ALIMENTO DIARIO
Leer con oración: 1 Ts 5:12-13; Mt 24:42-46; Fil 2:14-18
"Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis" (1 Ts 5:11)
Teniendo en mucha estima a los que sirven entre nosotros
Primera de Tesalonicenses 5:11 dice: "Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis". Al practicar esto, encontramos una dificultad: las personas que están en tinieblas siempre consideran que están en lo correcto y que los demás están equivocados; juzgando que los que le aconsejan y exhortan están equivocados. Por eso Pablo continúa: "Os rogamos hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra." (vs. 12-13a). Pablo añadió esa frase porque la primera cosa que hacen los que están en tinieblas es rechazar la palabra de los que presiden en el Señor. Aparentemente parece que todo está bien, pero detrás de los bastidores se hacen cosas que pertenecen a las tinieblas, las cuales el sólo nombrarlas, son una vergüenza. Los que viven en tinieblas no acatan ni honran a los que los presiden y amonestan en el Señor, no respetan ni honran la autoridad de tales hermanos.
Debemos actuar como hijos de luz. Esto no quiere decir que no cometeremos errores. Debido a que aún vivimos en la tierra, corremos el riesgo de cometer muchos errores. No obstante, debemos ser siempre iluminados. Por ser hijos de luz, cuando los hermanos apuntan en nosotros un error, en la luz lo veremos. Pero, si nos comportamos como hijos de las tinieblas, difícilmente seremos iluminados y por ende, no aceptaremos la corrección de los demás.
Estas son palabras que nutren a los santos en la vida de la iglesia, en la cual necesitamos crecer en vida. Lo más importante es llevar a los hermanos a actuar como hijos de luz. Debemos decirles: "Hermanos, ustedes ya se convirtieron, ahora somos hijos de luz, hijos del día. No somos más de las tinieblas, así que ya no durmamos como los demás, por el contrario, vigilemos y seamos sobrios". Esto es lo que Pablo dijo en los versículos 2 y 6, y son una repetición de lo que el Señor Jesús nos dijo en Mateo 24:43.
Somos hijos de luz, hijos del día, y debemos estar vigilantes. Por un lado, somos vigilantes en esta era de tinieblas por causa de la venida del Señor; por otro lado, debemos vivir como hijos de luz, como hijos del día. Cuando el Señor vuelva, Él saldrá de nuestro interior como luz, es decir, se manifestará. Filipenses 2:14-16 dice: "Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado". Pablo condujo a los hermanos a fin de que permanezcan firmes en el día del juicio, y puedan estar en pie en la presencia del Señor. Esa era su esperanza y su corona.
Filipenses 2:17-18 dice: "Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo". Pablo esperaba ese día, cuando todos los santos estarán firmes en el tribunal de Cristo, como hijos de luz e hijos del día. Aun antes de la venida del Señor, de manera visible, algunos serán arrebatados vivos, y cuando el Señor vuelva, en Su venida visible, estarán juntos en Su tribunal.
Mateo 24:42 dice que debemos vigilar, porque no sabemos el día que vendrá el Señor. Nosotros que estamos en la vida de la iglesia, somos hijos de luz. No debemos estar en tinieblas; antes bien, debemos ayudar a los que están en ellas, no rechazándolos, porque el Señor no los rechaza, sino mas bien debemos tener esperanza para con ellos. Por eso, el Señor hace de nosotros siervos fieles y prudentes, a quienes les confió consiervos para darles el alimento a su tiempo (vs. 45-46).
Punto Clave:
Aceptar la ayuda
Pregunta:
¿Cuál debe ser nuestra actitud al percibir que estamos errados?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Leer con oración: 1 Ts 5:12-13; Mt 24:42-46; Fil 2:14-18
"Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis" (1 Ts 5:11)
Teniendo en mucha estima a los que sirven entre nosotros
Primera de Tesalonicenses 5:11 dice: "Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis". Al practicar esto, encontramos una dificultad: las personas que están en tinieblas siempre consideran que están en lo correcto y que los demás están equivocados; juzgando que los que le aconsejan y exhortan están equivocados. Por eso Pablo continúa: "Os rogamos hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra." (vs. 12-13a). Pablo añadió esa frase porque la primera cosa que hacen los que están en tinieblas es rechazar la palabra de los que presiden en el Señor. Aparentemente parece que todo está bien, pero detrás de los bastidores se hacen cosas que pertenecen a las tinieblas, las cuales el sólo nombrarlas, son una vergüenza. Los que viven en tinieblas no acatan ni honran a los que los presiden y amonestan en el Señor, no respetan ni honran la autoridad de tales hermanos.
Debemos actuar como hijos de luz. Esto no quiere decir que no cometeremos errores. Debido a que aún vivimos en la tierra, corremos el riesgo de cometer muchos errores. No obstante, debemos ser siempre iluminados. Por ser hijos de luz, cuando los hermanos apuntan en nosotros un error, en la luz lo veremos. Pero, si nos comportamos como hijos de las tinieblas, difícilmente seremos iluminados y por ende, no aceptaremos la corrección de los demás.
Estas son palabras que nutren a los santos en la vida de la iglesia, en la cual necesitamos crecer en vida. Lo más importante es llevar a los hermanos a actuar como hijos de luz. Debemos decirles: "Hermanos, ustedes ya se convirtieron, ahora somos hijos de luz, hijos del día. No somos más de las tinieblas, así que ya no durmamos como los demás, por el contrario, vigilemos y seamos sobrios". Esto es lo que Pablo dijo en los versículos 2 y 6, y son una repetición de lo que el Señor Jesús nos dijo en Mateo 24:43.
Somos hijos de luz, hijos del día, y debemos estar vigilantes. Por un lado, somos vigilantes en esta era de tinieblas por causa de la venida del Señor; por otro lado, debemos vivir como hijos de luz, como hijos del día. Cuando el Señor vuelva, Él saldrá de nuestro interior como luz, es decir, se manifestará. Filipenses 2:14-16 dice: "Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado". Pablo condujo a los hermanos a fin de que permanezcan firmes en el día del juicio, y puedan estar en pie en la presencia del Señor. Esa era su esperanza y su corona.
Filipenses 2:17-18 dice: "Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo". Pablo esperaba ese día, cuando todos los santos estarán firmes en el tribunal de Cristo, como hijos de luz e hijos del día. Aun antes de la venida del Señor, de manera visible, algunos serán arrebatados vivos, y cuando el Señor vuelva, en Su venida visible, estarán juntos en Su tribunal.
Mateo 24:42 dice que debemos vigilar, porque no sabemos el día que vendrá el Señor. Nosotros que estamos en la vida de la iglesia, somos hijos de luz. No debemos estar en tinieblas; antes bien, debemos ayudar a los que están en ellas, no rechazándolos, porque el Señor no los rechaza, sino mas bien debemos tener esperanza para con ellos. Por eso, el Señor hace de nosotros siervos fieles y prudentes, a quienes les confió consiervos para darles el alimento a su tiempo (vs. 45-46).
Punto Clave:
Aceptar la ayuda
Pregunta:
¿Cuál debe ser nuestra actitud al percibir que estamos errados?
Dong Yu Lan
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