Como ahora está de moda copiar artículos y ponerlos en el Foro, revisando mi Revista Peruana "Caretas" me encontré esta joya que habla sobre el Vaticano. ¿Algunos comentarios?
Por OSCAR UGARTECHE
Crónicas Vaticanas
Marchas y contramarchas en el Día del Orgullo Gay en Roma. Testimonio in situ.
DOS años atrás, la International Lesbian and Gay Association (ILGA) organización internacional que asiste en el avance del desarrollo de los derechos de gays y lesbianas en el mundo, decidió que el año 2000, la XX Conferencia anual se haría en Roma. El Milenio debía estar junto con el concepto de Jubileo que en el mundo cristiano tiene algo que ver con el perdón. Hace nueve meses, en la XIX reunión de la ILGA en Johanesburgo, le pusieron fecha a esta conferencia y se decidió que sería del 3 al 7 de julio. Por su parte, los organizadores de las marchas y paradas grandes decidieron que el sábado 8 de julio se haría el World Pride Day caminando por la Vía del Foro hasta rodear el Coliseo.
Ajeno a todo esto, regresé a Lima la penúltima semana de junio, de cinco semanas de conferencias en Europa sobre mis dos libros más recientes de impacto global, La Arqueología de la Modernidad y El Falso Dilema, y sobre la constitución de un tribunal internacional de arbitraje en reemplazo del Club de París invitado por algunas cancillerías y universidades así como por la librería Albatross de Ginebra.
Tenía tres días de llegado a Lima cuando en este marco recibo una llamada telefónica de Quito ese domingo, de una amiga quien me pregunta qué está pasando con el arzobispo de Lima. Siendo que las jerarquías nunca me han impresionado no tenía la menor idea pero le dije que preguntaría. A la mañana siguiente, lunes, me llamaron periodistas en el siguiente orden: Canal 7, a las 8 de la mañana, Canal 4, poco después, Canal 2 un rato más tarde y Expreso al final de la mañana. En mi cabeza no había la menor duda de lo ocurrido ni cuál era la pared del juego pérfido de la demonización. Beto Ortiz llamó más tarde. Fenómeno su programa. Lástima que le costó el cogote. Así se hace Beto.
Mi amiga me volvió a llamar y me volvió a preguntar. Le conté lo acaecido durante el día y me imploró que fuera a Roma. Otro avión. Otras veinte horas de viaje. Otro hotel. Pero bueno, esto era cosa de grandes. Esto pasaba en el Perú pero lo excedía de lejos. Era un asunto político mayor.
Mientras tanto leía las correcciones endocrinológicas y las correcciones a las correcciones en sendos comunicados de la [/b]Comisión Episcopal. Finalmente el desautorizado era el demonizante. No es que crea que la compasión es un principio de modernidad ni de respeto al otro, pero algo, me dije, tomando café. ¿Compasión por amar o por no tener bebés?
Casi un bolero, medité en la ducha, mientras me preparaba para ir al aeropuerto otra vez.
Al llegar a Roma, al Hotel Cicerone, en la Vía Cicerone, cerca del Vaticano, estaba rodeado de Carabinieri. Sólidamente rodeado de Carabinieri. Alguien importante se aloja en este hotel, pensé. Eramos unos cien de todo el mundo. Casi todos relacionados al activismo en sus países. Y yo, un pasante intelectual jubilado del activismo por límite de edad en un movimiento juvenil por excelencia. El primer día la conferencia era sobre religión y homosexualidad. El obispo francés que nos iba a hablar entró al salón principal y se sentó en la mesa directiva. Ajustaron el micrófono. Entró una persona corriendo hacia el obispo quien se aprestaba a hablar y Monseñor se excusó y se paró, saliendo del salón al pasillo.
El moderador habló un poco sobre el tema de la tarde. La necesidad de comprender la relación entre la religión y la homosexualidad y las posturas cambiantes en diversos sentidos en los pasados años.
