Gén 2:22
Y Jehová Dios procedió a construir de la costilla que había tomado del hombre una mujer, y a traerla al hombre.
Gén 2:23 Entonces dijo el hombre: “Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada esta”.
Gén 2:24 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne.
Gén 2:25 Y ambos continuaban desnudos, el hombre y su esposa, y sin embargo no se avergonzaban.
Gén 3:1 Ahora bien, la serpiente resultó ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decir a la mujer: “¿Es realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?”.
Gén 3:2 Ante esto, la mujer dijo a la serpiente: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer.
Gén 3:3 Pero en cuanto a [comer] del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios ha dicho: ‘No deben comer de él, no, no deben tocarlo para que no mueran’”.
Gén 3:4 Ante esto, la serpiente dijo a la mujer: “Positivamente no morirán.
Gén 3:5 Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”.
Gén 3:6 Por consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los ojos era algo que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo. De modo que empezó a tomar de su fruto y a comerlo. Después dio de este también a su esposo cuando [él estuvo] con ella, y él empezó a comerlo.
Gén 3:7 Entonces se les abrieron los ojos a ambos, y empezaron a darse cuenta de que estaban desnudos. Por lo tanto cosieron hojas de higuera y se hicieron coberturas para los lomos.
Gén 3:8 Más tarde oyeron la voz de Jehová Dios que andaba en el jardín hacia la parte airosa del día, y el hombre y su esposa procedieron a esconderse del rostro de Jehová Dios entre los árboles del jardín.
Gén 3:9 Y Jehová Dios siguió llamando al hombre y diciéndole: “¿Dónde estás?”.
Gén 3:10 Por fin él dijo: “Oí tu voz en el jardín, pero tuve miedo porque estaba desnudo, y por eso me escondí”.
Gén 3:11 A lo que dijo él: “¿Quién te informó que estabas desnudo? ¿Del árbol del que te mandé que no comieras has comido?”.
Gén 3:12 Y pasó el hombre a decir: “La mujer que me diste para que estuviera conmigo, ella me dio [fruto] del árbol y así es que comí”.
Gén 3:13 Ante eso, Jehová Dios dijo a la mujer: “¿Qué es esto que has hecho?”. A lo cual respondió la mujer: “La serpiente... ella me engañó, y así es que comí”.
Gén 3:14 Y Jehová Dios procedió a decir a la serpiente: “Porque has hecho esta cosa, tú eres la maldita de entre todos los animales domésticos y de entre todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre irás, y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida.
Gén 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”.
Gén 3:16 A la mujer dijo: “Aumentaré en gran manera el dolor de tu preñez; con dolores de parto darás a luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará”.
Gén 3:17 Y a Adán dijo: “Porque escuchaste la voz de tu esposa y te pusiste a comer del árbol respecto del cual te di este mandato: ‘No debes comer de él’, maldito está el suelo por tu causa. Con dolor comerás su producto todos los días de tu vida.
Gén 3:18 Y espinos y cardos hará crecer para ti, y tienes que comer la vegetación del campo.
Gén 3:19 Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás”.
Gén 3:20 Después de esto Adán llamó a su esposa por nombre Eva, porque ella tenía que llegar a ser la madre de todo el que viviera.
Gén 3:21 Y Jehová Dios procedió a hacer largas prendas de vestir de piel para Adán y para su esposa, y a vestirlos.
Gén 3:22 Y Jehová Dios pasó a decir: “Mira que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo, y ahora, para que no alargue la mano y efectivamente tome [fruto] también del árbol de la vida y coma y viva hasta tiempo indefinido...”.
Gén 3:23
Con eso Jehová Dios lo echó del jardín de Edén para que cultivara el suelo del cual había sido tomado.