juan
Semana 1 --- El ministerio de los apóstoles
Jueves --- Leer con oración: Gn: 4:7; 9:5-6; 10:8-10a; 12:1-13:1, 3-4; 14
“Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová” (Gn 13:3-4)
LA PRUEBA EN CUANTO AL SUSTENTO
Después del diluvio, Dios estableció el gobierno humano: el hombre sería gobernado por otros hombres (Gn 9:5-6); y no sólo por su propia conciencia (4:7). Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam, y Jafet. A Cam le nació Cus, que tuvo un hijo llamado Nimrod, valiente cazador delante de Jehová (10:8- 9). Nimrod no solamente subyugó a las fieras, sino que también comenzó a subyugar a otros hombres, y empezó a reinar sobre ellos a partir de Babel (v. 10a), donde comenzaron a edificar una torre para exaltar el nombre del hombre (11:4). En otras palabras, con esto demostraban que no necesitaban más de Dios, y lo ofendieron con esto. Por tanto, Dios juzgó a la raza adámica, confundiendo su lengua y dispersando a los hombres por toda la tierra (v. 9). Así que, cada uno estableció su propio reino, con sus propios ídolos.
Pero Dios quiere que Su voluntad sea cumplida. Así que llamó a Abraham, que vivía en Ur de los caldeos, una tierra de ídolos, y le hizo cruzar ríos hasta llegar a Canaán, (Gn 12:1-9). Abraham fue llamado hebreo, que quiere decir: cruzador de ríos (14:13). Primero cruzó el río Éufrates, saliendo así del mundo religioso. Seguidamente fue llevado hasta Harán, en Asiria, cuya capital era Nínive, una ciudad pecaminosa. Dios aún quiso que él cruzara un río más, y entonces cruzó el Tigris, saliendo del pecado y llegando a la tierra prometida, la tierra de Canaán.
Sin embargo, el hombre no logró resistir la tentación en cuanto al sustento. Dios le dio a Abraham una tierra fértil y rica, pero al pasar por una prueba, cuando hubo hambre en la tierra, fue a Egipto (12:10), que prefigura el mundo del sustento, donde la vida era fácil y había abundancia de cosas materiales. No era la voluntad de Dios que Abraham descendiese a Egipto, por eso allí fue muy avergonzado y volvió a Canaán (12:11-13:1). Después de volver al lugar donde edificó un altar para el Señor, Abraham nuevamente invocó Su nombre (vs. 3-4), y así restauró el vivir en la presencia de Dios, teniendo una vida humana normal con Dios.
Isaac, hijo de Abraham, también enfrentó una situación de hambre y pensó ir a Egipto. Pero Dios, por cuanto lo amaba, lo llamó de regreso a la buena tierra de Canaán (26:1-6). Dios le dio mucho más de lo que él obtendría si hubiese descendido a Egipto, y la tierra produjo con abundancia.
Jacob, hijo de Isaac, pasó también por una situación de hambre en la tierra y envió a sus hijos para buscar alimento en Egipto (42:1-3), lugar donde en esa época, por la soberanía de Dios, su hijo José había sido hecho gobernador. Finalmente, Jacob descendió a Egipto con su familia, alrededor de setenta personas, debido a que no pudo vencer el aspecto de la necesidad material. En Egipto había suministro en abundancia y no les faltaba nada (47:27). El hombre se olvida de Dios al encontrar abundancia de suministro en el mundo. Cerca de cuatrocientos años, los hijos de Israel vivieron en Egipto. Ellos podrían haberse olvidado de Dios, pero Dios no se olvidó nunca de ellos, porque ellos eran Su pueblo escogido. El Señor entonces levantó situaciones por las cuales ellos pudieran volverse a Él. Los israelitas fueron esclavizados y obligados a hacer ladrillos para edificar las ciudades de almacenaje (Ex 1:11).
Cuando el hombre está en sufrimientos, se da cuenta que necesita de Dios. Muchos hijos de Dios van para “Egipto”, el mundo del sustento, a fin de ganar dinero. Cuando comienzan a tener una buena vida, y a disfrutar de las cosas materiales, se olvidan de Dios. Para que vuelvan a Su presencia, Él levanta situaciones de fracaso. Cuando fracasamos, nos acordamos de Dios y nos volvemos a Él.