Las cuestiones filosóficas de fondo. Regresó Monseñor. Se excusó de no poder hablarnos porque Monseñor Sodano le había prohibido hablarnos en esa conferencia. Previa bendición, dijo algo así como que el espíritu estaba con nosotros. En italiano por un francés, fue difícil entender exactamente. Se fue. Atónitos nos quedamos para discutir lo ocurrido. Cogí los audífonos de la traducción.
-¿Quién es Sodano?, pregunté en mi ignorancia supina sobre El Vaticano y otras ciudades Estado. -El secretario de Estado-, me contestó alguien. -Tiene mando de tropa. Es un ejecutivo. -¿De dónde salió? [/b]¿Es Opus Dei?[/b] -No, hombre, me contestó un periodista turco especializado en América Latina en Estambul, gay naturalmente. Este es el hombre que fue Nuncio en Chile los años de Pinochet y que mandó la carta a Londres pidiendo clemencia por razones humanitarias para Pinochet cuando lo detuvieron. Me parece que es Sodalicio, me dijo. Ah, ya. Estamos, le sonreí. Todo claro. Es un facho.
Todavía con el jet lag en pleno, alcancé a recordar que afuera estábamos rodeados de Carabinieri y le hice la pregunta a boca de jarro. ¿Qué tiene que ver ese señor con estos Carabinieri? -Ha ejercido influencia sobre el alcalde de Roma para que no autorice la marcha del World Pride el sábado y más bien el alcalde ha autorizado la marcha de los neonazis.
Los Carabinieri fueron puestos por el hotel en vista que la amenaza neonazi ahora con luz verde de marchar era evidente. Pensé en los inmensos ventanales de la fachada. Cuidaban al hotel, no a nosotros, con lo que caminábamos por las calles de Roma, lo poquito que uno sale en estos eventos, sin la tarjeta adherida que dice tu nombre, el evento y la fecha. Es peligroso caminar con eso en la calle, dijo alguien, cuando salíamos de cenar en un barco que flota sobre el río, ubicado en una zona oscura. Me reí. Imagínate le digo, frente a nuestro arzobispo, estos matones son chancay de a medio. No me entendió.
Las discusiones que siguieron fueron sobre modernidad, derechos humanos, derechos económicos, sociales y culturales, una estrategia para eliminar la discriminación jurídica en el mundo entero antes del 2015. Igualmente se reafirmó que todos tenemos derechos por el mero hecho de existir. A partir de allí la lucha por la igualdad jurídica es impostergable. Sacamos un breve comunicado tocando el tema Vaticano, expresando nuestro shock ante su invocatoria a la violencia, nuestra sorpresa por retirar a un obispo en el momento de hablar y nuestro rechazo a posturas que no hablan del amor, que es lo que deben representar, ni el respeto a los derechos humanos.
El socio del de acá es de San Salvador, El Salvador y los que hacen coro son de San Francisco, California y Nueva York. Suenan las sotanas de la alta política en El Vaticano en los albores de un nuevo Papa.
La versión final del texto no la vi. Regresé a Lima el viernes de madrugada para ver a mi madre quien a los 88 años sigue haciéndole la lucha para vivir con una sonrisa. Me preguntó qué tal, le dije bien. Las cosas no son como eran antes. Han regresado a hacer política a partir de los discriminados. Ahora son los que sueltan los leones, ya no son los comidos. Cómo cambian los tiempos. Felizmente hay valores que están por encima de la intolerancia autoritaria y existen los derechos civiles. Por ejemplo, que no se puede discriminar en público en televisión. Nunca más. Ni arzobispo ni comediante ni nadie. Eso es fascismo antiguo inaceptable.
El World Pride del sábado 8 reunió 250.000 personas que marcharon felices celebrando los logros obtenidos en los veinte años de luchas de derechos en Europa. Tienen razón para festejar.
Acá aún no hay movimiento por los derechos civiles pero habrá. Cuando alguien deje de morirse de vergüenza de ser gay o lesbiana. ¿Y sobre El Vaticano? Pues, está en una marcha hacia el siglo XV militante en este campo. Veremos muchas discusiones y sables chocar dentro de la institución. El siglo XXI sí ha comenzado. Y con fuerza.
