¿A cuántos Papas ha condenado Juan Pablo II?

Bart

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24 Enero 2001
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¿A cuántos Papas ha condenado Juan Pablo II?


Manuel Funes Robert

8 de noviembre. Gloria, más que mérito, es lo que ha ganado Juan Pablo II al pedir perdón por los crímenes de la santa Inquisición. Con visibles forcejeos internos, se ha impuesto el Papa y ha extendido su condena, incluso a las Cruzadas, en alguna de las cuales, los Cruzados entraron a degüello en Jerusalén. No es cosa de la Edad Media ni del Siglo de Oro, sino de anteayer. En la Academia de Bellas Artes puede verse el cuadro de Goya titulado "Escenas inquisitoriales", en el cual el escribano que aparece tomando declaración lleva las vestiduras propias de principios del siglo XIX. La simpatía de Goya por Napoleón puede conectarse en que éste, en su breve paso por España, abolió la Inquisición, que restableció Fernando VII para acabar siendo definitivamente anulada en 1854.

Voltaire, en sus "Viajes de Scarmentado", hace pasar a su héroe por España, donde le han dicho que hay libertad de expresión. Un jerifalte eclesiástico le confirma la noticia, "siempre que no escriba sobre la religión, sobre la realeza o sobre alguien que tenga alguna cosa". Sorprendido el visitante, viaja a Sevilla donde le toca asistir al terrorífico Auto de Fe de 1560, del que da detalles, acabando por escribir "...y después de unas devotísimas oraciones, los quemaron vivos a fuego lento, con lo que la familia Real quedó muy edificada".

Menéndez Pelayo cuenta en su "Historia de los heterodoxos españoles" la muerte en la hoguera del doctor Cazalla, predicador de Carlos V hasta que cayó en desgracia por sospechar que la fe bastaba para salvarse. Un testigo declara "yo me hallé tan cerca de él que pude notar todos sus meneos y tengo para mí que su ánima fue camino de la salvación (...) pero otro consiguió desprenderse y comenzó a saltar medio chamuscado por encima de los maderos, siguiéndole numerosos frailes que, crucifico en mano, le pedían que se arrepintiese". Ocurrió en Valladolid en 1559 en el Campo Grande, donde hoy se encuentra la estación de ferrocarril que lleva ese nombre.

Pero Europa también encendía hogueras. En un auto de fe en Estocolmo, el legado del Papa, que administraba esta justicia, abraza al esposo de una mujer convicta y confesa de sortilegio y maleficio y le dice que puede estar contento pues la Iglesia ha vuelto a recibir en su seno a su esposa, pero que tiene que pagar una gran cantidad de dinero. ¿Por qué?, pregunta él. Responde el legado papal: "Porque el escribano ha gastado mucho papel y mucha tinta en el proceso; y porque se precisan dos haces de leña de primera calidad para quemarla" . Lo del seno se refería al alma, no al cuerpo. En nuestra literatura picaresca, hay anécdotas que reflejan el pánico de la población impuesto durante siglos por la Inquisición. Don Pablos, en "El buscón" cuenta como buscando de comer un día, ve a una mujer que está dando de comer a una gallina y sus pollos, usando para llamarlos la conocida expresión "Pío, pío", a la vista de lo cual se hace cruces muy deprisa y le dice a la mujer que tiene que dar cuenta a la Inquisición por haber puesto a los pollos el nombre del Santo Padre –Pío V, a la sazón-. Aterrada la mujer le pide que no la denuncie, a lo cual el pícaro accede pero diciendo que debe llevarse los pollos porque están malditos. La mujer, agradecida, le entrega los pollos y la gallina.

En El Lazarillo, se cuenta como un Inquisidor de Ciudad Real cita a un agricultor de la zona invitándole a visitarle una semana más tarde, tiempo que el agricultor pasa temiéndose lo peor. El inquisidor le dice que envíe algunas manzanas de su huerto, que sabe que son muy buenas. El campesino arranca el árbol y se lo lleva entero al funcionario del Santo Oficio.

Especial interés tuvo siempre la Santa Inquisición por los bienes de sus penitenciados y siempre, para la mejor defensa del tesoro de la fe, confiscaba como primer paso los bienes de los sospechosos, llegando a acumular tal cantidad que se creó un cuerpo especial para la administración de los expolios. Eran los "familiares del Santo Oficio". Santa Teresa de Jesús se libró por los pelos, pero no así el arzobispo Carranza, primado de Toledo que con permiso del Papa, pasó nueve años en cárcel por haber divulgado un catecismo en el que se afirmaba que las buenas obras "eran camino de salvación porque reflejaban el vigor de la Fe". Especial saña padecieron los judíos conversos, uno de los cuales fue nada menos que abuelo de Santa Teresa. Se les perseguía por judaizar, por practicar la religión mosaica, después de haber abjurado de la misma. Y eran indicios suficientes para caer bajo sospecha cambiarse de camisa los sábados o echar por la chimenea más humo del normal en tal señalado día.

Implicados de modo directo en esta ejecutoria criminal se encuentran como mínimo los siguientes Papas: Inocencio III, que contó desgraciadamente para esos fines opresores con la colaboración de Santo Domingo de Guzmán, Gregorio IX, que reglamentó minuciosamente en el Concilio de Tolosa en 1229 la nueva organización, y ya en tiempos de los Reyes Católicos, Sixto IV, que en una bula tristemente célebre ordena ahogar la herejía "por el fuego". Tenían alguna excusa semejantes prácticas judiciales. Teólogos hispanos decían que cuanto más dura fuera la represión, mayor ganancia para las almas de los reos, asegurándose de este modo la salvación. Decían además "que ya que habían hecho mucho mal viviendo, que hicieran algún bien muriendo y que además, muriendo antes, se evitaba que se hicieran peores. No se dudaba en desenterrar cadáveres para condenarlos y volverlos a enterrar, práctica que se aplicó a la madre de Luis Vives y es que habiendo muerto sin ser condenada previamente, no había medio legal para apropiarse de sus bienes...

Lo que se hace en el fondo es vestir el instinto del crimen y ciertamente, la creencia ciega en las llamas del infierno, era un atenuante para toda aquella negra obra. Juan Valera, el famosísimo autor de "Pepita Jiménez" , novela que asume la tesis de que la vocación religiosa desaparece ante tentaciones suficientes, dice en uno de sus ensayos: "Y en verdad, era una delicia vivir en aquella época con el sambenito, la hoguera, y mas allá de esta vida, con las llamas inextinguibles del infierno.

Hemos citado a los Papas –no a todos- que colaboraron activamente con esta infamia, vigentes durante siglos y para toda la cristiandad, el único Papa que ha puesto fin a esta negra etapa de la historia de la Iglesia como institución humana, ha sido Juan Pablo II.

Laus Deo.
 
...y los "inquisidores" siguen vivos....ahora no usan el fuego ni el asesinato, pero porque no pueden...al menos de momento.... :(
 

9 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.
(Ap. 6.)

6 Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen. 7 También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos. (Ap. 16.)

6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.
(Ap. 17.)

24 Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra. (Ap. 18.)

1 Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; 2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. (Ap. 18.)