Punto Clave: Restaurar el vivir en la presencia de Dios
Pregunta: ¿Qué pretendía Dios al permitir el hambre en la tierra de Canaán?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús el Señor!
SEMANA 8 — DÍA 4
Alimento matutino
1 Jn. 1:3 Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo.
7 Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Co. 1:9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
[La corriente de vida revelada en toda la Biblia] es también una corriente de comunión. Considere… la Nueva Jerusalén. En toda la ciudad sólo existe una calle, y en medio de esa calle está la corriente de agua viva… Esta corriente es la corriente de la comunión. Esta corriente fluye por toda la ciudad, y toda la ciudad puede tener comunión sólo por medio de la corriente de agua viva. Esto revela que la comunión del Cuerpo de Cristo es la corriente de la vida divina. Donde fluye la corriente de la vida divina, allí está la comunión del Cuerpo de Cristo. ¿Qué es la comunión de la iglesia? Es el fluir de la vida divina. Mientras la corriente de la vida divina fluye en nosotros, tenemos la comunión del Cuerpo entre nosotros. Esta comunión empezó el día de Pentecostés, y de Jerusalén fluyó a Antioquía, a Asia, a Europa y luego a América y por todo el globo. La comunión del Cuerpo que disfrutamos es tremenda. Estamos en la corriente de la comunión del Cuerpo, y esta corriente crece cada vez más y es más enriquecida. Cuanto más fluye, más caudalosa y rica llega a ser. (La corriente divina, pág. 5)
Lectura para hoy
Necesitamos ver… la comunión del Cuerpo de Cristo. En nuestro cuerpo físico tenemos… la circulación de la sangre… Esta circulación fluye continuamente en nuestro cuerpo. Si esta…circulación sanguínea se detuviera por sólo unos minutos, moriríamos…La salud de nuestro cuerpo depende de la circulación de la sangre. Podríamos decir que esta circulación es la “comunión” de nuestro cuerpo.
Hemos sido iluminados para ver que Cristo tiene un Cuerpo y que nosotros somos miembros de Su Cuerpo, es decir, miembros de Cristo mismo. Así como nuestro cuerpo tiene muchos miembros, así también el Cuerpo de Cristo tiene muchos miembros. Y así como el hombre tiene un solo cuerpo…Cristo también tiene un solo Cuerpo. Si no entendemos lo que es la iglesia como Cuerpo de Cristo, simplemente debemos fijarnos en nuestro propio cuerpo…Si llegamos a conocer nuestro cuerpo, conoceremos el Cuerpo de Cristo.
La circulación de la sangre es la comunión de nuestro cuerpo. La comunión del Cuerpo de Cristo también es una clase de circulación. En nuestro cuerpo físico tenemos la circulación de la sangre, pero el Cuerpo místico de Cristo no tiene sangre. La comunión del Cuerpo de Cristo es la circulación misma del Espíritu. Hoy, el Espíritu es la “sangre” del Cuerpo de Cristo. Si no hubiera sangre en nuestro cuerpo, éste se secaría y moriría. De igual manera, si el Cuerpo de Cristo no tuviera el Espíritu, sería como un cadáver. Así que, la comunión del Cuerpo de Cristo es simplemente la circulación, la corriente, del Espíritu, no del Espíritu Santo o del Espíritu de Dios, sino del Espíritu. En el Nuevo Testamento la expresión el Espíritu denota el Espíritu consumado, el Espíritu que ha sido consumado, compuesto y mezclado, y que hoy se imparte en nosotros…Cuando este Espíritu circula dentro del Cuerpo de Cristo, circulan la divinidad, la humanidad, la persona de Cristo, la muerte de Cristo y la resurrección de Cristo. (Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor, págs. 38-39)
La comunión divina es la realidad de lo que es vivir en el Cuerpo de Cristo… Lo que debe gobernarnos es la comunión divina. Nosotros somos restringidos en esta comunión, lo cual hace que el Cuerpo de Cristo se mantenga en unidad y la obra del ministerio siga adelante. Cuando estamos fuera de la comunión, todo se acaba. Lo que causa que todo sea viviente es la comunión. Si aprendemos a tener comunión, recibiremos muchos beneficios, especialmente en la obra del Señor. (The Triune God to Be Life to the Tripartite Man, págs. 147-148)
Lectura adicional: Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor, “Una palabra complementaria”; The Triune God to Be Life to the Tripartite Man, mensajes 17, 19
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