A Savonarola...

2 Junio 1999
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A Savonarola



Querido Sr. Savonarola: Nos hemos acomodado tanto a lo civil, que estamos corriendo el riesgo de perder el sentido comunitario de la originalidad cristiana de organizarse.


Diócesis, parroquia, provincia…etc., tienen un rancio sabor “imperialista”, pues tales denominaciones del imperio romano proceden.


Desde el siglo IV para acá, poco a poco hemos ido perdiendo originalidad, y por lo mismo eficacia renovadora. Nos hemos acomodado al siglo de tal manera, que ya no parece ser el Evangelio el inspirador de nuestro proceder comunitario.


¡Ojalá hubiese más obispos y más diócesis asequibles a una pastoral de encuentro, contacto y servicio comprometido reales! Yo soy de la opinión de que todo edificio, para que no se tambalee a la primera de cambio, ha de tener una sólida base, cimentado sobre roca, que en el caso de la Iglesia es la comunidad de creyentes, en servicio a la cual tienen razón de ser los ministerios eclesiales.


Si ciertamente, los que han sido destacados de entre la comunidad, pare ejercer el servicio de presidir en nombre del Señor, apacentasen y confirmasen en la fe, como el Señor sugiere en el texto evangélico de san Juan, por vía de amor y no tanto de código, nuestras comunidades serían verdaderamente sólidas y mucho más numerosas. Pero claro, volver a las fuentes es costoso.


Es más cómodo y apetecible, por no decir rentable, mantener los esquemas y estructuras actuales. Volver a los asuntos del Señor, no es fácil. La grandeza, como la dignidad, no es algo cuantitativo, sino cualitativo. Al menos así me lo parece.


José Luis Lago de la Plaza.


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