Este artículo lo copié del último número de Caretas.
Por OSCAR UGARTECHE
Crónicas Vaticanas
Marchas y contramarchas en el Día del Orgullo Gay en Roma. Testimonio in situ.
DOS años atrás, la International Lesbian and Gay Association (ILGA) organización internacional que asiste en el avance del desarrollo de los derechos de gays y lesbianas en el mundo, decidió que el año 2000, la XX Conferencia anual se haría en Roma. El Milenio debía estar junto con el concepto de Jubileo que en el mundo cristiano tiene algo que ver con el perdón. Hace nueve meses, en la XIX reunión de la ILGA en Johanesburgo, le pusieron fecha a esta conferencia y se decidió que sería del 3 al 7 de julio. Por su parte, los organizadores de las marchas y paradas grandes decidieron que el sábado 8 de julio se haría el World Pride Day caminando por la Vía del Foro hasta rodear el Coliseo.
Ajeno a todo esto, regresé a Lima la penúltima semana de junio, de cinco semanas de conferencias en Europa sobre mis dos libros más recientes de impacto global, La Arqueología de la Modernidad y El Falso Dilema, y sobre la constitución de un tribunal internacional de arbitraje en reemplazo del Club de París invitado por algunas cancillerías y universidades así como por la librería Albatross de Ginebra.
Tenía tres días de llegado a Lima cuando en este marco recibo una llamada telefónica de Quito ese domingo, de una amiga quien me pregunta qué está pasando con el arzobispo de Lima. Siendo que las jerarquías nunca me han impresionado no tenía la menor idea pero le dije que preguntaría. A la mañana siguiente, lunes, me llamaron periodistas en el siguiente orden: Canal 7, a las 8 de la mañana, Canal 4, poco después, Canal 2 un rato más tarde y Expreso al final de la mañana. En mi cabeza no había la menor duda de lo ocurrido ni cuál era la pared del juego pérfido de la demonización. Beto Ortiz llamó más tarde. Fenómeno su programa. Lástima que le costó el cogote. Así se hace Beto.
Mi amiga me volvió a llamar y me volvió a preguntar. Le conté lo acaecido durante el día y me imploró que fuera a Roma. Otro avión. Otras veinte horas de viaje. Otro hotel. Pero bueno, esto era cosa de grandes. Esto pasaba en el Perú pero lo excedía de lejos. Era un asunto político mayor.
Mientras tanto leía las correcciones endocrinológicas y las correcciones a las correcciones en sendos comunicados de la [/b]Comisión Episcopal. Finalmente el desautorizado era el demonizante. No es que crea que la compasión es un principio de modernidad ni de respeto al otro, pero algo, me dije, tomando café. ¿Compasión por amar o por no tener bebés?
Casi un bolero, medité en la ducha, mientras me preparaba para ir al aeropuerto otra vez.
Al llegar a Roma, al Hotel Cicerone, en la Vía Cicerone, cerca del Vaticano, estaba rodeado de Carabinieri. Sólidamente rodeado de Carabinieri. Alguien importante se aloja en este hotel, pensé. Eramos unos cien de todo el mundo. Casi todos relacionados al activismo en sus países. Y yo, un pasante intelectual jubilado del activismo por límite de edad en un movimiento juvenil por excelencia. El primer día la conferencia era sobre religión y homosexualidad. El obispo francés que nos iba a hablar entró al salón principal y se sentó en la mesa directiva. Ajustaron el micrófono. Entró una persona corriendo hacia el obispo quien se aprestaba a hablar y Monseñor se excusó y se paró, saliendo del salón al pasillo.
El moderador habló un poco sobre el tema de la tarde. La necesidad de comprender la relación entre la religión y la homosexualidad y las posturas cambiantes en diversos sentidos en los pasados años.
Las cuestiones filosóficas de fondo. Regresó Monseñor. Se excusó de no poder hablarnos porque Monseñor Sodano le había prohibido hablarnos en esa conferencia. Previa bendición, dijo algo así como que el espíritu estaba con nosotros. En italiano por un francés, fue difícil entender exactamente. Se fue. Atónitos nos quedamos para discutir lo ocurrido. Cogí los audífonos de la traducción.
