Cada vez que una mujer aborta voluntariamente a un hijo, lo está ofreciendo a Moloc.... es triste, los millones de bebes ofrecidos a Moloc... y así también, millones de mujeres mueren cada día.
¡Qué lástima me dan
los que consideran dioses
a objetos que hicieron ellos mismos!
¡Qué lástima me dan
los que tienen por dioses
a objetos de plata y oro,
a figuras de animales
y a piedras talladas
que no tienen nada de valor!
Pongamos como ejemplo al carpintero:
Corta un árbol, le quita la corteza,
trabaja con cuidado la madera
y fabrica una mesa
que presta buen servicio.
Si le sobra madera,
la usa como leña para cocinar.
Y si le sobra un palo torcido
que está tan lleno de nudos
que no sirve para nada,
en sus ratos libres se dedica a darle forma,
hasta que hace la figura de un hombre
o de un animal asqueroso.
Después rellena los huequitos
con masilla y pinta esa figura de rojo.
Luego prepara un lugar en la pared
y allí coloca la figura.
El carpintero sabe muy bien
que necesita tener mucho cuidado
para que ese ídolo no se caiga,
pues no puede sostenerse solo
y necesita la ayuda de alguien.
Sin embargo, ese mismo carpintero
no siente la menor vergüenza
de hablarle al ídolo,
y de pedirle por su esposa,
por sus hijos y por su casa.
Es tan tonto que cuando está enfermo,
le pide ayuda a una figura sin vida.
Le pide a un palo muerto
que le conserve la vida.
Le pide protección
a quien tiene que ser protegido,
y espera que un pedazo de madera,
que necesita ser transportado,
sea quien lo acompañe en un viaje.
¡A un ídolo de madera,
que no puede usar las manos,
le pide ayuda en sus negocios y trabajos!