Cirilo de Jerusalén compara a la abeja que recorre flores de toda clase para fabricar miel con el creyente que recorre las páginas de la Biblia para extraer de ellas la Palabra de Dios, más dulce al paladar que la miel.
Acércate a la abeja y aprende cómo trabaja: cómo recorre flores de toda clase, y fabrica la miel para utilidad tuya; para que recorriendo tú también las divinas Escrituras agarres con fuerza tu propia salvación y, repleto de ellas, digas: "¡Qué dulces al paladar son tus palabras! Más que la miel del panal en mi boca" (Sal 119:103).
Cirilo de Jerusalén (313-387)
Catequesis, 9, 13