-¿Quién es Sodano?, pregunté en mi ignorancia supina sobre El Vaticano y otras ciudades Estado. -El secretario de Estado-, me contestó alguien. -Tiene mando de tropa. Es un ejecutivo. -¿De dónde salió? [/b]¿Es Opus Dei?[/b] -No, hombre, me contestó un periodista turco especializado en América Latina en Estambul, gay naturalmente. Este es el hombre que fue Nuncio en Chile los años de Pinochet y que mandó la carta a Londres pidiendo clemencia por razones humanitarias para Pinochet cuando lo detuvieron. Me parece que es Sodalicio, me dijo. Ah, ya. Estamos, le sonreí. Todo claro. Es un facho.
Todavía con el jet lag en pleno, alcancé a recordar que afuera estábamos rodeados de Carabinieri y le hice la pregunta a boca de jarro. ¿Qué tiene que ver ese señor con estos Carabinieri? -Ha ejercido influencia sobre el alcalde de Roma para que no autorice la marcha del World Pride el sábado y más bien el alcalde ha autorizado la marcha de los neonazis.
Los Carabinieri fueron puestos por el hotel en vista que la amenaza neonazi ahora con luz verde de marchar era evidente. Pensé en los inmensos ventanales de la fachada. Cuidaban al hotel, no a nosotros, con lo que caminábamos por las calles de Roma, lo poquito que uno sale en estos eventos, sin la tarjeta adherida que dice tu nombre, el evento y la fecha. Es peligroso caminar con eso en la calle, dijo alguien, cuando salíamos de cenar en un barco que flota sobre el río, ubicado en una zona oscura. Me reí. Imagínate le digo, frente a nuestro arzobispo, estos matones son chancay de a medio. No me entendió.
Las discusiones que siguieron fueron sobre modernidad, derechos humanos, derechos económicos, sociales y culturales, una estrategia para eliminar la discriminación jurídica en el mundo entero antes del 2015. Igualmente se reafirmó que todos tenemos derechos por el mero hecho de existir. A partir de allí la lucha por la igualdad jurídica es impostergable. Sacamos un breve comunicado tocando el tema Vaticano, expresando nuestro shock ante su invocatoria a la violencia, nuestra sorpresa por retirar a un obispo en el momento de hablar y nuestro rechazo a posturas que no hablan del amor, que es lo que deben representar, ni el respeto a los derechos humanos.
El socio del de acá es de San Salvador, El Salvador y los que hacen coro son de San Francisco, California y Nueva York. Suenan las sotanas de la alta política en El Vaticano en los albores de un nuevo Papa.
La versión final del texto no la vi. Regresé a Lima el viernes de madrugada para ver a mi madre quien a los 88 años sigue haciéndole la lucha para vivir con una sonrisa. Me preguntó qué tal, le dije bien. Las cosas no son como eran antes. Han regresado a hacer política a partir de los discriminados. Ahora son los que sueltan los leones, ya no son los comidos. Cómo cambian los tiempos. Felizmente hay valores que están por encima de la intolerancia autoritaria y existen los derechos civiles. Por ejemplo, que no se puede discriminar en público en televisión. Nunca más. Ni arzobispo ni comediante ni nadie. Eso es fascismo antiguo inaceptable.
El World Pride del sábado 8 reunió 250.000 personas que marcharon felices celebrando los logros obtenidos en los veinte años de luchas de derechos en Europa. Tienen razón para festejar.
Acá aún no hay movimiento por los derechos civiles pero habrá. Cuando alguien deje de morirse de vergüenza de ser gay o lesbiana. ¿Y sobre El Vaticano? Pues, está en una marcha hacia el siglo XV militante en este campo. Veremos muchas discusiones y sables chocar dentro de la institución. El siglo XXI sí ha comenzado. Y con fuerza.
Este artículo lo copié del último número de Caretas.