Nadie en su sano juicio, se atrevería a justificar el asesinato de niños. Cuando quien lo hace es el Estado, llamándolo daño colateral, surgen voces que justifican el sacrificio de niños, mujeres, ancianos y civiles para “un bien mayor”: eliminar terroristas o adversarios políticos, ampliar fronteras, o proteger a una etnia privilegiada. La matanza de palestinos civiles pobres en Gaza ha vuelto a poner de manifiesto (como lo ocurrido con la matanza de civiles tras la invasión de Iraq) el fracaso de la diplomacia internacional, de los lideres religiosos mundiales, el Consejo General de la ONU, Tribunal Penal Internacional de Derechos Humanos, las universidades que forman a nuestros futuros dirigentes y todas la instituciones que avalan lo que se autodenomina como “Comunidad Internacional”, que a la vista del resultado de su mediación, su definición mas exacta seria “Inepta y Lucrada Jauría Internacional”. Esta claro que la razón principal para que se produzca esta masacre de civiles pobres, es esa: que son pobres, obreros… cuya máxima aspiración es tener un trabajo, que les de para comer, un techo y vivir en paz. Pero no contentos con esto, vienen políticos y religiosos de turno para enfrentar a israelíes pobres contra palestinos pobres, judíos pobres contra musulmanes pobres. El sofisticado armamento del ejército de Israel manejado por los pobres soldados a las órdenes de los ricos dirigentes, destroza los barrios y las familias humildes de Palestina, utilizadas como escudos humanos por las elites de Hamas lejos de las bombas en Damasco, financiada con el petróleo de los emiratos árabes que venden a Europa y EE.UU. Elites de Hamas que fácilmente reclutan a futuros suicidas y milicianos pobres entre los padres y hermanos embargados por la rabia al ver a sus hijos despedazados y hogares destruidos por los misiles “selectivos” de Israel. No caen los cohetes “kasan” sobre los barrios ricos residenciales de Jerusalén o las grandes mansiones del lobby judío en América o Europa que financian el estado de Israel. No caen los misiles inteligentes sobre los hijos de los jeques saudíes que financian a los dirigentes palestinos. La estrategia del negocio es perfecta: ante la amenaza de Israel, es imprescindible rearmar todos los países de oriente medio, para la expansión de uno de los negocios mas lucrativos del mundo: la industria de armamento: ¿Si su dueño es judío, católico o musulmán, no importa, a fin de cuentas, el verdadero Dios y patria de los ricos es el dinero?
Ni el vivo recuerdo del exterminio judío, ni el “no mataras” de las tablas de la ley del Dios de Moisés, ha servido de nada para poner en marcha el exterminio de la pobre e indefensa población infantil Palestina. Como en su día en la reunión de las Azores, el fervor religioso del protestante Bush, del anglicano Blair y del católico Aznar no impidió la masacre de niños, mujeres, ancianos y civiles pobres de Iraq. Por muchos asesinatos y genocidios que cometan, no hay excomunión para los ricos. El clero de todas las religiones los protegen y les entregan los hijos de los pobres para que los lleven al matadero y los traten como a conejos de laboratorio. Por amor a nuestros hijos, como pobres, como obreros, no traigamos más hijos para las guerras que organizan los ricos y salgamos de las religiones de los ricos, que permite la masacre y explotación de los pobres. Los pobres debemos buscar a Dios en nosotros mismos, sea su nombre Ala, Yahvé o Jehová, viviendo su amor, bondad, justicia y humildad en cada casa obrera, que es su autentica iglesia, sinagoga o mezquita, porque todos somos hijos de Dios, no le avergoncemos comportándonos como cómplices de salvajes asesinos. ¿Quien llevara ante la justicia a los asesinos de los niños en Gaza? no nos engañemos: los pobres no tenemos patria.
Un obrero de iglesia pobre
Ni el vivo recuerdo del exterminio judío, ni el “no mataras” de las tablas de la ley del Dios de Moisés, ha servido de nada para poner en marcha el exterminio de la pobre e indefensa población infantil Palestina. Como en su día en la reunión de las Azores, el fervor religioso del protestante Bush, del anglicano Blair y del católico Aznar no impidió la masacre de niños, mujeres, ancianos y civiles pobres de Iraq. Por muchos asesinatos y genocidios que cometan, no hay excomunión para los ricos. El clero de todas las religiones los protegen y les entregan los hijos de los pobres para que los lleven al matadero y los traten como a conejos de laboratorio. Por amor a nuestros hijos, como pobres, como obreros, no traigamos más hijos para las guerras que organizan los ricos y salgamos de las religiones de los ricos, que permite la masacre y explotación de los pobres. Los pobres debemos buscar a Dios en nosotros mismos, sea su nombre Ala, Yahvé o Jehová, viviendo su amor, bondad, justicia y humildad en cada casa obrera, que es su autentica iglesia, sinagoga o mezquita, porque todos somos hijos de Dios, no le avergoncemos comportándonos como cómplices de salvajes asesinos. ¿Quien llevara ante la justicia a los asesinos de los niños en Gaza? no nos engañemos: los pobres no tenemos patria.
Un obrero de iglesia pobre